Partida Rol por web

|EVALUACIÓN DE JUGADAS|

Walgior consiguió convertir su espada en fuego, como pasó la última vez. Su espada escupía llamas de fuego, pero a él no le quemaban... El mango de ésta estaba intacto, incluso estaba frío como el hielo.
Sin embargo, su ataque no dio resultado. Parecía que la mente de Walgior estaba demasiado llena de pensamientos, sobretodo de lo referente a Farilynn. Si no se concentraba un poco más tendría serios problemas...
Las llamas de su espada llamó la atención de Hilary, que volaba sobre su dragón rojo. Lanzó un hechizo contra Walgior, que le despidió unos metros hacia atrás, provocando que cayera de espaldas al suelo.

El dragón de Sirius, Rakkir, consiguió lanzar unas buenas llamaradas, impactando contra algunos de sus enemigos. Varios siervos de Markwolf cayeron al suelo, chillando de dolor, siendo quemados lentamente...
Sin embargo, Hëndel no consiguió realizar bien su hechizo, por lo que no pudo coger el arco y las flechas. En esos momentos, sólo tenía la espada que les habían quitado a los encapuchados, pero ella era más ágil con el arco, además de que les daba bastante ventaja al estar volando sobre Rakkir.

Naida, que se había propuesto intentar derribar al trol para distraerle mientras Fistandantilus probaba un hechizo, convoca uno que le hace de nuevo flaquear, pero esta vez le hizo arrodillarse, debido a que el efecto del hechizo fue mayor que el anterior.
El trol, arrodillado en el suelo, se vuelve a levantar, y es cuando Fistandantilus intenta averiguar quién se escondía detrás de esa criatura, pero lo único que consigue averiguar es que, en su alma, hay mucho más poder del que nadie podría imaginar.

[ En el cielo ]

- ¡Walgior! Vamos Hëndel, ayudemos a tu amigo que la está pasando canutas con ese dragón. Vamos Rakkir, vuela rápido, vuela bajo, ataca con fuerza. -

Es ahora el momento de luchar contra los enemigos que tanto daño nos han producido. Es el momento de luchar y vencer... ¡Fuerza y honor!

Me lanzo con mi dragón sobre la persona que acaba de atacar a Walgior y lanzando una llamarada sobre ella...

- ¡Ayúdame Hëndel! -

| Batalla |

Fallar aquel ataque me fastidió bastante, pero al ver mi espada convertida en fuego me subió la autoestima. Me levanté dispuesto a contraatacar a aquella arpía pero Sirius y Hëndel la atacaron, protegiendome. No podia desperdiciar la fuerza de mi espada, así que dejé a mis dos compañeros luchando contra aquel dragon y la chica y yo miré ami alrededor.
Una columna de fuego desaparecía y pude ver a un chico y una chica con las espaldas pegadas dispuestos a acabar con aquel que se acercase (Jairon y Victoria). Corrí hacia ellos dando mandobles mientras corria a distintos enemigos pero sin pararme, todo gracias ami espada de fuego con la que me resultaba mas sencillo luchar. Cuando estube al lado de ambos dí un salto e intenté cortarles las cabezas directamente, sin piedad...

INTERNADO.

Me sentia, un poco incomodo, por que esta mujer me guiaba como si fuera un niño, pero que podia hacer ante semejante situacion. Al escuchar a Casandra, desidi averiguar...

-Señora, quien es??? Nunca la habia visto por aqui???- y trate de hacerle detener para que se consentrara en lo que me hiba a responder, y asi hacerle perder tiempo...

(Vestíbulo)

Aquel ser era enormemente poderoso.  No podía luchar con él en igualdad de condiciones, al menos por ahora.  Dirijí un escueto mensaje a Naida:

"¡¡¡Corre!!!"

