Partida Rol por web

La estática del holograma buscaba la comunicación privada con el primarca. -Ar´sul ¿me recibes?Soy Magnar todavía desde Neo-Ullanor ¿Ha habido suerte con Nimrod? Pocos hemos sobrevivido a la campaña pero te enviaré a todos los hombres disponibles a buscarle, yo me dirijo al subsector Sycorax estoy muy preocupado por Eon algo grave le debe estar pasando. Esa conducta no es propia de él.¿Puedo hacer algo más? Pídeme cuanto necesites los míos están contigo y con Nimrod.-

Mensaje a los Doblegares por linea prioritaria.- Capitán Orval he sangrado al lado de los vuestros y jamás he enviado una legión a algo que yo no hubiera ido, la guerra es cruel compañera pero es deseo del Emperador que así se haga. Para honrar vuestro sacrificio os concedo ayuda con vuestra semilla genética y un lugar de honor como compañía independiente entre los míos hasta que hayáis repuesto vuestras filas o encontrado a vuestro primarca. Eso si no toleraré ni un insulto más hacia los míos ni vuestros caídos, puedo pasarlo por alto dado el fragor de la batalla pero no como algo frío y reiterado.-

"Si. Cumpliré con nuestro acuerdo. Envíame las coordenadas de dónde quieres recibir a tus nuevos reclutas; y dónde necesitas que se arrase ahí tendrás a mis legionarios contigo"

- No tiene sentido seguir hablando de lo que pasó, o pudo haber pasado. Cada uno sabrá en quienes puede confiar y/o a quien puede apoyar para para ayudar al Emperador bajo el rol de Señor de la Guerra, pero discutirlo aquí, y ahora, es una pérdida de tiempo -

Radius, como buen soldado estaba más preocupado por las batallas que se avecinaban que por las disputas, hasta cierto punto inútiles que se sucedían a su alrededor - Después de todo, ya habrá tiempo para eso. Por ahora solo tenemos que ocuparnos de lo importante. Acabar con los Orkos donde sea que los encontremos -

La pantalla personal del primarca de la XII legión se encendió y la cabeza de Radius se dibujó en la misma - Compañero de Armas, se que Ullanor Prime es tentador por los recursos que es capaz de generar, pero su conquista necesitará demasiados recursos. Quizás podría hacer un aporte adicional al ataque, pero... como explicarlo, necesito algún mundo para colonizar, quizás podrías enviarme las coordenadas de Idris en compensación -

- O quizás algun planeta no tan productivo como parece ser Ullanor Prime. En ese caso, incluso estaría dispuesto a aportar, aún más legiones al ataque... dejándote el mando del ataque conjunto, por supuesto -

La pantalla del señor del relámpago se ilumino y volvió a surgir de la misma el rostro de Radius - Compañero de armas, no vale la pena que continúes las discusiones en el consejo. Deberíamos prepararnos para continuar nuestra tarea de pacificación y colonización - le explicó antes de bajar el tono de voz

- He descubierto que mis legiones son capaces de sobrevivir sin problemas en Urano, por lo que quizá podríamos pensar en continuar con nuestras negociaciones respecto a vuestros planetas poco... digamos... poco amigables para sobrevivir sin estar preparados -

- Quizás os interese la ubicación de otro planeta que han descubierto mis exploradores y no colonizado... incluso, estaría dispuesto a entregaros algunos capítulos recien entrenados para haceros la oferta más atractiva. Después de todo son los capítulos quienes decidirán al futuro señor de la guerra. Y cuantos más tengais tendreis más posibilidades de ser elegido... o impedir que lo sea algún otro -

El Gran Blanco había entrado a la cámara del consejo aún envuelto en los restos deplorables de su armadura de artífice y cubierto por la putrefacción de restos orkos en descomposición. Eso, sumado a los accesorios grotescos que decoraban su cintura y cuello -cabezas de orkos-, lo convertían en una visión de horror; y un aroma que superaba por creces la imagen. Casi la mitad de su tatuaje facial había desaparecido, así como parte de su cabellera, pero el factor regenerativo del primarca se había encargado de borrar casi toda otra marca -física, al menos- de lo ocurrido en V'run. 

