Partida Rol por web

Alfredo miró a Lena y sonrió.
De momento, dejarles claro que El Valeroso también va cargadito de pólvora…

¡A ver polluelos! ¡Unos pocos cañonazos de advertencia! ordenó.

Los marineros obedecieron y rápidamente El Valeroso soltó una docena de cañonazos que rozaron a un par de los barcos-tortuga.

Se hizo un tenso silencio, hasta que el humo de la pólvora se evaporó.
Desde uno de los barcos, salió a la superficie un tipo con una armadura roja que a ninguno os sonaba de vuestras tierras.

Otro soldado se asomó también y alzó una bandera blanca, la cual hizo ondear incesantemente, para que se viera claramente.
Ambos permanecieron allí, vulnerables a cualquier disparo, esperando algo.

Alfredo se mesó la barbilla.
Quieren parlamentar…
¿A lo mejor buscan piratas o algo así? Ahora no llevo nada ilegal… quiero decir… nunca llevo nada ilegal a bordo, hehehe… rió nervioso.

Podemos ir a ver qué quieren, no parecen unos asaltadores ni amigos de Daiguro… explicó, y dio orden a sus hombres para que prepararan un bote para bajar.

Alandrel, tú tienes que venir… sabes hablar muy bien. Y chicas, necesitamos chicas que les bajen la guardia…
¿Dónde se han metido Keiko y Yeona?… preguntó, buscándolas con la mirada.
Habíais visto que bajaban a la bodega.

Sea como fuera, había que decidir quien acompañaba a Alfredo a parlamentar.

-¿Eres... una princesa?

Keiko intercambió una mirada de preocupación con su hermano. Eso explicaba la presencia de aquel barco lleno de soldados. Si la familia Sumeragi había mandado a su heredero a por ella cuando escapó, no quería imaginarse el nivel de movilización si la desaparecida fuera una princesa. Bueno, no le hacía falta imaginarlo; lo tenían delante. 

Cuando escuchó a Yeona... Yeomi... decir que no quería regresar a su antigua vida en la corte, Keiko la comprendió perfectamente. Arriba, sus compañeros debatían y Alfredo preguntaba por ellas. 

A Seijuro no le va a gustar esto... 

-No dejaremos que se te lleven... Alteza. Seiji, quédate aquí abajo con ella y protégela. Yo voy arriba; por algún motivo parecen creer que esto requiere un toque femenino. 

Y antes de darle tiempo a Seijuro a protestar, salió corriendo escaleras arriba para reunirse con los demás. 

Mientras no me pidan que me comporte como una damisela... ¡Soy una guerrera, y no seré tratada de otra manera! 

​​​​

Al principio el hechicero no presto demasiada atención a la señal de aviso, absorto como estaba y sin considerar un problema encontrarse con otros barcos, pero pronto se contagió de la inquietud del resto de la tripulación. Y desde luego no les faltaban razones, hasta un completo ignorante náutico como él era capaz de notar la diferencia entre el Valeroso y aquellas otras embarcaciones, incluso antes de que comenzasen a dispararles no le cupo duda de que se trataba de barcos de guerra.

¿Pero qué motivo podían tener para asaltarles de aquel modo? ¿Estarían aliados con Daiguro? ¿Buscarían también ellos los pergaminos? ¿O eran simples piratas que habían tomado prestada la bandera de Hwanggot? Mientras crecía en su interior el deseo de hundir aquellos barcos intento recordar lo que sabía acerca de aquella nación, tratando de encontrar algo que diese sentido a semejante comportamiento. Al menos parecían dispuestos a hablar con ellos antes de continuar atacándoles.

 - Supongo que será mejor entonces que me quede en el barco - no le agradaba la idea de quedarse atrás mientras el resto se arriesgaban, pero no veía en que iba a poder ayudar su presencia a una resolución pacífica -  Aunque puedo acompañarles desapareciendo de su vista, o hacerles desaparecer a alguno de ustedes -  

Seijuro subió a cubierta con paso firme y digno, sin correr, pero sin perder tiempo. Vió como estaban preparando un bote para bajar y arreglar el asunto.