Yo puse en práctica mi consejo, y alerté a Peter acerca del enorme poder que encerraba el trol que no era tal.

| Batalla |

El fuego por fin se disipó y me preparé para lo que pudiera venir, aunque debia de reconocer que no me esperaba aquello que se abalanzaba sobre mi y Victoria. Era Walgior con una espada de fuego...
-¡Walgior!.-grité, poniendome delante de Victoria y alzando mi espada para bloquear su ataque. Parecia que aunque pudiese interponer mi espada por delante la espada de fuego causaria problemas...
" Maldito Walgior, ¿que hechizo es ese para conseguir una espada de fuego? " pensé irritado.

|En la batalla|

Vi cómo Walgior se acercaba hasta nosotros, aunque me tranquilizó bastante saber que él nunca sabría nuestros aspectos reales, debido a la poción que Cassandra nos había proporcionado al comienzo de la batalla.

Decidí que aquella pequeña lucha tenía que ser sólo para Jairon y Walgior, pero el elfo jugaba con ventaja debido a aquella extraña espada de fuego.
- ¿Te lo dejo para tí?- le pregunté a mi compañero, luchando contra los soldados elfos que ya se acercaban a nosotros, intentando cubrir la espalda de Jairon para que pudiera luchar contra aquel elfo extraño.
Intenté convocar un hechizo que proporcionara a Jairon un buen escudo mientras yo intentaba detener a los soldados...

|Volando en Rakkir|

Atacamos con una llamarada de Rakkir al que intentaba herir a Walgior y, antes de comprobar si funcionaba o no, vimos que se marchaba a luchar contra otro chico que iba acompañado de una mujer, aprovechando la distracción de Hilary.

Intenté convocar un hechizo que la hiciera caer de su dragón, para bajar al suelo y luchar cuerpo a cuerpo, ya que no llevaba su arco y no podría atacarla en la distancia...

|JUGADA MASTER|

La llamarada del dragón de Sirius, Rakkir, consiguió alcanzar a Hilary. Su larga cabellera rojiza se convirtió en un matojo de pelos marrones, debido al fuego del dragón.
Las quemaduras empezaron a hacer presencia en el rostro de la hermana de Markwolf, produciéndole unas heridas en carne viva, procurándole un rostro de lo más escalofriante. En ese momento impactaba más por su rostro que por su magia secreta.
Ya no parecía ella... Ahora era un monstruo, y eso no le gustaba nada. Al tocarse el rostro se dio cuenta de que tenía la cara sin apenas piel, y se dio cuenta de que ya no cautivaría a los hombres igual que antes...
Ese momento en la batalla le había marcado un antes y un después, y eso fue lo que enfureció a Hilary.
Sin pensarlo dos veces, dio un grito al cielo, en un idioma que nadie de los presentes pudo descifrar.
Lo que estaba haciendo era convocar un rayo que le impactara o a Sirius o a su dragón...
A pesar de los intentos de Hëndel por derribarla, Hilary seguía en su sitio, deseando que el rayo le alcanzara...

Walgior quiso cortarles la cabeza tanto a Jairon como a Victoria, pero sólo consiguió hacerle un corte grave en el cuello a la muchacha, que la había pillado más desprevenida. A Jairon sólo le hizo un pequeño rasguño en la misma zona, aunque menos profundo que el de su compañera.
Victoria, a pesar de tener el corte que le limitaba mucho en sus hechizos, consiguió convocar un escudo bastante resistente para Jairon, mientras ella se encargaba de cubrirle las espaldas.
El escudo le vendría bien si ella muriera en el intento por defenderle, pero el corte en su cuello no la detendría.

Meirith, que seguía en su emepeño por arrastrar al joven a un lugar donde éste pudiera descansar, se detuvo cuando le preguntó quién era ella.
- Vaya, veo que no has debido de leer muchos libros... Soy Meirith, una de las dos componentes de "El Oráculo"- dijo la mujer, deteniéndose delante del joven Mefiroth, justo como él quería-. Somos dos hermanas, una muy diferente de la otra, pero tenemos los mismos poderes... Nuestros poderes son ilimitados- le explicó, con una sonrisa-. Y ahora, vayamos a buscarte un lugar donde nadie pueda encontrarte para que puedas descansar como es debido-.
La hechicera, siguió arrastrando al muchacho por el pasillo, cada vez más deprisa.

