Partida Rol por web

Valladolid (1559-2012)

[2012] Capítulo 1: Bajo la luna del Demonio

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25/06/2015, 23:19
Óscar Fernández

Tras entrar por aquella especie de tragaluz Óscar miró alrededor, confundido, intentando ubicarse. A punto estuvo de volver a llamar el regalo que su Bestia era capaz de otorgarle: aquellos ojos que podían ver en la más profunda oscuridad. Sin embargo, a saber a quién podían llegar a cruzarse por allí.

Antes de asomarse a aquel pasillo Óscar inspiró y luego liberó el aire poco a poco, acostumbrándose a aquel nuevo universo en el que los sonidos de fueran llegaban tan apagados y hasta el aire parecía más calmado. Por un momento se preguntó si alguien habría muerto alguna vez en aquella celda, y a quién habrían tenido que encerrar los curas en el pasado. Rocky no tardó en sugerir, por supuesto, que era donde encadenaban a los monaguillos mientras les daban por el culo, y que aún lo hacían a día de hoy, pero Óscar negó con la cabeza: la capa de polvo del suelo decía lo contrario.

Aún así el chico no tardó en pensar que la mejor idea era salir de aquella sala. Pensar en las cosas que podrían haber sucedido allí en el pasado le ponía los pelos de punta. Y al salir y escuchar aquella voz sólo pudo relajar su postura y detenerse a escuchar durante aquel instante. Por un momento su cabeza funcionó lo suficiente para decidir que él quería sonar así cuando cantase arrullos como el que un rato antes le había dedicado a Sonia.

Al pensar en la chica no tardó en buscarla con la mirada y la vio caminar casi como una zombie. Lo que faltaba. Primero poseída por un demonio del averno, y ahora esto. Sin embargo Óscar no podía negar que aquella voz también le llamaba. Que sentía curiosidad y ganas de seguirla y de descubrir de qué garganta provenía. Y cuando se quiso dar cuenta ya estaba siguiendo a la Nosferatu hacia aquella puerta entreabierta. Temeroso y con cautela, sí, pero también decidido a no dejarla sola en aquello. Ni a quedarse solo él a esas alturas de la noche, por supuesto.

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25/06/2015, 23:34
Narrador


 

Cuando Sonia abre la puerta podéis escuchar mejor la canción que parece adormecer vuestras Bestias e instaros a continuar. Es una voz femenina y aunque ninguno podéis comprender la letra, os parece latín o algo parecido. Una sonrisa plácida se instala irremediablemente en vuestros rostros y no esperáis más antes de atravesar la puerta. 

Parpadeáis al llegar al otro lado. Acostumbrados a la oscuridad del pasillo, contrasta el lugar tenuemente iluminado con velas. Parece ser una antigua capilla subterránea bordeada por columnas que se pierden en la oscuridad de un techo que no alcanzáis a ver pero que intuís más alto de lo que era el del pasillo que dejáis atrás. La piedra del suelo del pasillo central está resquebrajada, pero limpia. No así las paredes y los laterales, que podéis percibir cubiertos por una gruesa capa de polvo. Sin embargo, en las paredes podéis intuir algunos bajorrelieves con distintas representaciones. Os cuesta vislumbrarlos con claridad pero parecen ilustrar una guerra entre seres alados.

Al fondo, sentada sobre el altar con las piernas recogidas podéis ver una figura menuda con la cabeza inclinada hacia delante y largos cabellos oscuros tapando su rostro. La voz parece provenir de ella y resuena dulcemente por todo el lugar atrayéndoos como un canto de sirena. 

Colocados de pie rodeando el altar, podéis ver a vuestros compañeros neonatos, Silvia, Francisco, Nuria y Eric. Detrás del altar una estatua de unos tres metros de alto domina el arco. Representa a un hombre alado cayendo del cielo, con una serpiente enredada en el tobillo.  

