Partida Rol por web

Mirando por unos segundos a Corea después de escuchar atento a la doctora, pudo volver a mirar a Ariel y Ryo apear de ser frio y algo seco no pudo evitar tener un suspiro en su corazón.  Era tanto ya pasado con ella que en poco tiempo se creó algún vínculo que al joven cocinero le dolió verla alejarse a pesar de no decir nada y verla partir, en ese momento que llacian solos el policía y el lo regresa a mirar mientras este estaba sentado aun.

Corey. ... vamos a comer algo?

No le gustaba depender ni estar con gente pero Ryo actualmente necesitaba estar al lado del policía pues su inseguridad era muy grande y si se sentía muy solo quizá hiciera como Ariel.

Corey escuchó atentamente las palabras de Sarrish y de Ariel.

El policía, en situaciones normales, se hubiera dirigido al bar sin dudarlo. Si bien no era un alcohólico, era una opción que le resultaba más entretenida que las otras alternativas.

Ryo propuso el comedor, por lo que el joven asintió con la cabeza a la vez que se levantaba de la silla. Era mejor no separarse, además Corey no quería que otro de sus compañeros abandonara.

-Claro, vamos!. Afirmó Corey mientras se perfilaba a las escaleras.

Llevaba tiempo sin comer, la sola idea de comer algo le parecía gracioso y algo a desear, Ryo sujetándose a Corey de su brazo pues le dolía caminar del cansancio y pues apenas pesaba el 55 kilos y actualmente rondaría los 48 kilos y eso era muy delgado para un hombre. Mientras caminaban bajando la escalera la sola idea de saber que Corey no lo dejara y que está a su lado 

Corey... perdón por ser una carga.... puedo compensar te si me dejan.... cocinar te algo.... 

Responde algo débil en sus palabras mientras ya se veía el comedor grande al frente.

Corey y Ryo entraron en un área habilitada para que todos los miembros de la base pueda tener sus tres raciones de comida diarias. La estancia tiene un pequeño grupo de cocineros que prepararán gustosos los platos que queráis, siempre y cuando no sea demasiado exótico.

¿Tienes una herida?¿te duele la cabeza? si necesitas cirugía y no estética, la clínica resolverá todas tus dudas. Además dispone de un pequeño laboratorio donde se realizan investigaciones que puedan ayudar a la base y sus objetivos.

Moq ha decidido que era un buen momento para visitar la clínica. Últimamente ha sufrido muchos dolores de cabeza y probablemente sea porque no ha machado suficientes cráneos buscando respuestas.

Sarrish, la "jefa", te ha recomendado que te encuentres con la doctora para que te de lo que necesites para reponer tu salud.

Podrás comprobar que la clínica es muy amplia, está repleta de puertas que dan a lugar a otras habitaciones, además de un par de carteles de "prohibido el paso".

-No eres ninguna carga. Respondió seguro Corey a Ryo, luego ambos caminaron hasta el comedor.

Al entrar, el joven comenzó a observar todo su entorno. A las personas que allí se encontraban, las comidas, los cocineros, las mesas, las paredes. Sentía que todo estaba muy tranquilo, y estaba seguro de que eso no iba a durar demasiado, por lo que lo mejor era descansar.

Caminó lentamente por la sala hasta estar frente al pequeño grupo de cocineros. Una vez allí miró a Ryo: - No es necesario que cocines algo, será mejor que recuperemos energías. ¿Que deberíamos pedir? ¿Que opinas de esos platos? preguntó Corey intentando elevar la moral de su compañero.

Una vez dentro de ese comedor , con Corey dándole animo con sus palabras, Ryo mirando a su alrededor como estaba todo y sintiendo como era sentirse lo más normal del mundo a pesar de haber unas cuantas personas mirándonos pero era algo normal por su estado. 

uhm... Los desperfectos. .diría a todos!.. ja ja ja

Mirando las comidas y como estaban preparadas, era de lo más común y le pareció evidente pues para el peligro seguro que aquellos cocineros, los que limpian y andan comiendo en aquella esquina, todos eran como ellos, no era de pedir mucho pero tomo el costado de su compañero para acercarse a los de mejor aspecto.

