Partida Rol por web

Aladdin fue el primero en acercarse al barullo. Su corazón noble y puro, no le dejo quedarse al margen. Se acerca a Gastón para calmarle inflamando su ego, y a Rapunzel para convencerla de que le deje a él el problema. Cómo pasó con aquel príncipe y su látigo. Incapaz de contener su palpitante naturaleza heroica.

Gastón ya convencido de que la rata le cae mejor, decide conceder a la rubia el privilegio de escoltarla hasta la enfermería.

Después llegó Ruby, astuta cazadora, es la única que se guarda un arma y se acerca al león para increparle y ayudar a Al y a las chicas.

Blancanieves, atraída por su bondad natural hacia todos los animales, convencida de que puede ayudar al león, le toca sin tener en cuenta el estado furioso en el que se encuentra, y le susurra sin ser escuchada.

Por último llega Djinn, intentando calmar los ánimos en general, intentando quitar hierro al problema que tenéis.

El resto habla desde su sitio, o ni siquiera os presta atención, creyendo que Rapunzel y Ariel pueden defenderse sola, y desde luego pueden. O podían. Hasta que la rubia duda de sí misma y cambia de parecer.

"Huelo tu sangre, podría olerla aunque no me acercases al rostro tu cólera por haberte tratado así. No me importa, en este momento no. Tu dolor no me importa. Solo quiero que me sueltes."

Rapunzel le recriminó, habló rápido, furiosa y contundente como un aguerrido luchador que no estaba dispuesto a dar un paso atrás y no temía defenderse del golpe que recibiese luego de su enemigo. ¿Pero acaso ella creía que Simba podía escucharla? Pues no. Su cuerpo ardía de ira y su mente no estaba mucho mejor.

- ¡Suéltame humana, sácame tu pelo de encima o te lo arrancaré con mis garras!- exigió volviendo a mostrar sus colmillos, amenazando con morderla si ella se acercaba lo suficiente. No concedió un centímetro a sus explicaciones.

Tenéis a un hombre, que afirma ser un león, contenido por pelo rubio; furibundo, no escucha, aun así le habláis. Da dentelladas, solo piensa en librarse de sus ataduras. En este instante no le importa el daño que ha hecho. Y aun así Blancanieves le toca. ¿Qué pasa cuando tocas a un animal rabioso? Lo veremos enseguida, pero sigamos entrando en situación:

Ariel, te cuesta atarle los tobillos pero aun así lo consigues muy hábilmente puesto que ahora es un rollo de pelo y tienes margen de maniobra. Entonces Rapunzel duda en si es una buena decisión liberarle de lo único que contiene su furia, su pelo mágico. No comprendes por qué los demás creen que es una confusión, no comprendes por qué quieren que le dejes libre. ¡Mira cómo está!

No importa el sonido de percusión, no importan las palabras, el estado de frenesí furioso en el que se encuentra el león salta a la vista. La mayoría ha intuido por obra y gracia divina (EJEM) que era un maltendedido y quizás lo fuera pero no lo sabéis y la rabia que el león muestra en su comportamiento... ¿Es que no le veis? queréis liberarlo. ¡Liberarlo!

Simba, perdiste el control absoluto de tu cuerpo, el sentido de la lógica te abandonó hace ya unos minutos, estás rabioso, enfadado, furibundo y muchísimos adjetivos más, lo has demostrado en tu comportamiento y tus compañeros han decidido soltarte porque parece que creen que te calmarás cuando la rubita te suelte.

Nada más lejos de la terrible realidad. El pelo de Rapunzel es lo único que frena al león, que cuando empezó todo fue prediendo el control.

En cuanto el pelo de Rapunzel te deja libre cambias a tu forma original. En un parpadeo, un perfecto ejemplar de león adulto donde estaba el fornido humano. Simba ahora eres tú. Un león de 180 kilos. Le habéis dejado libre y descontrolado. Él no se ha dado cuenta de que vuelve a ser un león, no procesa pensamientos. Solo quiere desatar su rabia contra...