- Me ofrezco voluntario para parlamentar. En mi casa hemos arreglado bastantes asuntos entre clanes de forma pacífica. Puedo ofrecer mi experiencia en ello.

Enseguida puso al corriente a sus aliados respecto a la situación.

- Parece ser que Yeona en realidad es una princesa, la princesa de Haseong... fugada. Esos barcos, y todos los soldados que ahí están, la estan buscando para devolverla de vuelta a su reino. No podemos dejar que se la lleven! - Dijo con ímpetu. - Su presencia es clave para nuestra misión. - Aunque de momento no tenía ni idea de como quitarse de encima esos barcos. - Alguna idea de como podemos proceder con ellos?

Los acontecimintos habían tomado un ritmo frenético, si el viaje empezaba a parecer plácido la presencia de los barcos lo había cambiado todo, unos barcos preciosos, por cierto. Y más aún acrecentado por la verdadera identidad de Yeona.

- ¿Eres una princesa?- Se había limitado a decir Wufan al enterarse por medio de los hermanos.

Poco le gustaba la idea de sumergirse bajo el agua así que esto le daba tiempo para intentar que el grupo cambiase de idea, y lo iba a aprovechar. Por otro lado la idea de agrupar chicas para la negociación le había hecho gracia, era algo que él secundaba, quizá también por interés personal. Desviaciones al margen había que intervenir ya o los cañones dejarían de ser advertencias para transformarse en amenazas serias.

- Ir de cara puede ser la mejor opción, si nos acercamos volando podremos hablar con ellos pero dudo que cambien de opinión porque si nos han perseguido hasta aquí y roto sus reglas, rescatar a su dama,- hizo una reverencia ante Yeona al hablar de ella,- debe ser su prioridad y raro será que accedan a irse sin ella, al menos sin luchar.

- Pero cabe la opción de anticipar todo esto y conjugar nuestras opciones, si Arashi San es capaz de convocar la invisibilidad un grupo podemos infiltrarnos dentro de una de las naves y volverla contra el resto para entablar una guerra interna. Las demás responderán al fuego de la primera, de eso no cabe duda, y mientras nuestra nave puede escapar y los demás alcanzarla gracias a la velocidad de los nimbos voladores.

- Todos coincidimos en que Yeo... la princesa, es vital para nuestra misión y no podemos perderla.

Tras exponer su plan cruzó los brazos y levantó una ceja escudriñando qué pensaba el resto, tenían pocas posibilidades de salir de esta sin pérdidas y no tenía ninguna intención de comenzar una batalla abierta donde una nave tan grande llevaría las de perder ante el fuego enemigo y acabar con todos cayendo al fondo del mar, quizá ya sin vida.

Yeomi se quedó en la bodega, escondida en su camarote.
Por contra, los hermanos Sumeragi subieron a cubierta, siendo Seijuro quien reveló la verdadera identidad de Yeomi.

Arashi y Wufan propusieron algunas ideas para ir a negociar, y aprovecharse de vuestra Magia.
Alandrel escuchó a ambos y también a Seijuro, meditando unos segundos su respuesta.
No podemos descartar que haya algún usuario de Magia entre las tres embarcaciones, pero en todo caso el plan de Wufan puede ser bueno.
Tener a uno o dos de nosotros que se infiltren en uno de sus barcos mágicamente, y tomen su control. Es una maniobra inteligente, además de que esos barcos están recubiertos de metal, y abordarlos será complicado. Y como han dejado claro, ellos también tienen cañones, y son tres… dijo, sin necesidad de añadir nada más, de algún modo dejando claro que un enfrentamiento marítimo convencional no os convenía.