Leucas nunca había tenido una fuerte presencia en el consejo; su posición, predisposición, y crianza lo ponía en una cierta desventaja contra el resto de sus hermanos más actualizados y duchos en el arte del politiqueo. Aquello se hacía notar más que nada en las interacciones que había tenido con ellos. De los trece presentes, había hablado con solo un tercio; y tenido conversaciones a nivel personal con la mitad de éstos... y de esa mitad, al menos la mitad le ha mentido. Pero nada de eso importaba. Ni la guerra, ni la paz, ni las virtudes ni los pecados. Los primarcas, "hijos" del mismísimo Emperador de la Humanidad, eran pequeños príncipes bastardos que se peleaban por la atención de su padre. Pues, en el fondo, no era más que eso: Cumplir las órdenes del Emperador, sin importar los costos ni los medios. 

Echó a reírse ante tal realización, ante tal absurda epifanía, y de cómo los seres más avanzados de la galaxia conocida -en su complejidad- no dejaban de ser tan básicos como lo eran los niños de cualquier poblado. 

- Todo lo hacemos en nombre de nuestro Padre... Todos tenemos nuestra forma de ver las cosas, valores y principios... Todos tenemos una forma diferente de hacer la guerra...  Pero cuando entramos en batalla, solo puede haber UN líder... Es por eso que el Emperador quiere que nombremos a Un Señor de la Guerra... No están de acuerdo en eso, al menos?- Preguntó a todos y a nadie en particular; Leucas tenía la vista alzada hacia algún punto en lo alto del cielo raso. - Y para la guerra, no importan las excusas, solo el resultado... Si ha habido victoria, y a qué costo...-

- Aegror siempre ha entendido esto, y su forma de hacer la guerra... o no hacerla... le ha funcionado bastante bien... Muy a tu pesar, Magnar... y, al menos yo, personalmente, puedo decir que siempre ha extendido una mano para ayudar en las diferentes campañas... y pidiendo poca o ninguna retribución...- Tras estas palabras, bajó la mirada hacia el resto de los primarcas y sus hologramas. Leucas hablaba con una sonrisa de dientes puntiagudos dibujada en el rostro. - Quitando esto de lado, Concuerdo con casi todo lo que has dicho...-

-y Tu, Doblegador, si buscas remordimiento u otras emociones, aquí no las encontrarás... Tu único trabajo es comunicar cómo procederá tu legión ante los planteamientos bélicos de éste consejo..., y reportar los resultados de las acciones anteriores a éste...- Espetó, aún sonriente, ladeando la cabeza hacia un lado; y al finiquitar aquellas palabras, se giró un poco para encarar al dragón.

- Lo mismo va para ti, Hantei. Nada puedes recriminarle a Duncan... menos aún por tu propia ineptitud.- 

No esperó respuesta alguna. Más que probable, de haber alguna, sería algo relacionado a lo incivilizado que era o qué tan por debajo de él estaba o insultos más aniñados comparando tácticas y victorias y derrotas. Leucas apoyó ambas manos sobre la mesa y se inclinó hacia adelante. Aún sonreía. 

- Con respecto a nuestro hermano perdido y la esperanza de encontrar astartes sobrevivientes... deberían decidir qué es más importante: La vida de nuestro hermano y su progenie, y la de los doblegadores o... una victoria con menos bajas. Puesto que la diferencia y probabilidad de eficiencia de ambas acciones tienen un margen de... algunas toneladas termonucleares- 

- Por último, quiero escuchar qué tiene para decir de sí mismo Eon. Si no piensa presentarse por voluntad propia, habrá que traerlo... por las buenas para él o por las buenas para mí. Así que... les pregunto: Qué será de él?-

La sala de mando de Drora LXA bulle de actividad. Numerosos escribas y servidores pasean de un lado a otro, aparentemente ignorantes de que la proyección holográfica sigue activa. Un observador agudo puede deducir que el holograma está diseñado de tal manera que sólo una persona situada justo enfrente puede verlo, en el preciso lugar donde se sitúa la silla de mando de Aegror.

El propio primarca va de un lado a otro de la sala. Se le puede ver llevando en su mano izquierda un ornamentado panel de datos, desde el que gestiona la mayor parte de las tareas diarias de la colmena. Los humanos más curiosos (y más atrevidos) se asoman al holograma, y se retiran inmediatamente al ver las figuras de los primarcas, temerosos de desatar la ira de aquellos seres semidivinos.

Tras lo que parecen varias horas de deliberación en el consejo, el primarca de los Portadores se planta delante de su silla otra vez, aunque ni se sienta ni deja su panel de datos. Su voz suena como la de un maestro repitiendo por enésima vez la lección a un estudiante torpe.

