Partida Rol por web

No hay problema - respondió de inmediato con tono frío y serio.

Le satisfacía escuchar aquella información, principalmente por dos cosas: Una, confirmaba el persistente interés de la Reina en ella a pesar de su casi inexistente importancia, y dos, era una muestra de buena fe de la chica, a menos que estuviese sacrificando algo pequeño por su confianza para luego hacer algo peor, que también era una posibilidad. Como fuera, prefería creer que Kailyn no la odiaba lo suficiente ni quería tanto a la Reina como para haber trazado un plan así. 

Como dije, irás conmigo. Pronto sabremos si podrás decirle lo que ves, lo que escuchas, ambas o ninguna. 

En un inesperado gesto de cariño de alguien que prefería mantener su distancia con tanto servicio como nobles, la dama le levanta la barbilla con suavidad, poniendo su mano bajo el mentón de la muchacha. 

Gracias - pronuncia con lo que parece ser el inicio de una sonrisa en sus labios.

Había crecido entre las calles de Desembarco del Rey, y gran parte de mi vida la había pasado entre los muros de la Fortaleza Roja, y en todo este tiempo, jamás había visto y mucho menos vivido una muestra tan significativa como la que la Joven Lady había tenido conmigo, era un simple contacto que en este lugar donde nada es lo que parece significaba muchísimo para las personas como yo.

Para servirle Mi Lady – respondí a su agradecimiento levantando la cabeza, pero había otra cosa que debía decirle o mejor dicho recomendarle, Desembarco del Rey era un lugar peligroso, pero sobretodo lo era para personas como una Noble – Si me lo permitís Mi Señora – dije con tono calmo – deberíais ir armada, o debería hacerlo yo, no sabemos quién os ha citado y en este lugar es mejor ir con cuidado – le comenté mirando después por la ventana, la hora de marchar había llegado, pero era decisión de la joven ponerse en marcha o no.

Tras aclarar lo que tenían en mente llegó la hora indicada para acercase al bosque de los dioses. Habían hecho todos los preparativos necesarios y ambas salieron como si fueran a dar un paseo. La actividad a esa hora no era muy alta, pues cuando comenzaba a escasear la luz la mayoría de gente se refugiaba dentro de la fortaleza y se preparaba para la cena, tan solo unos pocos guardias quedaban patrullando por las diferentes zonas del recinto.
No les fue difícil llegar, aunque no frecuentaban el lugar tampoco era difícil encontrarlo, todo el mundo en el castillo lo conocía, aunque quizás no todos habían entrado. Lady Odessa y Kailyn se internaron en la arboleda siguiendo uno de los caminos, el que parecía mejor cuidado, y que las llevó al interior. No les fue difícil reconocer el viejo arciano que ejercía de árbol corazón. A falta de una indicación más específica aquel parecía el lugar más adecuado para esperar el encuentro. Era un lugar silencioso, tan solo alguna ardilla saltando de rama en rama o algún pájaro se atrevían a romper el silencio de la arboleda y con el sol poniéndose y los frondosos árboles rodeándolas la vista era cada vez más escasa.
En cierto momento pareció escucharse algo entre unos arbustos cercanos. Una figura encapuchada salió entre ellos y se dirigió hacia el arciano, pero de repente se paró en seco con la mirada fija en ambas mujeres, quizás no esperaba encontrarse con las dos. Tras unos momentos de duda dio un par de pequeños pasos hacia atrás para acto seguido perderse rápidamente entre los arbustos y alejarse. Durante un instante el rostro del encapuchado quedó reflejado por la tenue luz que aún quedaba, pero todo había sido muy rápido y en la arboleda estaba demasiado oscuro.

No les había resultado difícil llegar al arciano, pero aún así temía por lo que pudiese suceder. Sabía que, pasara lo que pasara, Kailyn lo sabría... pero el problema era que sobreviviera para contarlo. no, no debía preocuparse de eso. Hasta ahora había demostrado ser una chica astuta, y se las arreglaría. Pasara lo que pasara.

