Partida Rol por web

Leinad miraba a la mujer que se adiestraba. Quedó largo rato, intentando aprender algo de sus movimientos, de sus gestos, de su físico y de su cuerpo. Hacía mucho que no se había visto atraído por una mujer, y en este caso no era por un cuerpo contra el que sudar, sino un contrincante contra el que poner al límite sus habilidades.

Tras la observación, se acercó más y más, hasta quedar casi al alcance de los golpes que tanto autómata como ella lanzaban.

El tecnomarine se acercó cuando le saludé, estrechamos las manos, se sentó y empezamos a charlar:-¿Nervioso? No hermano, algo impaciente tal vez.-dijo Trebek con corialidad:-Pero combato cada día al peor enemigo de un soldado, manteniéndome ocupado.-terminó diciendo antes de dar un trago del vaso de agua. 

-Perdona por las facciones de mi cara.-empezó diciendo un rato más tarde:-Esto es debido a la operación y la implantación de las semillas genéticas. Desde entonces que siempre llevo el casco, pero en ocasiones me lo quito para ver el mundo con mi propios ojos y no a través de los del casco.le explicó Trebek al tecnomarine, cuando notó que se qeudó extrañado al ver a Trebek sin casco. 

-Y tú cómo llevas el viaje?-terminó por preguntarle.

Antes de que Mykivus pueda seguir dándote conversación, un servidor se te acerca y, con su voz metálica resonando en la habitación, te llama:
- Hermano Zorael Eduh, el Hermano-Capitán le reclama en el Strategium. Acompáñeme.

Sin mediar palabra, el servidor se gira y comienza a andar, pesádamente, hacia el exterior de la habitación para hacerte de guía. Se trata de seres con cerebro humano, probablemente de un criminal o proscrito, dentro de un complejísimo entramado de hierro, cables y carne putrefacta. Sus mentes son programadas para realizar sólo las tareas para la que ellos fueron diseñados. Está programado para únicamente servir, y no sienten dolor ni tienen recuerdos de su vida pasada.

Lentamente te acercas hacia la mujer, pero cuando esta se gira con intención de ver qué quieres o qué estás haciendo, un servidor se te acerca y, con su voz metálica resonando en la habitación, te llama:
- Hermano Leinad Ikegar, el Hermano-Capitán le reclama en el Strategium. Acompáñeme.

Sin mediar palabra, el servidor se gira y comienza a andar, pesádamente, hacia el exterior de la habitación para hacerte de guía. Se trata de seres con cerebro humano, probablemente de un criminal o proscrito, dentro de un complejísimo entramado de hierro, cables y carne putrefacta. Sus mentes son programadas para realizar sólo las tareas para la que ellos fueron diseñados. Está programado para únicamente servir, y no sienten dolor ni tienen recuerdos de su vida pasada.

La mujer, a su vez, añade, con cara de pocos amigos:

- Creo que te buscan. No hagas perder el tiempo.

Mientras estáis charlando, un servidor se presencia en la habitación y se os acerca y, con su voz metálica resonando en la Sala de los Campeones, os llama:
- Hermano Trebek y Hermano Wolfram, el Hermano-Capitán les reclama en el Strategium. Acompáñenme.

Sin mediar palabra, el servidor se gira y comienza a andar, pesádamente, hacia el exterior de la habitación para haceros de guía. Se trata de seres con cerebro humano, probablemente de un criminal o proscrito, dentro de un complejísimo entramado de hierro, cables y carne putrefacta. Sus mentes son programadas para realizar sólo las tareas para la que ellos fueron diseñados. Está programado para únicamente servir, y no sienten dolor ni tienen recuerdos de su vida pasada.

Por su parte, el acólito del final de la sala os alza nuevamente su petaca, para esta vez dedicaros unas escasas palabras:

- Que tengáis suerte.

Tras la explicación por parte del Justicar, véis que este se pone rápidamente en pie. Instintivamente lo hacéis también, y os giráis para ver como por el decorado portón entra el que, sin duda, es vuestro Hermano-Capitán. Estos líderes veteranos se cuentan entre los guerreros más importantes del Capítulo, sólo por detrás, tanto en pericia de combate como en rango, de los Grandes Maestres de cada Hermandad. Aún así, cada Hermano-Capitán tiene autoridad sobre una de las Hermandades del Capítulo, lo cual significa que un centenar de los mejores guerreros de la galaxia se encuentran bajo su mando directo. A efectos de estrategia y planificación, no responden ante nadie, ni siquiera ante los Grandes Maestres.