No obstante, no tenemos certeza de que sepan que la Princesa está aquí. Este barco es muy llamativo, podrían habernos tomado por unos esclavistas extranjeros y haber dejado volar su imaginación pensando que podríamos tener a la Princesa como mercancía. O cualquier otra cosa.
Pero es probable que no sepan que está aquí y sólo estén probando suerte… añadió.

En tal caso, podemos tratar de convencerles de que no sabemos quién es Yeomi y si piden echar un vistazo al barco, bastaría con esconderla mágicamente.
Así evitaríamos un conflicto que, poco o mucho, puede dañarnos.
Pero como no sabemos cómo reaccionarán, sí, es buena idea infiltrar a un par de hombres en uno de sus barcos.
¿Quizás vosotros dos? señaló a Wufan y al propio Arashi, esperando una respuesta.

Hakko le dio un leve codazo a Adariel, para llamar su atención.
¿Hay que infiltrarse y te olvidas de mí? preguntó, abanicándose la cara con la mano.

Yo iré con ellos, y vigilaré que no metan la pata. afirmó, mirando a Arashi y Wufan, con cierto aire altivo, aunque después les guiñó un ojo.

Alandrel asintió a las palabras de Hakko, y fue Alfredo el que tomó la palabra.
Vale… a ver… iremos a negociar mientras los infiltrados se cuelan en uno de los barcos.
Me acompañarán Shen Long, claro, con suerte serán seguidores de Irori y le harán caso…
Alandrel, como no.
Y los hermanos Sumeragi, a ver si es verdad que tienes experiencia como negociador.
Mientras, Lena, querida, te dejo al mando de las defensas del barco junto con Yun Mei. dijo, mirando a la semi Oni.

¿Todos de acuerdo? preguntó, a punto ya de subir al bote.

-¡A sus ordenes, Alfredo-san!-Respondió Lena con firmeza-No habrá ni un rasguño.

Tras decir eso, volvió a su trabajo con energías renovadas. El plan era arriesgado, pero la gente que mandaban estaba bien dotada. Ya presenció una vez a Arashi freír a medio ejército de ninjas con un rayo y Wufan tenía sangre celestial, por no decir que montaba en una nube. Esperaba que con la negociación fuera suficiente, las peleas en las que no se podía acercar a una distancia cómoda no le atraían mucho.

- Estoy listo, podemos esperar aquí por si fracasa la embajada y ponernos en marcha o ir ya en paralelo anticipando que se requiera una acción rápida. Opto por esto último.

Cualquiera de las dos opciones convencía al vanara aunque mostró su preferencia, mientras se regocijaba con la idea de no tener que sumergirse en lo profundo del océano. Esperaba el consenso de sus compañeros para no dar un paso en solitario, a dúo esta vez más que él solo, pero debían actuar todos coordinados o la misión sería directamente un fracaso.

- Umh, olvidáis la idea de las chicas,- sin embargo no lo planteaba como habían hecho al inicio,- si lleváis muchas puede ayudar decir que sabéis qué buscan y que todas éstas son las que llevamos en la nave, al no encontrarla estarán más tranquilos y verán nuestra buena voluntad. Siempre será mejor que ir con las manos vacías.

- Aún así sois vosotros los que conocéis sus costumbres y sabéis cuál es el protocolo correcto.

 - De acuerdo - era arriesgado, pero preferible a intentar escapar de los buques de guerra mientras les disparaban - Pero mis conocimientos náuticos son escasos. ¿Algún consejo sobre como maniobrar esas embarcaciones, capitán Rakio-dono? ¿O sobre como inutilizarlas o inmovilizarlas? - Arashi entendía de armas de fuego lo mismo que de barcos, pero sabía los daños que podía llegar a causar un mero fuego de artificio defectuoso. Si lograban sabotear las naves o sus armas podrían dejarlas atrás fácilmente, y seguramente Yeona lo preferiría a que se abriesen paso entre sus compatriotas a sangre y fuego.

