Muy bien voy a investigar, pero si confirmo quevtoso esto no es más que una vil mentira, entonces me marcharé de este lugar sin mirar atrás y encontraré mi camino de vuelta a Inglaterra. - respondo con total seriedad.

Dudaba mucho de que ambas tuvieran razón, pero no perdía nada con hablar con bella y revisar algunos libros en la biblioteca, pues si Ruby y Nieves tenían razón, entonces estaría dejando escapar una gran oportunidad de fortalecerme, lo que podría facilitar mucho mi lucha contra ese fantoche del príncipe Juan.

Hablaré con la señorita Bella y luego iré a la biblioteca en busca de alguna clase de evidencia que corrobore lo dicho por esa bruja del dragón. 

Por cierto, ¿A6ttlguna de ustedes podría indicarme dónde puedo hallar la biblioteca? - pregunto dubitativo.

Aladdín, que la primera reacción que tuvo al jaleo fue la de  interponerse delante de @Jasmin de manera instintiva, protegiéndola de cualquier peligro potencial, relajó el gesto cuando vio que la acción estaba a una distancia prudencial de ellos.

Pese a que en primera instancia aquello ni les iba ni les venía a ellos, que dos de los más fornidos del lugar empezasen una pelea con muchachas por en medio no era bueno para nadie desde luego.

-Mejor quedaos aquí-dijo más en tono de sugerencia que de orden a los integrantes de su mesa, para luego salir a la carrera en línea recta hacia el epicentro del problema.

Con una agilidad pasmosa saltó sillas y mesas que se interponían en su camino y, de forma sorpresiva se coló en el barullo, situándose entre Simba y el resto.

-Esperad, ¡esperad un momento!- dijo enseñando las palmas de sus manos como muestra de paz -¡Vamos a entendernos!

El muchacho de Agrabah se deslizó en un abrir y cerrar de ojos y rodeó a @Gastón por encima de los hombros de forma amistosa -Gastón, buen amigo. ¡Aquí no ha habido más que un terrible malentendido! Quiero decir... ¡Vamos! ¿¡Como no iba a sentirse amenazado el único de todo el lugar que podría tratar de hacerle frente a tus pectorales!?  Piénsalo, tú, rodeado de las más bellas muchachas de este lugar... el pobre se ha sentido celoso ¡Quien podría culparle!-El tono tranquilo de Aladdín iba a juego con una radiante sonrisa

¡Y por si fuera poco el chico se cree un león!- dijo dibujándose espirales en la sien con el índice.-No hay duda que el portal le ha sentado mal... Se ha pasado la noche cantando canciones al mono-añadió susurrandole a Gastón mientras señalaba con el pulgar a Abú, quien le dedicó una amplia sonrisa- El muchacho necesita pasar por el médico... ¡y no me refiero al rasguño!

Volvió a situarse en medio de todos -¿Por qué no hacemos una cosa? Vosotros id a la enfermería a que te miren esa herida-dijo en tono conciliador a Rapunzel-Y Abú y yo nos lo llevamos a él a que se aseguren de que todo funciona como es debido-dijo señalándose la cabeza.

La palabrería del chaval estaba tan bien hilada que a penas daba la ocasión a interrumpirle mientras hablaba. 

Le iba a dar… Le iba a dar tal pandereta que la cabeza le daría diez vueltas sobre el cuello. Esos eran los deseos del cazador que acentuó su ceño fruncido a medida que el león hablaba. Pero sentía emociones contradictorias; por un lado el mosqueo que le estaba removiendo las entrañas, porque nadie retaba a Gastón y se quedaba tan pancho; y por otro la gracia que le hacía su actitud, pues resultaba cómico que un tiarrón como él usara sus colmillos más que su sola presencia para inspirar miedo. Claro que… de ser un león de verdad otro gallo cantaría, pero amigo mío, tienes que adaptarte. Ahora eres un hombre, ¡amenaza como un hombre!