Tomas un poco arroz,  y esas pechugas de pollo y ya tienes un plato bueno.... y la merluza aquella tiene buen aspecto, debe ser fresca,   la añades con el salteado de judías verdes con jamón o los guisantes

Paso a mirar a Corey con una sonrisa a pesar de hacer años que no lo hacía, desnudado su rostro inocente y niño que siempre trato de ocultar y cubrir

Desde la distancia, veis a una mujer de color, vestida de una manera muy llamativa y con una amplia y blanca sonrisa siempre dibujada en ella. Notáis como en el momento que empezáis a rondar cerca de las mesas vacías, os empieza a observar con las manos apoyadas en la cintura. A los pocos segundos, mientras ustedes debatíais que hacer, la extraña mujer empezó a acercarse con una forma de andar muy resultona.

- Pero mira que tenemos aquí, dos señoritos que están llenando de belleza nuestro querido hogar - Con esas palabras os dio la bienvenida a su manera al comedor.

- Parece que acabáis de salir de un campo de minas... menudas ropas ¡y que caras! Vamos vamos, no perdáis el tiempo y sentaros, sé que sois nuevos aquí, el rumor se ha expandido por todas partes, cada vez que llegan nuevos supervivientes de las atrocidades que ocurren fuera, doy gracias a Dios de que aún exista la esperanza - La mujer sacó una pequeña libreta de su pantalón y de nuevo sonriente os dirigió la mirada.

- Vamos, pedid por esa boquita ¿que os traigo para comer? quiero que en el momento que salgáis de aquí tengáis una sonrisa como la mía.... ¡Ah! y podéis llamarme Virginia -

Marcos llegó a la clínica con un doble objetivo, el primero conocer que sabían a cerca de aquellos extraños dones que gente como él poseía.  El segundo encontrar una forma de librarse de aquellas horribles migrañas y si era posible encontrar su origen.  ¿Se deberían a los experimentos que realizaron con él? ¿O sería a caso el resultado de no usar su don hace mucho?  ¿Cuantas veces lo habría utilizado sin saber? ¿Cuando habría despertado aquel poder realmente? ¿Por qué lo tenía?

Sacudió la cabeza, se sujetó la frente y se preguntó si las migrañas no serían causadas por tantas preguntas sin respuestas.  Se cruzó con enfermeras y médicos, había caras nuevas, siempre las había, o quizás eso le parecía a él porque no era muy asiduo a visitar aquel lugar.  De repente le pareció ver un rostro conocido, una mujer, una doctora.  Lo había atendido cuando lo rescataron de Panacea y había sido responsable de sanar su cuerpo, aunque su mente estaba todavía algo rota y fragmentada.  A veces tenía pesadillas recordando lo que había vivido y quizás esa fuera otra posible causa para sus migrañas, las pesadillas.  