Se sentó a esperar al misterioso encuentro, uniendo todos los sonidos en su mente e intentando compararlos con distintos instrumentos, buscando una manera de imitarlos en un concierto inspirado por la naturaleza. Aunque algunos podían imitarse, otros parecían tan perfectos en sí mismos que sería un insulto compararlos a cualquier otro sonido. Mientras pensaba en aquello, un ruido distinto la distrajo y vio a una figura encapuchada acercarse, pero salir corriendo a último minuto al arrepentirse. ¿Acaso se esperaba que una noble anduviera sin siquiera una sirvienta a su lado? Pero no podía quedarse con la duda de aquella extraña invitación, así que sin pensarlo dos veces y esperando que Kailyn la siguiera, corrió tras la sombra.

A pesar del imprevisto, la rapidez y la oscuridad Lady Odessa Caron cree reconocer el rostro del encapuchado. Juraría que es Robert Frey, un muchacho de unos 20 años que está estudiando en Desembarco del Rey (parece más listo que la media de su familia, lo cual tampoco quiere decir mucho) y que siempre has evitado por los recuerdos que te trae a la memoria. Ni siquiera recuerdas si cuando el trágico suceso en el que te viste envuelta estaba en el castillo de su abuelo Walder pues había demasiados hijos y nietos presentes como para recordarlos todos. No tienes ni idea de lo que estaba haciendo allí, aunque haciendo memoria desde que estás en Desembarco recuerdas que alguna vez intentó hablar contigo pero conseguiste evitar cualquier encuentro hasta ahora.

El bosque de los dioses era un lugar más que conocido para mí, había ido ahí con asiduidad cuando era más pequeña, pero de eso ya habían pasado unos años. Sin mayor preparación nos dirigimos como quienes dan un paseo, y la arboleda nos recibió con ese silencio solo perturbado por el viento entre las ramas, y ese aire místico que al menos para mi, siempre había tenido.

No sabía dónde teníamos que ir, la escueta nota no ponía precisión en el lugar del encuentro, por lo que el árbol corazón era el lugar mas obvio para el encuentro. Permanecí en silencio, respetando los pensamientos de la noble y de paso, poder perderme yo en los míos, ¿Quién podría haberle citado? Barajaba diversas opciones, y varios nombres, o mas bien varios títulos se me venían a la cabeza. Pero el silencio se vio roto por unos pasos, que poco después dieron a la figura de un encapuchado. Estaba claro que no esperaba mi presencia ahí, ya que nada mas ser consciente de ella, retrocedió para perderse, y acto seguido, Lady Odessa salió a la carrera tras de él. Los días de claustro de la joven noble habían quedado atrás y la vitalidad con la que salió corriendo me sorprendió gratamente, mas sin perder el tiempo salí disparada tras la noble y el extraño encapuchado.  

Aunque todo pasó muy rápido y la oscuridad comienza a hacerse patente Kailyn es una muchacha avispada y con buena vista y cree reconocer el rostro que se esconde tras esa capucha. Se trataría de Robert Frey, un muchacho de unos 20 años que lleva unos meses en la Fortaleza Roja estudiando. Dicen que es más listo que muchos Frey, claro que eso no es mucho decir pues no tienen fama de avispados. Te has cruzado con él alguna vez y parece un chico reservado, pero ahora mismo no sabes nada más pues nunca te has interesado por él.

Editado:

Mientras comenzabas a correr tras la figura encapuchada te pareció ver algo cerca de vosotras al pasar. Si no os hubierais movido no te habrías dado cuenta pero al cambiar de lugar puedes observar a una de las damas de compañía de Cersei husmeando el encuentro, parece que había más gente interesada en lo que allí pasaba.

A pesar de la oscuridad y el aparente peligro ambas muchachas salieron corriendo tras la sombra encapuchada que se perdió entre los matorrales. La distancia era considerable y la maleza podía suponer un problema para los vestidos de las Damas, pero eso no las detuvo en pos de la figura.

