Partida Rol por web

     Melissa consiguió el ingrediente de la sangre. Ángel la esperaba y fue fácil el obtenerla, así que ni lo hizo volvió con el resto del grupo. Para ese entonces los chicos ya habían hecho el hechizo de limpieza con éxito. Los restos de la bruja y su sangre, la que se había desparramado por todo el suelo de la cocina, habían desaparecido. También lo habían hecho los trozos de la puerta lo que dejaba un hueco donde antes había una puerta de metal, pero no iban a hacerse problema por eso. Para cuando el director Fluttie los encontró en la cocina, solamente dijo:

     -Creo que la policía ha arreglado todo, podéis volver a vuestros hogares. Eh… ¡oh pero qué mala sorpresa! ¡El terremoto también se llevó la puerta de la cocina! Espero que los padres sepan entender estos gastos… después de todo, vivimos en Sunnydale.

     Dicho ello el Director se retiró, como dejando todo claro. Esto es Sunnydale, y las cosas más bizarras pasan… lo cual es cierto.

     Los chicos se prepararon. Tuvieron que inventar una buena excusa para que sus padres los dejaran en paz, y afortunadamente, todos ellos consiguieron convencer a sus progenitores. Así que ni bien tuvieron todo listo ya eran las siete de la tarde. Todo el grupo se hallaba en las entradas del colegio. Parecía desierto así que Andrew usó su llave, después de todo era parte del personal y tenía acceso a cualquier hora, y entraron en el colegio. Se fueron directo a la biblioteca. Allí estaban los azulejos sueltos, faltaba romperlos más y la trampilla quedaría a la vista… y de allí entrarían al Santuario del Maestro, y al final del combate.

Darla se sentía mejor tras haber descansado un poco y haber estado bebiendo agua. Llegó a la biblioteca, donde se guardó unas estacas y otra la llevaba en la mano. Debía guardar su magia hasta el final si no quería caer debilitada como ya le había pasado.

Estaba preparada, se quedó esperando para entrar, porque era obvio que alguien de su nivel no sería la primera. En todas las películas de miedo siempre mueren primero las más guapas y atractivas. Y Darla cumplía todos los requisitos. Por eso no iba a dar el primer paso.

 Me dispuse a prepararme para bajar, primero con el Escudo, formulando el encantamiento, para cuando, fuera el momento de lanzarlo, estuviera listo...

Tras haber conseguido la sangre de Ángel, Mel se dirigió a la biblioteca del colegio para acomodar su equipo y ultimar con Fullen sus planes. Por primera vez en su vida estaba caminando derecho al peligro, con altas probabilidades de morir en la batalla y aquello le provocaba un nudo en el estómago y un temor enorme a quedarse bloqueada cuando más se la necesitara. Porque por más que ella fuera la elegida, hasta dos días atrás no era más que una adolescente del montón. Espero que esto sea suficiente...

La chica le dio el vial con la sangre al bibliotecario (dadas las riñas entre Darla y Gabriel, Melissa no iba a arriesgarse a que lo echaran a perder) y acomodó las armas que había conseguido. -Buf... Mel Van Helsing, la cazavampiros... No suena tan mal no?- el estúpido chiste la hizo sonreir y aflojar un poco la tensión. Ella era joven, sabía que no podía morir tan pronto.

Se había conseguido con suerte todo rastro de la bruja antes de que el director llegara, hubiera sido muy dificil explicar aquello, sin contar con el hecho de que ningún humano les hubiera creido, sus mentes tan simples dejaban todo lo sobrenatural a cosas de historias, cuentos para asustar a los niños, o entrenimiento para ver en el cine o leer en un libro. Lo que no sabían es que la mayoria de esas historias que veian para entretenerse en realidad, siempre estaba basado en hechos reales. Se fueron todos a prepararse, yo no tarde en regresar, estaba en perfectas condiciones, preparada para la gran pelea final, no había que temer, contabamos con brujos, con la cazadora y contaban conmigo

Andrew abrió las puertas del colegio y se fue a toda prisa a la biblioteca. Esperaba que el resto de los alumnos le siguiesen. Llegados allí, comenzó a golpear con el martillo las baldosas, con la esperanza de reventarlas cuanto antes para poner fin a aquel mal.