Fistandantilus y Naida eran perseguidos por aquel trol, que parecía tener unos poderes que sobrepasaban los límites...
El trol, para sorpresa de los dos muchachos, lanzó un conjuro contra éstos que provocó que cayeran de bruces contra el suelo y, cuando se dieron la vuelta para observar al trol, se dieron cuenta de que lo tenían justo delante suya. Hasta se hicieron daño en el cuello para poder ver su cara. Parecía que la muerte les había encontrado en el largo camino del destino...
El trol alzó su mazo en el aire y, justo cuando iba a impactar con él contra los dos muchachos, apareció Peter montado sobre su dragón.
- ¡Apártate!- gritó, mientras sacaba su bastón de madera y convocaba un hechizo, intentando desenmascarar a la persona que había adoptado la apariencia de un trol.
Pero el trol no iba a ceder así como así ante cualquier hechizo, así que convocó otro que le permitiera defenderse ante los hechizos más potentes.
De repente, un duelo increíble dio comienzo entre aquel supuesto trol y el hechicero Peter. Los hechizos volaban de un lado hacia otro, provocando que al trol le flaquearan las piernas o incluso los brazos, pero Peter salía peor parado... Su cuerpo estaba ya cubierto por un montón de heridas, unas más graves que otras... Y él seguía empeñado, sobretodo, en desenmascarar a aquel supuesto trol.
Pero, de pronto, cuando nadie lo esperaba, el trol lanzó contra Peter un hechizo mortal... El hechicero cayó de espaldas al suelo, emitiendo un grito ahogado.
Peter, intentando hacer algo en su último aliento, aprovechó que el trol estaba disfrutando de aquel momento que estaba riéndose a carcajada limpia, lanzó un último hechizo, el último intento por descubrir de quién se trataba... Y, de repente, en el lugar donde antes estaba el trol apareció la figura perfecta de Cassandra.
Lo último que pudo hacer Peter al ver aquella hechicera, fue poner cara de sorpresa, y su respiración se cortó...

| Batalla |

Almenos mi ataque sirvió de algo. Pude herir a ambos enemigos y eso no hacia otra cosa que animarme, llenarme de euforia y continuar... Aunque habia algo que me dejó algo extrañado; Aquel chico (Jairon) dijo mi nombre, sorprendido al verme. ¿De qué me conocia? No me pararía a preguntarselo y tal vez no lo sepa nunca porque me dispuse a atacar de nuevo. Ya que estaba herido el defenderse le resultaría mas complicado, dí un fuerte zablazo sin piedad hacia delante, con todas mis fuerzas, intentando que así se cayera su espada o incluso que mi espada de fuego me diese alguna sorpresa.

| Batalla |

Maldito Walgior, maldita sea. Consiguió alcanzarme aunque levemente, pero Victoria no tuvo tanta suerte, por ayudarme poniendome un escudo se llevó la peor parte. No pude girarme y ayudarla por un nuevo ataque de Walgior. Si Victoria terminaba viva o muerta le estaría eternamente agradecido por su escudo, fué un buen momento para ello.
Alcé mi espada de nuevo, en horizontal intentando bloquear el ataque a la misma vez que me agachaba un poco y apollaba una rodilla en el suelo, necesitaba apollo y más fuerza...

[Vestíbulo]

Me incorporé presenciando el duelo entre el trol y Peter.  De pronto, el hechicero cayó al suelo, moribundo, y en un último esfuerzo desenmascaró la verdadera identidad de la criatura.

Tamaña fué mi sorpresa cuando apareció Cassandra donde antes había un gigantesco trol lanzando hechizos a diestro y siniestro.  La ira me embargó.  Con razón poseía una sobrenatural resistencia a la magia.

"¡TÚ!" - Le espeté.  "¡Maldita sea tu estirpe!" -Las ideas empezaban a fluir por mi mente. "¡¿Que hiciste con Dana?!"