En cuanto los dos habéis atravesado la puerta, esta se cierra de nuevo y con su sonido la figura levanta la cabeza, sin dejar de cantar, mirando hacia vosotros. Una sonrisa suave se dibuja en sus labios infantiles iluminando su rostro pálido en el que destacan unos ojos tan oscuros como la noche que parecen cargados con la sabiduría de siglos. Sin embargo, no abandona su canción hasta que llegáis a su altura. Entonces os mira alternativamente en silencio, apartando los cabellos de su rostro con la mano.

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25/06/2015, 23:40
Narrador

Y tal y como la niña había anticipado, la puerta se abre y por ella entran Óscar y Sonia. Están muy sucios, los bajos de sus pantalones oscurecidos y un olor nauseabundo, a medio camino entre huevos podridos y la peor de las cloacas los acompaña a ambos, mezclándose con el intenso olor a carne quemada que Sonia parece tener impregnado en su piel. 

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25/06/2015, 23:42
Estefanía Iriarte

- Perfecto. - Dice con su voz fina, ampliando su sonrisa mientras Óscar y Sonia terminan de acercarse al altar. - Ya estamos todos. Soy Estefanía. - Saluda con una pequeña inclinación de la cabeza que se os antoja un poco arcaica.

Su mano hace un leve ademán hacia el suelo. - ¿Queréis colocaros vosotros también en vuestros lugares? - Pregunta, contemplando a Sonia y Óscar alternativamente. Entonces se toma un segundo para pasar sus ojos por todo el grupo que se ha reunido a su alrededor y su sonrisa se amplía un poco más, con un cierto aire infantil que no termina de encajar con la sabiduría que se intuye en sus ojos. 

- Ya podemos empezar y espero que pronto todas vuestras dudas queden resueltas. - Se queda pensativa un instante y finalmente levanta el dedo índice apuntando hacia arriba, como si acabase de pensar en algo. - Si queréis decir algo, ahora es el momento. Cuando empecemos tendréis que guardar silencio. 

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25/06/2015, 23:44
Narrador

Es entonces cuando os dais cuenta de que bajo vuestros pies, alrededor del altar, la piedra tiene algunos surcos que parecen dibujar un plano:

Y mientras contempláis el suelo, la niña que ya habíais visto en el Eliseo continúa hablando, con esa voz cadenciosa a la que sentís que sería imposible resistirse. Os dais cuenta entonces de que en distintos puntos de ese plano surcado en la piedra hay siete círculos más grandes. Y al contemplarlos aparece en vosotros la sensación de que están preparados para que os situéis en ellos. Uno en cada uno. Ni siquiera llegáis a plantearos por qué debería ser así, sencillamente sentís que es como debe ser y la necesidad por complacer a la muchacha tira de vosotros, con una suave firmeza que se mezcla en vuestras emociones. Sus ojos oscuros se detienen sobre los vuestros y os parece que podríais perderos en la cálida oscuridad de los suyos, cobijaros en su mirada y al mismo tiempo sentís como si pudiera ver vuestro interior. Verlo y aceptarlo. Comprenderos tal como sois.

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26/06/2015, 13:42
Óscar Fernández

Óscar entró tras Sonia con un caminar dubitativo. Observaba todo con los ojos bien abiertos, impresionado, mientras sus pasos le llevaban a través de aquella especie de capilla. Poco a poco, mientras andaba, fue sintiendo una mezcla contradictaria de sensaciones. Se sentía como si todo lo sucedido aquella noche hubiera sido para traerle a este momento, y ahora que había llegado tenía la oportunidad de disfrutarlo con los ojos cerrados. Sin embargo aquellas columnas y aquella estatua le hacían sentirse cada vez más pequeño, más consciente de que él no era más que una diminuta mota de polvo.

Y al darse cuenta de que todos sus compañeros estaban rodeando aquel altar y con dos huecos libres no supo qué decir. Era extraño imaginar que alguien podía haber estado esperándole - ¡a él! - para algo, y a punto estuvo de pedir disculpas por llegar tan tarde... Pero ni siquiera era consciente de que tuvieran una especie de cita. O, si lo era, más bien era consciente de que siempre había querido evitarla, a pesar de que ahora no fuese capaz de entender por qué.

