Partida Rol por web

El vanara vio caer al liche y tras su sorpresa no hubo ninguna trampa mortal que activara su cuerpo, pero si se les acababa el tiempo si querían salir de allí pues el suelo cedía por momentos y dentro de poco esto sería un montón de polvo y roca. Arashi los había llamado a su lado y la opción de moverse más rápido avivó su ánimo.

Yendo junto a su lado se dispuso a recibir el conjuro que ya varias veces había experimentado y que los sacaría con celeridad de este lugar.

Mucho tendría que celebrar ahí fuera pues momentos antes daba todo por perdido y era consciente de que podía haber perdido fácilmente la vida, como le había ocurrido al elfo si no fuera por la rápida intervención de Shen Long.

El techo se caía por momentos y no había tiempo para celebrar la victoria.
La salida estaba tapada por el Muro de Fuerza que había hecho Alandrel, y además no parecía buena opción salir por allí cuando decenas de enemigos aguardaban al otro lado.

La chica Ninja tiene nombre… Hakko apareció entre la penumbra, al lado de Arashi, y le dio una colleja con algo metálico.
Tenía el aspecto de un porta pergaminos con los lados reforzados con oro blanco y gemas de color azul turquesa.

A ver cómo salimos de aquí… o mejor dicho, cómo salís… añadió, guardándose la Lección entre los pliegues de su Obi, preparándose para escapar de allí.

La colleja fue un mal menor en comparación con el alivio sentido cuando la chica ninja pálida salió a su encuentro. - Muy bien Hakko, has hecho un gran trabajo, ¡ahora podemos largarnos!

La frase de la mujer era enigmática, ¿acaso podía teleportarse también como algunos miembros del grupo?.

- Todos los que podamos teleportar tratemos de llevarnos a gente afuera. Yo puedo transportar a cuatro, volver y a otros cuatro, si hace falta.

Había visto que el vanara tenía esa capacidad pero podía ser que Alandrel también, fue por eso que decidió excluir a ambos, por lo que escogió a la princesa, a Lena, Shen Long y Sumeragi para ese primer viaje.

- Vamos, no hay que perder tiempo o nos quedaremos a hacer compañía al calamar. Teleporte hacia arriba.

Realizando sus compases arcanos hizo el primer teleporte abriendo un portal que llevaba hasta el lugar que citaba.

Había llegado al lado de Arashi pero su magia no parecía suficiente para sacarlos a todos de allí y la barrera de energía se había convertido ahora en un arma de doble filo que les impedía moverse libremente. Es el momento de reaccionar.

Contó rápidamente a los que se quedaban siguiendo las instrucciones del mago y se aseguró de no ser un estorbo más a la hora de sacar al resto, meditando durante unos segundos antes de proyectarse lejos de allí, al otro lado esperando verlos a cerca en breve antes de empezar a nadar hacia la superficie.

Al fin. Con todo este rato recibiendo palizas del liche, solamente hacía falta que perdiera ese campo antimagia para que Lena, Arashi y Seijuro mismo pudieran acabar con él en un triple ataque combinado. Seguramente casi ni se dio cuenta que aquí acababa toda su historia.

Parecía que era el poder mágico del príncipe el que aguantaba toda la cueva, y esta no tardaría mucho en desmoronarse. Arashi reaccionó rápido y se llevó a la princesa Yemoi, Lena, Shen long y a su hermana Keiko en un primer viaje.

Seijuro, ya más aliviado por la aparición de Hakko con el pergamino y la recuperación de Alandrel se dirigió hacia el príncipe no muerto y le cortó la cabeza. Una prueba física de su hazaña era mejor que contar una historia en el palacio y las tabernas de los Locathah, y por si se les quedaba alguna duda, el trofeo las despejaría todas. Acto seguido también despojó el cuerpo del no muerto de todos los objetos que parecieran de valor o mágicos. Eran demasiado valiosos como para dejarlos ahí enterrados y la Matriarca debería tenerlos como a heredera directa de su hijo que era. Seguro que igual que habían ayudado a hacer el mal, también podían hacer el bien y se les podría encontrar un buen uso.

Ya con todo en sus manos, se paró a contemplar los secuaces de Yuk 'Kuthor, ya perdidos y viendo esos, cómo estaba desapareciendo todo lo que los aguantaba en vida. Observó también, con la calma de que no van a tardar a volver a recogerle, cómo la cueva que lo protegía se tambaleaba, a escasos segundos de caer encima suyo como un castillo de naipes y sepultar todo lo que había a su alrededor.

