Partida Rol por web

Ahora ocurren varias cosas, cuando todo está en silencio y parece que tranquilo, se abre la puerta de golpe, entrando un tipo corpulento ataviado con pieles y de largos cabellos negros. Veis que Ramiro se levanta y lo saluda efusivamente, respondiendo el extraño  con gruñidos. Se sientan en la mesa y al rato aparece un tipo viejo con el pelo cano,barba espesa y anteojos, que se sienta a la mesa con Ramiro y el extraño.

 Ramiro sube a su habitación, bajando con su sobrina (una muchcha de unos cuatro años) y un tipo rudo que debe ser su criado. Todos se van a la sala privada que hay en la planta baja.

El caballero sube a su cuarto y al poco vuelve a bajar, dirigiéndose hacia Alvar.

Notas cierto grado de premura en el caballero, y la sensación de que se va a llevar por delante al que se ponga en medio.

Ves que el caballero lleva un cuchillo en la diestra

Escuchas al perro de Abd allah ladrar de manera frenética en el establo.

Bajo a la planta inferior y me voy a los establos con el cuchillo a medio desenvainar...
 

Santiago pide un vaso con agua a Alvar y le echa unas gotitas de la tintura y lo remueve con el dedo. Acto seguido sigue a Ramiro y sus compañeros, para darle la disuloción a su sobrina, pero tiene que dar un paso atras, derramando liquido del vaso al suelo cuando el caballero se levanta y se dirige rudo hacia arriba -¡Cuidado! Vaya prisas... -Exclama, y luego, si no lo paran sigue a la comitiva hasta las habitaciones privadas, para hacer su trabajo e intentar sacar algo de dinero extra.

Notas cierto grado de premura en el caballero, y la sensación de que se va a llevar por delante al que se ponga en medio.

Salgo por la sala principal.

Observo la entrada del hombre con las pieles y aquellas pelambreras sorprendido, su aspecto desde luego me resulta bastante peculiar, como una especie de druida o brujo. Por un momento, me vienen vagos recuerdos de mi padre, que en alguna temporada usó unos ropajes de ese estilo. Se sienta junto con el mercader y posteriormente su junta un hombre mayor, pero de aspecto más discreto que su compañero de las pieles. Al rato, se marchan a otra habitación. 
Poco después, veo que el caballero sube a sus aposentos con algo de prisa, para bajar al poco de vuelta a la sala. Me fijo en él y un detalle me indica que algo no pinta bien en todo esto. El joven Martín regresa en ese mismo momento de las cocinas, aparentemente con aire aliviado de haberse librado ya de sus tareas. Le miro abriendo mucho los ojos y haciendo un gesto con la cabeza hacia el caballero*, que se acerca al encuentro de Alvar.

No tengo ni idea de los motivos del comportamiento y las intenciones del caballero en este momento, pero sin dudarlo, desenvaino mi coltell, me levanto de mi asiento y me dirijo hacia el caballero, mientras digo en voz alta, pero sin gritar demasiado:
-¡Don Alvar, cuidado!