Partida Rol por web

Esta partida está en revisión. Si el director no da señales de vida o es aprobada por un cuervo será borrada esta noche

Vientos de Theus

Capítulo Uno: Un Peculiar Encargo

Cargando editor
08/02/2013, 15:01
Narrador

Puerto Sur, Rancho Gallegos, año 1667

La noche se extiende como un velo cálido sobre la ciudad de Puerto Sur, situada en el rancho de Gallegos. Es el segundo puerto con más afluencia mercantil, y con más libertad, para marinos de mente y moral menos diligente que el resto. Puerto Sur se crece y alimenta del dinero que proviene del exterior, sus mercados, siempre están dispuestos y sus tabernas, a rebosar de extranjeros. Sus viejas calles angostas, de piedra maciza, de adoquines que hacen resonar las pisadas en la noche... han sido testigo de numerosos duelos, ya fuera entre caballeros de alta alcurnia o, la guardia Vaticana reduciendo a algún grupo de indeseables. Posee lugares de ocio, y diversión como toda ciudad, pero entre sus calles se esconden su hermosa catedral y su imponente universidad...

 

Poco más sabéis de la hermosa ciudad de Puerto Sur, algunos jamás habéis pisado tierra castellana y, los que lo han hecho hace demasiado tiempo como para recordar, habéis llegado quizás por un buen descanso en medio de la travesía, o porque necesitabais reponer vuestras provisiones, como sea, es una escala en vuestro trayecto. Os detenéis tras poner el primer pie en sus calles y, el olor a vino especiado y a carne cocida os llena vuestras fosas nasales. Pero no es el olfato el único sentido que advierte placer, pues vuestros oídos, disciernen entre la brisa del puerto marino, como a lo lejos suena una hermosa melodía, alguien rasga las cuerdas de su guitarra con maestría. Y sintiendo el frío de la brisa recorrer vuestra espalda, no podéis sino tener un escalofrío y, la necesidad de un plato caliente que caldee vuestro cuerpo y, haga hervir vuestra sangre. 

Vuestros pies os llevan a una vieja posada: La Sirena del Mar, situada en el puerto de la misma ciudad, el calor de la lumbre que hay colocada en su centro, es lo primero que veis y, lo que más agradecéis. Nada más entrar algunos os miran pero parecen después ignoraros y, volver a sus quehaceres... todos casi a la vez podéis ver al fondo lo que venís buscando... una mesa libre donde descansar del viaje... lamentablemente... es la única mesa libre.

Cargando editor
11/02/2013, 12:50
Morgian

Después de caminar dando un paseo por la ciudad, observando sus calles y sus gentes, me acerco a la posada donde me he citado con Maximiliam. Mi desconocimiento del idioma local nunca ha sido un impedimento para que disfrutara del ambiente de una ciudad, y ésta en concreto me ha gustado mucho. Los olores y sonidos que la llenan y le dan alma me hacen sentir cómoda, como en casa. 

En cuanto pongo un pie en la posada me siento atraída por el sonido de una guitarra que, junto con la calidez del fuego, hacen que el lugar sea terriblemente acogedor. Busco a Maximiliam con la mirada sin resultado. Al no encontrarlo, me encojo de hombros y busco un lugar donde acomodarme para esperarlo. Espero que no se haya complicado la búsqueda de un nuevo barco de la que se está encargando. El lugar es bonito, pero no podemos perder demasiado tiempo en esta ciudad.

Por suerte, hay una mesa libre al fondo, así que me dirijo hacia ella con paso firme mientras le hago una seña a la persona que atiende la posada para que se acerque e indicarle lo que deseo tomar. En este caso tampoco me preocupa no conocer el idioma local. Podría esperar a Maximiliam para pedir, pero la palabra grog se pronuncia igual en todos los idiomas y, por ahora, no necesito nada más.

Me siento con un movimiento grácil en un taburete de la mesa libre, dejando mi macuto entre mis pies, y apoyo mis codos sobre el tablero, analizando al resto de la gente de la posada.

Cargando editor
11/02/2013, 15:17
lysander

 

Laurent lanzó un resoplido cuando llego a la posada, por fin tenía la oportunidad de descansar así que rápidamente amarró a uno de los postes a su caballo y entró.

