Partida Rol por web

Unforgiven

Prólogo

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03/04/2016, 17:06
Genèviéve

Intento estar seria, mientras le explico, pero su mano me descoloca. ¿Qué estaba haciendo el demonio? Haga lo que haga me hace sudar y respirar con dificultad, algo nuevo y que no era en absoluto desagradable. El lametón no es algo nuevo por otra parte, este huele a ron o más bien apesta a él. Acto que me hace sentir un escalofrío que no había sentid nunca. Me estaba nublando la mente el maldito.

Suelto la presa de mis manos y uso ambas para empujarle sobre el camastro. -Ya os dije que mataros era menos complicado que traicionaros, hice un trato con el demonio y no pienso arrepentirme. Se llevará mi alma igual.

Tenía que retomar el control de la situación, él no lo tenía en estos menesteres. O eso es lo que me había hecho creer desde que trabajaba en el burdel. Los hombres son débiles en la cama. Me coloco sobre él para cabalgarlo con brío y agotarlo. Me pregunto si será tan inmutable al placer como lo es al dolor. Quizás sea una bestia, pero con su petición ha demostrado que quizás sea mejor ser una bestia que un hombre.

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03/04/2016, 18:09
Demon

No sabes que hace el demonio perdiendo la mano en partes donde no las habían perdido nunca, pero él si parece saber perfectamente lo que hace. No cesa en ello hasta que no le empujas sobre el camastro y gruñe. Gruñe porque tiene toda la herida del pecho reciente y le has pegado un empujón, pero no te lo reprocha. En su lugar, te agarra bien de las posaderas cuando empiezas a montarle, ayudando a marcar el ritmo y cooperando en ello. No se recuesta sin más y se cruza de brazos tras la cabeza dejándose hacer. 

Inmutable al placer no es, desde luego. No grita quizá como otros hombres, pero distingues la misma respiración entrecortada que provocó a ti hace breves instantes. 

- Ya lo creo que se la llevará...gruñe en susurros, respondiendo de vuelta a lo que le has dicho sobre tu alma, pero en tu oído. Porque acaba volviendo a recuperar la pose sentada de pronto. Mientras, te sigue agarrando con la añadidura que te muerde el cuello. Lo hace no precisamente con afán de arrancarte un pedazo, sino que ves cierto tacto ahí, mientas tú sigues procediendo. 

Él realmente está magullado hasta las cejas, igual que tú, pero cada uno por motivos diferentes. Aun con esas, el tipo no se cansa tan fácilmente.

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03/04/2016, 18:44
Genèviéve

Desconozco de donde saca la fuerza para volver a incorporarse, o para continuar. Siento otro escalofrío ante su susurro etílico en mi oído. Su mordisco hace que jadee, sin esperar nada de eso. Había oído de mujeres que disfrutaban con el fornicio, pero no sabía realmente que era posible disfrutarlo. Siempre había pensado que se acostumbraban a ello para hacerlo más llevadero, no que sintieran un placer real como el que parecían sentir los hombres.

Lo normal era que con tres movimientos estudiados de caderas los hombres llegaran al éxtasis, se fatigaban rápidamente y pedían marcharse o dormir. Pero claro, el demonio no es un hombre. Lo demuestra no pareciendo cansado, pese a todas las heridas que porta, y siendo atento como nunca pensé que pudiera ser nadie en estos menesteres. No era todo tacto, pero sabía lo que estaba haciendo, lo cual me hacía experimentar muchas cosas nuevas y agradables. Cosas que siempre pensé que fueran mitos. 

Me agarro a sus hombros y acaricio su espalda llena de cicatrices. También alzo la cara mirando al techo de aquella tienda, para exponerle el cuello y que siga procediendo. Al final iba a ser verdad que se iba a quedar hasta con mi alma si seguía a este paso, porque mi cuerpo lo estaba conquistando.