El chico miró a aquella extraña chica durante sólo unos segundos, y cuando ella empezó a hablar sus ojos buscaron el suelo. Sin embargo, cuando ella se presentó, la educación arraigada casi le obligó a hacer lo mismo. - Óscar. - Murmuró, hablando más para el cuello de su camisa que para ella.

Luego llegó aquella oferta, la de que ambos se colocasen en los lugares restantes. En sus sitios. El Gangrel sentía ganas de dejar que sus pies le guiasen hasta allí, y más cuando casi todos lo habían hecho ya. Sin embargo, sólo por si acaso, esperó a ver qué hacía Sonia antes de empezar a moverse. Además, a pesar de las ganas de complacer a aquella niña cuanto más hablaba ella más dudas le surgían a él. No eran preguntas que pudieran hacer palidecer sus ganas, pero sí que eran cosas que quería saber, y más después de lo vivido en el chalet.

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26/06/2015, 13:52
Mel

- Venga, Óscar. - Dijo Mel con tranquilidad, con un tono aún más sosegado que de costumbre. - No hagas esperar a los demás, bastante is han esperado ya. Seguro que están impacientes. Y Estefanía también. - Expuso antes de emitir un suspiro tranquilo. - Además, Sonia se unirá ahora, ya verás. - Observó, hablando como si no pudiera haber nada malo en aceptar su destino.

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26/06/2015, 13:53
Rocky

- ¡Ese Óscar, jojo! ¡Vamos, jojojo! ¡Jo! ¡Ya has oído a la puta niña, jo! Las dudas... ¡Resueltas, jo! - Repitió, a pesar de que el chico nunca había sabido a qué dudas podía referirse. Como si hubiera formulado esa pregunta en voz alta, la ardilla no tardó en responder. - ¡Todas las putas dudas, jo! ¡Y ya verás! ¡Ya verás! ¡Ya verás! Esta niña... ¡Esta niña es la puta mejor profesora de la puta historia, jo! ¡Dudas con rituales, jo! Y ya sabes lo que son los rituales, jojo... Son... Son... ¡Sexo! ¡Sangre! ¡Sexo! ¡Sexo! ¡Jojojojo! ¡Esta noche ha sido una oportunidad tras otra, Óscar, pero de esta no te libras. jo! ¡Hoy mojamos, Óscar, hoy mojamos, jojo! ¡Jojojo! ¡Va a follarnos la puta Estefanía! ¡Jojojo! Y luego... Y luego... ¡Y luego nosotros a Sonia, jojo! ¡Y luego a Nuria, jo! ¡Y a Silvia, jojojo! ¡Jojojo! ¡Jo! Y luego... Luego... ¡Luego nos follamos a Elisa, jo! ¡Y le damos a Francisco por el culo, jo! ¡Y a Eric por el puto ojo sin el puto parche, jo! ¡Va a ser el mejor ritual de la puta historia! ¡Jojojo! ¡Jo! ¡Jojojo! ¡Jo!

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26/06/2015, 13:59
Mel

Mel escuchó toda la retahíla de Rocky, y lejos de corregirle o increparle, en esta ocasión sólo pudo dedicarle un mudo asentimiento. - Bueno, Óscar. - Enunció. - No sé si Rocky tiene razón, pero desde luego está claro que va a ser algo especial. - Expuso. - Y la única forma de saber qué dudas se nos van a resolver es yendo hacia adelante. - Dijo con tranquilidad. - O puedes preguntar, claro. - Valoró después. - Pero sé educado, bastante ha sido llegar tarde. Seguro que puedes hacerlo sin molestar a Estefanía.

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26/06/2015, 14:02
Óscar Fernández

Durante un par de segundos el cuerpo de Óscar se mantuvo en un vaivén constante. Por un lado deseaba dirigirse a su lugar cuanto antes. Y también no quedar mal siendo el último en hacerlo. Pero por otro las reticencias que pudiera cargar sobre sus hombros antes de entrar en aquella sala eran como un lastre. Sin embargo al final aquella primera sensación acabó por vencer, y el chico no tardó en dar el primer paso. Después de este vino otro, y luego otro, hasta que su caminar lento y al mismo tiempo inquieto se convirtió en una constante.