Llevaba todo el día danzando por los alrededores de la ciudad preguntando a todo tipo de personas si habían visto a un grupo de Eisenos comandados por una mujer, pero nadie quería hablar del tema o no sabían nada del asunto y para colmo no sabía si el interpreté al que le había dado un par de monedas lo había hecho bien. Tendría que invertir más tiempo en aquella ciudad y aquello le disgustaba muchísimo, el idioma se había convertido en un fuerte obstáculo para él.

Aun así se sentía más o menos cómodo en Castilla, aquella gente no le disgustaba y le pareció incluso un lugar agradable para vivir sin olvidar que era como en Eisen, la hechicería estaba prohibida. “Al menos no hay brujas por las calles.” .- pensó para tratar de consolarse a la vez que una media sonrisa cansada le asomaba por su cara.

Se aseguró de tener bien atado su Dracheneisen y atravesó con paso firme toda la posada hasta llegar a la mesa donde había una mujer pelirroja. Cuando llegó, trató de darse fijarse por el rabillo del ojo si alguien continuaba observándole,  probablemente una persona que le observase detenidamente  y se fijase en el especial equipaje que portaba, podría considerar que era buen momento para sacar cuchillos e ignorar los buenos modales. Se inclinó sobre si para dejar  su cargada mochila en el suelo, junto a él y después se sentó delante de ella sin prestarle mucha más atención.

Dejo caer sobre la mesa su antebrazo el cual llevaba al final un Panzerhand de Dracheneisen que en aquel momento le parecía pesar una tonelada. Aquel trasto iba a pasarle factura tarde o temprano en la espalda.

Echó un vistazo al posadero y le hizo un par de señas para que se aproximara con bebida, no le importaba que bebida. Se sintió algo ridículo al gesticular  una jarra de la que bebía imaginaria y más delante de aquella mujer de la misma mesa.

Cargando editor
11/02/2013, 16:37
Caodin

Excuse moi. Soins nous occupons ces chaises?*

Quizás a modo de burla, quizás como un intento de verdadera educación, aquella mujer, con dos pistolas donde podría cogerlas con verdadera facilidad si llegase a necesitarlo, ocupa otra de las sillas a un extremo de la mesa, para acto seguido extender las piernas y "tomar posesión" de otros dos asientos con las piernas cruzadas y extendidas. Su aspecto es sencillo, ropas nuevas pero utilitarias y el pelo amarrado como llevaría una mujer cansada de pelear con el viento mientras se pelea con las sogas de un barco.

Hace un guiño a otras dos personas que aún batallan por abrirse paso entre el gentío, como si fuera alguna clase de broma personal el que fuese ella quien les guardase sitio.

- Très lent** - comenta en tono de broma. Al mismo camarero le marca la seña universal de "que sean tras tres jarras".

Notas de juego

Montaigne:

Disculpen ¿les importa que ocupemos estas sillas?
** Muy lentos

Aviso de que no tengo grandes conocimientos de Francés. Voy a usar el Google Translate, y seguramente algunas cosas no estarán bien escritas.

 

Cargando editor
11/02/2013, 16:57
Capitán Simon

Todos se acercan a la única mesa, al principio vacía, ahora medio llena. Una carcajada, sobretodo al ver la actitud incluso infantil de mi compañera, Eliz, adelantándose a sentarse y ocupar ella sola tres sillas. Hasta tal punto que me detengo y alzo el mentón suspicaz mientas la miro y me planteo algo...

Finalmente niego con la cabeza y mi mirada se cruza con la de Jean y miro alrededor, sabiendo que con ese símple gesto es suficiente. Un paso adelante y mi mirada busca a Martina para que me acompañe.

Inclino la cabeza ante los presentes. Una moneda de cobre entre mis dedos y la lanzo al aire, cuando cae símplemente la miro y me fijo en Eliz de nuevo y me siento en una de las sillas que ella no ocupa. Miro alrededor. ¿Cómo hemos terminado aquí?

Es, sin embargo, una mujer pelirroja, sin saber yo que se llama Nyalish, la que llama mi atención y a la que sonrío con picardía.