Esa noche había tenido una, no sabía cuanto de lo que sonó había sido real y cuanto había inventado su cerebro.  Aquella noche había estado en un octágono, igual a los que solía visitar cuando peleaba, las luces lo iluminaban desde el techo haciéndolo resplandecer.  Él ingresó desde un costado y caminó hacia la jaula, en aquel momento no le pareció extraña la ausencia de sonidos, no había gritos, no había abucheos, tampoco había público.  LLegó e ingresó como lo hacía siempre, su rival ya estaba allí.  El presentador aulló sus nombre y apodos, hizo el show que le correspondía y se marchó, ambos contendientes se acercaron al centro del ring a escuchar al árbitro.  -Quiero una pelea limpia.  Tú lo golpearas como quieras- dijo hablándole ahora a su retador -Y tú deberás knockearlo sin golpearlo una sola vez, recuerda, no puedes dejar la silla-.  Moq asintió como si aquello fuese lo más normal del mundo, detrás de la jaula los tres jueces, que extrañamente vestían batas típicas de doctores, observaban la pelea en pequeñas pantallas.  En el centro del ring apareció una silla de metal, estaba atornillada al suelo y era de colores gris y blanco con un cómodo apoya cabeza.  Moq se sentó, colocó los brazos en los posabrazos y esperó a que el réferi los atara, hizo lo mismo con sus piernas,y torso y luego sujetó una gorra con cables a su cabeza y esta quedó a su vez fija.  Se dio la orden y el combate comenzó.  Su rival lo golpeó sin contemplación alguna, él resistió mientras el réferi le indicaba que debía knockearlo.  Si supiera cómo hacerlo seguramente lo habría hecho, pero era algo que sucedía, no sabía cómo pero sucedía.  La paliza fue terrible y, en algún momento, algo se disparó dentro de él y su rival cayó.  Entonces los Jueces se dedicaron a estudiar sus pantallas con detenimiento, el réferi lo soltó y el presentador entró nuevamente en el octágono para declararlo vencedor por knockout en el noveno round.  Y era extraño, pero cuando sucedía, cuando era capaz de knockear sin golpear siempre sucedía en el noveno round.

-Hola doc- saludó -¿Tendras tiempo para revisar mi cabeza?-

De pronto, una mujer irrumpió en la sala, parecía bastante ajetreada, mientras andaba iba inclinando la cabeza en gesto de disculpas, la habían avisado de que había pacientes nuevos pero no pudo llegar antes.

- Soy la Doctora Shirley, mil perdones compañero, no damos a basto con tantas gestiones a la vez, necesito que me vayas contando mientras examino a otra paciente - En esos momentos la doctora entró a otra sala y le dedicó una sonrisa a una jovencita que tenía heridas por todo el cuerpo; intentó en ese instante plasmarle muchísima tranquilidad, una tranquilidad sobrenatural que hizo que casi todos sus músculos se relajaran sin dejar opción a que ocurriese lo contrario.

- A ver que tenemos aquí... mmmm menuda quemadura, pero bueno, no parece que haya afectado de manera grave a la estructura de tu cuerpo - mientras decía esas palabras, se notaba como la doctora con unos guantes iba palpando la zona quemada, un gesto que a cualquier persona le haría chillar, pero el cuerpo de la jovencita parecía anestesiado...

Después de una rápida inspección se centró en ti.

- Perdona de nuevo el retraso, así que la cabeza ¿eh?, siéntate en esa silla y ve contándome que ha sido lo que has hecho en las últimas 48 horas para creer que me necesitas - sonrió dulcemente.

Corey se encontraba observando sorprendido a Ryo, afuera de la cocina se mostraba con temor, incluso sintiéndose una carga, Pero una vez en aquel comedor era una persona diferente. Segura y con confianza, después de todo ese era un territorio que conocía bien. El policía estaba convencido de que aquel cocinero llevaría la misión muy lejos.

Contrariamente, Corey se encontraba algo confundido. ¿Que pedir? 

Aquella mujer de amplia sonrisa blanca se presentó amablemente -Un gusto conocerle, Soy Corey y el es Ryo. Mmmh.... - hizo una pequeña pausa y miró a Ryo nuevamente -Dos de lo que pida El. exclamó mientras se dibujaba una sonrisa en su rostro.

Gracias por el recibimiento pero estamos bien   Dijo ryo mirando a la mujer mientras los cocineros, servían los platos que propusieron ambos.   Corey, deberíamos escoger mesa.   Dijo con seriedad mientras desconfiaba de aquella mujer que provocan te mente parecía seducirlos.   vamos ven , por aquí Corey !  exclamó acercándose a una mesa vacía 

La mujer con toda la confianza del mundo, colocó sus manos sobre vuestra espalda y os dedicó una pequeña risa.

- Sois un encanto, acabáis de llegar y seguro que estáis desorientados ¿eh?, estoy segura de que os sentís en deuda por el rescate, pero esto lo hacemos por nuestra propia seguridad, no buscamos intereses, aquí no pagamos o cobramos dinero, todos aportamos algo a la comunidad, así es como funciona esto - Poco después empezó a apuntar lo que queríais para comer.

