Partida Rol por web

Vademécum del mal

Un extraño ejemplar - Escena de Juego

Cargando editor
06/04/2020, 13:12
Valerio Buendía

Yo pensaba que estaba siendo todo lo intimidatorio que podía ser. Pero la perorata de Virginia me asusta: ¿De qué va esta señora? Y lo que es peor ¡¿En qué berenjenal me he metido?!

- … Aba... ¿qué?

Lo del cuchillo y las orejas ya pasa de rosca. Esta es la clase de cosa que tiene los calabozos llenos de regulares. 

- No... va... a hacerlo... de veras... ¿cierto?

 

Cargando editor
06/04/2020, 14:21
José Alfonso Marro Gambin

Marro dejó que el doctor revisara su herida. Al fin y al cabo, él era el facultativo sabía más del asunto. Desde allí escuchó como entre todos trataban de sonsacarle información. Uno detrás de otro emplearon diferentes técnicas para tratar de hacer cantar al reo, cada una cada vez más intimidatoria. No obstante, el sargento sabía algo, si le abrumaban, aquel hombre colapsaría y no respondería a ninguno. Por ello, era mejor dejarle hablar antes que intervenir. Si todo fallaba, entonces él trataría de sacarle lo que sabía, pero no antes.

¿Cree que tengo que ir al hospital a que me vean la herida? - Le preguntó a Rocavila, pendiente en todo momento de lo que sucedía en la habitación contigua.

Cuando intervino Virginia se sorprendió sobremanera con su actuación. Estaba claro que había leído cosas extrañas y que estaba bien informada sobre asuntos... ¿Ocultistas? Además, era evidente que tenía dotes de actriz, pues estaba llevando a cabo una muy buena interpretación. Sólo esperaba que así fuera y no resultara que aquella muchacha estaba tanto o más loca que el mismo Tomás Belgrano.

Notas de juego

Espero a que Belgrano responda. Si todo falla, intentaré sonscarle después.

Cargando editor
07/04/2020, 11:18
Tomás Belgrano

El doctor nada pudo extraer de Tomás; ni tan siquiera éste se estuvo quieto en su afán de negar toda su actitud. Después, Rocavila se marchó a la cocina, donde prefirió tratar de verle la puñalada al inspector Marro con más calma, fuera de la escena de tensión. Valerio y Ledesma quedaron patidifusos viendo el discurso y la caracterización de Virginia, invitando al susodicho a que hablara acerca de sus intenciones más profundamente. El colofón final no fue el rostro que colocó en esos momentos, sino cuando la hoja comenzó a cortar levemente la oreja del mayordomo.

¡¡Aaah!! ¡Quieta estúpida! -le espetó a la secretaria al sentir cierto dolor-. ¡La única que blasfemas eres tú! ¡La Orden os matará por esto! ¡Os encontrará y acabará con vosotros! -Tomás miró a Virginia, Valeria y también a Ledesma.

Cargando editor
07/04/2020, 11:19
Ramiro Ledesma

¿Qué diantres estás diciendo? -Ledesma se incorporó, se acercó a Tomás, se quedó pensativo y callado unos instantes (Virginia aún tenía su oreja agarrada) y le propinó un severo sopapo, como el del inspector momentos antes-. ¡Qué es todo ésto! ¡No le hables así a Virginia, desgraciado!

Cargando editor
07/04/2020, 11:20
Tomás Belgrano

No llegaréis al libro; la Orden ya lo tiene, y va camino de su destrucción. Eres un iluso, Ramiro: creíste que podías atesorar un volumen tan poderoso para siempre... ¡Tu ego es tu perdición, y la de estos estúpidos! ¡El libro viaja ahora muy lejos! ¡Ja ja ja! -y entonces escupió en el suelo-.

Cargando editor
07/04/2020, 13:47
José Alfonso Marro Gambin

Marro se puso en pie cansado de gritos y amenazas. Se acercó al estúpido mayordomo y le abofeteó de nuevo dejando los cinco dedos marcados en su mejilla y un agudo pitido en su oreja. Técnicas aprendidas de su oficio, que aunque o siempre funcionaban para hacer hablar a un delincuente, al menos dejaban bastante más tranquilo y a gusto al interrogador.