Cargando editor
11/02/2013, 18:28
Atreide

Cuando Maximilliam llega a la taberna al principio no consigue localizar a Nyalish. Seguro que se ha vuelto a meter en algún lío... sabía que no teníamos que separarnos, piensa. Vuelve a asomarse a la calle para buscar algún guardia con la mirada y evaluar cómo de preparados están. No sería la primera vez que tenían que poner pies en polvorosa.

Sin embargo, al pegar un nuevo repaso al lugar puede distinguir una mancha de cabello rojizo al fondo: ahí está ella. Cuando se acerca y ve que está compartiendo mesa con varias personas no puede evitar ponerse ligeramente nervioso. Varios de ellos tienen pinta de piratas pero, si la vista no le falla, el otro lleva un guantelete de Dracheneisen. Mala combinación.

Se acercó a ellos con una sonrisa en la cara y, sin pararse a mirarlos demasiado, hizo un leve gesto a modo de saludo a los presentes y se dirigió a su compañera. - Ready to go?* - le preguntó en un avalonés completamente natural.

Notas de juego

* ¿Lista para irnos?

Cargando editor
11/02/2013, 22:30
Martina

Cuando puse mis píes en tierras de Castilla, en mi cuerpo corría una agradable sensación. Añoraba el pisar mi tierra, ya que había pasado meses que no volvía aquí. Mis pensamientos se inundaban de recuerdos de mi infancia.

Empezaba a recordar al oler el olor de Castilla los grandes momentos que he pasado por estas calles, el volver a sentirme el estar en casa me hacía sentirme mucho más segura. Tan segura como cuando viajo en barco.

Me dirigí a la taberna donde todos iban pasando, pero antes de pasar me quedé con la mirada perdida a la gente que paseaba por sus calles. Pasé a la taberna, vi que nada había cambiado en el ambiente, la música y la gente seguía igual. Entonces me fijé que Simon me buscaba con la mirada para seguirle. Me agarre a su brazo y caminé hacia la mesa a la que ya ocupaban algunas personas.

Tomé asiento en un taburete y sin mostrar todo mi rostro porque me lo tapaba la capucha de mi capa, mostré una sonrisa dulce en mi cara mirándoles a todos ellos.

Cargando editor
12/02/2013, 01:05
j7mascis

No me lo podía creer, al fin encontrábamos una taberna, un lugar donde regar más comida que la puta cecina con vino fuerte. Abro la puerta con intención de asomar la cabeza ver el ambiente. Pardiez, ¡que hay música! Menuda jarana que vamos a liar. 

Saco de nuevo la cabeza y le grito a mi fiel amigo. Ehi, Luca, vieni qui che c'é una festa! Echo un escupitajo al suelo justo antes de entrar y comienzo a peinarme con las manos hacia atrás. Repaso la sala con la vista y me sorprendo al ver a tanta mujer. Vaya, en Vodacce a las mujeres no les dejamos sujetar un trabuco... Estos castellanos están como cabras. 
Mis pies me hacen recorrer la taberna buscando un par de taburetes para mi y Luca. No me digas que sólo hay hueco en esa mesa. Me planto enfrente del grupo más ecléctico que he visto en mi vida y le digo a un estirado que está de pie frente a una pelirroja. Mierda, ¿cómo era en castellano? Eh, ¿te vas a sentar?

Cargando editor
12/02/2013, 01:57
Jean Pierre du Paix

El muchacho de pelo rizado y sombrero elegante, ve como el capitán se sienta rodeado de las dos muchachas del barco y se encoge de hombros, siempre ha sido un pillo, pero saltar de cama en cama no era lo suyo. Los dejó sentarse mientras veía como la Navegante había reservado tan solo tres sillas, Simón, Martina y Eliz, con él no había contado.

- Eh, capitán ya me acegco a la bagga a por la bebida... que si nos va a teneg que atendeg a todos a la vez va a seg un pgoblema.- Dijo alejándose mientras pensaba.- Sobretodo si el posadero tiene que advertir los gestos del Eiseno desde lejos, aunque bueno no sería porque no fuera grande y llamativo con tanta cantidad de metal en el cuerpo.

Cargando editor
12/02/2013, 02:07
Narrador

Luca sonríe a su amigo y se frota las manos, una mesa muy llena mira que podrían haber escogido otra.. pero ahi todos a batiburrillo. Era muy gracioso, pero él lo iba a ser más, sobretodo más que su amigo... se frotó sus manos y tras sonreirle a una de las camareras, le sustrajo una copa de vino de la bandeja que llevaba mientras la dejaba irse.