Simba, hueles la sangre de la rubia, el pelo que te aprisionó nada más su suavidad abandona tu cuerpo. Quieres hacerle daño sin medida ni control. Apartas la mano de Blancanieves de un zarpazo (dos críticos). La tenías encima  así que la coges toda y la lanzas a ella para librarte de su molesta presencia. Blancanieves casi te arranca la mano, se queda sin piel, la tienes toda en carne viva y varios dedos rotos.

Luego apartas a Ruby de otro zarpazo. Ruby, la garra del león se claba en tu tórax, te rasga vestido y carne dejando tus pechos desnudos casi por completo a excepción de girones que quedan. Te ves lanzada contra una mesa y te rompes una costilla. La horrible marca en el tórax que también requerirá puntos de sutura, te escuece, sangras por doquier.

Ni a Ruby ni a Blancanieves les da tiempo a reaccionar. Simba está de pie sobre sus cuatro poderosas patas, buscando a la rubia con su olfato. Sabes donde está.

Todos esperabais que fuera una leve confusión pero el león estaba en frenesí, se le veía, se le escuchaba berrear furioso sus amenazas. Confusión o no la realidad es lo que tenéis frente a vosotros. La sangre empapa sus pezuñas. Rapunzel, eres su objetivo. Corre hacia los tres (Gastón, Ariel y Rapunzel) aunque no te ve claramente aun nublado por la rabia, te huele a la perfección.

La han cagado. Y mucho. No se puede contener la furia de un león rabioso que se siente amenazado. Rapunzel sabe más, todos debieron de hacerle caso y calmar al león de otra forma antes de soltarle.

Todo está rojo para él, rojo como la sangre de Rapunzel, el pelo de Ariel, y el fuego y el sol que representan las dos. El calor de su cuerpo asciende, se desborda, intenta contenerlo, pero no puede. Nada sirve. El pelo de Rapunzel lo enjaula, lo asfixia de la forma más cruel, y cada movimiento que realiza para tratar de soltarse en vano, le desespera aún más. Rematando, la sirena, que huele a salitre y Simba ya la reconoce a mil leguas, se encarga de tensar más la cuerda.

Estalla la rabia adentro, en sus venas y corazón, como una explosión de un veneno neurotóxico imparable, la mordedura del frenesí. Para él todos son presas que abatir.

Corred ahora que aún podéis. CORRED. ¡¡¡INSENSATOS!!!

Bum, bum, bum… bum, bum, bum. Suenan los tambores y el peligro se acerca.

Otra percusión suena en el interior de los oídos de Simba, una muy diferente a la que el Genio ha hecho sonar en el comedor animando a las princesas y la cazadora de la capa roja a amansar la fiera. Tambores africanos, los tambores de la sabana. El lugar primitivo de donde proviene Simba y donde la sangre que derrama un león es la de la presa que se encuentra postrada injustamente, si, bajo él en la cadena alimenticia. Y eso es lo que son esos bultos que se mueven alrededor de él, presas débiles a su merced.

Bum, bum, bum, bum, bum, bum. El ritmo del tambor sigue su curso cada vez más rápido, estrecha el espacio entre una percusión y otra. Su respiración se descontrola, el oxígeno que llena de aire sus pulmones no trabaja lo suficientemente rápido como para procesar la furia que carga el león dentro de si, su cara se desencaja de una forma que no es humana, está a punto de suceder. Los ojos rabiosos observan por última vez a la humana que le ha hecho esto, Rapunzel. Le observa con la promesa real de matarla. En cuanto el león se descontrole del todo, nada ni nadie podrá detenerlo. Rapunzel, sabe más, pero todos le hacen creer que no sabe nada. Le suelta con bondad. Ya es demasiado tarde…

¡SIMBAKUBWAAAAAAAAAAAARRRRRAAAAAAAAWWWWRRRR!

De su poderosa garganta y pecho surge un rugido atronador, un estruendo que llega hasta el último rincón del castillo, y más allá. Sus vestiduras se rasgan en el aire, pero antes de que nadie pueda verlo desnudo, crece en su piel el característico pelaje canela del felino y la melena poblada, rojiza, cayendo por sus hombros, protegiendo su cuello. Mira de frente a sus objetivos, el más cerca, Blancanieves. Movido por la rabia daña su mano de un potente y rápido zarpazo, la misma mano que hacia un instante acariciaba la mejilla del león. No le importa, solo es un estorbo en su camino hacia Rapunzel. Su mano queda hecha añicos. Sangre, piel, huesos rotos. Gritos y dolor que el león no escucha.