Este en particular, Mithrac Tor, se trata de un Marine Espacial que avanza rápidamente por la habitación, con el ruido de su decorada armadura de exterminador acompañándole. A sus hombros porta una capa roja, y de su brillante, aunque a todas luces viejilla, armadura cuelgan diversos sellos de pureza, pergaminos, relicarios y demás símbolos religiosos del Imperio y de la Inquisición. No lleva casco, dejando a la vista tanto parte de su metálico cráneo, como el rojizo implante ocular en su ojo derecho. Al parecer, su heráldica es el símbolo de la Inquisición, aunque tiene otros grabados que no sabríais identificar procedencia ni significado.

- Descanse Justicar, y también vosotros, no os levantéis -Os dice, mientras pasa a vuestro lado directo hacia el ventanal del fondo-. Vuestros hermanos están a punto de llegar; vosotros habéis sido muy puntuales. Les esperaermos para dar comienzo.

Sin decir nada más, el Capitán pasa de largo hasta llegar a la vidriera, y colocándose las manos a la espalda comienza a observar el espacio disforme que hay más allá del campo protector de la nave.

- Hermano Ikegar, Leinad Ikegar. Se presentó de forma cortes y con una sonrisa. Portaba el casco bajo el brazo, así que se le podía ver el rostro. Hizo un gesto con la mano libre, y tras ello, se giró para seguir al autómata con cerebro descerebrado. Los servidores eran muchas cosas, y entre ellas, cumplidores. Hay veces que eran de criminales trasformados, otras aspirantes que habían fracasado en su intento de ser hermanos, y otros muchos. Incluso había una forma de suicidio, que era entendido como un sacrificio para el Imperio, y era prestarse voluntario como servidor. Realmente le daban pena, pero eran más eficientes que robots, tenían un gasto parecido, y sus restos eran igual de reutilizables. Le daban pena porque eran unos entes que podrían haber sido muy útiles, y quedaron en el escalón más bajo que existe. Incluso los esclavos están mejor que ellos, ya que pueden pasar a libertos. Los servidores era una larga condena, que había veces, que duraba más que la propia vida.

Por el camino pensaba en la posible misión. Tenía dudas de qué podía ser, pero uno de sus mayores sueños era actuar alguna vez como Arca Negra, capturando o controlando a psíquicos no controlados o autorizados, pero como Caballero Gris, su principal enemigo era el Caos. Además, en sus pesadillas, aparecía un demonio alado. Lo habían llamado Balrog. Otros lo habían llamado Espíritu del Fuego. Las entidades oficiales lo llamaban Devorador de Khorne. Una sonrisa picarona apareció en la comisura de sus labios. Era disimulada pero existía. La mano derecha fue sobre el arma blanca que colgaba de su cintura. Tras palmear el cuchillo de combate y la espada némesis, una brisa aireó sus pensamientos. - Igual puedo cazar alguno.

La exótica mujer había quedado relegada a un rincón de sus pensamientos, pero no olvidada.

Estaba a punto de contestar cuando aparecio el servidor y les hizo llamar a la sala del Strategium.

- Ocupado con las oraciones al Dios Maquina, como podréis imaginar aquí hay demasiados procesos que requieren cierta supervisión -comentó al hermano Trebek a la par que se levantaba del banco metálico en el que estaba sentado para dirigirse a la puerta de salida- parece que tenemos trabajo.

Antes de salir al corredor con el hermano, levanta la mano a modo de despedida del Arbitre y se vuelve para comentarle algo a Trebek.

- ¿Habéis visto al resto de los hermanos por la nave? Llevo tiempo sin salir de la armería y estoy un poco descolgado de relaciones humanas -sonrió-.

-Hermano capitán.

No me levanto, como nos indica, pero si le hago un saludo deferente. Puede que los demás componentes de la hermandad estén habituados a tratar con el capitán, a recibir sus órdenes de él. No así yo, ni los más novatos. Es sin duda una figura a seguir como ejemplo. Incluso más que el justicar.

Nos nos presta mucha más atención, es una pena pues le habría preguntado por su bautismo ya que era de lo que hablábamos. En cambio, me mantengo en silencio a la espera.

La charla con Wolfram se hace más amena a medida que pasa el tiempo. Entre algunas risas, aparece un servidor llama a Trebek y Wolfram:-Se acabó la diversión, hermano. Vamos.-menciona Trebek tras levantarse de la mesa, coger su casco y colocarse-lo.

