Partida Rol por web

Vademécum del mal

Un extraño ejemplar - Escena de Juego

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17/06/2020, 10:48
Valerio Buendía

- Se me ocurre -pensó Valerio- que deberíamos localizar antes al Doctor y a Virginia. Digo yo que no estaremos esperando que se hayan colado también y nos los vayamos a encontrar por los pasillos. ¿No deberíamos vigilar el sitio antes durante un rato?

Eso estaba pensando Valerio, cuando el inspector se precipitó hacia la entrada. Siguiendo ese instinto que tienen los militares decentes de no dejar solo al capitán ni al recluta que cargan contra una trinchera, el comandante le siguió. Preguntándose qué demonios le iban a decir al primer cura que les pillase. 

 

Notas de juego

Perdón por la tardanza: dos días de plazo para corregir un artículo son pocos días.

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17/06/2020, 16:30
Fraile Jesuita joven

El joven sacerdote no sabía qué responder al doctor Rocavila. No entendía la pregunta en el sentido de que no sabía la respuesta. Sólo sabía que Javier Dato era un muchacho fuera de sí, loco de atar, y que por alguna razón Raúl Balsera necesitaba de su presencia. Tal vez así lo ayudarían.

No lo sé, pero sólo quiere ayudarle -decía asustado, con la voz aún entrecortada-. El padre Balsera sólo quiere ayudarle. Es amigo de su familia, no sé si lo saben -hablaba el jesuita aún acongojado-. El libro, todos, están arriba... en el despacho. Justo encima de... nuestras cabezas. Luego miró a Virginia.

No sé, señorita, no sé qué va a ocurrir, yo me... -añadió el sacerdote-, me he incorporado a este pazo hace unos días... Sólo bajé a comprobar las puertas: no se qué va a ocurrir. 

Las palabras del joven parecían, a la fuerza de pistola, sinceras. 

¡¡AYUDAAAAAAA!!!  -entonces lanzó un grito desesperado, pero enseguida Virginia le tapóla boca. Sin embargo, el grito ya estaba dado.

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17/06/2020, 16:31
Director

Saltásteis la tapia, el inspector primero y luego, seguido por la inercia, Valerio. Aquello de colaros por el hueco no fue muy difícil, y acto seguido avanzásteis hacia el lateral de la gran residencia. Quién sabe si alguno de vosotros esperaba encontrar, tal vez, signos de una gran logia o secta que indicara (y corroborara) que estábais en su cuartel general. Pero no encontró nada como tal. Aquella era una residencia de enfemos muy cuidada, limpia, y seguramente recién construida (debía tener pocos años). El caso es que avanzásteis un poco y vísteis enseguida una puertecita que daba al lateral de la vivienda. Dicha puerta, muy cerca del hueco del muro por donde os habíais colado, comunicaba con una sala muy amplia, una especie de comedor. Sofás, sillas y mesas, colocadas como en fila, y una librería con algunas revistas y libros. La decoración era escasa, pero sobria y todo parecía muy limpio. Seguramente en aquel lugar daban desayunos, almuerzos y cenas a los residentes.

¡¡AYUDAAAAAAAA!! -alguien gritaba en el interior de la mansión, no en la citada sala, sino más al fondo-. Estaba claro que no era ni el doctor Rocavila ni la joven Virginia.

Notas de juego

Vale, os dejo el plano de la plantaba baja. Como véis, podéis leer los nombres de cada sala (aunque no estéis aún en dichos lugares: confío en que no hagáis metajuego, jeje). Podéis ir a cualquiera de los lugares descritos. La flecha roja es donde estáis (en el umbral, prácticamente, de la vivienda). No sabéis a ciencia cierta cuantas personas puede haber en el lugar. Si durante la exploración (o lo que hagáis), queréis hacerlo con sigilo, indicadlo (y haced una tirada de Pericia, para el caso).

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17/06/2020, 20:14
José Alfonso Marro Gambin

¿Ha oído eso? - Le preguntó sobresaltado a Valerio.

Enseguida trató de calmarse. Estaban en un sanatorio mental. Los gritos podían ser perfectamente normales en un lugar como aquel, sin tener que recurrir necesariamente a una explicación que implicara secuestros, libros de ocultismo o rituales satánicos. 