La siguiente en entrometerse es Ruby, la cazadora que nada tiene que hacer contra él con un cuchillo de mantequilla. Aprenderá la lección la próxima vez, necesitará un arma más potente contra Simba, y seguro que podrá hacerle frente. El león no tiene piedad de ella, como si en el fondo supiese que su dulce voz susurrada con delicadeza en realidad ocultaba algo más oscuro. Le rasga con sus garras penetrando en la carne de su pecho, se recrea en ello y retuerce las afiladas cuchillas con las que Mufasa y Sarabi bendijeron a su cachorro. Cumple su deber y deja fluir su instinto, poniendo de manifiesto que es un animal depredador, que caza, mata y mutila a quien ose desafiarlo. La cazadora cae desplomada mostrando su piel desnuda. Un objetivo menos.

RAPUNZEL. RAPUNZEL. RAPUNZEL. La huele, está cerca.

Lo pagará. Su furia contra ella roza lo demencial, desprende el hedor a carne podrida bajo el sol de la sabana, huele a MUERTE. Ella le ha enjaulado, ha querido dominarlo, rebajarlo a una presa por debajo de si mismo. ¿Cómo se ha atrevido a humillarle así? Simba acabará con ella. Cumplirá su promesa, le arrancará la cabellera solar a dentelladas, traspasando con sus afilados colmillos de bestia su fino cuello de cisne. El pelo crece, pero los cuellos no. Separará su cabeza de su cuerpo, y esa "jaula" nunca volverá a apresarle a él ni a otro animal que sufra privado de su libertad.

RAPUNZEL, YA NO SABRÁ MÁS. . .

Esto tiene que ser una broma... ¡Una maldita Broma macabra!

Tomado entéraente por sorpresa, Aladdin nada puede hacer cuando la bestia revela su auténtico aspecto y, en un abrir y cerrar de ojos, lanza por los aires a Ruby y a Nieves sin ningún miramiento, manchando la zona con su sangre.

El joven muchacho de Agrabah sin duda está acostumbrado a improvisar sobre la marcha, ¡pero aquello ya era demasiado!

Frenéticamente, sus ojos bailan de un punto a otro de la estancia, tratando de buscar la mejor solución posible para salvar aquella situación extrema.

Su cabeza funciona rápido. El león va a por la rubia. La matará como tenga la menor oportunidad, el resto no eran más que estorbos, por eso se ha limitado a apartarlas de en medio...

Un rápido vistazo hacia las chicas heridas le confirma lo que ya había intuía al presenciar la escena. Están heridas de consideración, pero su vida no corre peligro. No al menos por las heridas que tienen en ese momento. 

Una vez tiene decidido el plan, se lleva los dos dedos índice a los labios y emite un agudo silbido, que provoca que una alfombra color azul cian irrumpa en la estancia volando a toda velocidad.

-¡Alfombra! ¡Si crees que puedes, enrolla al león, si no, coge a la chica rubia y salid inmediatamente de aquí, tán rápido como puedas!- grita en dirección a aquel objeto mágico. Luego, de un tirón arranca el mantel de la mesa más cercana y se lo enrolla en el brazo derecho, para luego lanzarle a la cara del león lo primero que le viniese a mano.

-¡Aquí, pulgoso!-gritó haciendo aspavientos con los brazos para llamar su atención a la vez que trataba de interponerse entre la bestia y el resto. No tenía nada que hacer contra aquel animal, eso lo tenía muy claro, pero confiaba que su agilidad le bastase para evitar aquellas mortales garras el tiempo suficiente para que... para que pasase cualquier cosa

Estaba esperando que me explicaran qué era eso de la enfermería ¿habrá piruletas? Cuando al mirar a Simba de nuevo veo la sangre. ¡Y veo la León! Jamás he visto uno, bueno, jamás he visto nada pero un León menos. ¡Hay un León ahí! ¡Espera! ¡Es EL León! ¡EL León enfadado! ¡Es ÉL! !!¿¿QUÉ??!! ¿Puede hacer eso aquí en medio de todo el mundo?