Tomó el vial de sangre y lo guardó en su bolsillo. Luego miró a los demás, yo llevo la sangre, ¿qué llevais cada uno? No me gustaría que a alguno nos pasase algo y que nadie supiese quién tiene qué. Deberíamos saber quién lleva cada cosa y luego esperaros unos segundos a que os lance el conjuro de protección. Dice mirando a los dos brujos y después a Mel. Esta vez lo lanzaré sobre vosotros, sois las tres piezas claves de este encuentro, y es importante que estéis protegidos lo máximo posible.

 - Yo llevo el agua... ¿Quien tiene el abanico?. - Pregunté, nervioso. - Como lo perdamos, estamos muertos...

Cordelia se sentía deseosa de vengarse y de matar a tantos bichos frikis como pudiera, pero se sentía algo vulnerable. al fin y al cabo, todos ahí parecía que supieran qué tenían que hacer menos ella. Pero, Cordelia Chase no iba a dejar que nada ni nadie lo notara, así que, fingiendo seguridad en sí misma se dispuso a bajar con el resto.

Yo llevo el encendedor, estacas y agua bendita- había aprovechado junto con Darla para hacerse con unas estacas.

Luego señaló el suelo y los azulejos rotos.- Desde luego no va a ser una pérdida que hagamos añicos los azulejos, porque son horrorosos.- y dicho esto, esperó la señal para empezar a romperlos junto con los demás.

     La trampilla se abrió. Gabriel había formado un escudo de magia protectora a su alrededor y Darla simplemente esperó a sentirse excelente. Por fortuna ya se sentía prácticamente recuperada al cien por ciento. Mel se había reído de su propio chiste pero eso le había auxiliado en bajar el nivel de tensión del momento. Anya pensaba en todo lo que iban a tener que vivir, era un momento crucial. Por eso mismo Andrew preguntó a todo el mundo quién tenía cada cosa y, por vez primera, todos dieron datos. 

     Mel tenía la sangre (que se la había entregado al bibliotecario), Darla la sal, Gabriel el abanico, el encendedor lo poseía Cordy y la tierra la habían encontrado en el sótano y la poseía Andrew también. El agua estaba en manos de Gabriel y también de Andrew. Además del agua bendita que tenían varios integrantes del grupo.

    Así que abrieron la trampilla. Y ésta daba justamente a dónde se suponía que daba, viendo el mapa de Fullen: era la sala principal del Maestro.

     Es una habitación muy grande, iluminada por montones de candelabros de una altura considerable. En medio de ella hay una especie de piscina horadada en la piedra. El maestro se encuentra caminando entre el agua, que tiene poca profundidad, apenas le llega a los tobillos. Hay dos vampiros más, custodiando la única puerta que existe en el cuarto y que es por donde habrían entrado si hubieran empezado el recorrido por el mausoleo. 

     Pero el grupo tomó "el atajo" y ya no hay vuelta atrás. Están a segundos de que ellos se den cuenta de que alguien los mira desde el techo. Los chicos notan algo más, que es importante, parece que el hechizo que contiene al maestro no le permite ir más allá del perímetro de la piscina, por lo cual, aunque la habitación es enorme, él está confinado al área del agua y de los bordes. Los otros dos vampiros ya son otra historia, y sería importante dedicarse a ellos primero, como a trabar la puerta, para luego encargarse del jefe. 

La cazadora se adentró por la trampilla encabezando la marcha. Si había lucha antes de alcanzar al maestro, mejor que estuviera ella allí, así quienes debían realizar el hechizo podían disponer de vía libre para trabajar mientras Mel y Anya se encargaban de la parte física.