Ni siquiera la dejé responder antes de lanzar mi ataque, esta vez empuñando mi bastón, dirijido a su cabeza.

|En la batalla|

Mi herida cada vez sangraba más, pero no pensaba rendirme. Vi que Walgior empezaba a ganarle la batalla a Jairon, y por nada del mundo iba a dejar que le venciera, así que me concentré en un hechizo que pudiera darle algo de tiempo a mi compañero, además de dejar tocado a Walgior.

Por si no funcionaba, pensé también en lanzarle un hechizo a Jairon para que aumentara su poder con respecto a la magia y así aprovecharla contra Walgior... Me daba igual que mi magia descendiera o perdiera fuerza física, Jairon lo necesitaba más que yo...

|Durante la batalla|

Me di cuenta de que Hilary lo que quería era lanzarle un rayo a Sirius... Salió de las nubes y, en cuanto lo vi, alcé la mano dispuesta a detener aquel rayo que iba en dirección a Sirius y, a su vez, hacia mi misma...

[ En la batalla ]

Sé que la enemiga sólo intenta destruirme... a mí... o a mi dragón... y eso puedo entenderlo... es muy normal...

¡Pero que quiera lastimar a mi amada Hëndel! ¡¡¡Eso no puedo permitirlo!!!

- Rakkir... coge aire... coge tanto aire como nunca lo has cogido... ayudame amigo... ayudame a proteger a Hëndel... -

Daría mi vida por ella... claro que lo haría...

- ¡¡¡RAKKIR!!! ¡¡¡DESTRUYELA!!! - Grito con todas mis fuerzas cuando un torrente de magma infernal sale de la boca de mi dragón hacia Hilary.

|Batalla|

Vi que en el lugar donde antes estaba el trol, apareció Cassandra, y consiguió asesinar a Peter...
Me arrodillé al lado del hechicero, intentando despertarlo, pero no se podía hacer nada para salvarlo... Al menos, había recuperado la confianza de un par de alumnos y con eso viviría en paz.
Me puse en pie, enfurecida por lo que acababa de ocurrir, y vi que Fistandantilus atacaba a Cassandra... Por si no surtía efecto, decidí hacer yo lo mismo.
Intenté convocar un hechizo que la dejara inconsciente, o al menos aturdida...

|JUGADA MASTER|

La batalla entre Jairon y Walgior se intensificaba. El ataque del elfo fue lo bastante preciso para que a Jairon se le cayera su espada de la mano, dejándole indefenso ante su enemigo...
Pero Victoria, que seguía sin darse por vencida a pesar de la herida que tenía en el cuello y que no dejaba de sangrar, le lanzó un hechizo a Walgior para debilitarle, pero éste sólo sintió un pequeño mareo que no le dio mayores problemas.
Sin embargo, su hechizo para ayudar a Jairon con su magia tuvo algo más de éxito, aunque tampoco demasiado. Su compañero notó cómo la magia de su compañera fluía por su cuerpo y su mente, otorgándole más puntos de poder.
Debido a su gran furia que sentía en ese momento, Victoria comenzó a lanzar de sus manos puñales de hielo, librándole de algunos enemigos que comenzaban a atacarla... Al darse cuenta de su nuevo poder, decidió usarlo contra Walgior, el cual recibió dos de sus puñales justo en el brazo con el que sujetaba la espada.
Victoria, al ver que algo de lo planeado había funcionado, se rió a carcajadas, disfrutando de lo que a ella le parecía que sería su último aliento.

Fistandantilus intentó atacar a Cassandra, pero no surtió efecto... Sin embargo, al chillar debido a la frustración de no poder efectuar bien un hechizo, soltó una bola de fuego por su boca. De nuevo, le había vuelto a pasar lo mismo que cuando estaban en la torre, pero esta vez lo podría utilizar a su favor...
Sin embargo, Naida ya había intentado también dejar inconsciente a Cassandra, pero sólo consiguió que se mareara, debido a que sus poderes eran inimaginables... Pero aquello jugaba a su favor.

