Partida Rol por web

A pesar de intentar realizar el hechizo discretamente, no lo consigue. Todo el mundo ve que ha sido Matt el que ha lanzado he hechizo que hace que uno de los alumnos que camina por los pasillos comience a cantar. Lo peor de todo es que los únicos alumnos que hay en los pasillos son los alumnos de 6º y 7º.

-Sr Weasley, le ruego que detenga sus intentos de hacer travesuras.

Aunque no solo los alumnos sin clases están en los pasillos. La profesora de Astronomía, la profesora Katsaros, no tiene clase en esos momentos. Con un gesto de la varita detiene el conjuro.

-No está permitido el uso de la magia en otros alumnos, a no ser que sea bajo la supervisión de un profesor. 10 puntos menos para Hufflepuff e informaré de sus malas formas a su Jefa de Casa.

-Ratas, pero profesora solo era un intento de practicar el coro-  quise alegar - De acuerdo me merezco el castigo- no objete más, al parecer me había pillado y no quedaba más al menos  le había hecho cantar, y en eso me alegraba, -con su permiso profesora - dije  mientras me retiraba, aun así no se podía borrar la sonrisa de mi rostro.

-Busquemos a los de primero- le guiñe el ojo a Krystal para salir del Gran comedor.

La llegada de Artemis fue intempestiva e inspiradora, su amigo no veía ningún problema que no pudiera resolver, siempre era entusiasta, positivista, no había nada que no pudiera hacer, la chica lo observó con los ojos llenos de ilusión, no porque pudiera encontrar aquello donde todos los médicos de San Murgo han fracasado, sino porque él realmente creía que podría salvarla. Euphemia escribió en la libreta lo que recordaba y se lo mostró a Artemis,  mientras comenzaron a ver los libros sobre medicina o siempre enfermedades degenerativas, aunque esa biblioteca no era la más especializada en la materia. 

Ya cuando habían revisando gran parte de los libros y haciendo evidente que no habían encontrado nada, la chica se sentó al lado de Artemis y lo jaló de los brazos para apoyarlo en su pecho y rodearlo con sus propios brazos, el chico no iba a dejar de seguir buscando, lo conocía. 

— ya... no importa — lo soltó y puso sus manos en los hombros de su amigo — no encontramos nada, pero... ya verás que todo estará bien, yo me recuperé y nada habrá pasado — lo soltó y comenzó a guardar las pequeñas notas que habían sacado — ¿crees que podríamos ver los textos que nos tocaran este año? — susurró la chica, sus ojos aún estaban iluminados por la admiración que sentía por su amigo — quiero poder ayudarte en el examen para auror, sé que serás el mejor de todos — sacó la lengua al mover su mano, esta rozó la mano de su amigo y ese pequeño roce hizo que Euphemia se sonrojara ligeramente, sin comprender qué le había pasado en ese instante. 

Muy bien, paramos por hoy, pero voy a seguir buscando, ya verás que al final siempre lo descubro. - digo con total seguridad, mientras saco el libro de textos.

Este año tenemos los hechizos avanzados, tenemos hechizos y maleficios varios, yo creo que la base del examen serán los hechizos incapacitantes como Incarceron, Levicorpus y similares, así como el encantamiento desmemorizante.

Aunque esas son sólo mis conjeturas. - añado con serenidad mientras siento la mano de Euphemia rozar con la mia, lo que provoca que Euphemia se ruborice ligeramente.

Se me hacía un tanto extraño ver a Eufi con los colores en el rostro, pero no iba a incomodarla con ninguna clase de comentario sobre el hecho.

Ya con los textos en la mesa le dediqué una sonrisa de agradecimiento a Euphemia por ayudarme a prepararme para el examen de la academia de aurores.

Venga Eufi, ya veras como superamos los EXTASIS sin problemas. ¿Con que quieres empezar? - pregunto con genina curiosidad.

Artemis logra comprender que seguir buscando era infructuoso, y aunque Euphemia no le dice que ya no era necesario buscar, que no se sabía y que seguramente era su cabeza la que se estaba volviendo loca, la joven suspiró y miró su mano, donde mismo la había rozado, se daba cuenta que le gustaba mucho por fin estar con Artemis en público y que poder tocarlo sin tapujos también le gustaba, la chica de quedó pensativa hasta que su amigo mencionó la última de las preguntas.