Llegaron hasta la cueva donde se encontraba aquel monstruo rápidamente. La estancia donde se encontraba aquel ser era espaciosa y en el medio, dominando el lugar, había una pileta con un poco de agua, donde el tipo que se le había aparecido en sus pesadillas caminaba de aquí para allá, sin llegar hasta los bordes en ningún momento. Evidentemente algo lo retenía allí, lo cual era un alivio, pues les daba una ligera ventaja para ocuparse de los matones que estarían custodiándolo.

Tras dar un segundo vistazo, la chica los descubrió. Dos vampiros enormes y con pinta de malos muy malos custodiaban la entrada al recinto, el lugar por el cual debían llegar ellos y en el cual los esperaban, para mermar sus fuerzas de entrada. Por suerte, el atajo les había permitido llegar allí desde una posición mucho más favorable y si la fortuna los acompañaba, podrían deshacerse de aquellos dos sin sufrir daño.

En silencio, la chica hizo señas para que nadie se moviera. Con cuidado, tomó su ballesta y dos virotes, cosa de poder recargar apenas el primer proyectil hubiera abandonado el arma. Apuntó al que tenía más lejos para hacer el primer disparo, ya que el segundo tendría que efectuarlo "de memoria" para conservar el factor sorpresa.

Respiró hondo un par de veces para afirmar su pulso y luego disparó. La batalla había comenzado.

Entre detrás de la cazadora, iba a hacer un comentario sobre el Maestro cuando Melissa hizo una señal, entonces vi que tomaba su allesta y efectuaba dos disparos, el factor sorpresa era importante, justo después de que Melissa disparara, agarré con fuerza mi espada y me lancé al ataque de uno de los vampiros, quería debilitarlos hasta poder clavarle mi estaca, cuando acabara con esos vampiros ya nos encargariamos de la verdadera amenaza, el Maestro

Fullen lanzó el conjuro de protección sobre Melissa y los dos brujos, les había dicho que lo lanzaría antes de bajar y así lo hizo. Después repasó mentalmente el nuevo conjuro que había que hacer para debilitar al maestro. Aquella piscina era perfecta para retenerle. Cada uno de ellos podría colocarse en una punta del pentagrama imaginario y así lanzar en condiciones el conjuro.

Agua, Aire, Fuego, Tierra y humanidad. Repasó mentalmente el vigilante. Y en el centro la sangre. Luego miró a sus aliados, Melissa parecía que se encargaría de los dos vampiros, y quizá Anya le sirviese de ayuda. Los dos brujos debían mantener sus fuerzas mentales protegidas, pues gastar su magia y energía en atacar a los vampiros podría ponerles a todos en peligro.

Este y Oeste, o Norte  y Sur. Ambos debían ocupar un par de puntos cardinales. Cordelia, dijo susurrando, colocate tú ahí. Dijo señalando el punto más alejado de los vampiros, ella haría de vértice superior. Anya, toma. Dijo dándola el encededor. Tú llevarás el fuego. Colócate allí. Dijo señalando otro punto. Darla, toma tú el agua, dice mientras le entrega la botella y ahora rocía la sal alrededor del maestro. Gabriel, tú colócate en el extremo opuesto de ella y cuando estemos todos colocados, dijo moviéndose él mismo a otro punto, te ocuparás tú de arrojar la sangre, Mel. Estate preparada. Dijo mostrándole una sonrisa de confianza plena.

 Me dispuse a situarme donde me indicaron y a realizar mi parte. Respiré con fuerza, tratando de sosegarme y le lancé una mirada peligrosa al maestro:

 - ¡Te vas a cagar!.

Cordelia no se lo pensó mucho y en cuanto abrieron la trampilla se quedó atrás para dejar a los demás primero, una cosa es que fuera mejor que los demás y otra que tuviera que demostrarlo siempre. Así que en cuanto vio a los vampiros, y que ellos no les habían visto, aprovechó para sacar una estaca y en la otra mano el agua bendita.

Se preparó y vio como Anya y Melissa se disponían a atacar, así que esperó a que si ellas no mataban a los dos vampiros, su estaca acabara la faena.