¡Fill de puta malparit! ¿Qué t'empatollas? - Le dijo el sargento muy nervioso sacando a relucir el idioma que más utilizaba desde que vivía en Barcelona. - ¿De que hablas? ¿Qué orden? ¡No tenemos ni puta idea de lo que hablas! 

Aquel hombre había sacado de sus casillas al agente de la policía de Barcelona. No solía ponerse tan nervioso, pero tampoco solían apuñalarle. No obstante, volver a abofetear a ese hombre, fue una mala idea, pues la herida del hombro le dio un fuerte pinchazo y volvió a sangrar. 

Marro dio un paso atrás. Debía controlarse. Por su propio bien y el de la investigación. Además de que su nerviosismo iba en aumento y si seguía poniéndose así de nervioso, lo próximo sería un puñetazo y él no era un matón.

Lo siento... - Les dijo a sus compañeros. - Les espero allí... - Señaló con la cabeza una butaca en la que se sentó y trató de relajarse.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Interpretó el fallo de mi tirada con ira asesina. A ver si hay suerte y alguien consigue una pista. Yo no tengo el día con los dados!

Cargando editor
07/04/2020, 15:27
Dr. Jose Maria Rocavila

Cuando estaba en la cocina con Marro echando un ojo a su hombro este volvió a salir de nuevo hacia el salón, abofeteando a Tomás. El inspector no le había dejado terminar con sus trabajo y empezó a sangrar de nuevo.
— Donde va José Alfonso, déjeme que acabe mi trabajo. 
Por suerte el inspector decidió separarse para sentarse en un sofá. El doctor se acerco hacia él para seguir atendiendo ese hombro. Si se lo permitía podría hacerle una cura con algo de vendaje y unos puntos.
— Si me permite tratar ese hombro, puede dejar el hospital para mas tarde.
Estaba claro que aquel rufián era duro y no iba a soltar prenda. Habían probado varias estrategias y no respondía a ningún tipo de estímulos. El tiempo pasaba según y tenían que darse prisa si querían recuperar el libro en condiciones. Mientras seguía con el hombro, se dirigió a Ramiro.
— Ramiro, esta claro que la nota la escribió este bastardo. — dijo señalando al mayordomo. — Nadie más sabía de nuestro acuerdo. ¿Con quien ha hablado mientras estábamos fuera? Ha tenido que entregársela a alguien, aquí o en la clínica.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Esta claro que la mio es la medicina.

Cargando editor
07/04/2020, 20:41
Virginia Echagüe

Cierro los ojos, resignada. Vuelvo a dejar el cuchillo en el mismo sitio.

—¿La Orden? ¿Destruir el libro? ¿No trabajará usted para la Inquisición?

Suspiro, me relajo para quitarme la cara de bruja. Menuda manera de hacerme la interesante con mis nuevos colegas. El que no piense que estoy loca me tendrá un poco de miedo. Es mi sino. Seguro. Cambio de estrategia para seguir sonsacándole.

—Era un farol, don Tomás. No somos esbirros de ningún poder, ni de ninguna secta, ni nada de nada. No tenemos ningún interés particular con todo esto. Si quizá incluso pueda usted convencernos para que nos hagamos a un lado y no compliquemos más esta intriga. Vamos Tomás, no sea usted tan hermético, por favor.

Cargando editor
08/04/2020, 10:01
Valerio Buendía

Reluctante todavía a dirigir mi aprensión a una mujer, acepto las explicaciones de Virginia, que parecen coherentes. Aún así su historia sonaba documentada, y Tomás pareció creer una parte. Redirijo mi interés a pegar a Tomás para que recapacite,  pero cuando estoy pensando en lo que hacer, caigo en la cuenta de se ha dejado apuñalar tan campante y que, lo que sea que yo pueda hacerle para que hable, mejor no hacerlo delante de una señorita y dos respetables ciudadanos.

Y según qué policías, aunque Marro seguramente no es de esos.

Y es que normalmente  me fastidia tener que recurrir a ponerle la mano encima a los prisioneros. Aunque estos tienen la mala costumbre de no dejarle a uno más remedio, y se me ocurren tres o cuatro ejemplos muy justificatorios.

 

En lugar de eso se me ocurre registrarle los bolsillos en busca de pistas o de una cartera que pueda contener alguna información.

- Virginia: ¿Por qué no van usted y el inspector al cuarto del servicio y lo registran? Tal vez allí encuentren algo más elocuente que aquí Don Tomás. 