— ummm pociones, sabes que me cuesta mucho — se volteó y buscó con la mirada donde estaban los libros de pociones, dentro de su cabeza también rondaba la idea de qué haría con su vida, al salir, estaba sola, no tenía dinero y nadie que la auxiliara, se estremeció lo que se evidencion en su mirada, decaída y triste.

Al notar la mirada de Euphemia, no puedo mantener la mascarada que habíamos mantenido desde segundo año y sin detenerme a pensarlo la tomo de la mano.

Tranquila, siempre estaré allí para ti, ya lo verás, confía en mi Eufi, confía en mi. - digo en un susurro mientras acaricio su mano intentando calmarla.

Me importana poco que alguien nos viera y hablara, pues era un hecho de que sin importar de quien se tratase, yo era perfectamente capaz de hacerlo callar a las buenas o a las malas.

que su amigo la tomara de las manos hizo que Euphemia reaccionara y llevara sus ojos verdes al chico, ahí, simplemente se quebró, las lágrimas volvieron a caer, y llevó su otra mano a sus ojos, buscando calmarse, no era cargo de Artemis lo que le pasara, pero ya era mayor de edad y no sabía que haría, no lo sabía. La amarga sensación de haber perdido todo lo que era y lo que la definía. Toda su vida era una mentira.

— no soy... no soy tu carga, no... no lo soy... — lo volvió a mirar, ahora sintiéndose más indefensa que nunca — Artemis... yo... yo... — nuevamente esa sensación de amargura, la misma que sintió al despertar en el hospital — ... yo... intenté — no sabía como explicarlo — deberías dejarme simplemente... — sus pensamientos se contraponen, soltando la mano del chico — en vacaciones... cuando... cuando me fui de la casa, vagué... creo que fueron dos o tres días, no sé, y llegué al mar, ahí... — quedó en silencio, alguien pasó muy cerca de ellos, y la asustó, la chica miró en esa dirección, pero decidió seguir hablando.

— entré al agua — Artemis sabía mejor que nadie que ella no sabía nadar — entré hasta que no pude tocar tierra — su garganta se volvió seca — desperté en San Murgo, Jake estaba cerca y me sacó, ahora me pregunto... si fue bueno que lo hiciera, si... si sería mejor... — apretó los dientes y sus puños, sin saber qué más agregar, ahora temía que él la reprendiera o que le dijera que era un idiota.

MientrasEuphemia hablaba, mi rostro se endurecía, de todas las idioteces que podría haber hecho, Euphemia había intentado la peor de todas.

Por suerte para ella, estabamos en público, de lo contrario, le habría metido la regañina de su vida, inconscientemente sujete con fuerza sus manos y fijé mis ojos en los suyos.

No eres una carga para mi, eres mi amiga y si alguien te dañara, pues le arrancaría los ojos con mis garras y luego lo mataría. - digo con seriedad, al tiempo que mi mirada se endurecía.

Lo que hiciste fue una estupidez supina, si algo te pasara, una parte de mi moriría contigo. Euphi, no vuelvas a intentar algo así de estúpido. 

¡Por favor júramelo! - le ruego a Euphemia en un susurro, mientras mis ojos se llenan de lágrimas, las mismas que reflejanan mi dolor e impotencia.

¡Venga Euphi dilo! - la insto al tiempo que la abrazo en público por encima de su hombro.

Eran esos ojos los que había tenido ver y la razón porque había tardado tanto en contarle, y su amigo no se guardó mucho lo que deseaba decirle, aunque imaginó que si le hubiera contado la noche anterior, hubiera sido, Euphe suspiró, quería contarle cómo se sentía al despertar, que habían días que todo el cuerpo le dolía y que no deseaba salir de la cama, y que eso aumentaba sus deseos de desaparecer, sin embargo cuando la abrazó, esos deseos de contarle se esfumaron, tardando mucho tiempo en contestarle.

— mejor salgamos de aquí — Artemis había aumentado el tono de voz y ya se imaginaba la reprimenda que les iba a llegar, así que se puso de pie, y tomó sus cosas y apretó su bolso contra su pecho, temblando, asustada por lo que pensaba y por lo que le había contado — ...te prometo... que lucharé... Artemis — le extendió su mano para que la tomara, esa mano helada que había tomado momentos antes.

— vamos... — quería ir a otro lado a donde conversar y seguir siendo abrazada por Artemis, que la reconfortaba. 

Asiento en silencio. - Vamos a los jardines, detrás de los invernaderos, así podemos conversar tranquilos y no llegamos tarde a clase. - respondo en un susurro.