- Qué... - Empezó a murmurar, inseguro y temeroso de romper de alguna forma aquel momento por hablar en lo que para él era voz alta. Y además, avergonzado por hacerlo delante de todos. - ¿Qué dudas? - Dijo al final. Y mientras caminaba hacia uno de los lugares libres echó un vistazo rápido a quienes estaban el los contiguos, sin saber cómo poner su otra pregunta en palabras sin que sonase tan mal como sonaba en su cabeza. - ¿Nos-Nos vas a sacar sangre? - Preguntó. No era que le importase, claro. Era evidente que podían confiar en aquella chica. Pero después de lo que había pasado en el chalet ya había aprendido algunas cosas sobre rituales. O eso creía. - Dó... ¿Dónde hay que llorar?

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26/06/2015, 15:21
Narrador

Notas de juego

A petición de uno de vosotros os hago un cutre-mapa ilustrativo por si queréis saber dónde está colocado cada uno ahora mismo. Elisa está missing, así que daremos por hecho que se ha colocado como el resto.

Al parecer sólo con ese mapa no se entiende bien, así que he hecho un cutre-cutre-mapa de la capilla. Las medidas están a ojo, pero espero que ahora se entienda que estáis en el arco, rodeando el altar, y a una distancia de unos cuatro pasos entre los más lejanos (Óscar y Elisa). Vamos, que estáis cerca unos de otros.

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28/06/2015, 09:42
Francisco Ansúrez

Al entrar Óscar y Sonia gesticulé en su dirección un "Buenas" sin voz, no quería interrumpir lo que sea que fuera aquello. Mucho menos para algo tan trivial como un saludo, podía esperar para saludar y preguntarles por si aventura en solitario. Que por el olor que desprendían debía de haber sido en las cloacas de la ciudad. 

¿Empezar el qué?, pensé enarcando una ceja. Para hacer una ronda de preguntas no creo que haga falta estar colocados de esta manera tan extraña.

En cualquier caso, prefería esperar a que sucediese aquello tan revelador que comentaba Estefanía para acribillarla a preguntas.

Terminé cruzándome de brazos, después traté de relajarme un poco y dejarme llevar. Algo que me fue totalmente imposible cuando escuché a Óscar decir algo sobre sacarme sangre. La razón intentó hacerse hueco en mi mente sin éxito, pese a todo no podía evitar confiar en nuestra anfitriona.

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28/06/2015, 09:50
Eric Maneiro

La respuesta de la niña provoca en mi un asentimiento cordial, al que no respondo con mi nombre. Ya me presenté en sociedad y no es necesario fingir modales que quedan por detrás de las prioridades. Sigo en la misma posición al lado de mi asiento cuando veo entrar al Gangrel y a la Nosferatu. Tras tanto tiempo ya empezaba a pensar que no los volvería a ver, pero perfecto. Solo tienen algo de mierda encima, lo que no es preocupante: toca mancharse las manos.

Saludo a ambos con un asentimiento y les guiño mi ojo sano, pero en mis gestos falta el encanto y naturalidad típicas en mi, dando lugar más bien a unos gestos casi mecánicos. Las sensaciones y aura de este sitio las nublan, pues en este momento estoy como atrapado e impaciente por ver qué ocurre y qué nos tiene preparado Estefanía. Escucho las preguntas de Óscar, temeroso. Me dirijo a Estefanía. - Estamos impacientes. - Le digo en una mezcla de broma y verdad.

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29/06/2015, 22:28
Sonia Aguirre

Sonia siguió la voz de esa niña como si fuese la ley que regía su vida, y cuando obtuvo su nombre poco le faltó para hacerle una reverencia, como un cuerpo vacío de conciencia fascinado con una mente pensante. Pero en lugar de ello, se limitó a contemplarla con los ojos bien abiertos, sujetándose la mano izquierda con la derecha, ocultando en la segunda el leve tic de la primera, casi con mayor pudor por ello que la incomodidad que sentía por su olor.