Miro al mayordomo:

- Vamos a ver, Tomás -intento- ¿Órdenes? ¿Blasfemias? ¿Porqué no nos explica su posición en todo esto? ¿Qué ha hecho el pobre Don Ramiro para merecer esas palabras suyas tan duras? Explíquemelo... a lo mejor resulta que tiene usted razón, y estamos enfrentados para nada ¿No se lo ha planteado antes de intentar apuñalarnos?. Venga: usted no haría algo así sin un buen motivo ¿verdad?

- Tiradas (1)

Notas de juego

 

Entra el poli bueno.

Cargando editor
08/04/2020, 10:46
José Alfonso Marro Gambin

Esa era una muy buena idea. Podía ser que en el cuarto del servicio,  si lo había,  hubiera algo que trajera algo de luz a todo aquel intrincado asunto.  Asintió con la cabeza a la propuesta del militar y miró entonces a la ayudante de Ledesma. Sin duda Virgina tenía que saber si Tomás tenía una habitación para sus cosas o no. No iba a preguntarle a Ramiro por ello, como tampoco a iba a pedirle permiso. En el estsdlde nerviosismo en el que se encontraba aquel pobre hombre seria contraproducente. 

¿Me acompaña Virginia? - Le preguntó a aquella peculiar joven. 

Cargando editor
10/04/2020, 10:57
Ramiro Ledesma

Después de que el inspector perdiera un poco los nervios y marchara de nuevo a la cocina, el doctor habló a Ledesma.

Imposible, doctor -hemos ido a la clínica a verle la herida de la cabeza a Tomás-. Que yo sepa, él no ha escrito nota alguna -detalló-. Pues desde casa a la clínica no hemos hablado con nadie. Hemos tomado un taxi, claro está, y poco más. Luego con la chica de recepción, y después con una enfermera que le ha curado.

Cargando editor
10/04/2020, 10:58
Tomás Belgrano

Ese libro no debería estar guardado, es peligroso -confesó Tomás-. Sólo la Orden Negra puede hacerlo desaparecer, y ya es tarde para buscarlo. El reloj de agujas, caja y péndulo que estaba en la pared del comedor y había sobrevivido al saqueo de la mañana y marcaba ahora las cuatro de la tarde con un sonoro ¡gong! Tomás miraba a Valerio y Virginia. Apártense de él, de su búsqueda, apártense de todo ésto... -aquello era como un consejo, aunque más bien tenía pinta de amenaza velada-. Todo queda en la familia Dato. Ésto les viene muy grande, señores...

Cargando editor
10/04/2020, 10:58
Julián Crespo

¡¡TOC!! ¡¡TOC!! ¡¡TOC!!

¿Ramiro? -alguien llamaba a la puerta justo en el momento en que José Alfonso invitaba a Virginia a llevarse al preso a otra habitación-. ¡Don Ramiro! -gritaron, y era una voz familiar: era la voz del portero Julián-. ¿Está usted bien? Los vecinos han oido... golpes y gritos. ¿¡Don Ramiro!?

Cargando editor
10/04/2020, 11:23
José Alfonso Marro Gambin

José salió a recibir al portero. Aquel hombre era un entrometido, aunque a decir verdad, era bastante probable que los vecinos hubieran escuchado en efecto, ruidos y gritos de pelea, pues así había sucedido. Abrió la puerta y encontró a Julián del otro lado.

Buenas tardes señor Crespo. - Le saludó. - En efecto, se ha producido una discusión. El servicio no es como el de antes, ya me entiende... - Le mostró la placa por un momento. - Pero tranquilo, lo tengo todo controlado y me temo que el señor Belgrano ha acabado sus días como mayordomo del señor Ramiro. - Entrecerró la puerta. - No se preocupe y ponga la entre los vecinos.

Marro cerró la puerta en las narices del entrometido portero. Se dio media vuelta y se dirigió de nuevo hacia la sala donde se encontraba el resto. Virginia se había llevado a Tomás a otra habitación y José fue hasta allí. 