Mi corazón tamborilea con una fuerza tan increíble como la que sustentaba mi malograda torre. Escucho su sístole y diástole como si fueran tambores por todo mi cuerpo. Tambores extraños y arrítmicos. Nunca jamás en mi vida he sentido tanto miedo. ¡Madre! ¡Te odio! Nada me ha preparado para ninguno de estos momentos, soy una inútil aparte de una tonta.

Quiero gritar de rabia, lo tenía sujeto. ¡Lo tenía! Es todo culpa mía. Si Ella me ha rodeado de heroínas, si Ella me ha puesto entre mujeres fuertes quizás es porque yo también lo soy. Madre, no volverás a agrietarme.

Veo la sangre de Blancanieves y siento el dolor en mi mano. Cierro el puño con fuerza, la herida me duele y sigue goteando sangre. Lo pensé y no se lo dije; lo siento. Veo a Ruby, que fue muy valiente en su cuento y se enfrentó al lobo, ésta vez el león la ha herido. Dispuesta a ayudarlas pienso en correr hacia ellas para poder curarlas, no me importa la gente, no me importa que lo sepan, no me importa si alguien quiere robarme mi flor, lo único que quiero es deshacer mi error. Iba a empezar a cantar pero no me da tiempo ni a moverme del sitio.

La bestia se levanta y mi cuerpo tiembla de miedo, aún sujeto al fornido brazo de @Gastón y a la mano de mi sirenita bonita (@Ariel). Huele. El sonido acuoso y fluido de sus patas posándose en el suelo manchadas con la sangre de mis hermanas me da un escalofrío que recorre mi espalda ¿Qué? Prometió arrancarme el pelo. ¿Puede olerme?

Su rugido me asusta.

Grito dando un santltio.

Empujo a Ariel y a Gastón para alejarles de mí apenas veo que el animal gira su enorme y preciosísima melena hacia mí. ¡Es un León! ¿Cómo puede ser tan sumamente hermoso y tan malvado? La belleza y majestuosidad del animal es tan maravillosa. ¡¡Mierda!!

Sujetando mi pelo corro hacia la puerta para alejarlo de todo el mundo.

- ¡Alejaos de mí! - chillo.

Aquí no hay techo para sujetar mi pelo pero ¿en el pasillo sí? Cuando pueda sujeto mi pelo a algo de las paredes o del techo y me elevo lo suficiente para que no me coja. Si puedo. 

Tengo que sobrevivir, no puedo fallarles ahora, están heridas, tengo que curarlas. ¡Ha sido mi culpa! ¡Lo siento! No debí soltarlo, no debí ser tan necia. ¡Perdonadme! Os curaré, lo prometo, pero primero tengo que salir viva de ésto.

Corro tirando cosas en medio para intentar frenarle. Todo, sillas, platos, percheros, ropa, comida, todo.

- ¡Alejaos todos!

Por favor que alguien pare a esa bestia ¿No hay sartenes aquí? Que alguien le atice con una sartén en la cabeza ¡Por favor! Rezo a algún dios, o diosa en la que no creo para que aparezca alguien que salve esta situación, tengo que vivir, tengo que volver el tiempo atrás, como sea. Quizás si le envuelvo en mi pelo otra vez y canto vuelva a ser humano y sea más peligroso.

@Aladdin: -¡Alfombra! ¡Si crees que puedes, enrolla al león, si no, coge a la chica rubia y salid inmediatamente de aquí, tán rápido como puedas!- grita  - ¡Aquí, pulgoso!

¿Qué? ¿Alfombra? ¡Qué hace! El chico de las dunas de arena, el diamante en bruto ¿Cómo puede lanzarse así sin más? ¡Ay no! ¡Que no le hiera! ¡Por faaa!

- ¡¡No!! No más heridos por mi culpa ¡no! ¡Conejo ven aquí! ¡Llegas tarde! ¡Tardeeeeeeeeee! – repito lo que decía en el cuento - ¡Conejoooooooooo! ¡Para el tiempo maldita sea! - como hizo anoche - ¡Pon tu colita redonda aquí ahora mismo!

