Partida Rol por web

| Llegando a la puerta del castillo |

Me giré, extrañado por la voz que me llamaba. Me encontraba de frente a Hëndel, callado, escuchando lo que decia.
-Hiciste bien en irte. No es recomendable estar con ella haciendo nada. No debemos fiarnos de la gente con tanta rapidez.-negué con la cabeza decepcionado, pesando en Fistandantilus.-Imagino que a Sirius no le habrá sentado muy bien que te fueras de allí y menos conmigo. Es un buen chico, no lo pierdas.-me giré de nuevo pero sin andar.-¿Vienes al interior?.

| Jardín |

Me encontraba abrazado a Neith en el suelo. Habia estado bastante bien y yo sonreia satisfecho. El chupetón que me hizo en el cuello me resultó gracioso. Antes de decirle nada ví a lo lejos a Walgior y otra chica, un hada.
-Neith, ¿ves aquello?.-señalé con un gesto de cabeza y reí.-Alomejor Walgior no es tan tonto y esta con aquella hada en sus ratos libres...-reí de nuevo, era facil de imaginar enrealidad.

|Exteriores - Vestíbulo|

Negué con la cabeza, quizá con demasiada fuerza.
- Mira, creo que aún soy independiente para tomar mis propias decisiones... Y aunque Sirius esté allí, si yo no estoy de acuerdo de que Annette nos acompañe, es mi problema... Simplemente, me voy y listo... Además, él tampoco parece estar muy disgustado con la compañía de esa chica- le dije a Walgior, mientras comenzabamos a andar hacia el interior del internado.
Por el camino no pude evitar recordar algunos momentos con el elfo, aunque siempre acababan viniéndome a la mente los momentos amargos.
Me paré en seco y le agarré del brazo, deteniéndole delante mia.
- Walgior... Siento de verdad todo lo que ha sucedido entre nosotros... -le dije, casi susurrando, con un cierto aire de tristeza en mi rostro-. Ya ni me acuerdo del motivo por el que estamos enfadados... Y siento que no te escuchara cuando quisiste hablar conmigo, no me cogiste en un buen momento, lo siento... ¿Podríamos volver a ser amigos, por favor?- le pregunté, animándole a darle un abrazo.
Cuando se lo di, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo y me di cuenta de una cosa... Una gran diferencia entre Sirius y Walgior... Sirius me gustaba muchísimo, pero a Walgior le quería, y no podía remediarlo...
A pesar de aquello sabía que lo mio con Walgior jamás podría funcionar y sabía que acabaría olvidándome de mis sentimientos hacia él, para concentrarme en la persona que de verdad se merecía todo mi cariño y amor... Sirius...

|MINI JUGADA MASTER|

Annette asiente con la cabeza, mientras Rakkir, el dragón de Sirius, acude inmediatamente hasta donde están los muchachos aventureros.
Annette y Fistandantilus son los primeros en subir a lomos de Rakkir, y éste comienza el ascenso hasta la apertura que hay en el tejado de la torre, por donde salieron Sirius y Hëndel cuando fueron secuestrados.

La apertura seguía abierta, tal y como la dejaron la parejita antes de marcharse.
Dentro no se veía nada, solo oscuridad... Ni siquiera se veía a cuánta altura se encontraban exactamente, pues no se veía con claridad el suelo del interior de la torre.
Iba a ser bastante peligroso, pero si querían investigar, algo tendrían que hacer...

