Partida Rol por web

Antes de que entre, le doy mi bendicion a Keilo, y lenhago entrega de un sencillo talisman de papel, un Ofida, que habia preparado el dia anterior

"Que la gran Shibari derrame sus bendiciones sobre todos nosotros" rezo

Para el hechicero el lugar en el que estaban despedía magia, eso le hacía estar atento al esplendor de los alrededores aunque semejante acto de atención duraba poco pues su mente enseguida volaba hacia la idea que había echado raíces en ella. Observó a la magus.

- Suerte, confiamos en ti, pronto estarás de vuelta y podremos volver a celebrar, por supuesto.

Quiso transmitir buenas sensaciones, sin crear que fueran a tener otra fiesta tan pronto pero tenerlo en mente era divertido. Arashi entonces notó que había algún tipo de alteración, trató de afinar sus sentidos que por lo normal eran de todo menos afilados.

"Cuenta con nosotros para defender el bosque. Pero necesitaremos dejar algo a Keiko, para cuando termine su labor"

Rápidamente escribo en un papel "Atacan el bosque, debemos de movernos, da un alarido con tu nombre cuando leas esto, Kensai-Sama" y conjuro LUZ sobre el objeto (Durará cerca de 2 horas iluminado!)
Luego dejo el papel en el suelo, cerca de donde Keiko podría verlo

"Procedamos"

Wufan asintió ante las palabras de la loba, estaba dispuesto a luchar y siguió a la manada cuando empezó a moverse, echando una mirada decidida a Yun Mei para que los acompañara también y luego al resto que aún no se había pronunciado.

Lena se preparó de inmediato para el combate, apretando algunas correas de su armadura y moviéndose con sus compañeros. Seguía sin adoptar su forma mayor, pues le ayudaba a mantenerse camuflada. Sacar unos metros por encimad de todos era una señal para los oponentes que la dispararan a ella ya que era un blanco fácil y, aunque fuera la encargada de recibir golpes, los golpes que no darían a nadie más eran mejor evitarlos.

-¿Sabemos a qué nos enfrentamos?-Preguntó la oni-¿Los ha visto algún animal del bosque?

La visión era impresionante, cientos de guerreros los seguirían para proteger el bosque. Wufan sonrió y apeló a Arashi a subir a la nube antes de volver a partir, tenían que ayudar lo antes posible.

- Nos vemos allí, Kenzan San.

Hizo un profundo saludo con la cabeza en señal de respeto antes de ponerse en marcha volando hacia donde estaba el resto del grupo.

No podía creerlo pero quizá era cierto, ¿se habían convertido en dragón? ¿Ambos?

Asombrado escuchó el conjuro de Arashi y dejó que bajase de la nube, o más bien ascendiera desde ella, antes de lanzarse a la carga contra el ejército que hostigaba el bosque. Al acercarse espetó:

- Vienen los refuerzos. Aguantad!!!!

Invocó la magia del bastón para asegurarlo a un tamaño suficientemente apropiado para atacar desde el kintoun antes de comenzar a descender.

Jinrou se acercó a Seijuro volando.
Ven, tócame… le dijo, antes de que volviera a combatir a los Samurai, pues su hermana lo necesitaba.
Al tocar a la loba, Seijuro comenzó a volar, una sensación nueva para él y que le costó acostumbrarse.
Pero ahora podía llegar a donde estaba su hermana.

Como no tienes la Habilidad Volar, tienes que tirar sólo Destreza DF 10. En caso de fallar, pierdes el control del vuelo y no puedes ir a donde quieras.

Mientras tanto, se aproximaron Wufan y Shen Long para ayudar a combatir a la criatura.
Ambos vieron como una pequeña figura, encima de una nube voladora, se abalanzaba temerariamente contra el enorme dragón.
Y visto el resultado, quizás Keiko no era tan temeraria, puesto que le dejó un profundo tajo al reptil, el cual gritó de dolor.

Dragón: 177 PD

Por supuesto, el dragón no dejaría sin castigo la osadía de Keiko, y le lanzó varios ataques con sus alas, su boca y finalmente su cola, cuyo impacto derribó a la Kensai y la lanzó violentamente contra el suelo, de donde tardó en salir con el cuerpo ensangrentado.

Keiko: 99 PD

El gigantesco reptil, además, se lanzó algún tipo de Magia sobre si mismo.
Mientras tanto, su jinete, vio cómo se aproximaban Wufan y Shen Long, por lo que trató de evitar que llegaran.

