Partida Rol por web

Después de la celebración, y con el descanso necesario, del dia siguiente Seijuro podia encarar-se a los nuevos desafíos que le esperaban. A él y a sus compañeros.

Llegado el momento del desembarco bajo del bote con ganas ya de pisar tierra firme otra vez y desentumecer sus músculos. Lena se puso encabeza. Era una guerrera fuerte. - Yo cubriré la retaguardia . En ningún momento perdió la posición del sol. Era difícil seguir ningún camino y no quería extraviarse ni perder el norte.

Exploró levemente las ruinas sin perder contacto visual con el resto. Aunque no estuvieran los habitantes originales si que podía estar habitado. - Por mi experiencia, ir en grupo si que ahuyenta a los animales, pero nunca se hace un silencio tan absoluto. Esta zona tiene un aura intranquilizadora.

Keiko se situó al lado de su hermano en la retaguardia, codo con codo. No llevaba desenfundada a Takahane, pues su maestría del Iaijutsu lo hacía innecesario. Pero iba tan alerta como él, dividiéndose el campo de visión entre ambos para tener menos zona que cubrir cada uno. 

El Bosque de los Espíritus... Había oído tantas leyendas sobre este lugar... 

Tras la celebración a bordo, estuvo encerrada a solas en la bodega. Meditando. Practicando incesantemente sus katas y formas de espada. No podía limitarse a confiar en lo que Shizuru le había otorgado. Debía ser merecedora de esos dones por derecho propio. La Gran Diosa le había otorgado un arma, pero el secreto del acero es que solo es tan fuerte como el brazo que lo empuña. 

Por eso no podía permitirse distracciones... ni pensar en otra cosa que no fuera hacerlo mejor la próxima vez. Ni en otra cosa, ni en otras personas... Sobre todo, en otras personas.

-Dicen que este lugar es el reino de los Kami... Por eso recibe ese nombre. Quizá sea eso lo que estamos notando. Su presencia... o ausencia.

Avanzasteis entre la calma del bosque, aquel silencio sepulcral que casi ponía la piel de gallina.
De hecho, lo único que escuchabais era el ruido de vuestros pasos sobre la maleza o haciendo quebrar pequeñas ramas.
Aquellas ruinas podían significar que aquí hubo alguna antigua civilización, y de hecho a Keiko le resultaron bastante familiares.
Sí, parecían restos de un muro, roto en varias partes y hundido una buena parte bajo la maleza.

De hecho, al avanzar unos metros más, la Kensai encontró restos de lo que identificó como un Tenshudai, la base sobre la que se construían los castillos de Minkai.

De nuevo, era difícil percatarse a simple vista por el hecho de que tenían maleza e incluso arboles que habían crecido a su alrededor o encima.
Pero sí, eran señales de que una civilización muy parecida a Minkai (o incluso parte de la misma) había existido aquí hacía algunos siglos.
Ahora sólo había bosque mirara por donde se mirara, y bosque fue lo único que vio Wufan desde las alturas. Una densa e inacabable maraña de árboles que no permitía ver nada de lo que había debajo.

Aunque el medio Vanara pudo, eso sí, observar algo que le llamó la atención. Pájaros. Habían pájaros sobrevolando el bosque pero sólo sobrevolándolo, como si ninguno se atreviera a adentrarse en él.
De hecho, parecían estar migrando hacia algún sitio hacia el sur, aunque en un bosque tan enorme deberían tener frutos de sobras.

Sea como fuera, toda aquella información no os sirvió para tener idea de dónde podría estar el pergamino.
Yeomi dijo que en sus visiones había visto un templo en el bosque, pero claro, ¿dónde exactamente?
Parecía que podíais pasar días o quizás semanas buscando.

El ambiente era sofocante. No por el calor o la oscuridad, sino por el el absoluto silencio que les envolvía y hacia que sus pasos y rozamientos con arbustos y árboles parecieran escandalosos a sus oídos. Si es que parecía que ni insectos había por allí.

Seijuro no consiguió identificar ninguna parte de la ciudad. Se encontraba totalmente desubicado, y no encontró ninguna pista que les pudiera ayudar. Su hermana les indicó lo que habría sido las murallas del castillo antigamente. - Bien Keiko, - la felicitó intentando disimular su apuro por no ser capaz de encontrar ni un solo detalle de utilidad. - Si aquí está el castillo, el templo no debería estar lejos.. - Intento rememorar las clases de historia que recibió de pequeño. La construcción de ciudades y sus edificios más comunes no solia diferenciarse mucho de un lugar a otro. Por lo menos en una misma civilización.

