Partida Rol por web

En cuanto los ojos empiezan a relumbrar entre la maleza, acompañados de los sordos gruñidos, y los lobos empiezan a aparecer, acechando, intentando rodear al grupo, la mano de Keiko vuela a la empuñadura de Takahane. Quizá alguno de sus compañeros pueda comunicarse con las bestias, apaciguarlas o ahuyentarlas de alguna manera. Si puede evitarlo, no derramará la sangre de animales que solo actúan según su naturaleza.

Pero si debe defender su vida o la de sus compañeros, tampoco le temblará la mano. Sin hacer ningún movimiento abiertamente ofensivo que pueda provocar un ataque de los lobos, Keiko se concentra un momento, inspira profundamente, y después adopta una posición defensiva mientras empieza a moverse.

Pero no a moverse de manera normal. Concentra su ki y empieza a moverse, dando pasos laterales cortos, más rápido de lo que el ojo humano puede captar. A ojos de sus compañeros, Keiko no parece apenas moverse, pero a su alrededor empiezan a aparecer dobles de ella, imitando todos sus gestos con una precisión perfecta. No es un truco, ni una ilusión. La kensai se está moviendo tan deprisa que está dejando imágenes de sí misma a su paso. 

Kagami no Jutsu. La Técnica del Espejo.

Shen Long ha estado encerrado en sus pensamientos, en sus plegarias y filosofías desde que abandonamos el reino submarino, rezando por la paz de las almas que el malvado liche Kuthor habia apresado.

Es ahora que los lobos le devuelven un poco a la realidad. Sabe que no todo debe de resolverse con las espadas, pero desgraciadamente cuando sí es el caso, muchas veces la primera espada suele ser también la última y única que alcanza a desenvainarse.

Así que procede a buscar la sabiduría, a intentar recordar algo acerca de este tipo de lobos en esta zona en particular, si es posible apaciguarlos o espantarlos, antes de que sea necesario el derramamiento de sangre.

Los lobos los habían pillado por sorpresa, pero más que eso parecían otro tipo de criaturas debido a su tamaño y aparente ferocidad. Quizá el hambre los estaba volviendo hostiles, pues era raro que atacaran a un grupo organizado, o quizá algo más los movía a ello. ¿Hemos entrado en su territorio o hay magia en este bosque?

Wufan sopesaba la situación y decidió que esta vez no se iba a arriesgar, al menos hasta estar seguro de por qué los atacaban, si es que lo hacían y no querían solo atemorizarlos para echarlos de allí, aunque fuera infructuoso con ellos.

Por fin pasaba algo familiar. Estaban siendo acechados por bestias hostiles. Aunque fuera así, la situación se hizo más mundana y manejable por Seijuro. Ahora tenía algo a lo que aferrarse. Observó con sorpresa el truco de su hermana y no se quedó parado. Se posicionó en la zona exterior del grupo, intentando hacer pantalla protegiendo el cerco.

- Los que no sepan luchar que se mantengan en el centro. El resto protejamos el perímetro. Y los que podáis dad apoyo mágico. - Seijuro estaba relajado y tenso a la vez con los brazos en reposo a cada lado, Tenrai sin desenvainar y esperando el ataque de los lobos, vigilando que no quedara ninguna brecha hacia el centro del círculo.

El camino por el bosque era incómodo al principio aunque luego solo pudo dejarse llevar por la belleza natural del lugar. Una belleza que ocultaba un gran peligro como se demostró cuando surgían esas figuras. Arashi estaba sorprendido porque esos animales tuvieran ganas de terminar convertidos en alimento de gusano, aunque acto seguido se preguntó si habría alguna mente consciente o guardián místico detrás.

- Primero me protegeré y luego os aceleraré a todos, espero que podáis dar buena cuenta de ellos.