Euphemia y yo caminamos tomados del brazo y nos escurrimos hasta los jardines, lejos de los ojos curiosos, mientras caminamos voy conversando con Euphemia entre susurros.

Fuiste la primera en conocer todos mis secretos, te mantuviste cerca pese a que todo nos iba en contra. Euphi, siempre tendrás un lugar muy especial en mi corazón y por eso nunca te dejaré sola, sin importar cuantos dragones tenga que enfrentar. - digo con calma y seguridad, mientras nos deslizamos entre los pasillos de la escuela.

Se tomó el brazo y apoyó su cabeza en el brazo del chico, Artemis era 20 centímetros más alto que la pequeña Euphemia y la verdad es que ambos Ravenclaw se veían bastante bien juntos y mientras caminaban más de alguno los quedaría viendo, asombrados de que la joven Sylvanus estuviera del brazo de alguien como Flamel. Euphemia, por su parte, ignoraba todo aquello, su mano estaba sobre el brazo de su amigo, y lo miraba hacia arriba, intentando serenarse, pero el salir de la biblioteca estaba ayudando bastante.

— aceptaste tanto, ocultarte... aun no entiendo porqué la verdad Artemis — suspiró y su mano secó sus propias lágrimas — pero me alegra que haya sido así... que ahora podamos pasear de la mano sin tener miedo a nada, gracias — lo jaló un poco hacia ella, empinándose para besar su mejilla, cuando creyó que estaban solos en el pasillo, justo en la galería que daba al salón de herbología—gracias por quedarte— suspiró, sus mejillas estaban sonrojadas, aunque había sido por el llanto, aun pasaban por su cabecita loca todas las cosas que la mortificaban y que constantemente la acosaban, estaba cansada de aquello,  de ella misma de hecho.

— ya no hay dragones a los que enfrentar, sólo estamos tú y yo, Artemis — tú y yo... esa frase sonaba linda cuando la pronunció, y se le quedó mirando, esperando que él la guiase a los asientos, justo al lado del salón.

El beso de Euphemia logra que me ruborice ligeramente, sin embargo, son. Sus palabras las que realmente calan en mi corazón.

Después de todo lo que hemos pasado juntos, ¿Cómo podría alejarme? No Euphi, siempre estaré a tu lado. - le respondo mientras tomo asiento a su lado.

Finalmente, cuando Euphemia dice que somos sólo ella y yo, vuelvo a abrazarla con ternura y sonrío mientras la miro a los ojos. Ella ya había soportado suficiente, así que era hora de que fuera feliz y me encargaría de así fuera.

Sonríe siempre Euphi, sonríe de corazón y no permitas que nadie te arrebate la felicidad, si necesitas ayuda para luchar, pues allí estaré yo para luchar a tu lado.

Yo recorreré cada milla del camino a tu lado para ayudarte y alentarte, pues sin importar lo tormentoso que sea el horizonte, siempre me tendras a tu lado. - añado con total sinceridad.

Se sentaron cerca de la entrada al salón de Herbologia, no tan lejos de esta pero si a resguardo, no serían a los que primero vieran los alumnos que fueran a acudir a esa clase. Gin fijó su vista en la galería de piedra que daba al invernadero y se preguntó si alguien vendría, y si su madre se enteraría de que estaba congeniando así con un mestizo, de todas formas, debió suponerlo, pero ¿le molestaría?. Eso la estremeció y perdió parte de lo que dijo Artemis, aunque no la última parte, en la cual ella suspiró y lo observó nuevamente con tristeza.

— Sabes que eso no lo puedes cumplir — hizo una pausa, un pajarito se posó cerca de ellos , antes de salir volando, — habrán momentos en que no podrás estar, ahora por ejemplo, amas a Kara y sé que ella siente lo mismo por ti, ¿crees que se sentirá bien si me prestas tanta atención y me juras estar conmigo? Somos amigos y de los mejores, pero tarde o temprano deberás decidir y escoger, después de todo, no somos familia, solo amigos — le acaricio su mejilla con tercera, — y eso no está mal, al contrario es parte de crecer y yo deberé ver cómo salir adelante — intentó sonar convencida y de hecho lo estaba, pero también sabía que estaba difícil y quizás debería buscar a su verdadero padre.  

Tal vez no lleves mi sangre, pero tu ya eres familia para mi, en cuanto a Kara. - dejo escapar un gran suspiro y escojo con cuidado mis palabras.