Además, y aunque fuera por hablar con la hermosa princesa Yeomi, o porqué ése estaba siempre pensando en ella, se le dirigió guardando como siempre todas las normas de etiqueta, - Princesa, reconoce usted este lugar? Lo ha visto en sus sueños? - La verdad, estaba esperando mucho de ella. Bastante estaba ayudando ya indicándoles a donde debían ir como encima decirles que piedra debían levantar. Aún así, lo intentó.

Nada parecía querer morar aquí, lo que por otro lado les indicaba que quizá estaban en el camino correcto. Ahora lo único que tenían que hacer era localizar dónde.

Desde el aire solo había conseguido ver pájaros, aunque lo intentaría más tarde de nuevo pero antes se le ocurrió una cosa. Le hizo un gesto a Yun Mei para que les dijera al resto que esperasen y tras rozarla con la cola se empezó a encaramar a lo alto de los árboles. La destreza trepando del vanara lo había salvado más de una vez de un apuro e incluso a veces lo utilizaba como arma de combate gracias al entrenamiento en el templo y sus cualidades innatas. Trataba de llegar a las copas de los árboles para otear desde ahí e incluso ver si algo se presentaba a media altura entre la densidad de la selva.

Lo haría al menos durante un tiempo prudencial, de copa en copa, sin alejarse mucho pero al menos lo suficiente para poder llevar buenas noticias.

Era verdad que si aquí habían unos restos de un muro tenía que significar que por las inmediaciones habrían más edificios, aunque parcialmente ocultos.

- Vuelve a intentarlo volando, Sun, el sur podría ser la dirección buena.

Pues sabía que el hombre-mono tenía mucha facilidad para eso, recorrer al aire. Podrían así ganar perspectiva que era lo que ahora hacía falta. Arashi observó a la princesa, no tenía claro que pudiera darles más pistas.

- Pero lo mismo lo que hay aquí no son kamis sino los espíritus de los habitantes del lugar, que cualquier cosa puede ser. - ¡Era realmente malo pararse a pensar en los nombres de los lugares a los que uno iba de aventuras! -  Bueno, seguro que Sun descubre algo. - Creía que los pájaros sabían algo que ellos no, fruto de muchas generaciones sobreviviendo en este bosque o a este bosque. Arashi ahora no parecía muy proactivo, su lugar era también la retaguardia y su actitud preferida, la cautela.

Lena se mantenía en silencio, manteniendo guardia para evitar cualquier ataque por sorpresa. Era obvio que la falta de animales no era normal, mucho menos en un bosque así. Con un resoplido, concentró su magia e invocó los poderes animalísticos que dormían dentro suya. Con suerte podría detectar algo fuera de lo normal.

Las ruinas lo cambiaron todo. Si antes había una civilización ahí seguro que tuvieron un motivo para irse y la oni apostaba todo su dinero a que era lo que mantenía el bosque vacío. Con la paranoia se sentía observada, pero era mínimamente consciente de que eran imaginaciones suyas. Se moría de ganas de encontrar a alguien que les explicara que estaba pasando, o que al menos no quisiera matarlos.

Cuando Seijuro se dirigió a la Princesa Yeomi, esta lo miró con cierta sorpresa, como si hubiera estado distraída con alguna otra cosa.
Vagamente… lo que yo vi era un lugar parecido, pero había una cueva… o algún lugar oscuro… no estoy segura… creo que debe de ser allí donde está el pergamino. explicó con la voz dubitativa.

Siento no ser de gran ayuda… se disculpó, bajando la cabeza con timidez.

Seguisteis caminando.
El bosque apenas ofrecía cambios y los restos de civilización terminaron allí, aunque eso tenía cierta lógica. Puesto que en caso de ser restos de alguna antigua comunidad de Minkai, era de esperar que la mayoría de sus edificios fueran de madera y el paso del tiempo podría haber hecho que se mezclaran entre la vegetación.
Aunque era raro no encontrar restos de ningún otro edifico. Aunque bien pensado, ¿qué había sido del castillo? Porque aunque se hubiera hundido, deberían quedar restos.
No era fácil verlo, pero entre la maleza quedaban restos de algo que podíais interpretar como cenizas. Como si algo se hubiera quemado allí hace mucho tiempo.