- Oye, antes de nada, Fistandantilus... Gracias por darme un voto de confianza...- susurró Annette, que iba detrás del joven hechicero, agarrada por la cintura de éste-. No te pienso defraudar... Pienso demostrarte que esa confianza que has depositado en mi no ha sido una tontería... Y en cuanto te lo demuestre a ti, se lo demostraré al resto...- añadió, dibujando una sonrisa.

|Jardines|

Solté una pequeña carcajada, después del comentario que hizo, mientras me ponía en pie para colocarme bien la falda.
- Vaya vaya, con que al elfito le gusta hacer travesuras, ¿eh? -dije, riéndome a carcajadas-. ¿Crees que si me uniera al club me aceptaría el señorito elfito?- le pregunté a Jairon, aunque no me importaba su respuesta... Dijera lo que dijera, iba a intentar camelarme a ese elfo, con tal de sonsacarle información directa de la reina elfa-. ¿Y si usara algún hechizo para hacerme pasar por la reina Farilynn? Así, aunque no le sonsacara información, obtendría de él algo muy valioso... Una buena demostración de sus dotes masculinos...- dije, riéndome por lo bajo.

|Exteriores - Al pie de la torre|

Por fin, Fistandantilus y Annette habían subido en Rakkir y ya estaban sobrevolando la torre, así que aproveché para acercarme a Sirius y hablar sobre lo sucedido con Hëndel.
- Oye... Ahora que no está Annette delante, ¿quieres hablar sobre lo sucedido con tu elfa y desahogarte? Yo estoy encantada de escucharte así que... Deberías aprovechar y llorar si tienes que hacerlo...- le dije, apoyando una de mis manos en su hombro, mientras que con la otra acariciaba su mano, animándole.

[ En la torre ]

Las palabras de Naida me tranquilizan un poco, pero no lo suficiente. Ahora no puedo pensar bien en lo que quiero o no quiero hacer. Los nervios y las emociones pueden jugarme una mala pasada. Ahora sólo quiero descubrir de que va todo esto de una vez por todas y desenmascarar al culpable.

- Gracias Naida, pero no lo necesito. Sólo quiero saber que hay detrás de todo esto de una vez y para siempre. -, le digo a mi compañera. - Rakkir, vigila el cielo, amigo. -

Hëndel... ¿dónde estás? Te necesito a mi lado...

[Sobre la torre]

Escuchaba las palabras de Annette pensando si me habría equivocado al aceptarla.  Sin duda no podía dejarla volver al castillo.  De ser una espía nos podría haber traído grandes complicaciones.

"Ojalá no me haya equivocado contigo -le dije mientras desmontábamos de Rakkir-.  Procura se de utilidad, pero nunca te precipites a actuar."

Desde la obertura se veía poca cosa.  Hacía falta alguna fuente de luz, mágica o no.  Lo primero era llegar abajo, pero sin ver, resultaría demasiado peligroso.

Giré mi bastón de mago, de forma que la bola de cristal de la parte superior quedara mirando hacia abajo, y pronuncié el vocablo arcano que encendería la bola para iluminar el sitio:

"¡Shirak!"

|EVALUACION DE JUGADAS|

El hechizo convocado por Fistandantilus no surte efecto. Al pronunciarlo, lo único que consigue es que su bastón hiciera un amago de encenderse, pero no lo consiguió...
Annette le puso una mano en el hombro.
- Déjame que pruebe suerte, por favor... Te lo debo- le dijo la muchacha, mientras alzaba una mano y con la palma apuntaba hacia el interior de la torre, intentando provocar un rayo de luz que lo iluminara todo.

A pesar de que al principio se resistió, después apareció la luz e iluminó toda la torre, pero no se veía nada en el interior... Era una estancia vacía.

|Exteriores - Al pie de la torre|

- Sirius, precisamente por eso es mejor que te desahogues ahora, para que esos sentimientos reprimidos en tu interior no te juguen una mala pasada ahí dentro... Te lo digo por experiencia propia- le dije, sin apartar la mano de su hombro-. Pero si tú quieres entrar ahí dentro en estas condiciones, allá tú, pero ya te advierto de que tu magia estará muy limitada... Por suerte o por desgracia, los sentimientos afectan demasiado a la magia...- le advertí, intentando animarle para que se desahogara. Si ya éramos pocos, tener a alguien afectado sentimentalmente no ayudaba demasiado.