- Hermano ma como no agarraste la copa? Estas perdiendo el tuto toque.- Tras dejarlo en evidencia ignora a Dioni que se mantiene depie preguntando y se sienta al lado de la pelirroja.- Ey bambina los tuos ojos son como due amatistas, brillan como una estrella en medio del firmamento. 

Notas de juego

Turno nuevo, respetad un poco el orden. Aviso... seguramente corte el turno en algun momento ¿ok?

Cargando editor
12/02/2013, 02:18
Morgian

Cuando el enorme eiseno se acerca a mi mesa cubierto de dracheneisen mis ojos brillan mientras mi mente calcula el valor de la armadura que lleva encima. - Podría venderla por... Uf, tantos gremiales que no puedo ni imaginarlos...

- Le dedico una simpática sonrisa mientras observo sus dificultades por pedir bebida. - Hi, do you speak avalonian? You must ask here for "tapas" *- Cuando voy a agacharme para sacar una baraja del macuto y proponerle una partida, más gente comienza a acercarse a la mesa. Mejor, podremos montar una buena fiesta.

Una muchacha rubia se acerca y nos habla en lo que parece montaignés. No entiendo nada de lo que dice, pero le dedico una enorme sonrisa. Por su atuendo, ella y los dos que la siguen son de la profesión. Seguramente se han sentado aquí atraídos por el dracheneisen. - Bueno, no me importaría compartirlo llegado el momento...

Toman asiento y al ver la sonrisa pícara del hombre, se la devuelvo con la misma picardía. Justo cuando estoy abriendo la boca para hablar con él aparece Maximiliam. Le hago señas cuando lo veo entrar por la puerta, para que me vea entre el montón de gente que se está reuniendo en la posada. Cuando se acerca, respondo a su pregunta con un mohín de disgusto. - No, Max... ¿Por qué quieres irte ya? Acabas de llegar. Mira, justo acabo de pedir grog para los dos... Y ¿has visto qué gente más simpática he encontrado? Mira qué adorable eiseno... - Le dedico una sonrisa a éste al mencionarlo. - Venga, no seas tan aburrido, siéntate y hagamos amigos. 

Antes de que pueda preguntarle por la búsqueda de barco de la que quedó encargado aparece un hombre que se dirige a él interrumpiéndonos. Dejo que Maximiliam se ocupe de él mientras el amigo del último en llegar se sienta a mi lado y trata de coquetear conmigo.

Sonrío halagada. - Oh, gracias. Los vuestros no están mal tampoco. - Me río con ligereza. - ¿De dónde venís, caballero? - Es evidente por mi tono que considero todo este coqueteo un juego, él no es un caballero, y yo no soy una dama, pero nada nos impide portarnos como si lo fuéramos durante un rato.

 

Notas de juego

 

* Hola, ¿hablas avalonés? Aquí deberías pedir "tapas".

A partir de la llegada de Martina y Maximiliam considerad que todo lo dicho es en avalonés y eso, por la traducción simultánea.

Cargando editor
12/02/2013, 02:52
Atreide

Tras la propuesta de Nyalish Maximilliam pega un repaso a todos los presentes. - Está bien. Relajémonos un rato. - concede mientras se dispone a sentarse. Entonces es interrumpido por un joven algo chulesco. - Sí, me voy a sentar. - responde en un perfecto vodaccio mientras toma asiento. Ignorando completamente al chiquillo que le ha interrumpido se dirige hacia toda la mesa.

- Me llamo Maximilliam, y mi compañera es Nyalish. Aunque salte a la vista, somos avaloneses. - anuncia en castellano. Después lo repite en eiseno y escruta la expresión de todos los presentes, comprobando si todos le han entendido. Al ver que al menos una de las piratas no le ha entendido, se dirige hacia ella y pregunta. - ¿Vendel? ¿Montaigne? ¿Usura?

Cargando editor
12/02/2013, 03:07
Caodin

La pistolera pasea la mirada de unos a oros cuando hablan - Qué extrañas voces y acentos... - pero no da muestras de entender ni una palabra de lo que se dice, hasta que la otra chica que la acompaña, a la que no se le ve el rostro más allá de una sonrisa tranquila, empieza a susurrar.