En verdad la amo, pero dudo un poco que ella sienta lo mismo, pues, si es así, no lo demuestra, igual este año pienso confesarle lo que siento, así me rechace.

Pero si ella me corresponde y realmente me ama, pues deberá entender lo importante que eres para mi. La persona que decida acompañarme el resto de mis días, debe aceptarme como soy, debe comprender que existen otras personas importantes en mi vida y aceptarlas también.

No debe exigirme escoger, pues de eso ya ae encargará la vida y hasta que ese momento llegue, no te preocupes. - le respondo a Euphemia mientras la beso en la coronilla.

¡Venga, arriba ese ánimo! Que nuestras vidas no han hecho más que empezar. - añado con una sonrisa mientras reconoforto a Euphemia con un calido abrazo.

-Un momento, no tan rápido.

Se acerca a ellos para impedir su salida del Gran Comedor.

-Tengo que ordenar mi despacho. Tengo muchos mapas astrales que deben ser catalogados y archivados y, podría hacerlo sola, pero el señor Weasley se ha portado mal. Hablaré con la Profesora Smith para que se cumplan ambos castigos al ayudarme con dicha tarea.

Mira a ambos. Obviamente, se refiere también al castigo de Krystal.

Le sonrió con todo el cariño del mundo, pero ya más o menos sabía que pasaría, no por nada era adivina aunque en este caso, era más una corazonada que otra cosa, pues de lo poco que conocía a Kara, imaginaba que ella no estaría muy feliz por su cercanía, pues si bien era una buena chica, era muy insegura y la presencia de una semi veela, la incordiaría. Euphemia se dio cuenta que llegado el momento, ella tendría que decirle adiós a Artemis y eso le molestaba, ahora que lo pensaba bien, le molestaba también que se le declarase, pero al instante posterior se sintió egoista, torpe, mal amiga, pero ¿acaso era otra cosa qué motivaba esa molestia?. Movió su cabeza de lado a lado, luego de dejarse abrazar, pues a pesar de sentir pena de perderlo, estaba ahí presente, en ese momento.

— sé que te dirá que sí, le gustas y mucho, serán una linda pareja — le susurra buscando distancia entre los dos hasta que sus manos dejaron de tocarse — me alegraré mucho por ustedes — decir esa frase, sintió que no fue tan sincera, aunque realmente lo sentía o eso creía.  Miró hacia el salón de nuevo, — sabes... con los fuegos artificiales debería declararte— seguía molestando, pero intentaba ignorar esos sentimientos, Artemis estaba claro, la amaba. 

Muy bien eso haré, el viernes será el día, confío en que todo salga bien y si no, pues al menos habré montado el mayor espectáculo pirotécnico que Hogwarts haya visto jamás.

Ya lo verás Euphi. ¡Esto va a ser épico! - exclamo con una sonrisa.

Por cierto ¿Traes tus cosas para la clase o quieres que vaya por ellas a la torre? - pregunto mientras me dispongona estirar las alas.

Krystal no puede evitar reírse cuando ve al alumno cantar, incluso señala y dice:

Hey que bien cantas…

Pero como siempre solía suceder un profesor llego y lo fastidio todo, ella se queda mirando mientras dice aquello a Mat y dice por lo bajo:

Joer que aburridos… con lo divertido que es

Krystal asiente a la idea de ir a buscar a los de primero cuando la profesora les dice que van a tener que ordenar el despacho de la profesora como castigo y eso le incluía a ella. Krystal no tenía muchas intenciones de ir al despacho como le ordenaron, a fin de cuentas así se salvaría del castigo, pero parecía que no iba a ser asi, asi que protesta:

¿Qué… nos toca arreglar su desordenado despacho?... pues vaya mierda tener que recoger lo que ha dejado tirado en su desorden…

-Entiendo, señorita Lovegood, que no sienta especial interés por las normas que no le interesan y por el hecho de estudiar, pero debe controlar su modo de hablar cuando se encuentra delante de un profesor. ¿Hablaría así a su Capitán de equipo? ¿O a su Entrenador? Debe respetar a aquellos que tienen autoridad por encima de usted. Recuerde que usted no es nada más que una estudiante y no tiene más poder aquí que el que le otorga ser de último curso.

Hace un gesto con la mano para que ambos salgan del Gran Comedor y la sigan.

-No admito excusas y lloros. Su castigo ha sido dictaminado y, por tanto, debe ser cumplido. O, quizá, las consecuencias sean nefastas para ustedes. Ahora, por favor, acompáñenme.