Podría quemar a varios de los cánidos, también electrocutarlos, o congelarlos, mas si el bosque tenía algún tipo de voluntad quizás no se tomara a bien los daños colaterales que podían ocurrir alrededor. Arashi se dirigió a los lobos, proyectando la voz deseando llegar más allá por si había alguna otra criatura escuchando.

- Sabed que somos campeones del bien, así que dejadnos cumplir nuestra misión, ¡la de salvar al mundo!

Imaginaba que los siguientes segundos del combate serían una lucha por evitar los colmillos de los animales.

- Sí, formemos un círculo.

Tenía en cuenta que la princesa debía de ser protegida y para eso ella debía de colocarse en el centro.

La aparición de los lobos sorprendió bastante a Lena, que no esperaba encontrarse tanta fauna de repente. Agarró con sus dos manos el tetsubo y con algunos pasos lentos se colocó en el círculo exterior que Seijuro había propuesto. Tras el último combate que tuvieron estaba algo reacia a luchar contra enemigos que no conocía. Si encontraban una forma pacífica de solucionar eso sería fenomenal.

-¿Sabemos sin son mágicos o algo así?-Dijo en voz baja hacia los del círculo interior-Puede que podamos comprar su confianza con algo...

Tantos lobos en un bosque vacío no tenía mucho sentido, demasiados cazadores para tan pocas presas. Si eran lobos normales la oni estaba segura que solo se llevarían algún que otro rasguño. Pero tal como había ido el viaje hasta ahora no pondría la mano en el fuego por esa probabilidad.

Os preparasteis con conjuros y armas dispuestos a defenderos si los lobos decidían atacar.
Shen Long podía observar que parecían bien alimentados y su pelaje uniforme de un color grisáceo daba a entender que estaban sanos. Todo ello significaba que no deberían estar aquí atraídos por un hambre acuciante, si no por algún otro motivo.

Los seres mantuvieron esa distancia prudencial con vosotros, sin que ninguno diera un paso más de la cuenta hacia el frente y sin que ninguno dejara de gruñir amenazadoramente.
¿Qué estaban haciendo?

Finalmente, y tras las palabras de Arashi, sonó un fuerte aullido en la lejanía. Como si lo hubieran escuchado, los lobos dejaron de gruñir y comenzaron a retirarse. Pero se replegaron de modo que fueron todos en una misma dirección, al interior del bosque.
Varios de ellos miraron atrás esperando que les siguierais, conduciéndoos por el denso bosque.
Si os fijabais, era como si fueran un grupo de guardias escoltándoos, puesto que algunos se habían quedado a vuestras espaldas y os miraban de forma agresiva si os girabais, aunque sin llegar a mostrar sus afilados dientes.

El trayecto por el bosque duraría casi una hora más, en cuyo intervalo de tiempo no podíais saber hacia dónde ni con qué motivo os guiaban, porque a todas luces parecía que eso es lo que estaban haciendo.
Eran lobos, al fin y al cabo, y no eran capaces de dar más explicaciones que la de que los siguierais.

Y así, tras aquella caminata entre el denso bosque, llegaríais a una zona donde la vegetación era más escasa, casi como un claro.

Los hermanos Sumeragi vieron lo que parecían los restos de un arco Torii, los cuales solían estar en la mayoría de templos de Minkai. Lianas y maleza lo habían cubierto, pero su forma seguía siendo bastante reconocible.
Al fondo, habían los restos de un edificio de madera, que aún conservaba la mayor parte de su estructura, pese a que las raíces habían hecho caer parte de su techo y un árbol había crecido dentro, asomando por donde antes habría techo.
Unas escaleras de piedra, llenas de hierba y maleza, llevaban a ese edificio de dos plantas, del que se podía deducir que podría tratarse de un antiguo templo.

Fue precisamente de esas escaleras que comenzó a descender otro lobo, pero bastante distinto a los demás.
Su tamaño era dos o tres veces mayor, similar a un caballo de guerra, y tenía un pelaje de un blanco inmaculado.
Pero lo que que más llamaba la atención, eran sus ojos de un azul cristalino que parecían resplandecer entre las sombras de los árboles.