Cuando le pidió que se colocase en su sitio miró a Óscar, esperando ese primer paso que llevaba dando toda la noche hasta llegar a la Catedral, y como tantos momentos antes en cuanto él empezó a andar, la Nosferatu lo hizo también, solo que está vez, en lugar de hacerlo a su lado, lo hizo en otra dirección, y sobretodo, recorriendo el menor trayecto que la separase de esa voz y de la niña pegada a ella.

Al colocarse en su sitio, desvió la mirada hacia Nuria y se planteó si era buen momento para saludar o disculparse por la tardanza, y a pesar de no tener todavía muy clara la respuesta a ello, prefirió resumir sus palabras en una sonrisa tímida antes de volver a mirar a la chica con expectación fanática.

Estefanía... -  escurrió sus palabras cuando la voz de Óscar dejo de escucharse con la mirada clavada en el suelo, barriéndolo en busca de la respuesta a la pregunta de Óscar- ¿eras tú? Esa...esa presencia en mi mente quiero decir. ¿Sabes dónde está Carlos?

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29/06/2015, 23:41
Silvia Pereira

Por fin estaban todos. Aquella situación parecía incluso divertir a Silvia, pero con cierto temor que se apaciguaba al instante con la presencia de aquella niña. Era como la curiosidad del gato, que no puede evitar mirar, pero no sabe si lo que se va a encontrar, no le va a hacer arrepentirse de ello...pero hay que mirar.

Barrió con la mirada al resto de compañeros. Quizás pensara que qué podía pasar si estaban todos juntos. No dejaban de ser inmortales. Y aunque jóvenes, eran varios. No pareción querer demorar más aquello, y ocupó su puesto con decisión. Fuese lo que fuese a ocurrir, ya mostraba cierto brillo en los ojos que delataban su impaciencia y curiosidad.

-Veamos, pues- Dijo con cierta determinación, algo forzada, pero realmente, no fingida.

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30/06/2015, 00:35
Nuria Herrero

Veo entrar a Sonia y a Óscar, arrugando sin poder evitarlo el rostro ante el mal olor que ambos desprenden, que resulta imposible de evadir y en otra circunstancia quizá me habría provocado arcadas. Aún así, ni siquiera eso es capaz de descentrar mi atención, que está en casi toda su totalidad fija en Estefanía. ¿Qué desea contarnos? ¿Qué es lo que no sabemos? En parte temo no querer saberlo. Pero ya estamos aquí. 

Sonia me sonríe tímidamente y yo le devuelvo el gesto, con una mueca algo distraída y preocupada, volviendo en seguida la vista hacia la cría de ojos sabios, que parece esperar nuestro beneplácito para continuar- Yo no puedo esperar más... Me estoy poniendo muy nerviosa. Y eso de la paciencia... Bueno, no se me da bien-digo, haciendo alusión a la impulsividad de mi sangre. 

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30/06/2015, 00:55
Estefanía Iriarte

La niña contempla a Óscar mientras él guarda silencio tras su tenue presentación y una sonrisa divertida se va instalando poco a poco en sus labios mientras el gangrel parece deliberar para sí mismo. 

Al escuchar sus preguntas tras ese momento de silencio, Estefanía se desliza hacia el suelo y se acerca a él, alzando la mirada para observarlo desde abajo durante un par de segundos. Allí, suelta una risita infantil. - Vaya. Eres toda una caja de sorpresas. - Dice finalmente, antes de volver hacia atrás hasta que el altar roza su espalda.

Desde ese lugar, niega con la cabeza, recuperando poco a poco la seriedad. - No os voy a sacar sangre, ni tenéis que llorar en ningún sitio. - Explicó, dedicando una mirada curiosa al gangrel, como si se estuviese preguntando de dónde habría sacado esas ideas. 

Se gira entonces hacia Sonia y asiente. - Era yo. Necesitaba que vinierais. Aunque no esperaba que lo hicierais todos juntos, la verdad. - Se encoge de hombros. - Pero no hay problema, es mejor así. Como entonces. 

Finalmente hace una pequeña mueca y niega de nuevo. - No sé dónde está Carlos. No hay manera de contactar con él. 