- Si alguna vez necesitáis algo lo mejor es que lo habléis con Beb, no creo que os ponga ningún tipo de objeción, esa niña ha salido igual a su padre, pero con algo más de carácter -  Dice riéndose.

- No os vayáis ¿de acuerdo? en cuanto esté la comida lista os la traeré - la mujer se marchó, estaba tomándose muchas molestias en procurar que os sintieseis bien atendidos ¿será ese su manera de daros la bienvenida?

Ver cómo trabajaba la mujer le dio a Marcos la sensación de que ella tenía un don similar al de él, no lo había notado antes y aquello hizo que la mujer se tornara de golpe más interesante.

-Usas un don para calmarlos- dijo con un tono intermedio entre la afirmación y la pregunta.  –Quizás pueda ayudarte algún día, tengo un efecto parecido en las personas, aunque también puede ser que se duermen de puro aburrimiento- bromeó.

Qué había hecho en las últimas cuarenta y ocho horas.  No se había golpeado la cabeza, de eso estaba seguro, y tampoco había tenido “acción” de ningún tipo, habían sido dos días relativamente tranquilos donde entrenó, descansó, pensó y soñó.  Había estado pensando en el origen de aquellos dones, en la aparición repentina de estos y en las motivaciones de ese viejo hijo de una gran puta de Poyntz.  Pensar en él lo enojó y no pudo evitar que su ceño se frunciese, pero la cara de Shirley lo devolvió a la realidad y relajó su entrecejo.

-A decir verdad estuve pensando y soñando.  Todavía tengo muchas pesadillas con las cosas que me hicieron en Panacea y gran parte de mi tiempo libre lo paso intentando entender un poco más a cerca de estos dones, el resto es entrenar y colaborar para rescatar más de nosotros o, si se puede, evitar que los capturen.  Puede que también me guste pasar tiempo contigo, pero no creo que eso me dé las migrañas- dijo con una media sonrisa -¿Qué sabes de estos dones que tenemos?- preguntó finalmente

La doctora rió

- No tienes pinta de ser una persona aburrida, y menos si eres uno más en esta base - te sonrió mientras comenzaba a examinarte. Te notabas muchísimo más relajado, era como si esa mujer fuese un diazepan en persona.

- Eres bastante observador, has adivinado mi don a la primera... sin embargo el tuyo me costará adivinarlo si no me das alguna pista. Por mucho que quieras decir que se parece al mío no noto que tu mirada haga efecto en mí - dijo burlona.

La mujer te examinó la cabeza con calma y delicadeza. Notó incluso cuando pensaste en Poyntz, toda tu frente se arrugó y ella detuvo la exploración hasta que logró calmarte de nuevo.

- No eres el único con pesadillas, aquí hay personas tanto jóvenes como ancianas que no han superado el trauma que genera ver tu vida cambiada radicalmente por culpa de unos malnacidos. Por suerte aquí estamos seguros y sé que esas pesadillas desaparecerán. Tú necesitas tiempo, todos necesitamos tiempo - Te diste cuenta rápidamente que ella era una más, al igual que tú.

Pasó su mano ligeramente por tu hombro a modo de respuesta a tu intento de coqueteo.

- Eres un encanto, pero me temo que en esta base hay tiempo para todo menos para el romanticismo. Quizás, si nos hubiésemos conocido en otras circunstancias habrías logrado ruborizarme - después se puso algo más seria, puesto que le habías hecho una pregunta realmente importante.

- Hasta donde yo sé nuestros dones tienen origen genético... el problema es que no sabemos si se trata de una mera evolución o si hemos sido contagiados por algún virus que ha mutado nuestro adn... por aquí se rumorean bastantes teorías conspiratorias sobre la vacuna de la gripe - rió.