Cuando el lobo en cuestión hizo aparición, los que os habían guiado bajaron la cabeza como si estuvieran… ¿haciendo una reverencia?
Luego se quedaron detrás vuestro, rodeándoos, pero no teníais ninguno entre vosotros y el recién llegado.

Se sentó sobre sus cuartos traseros y os observó con esos extraños ojos.
¿Quienes sois y qué estáis haciendo aquí? unas palabras en el idioma de Minkai resonaron en vuestra mente, con una entonación que parecía femenina. A todos os costó entenderlo, aunque a Seijuro y Keiko no tanto, pues habían estudiado el Minkaiano clásico en sus bibliotecas.
Sea como fuera, no sabíais quién habría pronunciado esas palabras, si bien aquel Lobo blanco os observaba de forma expectante.

Observo a la loba. La gran líder loba blanca. Parece que en esta tierra hay una tendencia a que las mujeres lideren los asentamientos no-humanos.

Recordando que agachar la cabeza es un símbolo se sumisión entre lobos, le sostengo la mirada, casi sin pestañear. Pero le hablo sin enseñar apenas los dientes. Se que fallar en hacer lo primero es deshonrarte ante un lobo, y hacer lo segundo es mostrarte hostil.

"Salve, Loba Blanca. Somos unos peregrinos enviados por el mismo Irori en busca de las diez lecciones que dejó al mundo, pues en esta hora es cuando más se necesitan"
 

En otra ocasión y en otro tipo de corte, quizá se necesitaría más diplomacia, más verborrea y trato noble ¿Pero con un lobo? Estos inspiraron la palabra "Lacónico"

Todo presagiaba un enfrentamiento atroz, pero los seres que moraban en esta tierra que parecía tan hostil quizá no lo eran tanto, o por lo menos preferían dialogar antes que atacar. Aunque fueran lobos. Podían llevarlos a una trampa, pero Seijuro no vio motivos para ello, y mirando a sus compañeros interrogadoramente llegó a la conclusión, junto con ellos, que debían seguir a los lobos. Aún así, no bajó la guardia en ningún momento. 

Una vez llegados a dónde los llevaban se sorprendió de ver más vestigios de civilización. Quizá era allí dónde tenían que ir. Los estarían llevando hacia la lección?

La loba era imponente, y les habló en pensamiento, o eso supuso él. Les hablaba en Minkaiano antiguo. Por la educación que recibió de pequeño lo entendía bastante, pero no estaba seguro que sus compañeros lo entendieran bien. Shen Long tomó la iniciativa y habló en nombre de todos. Seijuro de momento no partició. Se mantuvo en silencio, expectante, y presto a aclarar cualquier palabra dificultosa si fuera necesario. No sería bueno que hubieran malentendidos entre los dos grupos.

Wufan estaba alerta con los lobos, al poco parecían no solo amistosos sino dirigirlos hacia algún lugar, quizá el que buscaban, pero pese a la escolta el vanara intentaba moverse por los árboles en todo momento, bajando solo cuando la distancia entre ellos no era suficiente para saltar de uno a otro.

El líder lo dejo sin palabras, aunque no lo tomó del todo por sorpresa, si habían aceptado una misión así se iban a enfrentar a lo desconocido... y a cualquier cosa que significase verse cara a cara con grandes poderes que desconocían.

Esperó la respuesta del lobo blanco ante el saludo de Shen Long mientras permanecía al cobijo del grupo, ya en tierra, pero estaba claro que su comportamiento no era hostil.

Los lobos vivían en un entorno fabuloso, casi deseó quedarse allí a disfrutar de ese esplendor dejando atrás sus planes para convertirse en un héroe. Nunca había tenido un plan como ese, mas se le dibujó en su mente en cuanto sintió aquél conflicto. Por su apariencia nadie apostaba por él, pero si lograba salvar el mundo le debería de rodear una aureola que le permitiera superar los inconvenientes de su aspecto. El humano se fijó en la loba blanca, miró después a Hakko pues le recordaba a ella. Volvió a mirar a la criatura cánida.