Pero no hizo falta su intervención, aunque hubiera deseado responderle al empujón con la ansiada pandereta, fue Ariel la primera en atacarle con… espera… ¿eso fue un tenedor volador? ¡Le había clavado el tenedor! Gastón estaba alucinando. Abrió los ojos de par en par y se quedó ahí observando el espectáculo. Y la siguiente en interferir fue aquella que se había marcado como objetivo, la clave para conseguir sus no tan malévolos planes aunque sí egoístas, ¡su rubita! Usó su larga cabellera rubia para atrapar a aquel tío y tirarlo al suelo. ¡Y qué parla tenía! Había nacido para ser heroína, ¡Con ella aprobaba la uni seguro!

Como no era de extrañar, llamaron demasiado la atención y el primero en ir a curiosear fue Aladdin, que con la gracia que le permitía su gran agilidad se colocó entre los dos hombres, rodeando por su grueso cuello a Gastón. Y supo perfectamente como camelarselo. Es que en realidad era fácil llevarse bien con el cazador (o hacérselo creer) si le alababas, claro que así no aprendería en su vida lo que significaba la humildad si no había pérdida de dignidad por algún lado.

— Ummmm tienes razón — dijo Gastón, pensando que quizás sí que había infravalorado la inteligencia del chico. ¡Por fin se daba cuenta de su majestuosidad! Claro, y por eso el leoncito se había visto ninguneado y sentido tan amenazado. El problema es que eso de la empatía… era otra asignatura pendiente de Gastón. ¿Cómo alguien tan altanero sería capaz de ponerse en el pellejo de otro que no fuese él? — Aunque jamás lo conseguiría, entiendo mejor su frustración. — comentó mientras su pecho se inflaba con orgullo.  Y además, Aladdin insinuó que tenía problemas de demencia (otro más) por lo que se creía que era y por lo que había estado haciendo desde que llegó. Además solo había que ver cómo vestía. — Suerte con eso, no he visto ninguna señal donde indique el camino hacia el manicomio. — le comentó antes de echar una mirada de desprecio a Simba y se marchó donde se encontraba Rapunzel. — Eh, rubita, vas a tener la suerte de que te acompañe a la enfermería a que te curen eso, vamos. — Y tras eso, le quiso tomar de la mano buena para sacarla de allí si ella u otra persona no lo impedía. 

Mérida le dejó asiento a la guapa Megara antes de responder a Djin - Yo soy de DunBroch. ¿De donde sois vosotros principe? - preguntó con verdadero interés. Al verle hacer esas cosas con los dedos se quedó con la boca abierta por la sorpresa - ¿Acaso sois hechicero? ¿Habeis visto los fuegos fautos vos también?

Un gran alboroto atrapó la atención de la joven que se puso inmediatamente de pie, pero vió que las dos chicas parecian saber defenderse solitas. Como siempre, uno de los chicos se metió en medio, como si una mujer no pudiera. Puso los ojos en blanco para luego subirse a la silla y quedar acuclillada. Quería ver todo lo que sucedia y necesitaba altura para ello.

Siguió comiendo su bollo mientras los ojos le brillaban divertidos deseando ver como le daban su merecido al melenitas rubio

- Ahora que lo pienso yo ni siquiera se ubicar mi bosque en un mapa. Mucho menos se de los lugares que ustedes mencionan.- aparté mi mano de la de Robin para coger otro bollo. Las palabras de Nieves terminaron por inclinar la balanza hacia la idea de quedarnos y Finalmente Green accedió a investigar un poco más antes de aplicar su plan de huida. Me agradaba la madurez que ambos mostraban, eso me mantenía en mi centro.- Realmente me alegra mucho que tomes en cuenta nuestras palabras, además Nieves tiene razón la comida y la bebida está deliciosa, quizás podemos posponer cualquier plan hasta despues del desayuno.

Estaba recordando los planos que había visto en nuestra hermandad, pero mi memoria no era tan buena. Además un lugar lleno de libros no había llamado tanto mi atención como las cocinas o los alrededores. Intentaba pensar en eso cuando un alboroto en la mesa de Rapunzel y Ariel me sacó de mi pequeño mundo. Un hombre grandote de los que ayer estaba semidesnudo (Simba) estaba peleando con ellas. Otro grandote se había metido (gastón) y luego uno más flacucho, moreno con ropa rara intentaba hacer que todos se calmaran (Aladín).

