Partida Rol por web

Ernesto levanta la cabeza y se aguanta la tos.

- ¿Mercenarios? Ellos se hacen llamar soldados. ¿Qué has visto arriba? Si me convences de lo que dices, tendríamos que decírselo también al doctor, no quiero sorpresas, y también tendríamos que encargarnos de ese tío duro de allí - señala a Hernán con la mirada -. Pero más vale que estés bien seguro y me des una buena razón.

El chico observa a Hernán, preocupado.

- No me pasa nada... No me hagas daño, por favor

Uno de los militares mira a Hernán y grita con voz firme:

- ¡Vuelve a donde estabas antes de que me enfade!

En ese mismo momento Jonn regresa del piso de arriba.

Ves bajar a uno de los tipos que estaba sentado a tu lado antes (Jonn) del piso de arriba y sin pensarselo dos veces se pone a hablar con uno de sus compañeros (Ernesto).

Parece preocupado...

A Ernesto Las ropas son de corte militar, pero solo una parte la otra parte no es ropa militar, ademas sus movimientos y forma de actuar no corresponden a las tacticas militares, tienen disciplina pero ahora no parece que haya una cadena de mando y nunca se dejan 3 soldados rasos solos no son gente en quien se pueda fiar a parte si fueran militares nos transportarias a todos juntos y no por lotes dejando una base sin apenas proteccion, esto no es un punto seguro yo creo que es menos seguro que la iglesian en la que estabamos durante el ataque zombi, por el chico alterado no te preocupes no tiene pinta de que vaya armado aunque si k seria buena idea vigilarle, en la parte de arriba estan todas las ventanas tapiadas y todas las salas vacias menos una que esta cerrada y tengo curiosidad de ver que hay y ellos dudo que me den permiso asi que prestame un poco de ayuda aunque solo sea para que sobrevivamos nosotros.

- Mmmmm... - Ernesto se fija distraídamente en los guardias. Guarda aún la pistola con pocas balas que recogió de la iglesia entre sus andrajos, y su sempiterna tubería cubierta con sangre -. De acuerdo. Tienes mi atención, chaval. Coge el paquete de cigarrillos y ofréceles, a ver qué dicen. Si se distraen, tendremos a uno controlado y yo me encargo del otro. El tercero debería ser fácil. Sin tiros.

El vagabundo se levanta con cuidado y le pasa la cajetilla de tabaco. Su mano se niega a abrirse por un momento, inseguro de cuándo encontrará más cigarrillos. Aún quedan para un par de días, si se raciona, pero debe centrarse. Los alienígenas ya están aliándose con humanos corruptos. Si eso es cierto, es repugnante. Les volaría la cabeza si no tuvieran que hacer esto en silencio.

No fumo, asi no te preocupes por tu tabaco, yo distraigo a dos cuando esten distraidos deja inconsciente al tercero en cuanto se guiren yo les noqueo de un colpe a ellos tambien, te parece?

Mientras uno de los militares se encara contra Hernán y otro conversa con Philip, aunque la conversación parece haberse quedado un poco estancada, el tercero, que antes conversaba con la atractiva joven, se encuentra ahora frente a la señora cuarentona.

El militar parece enfadado y para vuestra sorpresa, grita:

- ¡Que me des las putas llaves! - y acto seguido propina una bofetada a la indefensa mujer que cae al suelo entre sollozos. El militar comienza a rebuscar frenéticamente entre los bolsillos de la señora.

¿Que vais a hacer?

Refiriendome a Ernesto, Nuestra oportunidad se acaba de presentar. Saco la pistola rapidamente voy donde esta el que ha pegado ha la mujer y le golpeo en la nuca con la pistola para dejarle inconciente, despues apunto a por el que no vaya Ernesto y corro para inmovilizarle. Una vez inmovilizados les pongo las esposas. Y ya se vera que se hace

Lorenzo entra en el baño para refrescarse la cara, durante unos segundos se deja la cara empapada a la vez que se mira en un espejo medio agrietado. Coge un trozo de papel y se la seca- uf… que bien me iría que me diera un poco el aire…-piensa para si mismo a la vez que recupera poco a poco la compostura.

Sale del lavabo y al mirar hacia la gran sala observa como uno de los chicos comienza a golpear a uno de los militares- ¿pero qué hace?- piensa indignado a la vez que se resguarda nuevamente en el baño. Desde el marco observa lo que ocurre.

Ernesto se levanta y saca la pistola para apuntar a uno de los guardias. No es un novato. Ha quitado el seguro y está cargada. Si el hombre no quiere ver las señales, peor para él, porque en sus ojos lleva escrito que le matará a él y a cualquiera que se interponga en su misión.

Lentamente, sin detenerse, se va acercando al hombre al que apunta, sin mirar a otro sitio.

- Facilitaría las cosas que te desarmaras y te esposaras tú mismo.

Con gran agilidad, Jonn golpea, en la nuca, con su pistola al guardia que acababa de abofetear a la mujer. Cuando se desplomó, las llaves que tanto ansiaba quedaron tiradas en el suelo.

Fue todo muy rápido, en un instante Jonn acababa de tumbar a un guardia y ahora apuntaba a otro con su pistola, el cual también lo apuntaba a el. Mientras que Ernesto se encargaba de apuntar al tercer militar, que parecía totalmente desconcertado.

A Hernán lo pilló todo por sorpresa, el curso de la acción lo dejó algo desconcertado, aunque su objetivo era claro desde el principio, y ahora que había un militar en el suelo, iba a conseguirlo. Se agachó rápidamente y intentó coger el arma del militar que había caído.

 
A Philip no le gustaba nada perderse en las situaciones. De repente los gritos pasaron a ser golpes y los golpes pasaron a ser amenazas con arma de fuego.

¿¡¡Pero qué está pasando!!? Gritó Se supone que estamos todos del mismo bando, maldita sea, ¿Queréis dejar de pegaros, gritaros y todo lo demás!? ¿A qué ha venido esto?

Yo piso todo lo fuerte que pueda el arma del militar que he dejado incosciente y le digo a Hernán Yo que tu no lo intentaba chico, el arma es una cosa peligrosa cuando esta situacion termine si necesitas una yo mismo te la dare hasta entonces encargate de atar al que esta incosciente para cuando se despierte no haga nada estupido, sino....... dejo la amenaza en el aire para hacerle ver la situacion. Y dirigiendome al mercenario: Yo que tu veria como esta la situación, se que no sois militarres, tampoco se quienes sois eso ya me encargare de que me lo digais, pero por ahora te recomiendo que tires las armas te pongas de rodillas con las manos entrelazadas detras de la nuca, no me gusta que em tomen por estupido y menos no saber a donde me llevan asi que obedece.

Los ojos de Ernesto hablan por él. No necesita más palabras que un escupitajo de sangre al suelo, rabioso, seco. El arma está lista para ser disparada y su mano no tiembla. Él tiene una misión, le dice al hombre con la mirada, una misión de la que ese mocoso no va a separar. O que Dios reconozca ahora mismo a los suyos.

Patrick seguia toqueteando su guitarra buscando una afinacion perfecta. Al ver todo el jaleo que se estaba montando a su alrededor, dejo la guitarra apoyada y se levanto. Vaya, esto es mas heavy que una lluvia de hachas. Penso mientras observaba con cautela la situacion. Parece ser que el no era el unico que se habia dado cuenta de que aquellas personas no eran militares, asi que decidio esperar para ver como actuaban los recien llegados.