- Saludos sabia loba, lo que dice Shen Long es cierto, nos guía la impetuosa necesidad de proteger a los pergaminos. Mi nombre es Arashi, a su servicio.

Mostró una grata sonrisa, el hombre sabía ser un encanto y ahora mismo se sentía reluciente ante la posibilidad real de conseguir un futuro mejor y si podía se rodearía de zonas verdes como aquella, crearía su propio lugar que le sirviera como remanso de paz.

Keiko se quedó sin palabras ante la hermosa majestuosidad que desprendía la loba blanca de ojos azules. Sintió que se hallaba en presencia de un kami de los bosques, de un ser del mundo espiritual que les había concedido el privilegio de manifestarse ante ellos.

Aquella sensación pareció confirmarse cuando la loba les habló con voz de mujer en el interior de su alma.

Dejó hablar a los que tenían la facilidad, el encanto y la sabiduría para ello, a la vez que hacía una cortés reverencia al espléndido animal y a su cohorte, en respuesta a la que parecían haber hecho ellos. Había dejado de usar la técnica de la multiplicación al comprobar que no estaban en peligro inmediato, y había apartado la mano de la empuñadura de Takahane. 

Igual que Seijuro a su lado, permaneció a la expectativa.

La joven oni se quedó boquiabierta al ver esa escena. Si que había visto cosas raras en su vida, su última aventura una de ellas, pero ya estaban llegando a lugares que empezaban a desafiar la realidad. Era claro que esos pergaminos estarían relacionados con poderes mayores y empezaba a dudar si estaba al nivel de esos sucesos. No había hecho ninguna proeza heroica en su vida, solo ser fuerte y ganar dinero trabajando de lo que encontrara.

Apoyó un extremo del tetsubo en el suelo y lo usó como apoyo para hincar una rodilla en el suelo y bajar su cabeza. Puede que algunos de sus compañeros tuvieran el rango suficiente para no deber hacerlo, no lo sabía del cierto, pero al final ella era una simple trabajadora a las órdenes de Alfonso. Mostrar respeto ante tal entidad seguro que mejoraba mínimamente las relaciones y un gesto tan simple no era demasiado costoso de hacer.

Al igual que otros decidió mantenerse en silencio pues carecía de los modales necesarios para establecer una conversación tan importante como esa. Algún día aprendería, pero aún quedaba mucho.

La majestuosa loba miró a Shen Long y Arashi cuando estos hablaron.
Algo en la forma en que os miró os hizo sentir pequeños e insignificantes, ridículos como si estuvierais desnudos delante de una corte.

Su voz volvió a sonar en vuestras mentes.
Os esperaba.
Mi nombre es Jinrou.
Desde que los hombres dejaron estas tierras, las he protegido y guardado. confesó, y si aquello era cierto, os estaba diciendo que tenía cientos de años.

Los seguidores de Shizuru-kamisama crearon este templo, Kwanhai, para proteger el Pergamino de la Compasión.
Y cuando ellos partieron al sur, a Minkai, Shizuru-kamisama me encargó protegerlo.
Ella me avisó que llegaría un día en el que enviaría a alguien a recogerlo. Parece que ese día ha llegado. dijo de forma ceremoniosa.

Sin embargo, ninguno de vosotros está preparado para poder coger el Pergamino.
Shizuru-Kamisama lo protegió de modo que nadie ajeno a su voluntad pudiera cogerlo, so pena de ser abrasado en su luz celestial.
Todos vosotros seréis consumidos a cenizas si intentáis cogerlo. aseguró de forma severa.
Excepto tú. y su mirada se posó inequívocamente sobre Keiko, examinándola de forma expectante.

Doy un paso al lado, dejando a la Dama para su momento frente a la gloria.