A medida que avanzan hacia la puerta de la Sala de los Campeones, uno de los acólitos de la inquisición les desea buena suerte a lo que Trebek contesta con un gesto con la cabeza y observa como Wolfram le dedica un gesto con la mano. A continuación vuelve a dirigir-se a Trebek:-La verdad es que no, hermano. he estado la mitad del viaje metido en la armería poniendo apunto mi equipo y la otra mitad en Oratium. Y en ambos lugares estaba tan absorto en mis cosas que no me percaté de la presencia de otros hermanos.-le explica Trebek, realmente era un defecto. Cuando Trebek se concentraba tanto en una tarea, no se percataba de nada de lo que pasaba a su alrededor.

-Vamos, no hagamos esperara al Hermano-Capitán. Puede que encontremos al resto de los hermanos en el Strategium.-termina diciendo Trebek.

Es un servidor el que marca el fin de la charla con el acólito inquisitorial, el servidor trae una petición expresa de mi presencia en el Strategium.

- Esta bien servidor, le acompaño. Acólito Mykivus, espero que podamos volver a conversar. 

Sin mas ceremonia sigo al servidor por los pasillos de la nave, estaba claro que el hermano capitán solo me llamaría de ser necesaria mi presencia. Eso significa que pudiera darse el caso de que estuviésemos cerca de nuestro destino o que hubiésemos localizado algo que se saliera de lo común. 

Saludo con un movimiento de cabeza la llegada del Hermano-capitán. No lleva puesto el casco con lo que se puede observar las consecuencias de la vida al servicio del emperador. Unas gloriosas heridas que lucir con orgullo ante sus iguales y que hacen imaginar al no bautizado con la grandiosidad de cada una de esas batallas. Heridas inspiradoras. Es todo un honor entrar a servir bajo su mando. No me levanto, ya que no quiere que lo hagamos pero me mantengo en silencio esperando al resto de nuestros hermanos de batalla. Vamos a formar escuadra y cuanto antes nos conozcanos antes podremos funcionar como uno sólo.

El hermano-capitán se queda observando la disformidad miestras espera al resto de hermanos, nosotros estanos aquí por puro azar, así que no me tomo como un cumplido que nos llame puntuales, ha sido gracias al justicar que estenos ya preparados para la información de la misión, sólo espero que el resto de marines entregados al servicio del Emperador sean también puntuales y podamos enfrentarnos a nuestro bautismo rápidamente. No da muy buena imagen ser impuntuales cuando todo lo que tienes que hacer es estar disponible oara cuando se te llame. Miro al justicar y a Korvin, asienro con la cabeza y me incorporo en el asiento esperando al resto.

Uno tras otro, todos los miembros de la escuadra van llegando al Strategium guiados por sendos servidores. Primero lo hace el Hermano Leinad, el apotecario; después el Hermano Zorael, bibliotecario; y por último los Hermanos Trebek y Wolfram, expiador y tecnomarine respectivamente. Allí ya se encontraban ya los dos caballeros de la escuadra de choque, Cole y Korvin, sentados en una mesa junto al Justicar Leehan.

Éste último viste una armadura de exterminador, lo que le da algo más de envergadura que a vosotros, la cual está decorada con frases en Gótico Alto, y porta orgulloso la heráldica de la espada y el libro. También tiene numerosos sellos de pureza, lo que atestigua su veteranía, las heridas sufridas y las hazañas realizadas. Desde su asiento, os saluda a todos lños recién llegados con la cabeza.

El Strategium es una habitación bastante grande, de forma rectangular, con una mesa circular en medio rodeada de butacas. Al fondo de la sala hay un ventanal con cristales pintados representando al Emperador, y decorando las paredes hay grandes cuadros, armas y escudos; trofeos y recuerdos de batallas pasadas. Varias servocalaveras vuelan por la sala sin hacer nada en particular, y los servidores que han guiado a parte de la escuadra hasta aquí ahora se agrupan en una esquina hasta quedar allí, inmóviles.

Al fondo de la sala, junto al ventanal, se encuentra otro Marine Espacial que, de espaldas al grupo, mira hacia el vacío disforme que hay más allá, también protegido con una decorada armadura de exterminador. A sus hombros porta una capa roja, y de su brillante aunque viejilla armadura cuelgan diversos sellos de pureza, pergaminos, relicarios y demás símbolos religiosos del Imperio y de la Inquisición. No lleva casco, dejando a la vista tanto parte de su metálico cráneo, como el rojizo implante ocular en su ojo derecho. Al parecer, su heráldica es el símbolo de la Inquisición, aunque tiene otros grabados que no sabríais identificar procedencia ni significado.

