Miro a ambos que parece que tenían mucho que discutir sin que yo estuviera presente. Seguramente el mercader quería saltarse al intermediario y eso me vendría bien, pero tener a Ray de nuestro lado era necesario para otras cosas que no fueran perfumes. Ray tenía influencia con el resto de piratas de la isla.
-Eso suena muy bien- le sonrío y luego me levanto tras ver que sus copas están bien llenas de vino. -Voy a ver qué tal mis chicas, os dejo algo de privacidad.
- Mi querida Genèviéve, me parte el corazón - dice Ray en su teatro. Aquel hombre vivia en una obra continua, por lo zalamero y exagerado - Si bien, entiendo tu obligación como regente, aunque espero que nos honréis con vuestra presencia de nuevo en un rato.
-Vendré a veros, no puedo dejar a dos hombres como vosotros solos mucho tiempo... Pero mis chicas os tratarán bien, no os faltarán atenciones- les digo y me voy a dar una vuelta para controlar, no me iba a quedar a dorar al píldora a esos dos. Ray había pedido que tratara bien a aquel hombre y eso había hecho, en su favor como acordamos.
Ambos hombres sonríen complacidos por lo que les dices. Los puedes dejar ahí y dar una ronda. Compruebas que todo está más o menos en orden, dentro de todo el orden que puede haber en un burdel.
Así pueden pasar varias horas, entrar bien la noche. Para entonces, Ray a emborrachado tanto al comerciante que tiene cara de que los tratos están saliendo a su favor.
Casi a la hora de cerrar el burdel, cuando ya empezáis a despejar clientes, ves aparecer por allí a Ruby y Marion.
Dejo que Ray cierre sus negocios y le insto a irse cuando parezca que han concluido. No quería que vagaran lo suficiente como para dormirse y tener que echarlos, no era lo apropiado. Así que cuando veo llegar a Marion y Ruby, hago que las chicas les muestren amables la puerta para hablar tranquila con las recién llegadas, sobre todo con Ruby después.
-¿Fue todo bien?- pregunto a ambas, sin esperar aún detalle. Que les pagaran y no se hubieran propasado era suficiente de momento. Aún teníamos que arreglar el asunto de la mujer muerta que habíamos tenido esa misma mañana y no quería nada similar.
Ray y su invitado abandonan las estancias del burdel sin ninguna complicación. Aunque Ray era mas exquisito, casi extraño para esos menesteres, el mercader y acaba acompañando a alguna chica a las alcobas en algún momento. Para cuando Ruby y Marion regresan, ambos ya han sido despachados.
Ambas dos parecen tener buen aspecto, física y anímicamente.
- Todo bien, unos pisaverdes del montón. - Dice marión tendiéndote una bolsa de cuero abultada y pesada. La cual, si la abres, contiene una cantidad ingente de doblones de oro.
- Sin altercados. - dice escueta Ruby, por su parte - Aunque estoy cansada, ven a mi alcoba y hablamos un momento - añade finalmente para ti.
Cojo la saca que me tiende Marion y de dentro le paso cinco doblones solo para ella por el trabajo de aquella noche, no quería tampoco entrar en guerra con esta mujer y sé que después de mí era de las más apreciadas del lugar.
-Para vos- le sonrío y cojo el resto de la saca para añadirlo a las cuentas del burdel, haría lo mismo con Rubi pero en privado. -Descansad, tenemos un bastardo que descubrir...- le digo recordando la mujer que había sido asesinada la noche anterior bajo aquel techo. Luego sigo a Rubi a su alcoba.
Marion parece bastante complacida con las monedas que le das y acaba sonriéndote de vuelta. Ruby, que no se espera a que acabes la transacción con Marion, va adelantándose al cuarto.
Para cuando entras en su alcoba, ella cierra la puerta a tu paso y te tiende esto:
- No se que pone - Ruby no sabía leer - Pero hay un mapa, creo que es lo que buscas.
Esperaba que Rubén trajera información sobre aquella fiesta privada, pero no directamente aquel cuaderno que el Demonio andaba buscando. Aquello es el pasaporte a nuestra libertad más absoluta. Es por ello que al verlo salto a abrazarla.
-Pero cómo...- consigo a decir apretándola entre mis brazos. -¿Vos estáis bien?- me apartó para verificar su integridad.
Ruby se deja abrazar, aunque no devuelve el abrazo. Desde que la conocías había sido una persona bastante distante en esos menesteres. Si bien, sabías que haría cualquier cosa que te beneficiara.
- Estoy bien - te dice ella - ¿Es lo que querías no? Me hablaste de un cuaderno. - te mira - Hablaron durante la fiesta de una incursiones en barco, de repartir ciertas ganancias. Como si nosotras no estuviéramos allí... el comodoro era especialmente idiota. Trajo vino francés y una sustancia que los embriagó. Hubo una orgía en los aposentos del gobernador. Solo tuve que colar algo mas de esa cosa en sus copas. Lo guardaba en un cajón bajo llave - te comenta, que seguramente se encargó ella misma de esa cerradura cerrada.
Le vuelvo a abrazar fuerte cuando me confirma que está bien. No quería que Ruby sufriera algún daño por ayudarme. Por ayudarnos. Todo lo que consiguiera ahora sería por nosotras. Nos liberaríamos del yugo de los hombres. Solo teníamos que darle el dichoso cuaderno al Demonio, si es que este podía sujetar su peso de nuevo sobre sus pies.
-Os debo mucho. Descansemos un poco y luego iremos a casa de Dupree a finalizar esto- le informo, porque no iba a ir sin ella ahora que sabía todo.
Ruby niega, quitando importancia a lo que acababa de hacer. Responde al abrazo posando una mano en tu espalda, donde da un par de palmaditas.
- No me debes nada. Tu me has ayudado siempre - te dice. Ella se encamina a salir de tu habitación, pero antes se para un momento - ¿Por aquí todo bien?
Asiento a sus palabras y luego suspiro cuando pregunta sobre cómo fue por aquí.
-Vino Ray, con el comerciante. El comerciante quería negociar conmigo directamente. Le dije que tenía que pasar por Ray para negociar con nosotras. Espero que Ray viera que nos las podríamos arreglar sin él y que nos dé un trato de favor a cambio. Porque Ray tiene hombres y es lo que necesitamos si estamos en problemas, por muy beneficioso que sea quitarnos un intermediario para comprar ciertas cosas...- le explico el resumen de la noche. -Veremos cómo evoluciona todo, aún tenemos que encontrar al bastardo que acabó con una de nosotras.
- Ya sabemos como manejar al Largo, es lo importante. Lo último que necesitamos ahora es una sorpresa desagradable con un nuevo proveedor - Ruby particularmente no confiaba en nadie, o casi nadie. Quizás fueras la única excepción - De lo otro no te preocupes, me pondré a ello en cuanto despierte. Lo descubriremos y pagará. - dice seria y segura, para acabar saliendo de tus aposentos.
Asiento a lo que dice de Ray, pero él tampoco era un hombre complicado. Era egoísta, como todos los hombres, pero fácil de tentar y manipular con sus deseos. Tenía unos muy específicos.
-Que descanséis- le despido y le dejo ir a dormir, sin más importunio por mi parte. Yo desde luego iba a tardar en conciliar el sueño, tenía demasiadas cosas en la cabeza como para reposarme como es debido. Duermo algunas horas, tras haber cerrado con llave la puerta de mi alcoba.