- Ese tipo está amenazando a las chicas.- me puse de pie de golpe dispuesta a saltar sobre la mesa de ser necesario. Sin embargo no me moví de mi sitio, solo me quedé alerta. Ellas estaban demostrando tener suficiente fuerza para defenderse y no era honorable pelear tantos contra uno solo. Tampoco me iba a poner de lado del grandote sin saber que había pasado solo porque estuviera defendiendose solo. 

El se hizo llamar a si mismo León, yo sabía lo que era un león de montaña y su piel era exquisita muy abrigada para hacer trajes en el invierno. "No es momento de pensar en eso Red". Ver sus colmillos  y sus garras asomando desde el cabello increiblemente largo de Rapunzel fue suficiente.

- EH!!! tú!!! deja a las chicas en paz- si bien pasar por encima de la mesa parecía una opción viable, me daba pena la comida así que aproveche que era chiquita para escabullirme debajo de la mesa y así poder acercarme al depredador sosteniendo un cuchillo de mantequilla que había tomado de la mesa.  "Suaviza tu voz y muevete lento" eso había que hacer ante una criatura  que se sentía amenazada. Suavicé mi voz acercandome más al tono conciliador del chico moreno que hablaba de monos y leones- Lo mejor es hacerle caso al chico Canela. 

Con mucha cautela me posicioné a un costado del "León" ya que estar a su espalda lo vería como una amenaza. Bajé la capucha de mi capa para que se viera bien mi rostro. Me veía pequeña, indefensa, para nada una amenaza, la mejor manera de presentarte ante alguien a quien deseas tranquilizar, pero siempre escondiendo bajo mi capa el cuchillo de mantequilla, como si pudiera servir de algo.

- Escucha León, las chicas no van a hacerte daño si tu no las amenazas a ellas. Estás superado en número y además no puedes moverte. Aún así Rapunzel te está dando la oportunidad de explicarte a pesar de que tiene la ventaja, ¿no crees que si quisiera herirte lo haría?. Ellas son buenas chicas en serio y seguro tu también, es más no creo que nadie quiera comerse a nadie considerando que el cocinero se ha esforzado tanto por hacer tantas cosas ricas. Vamos todos somos personas.... seres civilizados, las amenazas no son necesarias ¿Verdad?

Guiado por el intrigante olor que hacia mi boca babear y mi estómago rugir sin nada más sobre mi piel que el taparrabos con el que llegue el día anterior a este mundo llegue a la gran estancia extrañado por lo que había ahí dentro un pensamiento pasajero que no duró sino unos segundos cuando vi el origen del olor que me llamaba gentilmente.

Aún sin tener los conocimientos de los modales básicos mirando a los presentes y viendo los rastros de alimentos coloque todo lo que podía con mis manos en un plato para imitar a los presentes sentándome en la mesa con menos personas y más importante aún lejos del mugroso error que conocía como Simba quedando al lado de los dos encapuchados y la mujer de bella piel blanca.

Mientras usaba mis manos para llevar la comida a mi boca de forma salvaje al ver como el otro león presente causaba un alboroto puse mis dedos en mi cabeza y hablé de forma firme y burlona -¿Que pueden esperar de un salvaje como el?,es una bestia sin cerebro,orgullo y estupidez son los sinónimos perfectos para describir a ese individuo- mi risa no se hizo esperar mientras seguía comiendo.

— Nieves... me gusta que me llames así... creo que pediré que me llamen así — agrega con una sonrisa a la joven @Ruby, ambas eran muy parecidas, parecían hermanas de hecho, y habían congelado casi de inmediato, Nieves, cómo ahora quería ser llamada, bebió un poco más de leche, agradeciendo que @Hood realmente iba a investigar y lo iba a ayudar con eso, después de todo, si era todo mentira o una trampa, y lo averiguaban, escaparían, lo que si, lamentablemente no podría indicarle dónde estaba la biblioteca pero le dijo que en su hermandad habían planos y quizás deberían haber en su hermandad.  Y estaban en eso, cuando comenzó la trifulca. Se escucharon gritos y Nieves se volteó hacia donde venía toda ese ruido, tardando un poco en comprender lo que pasaba, escuchado a Ruby, y recién ahí la princesa se dio cuenta, al ver a @Rapunzel sostener su mano y luego apresarlo con su cabello. No se había dado cuenta del tenedor por la distancia en la que estaban.  