Lena levantó su tetsubo de nuevo, llena de rabia y preparada para seguir atacando cuando vió que su oponente finalmente cayó abatido tras el ataque conjunto. Suspiró a la vez que dejaba caer su arma, victoriosa pero cerca del límite de su cuerpo. El sonido de la cueva derrumbandose le golpeo como una mala broma por la mañana, gruñó bajo y observó su alrededor tratando de encontrar una forma de escapar. Al oír a Arashi, esta corrió hacia él y usando su enorme estatura se inclinó encima suyo para cubrirle de cualquier piedra que pudiera caer encima suyo.

-Me puedes dejar para el segundo viaje, mi querido amigo-Le avisó con una sonrisa-Si alguien puede sobrevrivir a un golpe de piedra en la cabeza soy yo, poco cerebro me queda ya.

"Yo no puedo teleportarme" digo confesando los límites del poder que se me ha entregado.

Aunque antes de partir, busco un fragmento, lo que sea, de los restos de Kuthon. Por si volviese -cosa que suele ser mala práxis por parte de los liches- tener algo de él para los rituales. Y si por un casual tuviese un objeto muy personal (Una corona, una sortija) también, para dejarlo caer luego sobre el palacio.
Un mensaje de la superficie: Yuk-Kuthor ha fallecido

Tras eso, me abrazo a Arashi, y le digo el más grande de los proverbios de Irori:

" (Nigerudayó!!!)"

Arashi desapareció con sus cuatro compañeros, mientras que Alandrel se llevó a los que restaban, pudiendo así salir todos antes de que la cueva se derrumbase.
Seijuro apenas tuvo tiempo de cortarle la cabeza al Príncipe caído, algo que también serviría para Shen Long.
El techo cayendo sobre vosotros no os permitió registrar más a fondo al liche, ni su sala del tesoro bajo la arena; quedarse a hacerlo suponía un claro riesgo de morir aplastados.

Aparecisteis poco después en Yashabaru, donde los guardias seguían preparando sus defensas ajenos al destino de Yuk’Kutor.
Ya a salvo y con el segundo pergamino en vuestro poder, era el momento de celebrar aquella dura victoria.

La oni atravesó el portal de los últimos, volviendo a su tamaño original justo antes para facilitar el viaje. No sabía que pasaría si tocaba los bordes ni tenía ganas de saberlo. En su rostro había una expresión triumfal que solo se veía afectada por el enorme cansacio que justo le invadió. La pelea había durado mucho y su cuerpo ahora iba a pagar las consecuencias. Gracias a los increíbles conjuros de Shen Long no había ninguna herida grave, cosa que iba a agradecer durante las próximas semanas. Su armadura por otra parte se había llevado algunos rasguños, por no decir muchos. Nada que un poco de magia y bastante aceite no pudiera limpiar.

Apoyando el tetsubo en el suelo observó su alrededor, asegurándose de que sus compañeros estuvieran sanos y a salvo de una vez por todas. Trabajar sola era tranquilo, pero parecía que le estaba cogiendo cariño a esto de tener compañeros. Quería hablar pero iba a esperar a que los otros lo hicieran, seguramente tenían cosas más importantes que decir que cometar el hambre que tenían.

Como fuera habían sobrevivido, quizá habían superado el momento más peligroso de sus vidas, en un medio hostil y donde cualquier fallo les hubiera supuesto perder la vida. Pero como héroes habían llegado de nuevo a la ciudad y la lección estaba a salvo.

Llegar hasta la matriarca no fue difícil con las nuevas noticias bajo el brazo y particularmente el vanara esperaba que en Yashabaru los trataran con honores pues además habían acabado con la amenaza que los tenía aterrados durante siglos.

Pero lo que más anhelaba era volver a la superficie y poder respirar con normalidad, viajaría con la nube para sentir el aire meciendo su pelo y se olvidaría por fin de este mundo sumergido que seguía viendo frío e inhóspito, y en el que no podía imaginar manjares ni placeres que hacían amar la vida sino más bien cargar con ella.

Wufan se adelantó.

- Mi señora, pese a lo que pudierais pensar hemos vencido al tirano, ya no tenéis nada que temer y vuestro reino está libre de la gran amenaza. Ahora hemos de volver a nuestro mundo allá arriba pues aún nos queda mucho que recorrer hasta poder descansar pero sabed que habéis ganado aliados para el futuro, cuando nos llaméis acudiremos en vuestra ayuda pues de algún modo estamos ligados a tenor de lo ocurrido.

Sentía que sus palabras eran más propias de Shen Long que suyas propias y no entendía de dónde salían.