Sea como fuera, no teníais ninguna otra opción que seguir… ¿adelante? Porque a decir verdad, todo a vuestro alrededor parecía igual, y elegir una dirección era complicado.
Por suerte Wufan llevaba un buen rato saltando de árbol en árbol, observando el horizonte por encima de sus copas.
Y observó una zona del bosque, bastante alejada, donde los árboles parecían darse un respiro. Algo debería haber en ese lugar que impedía que los árboles hubieran crecido, aunque era imposible ver de qué se trataba desde allí.

Desde arriba, Wufan fue indicando lo que veía, hasta descubrir el claro. Su intención era guiar al grupo sin bajar para no perder su ubicación y además disfrutaba trepando, más aún tras el largo intervalo que había pasado en la nave o bajo las aguas. Para él esto era una liberación, una vuelta a sensaciones de libertad que no había tenido desde que había llegado a aquel templo y había empezado a buscar las Doce Lecciones de Irori.

Pese a que no podía sentir el viento debido a las copas de los árboles paraba de vez en cuando para entender el bosque, sus sonidos, los olores... y algo le escamó, ninguna criatura parecía deambular cerca de ellos, o quizá cerca de la zona a la que se dirigían.

Bajaba de vez en cuando para comentar estas cosas antes de reanudar la subida hasta las copas y volver a sentirse libre. Si su intuición era cierta, parecía que al fin llegarían a otra de las antiguas reliquias que salvarían el mundo.

-En ese claro podrían estar los cimientos del castillo que debería haber aquí... -comentó Keiko en uno de los momentos que Wufan descendió para informar de lo que iba viendo desde las alturas-. Sin duda eso no permitiría que los árboles arraigaran y que creciera maleza densa. 

Bajó la mano a la empuñadura de Takahane.

-Creo que deberíamos investigar ese claro, sí. Si allí hubo un castillo, tendrá sotanos y mazmorras... Podrían ser el lugar oscuro que vio la Princesa Yeomi en el Camino de los Sueños.

Intentó recordar todo lo que les había enseñado Toguro-Sama, su preceptor, a Seiji y a ella sobre las costumbres y tradiciones de la nobleza Minkai, buscando en su memoria algún dato que pudiera más peso a la teoría de que en ese claro pudo haberse hallado un castillo.

Si bien era cierto que durante la mayor parte de esas lecciones, la mente de Keiko erraba muy lejos de allí, libre como el viento soñando con las grandes hazañas de los héroes legendarios de Minkai...

- No se preocupe princesa! - Se apresuró a decirle Seijuro a Yeomi ante sus disculpas por no poder ayudar más. - Ya es mucho lo que hace. No se como nos las apañaríamos sin usted.

No tardaron mucho en darse cuenta que ahí no había nada más y deberían seguir su camino. Wufan ahora sí que parecía estar en su ambiente. Después del periplo a través del mar y debajo de él, ahora no paraba quieto, trepando y saltando de un lado a otro. Ahora él era su guía. - Llévanos hacia ese claro, pero no descuides la vigilancia y tu propia protección. Desde arriba puedes ver bien, pero también puedes ser visto. - Incluso a ratos Seijuro se olvidaba de la suya propia. El silencio era inquietante, pero era fácil dejar de prestar atención a los posibles peligros.

- Esos restos de cenizas... esto me hace pensar que aquí hubo una guerra. - Comentó en voz alta a sus compañeros al ver rastros de un antiguo incendio. - La historia de este bosque debe ser tumultuosa.

Mientras caminaba, al lado de su hermana, intentaba recordar con ella lo que les enseñaron sobre la historia pasada de Minkai. Sus recuerdos eran muy borrosos, pero intentaba hacer aflorar cualquier pequeño detalle para así estimular los recuerdos de su hermana. A lo mejor entre los dos hacían uno. Cualquier detalle podía ser de gran utilidad, para encontrar el pergamino, o incluso para mantenerse en vida.

El distorsionado humano creía que el descubrimiento de Sun era muy valioso porque la princesa hablaba de un lugar oscuro y eso le hacía pensar a él en unas ruinas con subterráneo, posiblemente escondido. También Keiko lo pensaba así y hasta creía que todos los miembros del grupo estarían imaginando algo similar.