[Torre]

Ultimamente no tenía muy buena racha con los conjuros.  Me quedé impresionado al ver como Annette iluminaba la torre sin demasiadas complicaciones.

"Bien hecho.  ¿Alguna idea para bajar hasta abajo?  Podría intentar levitar, pero vista mi suerte, preferiría no tentar a los dioses de la magia."

[ Torre ]

- Naida... no necesito desahogarme. ¿Qué quieres que te diga? Me siento mal por que Hëndel se ha ido, nada más. Pensaba que yo le importaba un poco más que Annette y ya. Pero al parecer no es así. No te preocupes por mí, ya estoy bien, sólo fue un momento de debilidad cuando la vi marchar. Ahora tenemos cosas que hacer. -

Apoyo mi mano sobre la suya mientras la miro sonriente. El enfado se me había pasado, aunque sé que cuando la vuelva a ver, la cosa será muy distinta.

- Gracias por preocuparte por mí, de verdad. -

| Vestíbulo |

No desprecié su abrazo ni mucho menos, se lo devolví con fuerza. Una vez en el vestíbulo hice con Hëndel algo que con ella no habia conseguido aún, sonreir.
-Descuida, el que se a comportado como un estupido en potencia fuí yo.-no pensaba del todo así, aunque sabia que en algo me habia equivocado, pero no queria remover mas el asunto.-Seamos amigos pues.-dejé de sonreir, tampoco se podia pedir demasiado.-Debemos de vigilar a Annette muy de cerca. Ami no me engaña...
No pude evitar estar agusto al fin. Sabia que algo me faltaba desde hacia tiempo y era tener arreglado lo de Hëndel. Ahora me quedaba ver a Farilynn y ya estaria al completo, ya que hacia algo de tiempo que no estaba con ella un rato a solas.

MIS APOSENTOS.

Al escuchar las ultimas palabras de Victoria, desidi no continuar forzando lo que no se dejaba ver, asi que sin pensarlo dos veces, introduje a Mefirosito y empeso la faena con mas ganas que anteriormente, debido a que estaba deseoso del colapso.

No dejava de ver la cara llena de plaser y las expresiones, prticulares, de su cuerpo y cara al sentir dicha satisfaccion... era algo grande esto... espero que se me de mas seguido...

| Jardín |

Observé como Walgior entraba acompañado de aquella elfa al castillo, mientras escuchaba a Neith.
-Haz lo que quieras siempre y cuando no nos descubran, Neith.-le dije con seriedad, mirandola a continuación con mirada severa.-No pongas en riesgo nuestra misión por pasarlo bien.-luego me giré y empecé a andar con lentitud y parsimonia hacia la entrada del castillo.-Ademas, dudo que encuentres algo mejor en el que yo no te diera ya.-dije en voz alta, sonriendo con picardia.

|Sobrevolando la torre - Interior de la torre|

Me rasqué la sien, intentando buscar alguna idea para poder entrar sin necesidad de hacernos daño o de hacer fuerza alguna. Toda la fuerza, tanto física y mágica, deberíamos tenerla reservada para casos más urgentes, por si las moscas...
Sonreí, tras notar cómo la bombilla de las ideas se encendía. Con la palma de la mano apunté el interior de la torre, intentando invocar una gran cantidad de hojas secas, paja, etc. Mi idea era colocarlas justo en el fondo de la torre para no hacernos daño al caer.
Por suerte, el hechizo surtió efecto, y el suelo de la torre se llenó de hierbas secas... Lo suficiente para que, aunque se hundieran al caer nosotros encima, no llegáramos a tocar el suelo.
Sonreí al ver que los resultados eran satisfactorios.
- Como el hechizo lo he hecho yo, voy a tirarme yo primero, por si no han llegado a ponerse suficientes capas de hierbas para amortiguar la caída...- le dije a Fistandantilus, mientras me lanzaba desde Rakkir hasta el fondo de la torre.
Estuve unos segundos cayendo, notando como el olor de la hierba seca me sacudía la cara... Y, por fin, caí sobre aquellas capas que había creado mi hechizo.
Me puse en pie como pude y miré hacia arriba, donde aún estaban Fist y Rakkir. Levanté el pulgar en señal de aprobación, para que se lanzara cuando quisiera.
- Vamos, Fist, es lo suficientemente acolchado para no dañarnos- le dije, tirándome de espaldas.