En otro lugar de la batalla, Sirius y Hëndel eran objetivo de Hilary, que había convocado un rayo para que les impactara. Sin embargo, entre la defensa de ambos y los hechizos que cada uno convocó, consiguieron detener el rayo. Además, Sirius consiguió fluir su magia por su dragón, provocando que éste soltara una gran llamarada en dirección a Hilary, que no pudo hacer nada por evitar que le impactara...
Su ropaje comenzó a incendiarse, mientras su larga cabellera desaparecía de su cabeza, incluídas sus cejas y pestañas...
La hermana de Markwolf empezó a chillar de dolor, mientras Sirius y Hëndel veían cómo su enemiga se iba destruyendo poco a poco...
De repente, Hilary dejó de chillar y se desplomó sobre su dragón rojo, ya inconsciente... Poco después, su aliento se extinguió y su alma abandonó su cuerpo...
Pero, para desgracia de Sirius y Hëndel, los gritos de Hilary alertaron a su hermano Markwolf, que acudió a la batalla sin pensarlo dos veces.
Al comprobar que su hermana yacía muerta sobre su dragón, un grito frío y calculador se escuchó en todo el lugar, alertando a todos de la presencia de Markwolf en la batalla.
Los seguidores de éste lanzaron un chillido, mostrándose contentos de que su líder acudiera a apoyarles, aunque todos vivían ajenos a la muerte de su hermana, la verdadera razón por la que acudió.
Sin pensarlo dos veces, lanzó un hechizo a Hëndel y al dragón de Sirius (Rakkir), provocando que ambos se desplomaran... No se sabía si inconscientes o muertos...
El dragón de Sirius empezó a caer en picado, hasta empotrarse contra el suelo, donde esperaba Markwolf, apretando los dientes fuertemente, enfurecido.
- Te vas a arrepentir... Si no te mato a ti, mataré a todos los que estén a tu alrededor para que sufras el resto de tu vida, lamentándote por el error que cometiste al matar a mi hermana...- sentenció Markwolf, haciendo aparecer en su mano derecha una espada enorme, con la que podría atravesar el vientre de un elefante adulto, y en su mano izquierda un bastón negro, con una bola de cristal roja en el extremo de éste.
Atacó con su espada pero eso sólo era una maniobra de distracción porque, cuando Sirius intentó detenerle, le golpeó en el estómago con su bastón negro.
Mientras tanto, ni Rakkir ni Hëndel conseguían moverse... Los dos yacían en el suelo, ajenos a lo que estaba sucediendo.
Sin embargo, para suerte de Sirius, Farilynn apareció en mitad de aquella lucha.
- ¡Métete con alguien de tu tamaño!- le espetó, levantando con rapidez su arco, lanzándole una flecha que le atravesara el estómago, pero Markwolf la esquivó sin problemas.
Con un golpe de su bastón, consiguió que a ésta se le cayera el arco, pero desembainó su espada, blandiéndola en el aire para atacarle.
Fue entonces cuando empezó una verdadera lucha, la más significativa para los dos bandos.
Farilynn se movía, jugando con los pies, intentando sorprender a Markwolf, pero él era mucho más rápido... A cada ataque que la elfa ejecutaba, él saltaba en el aire, jugando con la ley de la gravedad.
La elfa desconocía ese poder en su enemigo, pero no se iba a dejar impresionar. Levantó la mano y convocó un hechizo, consiguiendo que un rayo fuera en dirección hacia Markwolf, pero éste lo volvió a esquivar sin problemas.
Apretando los dientes por no conseguir ni siquiera provocarle una pequeña herida, convocó otro hechizo que levantara una roca y la lanzara contra Markwolf, pero solo consiguió pisarle la túnica negra que portaba.
Debido al gran peso de la roca, decidió desprenderse de su túnica para ganar más velocidad en sus movimientos.
Volvió a atacar con su espada a la elfa, pero ésta le plantó cara debidamente, aunque la fuera de Markwolf superaba con creces la de Farilynn, que debido al esfuerzo por mantenerle firme, comenzaban a temblarle los brazos.
Para poder librarse de él, le dio una patada en el estómago, y consiguió que se separara de ella, para poder descansar los brazos. Se subió sobre el dragón rojo de su hermana, ahora fallecida, y saltó sobre Markwolf con la espada por delante, clavándosela justo en el hombro. El enfado de aquel ser malvado fue tal que no dudó en pasar su espada por el estómago de Farilynn, haciéndole un corte que le atravesaba todo el vientre.
Dolorida, Farilynn se arrodilló en el suelo, poniéndose el brazo cubriendo toda la herida. Sangraba demasiado y mucho más que Markwolf, que sólo jadeaba un poco debido al dolor en su hombro, pero seguía queriendo rematar la faena que había empezado.
Con su espada, y sin pensárselo dos veces, atravesó el estómago de Farilynn, provocando que ésta soltara un aullido de dolor. Markwolf siguió pentetrando su espada en su cuerpo, mientras le miraba fijamente a los ojos con una sonrisa malvada, como si hubiera conseguido su propósito.
Aún así, Farilynn tuvo la suficiente fuerza para atravesar el pecho de Markwolf con su espada, y los dos cayeron al suelo de espaldas.