- Lo que habéis dicho es muy valioso princesa, ya lo veréis. Vamos hacia allá.

Arashi todavía se veía multiplicado gracias a multitud de imágenes que le rodeaban y todas ellas señalaron en esa dirección aunque no es que fuera a ir el primero, eso se lo dejaba a los luchadores.

- Yo creo que Sun debería de elevarse, salvo que haya un gran ser alado cerca la altura nos puede ayudar a notar si hay guardianes arbóreos o lo que sea que pueda estar protegiendo la Lección, pues no creo que ande falta de protectores.

Ahora en lo que imaginaba era en un acercamiento que parecía fácil pero que podía ser traicionero, suerte que tenía la magia para protegerse.

- Que por cierto podría lanzar el conjuro de volar a algunos de nosotros si hiciera falta, tengámoslo en cuenta también.

Y con eso esperó a que avanzaran.

Los hermanos Sumeragi tuvieron más o menos claro que si este lugar seguía la lógica arquitectónica de Minkai, podría tratarse de otro castillo. Habíais visto uno hacía algunas horas, o los restos de uno mejor dicho. Y por la distancia hasta el claro, podría ser otro castillo si se tenía en cuenta que los Samurai de Minkai solían construir castillos a menos de un día de trayecto para poder apoyarse en caso de asedio.
Pero hasta que no llegarais, no sabríais qué había allí.

Desde las alturas Wufan no vio nada destacable, al menos hasta que llegó a las cercanías del claro.
Tampoco tardasteis vosotros en llegar al lugar y comprobar que no se trataba de ningún castillo ni de sus restos, si no de un lago.
Uno de aguas cristalinas que hacían resplandecer el sol que ya comenzaba a ponerse.
De hecho, no se veía el final del lago, y su otro lado parecía realmente lejos si se juzgaba lo pequeños que se veían los árboles allí.
La transparencia del agua os permitió ver que era un lugar bastante profundo, y aunque para la mayoría de vosotros cruzar a nado no era un desafío con unas aguas tan tranquilas, estaba claro que aquel lugar requería nadar o bien dar un importante rodeo para cruzarlo.

Sí hubo otra novedad y fue la presencia de animales, que parecían beber del lago hasta que os notaron cerca, momento en el cual se marcharon alertados. Parecían ciervos de pelaje marrón y manchas blancas.
Así pues, acababais de constatar que el bosque no estaba del todo deshabitado, aunque sus habitantes no parecían con ganas de veros.

La oni se había mantenido en silencio todo el rato, atenta a cualquier cambio que pudiera revelar algo de información. Como guardaespaldas, eso era parte de su trabajo. Que pasara tanto tiempo sin novedades empezó a causar un sentimiento de tranquilidad en ella, bajando levemente la guardia para no acabar quemada mentalmente antes de que el día acabara.

La aparición del lago fue una sorpresa agradable. Ahora sabían que habían animales, pocos, pero habían. Atravesar el lago sería fácil, ella podría o bien nadar o bien volar por encima con su armadura. Incluso puede que fuera posible llevar a alguien. Lo comentó al grupo y se sentó en la orilla sin tocar el agua. Quería tomar alguna precaución al menos, no iba a actuar antes de que sus compañeros más versados en la magia dieran su opinión.

¿Más agua?

Al presenciar la serena y hermosa extensión del lago encajado en el bosque, Keiko rezó a la Diosa para que no todas las Lecciones de Irori estuvieran sumergidas en el fondo de algún cuerpo de agua. 

Al menos parecía que no había peligros inmediatos, pues aquellos preciosos animales habían acudido a beber y no parecían nerviosos o inquietos. No era ninguna experta cazadora, pero suponía que eso podría indicar que no había depredadores peligrosos en las inmediaciones. 

Cuando Lena comentó que podía sobrevolar el lago y quizá llevar a alguien, Keiko dio su opinión.

-¿Cómo sabemos que debemos llegar al otro lado, y que lo que buscamos no está aquí, en algún lugar? Bien podría estar sumergido también. Pero si debemos cruzar el lago, coincido en que sobrevolarlo sería lo más rápido, pero si no podemos viajar todos de ese modo, encuentro preferible bordearlo a dividirnos. 