Puede que no sea nada, aunque... - Tragó saliva. - ...mejor será estar prevenidos.

Qué demonios hacía allí era algo que se preguntaba en ese preciso instante. No comprendía para nada que le había llevado a investigar aquellos sucesos, como tampoco podía creerse que estuviera tan lejos de Barcelona de forma imprevista. De haberlo sabido, nunca hubiera ido a ver a Ledesma. Al fin y al cabo, era más amigo de su padre que de el mismo.

¡Mierda! - Exclamó bajito. - Vamos a ver...

No sabía que iban a ver. Tampoco sabía que dirían en el momento en que se encontraran con algún cura que les preguntara acerca de lo que estaban haciendo allí. Sin duda estaban en un buen embrollo y a cada paso que daban, más hondo se metían en aquel pozo lleno de mierda.

Al menos trataría de ser sigiloso. Sentía cierta curiosidad por saber la procedencia de aquel grito, así que por Nero instinto, y quizás por no tener claro a donde ir, se acercó en la dirección en la que había sonado.

- Tiradas (1)
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18/06/2020, 10:26
Valerio Buendía

Demasiado tarde, Valerio se percató de que llevaba refuerzos de clavos en las botas. Para acercarse al camión había ido hasta bien, pero en aquellos suelos aún le costarían acabar con sus huesos en el suelo.

- Lo más probable es que sea un loco o un enfermero pidiendo ayuda para sujetar a un paciente -Pensó el militar, pero nuevamente se limitó a asentir y seguir al policía. ¿Y si no era el caso?. Si iban a usar el griterío de cobertura para colarse más en profundidad, prefería hacerlo consciente de todo. 

- Si nos pilla alguien que no nos conozca, oímos las voces y vinimos a ver si había un robo -elaboró Valerio, recordándose a sí mismo que él no ganaba nada con tanta mentira, pero cansado de que el Inspector cargase con el fardo de justificar sus pesquisas a todas partes. 

 

- Tiradas (1)

Notas de juego

Invierto 1 punto de fortuna para convertir el fracaso en éxito

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18/06/2020, 22:59
Director

La voz que parecía urgir ayuda tal vez era la de un paciente de aquel pazo, pero tal vez podría ser alguno de sus enfermeros o los mismos jesuitas. Lo único que sabíais era que ésta era masculina. Tras colaros en aquella amplia sala (que no parecía sino el comedor donde daban los almuerzos y la cena a los pacientes), seguísteis las voces, dentro ya de la residencia, de ayuda. En realidad estaban bastante cerca... muy, muy cerca. Tras entrar en "el gran pasillo" justo a su derecha había unas escaleras que subían al siguiente piso.

Sobre las escaleras estaba el doctor Rocavila, reteniendo a un joven fraile jesuita medio tumbado (como retenido a la fuerza, bueno, sin el "como"), para tratar de que no escapara. Y a su lado, casi encima de el, la joven secretaria de Ledesma, Virginia, apuntando con un arma pequeña, en concreto una pistola FN belga modelo 1910*, justo en su rostro. El doctor lo retenía, pero Virginia lo tenía acongojado y encañonado. Ésta le hacía preguntas interrogatorias. Tal vez por eso gritó el fraile.

Notas de juego

Como uno de vosotros es policía y el otro militar, reconocéis a la perfección el "armita" de Virginia :)

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18/06/2020, 23:00
Fraile Jesuita joven

Entonces, mientras seguía aquel interrogatorio forzoso sobre las escaleras, apareció tras el grito y justo por el mismo lugar por el que habían accedido Virginia y Rocavila sus dos compañeros: el inspector marro y el militar Valerio. Ahora todos estábais en las escaleras, y el jesuita joven no entendía tampoco quienes eran los nuevos invitados.

Notas de juego

Ya podéis POSTEAR PARA TODOS. Estáis de nuevo reunidos.

Los puntos verdes sois vosotros. El rojo es el jesuita, aún "tirado" sobre las escaleras (encañonado e inquirido).