Incluso cuando aquel hombre le habla directamente, no puede sino enarcar una ceja, mira a su compañera y un momento después asiente. 

- Montaigne. Gracias por la molestia, Maximilliam(Merci pour des soins). Me llamo Eliz. Eliz Du Plûme - finaliza, con una sonrisa que podría implicar cierto orgullo o la intencionalidad de que cada uno de sus compañeros se presente a sí mismo. 

Vienen ustedes desde muy lejos... pero me temo que el juego de cagtas se lo dejagué al expegto (Vous venez de loin ... mais je crains que le jeu de cartes le laisser à l'expert) - Guiñando un ojo hacia su capitán.

 

Notas de juego

Dire, no sabia que tubiésemos a alguien más con nosotros. De saberlo, acercaba otra silla.

Cargando editor
12/02/2013, 03:39
Capitán Simon

Continúo sentado, obligándome a morderme el labio para controlar una conversación que, ahora mismo, seguro que no me conviene, aunque le dedico una sonrisa tranquila a aquellos que hablan Vodaccio y asiento ante las palabras de Jean. Aprieto los labios y mis ojos miran hacia la salida. Sólo entonces me pronuncio.

Ma... -rápidamente corrigo mi acento, aunque hablo en mountaignés- No juego sin apuesta.

Hay algo raro en mi acento, demasiado suave, se podría decir, aunque no me he molestado en ocultarlo. En mi interior se formulan tres preguntas: la primera es que si encontraríamos algún trabajo, últimamente andamos demasiado ociosos, la segunda es que si tanta gente peculiar se debía a algún capricho del destino, y la tercera y más importante... ¡¿Dónde está mi ron?!

Simon.

Inclino mi cabeza y un sombrero viejo que llevo en la cabeza.

Cargando editor
12/02/2013, 11:43
lysander

 

Y sin venir a cuento la mesa se llenó de desconocidos, a cada cual más pintoresco que el anterior. “Piratas y críos, no me interesa.” Con aquel grupo tan variado seguramente se podría hasta componer una canción graciosa, pero Laurent no estaba de humor aquel día, demasiado cansado.

Llevaba un rato mirando al frente con la mirada perdida sumido en sus pensamientos, la música que tocaba el hombre de la guitarra le encantaba, no se podía escuchar ese tipo de melodía en Eisen. Era tan… melancólica y tranquila. Pero acabó por perder toda su magia cuando la mesa se llenó y empezaron a parlotear en muchísimos idiomas, solo entendía lo que decían en Avalonés y Eiseno.

Aun con la mirada cansada giró su rostro hacia la mujer pelirroja  - ¿”Tapas”?  .- se sorprendió cuando le hablo, pensaba que era castellana. - Si, lo hablo pero creo que no demasiado bien… Gracias. .- hablo en avalonés. Su voz era potente y grave, pero denotaba cansancio y cierta resignación. Acompaño el comentario con una ligera inclinación de agradecimiento.

Pues tapas pediría cuando viese al camarero acercarse, no quería gritar ni levantarse para ir hasta él, solo faltaba que viniese un Vodacce a robarle el asiento. “Se iba a armar buena”

No sabía cómo interpretar las conversaciones que estaba escuchando ¿Y porque le estaban metiendo a él en la conversación? Volvió a mirar hacia la mesa y se quedó un rato embobado hasta que le llamarón adorable “¿Adorable?” Adorable es un perro, él es Laurent Vólkov,  señor Eiseno, su Dracheneisen debería haber hecho notar esa diferencia pero estaba demasiado cansado para tratar de explicarle nada a nadie así que se limitó a seguirles el juego. – Si Max… Quédate con el Eiseno .- Se agachó y sacó de su mochila una naranja que había comprado en un puesto ese mismo día. Empezó a pelarla, y sin dejar de mirar a su preciado manjar se le escapo una carcajada muy corta cuando aquel intento de hombre aduló a la mujer. - Ese tipo si es adorable, como un perrito.  .- dijo lo suficientemente alto para que le escuchase la mujer en su mismo idioma.

