Partida Rol por web

|Jardines|

Era en esos casos cuando me alegraba de llevar normalmente falda... Así le pondría mucho más fácil la faena a Jairon.
Sonreí, picaronamente, cuando noté su mano por mis piernas y la otra acariciando mi cuerpo debajo de la camisa... Me estaba empezando a gustar, además del morbo que daba estar en el jardín y que cualquiera pudiera pillarnos...
Dejé soltar un pequeño gemido al notar su cuerpo rozándose con el mio y sus manos acariciándome... Aquello era el paraíso. Decidí que yo no me iba a quedar corta, así que con una mano le desabroché los pantalones y después metí mi mano dentro de éstos, acariciando cualquier cosa que me encontrara... Aunque, casualmente, me había encontrado con algo con lo que poder jugar, así que empecé a acariciarlo.
Aquello iba a ser divertido...
Para acariciárselo más cómodamente, decidí sacarlo de su guarida y rozarlo de vez en cuando con mi parte íntima, ya que al no haber demasiada ropa de por medio, nos notábamos mutuamente a la perfección.
Eso era lo bueno de tener falda...

| La Torre |

Ya habíamos llegado a la torre, así que decidí que lo mejor para el conejo de Hëndel era que alguien lo llevara en brazos, por su seguridad y porque debería estar cansado, había sido un largo recorrido.
Cogí al conejo y le hice un gesto a Hëndel, levantando el pulgar, para que supiera que su mascota estaba perfectamente y a salvo.
- Bien, creo que lo primero será inspeccionar bien la zona y asegurarnos de que no hay nadie en el interior de la torre- dije, entregándole el conejo de Hëndel a Fistandantilus, preparándome para volar con mis alas de hada e inspeccionar la torre. Estaba claro que Rakkir podía hacerlo, pero era un animal demasiado grande y demasiado fácil de ver.
Empecé a mover las alas, dispuesta a subir lo más alto que me permitiera el oxígeno...

[Después de la tirada...]

Consigo volar por los alrededores de la torre y busco la apertura por la que Sirius y Hëndel dijeron que habían escapado, y al mirar en el interior no vi nada, solo oscuridad.
Aún en el aire, miro hacia abajo, donde estaban los demás.
- Aquí no hay nada, está totalmente despejado- les dije, sin alzar demasiado la voz.

INTERNADO-MIS APOSENTOS.

Me estaba divirtiendo a lo grande esto era espectacular... cuando esta me poso ensima de ella la agarre por las piernas y de un tiron la puse en una esquina de la cama, dejandome parado y ella acostada... rapidamente empese a dar con todo lo que tenia. El solo escuchar el sonido de sus gemidos llenos de plaser y pasion me hacia escalofrios.

Era la gloria... pero pronto me paso lago por la cabeza. Eran unas palabras que me habia dicho cuando empezo todo esto... algo de que le devolviera el favor. Lentamente empese a bajar dando besos e introduciendo mi mano en aquella parte, para calentar mas el horno, al llegar le doy besos llenos de pasion, con el proposito de causar satisfaccion. Es en este momento que escucho deveras los gritos, sentia las manos de ella como me acariciaba la cabeza, y la gran desesperacion causada por la exitacion que hacia que la misma se retorciera.

Era una situacion insolita, nunca vista por mis ojo... cuanta pasion... Si esto lo hacemos todas las noches creo que no me quejaria...

[ La Torre Oscura ]

Sí, amigo, sí. Yo también lo he sentido, creo que deberemos vigilar muy bien el cielo en este lugar...

- Compañera, tenemos compañía... en el aire, lejos de nuestra mirada. Sin embargo, nos observan. ¿Hëndel, me acompañas a ver que es lo que nos está vigilando en las alturas? -, le digo con una sonrisa a mi compañera.

Antes de que ella pueda responder, me acerco con mi dragón hasta mis compañeros que se encuentran junto a la torre mirándola con detenimiento.