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19/06/2020, 08:34
José Alfonso Marro Gambin

Marro no dio crédito a lo que veían sus ojos. No podía entender que era lo que aquel hombrecillo había hecho para acabar de esa guisa. Estaba prácticamente convencido de que la impulsiva Virginia se había precipitado al sacar un arma y apuntar al fraile. Ahora las cosas se habían torcido todavía más.

¿Qué está pasando aquí? - Preguntó el sargento. ¡Baje el arma por Dios!

Al fin y al cabo, el fraile parecía desarmado y no representaba una amenaza contra ellos. Además, ellos eran cuatro y él sólo uno e inmovilizado en el suelo. Fuera como fuera, Marro requería una explicación para hacerse una idea de cómo los acontecimientos habían decantado en la situación que veían sus ojos.

¡Y usted debe de gritar o seré yo quién le encañone! - Exclamó y esperó las pertinentes explicaciones.

 

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22/06/2020, 07:51
Dr. Jose Maria Rocavila

El jesuita doy un grito que seguramente se había oído en toda la casa. Josè María se asustó y casi le dio un síncope cuando alguien apareció a su espalda. Por suerte eran sus compañeros que llegaban a apoyarles. El inspector comenzó a hacer preguntas y el doctor contesto atropelladamente.

— Balsera está arriba, con el muchacho. Este corría y le asalte. Los demás están con él, en el despacho. No sabe nada del libro. Estamos en peligro, vendrán hasta aquí. Tenemos que salir de aquí. Hacen un ritual.

Estaba tan nervioso que la retaila de frases que lanzaba no tenían una conexión completa fuera de su mente. Esperaba al menos que sus nervios se calmaran, habían llegado las fuerzas del orden y podrían ayudar en aquella situación peligrosa. Nunca se había alegrado tanto de encontrar a alguien que había conocido hace solo dos días.

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22/06/2020, 09:54
Valerio Buendía

"Digo yo que no estaremos esperando que se hayan colado también y nos los vayamos a encontrar por los pasillos" Había pensado Valerio hacía escasamente treinta segundos. No lo había llamado Dios por los caminos de la adivinación. Pero sí por los de vender caro el pellejo. Sacó la pistola y la amartilló:

- Inspector: aquí tenemos al menos a un ciudadano respetable que ha expresado temor por su vida. Creo que incluso como ciudadanos y súbditos de la corona tenemos la responsabilidad de averigüar qué coño está pasando y de defendernos hasta que lo consigamos.

El militar se dirigió a sus compañeros:

- Tenemos el coche aquí al lado: ¿cuantos son?

Lo que traducido a lenguaje de africanista significaba: "¿Les tendemos una emboscada para hacer prisioneros, o nos retiramos por secciones hasta los camiones?"

 

Notas de juego

FN1910: la de Gavrilo Prinzip ¡Cómo no! XD 

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22/06/2020, 10:23
Virginia Echagüe

—No sé cuantos, pero están ocupados.

Bajo el arma apuntando al suelo.

—Caballeros, darles la espalda a estos señores no me parece la mejor idea. Algo me dice que sólo tratan de exortizar al hijo del señor Dato... Pero tienen el libro. Así que no podemos dar nada por sentado.

Miro al joven monje.

—¿Usted sabe cuántos son, y si por casualidad están armados?

Le pongo la mano que no sostiene el arma en el hombro. Con determinación. No quiero que olvide que se convezcan mis palabras o no, yo tengo la fuerza de las armas.

—Fray Bruno. Usted sabe muy bien que siempre, siempre, hay una alternativa. El Señor dispone de la ocasión para obrar bien, y lo de allí arriba pinta oscuro. Algo dentro de usted le avisa que está ocurriendo algo siniestro.

Así que, ahora, viene uno de esos momentos que serán decisivos en su vida. De esos que enaltecen o condenan al alma. Le pido que suba con nosotros y que si la puerta está cerrada la aporree gritando despavorido algo así como ¡Fuego en las cocinas! O lo que se le ocurra. La cosa es que si está cerrada nos abran la puerta para que nosotros entremos por la fuerza pero con la menor violencia posible... Y si de verdad solo quieren hacerle un bien al chico, no se preocupe, que no pasará nada.