- Bienhallados novicios. Por favor, sentáos -Os saluda el Hermano-Capitán a la vez que se gira, mientras señala los asientos que quedan libres en la mesa circular. De seguido comienza a avanzar de forma rápida hacia el centro de la sala, hasta situarse presidiendo la mesa central-. Para el que no me conozca, soy el Hermano-Capitán Mithrac Tor. Desde las sombras he seguido vuestra instrucción, y creo que es hora de poner en práctica aquello que habéis aprendido con el paso de los años. No soy muy dado a las palabras, así que iré al grano.

El Hermano-Capitán hace una seña hacia una de las varias servocalaveras que flotan por la sala, y en seguida se proyecta en la habitación la figura de una mujer de estilizada figura, y en la que todos véis claramente el símbolo del Dios de la Sangre reinando sobre su armadura.

- Ésta es Hela'lith -Comenta entonces, refiriéndose a la mujer proyectada-, una antigua Hermana de Batalla de las Adepta Sororitas que ahora se hace llamar la Gladiadora Roja. Creemos que es una de las lugartenientes de Khârn el Traidor, el mayor Campeón mortal de Khorne.

» La Inquisición lleva tiempo siguiéndole la pista, y creemos que ha vuelto a su lugar de origen, la Basílica de Santa Mina, en el planeta salvaje Scelus. Santa Mina fue una mártir, asesinada hace dos milenios por un grupo de cultistas para liberar a un Gran Demonio de Khorne. Estamos convencidos de que quieren repetir la escena, tomando como catalizador un antiguo artefacto que ha permanecido oculto desde hace eones en esta misma basílica: Un collar de Khorne, oculto y protegido en el interior de una estatua representativa del Emperador.

Con un gesto de su mano, la imagen de la mujer guerrera cambia por la de una serie de planetas de un sector desconocido y, seguidamente, el sector se va ampliando hasta que la imagen se centra en un solo mundo.

- Los prognosticars prestagiaron un baño de sangre en Scelus, con el advenimiento de un gran demonio -Prosigue el hermano-Capitán-. Se trata de un planeta salvaje situado cerca de Cadia. Cadia es el planeta fortaleza que hace posible que la Humanidad siga en pie, bloqueando el acceso de legiones del caos y de demonios por igual. Sin embargo -Continúa-, los traidores ha tomado tierra y ahora reina en Cadia una especie de tablas. Pero si una gran cantidad de almas fueran entregadas al Dios de la Sangre, y consiguen liberar a un Gran Demonio, no me cabe la menor duda de que la situación dejaría de estar en tablas en cuanto ese demonio pisase Cadia.

» En definitiva, vuestra misión será frustrar cualesquieran que sean realmente los planes de Hela'lith, y, si se resiste a ser capturada, también acabar con ella. Hablo de capturar porque sería interesante conocer su fin, para tratar de evitar que otros tomen el testigo tras su muerte. Aunque imagino que sobra decirlo, debéis tener especial cuidado en Scelus. Es un mundo salvaje, y como tal,  fácilmente influenciable por las fuerzas del Caos, especialmente entre las tribus de guerreros que aún habitan allí.

» Imagino que tendréis preguntas. Si es así, este es el momento pues no habrá otro. Si no tenéis nada que decir, entonces podéis seguir al Hermano-Justicar Leehan a buscar vuestro equipo de batalla, a realizar una Oración, y a preparar el descenso en cuanto el Fuego del Alba abandone la Disformidad en cuestión de minutos...

Mi capitán, con su permiso: interpela la conversación, ¿Tenemos algún informe de Inteligencia Sanitaria, con las enfermedades y otras dolencias habituales de la población autóctona? su voz era firme y profesional, ya que estaba hablando de los temas que controlaba por su especialidad y dedicación habitual. Por saber si nos enfrentamos a algo contagioso que nos pueda afectar y portar las debidas medicinas o aplicar los tratamientos preventivos antes de partir. Colocó bien el caco sobre su rodilla derecha, ya que lo había portado bajo el brazo desde hacía horas y no era precisamente la postura más cómoda. Además, si el Sagrado Emperador colaborase con las gentes del lugar, como por ejemplo, en temas sanitarios, podríamos tener un apoyo en ellos, en lugar de un posible enemigo o volcar la balanza de nuestro lado en sus espíritus.