- Fistandantilus, alguien o algo está sobrevolándonos a mucha altura. Rakkir lo ha sentido nada más acercarnos a la torre, voy a investigar con cuidado. -, le digo al hechicero mientras salgo volando en busca del mirón.

|Habitación de Mefiroth|

Por fin había captado la indirecta el muchachito... Llevaba un buen rato incitándole para que acabara en la parte que yo deseaba, y por fin lo había entendido...
Me estaba volviendo loca, sus caricias, sus besos... Mis gemidos lo demostraban.
Arqueé mi espalda cuando un escalofrío recorrió todo mi cuerpo y dibujé en mi rostro una sonrisa, una sonrisa de placer... Me relamí los labios...
Me incorporé en la cama, haciendo que Mefiroth se separara temporalmente de mi, y me puse de espaldas a él, a cuatro patas, tal y como se lo había prometido.
Con una de mis manos agarré su brazo y le estiré, acercando de nuevo su cuerpo al mio... Notaba su miembro rozando mi trasero...
Cogí su mano derecha y la puse en uno de mis pechos, incitándole a que me lo agarrara con fuerza, mientras que la otra mano la puse en mi parte íntima, para que continuara la "faena" que había dejado por terminar...
Y de repente, un fuerte chillido salió de mi boca... Mefiroth ya había cargado contra mi como mejor sabía y al pedirle que lo hiciera salvajemente, me hizo un poco de daño, pero eso me daba más morbo todavía...
Mis chillidos eran más salvajes que nunca y la fuerza con la que Mefiroth cargaba me encantaba...
Si por mi fuera, me tiraría todas las noches así, acostándome con él a todas horas... Me estaba volviendo una adicta al sexo, pero no el sexo de cualquiera, sino de mi Mefi... Él sí que sabía hacerme disfrutar...
Volví a pegar un chillido y me agarré con fuerza a la cómoda de la cama, sin dejar de gemir...

|EVALUACIÓN DE JUGADAS|

Sirius realiza un conjuro que parece surtir efecto, pero no exactamente el deseado... Nota que una presencia les sigue a más altura, pero parece que aquella presencia también les había detectado a ellos, y no cesaba de volar de un lado a otro para evitar que pudiera ser descubierta.
Sin duda, era alguien muy inteligente y que no quería ser visto...

|Vestíbulo|
|CONJUNTA ENTRE CASSANDRA Y MARK|

Cassandra: Caminaba por los pasillos, preocupada por mis propios asuntos personales... Que la gente se opusiera a mi nombramiento no era algo que me preocupaba, pero tenía que estar alerta y hacer las cosas como debían de hacerse...
Llegué al vestíbulo y me encontré con Mark, el antiguo director del internado.
- Hola, querido Mark, ¿cómo te va?- le pregunté, con una amplia sonrisa en mi rostro.

Mark: Por desgracia, vi cómo Cassandra se acercaba a mí y me lanzaba una de sus "perlitas", como yo las llamaba.
- Mira, no te andes con simpatías falsas, conmigo eso no te vale- le dije, frunciendo el ceño-. Sé cómo te has ganado el cargo y me pareces de lo más rastrero-.

Cassandra: Solté una carcajada, mientras le ponía una mano en el hombro.
- ¡Qué mal perder tienes, Mark! No pensaba que fueras tan competitivo- le dije, con un cierto aire de superioridad. Al fin y al cabo, le había quitado su cargo-. Tú no supiste hacer bien tu trabajo y ahora le toca a los demás probar suerte...-.

Mark: Le aparté la mano, con fuerza.
- Tú sí que no sabes hacer las cosas como dios manda... Para conseguir un puesto tienes que acostarte con los altos cargos, ¿verdad? - le pregunté, con cara de repugnancia-. Eres una furcia.

Cassandra: Le di un bofetón en la cara. No iba a permitir que nadie me insultara de aquella manera.
- Y tú eres un perdedor, que ni eres capaz de aguantar tu puesto de director ni ligarte a la reina Farilynn... Mira que dejarte ganar por un muchachito que podría ser tu hijo... Eres deprimente- le dije, soltando otra carcajada-. Aunque si sigues queriendo estar con ella... Yo podría ayudarte-.

Mark: Me quedé mirando embobado su cuerpo, pero sacudí la cabeza en cuanto escuché el nombre de Farilynn.
- ¿Ayudarme? ¿Cómo? -le pregunté, realmente interesado. Aunque fuera una furcia, si podía aprovecharme de la situación, lo haría. Además, luego podría servirme como prueba para demostrar que no vale para el cargo.

Cassandra: Le sonreí, dándole un suave beso en los labios.
- Ten paciencia querido... De momento, te espero dentro de quince minutos en mis aposentos para trazar un plan que te ayudará a recuperar a tu amada...- le dije, marchándome de allí a toda prisa.