La Orden Negra... - No le sonaba de nada. Al parecer querían destruir aquel libro, algo que a la postre no parecía tan trágico. Al final aquel tomo sólo había traído muertes, traición e intento de homicidio. - Tomás... - Le dijo al mayordomo. - No me importa un carajo el libro y si lo van a destruir, mejor estará hecho trizas. - Dijo. Lo cierto era que estaba casado de aquel asunto, aún así le picaba la curiosidad sobre todo aquello. - Verá... Creo que lo mejor es que inventemos una buena historia. ¿No cree? - Le preguntó. - A nosotros nos da igual lo que pase con ese libro, pero los vecinos han llamado a la policía. Usted nos ha agredido y tendrá que ir a la cárcel. Pero podemos contarles lo del libro a la policía o decirles simplemente que se trató de una disputa doméstica. ¿Qué le parece eso? - Explicarle aquella patraña a las autoridades era bastante más fácil que contarle algo acerca de una secta. Si Belgrano aceptaba el trato ya verían luego si seguían investigando todo aquello o lo mandaban a la porra, pero al menos se ahorrarían explicaciones muy innecesarias frente a la policía madrileña.

Cargando editor
10/04/2020, 13:00
Virginia Echagüe

No hago caso cuando me mandan a buscar indicios. Menos mal, al fin ha dicho algo útil.

—Gracias por el consejo, Tomás, y por todo lo que me ha cuidado usted todo este tiempo, compañero. La Orden Negra no suena muy bien, es una boca de lobo en la que no me quiero meter, ni creo que mis colegas quieran tampoco. Creo que lo racional es dar el libro por perdido, si es algo que promete un poder por el que la gente es capaz de matar, lo prefiero que lo destruyan, la verdad.

Pero… ¿Si nos apartamos se acaba el peligro? ¿O ya estamos señalados por la Orden y nos volverán a atacar por habernos acercado demasiado? Creo que tenemos derecho de saber a qué atenernos.

Haga caso del señor Marro.

Me permito una broma.

¡No querrá que Julián se entere de la existencia de la Orden Negra!

Cargando editor
10/04/2020, 23:44
Dr. Jose Maria Rocavila

El médico se mantenía al margen de todas aquellas maniobras. Aquel carrusel de emociones no estaba echo para él. Mientras daba vueltas a todas las cosas que habían averiguado a lo largo del día. El libro es muy importante para la orden negra, y para la familia Dato, ya han tenido en su poder ese libro y no lo han destruido.

— Es un mentiroso la orden quiere el libro para por el poder que contiene. No tienen intención de destruirlo.

A pesar de no creer al mayordomo, estaba claro que estaba nervioso y miraba insistentemente el reloj. Eso significaba que el tiempo se acababa y tenían que empezar a moverse.

¿Dónde encontraremos a la orden negra? ¿Quién es su contacto?

Aquel sinvergüenza no les iba a ayudar con nadie más. Tenían que seguir investigando y dejarle al recaudo de las fuerzas del orden. El libro no podía haber salido de Madrid en tan poco tiempo, por lo tanto, Bilbao estaba descartado, tenían que seguir buscando en Madrid. En ese momento recordó algo que les había dicho Justa, la ama de llaves de Mallard. Quizá Tomás se ponían nervioso si aquella dirección era importante para él.

— Vayamos a la calle del Socorro.

Julián parece un portero entrometido, pero quizá sea algo más, ayudo a Tomas a hacer salir del edificio aquella nota sin despertar sospechas y vigilaba a su vez a Tomás y otros residentes.

— José Alfonso quizá Julián sabe algo más de lo que cuenta y viene a ayudar a su complice. ¿Podría hacerle unas preguntas?

Cargando editor
12/04/2020, 12:17
Tomás Belgrano

Crespa apenas tuvo tiempo de decir nada, puesto que Marro soltó una retahíla en cuanto abrió la puerta que sirvió para darle, nunca mejor dicho, con la puerta en las narices al portero del edificio. Después regresó al comedor.

Tomás escuchaba y sonreía un poco antes las palabras de Marro.

Cuéntenle lo que quieran -respondiendo al inspector-. No me importa. ¿Y qué le dirá a la policía -preguntó-, cuando vean que me han retenido? ¿A qué han venido ustedes a este domicilio? Todo ésto se lo preguntarán los agentes... Además, espero que me encierren pronto, se lo aseguro. No tienen ni idea de lo que la Orden puede hacer -dijo finalmente-.

Pero… ¿Si nos apartamos se acaba el peligro? ¿O ya estamos señalados por la Orden y nos volverán a atacar por habernos acercado demasiado? Creo que tenemos derecho de saber a qué atenernos.