Vio que Andrew les estaba indicando donde colocarse y decidió hacerle caso en cuanto acabaran con los vampiros.

     La cazadora baja primero. Les dice a los otros que permanezcan en silencio para no delatar sus movimientos, al menos tener la ventaja de la sorpresa por un momento. Su ballesta se siente como algo natural, aunque no ha llegado a poder practicar con ella pero es como si ya la hubiera usado... ¿Tal vez en otra vida? Así que antes de que sus compañeros hagan otras acciones, dos virotes salen disparados. Ambos disparos aciertan. El primero al vampiro más cercano, un hombre con cara aterradora y el segundo a la chica, que también parece un hombre a simple vista pero que no lo es. Un impacto se produce en el estómago de uno y el otro, el más lejano, en el brazo derecho de la vampiresa.

     Anya sacó su espada e intentó pegarle al primer vampiro. Pero aunque estaba con la flecha de la cazadora, se movió justo a tiempo y la espada dio en la pared. Por su mirada estaba más que enfadado.

     Andrew había dado las instrucciones de qué hacer pero esas eran para cuando los dos guardianes del Maestro hubiesen sido aniquilados, así que por ahora, tenía que esperar. Melissa y los dos brujos tenían puesto un conjuro de protección que reduciría la cantidad de daño que pudiesen sufrir. Pero no del todo.

     Gabriel se plantó frente al maestro, aunque protegido por la barrera y se preparó para empezar con su parte. Darla estaba un poco detrás de él. Ambos alejados de los vampiros guardianes. Cordy intentó estaquear al segundo, a la mujer, pero no pudo lograrlo.

     El primer vampiro, ni bien Anya intentó su golpe. Utilizó su puño para intentar darle en el rostro. Aunque la flecha seguía clavada a su estómago, o más bien el virote, su ira y el hecho de que parecía un tipo duro, no le impedía reaccionar. La ex demonio tenía una chance muy pequeña de esquivar su golpe,no recibir la tunda de un no muerto fastidiado.

     La negra no podía creer que la chica se hubiese atrevido a semejante ofensa. Intentó golpearla con una de sus manos abiertas y dado el tamaño de su musculatura, no iba a ser nada agradable. 

     -¿Cómo te atreves, insecto? -dijo, enfurecida. Y se dispuso a dar el golpe. Mientras el Maestro, mirando a Gabriel comentó, con evidente alegría: -Me habéis traído a la cazadora. ¡Qué amables! Pronto mi venganza será completa.

Maldije el haber fallado el ataque, mire de nuevo al vampiro y volví a intentarlo con la espada

- Este es mio, acabad con la vampiresa- dije volviendo a intentar golpear al vampiro con la espada, pero fallé estrepitosamente.

¿Que me estaba pasando? Solo era un vampiro, habia acabado con él en otra época al momento, pero con este cuerpo de inutil humana me estaba costando demasiado

Andrew prefirió quedarse concentrado en todo lo que tenían que hacer. Confiaba en que entre las tres chicas lo conseguirían, tampoco es que tuviera nada que hacer. Con el martillo que poseía, el agua bendita y la cruz, tan solo podría defenderse, así que prefirió quedarse a la espera de que ellas lo lograsen, y de defender a Darla y a Gabriel en caso de que fuera necesario.

¡Vamos, Mel! ¡Confío en ti! ¡Confío en vosotras! Decidió terminar apoyando a todas.

Sus disparos habían dado en el blanco, pero no había sido suficiente. Aquellos vampiros eran muy resistentes, iban a tener que golpear dos veces o más antes de poder acabar con ellos y ocuparse, finalmente, del Maestro.

Haciendo caso omiso de la burla que ostentaba aquella voz de ultratumba, cargó un virote más para disparar a la vampiro negra, pero Cordelia se interpuso en su línea de visión. Si disparaba, corría el riesgo de lastimar a la muchacha.

Frustrada, guardó el arma en la mochila y dio un salto para ponerse frente a su objetivo. Ahora era tiempo de estaquear.