Todo era un caos. Fueron llegando más y más curiosos pero pocos se dedicaron a ayudar de verdad ya que según Gastón, para amansar a una bestia, no había que tocarle ninguna melodía, cantarle o acariciarle, no, había que arrancarle la cabeza de cuajo. Atrás se quedaron las preguntas que responder a @Ariel. No, Gastón no tenía ningún primo llamado Eric, y menos en una tierra perdida de allá donde fuera ella. — Un lugar donde te van a curar eso, y yo que sé, salgamos de aquí. — No estaba acostumbrado a repetir dos veces las cosas, normalmente a la primera le hacían caso pero aquel no era su mundo donde habitaban las gentes que lo idolatraban. Allí era uno más.

Ignoró que se acercasen a la bestia para tratar de calmarla, los consideraban unos ilusos que perderían con suerte la mano si no perdían la vida, pues cuando el león mostró su forma verdadera, tenía claro qué era lo que sucedería. Al menos alguien llevaba un arma, aunque le resultara extraño que quien lo portara fuese una mujer. El mundo del revés.

— ¡No lo debisteis haber liberado! — Gritó segundos antes de que la bestia se quitara de en medio a dos de las mujeres. De pronto sintió el empujón de @Rapunzel junto la petición de que se marcharan de allí. ¡Ah, no, no, no! ¡Eso sí que no! No se le iba a ir al traste sus planes también en ese maldito mundo. No podía tener tan mala suerte, maldita sea.

Gastón era valiente, quizás demasiado ya que dicha virtud le volvía un inconsciente del peligro, también porque tenía demasiada confianza en sus posibilidades, pero sí que es cierto que siempre fue un experto cazador y muy bruto, por cierto. No sabía si aquella alfombra llegaría antes que él, pero no lo quiso comprobar, para asegurarse, trató de lanzarle el contenido de una de las jarras de café caliente a la cara para cegarlo y con su fuerte cuerpo, enfrentarse a él y empujarlo hacia atrás para alejarlo de sus objetivos. ¿Dónde diablos estaba la bruja de pelo blanco cuando se la necesitaba?

Give me daditos:
Destreza + Pelea
Dificultad 6
Solo para el director.

la respuesta de Nieves a Ariel habría sido que ella le ofrecía, una vez más, arreglar su vestido, mientras intentaba sacar al león de ese predicamento en el cual se había metido, pero mientras se alejaba de Simba y Rapunzel lo iba soltando, no pudo reaccionar cuando el León, en toda su esplendor, estaba justo delante de ella y con esos enormes garras la lastima, rasgando su blanca piel de la misma mano que lo había acariciado. La princesa cayó a un costado, sin saber qué pasaba, su mano aún no dolía, por lo menos en esos segundos, hasta que sintió el ardor subir por su mano, y el terrible dolor luego, que se extendió por su cuerpo, haciéndola arquear la espalda y soltar un grito ahogado mientras se quedaba en posición fetal sosteniendo su mano.

Era más que doler, era más que eso, de pronto sintió que todo se volvía lejano, sus oídos se sentían taponeados por la presión y la cabeza le daba vueltas, estuvo apunto de desmayarse por la impresión de ver al león y luego su mano de la cual comenzó a emanar sangre que comenzó a manchar su precioso vestido azul. El vestido de su madre. 

Aturdida, escucha a lo lejos a Aladin, Rapunzel, el león iba hacia ella... ¡iba a matarla! — ¡huye Rapulzel — Nieves levanta la cabeza apenas y le grita a la rubia, aunque quizás su voz apenas sono, pero al levantarse,  logra ver a Ruby más allá, reaccionando, y pega su mano a su cuerpo, sujetando una de la servilleta y la envuelve como puede, sus dedos, dolían todos ellos, el dolor volvió a marearla pero aún así se arrastró hacia Ruby, solo pudiendo ver más sangre... ¿eso había hecho Simba? ¿Eso le había hecho a amabas?. A duras penas llegó donde Ruby.

— pequeña... pequeña... reacciona...— tocó con su mano sana la cara de la chica y colocó esa misma mano en la herida de Ruby, para taponear la sangre que salía profusamente, de seguir así, moriría desangrada, y solo podía pensar en eso y busca con qué hacer presión, jalando de su propio vestido para tapar la herida, las lágrimas corren por su rostro— ¡ayuda... ayuda...! — si no hubiera visto a Ruby así, de seguro se hubiera desmayado por el dolor y la impresión de su mano destrozada. ¡Estaba más segura con los enanos que en ese lugar!.