- Esperamos que no sea necesario porque significaría la estabilidad de nuestros pueblos, claro está. - Ahora si que sentía que volvía a ser él mismo.- Perdonad que nos retiremos pero nuestra gente nos reclama, os deseamos el mejor de los destinos, a vos y a vuestro pueblo.

Inclinó la cabeza en señal de respeto a la vez que mostraba algo de ansiedad por salir de allí.

Lograr salir de allí fue una gran gran noticia, el techo temblaba y ya no se notaba solo por el sonido sino también por las vibraciones del agua, una sensación nueva pero incómoda.

Entonces lograron regresar, con ellos la Lección, devenida en un símbolo de esperanza. Arashi había estado ante un duro enfrentamiento que ganaron gracias a los miedos del liche, sus miedos, eso era gratificante pues no por inmortal era invencible ni inmune a las emociones.

- Bien, bien, sí que deberíamos de festejar, teníamos todo un mundo en nuestra contra ahí abajo.

El entorno acuático era confuso y tener una celebración le gustaba como idea. Por alguna razón se notaba bloqueado, una sensación de la que quería librarse y para eso necesitaba fuego, eso era: una chimenea, una fogata, cualquier cosa que ardiera.

Llegasteis ante la presencia de la matriarca, quien no parecía el tipo de ser que diera saltos de alegría, pero su expresión y el tono que su voz reflejaba en vuestra mente (porque os hablaba telepáticamente) eran sin duda de felicidad.
Me alegro que hayáis logrado derrotar a Yuk’Kutor. Sin duda, estamos en deuda con vosotros por habernos librado de su amenaza.
Siempre que necesitéis ayuda en los mares, contad con Mi Pueblo. afirmó en un tono solemne.

Sé que las perlas son muy preciadas en la superficie, así que espero que las apreciéis… dijo, y un Locathah con cara de lubina se acercó con un pequeño cofre hecho de conchas talladas.

La matriarca lo abrió y en el interior habían una decena de pulseras hechas de relucientes perlas, las cuales brillaban tanto que parecían emitir luz propia.
Están encantadas con la bendición de Eadro, el cual os protegerá siempre que estéis en contacto con el agua. explicó, dejando que os las repartierais.

Dicho aquello, os observó más relajada.
Podéis descansar aquí si lo deseáis. Pero sé que debéis seguir vuestro camino; sed libres de elegir… terminó por decir, ofreciéndoos un lugar donde descansar tras el intenso combate, aunque probablemente deseabais volver a la superficie.

"Señora Matriarca" y le pongo a sus pies el saco, con el craneo de Yuk-Kuthor. Sus facciones no se ven, pero por la entreapertura se adivina el color pálido de los huesos.
Al fin y al cabo, Yuk-Kuthor era hijo de Sutek, y por tanto un tio-abuelo lejano de la misma Vaggdo'sha.

"Ha sido una tragedia. Yuk-Kuthor fue un joven de un talento brillante. Ojalá las circunstancias no le hubiesen llevado a esto. Sólo puedo rezar porque su destino le sea compasivo" y acepto el regalo de las perlas.

"E... esto... y ¿Alguien consiguió la lección?"

- A mi si me gustaría poder partir cuanto antes, tengo... asuntos en la superficie.- Un extraño brillo cruzó sus ojos.

- Os agradecemos mucho el regalo, estamos muy honrados.

Otra reverencia lo refrendó.

El agua no era su medio y cuanto antes saliese de él mejor, estuvo todo el tiempo nervioso contando las horas para llegar de nuevo a la superficie. Miraba a través de la cúpula de cristal y ni siquiera las maravillas que había al otro lado o las grandes criaturas que de vez en cuando se acercaban para alejarse al poco llamaban su atención lo suficiente como para querer quedarse.

-Estoy con Wufan, tengo asuntos muy importantes en la superficie-Dijo la oni sacando pecho-El barco no se corre solo y vete a saber como está de estresado nuestro capitán.

Cerró la frase con una leve reverencia y una sonrisa amable, preparada para volver a la superficie. Desde que se había sumergido nada bueno había pasado a parte de partir unas cuantas cabezas, y no es que compensaran casi morir un par de veces. El pensamiento de que estaban un paso más cerca de salvar el mundo le alegraba un poco, pero la próxima intentaria pensar un poco más antes de tirarse de cabeza contra sus oponentes.

Arashi sonrió con amplitud ante las alabanzas, era bueno saber que se había convertido en un héroe a ojos de esos pescados con piernas.

- Me alegra haberles ayudado, ojalá que vengan largos años de prosperidad. ¡Que la pesca abunde y las aguas sean seguras!