Se dirige entonces hacia la pared de la derecha y abre una puerta metálica para sacar de un hueco una bandeja con varias copas con sangre. Ocho. En silencio lleva la bandeja hasta el altar y allí separa una de ellas para dejarla sobre él. Entonces empieza a distribuir una copa para cada uno de vosotros y habla de nuevo. - Estamos a punto de empezar, ¿queréis decir algo más? - Pregunta, recorriendo a todos con la mirada, pero deteniéndose finalmente en los últimos en llegar.

Notas de juego

Por las confusiones, no hay sillas ni nada parecido. Podéis sentaros en el suelo o permanecer de pie.

Dejo tiempo por si los recién llegados quieren preguntar algo más, pero dado que los demás ya están listos, no voy a esperar hasta el fin del turno, en cuanto se manifiesten seguiré ^^.

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30/06/2015, 02:36
Óscar Fernández

Óscar se sintió cohibido al escuchar cómo todos los comentarios de sus compañeros eran acerca de lo impacientes que estaban. Él no habría llegado tan tarde de haber sabido que les esperaban para algo tan importante... Pero ninguno les había llamado por teléfono, ni nada parecido.

- Pe... - Empezó mirando al suelo, sin dirigirse a nadie concreto por vergüenza. - Perdón. - Completó casi con congoja. Le llamaba la atención los callados que estaban Francisco y Elisa, pero quizá mejor así. El primero probablemente estaba acostumbrado a esas cosas, y de la segunda no quería oír ningún reproche.

El chico se sintió aliviado, sin embargo, al escuchar que Sonia también se animaba a preguntar algo. Así a lo mejor sus preguntas pasaban más desapercibidas. Además, las había hecho con menos palabras, así a ojo, ¿eso significaba que contaban menos, no?

Sin embargo aquellas cosas importaron menos al notar que Estefanía se acercaba a él. Sin saber muy bien cómo actuar Óscar dio un paso atrás, terminando de entrar en aquel círculo antes de que ella llegase para asegurarse de que estuviera contenta. Y cuando aquella risita infantil sonó él se movió, nervioso. Era poco probable que aquella niña se riese de él. No parecía ese tipo de persona. Sin embargo el Gangrel no terminaba de entender qué otro motivo podía tener.

Acto seguido, cuando la niña respondió a algunas de sus preguntas Óscar se quedó mirándola, a la espera de que hiciera lo mismo con la otra, pero aquella contestación no llegó. Quizá no era importante, después de todo. Aún así permaneció atento a las palabras que le dedicó a Sonia y su ceño se frunció entonces. Sin embargo no le costó recordar la impaciencia de todos y, sin estar dispuesto a ser más odiado, guardó silencio. 

Desde su posición el chico observó cómo Estefanía se acercaba con las copas y no tardó en sujetar la suya. Por un momento la miró, dubitativo, sin saber qué hacer además de sostenerla. Casi le daba más miedo que le dieran sangre a que se la quitaran. Después de todo, la última vez que un vampiro le había dado vitae había acabado por convertirse en una máquina de matar sin control. El chico no pudo evitar un gesto de aprensión y alzó la mirada, buscando con los ojos a Sonia primero y a Nuria después mientras la niña terminaba de repartir aquellas copas.

La pregunta de la muchacha sirvió para que la mente de Óscar volviera a un par de cosas que se habían quedado aparcadas. Aquello era como una profesora abriendo el turno de preguntas, así que en ese momento ya no debía estar mal animarse a hablar. Los otros tendrían que perdonarle.