El tiempo se detuvo para mi, como en una pesadilla donde quieres gritar y la voz no te sale, deseas correr pero no puedes moverte... exactamente así como un sueño del que no puedes despertar. Ni siquiera pude procesar el hecho de que un hombre se acababa de transformar en león o que mi nueva amiga Blancanieves casi perdió una mano, todo lo que sentía era el más profundo terror de quien por primera vez teme por su vida. Pero el miedo pronto dio paso a la ira motivada por la humillación que acababa de sufrir. Mi código de cazadora era claro, solo tenía 10 reglas y en la más importante yo había fallado. "Patética, ilusa, débil" eran las palabras grabadas a fuego en mi mente mientras mi sangre caliente brotaba de las dolorosas heridas que las garras del león me provocaron.

@Nieves intentaba hacerme reaccionar mientras yo solo podía concentrarme en el manto escarlata que con pudor bañaba mis virginales pechos. Un dolor punzante en mi costado me cortaba el aire, impedía que mis labios liberaran los oscuros pensamientos que me abordaban. "Eso te ganas por tratar a una bestia como si fuera una persona", si lo hubiera tratado como un animal desde el comienzo simplemente le hubiese perforado el cuello cuando tuve la oportunidad evitando todo esto."Así no piensa una heroína" dijo mi conciencia aunque sin mucho éxito después de todo ese león se suponía era un heróe también, el chico de piel canela lo dijo y miren lo que había hecho.

-Duele- fue lo único que pude decir mientras mis manos intentaban cubrir inútilmente las heridas.-Vete... no quiero que te lastimen, ve por ayuda. La hierba mala no muere Intenté esbozar una sonrisa para darle ánimos pero me fue completamente imposible sostenerla más de un segundo.

"Maldito león juro como que me llamo Ruby Red que no volveré a permitir que me pongas una mano encima otra vez.... eso si sobrevivo"

Me dispongo a contestar el adulador comentario del muchacho negro (Djinn), cuando Herc entra en el comedor, y se sienta en la misma mesa en la que yo también iba a asentarme. Sonrío, y, algo ruborizada, me siento. Sacudo ligeramente mi cabeza, y me dispongo a hablar, retomando mi seguridad característica, pero me veo interrumpida por el ruido provocado en otra mesa, donde el muchacho de melena larga parece estar siendo agresivo con algunas de mis compañeras.

Observo como Herc se pone delante de mí, en actitud protectora, y una ligera sensación cálida inunda mi cuerpo. ¡Maldita sea, Meg! Para con esto de una vez, además, no es el momento. 

Aunque las cosas parecen "calmarse", y Herc baja la guardia, las cosas parecen empeorar. Golpeo el hombro del rubio ligeramente, mientra me levanto, y me dirijo hacia él.

- Fortachón, esta gesta necesita un héroe. Hay que controlar a ese león.

Me giro hacia el resto de la mesa, y centro mis ojos en Jasmín. Extrañamente, noto una ola de preocupación por mi compañera, pero no hay tiempo para distraerse, esta situación puede acabar aún peor si no actuamos rápido. Te toca ser valiente, Meg.

- Voy a ir a ayudar a Ruby, hay que sacarla de aquí corriendo. Será mejor que os marchéis.

Me giro y corro hacia Nieves, quien también está sangrando bastante, y Ruby, que se encuentra tirada en el suelo. Me siento horrorizada por la escena, pero hago acopio de todo mi valor, y me arrodillo. Observo más de cerca el brazo sangrante de Nieves, necesita atención médica con urgencia también.

- Debemos encontrar un médico rápidamente, pero lo primero es salir de aquí, corremos peligro. - Miro con intensa preocupación a mis compañeras. - ¿Crees que podremos moverte sin hacerte más daño, Ruby? - Acaricio su rostro levemente, y me giro hacia Nieves. - Ese brazo tiene mala pinta. - Me maldigo internamente por soltar tal comentario, como si ella no se hubiese dado cuenta. Muy sensible, Meg. Rebusco en mi cabeza, por unas palabras amables que reflejen mi verdadera preocupación por mis compañeras. - No hagas esfuerzos, por favor. - La miro directamente a los ojos, en parte esperando que reflejen mis emociones mejor de lo que lo hacen mis palabras.