[ En el aire sobre la torre ]

- Mierda... la cosa también nos ha visto... Hëndel, cógete fuerte... Rakkir... ¡a por él! -

Mi dragón, espoleado por mis palabras, comienza a seguir el rastro mágico que produce la otra criatura, sin saber que demonios nos podremos encontrar allí arriba. Menos mal que mi princesa me acompaña, ella será de gran ayuda si la cosa se pone fea o si nos supera en poder.

[Torre]

Tras recibir la información de Sirius, Hëndel y Naida, ojeo la torre para obtener cuantos más detalles mejor, y así saber qué hacer ahora.  Por lo pronto, hice un gesto a Sirius y Hëndel para que descendieran. 

Si alguien nos seguía lo más conveniente era permanecer entre el follaje, aclaré a Naida.

INTERNADO-MIS APOSENTOS.

Ante semejante situacion, quedaba sorprendido, era una diosa con mucha pero mucha experiencia... que ironia, es increible que alfin sienta lo que estoy sintiendo en estos momentos.

Mientras gozabamos y nos estremesiamos de plaser mirava semejante cuerpo de grandes caderas, buen trasero, una condision atletica excepcional y buen busto... que mas podria pedir... era una diosa...

Al pensar esto, senti como me llene de vigor y fortaleza. Empese a dar ya todo lo que tenia, queria escuchar los gemidos mas altos y llenos de exitasion que ella pudiera dar... Al empesar veia como esta retorsiendose empezaba a voltear su cuerpo para mi rarme a la cara, ella expresaba poniendo jestos en su cara de extremo plaser. Esto provoco que la volviera a cargar... Me sorprendio lo ligera que era, se me escapo una sonrisa. La empese a mover con mis brazos de arriba acia abajo, poco a poco aumentaba la velosidad y a su vez el plaser... sentia como mis fuerzas como las suyas se acababan y convertian en un extremo plaser... ya despues de un buen tiempo, la pose en la puerta y con fuerza hacia aque movimiento. Mientras ella gemia y gemia retorsiendose como un gatito.

|JUGADA MASTER|

Sirius y Hëndel, a lomos de Rakkir, se propusieron seguir a aquella presencia que les observaba desde lo más alto, pero aquella presencia también había detectado sus intenciones, así que se puso a volar por encima de las nubes, ocultándose entre éstas para no ser visto.
Pero, de repente, Rakkir hizo una buena maniobra de distracción y aquella presencia se quedó parada, intentando buscar alguna señal que le hiciera ver donde estaban los dos muchachos.
De repente, Rakkir apareció delante de aquella presencia, pero los que estaban en tierra (Fistandantilus, Naida y Walgior) no podían verles, pues las nubes les ocultaban.
No era ningún animal ni ninguna cosa, era una persona... Era Annette Fine, la alumna que iba a clase de Sirius y en la cual había ganado un pequeño duelo. Iba subida en un águila un poco más grande de lo normal.
Annette se sonrojó y, como supo que Sirius le pediría explicaciones de por qué le seguían, ella decidió adelantarse.
- Es que... Sé que parece muy extraño que esté yo aquí, ocultándome entre las nubes para que no me viéras... Pero es que...- dijo, mientras se detenía para mirar a la chica que Sirius llevaba detrás suya, subida en Rakkir. Al verla, agachó la mirada, tristemente-. Yo... Desde el duelo... Me... Me... Me he obsesionado contigo... Y... Y... Y creo que me gustas...- le dijo, por fin, después de tartamudear hasta el infinito.
Annette se sonrojó. Se sentía bastante avergonzada, porque tenía la sospecha de que Hëndel era su novia, pero tenía que decírselo para que no pensara mal de ella.
Sin embargo, la que sí estaba verdaderamente roja era Hëndel, pero no por vergüenza precisamente. Estaba llena de ira... Si no fuera porque estaban en el aire y corría el riesgo de caer a tierra, se lanzaría contra ella.
No le hacía ninguna gracia que una chica que se hacía pasar por una santa, persiguiera a todas horas a su novio, o al menos ella lo quería llamar así...
- Pues mira, bonita... Será mejor que te vayas haciendo a la idea de que Sirius está conmigo, así que yo, si fuera tú, dejaría de perseguirle por si las moscas- le dijo Hëndel, entrecerrando los ojos.
- Sí, tú misma lo has dicho... "Está conmigo"... Pero tú no sabes lo que puede pasar mañana, ¿o es que te has vuelto una experta en adivinación y ahora sabes mirar el futuro?- le preguntó Annette, aún con su cara de inocencia.
Hëndel no esperó ni un segundo más. Alzó la mano, apuntando con la palma de ésta hacia Annette y conjuró un hechizo que la hiciera caer de su águila, pero Annette ya había estado entrenando después del duelo con Sirius, y no dejó que el hechizo de Hëndel llegara a tocarla.
Hëndel volvió a probar suerte, esta vez con un hechizo que simplemente la desplazara unos metros, pero Annette había mejorado mucho, y ya no era la niña tonta que siempre perdía en los duelos.
- No sigas, Hëndel, o perderás todas tus energías... Soy más buena que tú y creo, Sirius, que os conviene tener a una persona como yo... ¿No pensarás que después de ese pequeño duelo que tuvimos sigo igual de débil? Aunque reconozco que me gustó que te preocuparas por mi...- dijo, con una tímida sonrisa.
Hëndel miró a Sirius, escrudiñándolo con la mirada. Empezaba a sospechar que hubiera pasado algo entre ellos y no quisieran decir...
- Bajemos, por favor- le dije a Sirius, sin nisiquiera mirarle.