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03/04/2016, 20:01
Demon

El demonio sigue procediendo y tras un rato de tórrido momento, acaba en éxtasis. Eso lo reconoces de inmediato. Ahoga el gemido enterrando la cara en tu cuello y estrujándote más en el proceso. Queda así breves momentos, en los que respira aún de forma entrecortada y tiembla, sintiendo todavía el eco de su éxtasis y luego luego se tumba. Cae a plomo de vuelta en aquel camastro maltrecho, de forma sonora, como un saco viejo y apaleado. 

La oscuridad protegió de miradas lo que allí dentro pasaba, pero algo se debió escuchar. Aun con esas, nadie dice allí "esta boca es mía" y dejan el momento estar. Fuera ya solo se escuchan ronquidos y nada más. El demonio tampoco aporta comentario de lo que allí acaba de suceder. Dejándote de vuelta en libertad, sin sus manos agarrando tu cuerpo.

Notas de juego

Tu ya decides qué tantos gozos tiene el pj. Yo te pongo lo que hace el señor maromo.

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03/04/2016, 20:36
Genèviéve

Sus atenciones hacen que mi cuerpo vibre como no lo ha hecho nunca y su aguante que yo cruce un umbral al que nunca me había acercado ni de lejos. Cuando llega su éxtasis tiembla y me aprieta contra él, es cuando yo abro los ojos de asombro por lo que siento en ese momento. Mis jadeos no los ahogo en su cuello, sino que lo dejo salir mientras él recupera su aliento. Mi cuerpo tiembla como el suyo, siento que me falta el aliento y tengo la confusión más grande que he sentido en mi vida. ¿Qué acababa de pasar?

Cae a peso sobre el camastro y yo me levanto, a buscar el odre de agua que dejaron por ahí para asearme un poco. Casi me caigo con el temblor de piernas que tengo aún, pero acabo dando con él y aseándome un mínimo. Estaba toda sudada, aunque no noto magulladura o mal alguno en realidad. Tengo la sensación que aquella bestia no tiene ni idea de lo que acaba de hacer, pero a partir de ahora no me iba a ser indiferente ni mucho menos. Aquel acto que no debía cambiar nada lo había hecho, no de sentimientos o mierdas de mujeres ingenuas, sino algo en mí. Doy un trago al agua fresca al acabar y miro alrededor perdida de nuevo, se supone que tenía que dormir con él.

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03/04/2016, 21:32
Demon

Bebes y te aseas, mientras el demonio permanece tumbado acompasando su respiración de nuevo. Cuando acabas, te arrebata el odre y le escuchas pegar un trago largo. No parece que le de la importancia que tiene para ti este revolcón a oscuras. No te dice nada al respecto y se limita a dejarte sitio en el camastro. Para él debe ser lo normal o a saber. Pero no parece estar sintiendo lo que tú estás experimentando en tus adentros. 

Puedes cerrar los ojos, Pantera. Nadie te va a comer - te dice, tras dejarte un sitio y tumbarse de nuevo de lado. Dándote la espalda y mirando para la tela de la tienda, así desnudo como está. Pudores no tenía. No era Fournier fornicando con el camisón blanco. 

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03/04/2016, 22:08
Genèviéve

La desnudez no me preocupaba, por lo que me tumbo en el hueco que me deja. Puede que sea una idiota, no tengo sentimientos por él, pero para mí ha sido otra cosa a la que no estoy acostumbrada. Para él no. Cuando consigue retomar su respiración es como si nada hubiera ocurrido, como si no le hubiera dado la vuelta a mi mundo. Hombres estúpidos, pienso haciéndome un ovillo a su espalda para dormir.

Me encuentro dándole vueltas a si para él ha sido como con cualquier otra puta, frente a su espalda. Es que recuerdo las cicatrices que la surcan y paseo mis yemas de los dedos por las mismas, mientras hago por dormir. Fuera lo que fuera la causa de aquellas cicatrices debía haber dolido mucho, más que los cortes que había cosido antes.