A pesar de sus esfuerzos ninguna pudo lograr alcanzarle, estaba demasiado oscuro y les había cogido demasiada ventaja, quizás también conocía mejor aquel terreno o simplemente había tenido suerte.  Lady Odessa dejó de correr tan pronto la abandonaron sus fuerzas, no estaba acostumbrada a hacer mucho ejercicio y además los días sin apenas moverse de su habitación se notaban. Kailyn siguió corriendo aunque frenó su carrera cuando perdió de vista a su objetivo y vio que la Dama quedaba atrás rezagada, tampoco quería dejarla sola allí.
Lo que estaba claro era que el posible encuentro al que habían asistido había terminado, sería mejor que regresaran al interior pues no era el mejor lugar ni la mejor hora para que dos mujeres anduvieran solas, ni dentro de la Fortaleza Roja.

¿Qué querría ese muchacho con la joven noble? Me pregunté mientras corría tras él con la esperanza de pillarle, no entendía su comportamiento pero mas raro aún era que saliese corriendo, solo éramos dos mujeres ¿ qué daño podríamos causarle? Sea como fuere estaba claro que no se esperaba mi presencia, por lo que es de asumir que sus intenciones estaban lejos de ser buenas.

Aun así y aunque Lady Odessa había quedado atrás seguí corriendo un poco mas, pero el joven se había adelantado demasiado y me sería imposible darle caza, además, tampoco quería dejarla sola aquí, no sabía quién más podía estar acechando. Así que frené y tras dar media vuelta volví con la muchacha – Mi señora ¿os encontráis bien? – le pregunté tras verla algo afectada por la carrera  - Será mejor que volvamos Mi Lady, ya es tarde y no es buena idea estar fuera – le comenté con preocupación sin dejar de mirar a todos lados. 

Kailyn pudo comprobar que Lady Odessa no se encontraba nada bien, no sabía si a causa de la impresión de lo que había pasado o del esfuerzo que le había supuesto salir corriendo tras el encapuchado, ni siquiera tenía fuerzas para hablar pues parecía que le faltaba el aire. Utilizando a Kailyn de apoyo ambas muchachas volvieron al interior del castillo y la sirvienta acostó a la dama y la dejó reposando para regresar de nuevo a su habitación. Al día siguiente pasaría a atenderla tras terminar sus tareas con la princesa.

Kailyn no pudo evitar pensar en todo lo que había sucedido en tan poco tiempo y sin embargo la vida en la Fortaleza Roja no esperaba a nadie. Otro día amanecía y de nuevo debía comenzar con sus tareas, ahora multiplicadas al tener que atender a Lady Odessa y con todos los líos que tenían esta y la reina Cersei. Como era su costumbre lo primero que hizo tras comer algo para reponer fuerzas fue dirigirse a la habitación de Myrcella, tocaba despertar a la niña y prepararla para el nuevo día.

La princesa se alegró al ver a Kailyn y la abrazó sonriente sin salir de la cama aún.

-¡Kailyn! Ayer te eché de menos por la tarde. Mamá me dijo que habías ido a cuidar a Lady Odessa que está enferma. ¿Ya está mejor? ¿Hoy jugarás conmigo a las escondidas?

Parecía emocionada por tener de nuevo allí a una de sus cuidadoras favoritas y esperaba que pudiera volver de nuevo con ella, aunque parecía preocupada cuando preguntó por su profesora de música.

Sin duda no había tiempo para aburrirse en la Fortaleza Roja, solo había pasado un día, unas horas desde que había comenzado a atender a la joven noble y ya estaba claro que tendría que aprender a desdoblarme si quería llegar a todo. Al menos ser informadora de la Reina tenía una recompensa económica mas que satisfactoria. Si, si jugaba bien mis cartas podría conseguir más de lo que había esperado, no todo era dinero a corto plazo.

Aquella mañana me levanté más temprano que de costumbre, quería asegurarme personalmente que el desayuno de Lady Odessa estuviese preparado a tiempo antes de ir donde la princesa.