La idea de la infiltración preventiva le gustó a Seijuro, pero no pensaba que llegara a ser necesario. En tal caso, un cañonazo perdido podia causar un gran desastre, y eso era preferible evitarlo. - Si las cosas no van bien creo que por lo menos daran tiempo a que los dos botes lleguen de vuelta a sus respectivos barcos. Aunque si confiáis en que nadie se dará cuenta ya será una ventaja que tendremos. Como último recurso, en el peor de los casos se puede hacer volar la bodega dónde guardan la pólvora. Pero no olvidemos que al fin y al cabo son súbditos, por así decirlo, de la princesa.

- Yeomi no cree que dispongan de magia. En ese aspecto les llevamos ventaja, aunque tampoco nos confiemos. - dejó que su corazón latiera 5 veces y continuó - Lo que me hace pensar en qué motivos tienen para pensar que la princesa está con nosotros. Pienso que seguramente alguien la vió embarcarse en el puerto. - miró a su hermana - alomejor podrías ponerte algunos elementos que llevaba la princesa Yeomi. No suyos, que los reconocerían, sino parecidos, de manera que al verte con ellos puedan pensar que quien vió la princesa se confundió a causa de ello. - miró a las otras chicas esperando que ofrecieran alguna prenda o complemento: Yun mei, Lena (a pesar de lo poco femenina que vestía), Hakko, Keiko... , incluso se podría arreglar el peinado, y si Yeona llevaba algun elemento que no fuera único suyo y claramente reconcible, también podría ponerselo Keiko. - Os parece?

Dicho eso bajó al camarote de la princesa y llamó suavemente, le contó la idea y le pidió algun elemento que había llevado en el puerto pero que no fuera tan reconocible como para dar a entender que realmente era de la princesa.

De vuelta a cubierta dejó el arco y las flechas en un rincón. Si iba armado con un arco en el bote tal y como estaba la situación daría la sensación de amenaza, cosa que quería obviamente, evitar. Pero sí llevó su katana. Más que un arma era una pieza de su atuendo, como en cualquier samurai.

El vanara enarcó una ceja ante la idea de su compañero.

- Me parece muy buena idea la de Seijuro, disfrazar a alguien para hacerles creer que no era ella.

- Podríamos mantenernos cerca de una de las naves por si es necesario actuar pero no infiltrarnos hasta que nuestro plan haya fracasado, parece que empezamos a tener algunas cartas con nosotros. Y tampoco me agrada la idea de luchar o eliminar sin piedad a estas gentes de paz.- Pensaba en lo que ocurriría si sus propios cañones eran lanzados contra los barcos.

"Sinceramente, sabiendo que son de un reino pacífico, quizá podamos estar enfureciendo a aliados potenciales" señalo

"Aparte, siempre podemos acercarnos y si estamos en problemas, pacificarlos. Pero se trata de eso: De pacificar. Un barco está siempre cargado de inocentes operarios."
"Y si tienen la fe de Irori, casi seguro que podemos tener dos barcos en vez de uno!"

Mientras el resto se preparaba para la misión diplomática, Wufan le explicó a Arashi cómo debía colocarse encima de la nube. No estaba del todo seguro de si el Kintoun aceptaría al mago pero estaba claro que era un aliado y lo tenían de su parte. Volarían sin ser vistos gracias a la magia para colocarse cerca de la escotilla de la nave cuando los demás hablasen, desde allí podrían escucharlo todo, e incluso echar un ojo al interior y decidir sus opciones de entrada.

Si las palabras no funcionaban podrían tomar una rápida decisión e internarse por algún hueco que debían haber visto previamente.

- ¿Tus poderes permiten que tampoco nos escuchen? Si hablamos entre nosotros tendremos más opciones de alertarlos pero si podemos comunicarnos sin problemas estaremos totalmente a salvo.

Gran parte de sus opciones pasaban por lo que viesen cuando se acercasen, y por supuesto casi todo de lo que encontrasen dentro, pero al menos tenían un esbozo de plan para un momento desesperado.