Mientras tanto, en el internado...
La profesora Shen abrió la puerta de sus aposentos, cuando alguien había tocado un par de veces para pedir permiso y entrar.
Cuando abrió se dio cuenta de que se trataba de Cassandra, la nueva directora.
Shen dibujó una sonrisa en su rostro y la hizo pasar, mientras servía un poco de té, pero Cassandra no había ido allí para tomar un poco de té.
- Querida, no te molestes- le dijo Cassandra, agarrándole de la mano que tenía sujetada la jarra con el té-. No he venido para tener una charla de amigas... Quería pedirte un favor... Quiero que intentes acostarte y enamorar a Walgior, la pareja de Farilynn- le pidió, con una sonrisa.
- ¿Que haga qué? Eso es imposible... Walgior está enamorado hasta las trancas de Farilynn- le informó Shen, dejando la jarra en la mesa.
- ¿Estás segura? Por favor, Shen, parece mentira que me digas tú eso, precisamente tú... ¿Has visto ese cuerpazo que tienes? Con esa silueta puedes atraer a cualquiera, incluso a mi...- le susurró, acercándose a ella.
Cassandra la cogió por la cintura y con la otra mano le acariciaba el trasero. Se acercó a sus labios y le dio un beso largo, profundo y salvaje, como ella misma.
- Si me lo pides así, lo hago encantada...- dijo Shen, devolviéndole seguidamente el beso.
Cayeron en su cama y comenzó la diversión para ambas...

| Jardín |

Sus caricias me estaban volviendo loco. Metí mi mano por debajo de su falda, quitandole la ropa interior, me bajé un poco los pantalones, me acerqué a ella y entonces empezó lo bueno. Empecé despacio, pero la tranquilidad duró poco... No dejaba de besarla apesar de necesitar aire en varias ocasiones. Besaba sus labios, su cuello... Neith parecía insaciable y eso me gustaba. Además, yo ya estaba necesitandolo y la situación la estaba exprimiendo al máximo.

|Habitación de Mefiroth|

En pleno acto, y justo cuando casi estábamos acabando, llegando a la excitación final, me acordé de las palabras de Markwolf mientras me violaba...

"Haré esto cuantas veces quiera, y no podrás hacer nada para impedirlo... Sabes que te encanta que haga esto, y a mi me gusta más aún... Tengo que desahogarme de alguna manera, así que deja de moverte y disfruta..."

Empecé a chillar, al recordar aquellas palabras llenas de odio y de frialdad.
- ¡¡No, déjame por favor!! ¡¡Markwolf, aléjate de mi!!- chillé, apartando de mi a Mefiroth, llorando.

[ Cielo sobre la torre ]

No entendía nada de lo que pasaba aquí arriba. ¿Annette me estaba siguiendo desde el principio? ¿Ha sido ella la que nos ha golpeado? ¿Será ella la niña de la que habla la carta? Dios... cuantas preguntas y tan pocas respuestas.

Además, ahora Hëndel se ha enfadado por el comentario de Annette... eso me pasa por ser amable con la gente. Ains...