Corey se acercó junto con Ryo a la mesa vacía -¿No confías en ella?.. Dijo mientras se sentó en una de las sillas.

-Intentemos mantenernos fuera de problemas con la gente de la base, es lo que menos necesitamos... - hizo una pausa -  Siéntate, a ver cuanto demora el servicio de este lugar -  bromeó el policía 

Sonrió con el último comentario, si había gente capaz de hacer lo que ellos hacían  ¿Por qué no podía ser cierta una de las más antiguas conspiranóias?.  

-No creo haberme vacunado contra la gripe- respondió -Aún no lo controlo, pero no es la gran cosa, o sí depende el contexto.  Puedo hacer que la gente se duerma, no sé muy bien como y no siempre funciona, pero es lo que pasa.  Lo descubrí por accidente, aunque creo que el viejo doctor lo descubrió antes que yo.  Era luchador de artes marciales y casi siempre ganaba por knockout.  Al comienzo no me di cuenta que había algo extraño en aquella victorias hasta que un día se hizo evidente que algo pasaba.  Bueno, al menos yo creo que fue ese día.  Estaba perdiendo, me estaban dando una buena paliza, logré aguantar pero sabía que a no ser que ocurriese un milagro o que pudiese conectar un golpe decisivo el resultado estaba ya dicho, sólo quedaba saber si perdería por puntos o por knockout.  No me rendí, intento no hacerlo nunca, de hecho creo que por eso estoy logrando recomponer mi vida, pero no importa, la cuestión es que logré golpear a mi rival, pero no fue un golpe decisivo, no tenía técnica, fuerza ni había impactado en un punto crítico, sólo lo hizo retroceder unos pasos y evitar que me siguiera golpeando.  Yo estaba al borde del knockout y entonces recuerdo que desee que cayera, sabía que mi golpe no era suficiente, pero lo desee con fuerza.  Entonces algo se... movió aquí- señaló con su dedo índice justo entre los dos ojos. -Aquí pero atrás de los ojos, si trazásemos una línea desde aquí- esta vez tocó cerca de su sien -y aquí- volvió a tocar entre sus ojos -Donde se juntan sería más o menos donde sentí ese... movimiento- hizo una pausa y continuó -Hice algo de tarea y encontré que más o menos allí está la glándula pineal y por eso vine a verla.  ¿Podría este... don ser en realidad un tumor en aquella glándula?  Digo, los tumores son alteraciones del ADN así que si la ciencia piensa que ese podría ser el origen de los dones, un tumor podría ser el origen del mio- su rostro reflejaba preocupación, pues no quería padecer la agonía que suponía debía traer un tumor cerebral.

Sonrió disimulando que platica banco sobre ellos y mirando a Corey, Ryo hizo una pausa para sonreír al oír su broma y sorprenderse el mismo pues no era persona de sonreír.   

 Hacia mucho... que no sonreía jaja 

 Quedo inclinando su rostro mirando a la mesa con el leve reflejo que daba del.

Al cabo de unos minutos la mujer apareció de nuevo.

- Espero que durante mi ausencia no se haya escuchado ninguna palabra con tono pesimista o negativo, en el comedor nadie puede estar triste ¿entendido? aquí solo quiero escuchar un "¡que rico!" o "¿puedo repetir"? estamos en una época difícil y hay que mantener sobre todo el optimismo - Mientras os decía esas palabras os iba dejando la comida recién hecha sobre la mesa. A Corey le había traído una cerveza rubia junto a un sabroso sandwich de atún adornado con hojas de lechuga. Para Ryo en cambio le trajo un sandwich de dos plantas con carne que sobresale del pan, acompañado de una copa de vino.

- Queridos míos -  refiriéndose a ambos - os aconsejo que los probéis, son de cosecha propia y tiene mucha fama - con esas palabras os pasó la mano por la cabeza como si fuerais sus dos hijos pequeños y se marchó de nuevo a la cocina.

- Si queréis algo, sea cual sea la hora, no os cortéis, que esto está siempre abierto para nuestros "luchadores"-