Entre con calma a la alcoba de la pequeña princesa, y al ver su alegría la verme no pude hacer mas que sonreír – Mi dulce princesa, yo también os extrañe ayer – dije con cariño mientras correspondía a su abrazo – Así es, tuve que ir a cuidar a  Lady Odessa pero ya estoy aquí para vos, y si mi hermosa princesa, Lady Odessa se encuentra mejor, no os preocupes por eso – le dije con voz dulce tras soltarla del abrazo y quedándome de pie al lado de su cama – claro que jugaré con vos hasta que tenga que ir a atenderle, pero de momento soy toda vuestra – terminé de decirle y tras acariciar fugazmente su mejilla quité las mantas que la cubrían – Es hora del baño – le anuncio con una sonrisa y cuando se levanta me dedico a cuidar de la niña y de su alcoba tal y como debe ser.

Lady Odessa había dormido la noche de un tirón. Había llegado demasiado cansada para hacer otra cosa y no despertó hasta que el sol comenzó a colarse por su ventana y la claridad se hizo demasiado patente para ser ignorada. A pesar del descanso todo lo sucedido el día anterior había dejado huella y se sentía falta de ánimo, aunque el luminoso día parecía que le hacía recobrar algunas fuerzas.
No había hablado con Kailyn de lo que harían al día siguiente y no sabía si esta volvería a atenderla o tendría que hacerla llamar si la necesitaba. En todo caso se sentía con ganas de practicar un poco con su voz y sus instrumentos y era una buena forma de pasar el tiempo para ella. Se ensimismó en la música de tal forma que cuando llamaron a la puerta se sobresaltó. Esperó escuchar la voz de Kailyn al otro lado pero sin embargo era una voz masculina, una voz familiar, reconoció al sirviente del día anterior.

-¿Lady Odessa? Lamento interrumpirla pero traigo un recado para usted, aunque quizás prefiera que vuelva más tarde.

La princesa colaboró con mucho gusto ante los cuidados de Kailyn y se dispuso a bañarse sin rechistar, aunque no por eso dejó de salpicar a la sirvienta de vez en cuando mientras se reía.

-¡Quiero más espuma! ¡Más espuma Kailyn!

Le encantaba jugar con la espuma cuando se bañaba y se resistía a salir una vez terminada la limpieza.

-¡Déjame un rato más!

Mientras princesa y sirvienta discutían sobre el baño Cersei apareció acompañada de su séquito de damas. Alguna enseguida se acercó para ayudar a Kailyn y la princesa para que esta estuviera seca y vestida lo antes posible.
A un gesto de Cersei las damas llevaron a la princesa al otro lado de la habitación para terminar de arreglarla mientras esta se despedía con la mano y sonriendo de Kailyn. Cersei miró sonriente a Kailyn y tomó la palabra.

-¿Que tal el paseo de anoche querida?

La aventura de la noche anterior había terminado más pronto de lo que hubiese deseado, y aunque un revelador rostro se había desvelado para dar pie a una serie de preguntas e intrigas, no había sido capaz de seguirle el paso a aquel hombre que pudiese contestar sus dudas. Lady Odessa era frágil y débil en cuerpo, no así como en mente, y sus piernas se habían cansado rápidamente acompañadas por sus incapaces pulmones. Gracias a su buena fortuna, Kailyn había estado allí con ella, y había podido ayudarla a volver cuando solo podía jadear para intentar comunicarse por el agotamiento que le había provocado tal ejercicio inesperado.

Usó su recuperada energía para vestirse con un atuendo apropiado pero cómodo, dentro de lo cómodos que podían ser aquellos vestidos. Por supuesto, jamás ocupaba nada que comprimiera su caja torácica, pues no podría anteponer moda a la potencia de su voz. Ansiosa por un pasatiempo que le permitiera esperar a la llegada de Kailyn, tomó un violín y puso en práctica la más reciente de sus partituras, desafiando su belleza y buscando mejoras constantemente hasta ser interrumpida por una voz masculina que por su sentido temporal bien podría haber aparecido cinco minutos o cinco horas después.

Adelante, por favor.