No me creo que tenga que ser yo el que diga esto. ¿Alguno de vosotros sabe contar? Porque me parece que no. Incluso si dejamos fuera a las legiones que han sufrido demasiadas bajas y a las que no sabemos qué pasa con ellas -mira hacia donde debería estar Eon- tenemos fuerza entre todos para tomar Ullanor Prime sin problemas. ¿Es tan difícil de entender? Se supone que Padre creó el consejo para esto, para que actuásemos en conjunto cuando apareciese un enemigo que uno sólo de nosotros no puede derrotar, y cuando aparece ese enemigo y es obvio que tenemos que colaborar... ¿tengo que ser yo el que lo proponga? ¿tiene que ser el insubordinado, el indisciplinado, el que no quiere ir a la guerra, el que os enseñe cómo hacerla?

9 legiones, a tres capítulos por legión... ¿cuántos son? Si los que quieren quedarse con el planeta o sus reliquias quieren aportar más, mucho mejor. No me opongo a que la conquista la disfruten aquellas legiones que no han tenido mucha suerte, como la de Uliq. DE HECHO ES LO ÚNICO INTELIGENTE QUE HABÉIS DICHO EN TODA LA CONVERSACIÓN.  Atacando todos juntos la victoria es casi segura, en el improbable caso de que nos derroten perderemos muy poco, y no sacrificaremos legiones enteras en vano, y además colaborando entre todos nos aseguraremos de saber si hay algún traidor o desleal, cosa que parece que os preocupa mucho.

Tenemos además a los Corredores del Sol y los Caballeros del Arca, que se han destacado en organizar operaciones conjuntas, podríamos aprovechar su experiencia.

Pero por favor, no permitáis que mis locuras os distraigan, "grandes estrategas". Seguid discutiendo la manera más eficaz de malgastar tropas y matar a vuestros hijos inutilmente. Eso sí, os pido por favor que lo hagáis en voz baja, algunos de mis consejeros son simples humanos y se asustan con facilidad.

Justo cuando termina esa frase un anciano rememorador llama la atención de Aegror, y el primarca sale de plano de nuevo, dejando la imagen de su silla vacía.

Durante algunos momentos no hubo respuesta de Duncan, aunque cuando finalmente llegó, probablemente no era la que Nephelim había esperado.

-Dime, ¿a quién quieres de Señor de la Guerra? ¿A Magnar o a Aegror?

Durante algunos momentos no hubo respuesta de Duncan, aunque cuando finalmente llegó, probablemente no era la que Radius había esperado.

-Dime, ¿a quién quieres de Señor de la Guerra? ¿A Magnar o a Aegror?

La respuesta le sorprendio, aunque tampoco le incomodaba hablar de ello, pese a todo su respuesta quizas no fuera muy aclaratoria.

"Realmente hermano creo que el titulo de señor de la guerra no deberia importar quien lo recibiera, todos servimos a Padre y eso es lo verdaderamente importante.

Aunque si he de moverme por acciones personales, si bien es cierto que Magnar ha buscado la luz para la Humanidad, siempre ha denotado un ansia de gloria personal que no creo que debiera tener un señor de la guerra. Si unicamente pudiera escoger entre ambos elegiria a Aegror.

¿Por?"

Duncan escuchaba a unos y a otros, mientras iba vaciando más y más copas, y de vez en cuando susurraba algo al comunicador de su gorguera. Finalmente, decidió volver a tomar la palabra.

-Magnar, puede que te haya entendido mal...-empezó, con una calma tensa-pero has dicho que no hemos querido unirnos a la campaña, que esa fue nuestra decisión... Y añadido que hemos desoído las órdenes de Padre y que carguemos con las consecuencias. ¿Nos estás acusando...? ¿Me estás acusando de desobedecer al Emperador?-preguntó, intentando contenerse. De momento, con notable éxito.

-Y, poco después, me pides que acuda a Ullanor, que sacrifique más hijos en busca de... No sé siquiera de qué. Es un esfuerzo vacío-dijo, aunque quedó claro que no era esa palabra en la que estaba pensando-es muy fácil trazar planes pensando en que el resto pagarán para que yo pueda sobresalir, o para satisfacer mi sed de gloria, sangre o de lo que sea. Sin embargo, al igual que dice el Gran Tiburón, a mi nadie, en este Consejo o fuera de él, puede acusarme de no haber colaborado y sacrificado junto y por mis hermanos.