- No. Lamentablemente no dispongo de tal poder. Deberemos ser cautelosos para que no nos oigan - su magia podía hacer que un susurro, y la respuesta al mismo, llegasen mucho más lejos de lo normal; pero para eso tenía que saber a donde enviarlo. Por suerte el penetrar la invisibilidad de otros seres si estaba entre sus aptitudes - Pero si que podré veros y comunicarme a cierta distancia. Podemos acordar de antemano una señal para cuando queráis hablar - 

El hechicero bajo rápidamente a su camarote para cambiar su sombrero por la máscara hannya, y recoger su mochila. Iba a necesitar de los objetos que guardaba en la misma.

- Podre volvernos invisibles a los tres durante un rato, el tiempo que tarda en hacerse y enfriarse el arroz, pero el efecto terminará tan pronto ataquemos a alguien - con suerte podrian realizar parte, o la totalidad, del sabotaje sin volverse visibles - si es menester también puedo otorgarle la capacidad de volar a alguno de nosotros, o trasladarnos en un momento a los tres a la cubierta de alguna de las embarcaciones - 

-Yun Mei, vamos a montar una guardia en la habitación de nuestra invitada. Nosotros nos vamos a intentar colar, puede que ellos también.-Dijo la oni con una sonrisa-¿Quieres ir tú o me encargo yo?

Todo el tiempo he estado observando el asunto.
Ciertamente, hablar de más puede ser decir de más, y por supuesto, enfadar de más.

"Excelente, Hermanos Sumeragi. Realmente habeis sabido resolver un problema sin llegar a usar la violencia. Sois maestros tanto de la espada como de la saya¹"

"Lo cual nos deja nuestra misión original. Debemos de descender"

Tras la cordial despedida giraron el bote para dirigirlo de vuelta al Valeroso. Seijuro se sentía triunfante. La mejor manera de resolver un conflicto era sin violencia. Reprimió una carcajada y se contuvo de golpear la espalda de Alfredo Rakio. No quería que desde los barcos se viera que tenían nada que celebrar.

- Usted sabe tratar a las gentes también, a pesar de sus modales. - le dijo contento y amigablemente. - Si nos lo propusiéramos podríamos incluso convencer al mismo Daiguro de que hacer el mal no está bien. - Soltó con una ligera carcajada. Y sonrió a su hermana. - Tu también lo has hecho bien Keiko, pero recuerda, la espada debe ser siempre el último recurso. - le dijo como consejo de por vida. - Como bien dice el sacerdote Shen long, se debe dominar por igual el arte de la espada como el de la saya.

Otra vez en el barco informó a sus compañeros. - Todo ha salido bien, sin derramar una sola gota de sangre. Llegasteis a infiltraros en sus barcos? Sea como sea ya no debemos preocuparnos por ellos. Ahora ya podemos dirigirnos al punto dónde debemos sumergirnos bajo el mar. ...y ya nos podemos preparar, que no creo que con los Locathah vaya a ser tan fácil.

 - No Hakko-san, no parece que vaya a serlo - y ciertamente era lo mejor, de haber estallado un conflicto seguramente se habrían perdido vidas, incluso intentando evitarlo. 

 - Excelente trabajo, samas - saludo respetuosamente a los exitosos negociadores a su retorno al Valeroso. Había supuesto que las conversaciones durarían más tiempo, pero los soldados de Hwanggot debían de haber quedado convencidos de que su princesa se encontraba en otro lugar. Con suerte tardarían en volver a encontrar su rastro pero si los métodos naturales le fallaban no tardarían en recurrir a los sobrenaturales - Pero temo que esta no sea la última vez que nos encontremos con esos barcos ¿Alguno de ustedes sabe de algún medio para poder ocultar mágicamente a su alteza Yeona? ¿Uno que pueda evitar que la rastreen mágicamente? - Miro al resto de conjuradores allí reunidos, con la esperanza de que alguno tuviese tal poder.