Me giré al oír la voz de Megara, ahí estaba ella, me quede embobado mirándola olvidándome de todo, el león, ser un héroe, el Olimpo, y de todas y cada una de las reglas de Phil. "¿León?¿Que león?" me ahí plantado durante unos segundos sin hacer otra cosa que pestañear, hasta que finalmente y con la ayuda de un rugido las palabras de Megara por fin lograron devolverme de vuelta al comedor. 

"Regla XCV ¡Concéntrate!"Simba que antes era un muchacho, ahora era un león y seguía sin saber tratar a una dama, encima que le habían desatado después de derrotarle, menudo cobarde una expresión de odio y desprecio empezaba a formarse en mi cara.

Me gire otra vez y asentí a Megara al igual que un soldado lo haría con un a un general, las chicas habían hecho un buen trabajo, muy bueno, y ahora era mi turno. Sonreí y me lance a la carrera "De vuelta al trabajo" salte sobre una de las mesas que nos separaban y cogí impulso, cubriendo de un salto la distancia que faltaba, aterrizando justo detrás la fiera. 

Simba saltó encima de Rapunzel, pero no pensaba permitir que le hiciera nada, agarré su cola justo a tiempo, mientras él cerraba las mandíbulas un centímetro de su cara sin poder llegar a ella. Di un tirón para apartarlo del todo - Señoritas si me permiten - Estiré con fuerza hacia atrás y cogí impulso girando sobre mi mismo, y empece a girar a Simba por encima de mi cabeza le di unas cuantas vueltas hasta coger impulso y estrellarlo sobre la mesa partiéndola por la mitad.

Miré a Simba, tenia unos segundos antes de que se levantará - Quieto ahí, ahora sigo contigo - Primero tenia que sacar de aquí a la chica, no había visto ningún dragón en el comedor, así que no había ningún motivo para dudar de Pegaso. Junte los dedos corazón y índice en forma de A y silbe con fuerza - Pegaso! 

 Unos segundos es todo lo que tardo en hacer acto de presencia, irrumpió en el salón con fuerte relincho con las alas desplegadas, haciendo tirabuzón en el aire antes de aterrizar a mi lado, coche los cinco con su pezuña y luego nos dimos un cabezazo, era nuestro saludo especial.

 Cogí a Rapunzel la levanté y la subí a lomos de Pegaso con cuidado - Directo a la enfermería - Mientras veía como mi fiel montura salia volando del comedor con la joven,  vi por el rabillo del ojo como algo se incorporaba entre los restos de la mesa - Vas aprender a tratar a una dama  - dije mientras me encaraba, no era ninguna amenaza sino una promesa. -A las malas- dije mientras avanzaba a él.

Mientras estaba desayunando, escuché un tremendo jaleo seguido de los gritos de Ruby y Nieves, luego vi un jodido león dando vueltas en el aire, para luego ser aporreado contra una mesa.

Instintivamete busque la empuñadura de la espada, la cual no estaba, así que decidí improvisar, con un rápido movimiento tomé varios cuchillos de la mesa y salí hacia donde se encontraban Ruby y Nieves, al llegar allí, vi a mis amigas heridas y la rabia me invadió.

Me importaba una mierda quien era ese león, sólo sabía que debía rajarle el cuello de lado a lado y luego llevar a las chicas a la enfermería.

Tal vez un cuchillo no fuera tan impresionante como una espada, pero para un ladrón, hasta un alfiler puede ser un arma si sabes como usarlo adecuadamente.

¡Hércules, tu por la derecha, yo por la izquierda, esta alfombra con patas seuere hoy. Y que alguien saque a Nieves y Ruby de aqui! - digo mientras observo a la bestia buscando un punto vulnerable el cual pudiera apuñalar hasta matarla.

¡Gastón tu por el frente! Toma te traje un regalo y no me digas nada, es mejor que cazar con las manos vacías no, entre los tres podemos matarlo sin problema. - agrego arrojando un cuchillo a los pies del cazador.