No sé qué puede pasarles, ya les digo, el libro ya está de camino a su destino -le dijo a Virginia-. Creo que necesitan salir de este asunto cuanto antes, y desaparecer cuanto antes.

Luego miró al doctor Rocavila.

 ¿Dónde encontraremos a la orden negra? ¿Quién es su contacto?

Ya os he dicho todo cuanto puedo deciros. Soy únicamente un eslabón, y así ya sabéis lo que tenéis que saber, lo cual tal vez, no os valga para salvaros -apuntó antes de callar un buen rato-. La herida de la cabeza de Tomás, que estaba envuelto en vendas, comenzó a sangrar. Se debía haber golpeado de nuevo donde esa misma mañana hubo de recibir un golpe tremendo.

* * *

Estuvísteis con él un par de horas más. Eran algo más de las cinco de la tarde, y Tomás no volvió a decir palabra alguna, ni para bien ni para mal; ni en contra de sí mismo ni a favor. Era como si se hubiera vencido a su propósito, una vez había sido descubierto.

Notas de juego

Son las cinco de la tarde. Parece que Tomás no va a contar nada más.

Cargando editor
12/04/2020, 13:00
José Alfonso Marro Gambin

- Mire listillo... - Le dijo Marro a Belgrano. - Por lo que a mi respecta, Ramiro nos invitó a si casa.  Por eso estábamos allí.  Usted le robó dinero a su señor, como ya había pasado otras veces, pero en esta ocasión le pillamos y hubo una discusión.  - Miró a todos los presentes y se centróen Ledesma, quien de todos era en quien menos confiaba para llevar a cabo aquel plan. - Usted atacó a Ramiro lleno de ira. ¿Todos lo vimos, verdad? - Esperó confirmación. - Yo me interpuse y recibí una puñalada y bueno,  luego hubo una refriega y usted también salió dañado. De ahí los desperfectos... - Señaló los daños de la vivienda. - ¿Podemos usar el teléfono del vecino o de Crespo para llamar a la policía y que se lo lleven ya? - Preguntó Marro y esperaba que todos estuvieran de acuerdo.

Cargando editor
12/04/2020, 13:45
Virginia Echagüe

Afirmo a la petición de Marro. Miro a Tomás con tristeza. Un hombre dedicado a su meta, como la pieza de una maquinaria ¿Qué sentirá ahora, que ha servido a su propósito? ¿Que ha cumplido su razón de ser? Eso de otrogar a cada uno una función, si lo piensas, es de lo más cruel. Se confunde hacer bien tu trabajo con hacer bien en la vida y acabas derrochándola como un animal de carga, al que sacrifican cuando ha dejado de ser útil.

—Pobre Tomás, me da pena — le confieso a Valerio mientras Marro gestiona todo este asunto.— Es como su uniforme, señor Buendía. Son cosas que me ponen triste. Ya sabe, sacrificar la vida a un ente, llámelo ejército, cuerpo de la policía, o la Orden Negra, lo que sea, incluso la Iglesia, todos están podridos por la corrupción ¿No ha pensado usted nunca en dejar el ejército? ¿A qué se dedicaría?

Cargando editor
12/04/2020, 18:11
Dr. Jose Maria Rocavila

Estaba claro que aquel hombrecillo no iba a ofrecerles mas información útil. El doctor dejo aquello en manos de las fuerzas del orden sin mucho más éxito.

— Usted sabe mejor que yo como tratar estos temas. — Le dijo al inspector. — Lo dejo en sus manos. Quizá pueda acompañarle usted a la comisaría que hay detrás de la librería. Podría conseguir algo de información sobre las personas que perseguían a nuestros amigos.

El doctor había decidido avanzar en aquella investigación. Estaba claro que Tomás era un punto muerto y había que ponerse en marcha.

— ¿Quién me acompaña a la calle del Socorro?

Recogió sus cosas y volvió a guardar su instrumental en el botiquín. Se preparo para salir a la calle sin dar tiempo a sus compañeros a dar muchas vueltas, pero antes de irse se dirigió a don Ramiro diciendo:

— Quizá pueda hacer algunas llamadas a sus conocidos. ¿Cree que podría averiguar como contactar con la familia Dato? Nos sería de mucha ayuda esa información.