- Vale, chicas, basta de pelear, vamonos abajo. -, les digo a ambas para después girarme hacia mi princesa. - No pienses mal, no ha pasado nada con ella... -

|Jardines|

Al notar su miembro dentro de mí clavé las uñas en el tronco del árbol que proyectaba la sombra sobre nosotros.
Dejé soltar un suspiro, aunque cada vez se iban pareciendo más a gemidos...
Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo a cada beso que me daba en el cuello, y mis uñas cada vez se clavaban más en el tronco del árbol... Empezaba a hacerme daño, incluso notaba cómo algunas astillas se incrustaban en mi piel, pero el placer que estaba sintiendo era superior al dolor.
¡Y cómo me ponía Jairon! Si hubiera sabido que al tocarle el trasero pasaría esto, se lo hubiera tocado mucho antes...
Arqueé mi espalda, al notar una de aquellas embestidas... Algunas llegaban a hacerme un poco de daño, pero eso era buena señal, significaba que estaba bien dotado... Aunque eso no lo había dudado nunca.
Me empezaba a quedar sin respiración, de gemir tan deprisa... Pero me encantaba, como todo lo demás.
Solté el tronco del árbol y agarré su rostro. Le besé los labios, les di un lametón, y luego acudí a su cuello... Se lo lamí, le di besos y... le hice un chupetón. Ya era temporalmente mío, hasta que se le fuera la marca...

| Sobrevolando la torre |

- Sí, por favor, bajemos...- le dije a Sirius, afirmando con la cabeza, sin hacer apenas caso a lo que me había dicho, no quería hablar nada delante de aquel lobo con piel de cordero. Si había pasado algo o no era cuestión de tiempo saberlo, así que no me adelantaría a los acontecimientos.
Le dediqué una mirada agresiva y de odio a Annette. No me gustaba nada aquella chica, algo estaba tramando.

|Sobrevolando la torre - En Tierra|

Asentí, ante la decisión de Sirius y descendí a tierra con mi águila, encontrándome con los demás pertenecientes del grupo.
- Hola a todos- les saludé, una vez que mi águila llegó al suelo y bajé de su lomo-. Siento haberos seguido hasta aquí pero... Bueno, la razón ya la saben Sirius y Hëndel, ¿verdad Hëndel?- le pregunté, con una sonrisa.

[ En tierra ]

- Bueno, bueno. Dejemonos ya de tonterías. -, digo bajando de Rakkir y ayudando a Hëndel a bajar. - No sé que haces aquí, ni me interesa la verdad. Nos has seguido y te has salvado por que te hemos reconocido, sino, estarías tumbada en el suelo con el pecho chamuscado. -

Miro a mi princesa y me coloco entre ella y Annette.

- Ahora no es momento de discutir, todo esto lo podremos hablar después. Tenemos algo importante que hacer y no podemos distraernos con tonterías. Así que Annette, o estás con nosotros o en contra... -, le digo a la acosadora mientras llevo mis brazos hacia atrás para coger las manos de Hëndel.

|En tierra|

Iba a lanzarle otro hechizo a Annette, pero Sirius detuvo lo que podría haberse convertido en una gran batalla entre ella y yo...
Me hizo sonreír cuando le propuso a Annette decidir sobre lo que iba a hacer, pero más aún cuando me cogió de la mano mientras esperaba la respuesta de ésta.
Le dirigí una sonrisa burlona a la chica, intentando ocultar en lo más profundo las dudas que de repente se me habían introducido en la mente.
Sabía que a Sirius le gustaba yo, y eso me tenía bastante tranquila, pero llevábamos tan poco tiempo con lo nuestro que no sabía si sería capaz de olvidarme también igual de rápido...
Y para colmo, se le daba un aire a mi, físicamente hablando...

[ En tierra ]

- Sigo esperando tu respuesta, Annette. -, le digo inclinando la cabeza y mirándola sinceramente con rabia. - No pretendo que resultes herida, pero si sigues siguiéndome, probablemente lo resultes. -

Giro mi cabeza y miro a Hëndel. Cuando la miro a ella, mi mirada cambia de odio a dulzura en un segundo. Le guiño un ojo a mi princesa y nuevamente vuelvo a mirar a Annette.

- Y respecto a lo que has dicho arriba en el cielo, si te metes con ella, te metes conmigo... y debes saber que aunque seas la maga más poderosa del mundo, voy a ir a por ti. -