Shen Long y Wufan: TS de Voluntad 24

Mientras tanto, Lena seguía combatiendo a las hordas de Samurai, pero se encontró con una nueva ayuda cuando Arashi irrumpió lanzando su Magia, uniéndose a la Princesa Yeomi, Yun Mei, Hakko y Alandrel en su defensa del bosque.

La presencia del Dragón es intimidante. Algo descomunal.
Pero más grande y antigua que su furia de sierpes son las enseñanzas que han sido legadas por mil generaciones de monjes, hasta llegar a Shen Long

"Sierpe Infecta ¡Vuelve al abismo de donde saliste!"
Rápidamente, y sabiendo lo que suelen hacer, intento adivinar que clase de ataque de aliento suelen tener estas criaturas, y conjuro "Resistir Elemento Comunal" para todo el grupo, contra lo que sea que haga su arma grupal.

"¡Kensai-Sama! ¡Recuperaos!"  y finalmente canalizo energía positiva, curando a los aliados y causando unas quemaduras de 10PV al dragón

-¡Que alegría veros de nuevo!-Dijo Lena al ver los nuevos refuerzos, levantando su tetsubo por encima de la cabeza como si su altura no fuera suficiente para destacar-Ahora os hecho una mano con el dragón.

Esta corrió hacia donde se encontraban sus compañeros enfrentándose a esa terrible criatura. Tenía un plan para poder llegar hasta él, pero prefería aguantar hasta que los otros dieran las órdenes. Su armadura, qué consiguió de forma totalmente honesta, le permitiría volar durante unos minutos y con eso, y bastante suerte, podría causar algunos daños al imponente enemigo.

La lucha parecía ser a muerte, no había respiro posible y menos con el dragón, poderoso de por sí y siendo cabalgado por otro ser que también podía causar estragos.

- Paliducha, tu caballero viene al rescate, jajaja.

Fanfarroneó ante Hakko confiando en que su magia supondría una ventaja contra el ejército rival. Arashi volaba siendo transportado por un fuerte viento. Su túnica se estiraba aunque el verdadero impulso que recibía era mágico. Buscó colocarse entre el grupo con la intención de acelerarles a todos los que pudiera. Quería conseguir lo máximo de sus compañeros antes de descargar una tormenta eléctrica que sacudiera a las fuerzas rivales.

- Resistid, ¡ya están aquí los refuerzos!

No podía verse al guardián prometido por la loba, mas la fé que mostraba el humano de aspecto ogroide ya daba a entender que no se consideraba superado por sus enemigos.

Con el toque de Jinrou Seijuro empezó a levitar casi sin proponérselo. Solamente dirigiendo su mente podía dirigir su cuerpo. Envainó su espada para tener los brazos y las manos libres para poder mantener el equilibrio si fuera necesario. Le habría gustado jugar y practicar un poco en el aire antes de entrar en batalla pero no tenía tiempo para eso. Debería aprender en medio del combate. No había tiempo que perder.

Así que se lanzó como una flecha, de cabeza, en línea recta hacia el enemigo alado. Su hermana Keiko ya había dejado bastante tocado el dragón, así que Seijuro intentaría dejarlo fuera de combate, y así dejar al brujo sin montura y a merced de más ataques, o por lo menos más vulnerable, o menos peligroso si pudiera ser.

Pero concentrado en dar el golpe perfecto perdió el rumbo en un giro imposible, siguiendo con su cuerpo el mismo movimiento que dibujaba su brazo al intentar desenvainar a Tenrai y haciendo una pirueta absurda alrededor de su contrincante.

El dragón era finalmente el enemigo, una pena que no se tratase de los hermanos pues habría disfrutado de la visión. ¿Pero y Keiko? Sin saber siquiera si habría sobrevivido se lanzó al ataque contra él sobre la nube, y aprovechando el conjuro de Arashi, que ya conocía por la sensación de lentitud formada de golpe a su alrededor, dándole la opción de moverse mucho más rápido encima del kintoun.

- ¿Y esa maldita legión de guerreros?

La llegada de Shen Long permitió apaciguar las heridas de Keiko, y proteger al resto contra el Fuego que escupiría pronto el dragón.
Seijuro no fue capaz de controlar su propio cuerpo, y es que aunque llevaba cientos de combates a sus espaldas, era una de las pocas veces en su vida que volaba y no estaba nada acostumbrado.
Su giro fue algo cómico pero no tuvo mayores consecuencias.

Ni Shen Long ni Wufan cayeron presas de la Magia del brujo que cabalgaba el dragón, así que éste probó un nuevo conjuro.
Esta vez eligió a Keiko, quien había sido la única hasta el momento en herir al dragón.