Y luego miro a mis compañeros. Sonriente, pletórica. Hay que ver, ya ni me sorprende sentirme así a un paso de la muerte.

—Prepárense. Vamos a entrar.

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22/06/2020, 13:04
Director

El inspector Marro se sobresaltó un poco al ver a Virginia encañonar a aquel civil. Pese a ordenarle que bajara el arma, la muchacha no lo hizo. Es más, se acercó un palmo más al tal fraile de nombre Bruno y siguió inquiriéndole, tratando de convencerle para que les guiase hasta el mismo despacho, justo en el piso sobre sus cabezas. Mientras tanto, el doctor Rocavila hizo un informe verbal bastante exacto de la situación, conciso, breve y entendible, cuyo contenido no parecía muy tranquilizador en realidad. Al mismo tiempo Valerio sacó su arma de nueve milímetros y la preparó. Ya había dos cañones despuntados en un complejo religioso... ¡la lata que estaba dando el maldito Necronomicón!

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22/06/2020, 13:05
Fraile Jesuita joven

Yo .... no ... no hay nada cerrado, ¡están todos allí, pero no está cerrado!, Son siete... y no, no están armados... que yo sepa- respondía titubeando de miedo y como podía a Virginia-. Valerio sopesaba la situación como si estuviera en terreno hostil, pero Virginia quería formalizar de una vez el asalto. ¿Qué hacer? Sólo quiero que esto acabe... -decía mirando el pequeño cañón del arma de la secretaria-.

Notas de juego

Chicos, tenéis que decirme si subís al piso de arriba, al despacho del que se está hablando y se dice que están todos allí (los jesuitas del lugar) reunidos. No hace falta que narréis nada (si no queréis), simplemente confirmar un poco vuestras acciones (ya que no lo tengo claro y no quiero presuponer nada).

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22/06/2020, 15:14
José Alfonso Marro Gambin

- ¡A tomar por culo! - Exclamó un indignado sargento Marro.

Parecía que todo se había precipitado hacia un abismo insondable de locura, del que muy difícilmente podrían salir indemnes. Pero enfangados hasta el cuello como estaban, poco o nada más quedaba ya por hablar. Sólo podían actuar.

Vamos a ver qué diantre está sucediendo aquí... - Accedió finalmente José Alfonso. Sacó su pistola y resopló. Aquello no le gustaba nada...

Notas de juego

Vamos a liarla un poco más! A ver qué hacen estos batdardos!

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23/06/2020, 10:07
Valerio Buendía

El fraile parecía bastante asustado e inofensivo. Valerio decidió que no valía la pena invertir tiempo en atarle con su cinturón. Así que se encaminó al despacho detrás del inspector: tal como él lo veía, se las había visto en escenario más puñeteros. Si solo eran siete, tenían balas de sobra par todos. Y si tenían el libro, como mínimo estaban en posesión de una propiedad robada y encima les habían mentido cuando habían venido a recuperarla. 

...

- Fray Bruno: los exorcismos, que yo sepa, se hacen con Biblias. No con libros que vuelven loca a la... que han provocado muer.... con... con.. ¡Se hacen con Biblias y punto! ¡Que para eso están! ¡Ostia ya!. ¡Vamos Inspector!

Se acordó de Virginia:

- Señorita, póngale el seguro a ese trasto, que bastante desgracias ha causado ya

Notas de juego

Me he dado cuenta mientras lo escribía ^-^u Pobre Necronomicón: que nosotros sepamos ha provocado ¿qué? ¿5 muertes? ¡Minucias! XDXDXD

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23/06/2020, 14:14
Virginia Echagüe

—No se preocupe, Valerio. La blando para evitar una desgracia, no para causarla. Sea consciente que puede que sea necesario usarla de repente, así que el seguro del arma es mi pulso, que ni vacila ni tiembla.

Que sea lo que Dios quiera. Vamos arriba.