Con un gesto que casi habría parecido descuidado de no tener tras de sí tantas emociones contenidas, activó un holograma que era un mapa de la Galaxia, y fue marcando puntos en él, diferenciando unos de otros.

-Bien... Aquí sangré junto a Radius y Ark'sul a cambio de la localización de Ioweth. Aquí sangré junto a Ark'sul para la toma de ese mismo mundo, cuando los xenos demostraron no querer escuchar mis palabras. Aquí he sangrado-dijo, señalando a V'run-junto a Leucas y Nephelim, y se supone que también iba a hacerlo con Eon-añadió, con una marcada nota de rencor.

-En total, he luchado junto a prácticamente la mitad del Consejo. Y no he luchado junto a la otra mitad antes, porque ninguno quiso hablar conmigo o solicitármelo. Pero no hablemos solo de sangre, hablemos de planetas-y resaltó varios puntos en el mapa.

-He recuperado para el Emperador seis planetas de momento, a los que, si nadie se me ha adelantado, se está uniendo Hacha Radiante en estos momentos... Y a los que podría unirse alguno o algunos más aún. Y no sólo eso, si no que he intercambiado uno de los planetas, pues Urano suponía una carga demasiado pesada. ¿En serio alguien va a acusarme de no haber contribuido al sueño del Emperador, o de no haber sangrado junto y por mis hermanos?-preguntó.

-Aún en esta hora tan tardía-añadió, riéndose-varios de vosotros me estáis pidiendo favores. Planetas, hombres, colaboración en ataques... A cambio de nada en absoluto, o de casi nada. ¿Y soy yo el egoísta? Respondedme, hermanos, ¿somos yo y mis hijos una legión astartes, o somos vuestros recaderos?

-Por que en esta hora tan tardía, si te concedo esa petición, ellos serán los únicos candidatos... Y ambos sabemos que la Unidad no está entre sus prioridades...

¿Tan seguro estas hermano? -dijo en un tono misterioso- ¿Dime, tu quien querrias que fuera el señor de la guerra?

El regeso de Aegro me hace volver a sacar el dato en mi consola y soltarlo en la reunión.

- ¿Y cuánto es una legión por veintiséis capítulos Aegror?

Pregunto apuntándome a la clase de matemáticas.

- ¿Otra excusa? ¿Preparativos? ¿Un enemigo?

Vuelvo a ofrecerle varias opciones por si al fin se decantaba a revelar sus planes.

—Hermano escucho tus palabras y agradezco el apoyo. —guardé silencio un instante, tecleé en mi pantalla y puse gesto de disgusto —podría aumentar mi despliegue, sería arriesgado para nosotros, quizá incluso temerario, pero podría funcionar. No puedo ofrecerte lo que me pides, pero te debería algo —.

—Hermanos. Traduzcamos los discursos en intenciones y definamos un plan. Radius y yo estamos dispuestos a ir a Ullanor, ¿Quién más? —.

En la sala de Drora LXA la actividad continúa, como en un día cotidiano cualquiera. Aegror está prestando atención al consejo, pero es obvio que no es su prioridad.

Vuelve a aparecer brevemente antes de marcharse de nuevo a otras tareas.

Nicola... eres más pesado que tu sobrenombre. NO voy a desvelar mis planes porque no tengo por qué hacerlo. Punto. Cada uno entendemos la guerra de una manera, esta es la mía y así lo hago. No voy a daros un detalle exacto de todos mis movimientos y planes porque ninguno de vosotros lo hace tampoco. A nadie se le ha exigido que detallase sus movimientos, o los planetas que descubría, o los artefactos que allí había y cómo los ha usado. Nadie te ha exigido a tí, por ejemplo, que detallases todas y cada una de las cosas que has descubierto en tus exploraciones. Puestos a elucubrar y a decir cosas sin evidencias, podrías haber descubierto un conocimiento prohibido por Padre y ser ahora un traidor.

Pero nadie te exige que reveles tus planes porque no podemos basarnos en sensaciones o sentimientos, sino en hechos. Si tienes alguna prueba de que estoy traicionando al consejo o de que alguna manera estoy en contra de nuestro Padre, presentala ante todos. Tus sentimientos no son mi problema, y es lo único que tienes contra mí. No eres el único que no entiende las maneras de pensar de sus hermanos, eres el único que no lo admite, eso es todo.

Con respecto a Ullanor, mi plan es sólido y se puede ajustar si alguien no desea participar, por las razones que sean.

Abrí una comunicación a tres - de momento estamos tres, esta es mi propuesta -.