Luego hizo una caída de ojos hacia Shen Long, que no se había fijado en que Hakko se había escabullido bajo el trono para coger el pergamino que buscaban.

- Sí que hemos conseguido la lección, el nuestro fue un excelente trabajo en equipo.

El humano de tez violácea y pequeños cuernos cogió una de las pulseras de perlas, la que le correspondía.

- Por fin podremos saber por dónde anda "chica ninja", jajaja. ¡Hakko coge la tuya por favor!

Igual que Lena y Sun, él no estaba muy interesado en seguir sumergido más tiempo del necesario.

La Matriarca observó el cráneo de Yuk’Kutor con una mezcla de curiosidad y de rechazo.
No era necesario… pero ya que lo habéis hecho, la conservaremos para enseñar a las generaciones futuras en lo que pueden terminar convirtiéndose si no tienen cuidado. afirmó, haciendo un gesto a uno de los guardias para que se llevara la cabeza.

No os demoraré más. Sé que tenéis un largo camino por seguir. Que los Dioses estén de vuestro lado y os guíen. dijo a modo de despedida.

Tras aquello, los guardias os guiaron hacia el remolino marino por el que habíais entrado, explicando que si os dejabais ir, saldríais a la superficie.
No os engañaron ya que esta vez el remolino os hizo subir en lugar de bajar, saliendo a la superficie donde el mar estaba en calma y había salido el sol.

Con un vistazo alrededor, visteis el Valeroso anclado no muy lejos de vuestra posición, con lo que pudisteis regresar a cubierta poco después.
Alfredo os recibió sonriente, si un Tengu pudiera hacer tal cosa.
¡Lo sabía! ¡Sabía que volveríais de una pieza!
¡Los héroes que salvarán el mundo! ¿Y qué tal ahí abajo? ¿Algo digno de contar? ¿Sirenas sexys? preguntó con clara curiosidad.

Yun Mei también se acercó para celebrar vuestro regreso, aplaudiendo.
Parece que has perdido la apuesta, Torvil… le dijo a un Tengu que puso cara de fastidio y le soltó una bolsa que los su tintineo, probablemente contuviera monedas.

Me alegro de que hayáis vuelto… porque no hubiera soportado perder mi apuesta… dijo en un tono jocoso. Y luego miró a Wufan.
¿Es verdad que habían sirenas sexys? preguntó en un tono acusador, mirándole fijamente.

Me acerco a YunMei y le susurro acerca de la sociedad matriarcal que hay allí abajo. Y que posiblemente le cortarían las orejas por siquiera insinuar eso.
Y que aparte, los NoMuertos contra los que luchamos tenian más carisma que las sirenas.

Arashi sonrió al tengu, le gustaba lo de los héroes que salvarían al mundo pero eso estaba todavía por ver, aunque no les estuviera yendo nada mal por ahora.

- Hubiera estado bien lo de encontrar unas sirenas sexy, pero no, todo ha sido estrés, estrés y más estrés. Es la vida del héroe, jajaja. Ahora sacad el sake y si no tenéis qué esperáis para poner rumbo a tierra.

Quizás se estaba perdiendo algo pero no tenía claro a dónde había que ir ahora, quizás Irori les iluminara de alguna forma o puede que tuvieran ellos que ponerse a rezar pidiendo por un mensaje.

- Quién se anima a dar una dirección. - Ahí lo dejó caer. - No nos podemos quedar quietos, seamos ávidos de aventura.

- Jajajaja.- El vanara sonrió a placer, volvía a estar a cielo abierto y la alegría había regresado a él.- No tanto como las mujeres de la superficie.- Alargó el bastón hacia ella para darle un ligero golpe en el trasero tomándose toda libertad.- Y tampoco sirven tan buen vino como el que voy a regalarte hoy... si consigo encontrar dónde tenéis los toneles en este barco.

- ¿Cómo ha ido todo por aquí? Parece que habéis estado tranquilos.

Tenía la sensación de que habían pasado meses allá abajo y sin embargo ver a sus compañeros lo había devuelto al punto en el que partieron, como si la estancia bajo el mar no hubiera tenido lugar.

- Si me lo permitís... propongo un banquete, aunque sea escueto si no hay más remedio, pero hemos de sellar nuestra victoria de algún modo y qué mejor que con aquellos que hemos echado de menos.- Sonrió a Yun Mei abiertamente buscándola con la mirada.

- Además así podremos contaros con detalle lo que ya ha avanzado el sacerdote.

En verdad Wufan parecía otro tras la aventura acuática.