Sumeragi Keiko. La Kensai. La santa de la espada. Si alguien es una digna ante los ojos de Shibari-sama, la diosa del sol, esa es ella.
"El destino le llama, Sumeragi-Sama"

Cuando las miradas de todos se posaron sobre su hermana, Seijuro no pudo evitar hacer lo mismo. Ya había sido testigo de la designación de Keiko como escogida, no hace tanto, por la sacerdotisa del templo dónde empezó todo. Y si albergaba alguna duda sobre ello ya había quedado totalmente desechada.

Seijuro pensó que el enlace que había preparado su familia con el heredero de la provincia vecina para afianzar aliados y engrandecer el poder de su clan ya estaba descartado del todo. Que absurdo era todo ello viendo cómo la misma diosa Shizuru la reclamaba para sí.

La miró con orgullo. A pesar de la responsabilidad que ello conllevaba, y la presión que suponía él que había de sufrir su hermana, estaba seguro que accedería con gusto a representar su papel en todo ello. Había visto un cambio importante en ella estos últimos días y cada vez la veía menos como la niña que, para él, había sido siempre. Se separó un paso para despejar su camino y para verla mejor. Esperó a que se cruzaran sus miradas para darle confianza, sin palabras. - Yo estaré a tu lado pase lo que pase, Keiko

Wufan estaba sorprendido, un kami. No esperaba menos para guardar una reliquia tan valiosa pero tras lo vivido con las otras le resultaba enormemente fácil haber llegado a ésta... aunque aún queda la prueba.

Todos confiaban en Keiko e iba a ser emocionante ver de qué se trataba, más aún cuando había tanto en juego y parecía que la chica no había sido puesta en aprietos aún pues la superioridad con la que acababa con sus rivales era digna del mejor de los guerreros.

- Esto va a ser interesante, ummh.- Tomó su lugar para ver con detalle lo que acontecía mientras como uno más posaba su mirada en la joven.

Las palabras del espíritu lobo hicieron que Keiko abriera los ojos de par en par, totalmente sorprendida por la revelación. Sintió de repente todos los ojos posados sobre ella. La joven Sumeragi nunca había conocido la razón por la que la gran diosa Shizuru la había elegido, pero ahora parecía que ese motivo se había revelado, y sintió el enorme peso de la responsabilidad. 

Su mirada se cruzó con la de su hermano, y vio en sus ojos su apoyo incondicional. No había ni rastro de sus anteriores y comprensibles dudas, y tras haber luchado junto a él codo con codo, saber que él creía plenamente en ella afianzó aún más su determinación de ser digna de la tarea que le habían encomendado.

Asintió con la cabeza al comentario de Shen-Long-Sama, y dio un paso adelante. De nuevo hizo la reverencia que el honor exigía ante la loba celestial, guardiana de una de las Lecciones de Irori.

-Me siento honrada de ser elegida para esta tarea, oh sagrada Jinrou, y os agradezco en nombre de todos vuestra larga custodia. Yo recobraré el Pergamino de la Compasión, si esa es la voluntad de Shizuru-Kamisama. Tan solo decidme lo que debo hacer, y lo llevaré a cabo.

Keiko sabía que si algo salía mal, si la loba espiritual se equivocaba, o si era un engaño o una trampa, podía ser reducida a cenizas como había descrito la loba, pero no tenía miedo. 

Si aquella era la razón por la que había sido elegida para formar parte de esta Búsqueda, no vacilaría y no fallaría. 

Como no podía ser de otra forma, Keiko dio un paso al frente y aceptó la responsabilidad que recaía sobre ella.
Jinrou asintió como si fuera un ser humano, y replicó a la joven Sumeragi.
Entra en el templo de Kwanhai.
Allí encontrarás la respuesta a tu pregunta. fue todo lo que respondió la loba, haciéndose a un lado para que Keiko pudiera subir los escalones de piedra y adentrarse al sagrado lugar.