Cassandra, consciente de que estaban teniendo demasiadas bajas, alertó a todos los encapuchados para que ayudaran a llevarse el cuerpo de Hilary y de Markwolf, que no podía levantarse.
En menos de cinco segundos, todos los siervos de Markwolf desaparecieron del lugar, incluídos los alumnos (Mefiroth, Jairon, Victoria y Neith).
La batalla había terminado, pero no la guerra...

(Vestíbulo)

De repente todos los enemigos desaparecieron.  Cassandra, maldita ramera, se me escapó sin que pudiera hacer nada para evitarlo y sin responderme.

Hice un rápido reconocimiento y vi a Hendel desplomada junto a Rakkir.  También estaba...

"¡Reina Farilynn! -Corrí a su lado- Por todos los dioses, ¡no!  ¡Walgior! ¡Ven inmediatamente!  ¡Y que alguien busque a la enfermera!"

Me agaché y cogí su cabeza, levantándosela.  Examiné sus heridas, graves, horrorosas.

Intentaré cortar la hemorragia, no te muevas, no hables y no hagas ningun esfuerzo.  Te recuperarás.  Confia en nosotros.

Ni siquiera sabía si me escuchaba.  Yo me puse manos a la obra, pensando en todos aquellos libros de sanación que leía en horas libres, procurando no equivocarme, e inicié la imposición de manos.

|NOTA MASTER|

Los siervos de Markwolf habéis vuelto a vuestro escondite del comienzo de la aventura: a la casa lúgubre. Los heridos más graves son: Markwolf y Victoria, que estarán en sus correspondientes habitaciones siendo atendidos por unos médicos.
El cuerpo de Hilary, sin vida, también está en la que era su habitación, a la espera de que se celebre el funeral.

Mientras tanto, el internado ha vuelto a ser tomado por sus antiguos dueños, pero los heridos más graves siguen tendidos en el suelo: Farilynn, Hëndel y Rakkir, el dragón de Sirius.
Walgior está herido pero no es de gravedad, se sabe que sobrevivirá.

|En el terreno de la batalla|

Los encapuchados se fueron, llevándose a Cassandra y a todos los seguidores de Markwolf. No me había enterado de lo que había pasado, pero vi que había mucha gente en el suelo, herida de gravedad.
Una de ellas era Farilynn, pero también estaba Hëndel. Como Fistandantilus fue corriendo hacia la reina, yo no dudé en ir corriendo hacia Hëndel.
- ¡¡Llamar a la enfermera y a las sirenas sanadoras, por favor!!- chillé, mientras rezaba para que Hëndel no sufriera. Intenté convocar un hechizo de sanación que le permitiera resistir hasta que alguien viniera a ayudarla...