Al final, con Keiko fueron rescatando pequeños fragmentos de conocimiento que habían quedado enterrados por los años. Parecía que por distancias tocaría otro castillo en este lago o en los alrededores. Construir cerca del agua ha sido siempre lo más habitual, y así esperaba que fuera, porqué la alternativa era que el castillo estuviera sumergido en el agua. Y francamente, le desagradaría tener que bucear otra vez, con magia o sin ella.

- Si podemos evitar cruzar por un medio que no es el nuestro mejor. Así no perdemos capacidad de reacción ante los peligros. Por fin hemos encontrado vida animal. Esto parece un oasis de vida dentro de este siniestro bosque. - Dijo Seijuro, notándose algo de alivio. - Pero no debemos confiarnos.

- Propongo rodearlo todos juntos. No sería extraño encontrar construcciones alrededor del lago. Incluso algún antiguo muelle o restos de un simple atracadero que conectara partes pobladas o construcciones concurridas.

- ¿Como lo ves, Wufan, para rodear el lago en busca de indicios de civilización?

El lago que tenían delante no le inspiraba ninguna confianza, era una masa de agua cuya profundidad desconocían. - Y si hubiera un pueblo entero sumergido, sería una posibilidad pues desde lo alto no podía verse nada.

Arashi tomó una piedra que arrojó lejos con la intención de que cayera al agua, para después observar la superficie preguntándose si alguna criatura vendría a recibirles, quizás un dragón acuático esta vez y es que le gustaría ver una criatura grandiosa como aquella.

- Siendo un lago majestuoso puede albergar algún habitante igual de majestuoso, quién sabe. Sea como fuere, ahora tenemos las perlas que nos ayudarían a nadar si hiciera falta. Si tuviéramos una barca sería cuestión de cruzar mas yo de carpintería no sé nada.

Otra vez el agua, comenzaba a odiar ese elemento. Por suerte Seijuro había propuesto una alternativa.

- Creo que es la mejor idea que he escuchado en días.- Contestó al guerrero. Su ánimo se había levantado con la idea.

Ni siquiera la propuesta de encontrar una barca le parecía bien, de hecho si lo hacían él volaría con la nube por encima de la superficie.

- Puedo ir tanteando el camino desde los árboles. Cierto que no sabemos qué alberga el lago, pero no me fío de que algo viva ahí abajo y quiera darnos la bienvenida... a su modo.

La experiencia vivida en el fondo del mar debería bastarles para saber que el las profundidades sus opciones eran más limitadas.

- Avanzamos cuando queráis.

Arashi arrojó una piedra al agua y lo único que pasó fue que se hundió.
Las aguas cristalinas, además, permitían ver con bastante claridad el interior del lago, e incluso hacerse una idea aproximada de su profundidad, si bien el fondo quedaba ensombrecido.
Así pues, parecía que no habían dragones ni ninguna otra criatura gigantesca.

Visto lo visto, decidisteis rodear el lago, intentando hallar algún resto de civilización.
Y no costó demasiado ver unos restos de maderas que formaban una pasarela que sobresalía por encima del agua. A pesar de que la vegetación lo había cubierto parcialmente, parecían los restos de un muelle.

Más allá de eso, no visteis ningún otro edificio, pero sí restos de algo que podrían haberlo sido, sólo que estaban ennegrecidos como si hubieran sido quemados hasta los cimientos.

El rodeo al lago duró varias horas, y el sol comenzó a ponerse. Llegasteis por fin al otro lado, a la zona donde habíais visto los ciervos aproximadamente.
Aquí el bosque era más denso todavía, por lo que parecía menos probable que hubiera habido algún tipo de población. De hecho era bastante cansado tener que sortear raíces de árboles, maleza y troncos para poder avanzar, ralentizándoos considerablemente.
Y además de lo dificultoso del avance, había otro problema todavía más grande; ¿hacia dónde ir?

Disteis vueltas por el bosque intentando guiaros, hasta notar la sensación de que algo o alguien os estaba siguiendo, de lo cual os advirtió Keiko, Wufan y Alandrel.
Os detuvisteis para observar alrededor de la frondosa maleza y cómo entre ella se veían ojos, decenas de ellos, que resplandecían ligeramente entre las sombras de la vegetación.
No tardarían en asomarse una multitud de lobos feroces, gruñendo en actitud ofensiva.

Os estaban rodeando de forma que estabais quedando acorralados dentro de su círculo.