— si... — ya había mucha gente y parecían haber controlado al León, Nieves contempló a @Simba con algo de pena, si era un León, muchas cosas de los humanos debían serle terriblemente confusas, pero no se iba a acercar, sin embargo @Ruby se escabulló entre las mesas y llegó donde estaba el grupo, @Nieves llegó detrás de ella, @Aladin había intentado calmar el asunto, demostrado que tenía un don con las palabras, era mejor separarlos, el león debía estar asustado y eso sería peor. Para Nieves eran animales o mejor dicho, los comprendía mejor si tenían presente sus verdaderas naturalezas.

— @Aladdin tiene razón... es mejor que nos vayamos — Nieves se había agachado donde estaba @Simba, arrodillándose ante él, envuelto en el rubio cabello de @Rapunzel, pero @Scar tenía algo más que agregar y claro, no era nada halagüeño y solo ayudaba a atizonar más la situación.  

— no es necesario decir todo eso — le dice a @Scar, aún agachada, y vuelve sus ojos hacia el león y puso su mano sobre su mejilla y le susurró unas palabras, luego mirando a las chicas y a Gastón — discúlpenlo... por favor, le dije que le enseñaría sobre los humanos y falle en eso... por favor discúlpenlo, yo les doy mi palabra que no volverá a pasar — intentó interceder por él Leon, sino terminaría en más problemas aún. 

— @Simba... no sé porque hiciste lo que hiciste... pero no es el momento, no debiste lastimar a Rapunzel... no importa lo que haya pasado, pero... tranquilo, sé que todo es nuevo para ti... te dije que te ayudaría... confía en mí, por lo menos esta vez  — acaricia su mejilla y le habla con mucho afecto, buscando amansar al León y su rabia. 

Bueno, no me podía creer lo que veían mis ojos. A lo mejor era que no veía bien sobre la superficie. Pero había visto bancos de anchoas más perceptivos. ¿Hola? ¿Alguien se había dado cuenta que era la mano de Rapunzel la que sangraba? ¿Cómo iba a soltar a la anguila esa que no paraba de retorcerse en el suelo. 

Al menos, la chica una de las chicas de la otra mesa había intercedido y había otro moreno apuesto que obviamente lo conocía, ¿quién era? bien... pero... ¿soltarlo?

@Nieves discúlpenlo... por favor, le dije que le enseñaría sobre los humanos y falle en eso... por favor discúlpenlo, yo les doy mi palabra que no volverá a pasar

La respuesta es... No. Ayer me atacó, echó a perder mi lindo vestido y hoy a lastimado a Rapunzel. Una criatura así no debería estar en libertad. Yo también desconozco sus costumbres, pero no les he atacado miro el tenedor y lo escondo tras mi falda rápidamente. No en un inicio ¿no es cierto?

Primero lo primero. Cogí una servilleta y tras limpiar la herida de la mano de Rapunzel con un poco del agua de mi vaso, todo el mundo sabia que el agua de mar lo cura todo,  la envolví con cuidado. 

Acto seguido cogí varias servilletas mas y me desplacé con mucho cuidado de no pisar la larga melena, hacia los pies de mi atacante. Lo cierto es, que muchas de mis compañeras lucían atuendos extraños dejando sus piernas al descubierto, y pensé que debería ser mucho más cómodo, pero me preguntaba... ¿dónde estaba... ay... como los llamaba Carlota... ay si! ¿Dónde estaban sus pololos?

