Partida Rol por web

Vas alerta. Sabes que esta no es la clase de barrio donde un descuidado solitario pueda ir asi nomas... Y vos podes ser causa de eso, realmente. Aunque no es raro que el cazador y la presa cambien roles a veces.

Pensas en eso cuando ves a dos negritos, hombro con hombro, viniendo por tu vereda. Remera Adidas, pantalones deportivos, zapas a la ultima, y cara de "no naci en cana de casualidad".  Vienen tomando una birra en botella de plastico, muy a su bola. Pero con la calma de la experiencia se van abriendo al aproximarte, como si te dejaran paso... justo entre medio de ellos.

Al ver a los dos negritos que vienen por el otro lado de la calle frené en seco. Lo primero que pensé es en darme vuelta y salir corriendo. Luego recordé mis nuevos poderes. -Hay uno que todavía no probé.- Pensé. Y la verdad, aunque revivía un momento bastante horrible, parte de mi estaba deseando probarlo.

Primero me fijé en uno de los que venían contra mi, el de mi izquierda. Lo miré a los ojos y supe que él me miraba también, aunque intentaba disimular. Fruncí el seño y me esforcé un poco, concentrandome en sus ojos. Comencé a caminar lentamente de nuevo y esperé a que estén a una distancia prudente mio, pero tampoco lejos, digamos 3 o 4 metros de distancia, cosa de poder focarme en uno sin romper el contacto visual con el otro. Entonces liberé el primer rango de serpentis.

Una vez el hombre quedó hipnotizado, hice lo posible para fijarme en el otro sin despegar los ojos del primer negrito. Seguramente estaba confundido por el comportamiento de su compañero. Fue entonces cuando decidí que era momento de sacar la lengua de Áspid. Rápidamente, de manera similar a como lo hizo mi sire antes de mi abrazo, ataqué con ella, pero usandola como si fuese una lanza, para atravezar el pecho del otro.

Tu lengua es certera, apuñalando al hombre hipnotizado*, aunque el ataque no es tan profundo en el pecho. Te parece tocar algo duro con la punta, como hueso... Es una sensacion demasiado extraña, para lo que el cuerpo no tiene respuesta. Pero sentis la calida sangre del tipo derramandose por tus papilas gustativas...

Su compañero lanza una puteada y casi salta para atras, sacando un fierro.

-ALAMIERDA!!! +gritaa, desconcertado, lo que le impide actuar mas alla de ponerse a la defensiva por la impresion que le causa ver a alguien con una lengua descomunal apuñalando a su colega.

En eso, sentis un golpe en tu espalda, una sensacion fria, como de acero hundiendose en tu carne... Habia un tercero ganandote la retaguardia! Tendrias que haberlo imaginado..

Miro al tipo que tenía atrás. Su golpe me sacudió bastante, podía sentir sangre saliendo de mi espalda. De todas formas, más negritos también significaban más sangre, así que aproveché y me potencié un poco como me enseñó mi sire. Siento mi cuerpo más ligero y fuerte de repente. Era una barrera que nunca, ni en mis días de gimnasio como policía, había logrado superar. Sonrio, esta vez era hora de un golpe al cuello con mi lengua, pretendía que el tipo que me lastimó se ahoge con su propia sangre.

Al mirar para atras la hipnosis sobre el primero se rompe, y este retrocede llevandose una mano al pecho... No parece entender que carajo esta pasando, ni el porque tiene esa herida.

Su otro compañero en cambio, recobra los huevos y te dispara. Una bala se hinca en tu costado...

El que vino por detras, se lleva la mano al cuello. Le abriste un tajo, pero por desgracia no lo bastante profundo. Trata de "devolverte el favor", pero falla al apuntar, su misma postura le estorba...

La bala me hace un poco de daño, pero soy capaz de usar mi sangre para cerrar la herida y seguir luchando como si nada. Fue ahí cuando me di cuenta de que el primero estaba armado. Me desharía de él luego de terminar con el del cuchillo. Vuelvo a mirarlo y lo hipnotizo antes de usar mi lengua para volver a hacer un tajo en su cuerpo.

El hombre del cuchillo no cae en el truco, acovachado y frenetico como ataca, tu mirada no le llega. Eso no impide que logres arrimarte y darle otro tajo, lastimandolo seriamente...

Su colega el del arma, una 38, gatilla nuevamente... Otro tiro que se aloja entre tu pecho y espalda.

El primero recobra la compostura y saca una faca, bastante rustica pero no por ello poco efectiva. tiene pinta de ser un fierro afilado a conciencia, con la empuñadura envuelta en un trapo, un arma propia de presidio. Con ella te pega un chuzazo, pero todavia el pulso le tiembla, y solo te desgarra la remera.

Al recibir otro disparo vuelvo a curarme usando mi sangre. Esta vez me resulta más facil que antes, tal vez porque me estaba acostumbrando a esto. Luego de cerrar otra herido, me relamo los labios con la lengua, la adrenalina de la pelea estaba a tope a estas alturas.

Alzo mi puño y le pego con todas mis fuerzas en la cara al tipo del cuchillo, con la intención de noquearlo. Desgraciadamente, calculé mal...

La cosa se esta complicando, cuando pifias el puñetazo y perdes el equilibrio. Es evidente que los tipos no aciertan a entender como seguis de pie, ni mucho menos que carajo es eso en tu lengua, lo que lastimo a dos de ellos, pero estos errores no ayudan... 

En efecto, el del fierro, que todavia esta ileso, aprovecha. Se arrima y te pone un tiro en medio de la espalda. Sentis que te toca el pecho, muy cerca del corazon... El de la faca tambien intenta, pero acobardado falla de nuevo. El del cuchillo no. La calentura guia su mano, y tambien te la pone...

Los nuevos golpes te debilitan y sentis que todo se oscurece, aunque una parte tuya, la voluntad viviente que anima tu cuerpo no-muerto permanece... Hijos de puta... te dieron bastante bien.

El cuerpo rigido de Franco Colonia vuelve a conocer la apariencia de la muerte, de momento. 

Pasado un rato, volves a curarte, usando tus reservas... El abrir los ojos no es placentero. Tu cuerpo esta tirado en un basural, boca abajo entre la mierda descompuesta... No es nada municipal, sino un baldio de la zona. Un pequeño palpado confirma que te han robado todo. Pistola, cargadores, billetera, llaves... Lo unico que te queda es la ropa ensangrentada. En el cielo las estrellas resplandecen casi burlonas. Cazador cazado...

Me levanto muy aporreado. Uso parte de la poca sangre restante que me quedaba para curarme un poco. Necesitaba más sangre. La necesitaba ahora. Si no la encontraba sentía que algo malo iba a suceder. Algo en mi interior rugía y gritaba desesperadamente para que encuentre una presa. Cualquier presa. Un animal, un humano, lo que fuera y lo vacie.

Salgo del callejón practicamente rengeando y busco algo para incarle el diente. Literalmente.