Keiko: TS Fortaleza 29.

Mientras tanto, el dragón lanzó su aliento pero todos estabais protegidos contra el mismo. Gruñó enfurecido y atacó a Wufan que fue a por él con el bastón.
La combinación de mordisco, garras y alas, fue letal para el Vanara, que cayó por las terribles heridas.

Wufan: 119 PD, KO

Aquello hizo que Jinrou se activara y lanzara un rayo contra el dragón, pero éste pareció no tener efecto.
Se acercó entonces hasta Wufan, intentando hacer algo por él.

La batalla seguía su curso, aunque cada vez las fuerzas parecían más igualadas, e incluso los animales ganaban terreno ante el liderazgo de Alandrel y su Magia, dejando que Arashi y Lena llegaran a ayudaros contra la temible criatura.

"¡Wufan-Sama!" grito aterrado, al ver que el enviado de los cielos está derribado. Alarmado por lo que puede haber sufrido el gran Vanara Celestial.

Así que me dirijo con mi nube hacia donde está él, y despliego mi conjuro más poderoso. El que puede sacar a alguien de las puertas de la muerte y devolverle la fuerza plena

"HEAL" Y luego rápidamente, empiezo a hacer cálculos y conjuraciones. "Debo de hacer aparecerlo enseguida" gruño. "Necesito que aparezca YA MISMO"

Y calculando, conjurando y ajustando hago aparecer una forma espiritual en los cielos. Son dos brazos, dos piernas y una cabeza, de pie, con la forma ideal de la humanidad, y con actitud de combate. Son la forma misma del cuerpo del gran Irori.
Son EL ARMA ESPIRITUAL.

Y ataca al dragón. Falla, pero le ataca
"¡Adelante, Puño de Irori! ¡Machaca!"

Intentando recuperar el control del vuelo Seijuro se encaró de nuevo a su contrincante, intentando que su pifia pareciera una estrategia para despistar. Se lanzó otra vez contra el dragón, aún con la katana encaminada, y esta vez si que consiguió dominar la direccion. Corto el aire con su cuerpo para plantarse delante de la bestia y desenvainar mortalmente

El impacto del dragón hizo sentir a Wufan cómo su espíritu se separaba de su cuerpo hasta el punto de observarse desde fuera, sobre la nube y frente a la gran bestia. Lo había pillado por sorpresa y el dolor entumecía todo su ser impidiéndole moverse mientras a la vez era consciente de que volaba. Pero de golpe una luz a lo lejos lo despertó del ensueño, el brillo aumentaba a medida que se acercaba y por fin lo cubrió todo, mostrando la cara del clérigo mientras iba desapareciendo.

- ¿Shen Long?

Era su rostro, sin duda, pero el tamaño era considerable y lo mantenía sobre su mano, como un ser gigantesco que lo depositaba con suavidad sobre una plataforma invisible en el cielo. El hombre divino iba desapareciendo hasta quedar frente a él, ya como el humano que había conocido.

El vanara inclinó la cabeza en señal de agradecimiento y acto seguido miró al dragón, él lo había destrozado y si no lo vencían volvería a hacerlo... y al bosque. La furia se apoderó de él, lanzándose al ataque, esta vez viendo cómo Seijuro aparecía cerca destrozando las defensas del reptil.

El primer y certero golpe de Keiko había abierto una enorme herida sangrante en el pecho de la bestia, que no obstante sobrevivió y la atacó con todo su poderío físico igual que antes había vomitado sus llamas infernales sobre ella. 

Tras el coletazo del dragón, que la lanzó hacia abajo hasta casi chocar contra el suelo, Keiko recobró el control de su nimbo volador y todavía con espada en mano, con el poder del invierno rugiendo en el filo de Takahane, volvió a cargar hacia la gran bestia sin temor. 

Voló recta como una flecha y descargó un único y poderoso tajo descendente. La Espada parte la Seda. 

El ogro había acelerado a sus aliados y ahora lo que quería era convertirse de nuevo en el avatar de una tormenta. El conjuro que comenzaba a tejer esa espectacular, lo llenaría todo de luz y de estruendo. De sus manos volvieron a surgir rayos eléctricos de gran intensidad que formaban un patrón zigzagueante siguiendo el camino que arrasaría a más enemigos para terminar en el hocico del dragón. Se preguntaba si la bestia sentiría un gran dolor o unas cosquillas silenciosas, pues ante un monstruo como ese, tan lleno de magia, un rayo podía ser tan dañino como una brisa.