Si algo de los humanos había aprendido de mi amor, Eric, era a hacer nudos marineros. Era ágil con las manos y trenzar esos retales de tela era fácil. Los coloqué alrededor y entre los tobillos para dar más fijación y apreté bien el nudo. 

Finalmente me acerqué a su rostro peludo para recoger el minitridente, peinador, multiuso. No era cuestión dejarlo en el suelo. Ahí vi su cara de cerca, no olvidaba su amenaza, seguro que Eric, mi amor, lo mataría a la menor oportunidad y papá lo convertiría en un bonito langostino. Cierto era que a lo mejor yo no tenía muchas posibilidades más allá de salir huyendo, pero, eso él no lo sabía. 

Quien ande por la mar, aprende a rezar. dije aún agachada enseñándole mi recuperado tridente y me levante para volver al lado de mi compañera de habitación. 

En un tono mucho más dulce acaricié su brazo y le dije. Ya puedes liberarlo, así no podrá correr para perseguirnos, deberían revisar tu magulladura. Y si corría esperaba que algún fortachón que había unos cuantos o cualquiera que hubiera dado su honor por él intercediera. La palabra es la palabra, un trato es un trato, al fin y al cabo. 

Yo soy de DunBroch. ¿De donde sois vosotros principe? 

- El valiente príncipe Aladdin, la indomable princesa Jasmín y un amable servidor, somos de un reino de Arabia llamado Agrabah. Un lugar de arena, misterio, magia y una ley que debes seguir si quieres vivir. - contesto con una sonrisa limándome las uñas.

¿Acaso sois hechicero? ¿Habeis visto los fuegos fautos vos también?

Pongo una sonrisa tímida y me encojo de hombros - Bueno... bueno... un hechicero no, pero podía decirse que era algo parecido. - Saco una baraja de cartas de la nada y la extiendo hacia la chica. de mis mangas caen plumas de paloma, una sierra en miniatura, unas esposas y una varita de mago moderno.

- Y la respuesta es si, he visto fuegos fatuos. Son tremendamente groseros y un poco pillines. Nadie debería seguirlos nunca jamás... no a menos que quiera dar un vuelco a su vida de 180... 360...no, 180 grados.

De pronto surge la primera pelea entre la gente del primer año. Se lía.

El señor Simba se levanta muy molesto y parece que sin querer ha cortado a la señorita de pelo...- ¡Leches! ¡Qué pelo más largo! -  La pelirroja acuática se pone de pie, coge aire y comienza a amenazar al León con un... 

- ¡AAAAAAAaaaahhhh! - comienzo a gritar cerrando un puño en mi boca y señalando el arma de la Princesa de Atlantis con un dedo atemorizado - ¡Cuidado! ¡tiene... tiene un TENEDOR!

Zis, zas, zus. La cosa se lía y finalmente el amo y unas cuantas princesas toman partido para calmar la situación. Está claro que tienen el corazón de héroe y heroínas.

Me pongo al lado del amo y me apoyo con un codo en su hombro.

- Vamos, vamos... está claro que todos venimos de reinos muy distintos con costumbres muy distintas. Es fácil malinterpretar gestos de los demás.

Pero ¿sabéis una cosa que nos une a todos? ¿algo que todos compartimos?... - chasqueo los dedos y comienza a sonar el ritmo de una percusión. Cojo una cuchara, le doy unas vueltas con los dedos de forma magistral y se convierte en un micrófono.

Ofrezco la cuchara a las princesas, arqueando las cejas con una sonrisa picarona - Vamos señoritas, dicen que la música amansa las fieras...

Al levantar la mirada vi a Megara junto a otro grupo de chicos, entre ellos estaba Aladin el pícaro con su alegre mono, el hombre de los extraños poderes al que llamaban Genio, ambos estaban en la fraternidad de héroes, y un grupo chicas que aun no conocía. Cogí mi plato, lleno ha rebosar y me acerque hasta donde estaban, para sentarme junto a ellos.

- Señoritas, Aladin, Genio - sonreí amable y me senté en uno de los sitios libres. Mientras devoraba mi desayuno rico en hidratos de carbono, para empezar el día con energía, iba levantando la mirada sin saber que decir para romper hielo, estas cosas nunca se me habían dado bien, no heredado el carisma de un dios estaba claro. 