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03/04/2016, 23:26
Director

Acaricias sus cicatrices en la oscuridad y sientes que aquello le calma. Hasta el punto que su respiración se hace cada vez más pesada y pronto te das cuenta que duerme. La envergadura de aquellos surcos era grande...Como si le hubieran levantando palmos de carne por completo, y esta luego hubiera curado muy mal. Por ello, su espalda ahora es un amasijo de carne.

El cúmulo de emociones de todo el día comienza a hacer mella en ti. El desembarco, tu fuga, la huida del loco del bosque, ser testigo de la muerte de Chacal, yacer con el demonio y todo lo que eso te ha supuesto, el calorcito que se desprende de su cuerpo pegado al tuyo.. Tus párpados se vuelven pesados y, aun con todo lo que te recorre ahora la cabeza y las preguntas, acabas cayendo rendida. Para tu sorpresa, descansas. Vuelves a abrir los ojos de día y sola en la tienda. Sigues desnuda, pero alguien te ha puesto tu vestido (el que llevabas antes de mojar el otro) por encima y ya está seco.

Hay jaleo fuera, voces y el mover de bártulos. Parecía que estaban recogiendo todo aquello, de nuevo. Ahora si que ves al demonio tatuado allí, rebañando la olla de ayer, y mirándote a lo lejos. 

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04/04/2016, 14:42
Genèviéve

Me levanto y miro al exterior, mientras palpo mi vestido que se ha secado. He debido de dormir mucho o alguien lo ha puesto junto a la hoguera para que esté así de seco. Me lo meto por la cabeza, mirando aún para fuera, donde está aquel ser extraño. Él debía ser otro sirviente del infierno y sus marcas por todo el cuerpo eran la prueba. Al igual que las marcas del demonio en la espalda, cualquier hombre normal habría muerto de haber sufrido heridas así.

Me aventuro a salir de la tienda, sin alejarme, solo por comprobar si el ajetreo es indicio de que nos marchamos ya.

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04/04/2016, 19:35
Calypso

Aquel ser no te presta mucha atención. Te mira instantes más y luego vuelve a centrarse en dejar reluciente la olla.  Come acuclillado sobre ella. Te cubres con el vestido y sales, para descubrir que están recogiendo las tiendas. Es evidente que están más que acostumbrados a este tipo de acampadas fugaces, pues desmontan tan rápido como montaron. Algunos botes están dispuestos en la orilla, y en ellos cargan barriles de agua dulce, canales enteras de aquella carne salada y sacos de otras cosas que no llegas a discernir. El demonio ayuda a ello. Aramis anota lo que se carga, inventario. 

Por la ubicación del sol, parece que lo que ha pasado es que has dormido mucho. A pesar de estar cubierta, tienes cierto frío y aún notas tu cuerpo somnoliento. 

Nos vamos - escuchas una voz a tu espalda. Es Calypso, que se pone a desmontar la tienda del demonio según has salido.

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04/04/2016, 21:45
Genèviéve

Asiento a sus palabras y doy otro par de pasos. La verdad que hasta que llegáramos a Tortuga era una completa inútil en esa tripulación. Descontando lo que pudiera hacer como mujer o como puta, a veces ambas cosas eran lo mismo. Como lo que había pasado anoche, cosa en la que no quería pensar, pero seguía dándole vueltas. ¿Cómo era posible que dedicándome a esto nunca hubiera sentido algo así? Quizás era magia del demonio, por eso decía que podía acostarse con cualquiera sin pagar.

Tuviera magia o poderes del infierno, lo que estaba claro era el precio que había tenido que pagar por todo. Las marcas de su espalda. Algo de aspecto tan desagradable y con un curioso tacto. Por sus reacciones no era algo normal que alguien tocara aquello. Si había yacido con tantas mujeres como decía era raro, a no ser que no dejara que nadie tocara, aunque de ser así yo no sería una excepción. Aquella bestia era muy rara y en algunos sentidos mejor que un hombre.

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05/04/2016, 00:14
Director

Notas de juego

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