Partida Rol por web

Miraba el camino pensativa, no se me pasaba por alto las miradas que me lanzaba la chica de las lentes mientras escribía en un cuaderno... No estaba segura si estaba dibujando o escribiendo... Pero no le di mas importancia. Miré a la gran sacerdotisa cuando suspiró. Tras sus palabras la miré con curiosidad. -¿Sacerdotes rojos?... ¿La orden de los hombres que creen que somos el caos?... ¿Como es que están ambos templos tan cerca uno del otro?... Deben ser una fuente continua de problemas el tenerlos tan cerca.

-¿resbalar?...- pregunta como para si mismo, mientras asoma su rostro por el agujero, para inspeccionarlo con mayor cuidado; preguntándose si debería volver, debería seguir por ahí un rato hasta encontrar algo realmente útil para su misión...

-Bueno, el agua resbala, ¿no te parece?...(la mujer ya parecía estar hastiada de tu presencia, lo más probable es que viera tu tiempo en el momento agotado  o bien que tras las actividades físicas quería descansar).

-En realidad ellos tienen su templo muchos más lejos, pero de la misma manera que nosotras vamos a esta reunión, quizás ellos quieran hacer algún trato por el camino para molestarnos...ellos son sólos unos viejos verdes...es de estúpidos pensar que no se debe de tener hijos, es tan...¡bah!...(la intelectual pareció confirmar con un asentimiento con la cabeza lo que la sacerdotisa había dicho).

-bien... gracias.- dice finalmente, mientras se asoma al agujero a aquella salida... para comenzar a bajar intentando ser cuidadoso para no lastimarse.

(El chico se resbala apenas había comenzado a bajar, tras varios segundos y casi un minuto después había llegado a una habitación aparentemente de la torre de las sacerdotisas debido a que las rocas eran del mismo tipo, la habitación tenía algo de luz que entraba por una rendija debajo de la puerta, por su parte la habitación estaba llena de barriles, por la humedad del lugar probablemente estaban llenas de líquido).

Asentí a la sacerdotisa y volví a mirar por la ventana... Ahora un poco mas vigilante a cualquier movimiento... -Realmente parece estúpido pensar que no se debe tener hijos... Eso solo conduciría hacia la muerte, menos mal que el 90% de los hombres del mundo se reirían de esa doctrina... A la mayoría de hombres que he conocido les da igual tener hijos... siempre les encanta acabar dentro y dejar que sea la mujer la que se encargue del regalo que le ha dejado en su interior... He visto muchas mujeres así... solas y con un niño hijo de un padre al que posiblemente, nunca llegaran a conocer... Suspiro apoyando la cabeza en el marco de la ventana. -Aunque también están los hombres buenos... Los que nunca dejan de lado a su mujer, hombres buenos y amables que aman a su familia por encima de todo... Miro con tristeza hacia el exterior. -Ya quedan pocos hombres como el... Son demasiado amables para un mundo tan cruel...

Finalmente había salido de aquel lugar; se preguntaba ahora que las sacertodisas no lo esperaban, ¿qué podría hacer?; pues de momento solo había un elemento par aprovechar, así que comienza a buscar un barril que no esté asegurado par revisar su contenido; y de no haber, explorarían la habitación intentando no hacer ruido.

-A eso yo le llamo honor, y el honor es por pura conveniencia, no merecen ser llamados buenos hombres sólo por eso...(la sacerdotisa se quedó en silencio y comenzó a repasar mentalmente)...Madeleine, ¿tienes por ahí la lista de invitadas?...(la chica asiente)...¿estará allí Leonor?...(nuevamente la chica asiente tras una leve mirada a sus papeles)...no se que será peor, si su impertinencia...o su olor a alcohol...y luego se hace llamar reina...

(El barril que revisas contiene vino especiado, olía muy aromático y frutal, por lo que debía de tener poco alcohol, aparte de utilizarse como una bodega esta habitación no tiene otro uso u función).