Ya había levantado la mirada y sonreído sin decir nada, como un bobalicón, unas III veces, y cuando me iba a atrever a decir algo y romper el hielo un estruendo en la mesa de al lado interrumpió todas las conversaciones. Me gire de golpe levantándome de un salto, poniéndome justo delante de Megara, con los puños cerrados y dispuesto a derribar cualquier cosa que se acercara.

 Miré de reojo a Megara "Ya. No es una damisela en apuros. No tienes excusa para acercarte a ella" Sacudí la cabeza y me fije en el origen del ruido ahí estaba Simba peleándose con Ariel y otra joven, fruncí el ceño parecía que mi charla sobre comportarse no había dado sus frutos. Apreté los puños con fuerza, iba a tener más que palabras con él esta vez.             

Cita:

Abrí los ojos de par en par al ver la habilidad que tenia Ariel con el tenedor, y sonreí al ver como la joven le clavaba el tenedor de un lanzamiento certero.  - Ja! ni el mismísimo Poseidon con su tridente lo habría hecho mejor -

Al final las jóvenes no habían necesitado ayuda de nadie, se habían bastado para para cazar al león.

Cita:

Negué con la cabeza, se supone que era un héroe y ningún héroe golpearía a una dama por muy raro que fuera su reino - un héroe es un héroe, y debe comportarse como tal - Pero antes de que pudiera decir una palabra más el Genio volvió hacer uno de esos trucos de magia, convirtió su cuchara en un utensilio extraño, que ofreció a las princesas, mientras un ritmo sonaba en todo el comedor. Por Zeus era imposible acostumbrarse a sus trucos.

@Simba: - ¡Suéltame humana, sácame tu pelo de encima o te lo arrancaré con mis garras!- exigió volviendo a mostrar sus colmillos, amenazando con morderla si ella se acercaba lo suficiente. No concedió un centímetro a sus explicaciones.

El león, o mono, ya no lo sé, me grita amenazas lanzando dentelladas. Mi pelo ha aguantado tanto peso que es imposible que se libere, lo sé muy bien. Está muy furioso. Si lo suelto no podré volver a controlarlo tan fácilmente. De no haberle frenado estaría ahora mismo enzarzado con Ariel, le he visto como la miraba. ¡No morderás a nadie! Frunzo el ceño decidida a protegerles.

La mano me escuece, me he manchado el pelo de sangre, aun así no lo suelto aún.

Alzo la vista, de repente el silencio y el corazón empieza a desbocarse a medida que me doy cuenta de que todos están aquí, y yo… mi pelo… me miran… Todo el mundo se ha dado cuenta.

“Rapunzel, si alguien descubre tu poder te cortarán el pelo, lo querrán para ellos, el mundo está lleno de gente mala.” Miro a Simba, preocupada aunque me mantengo firme. ¿Desde cuándo un poder es una debilidad? No madre. No lo es.

¡Y todo el mundo empieza a meterse en medio! ¿A nadie se le ocurre llamar a Ella, o a las hadas, o a quien coño sea? @Aladdin quiere llevarse a Simba ¡¿Qué?! ¿Quieren que suelte a esta fiera rabiosa? ¿A caso soy yo la mala aquí? ¿No lo han visto bramar furibundo? Iba a lanzarse contra Ariel ¿No ven mi sangre goteando al suelo? Ni siquiera yo sé por qué lo ha hecho. Por eso intento comprenderle y contener su ira.

Gastón me recuerda lo de la enfermería, lo miro presionando los labios mientras Simba intenta librarse de mi pelo. Quiero irme, de verdad que quiero, pero no considero prudente soltar a este hombre en semejante estado. Las palabras de Caperucita (@Ruby) me gustan. Le contesto apurada.

- N-no te acerques tanto… está muy furioso y no sabemos por qué aún. Yo no quiero herir a nadie, sólo que se tranquilice. – Lo miro con gesto serio - ibas a atacarnos de nuevo. Siento mucho tener que inmovilizarte pero eres peligroso. No controlas tu ira y no tienes motivos para tenerla. – Dudo mucho que me escuche, pero yo lo intento de nuevo preocupada.