|Vestíbulo|

Sonreí. Por fin se había solucionado mi problema con Walgior. Lo cierto era que ya no me acordaba de quién tenía la culpa ni de quién había hecho qué, así que no valía la pena ponernos a discutir sobre quién provocó esa situación.
- Sí... Aparece de repente espiándonos, diciendo que su motivo es que está enamorada de Sirius, y de repente se pone a atacarme como si fuera su mayor rival... No me inspira ninguna confianza, y no es porque vaya detrás de Sirius, que conste- añadí, cruzándome de brazos, frunciendo el ceño-. Bueno... ¿Y tú qué tal con la reina? Últimamente me he dado cuenta de que anda muy ocupada, es algo muy lógico... Por cierto, ¿es verdad que te dieron una paliza en mitad de la noche?- le pregunté, mirándole el rostro, escrudiñándolo.

|Jardines|

Reí a carcajadas, como estaba empezando a acostumbrarme ese día.
- Mira... Tú no sabes con quién estás tratando, ¿verdad? Una sabe muy bien lo que es el sexo por beneficio corporal y lo que es sexo por beneficio profesional... Me vengo a referir que si voy a intentar camelarme a ese elfito es por conseguirle información privilegiada a nuestro señor sobre los movimientos de la reina- le dije a Jairon, mientras le adelantaba y me ponía justo delante suya, de espaldas-. Y perdona que sea yo quién te devuelva al mundo real pero, no sé si lo has notado que no eres el único chico en este internado... Seguro que ese tal Walgior me da el doble de satisfacción que tú... Será del bando que quieras, pero de momento está demostrando tener más estilo que tú-le dije, intentando provocarle, mientras me encaminaba hacia el vestíbulo.

|Habitación de Mefiroth - Mi habitación|

Intenté concentrarme, llegar al máximo placer con Mefiroth, pero no podía quitarme de la cabeza la dichosa imagen de Markwolf aprovechándose de mi y de mis sentimientos.
De un empujón, aparté a Mefiroth de mi cuerpo y recogí mi ropa, vistiéndome lo más rápido que pude, aunque lo hiciera mal...
Salí a toda prisa de la habitación, encaminándome hacia la mia.
Una vez allí volví a desnudarme y me metí en la ducha... Quería lavar mi cuerpo, intentando borrar aquellos recuerdos... Pero no podía...
Apoyé mi espalda en la pared, mientras me deslizaba hasta el suelo y me quedaba sentada, abrazándome a mis piernas, sollozando...
Aquel día, Markwolf me marcó mi vida para siempre...

|Al pie de la torre|

- Está bien, Sirius... Me alegro de que estés mejor- le dije, con una sonrisa, mirando de nuevo hacia el cielo.
No se veía con demasiada claridad, pero sobre Rakkir tan sólo se veía una figura, así que supuse que uno de ellos ya había entrado a la torre.
Me froté las manos, con ganas de que Rakkir viniera a recogernos a Sirius y a mi.
- Bien, comienza la investigación...- susurré, sin dejar de mirar al cielo.
De repente, vi como una mancha blanca llegaba al lugar... Se trataba de mi unicornio Uky, que había estado enfermo.
- ¡Genial! Ahora ya no hará falta que Rakkir cargue con los dos, puedo subir yo con Uky...- le dije a Sirius, acariciando la cara de mi unicornio alado, blanco como la nieve.