Cargando editor
12/02/2013, 12:37
j7mascis

El finolis... Busco otro sitio rápidamente al ver cómo se prepara una partida. Uh, esa chica parece divertida, no como el grandullón ese. La pelirroja y el señorito dicen ser avaloneses. Uhh, mujer, ¿hay sitio para otro más? Agarro un taburete y me siento de cualquier manera en la mesa.
Luca, no vayas de listo... Luca, non sembra che tu in questo macho! Grito riéndome y señalando al portador del dracheneisen. Uff, mama mía, eso valdrá un pastón...
Vuelvo a dirigirme a la mujer de las cartas. ¿Apuesta mínima, pelirroja? ¡A mi amigo no le des ni una! Es un tramposo de tomo y lomo. Mi risa es un estruendo desproporcionado para la calidad de mi broma.
 

Notas de juego

* Luca, parece que no le caes bien a este machote!

Cuando me dirijo a Nyalish lo hago en Avalonés

Cargando editor
12/02/2013, 13:43
Narrador

Y antes que nadie pueda decir o hacer nada, la música de guitarra acaba y todo el local parece callar, miran con ojos brillantes a las escaleras del fondo, unas que llevan al segundo piso. Por él desciende una hermosa dama de ojos negros, de cálida piel sedosa, su traje se riza en bucles de tela entre sus muslos y desciende hasta sus tobillos. El verde y el blanco adornan su ropa, como si el embrujo de la hermosa ciudad de Puerto Sur la engalanara.

Cargando editor
12/02/2013, 13:51
Sólo para el director
Cargando editor
12/02/2013, 14:02
Atreide

Maximilliam nunca había mostrado interés por ese tipo de mujer. Ahora parecía que empezarían a bajar las prostitutas, y la taberna se pondría impracticable. Las mujeres presentes se sentirían incómodas, los hombres se pondrían inaguantables... Quizá el eiseno fuese distinto, no parecía de aquellos que se deja llevar de esa manera en público. Y habría que aguantar a estos vodaccios...

Maximilliam miró con franqueza a Nyalish y le preguntó. - ¿En serio quieres quedarte? Aún no tenemos barco... - entonces se dirige hacia los tres con pinta de piratas. - ¿Ustedes zarparán pronto? ¿Hacia dónde se dirigirán?

Cargando editor
12/02/2013, 14:09
Carmen Bejarano

Vaya!! Está lleno” se dijo Carmen cuando bajaba las escaleras; en parte esperó que fuera por ella… pero claro, la noticia no había podido circular tan rápido, hacia menos de una hora que había cerrado el trato con el dueño de La Sirena del Mar. Baile y espectáculo por una buena habitación y una buena cena. Sus tacones preparados para el tablao hacían mucho ruido en la madera de las escaleras y algunos se giraron a mirarla y no volvieron a retirar la mirada. Lucía un vestido verde y blanco, entallado en la cintura que llegaba hasta sus tobillos, tenía volantes en la falda pero no tenía mangas, acababa en unos tirantes que dejaban al descubierto la tersa piel de sus brazos. Llevaba el cabello suelto que caía en suaves ondas enmarcando su rostro. Sabía lo que le iba a cada público; donde en una actuación para una familia pudiente se esperaba un apretado moño bien adornado, en una taberna de puerto le iría mejor el pelo suelto, moviéndose salvaje al compás del baile. Además ella lo prefería así.

Habían despejado el Tablao y la gente que la miraba curiosa le indico que el hecho de que la posada estuviera llena era simple casualidad. Muchos se animaron cuando la vieron subir al improvisado escenario, algunos gritaron y otros hicieron ruido con sus jarras sobre la mesa. Carmen le sonreía a todos. Increíble que después de tanto tiempo aún se sintiera nerviosa al comenzar una actuación,  pero eso era una de las cosas que más le gustaban de su trabajo.

Carmen mira a Ricardo y le sonríe, este toca unos breves acordes, “Claro de luna” es la elegida. Las manos de Carmen inician una pequeña danza imitando el delicado revoloteo de unas mariposas, recorre su cuerpo subiendo por un costado; y entonces Ricardo comienza a tocar. Es como si el mundo desapareciera para Carmen, se deja llevar por el sonido de la música, sus caderas marcan el ritmo y sus tacones se convierten en otro instrumento más. La sonrisa nunca le abandona mientras baila.