Y se interpone @Blancanieves una vez más. ¡Cuidado! ¿No ves qu eestá furioso? Abro los labios asustada cuando se le acerca tanto. Será su princesa. Por sus palabras, ahora parezco yo la malvada y él un pobre muchacho indefenso y estúpido. Frunzo el ceño indignada con toda esta situación. Nadie comprende que estaba a punto de liarse a hostia limpia con nosotros sin haberle hecho nada y yo solo quiero saber qué está pasando y evitar que no dañe a nadie ¿?

Miro a Gastón de nuevo, quiero ir a la enfermería, quiero ir, pero no puedo dejar a este rufián suelto. Cuando le de la espalda me matará. "Bestia sin cerebro" lo llama alguien (@Scar) ¿Le conocerá?

- Es peligroso. – Murmuro casi suplicante, todos quieren que le suelte ¿qué les pasa? ¿Por qué yo parezco la malvada? Me siento confundida - ¿Dónde está la Mujer Dragón? ¡Señora! ¡Haditaaaaas! ¡Conejo! ¿alguien? – grito preocupada, la mano me duele, miro a Simba – no quiero que dañes a nadie. Tienes que re-la-jar-te. ¿Me com-pren-des? – quizás tenga algún retrasito - ¿Por qué nos quieres herir?

¡Ariel lo entiende! La miro con un GRACIAS, la veo tomar mi mano, por primera vez en mis dieciocho años de vida alguien cuida de mí. Le miro el pelito rojo mientras me limpia y tapa la herida de la que no para de brotar sangre. No me importa el dolor,me he curado muchas veces, pero creo que voy a llorar de amor. ¿Cómo puede alguien ser tan bonita por dentro? Es la única aparte de Gastón que ayuda en realidad. La contemplo atónita y maravillada. Recoge su peine, le ata las piernas y vuelve a mí.

@Ariel: - Ya puedes liberarlo, así no podrá correr para perseguirnos, deberían revisar tu magulladura. 

Miro a la sirenita, luego al león indecisa, luego a Gastón, a todos. Todos quieren que le suelte. Entonces escucho las palabras del último chico que entró casi rompiendo la puerta.

@Hércules: - Un héroe es un héroe, y debe comportarse como tal

¿Tengo que soltarle? ¿Una heroína le soltaría? Si todos me lo piden, será verdad, quizás estoy abusando y ha sido todo un error ¿? No comprendo por qué dicen eso, yo tampoco sé de comportamientos humanos en realidad pero jamás sería violenta. Suspiro.

- Vale… si todos queréis, le soltaré. Es peligroso, por favor, cuidado… - Camino hacia atrás alejando a Ariel y a Gastón de la fiera mientras le suelto, primero de los pies, al final del tórax. - ¿La enfermería? ¿Eso qué es y dónde está?

Dados Time
 
_{^{The Azar is coming}}

"Huelo tu sangre, podría olerla aunque no me acercases al rostro tu cólera por haberte tratado así. No me importa, en este momento no. Tu dolor no me importa. Solo quiero que me sueltes."

Rapunzel le recriminó, habló rápido, furiosa y contundente como un aguerrido luchador que no estaba dispuesto a dar un paso atrás y no temía defenderse del golpe que recibiese luego de su enemigo. ¿Pero acaso ella creía que Simba podía escucharla? Pues no. Su cuerpo ardía de ira y su mente no estaba mucho mejor.

- ¡Suéltame humana, sácame tu pelo de encima o te lo arrancaré con mis garras!- exigió volviendo a mostrar sus colmillos, amenazando con morderla si ella se acercaba lo suficiente. No concedió un centímetro a sus explicaciones.

Simba, estás en frenesí furioso. Solo ves formas, no escuchas a nadie, no ves a nadie en concreto. No quieres escuchar lo que te decía Rapunzel, menos aún lo que te dicen los demás.