- No es nuestro deber ayudar a la población, apotecario -Sentencia el capitán con voz severa-. Ni tampoco lo es cuestionar las labores del Imperio ni del correspondiente Gobernador Planetario. De eso se encargan otros. Nosotros somos Caballeros Grises y, como tal, una enfermedad no debe nublar su juicio. Después de todo, lo que mataría a un humano a nosotros quizá, y sólo quizá, nos haría toser durante un par de segundos...

El tecnomarine llegó acompañando al hermano Trebek junto con el sirviente que les guiaba. Tomo asiento junto a sus compañeros y se limitó a escuchar el informe de la misión como cualquier otro. Una vez acabo la presentación y tas escuchar las dudas del apotecario, tomó la palabra.

- Capitán, justicar, hermanos... -comenzó saludando a los presentes en la sala- creo que hablo en nombre de todos cuando agradezco al Emperador el honor de habernos elegido para tan glorioso oficio -asintió gravemente- sin lugar a duda es una misión que va a necesitar de varios recursos de los que no se ha hablado hasta ahora, a saber... -dirigiéndose más directamente al capitán ya que es el marine de mayor rango- información sobre los puntos de incursión y evacuación, un vehículo para poder desplazarnos por el planeta y equipo de supervivencia por lo que pudiera pasar con los aborígenes -pausó pensativo- tampoco nos vendría mal tener una aproximación del número de enemigos que nos podemos encontrar, así como del tipo de seguidores oscuros que escolten al objetivo.

- Con su permiso Hermano-capitán. ¿Se ha detectado interferencia psíquica en el planeta?. Cierto es que para un sacrificio ritual es necesario que el velo que nos separa del inmaterium sea inestable....pero los siervos del dios de la sangre no suelen ser activos en referente a energías psíquicas. Estaba seguro que tendríamos problemas para hacer que nuestra voluntad se tornara en un hecho una vez estuviéramos en el terreno combatiendo contra las hordas del señor de los cráneos. - ¿Tendremos apoyo de la inquisición o de otras fuerzas leales?.

Baños de sangre, esas palabras me hacen fundirme, momentáneamente, en una ensoñación conocida para mi. Mis hermanos, el justicar y el capitan empiezan a sangrar de cada u o de los orificios de sus armaduras, no pasa mucho tiempo hasta la sangre se acumula en el Strategium y comienza a subir de nivel hasta que todo queda anegado por completo... Y aunque se que ahora mismo estoy sólo, no me encuentro solo, una presencia oacura se instala a mi alrededor, una presencia que me espera y que ha llegado ahí por mi... Hasta que al final vuelvo en mi...

Saludo a todos los presentes con una inclinación de cabeza a medida que van entrando al Strategium. Conocer a los que van a formar parte de la escuadra es el primer paso para nuestro final bautismo de fuego. La misión que se nos entrega ya pinta bastante peligrosa. Un bautismo no puede ser sencillo, sería una afrenta. Sonrío, pero con la sonrisa oculta tras el casco, la misión es un honor para el Emperador. Evitar que un demonio entre a nuestro plano es uno de los mayores servicios que se puede realizar. 

La aportación del apotecario es bastante infrictuosa para la misión, aunque no me parece tan mal como al hermano-capitán, alguien preocupado por el bienestar general como apotecario es un buen sanador en potencia, con que sepa cumplir las órdenes y no imponga su forma de pensar a la misión, el apotecario será una gran aportación al grupo. Devuelvo la mirada al capitán para escucharle y seguir con indicaciones. Hay algunos datos que precisamos de tener para evitar sorpresas desagradables, que si las unimos al caos detectado en el planeta, pueden complicarnos mucho la vida. Tomo la palabra.

-Hermano-capitán, nos faltaría conocer las localizaciones que debemos investigar, puntos de ruta y posibles localizaciones enemigas, y posiciones de extracción para una vez completada la misión. También sería bueno conocer posibles avistaciones Xenos y las formas de vida autóctonas para evaluar los posibles riesgos adicionales. ¿Se nos podría pasar un informe más detallado del objetivo? Sería interesante poder valorarla en su justa medida, un hereje puede ser un adversario formidable por muy enclenque que parezca.

Es toda la información que vanos a precisar por el momento, dependiendo del equipo del que dispongamos para la misión es posible que haya más preguntas. Pero el objetivo y la forma están claras desde un principio, a partir de ahora nuestra capacidad de improvisar frente a lo que ocurra in situ nos hará ser una escuadra de renombre o una marca más, olvidada, en el devenir del paso del tiempo.