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24/06/2020, 10:17
Director

(Dale al signo de "Reproducir" a continuación, justo antes de leer a partir de aquí):

Mientras Virginia bajaba el arma, el inspector Marro sacaba la suya, acompañando ahora a la de la joven y a la de Valerio. Cualquiera diría que estábais en una misión en el frente, a punto de capturar un enclave. Bueno ¿acaso no era realmente así? Los tres compañeros armados dejaron al fraile en las escaleras, resoplando por la situación, sin atreverse a moverse, mientras el doctor Rocavila cerraba la marcha. Los cuatro subísteis las escaleras, haciendo una pequeña "U" en la subida, y llegásteis al piso de arriba. Allí se escuchaban más voces. Nada más subirlas había un gran pasillo (igual que la planta de abajo), pero la disposición era más sencilla, y con habitaciones más similares entre sí (no tan irregular como abajo). Ello os hizo pensar que eran habitaciones de pacientes. Sin embargo, en el centro del edificio había una puerta doble de madera de roble. Un cartelito junto a ésta, sobre la pared, describía la sala como "Despacho general". Entonces supísteis que era ahí.

Estaba cerrado pero había alguien dentro. Se notaba luz en su interior, y sombras moviéndose aquí y allá. Un leve murmullo procedente del interior os hizo pensar que allí dentro había una reunión de algún tipo. Justo antes de entrar escuchásteis una letanía. Ese murmullo se convirtió, allá adentro, en una canción, un canto con voces masculinas bastante sosegante. Era como uno de esos cantos gregorianos de los monasterios...

Valerio y Marro, casi al mismo tiempo, golpearon las puertas. Éstas se abrieron de par en paz y la luz directa de una gran ventana situada justo en el fondo de la sala os cegó un instante a todos, pues ésta entraba directamente a esa hora del mediodía. Lo que allí vísteis os acabó de helar el corazón...

El canto se detuvo. El canto procedía de las voces de siete sacerdotes jesuitas, con sus hábitos negros tan característicos, colocados en semicírculo junto a la ventana. En el centro de ellos estaba Raúl Balsera. En medio del semicírculo estaba, arrodillado y desnudo de cintura para arriba (tan sólo vestía un pantalón), Javier Dato, junto a una especie de altar sobre el que había un caldero que emanaba cierta llama, y también junto a una mesita donde había un pequeñísimo atril donde estaba... ¡EL NECRONOMICÓN de Ledesma!.

Todos los clérigos dejaron de cantar y os miraron.

Veían a Dos tipos apuntándoles con un arma, y a Virginia con una pistola en la mano también. Detrás asomaba Rocavila, muy poco acostumbrado a escenas como ésta en su consulta...
 

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24/06/2020, 18:15
Valerio Buendía

- ¡Manos arriba todo el mundo!. -gritó Valerio, creyendo saber cuál era el tono a utilizar y señalando a la pared derecha para dejar de mirar al contraluz- ¡Contra la pared! ¡AHORA! ¡¿Qué está pasando aquí?!

 

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25/06/2020, 01:32
Dr. Jose Maria Rocavila

El doctor se quedó paralizado cuando entro en aquella  habitación. Se quedó detrás de sus compañeros protegido de aquel pequeño arsenal que portaban sus compañeros. No sabía que hacer en aquella situación y se limitó a qué que fuerzas del orden que les acompañarán pusieran orden. Solo se quedo mirando a aquel pobre muchacho sin camiseta que se encontraba en el centro del círculo. Realizó un rápido chequeo de aquel pobre infeliz para comprobar que estaba bien observándolo desde la distancia.

Toda su atención quedó centrada en el joven Dato. Lo primero que haría cuando se aclarara la situación es a ecercarse a Javier Dato para interesarse por su salud. 

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25/06/2020, 08:14
José Alfonso Marro Gambin

- ¡Y que nadie haga un solo movimiento sospechoso! - Añadió el sargento. 

Habían irrumpido de forma inesperada y sin duda tenían ganado el factor sorpresa. De como reaccionaran los monjes a sus órdenes dependía el curso de los acontecimientos. No obstante, era evidente que algún tipo de actividad delictiva se estaba cometiendo en aquel templo sagrado, lo que tranquilizaba bastante a Marro, pues seguía estando del lado de la ley y no se había convertido en un mero pistolero.

Fuera como fuera, tan solo quedaba esperar a ver como reaccionaban los presentes y esperaba que lo hicieran de forma dócil y ordenada, pues de lo contrario, la cosa se pondría fea. Si, más fea todavía...