Solo puedes atacar en este momento a quién está más cerca de ti, necesitas espacio, eres todo furia. Luego irás a por ese hedor a sangre humana, ese que te ha aprisionado. La mano, la herida son tu objetivo. Ella te ha enjaulado. Pero primero te tienes que quitar de encima todo lo que tienes que son meros estorbos.

Tú no te das cuenta, no eres consciente, el frenesí furioso te nubla la mente, pero has vuelto a tu forma original, eres un poderoso león de 180 kilacos  No sabías que podías hacer eso, pero en el estado de furia en el que te encuentras y después de que Rapunzel te haya librado de su pelo mágico, la cuerda de tus tobillos se rompe. Eres libre sobre tus cuatro patas, solo sientes eso, libertad para expandir tu rabia. No notas que ya eres un león porque ni siquiera piensas lo que haces.

-O̬̬̣̺͍̬̹h̳̳̣̙ ̮̖̞̻̥̮L͕̯̣̖̳u̮c͓̻͓̪̥i͇̭̜̜̳fer͎̗!̻̪̪͕̪̠!̼͔͖̬ ̜͖̳̰Y̜̻͎̺̜̣o̲̺̰̩̗.͓̤̥͙̤ L͍̠͎a̭̫̻ ̫̙̰̖̪̭ͅḏ͚̪̺͉͉̩e̬̝̪̮s͈̖͈ͅc̥̞̹͓̥̣e͓nd͉̲i̤̗̰͉͖̞e̱̩̜̗̩̩̮n̤̻̣͕̼͍ͅte̳ ͖̥̦̞͍͙̟de ̦l̗͇͇̰͎͈͎o̲̦̝s̫̹͇̫ ̮̯̘͇͙͔T̙̲r͈͕e̠̥̤͍̮̙ma̺͎͈i̝̙̙͇͍̱̳n̘̲̝͙̱͔e͇̞͇̪̖̫,̬̲̜ ̟͈͖͈͍

e͕͓̩̖̣n͕ e̲̜̟s͕̗͚̦̫t̮͖̬͓̪͚͇ạ͉ ͇̗ͅo͈̱̟̳͉̳̙s̺͚̥͙̟̲c͍͍̳̤̪ur̻̦̝̫a ͚̞̮h̞̟͔̳͉̪ͅo̖͓̳r͓̣̝͓a̻̞̞̞ ̻̖̞͇̗t̯̹̭e͎̳ͅ i̠̪̺̳͕̥n̗͈v̝o̟̘̲̭ͅco̬̦.͖͕̺̣̺
̤͕̻̩̦̥̞
͔̦̩

Yo҉ te in̸vo̡co,̢ ͞ven ͜a͞ ḿi.̧ ͟O̡beḑec̛e miş ̷c͢o̶m̶andos͠.͝
͘Tr͟ae ͟una͢ ̵to͠alla̢ t̕i͝b̢i̸a͞ y̕ se̸c͢a.

Ven ̷a͠ ͝mi

L̰̩̗̰͜Ư̘̮̳̠͓C̸̝̻̫̦̪̰̫̝͡I̬̤̯F͡͏͈̫̙͙̻͍E͏̶̘̘̰͙̣͝R̯̩͖̥̞̮͔̦̀,͓̤̞̞̗̮̲̣͢ ͚̥̰̱̥̪Y̢̳̲͜͝O̤̯̣̥̖̳ ̵̸͙̺͖̹͠T̜͕̝̲͉̪͉̭̺͡Ę̫̺͖̺̠̯̮̼͚ ̞͙̙̥̰̺͘͞L҉͙̟̹̙͡L͏̺̲͍̠͙̩̦͢͝ͅA҉̝͙͙̙̱̜͎M̪̲̯̞̯͎̯̥̤̀O̢̦̟͝

Estas fueron las palabras de Anastasia, esperabais a Lucifer, señor del infierno, y... ¿Qué aprecio? Con la gracilidad y elegancia que les define aparece este gato saltando desd ele suelo sobre la mesa que empieza a olisquear vuestros platos, a ver qué se puede comer.