- Este... - Empezó en voz baja, intentando llamarla para indicar que él sí quería decir algo más. - Este... Fanía... - Le dijo. Entonces se imaginó las miradas de todos sobre él, tal y como había pasado durante su presentación en el Elíseo, y sus ojos buscaron rápidamente el suelo. - Eh... - Retomó. - Esto... - Volvió a intentar, sin mucho éxito. - Si... Si haces esas cosas en el Elíseo... - Volvió a empezar, tras reunir el valor suficiente. - El Príncipe... El Príncipe... Te puede matar. - Sentenció mientras su gesto se torcía al pensar en aquello. - Por... Por si no lo sabías. - Concluyó, sintiendo como si un nudo se liberase en su pecho. No habría podido estar tranquilo hasta aclarar eso. Luego esperó un par de segundos para añadir algo más: algo a lo que llevaba dándole vueltas desde que había oído esa voz en su cabeza. Sabía por propia experiencia que nadie regalaba duros a cuatro pesetas. Muchas veces ni siquiera a seis, o a diez, o más bien la clase de gente que regalaba duros solía ser más de dártelos, darte una paliza y luego quitarte tanto el dinero como todo lo que llevases encima. - Por... ¿Por qué nos ayudas? - Preguntó. No ponía en duda la confiabilidad de la niña, después de todo sólo había que verla... Pero aún así algo más debía obtener ella para molestarse en hacer todo eso por unos desconocidos.

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30/06/2015, 13:40
Sonia Aguirre

La respuesta de Estefanía dejó a Sonia con la sensación de no haber usado las palabras correctas, la misma sensación de haber entregado un examen en el último minuto, sin repasar tus respuestas ni tener posibilidad a hacerlo. Quizás no debería haber preguntado dónde estaba, sino si sabía por qué no estaba, quizás debería haberle preguntado por la luna. Pero el examen estaba entregado y la corrección puesta.

Entonces levantó la mirada a la espalda de la chica mientras ésta hurgaba en paredes para luego volver con una bandeja encopada.

Sonia estiró los ojos, queriendo anticiparse a ver el contenido de esas copas, predecible, pero relajó su espalda al comprobar que estaban llenas y volvió a bajar la mirada a ese círculo que indicaba su lugar, intentando ignorar la suciedad que impregnaba su ropa.

Cuando le entregó la copa la tomó por inercia, sin fijarse en su gesto y con la voz de la niña nuevamente abandonó el suelo para mirar hacia Nuria. Sintió como el tic de su mano empezaba a aflorar de nuevo y se vio obligada a cambiar la copa a la mano derecha y ocultar la izquierda en el bolsillo de la sudadera. Incómoda con mentirle a esa chica, Sonia negó con la cabeza, y se tragó sus preguntas. José todavía no habría acabado su día.

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30/06/2015, 21:20
Estefanía Iriarte

La niña se queda mirando a Óscar con paciencia ante sus balbuceos y cuando la avisa sobre el Eliseo primero su sonrisa se amplía, volviendo a brillar con diversión. Sin embargo, después poco a poco se va volviendo tierna y su mirada, entre incrédula y curiosa, estudia de nuevo al gangrel cuidadosamente antes de hablar de nuevo. 

- Eres verdaderamente amable al avisarme. - Dice, inclinando la cabeza en un gesto de agradecimiento que la hace parecer una pequeña damita de hace mucho, mucho tiempo. - Pero para eso tendrían que haberme pillado. - Añade, mientras sus labios se estiran con una leve picardía. - Y estaban todos demasiado ocupados mirándoos a vosotros como para fijarse en mí. 

Continúa repartiendo una copa para cada uno y al llegar a Elisa la mira, desde abajo. - Tú sí me pillaste, ¿verdad? - Le pregunta con complicidad. - Vi que me mirabas. 

Sin esperar respuesta por parte de la malkavian, continúa su recorrido y sin dejar de caminar se gira para mirar a Óscar y escuchar su última pregunta. Entonces su rostro se entristece con melancolía y aparta la mirada antes de responder. - Lo que vamos a hacer os servirá a vosotros para saber más y a mí me servirá para recordar. Todos ganamos. Hay alguien a quien hace mucho que no veo y a quien echo mucho de menos. - Sacude la cabeza con suavidad. - Cuando una vive tanto tiempo, al final los recuerdos son lo único que queda.

Se queda en silencio tras estas palabras y termina de repartir las copas hasta que todos tenéis una en las manos. Entonces se acerca al altar y coge la que dejó allí en primer lugar. Sin decir nada se queda mirando a Óscar, esperando por si le queda algo más que preguntar antes de continuar.