Busca en la habitación por si había alguna bota para guardar la bebida; sino, simplemente la volvería a tapar, buscaría la salida y comenzaría a explorar intentando ser discreto y no ser notado, algo totalmente opuesto a su antiguo comportamiento.

Me encojo un poco de hombros con gesto cansado y apoyo la cabeza en el respaldo. -Puede que tengas razón... Lentamente cierro los ojos mientras me relajo sin llegar a dormirme. Me mantengo atenta a las dos sacerdotisas...

(El viaje proseguiría varias horas más hasta que la compañia traspasará las enormes puertas de la ciudadela y esta se detiene en las puertas de un castillo de un tamaño medio, en roca gris, era ya practicamente por la noche, así que los ciudadanos no estaban por las calles, las sacerdotisas entraron en el castillo escoltadas por varios guardias armados con espadas y alabardas, después ascendieron por unas escaleras centrales en un majestuoso recibidor decorado con piezas de arte un tanto exquisitas, hasta llegar a un gran pasillo iluminado por velas, Maeleine, Bexi y tú os alojasteis en la habitación principal, una suntuosa cama decorada de azul como la orden en el centro cubierta de velos, y una bonita cama de matrimonio a un lado. Los muebles estaban construidos en maderas nobles, y los ventanales daban lugar a grandes terrazas dignas de la realeza)-Iré a ver a la emperatriz esperadme aquí...(tras marcharse Bexi, Madeleine comienza a quedarse fija mirandote).

(Al salir al pasillo te hallabas en el segundo sótano de la torre, ante ti había otra puerta de similares características, el pasillo continuaba hacia el frente hallando en su mitad una bifucarción* de caminos y al fondo otras dos puertas, todas ellas del mismo diseño que la del almacen de vino).

Tras llegar por fin al palacio no pude mas que quedarme maravillada y asombrada ante tal impresionante construcción... Nunca había visto un castillo de este tamaño... Evite mostrar ninguna emoción en mi rostro cuando se acercaron los guardias... No quería parecer una paleta de pueblo... Hoy debía actuar lo mejor que pudiera como la acompañante de la Sumo Sacerdotisa... Seguí a los guardias que nos guiaron hasta una habitación decorada con los colores de la orden... Tras la marcha de Bexi me quede observando la habitación asombrada ante tal lujo... En ningún momento me paso desapercibida la penetrante mirada de Madeleine... Viendo que ella no daba señal de querer hablar me acerque a ella y la miré. -¿Pasa algo?... Lle... llevas mirándome un buen rato... ¿Hay algo que quieras decirme? Sonrío de manera amistosa pensando que su silencio es por timidez. -No pasa nada... puedes decirme lo que estés pensando...

(Madeleine te miraba en silencio sin ninguna expresión en el rostro, se encamino hacia ti mirandote con los ojos vacios y con su mano derecha te acaricia la mejilla, y acerca su cara, para dar un beso en tu mejilla, otro en la oreja y finalmente uno en el cuello...tras esto se vuelve hacia las maletas de Bexi y comienza a deshacerla sin decir nada).

Una vez estudiado el lugar y mirar con cuidado, el joven elfo cierra la puerta tras él y se aventura a una de las puertas de la bifurcación. La que estuviera a su mano derecha sería la elegida y tendría el mismo cuidado de no hacer ruido al caminar (o intentarlo) tanto así como, antes de abrir la puerta, apoyar la oreja en la puerta a ver si escuchaba algo o a alguien dentro; sino, intentaría abrir con cuidado, de todas maneras.

(Tras tornar la puerta de la derecha, observas que el interior de la habitación es mucho más frío que cualquier parte del edificio donde hubieras estado, al entrar notas en tus pies el tacto del hielo, y justo a la entrada hay unas túnicas blancas y grises un tanto raída que podrías ponerte para taparte las vergüenzas).