Partida Rol por web

Nuestras intenciones son obias -respondo- proteger a la caravana ante cualquier adversidad. El plan original no era asi, pero debido a tantos civiles viajando juntos deberia ir alguien a cargo. He aquí nosotros -señalo a mi compañera Freya

De un salto bajo de la mesa y me acerco a las carrozas con los papeles en mano
¡Bien! Son tres carrozas, en cada una pueden entrar hasta diez personas, y nosotros somo veintisiete personas en total… por lo que NO vamos a tener un viaje muy comodo. Por ultimo dire que yo ire en la primer carroza y Freya en la tercera. Si alguien de la carroza del medio necesita alguna ayuda, hagaselo saber al conductor ¿entendido?

Empiezo a hojear el listado echando un vistazo rapido antes de empezar a decir las posiciones de cada uno

El soldado empieza a nombrar los nombres mientras señala la carroza en la que deberian ir. Para la tercer carroza, son nombrados entre otras personas Howard Hebel, Ethan Rand y Nyphel Byron, obiando a la guardiana Freya.
Las carrozas son bastantes amplias por dentro, tienen solo una puerta para entrar y salir, del lado opuesto a la puerta hay una gran ventana. Un pequeño lugar para poder cocinar (o por lo menos eso parece) con mesadas delante y el fondo son asientos en forma de U, con una mesa en el medio. A pesar de ser exclusivamente de madera, son bastante comodas. Fuera de la carroza se encuentra el conductor en un asiento elevado, casi en el techo donde tiene las riendas de los caballos y al fondo tienen una especie de baúl (tambien de madera) donde llevan la susodicha mercancía.

Con un grito del conductor los caballos se ponen en marcha. Ahora dentro de la carroza se encuentra una familia, padre, madre y un hijo pequeño; un hombre vestido con una gabardina, un gorro de viaje y una maleta; y una pareja de ancianos… y obviamente ustedes tres. Freya y el conductor se encuentran en el asiento del conductor con un mapa en mano, explicando bien cual sera el camino

 La Carroza va avanzando. Y al pasar por cierto lugar asomo medio cuerpo por la ventana y al divisar a un viejo conocido silbo. Acto seguido atrapo mi mochila de viaje. Meto mis cosas a la carroza y me vuelvo a asomar hasta divisar a una vendedora de flores, a la que arrojo unas monedas, tras cumplir su misión.

Una vez ocurrido esto sonrío mientras recorro con la mirada a todos los presentes.

-Mucho gusto, y disculpen si les he causado algunas molestias. Al parecer subimos tan de improvisto que no terminé de recoger mis cosas.

No pasa nada y ya que vamos a estar casi una semana juntos sera mejor que me presente. Me llamo Howard encantado de conoceros a todos. - Dije tratando de disimular lo mejor que podia mi acento kushistaní.

Despues me sente en el asiento más cercano y puse la mochila entre mis piernas.

Maldita sea ojala hubiera traido un libro, una baraja o algo....

-Mucho gusto Howard, yo me llamo Nyphel. -Le extiendo la mano- Nyphel Byron. Un placer

Oh, ah ya la mano. - Se la estreche. - Bueno mi nombre completo es Howard Hebel. Dime... ¿te importa que te pregunte si vivias ya en Arkangel Nyphel?

Claro, vivo en la capital desde el año pasado, soy un estudiante de "La Real y Pontificia Universidad de Abel"

¡Oh! Un estudiante, tu madre debe estar muy orgullosa de ti. Entonces ¿puedes decirme si es normal que soldados asi se encarguen de vigilar los viajes de grupos numerosos?

Woaah Un universitario... seguro que sabe tantas cosas que desconozco...

 Mi madre... - por un segundo mi sonrisa se vuelve débil, aprieto junto a mi pecho un collar del que cuelgan un anillo y un broche de mujer- Si,-recupero mi aplomo- estoy seguro que mi madre estará orgullosa de mi, aunque...
...no creo que pueda descansar tranquila hasta verme felizmente casado -Sonrio como siempre-

No es muy común que la guardia acompañe a las caravanas de comerciantes, dado que siempre se contratan algunos guardaespaldas, por ello la gente acompaña luego a las caravanas, para poder viajar de forma protegida. Aun que... en este paso, parece no haber casi comerciantes, y si mucha gente común. Seguramente por eso los de la orden del cielo decidieron acompañarnos, y al enterarse, seguramente los comerciantes decidieron no contratar mas gente, ya sabes, para ahorrarse algunos gastos.

Ah, ya bueno, mi madre solia decir lo mismo..."Ve a la ciudad y conoce una buena muchacha, cristiana y educada." Y con lo de los soldados me dejas mas tranquilo. La verdad me preocupaba un poco, no me apetece tener problemas en este viaje, parece que me persiguen ultimamente.

Ah asi que por eso se encargan los soldados de la orden... bueno eso tiene sentido asi que lo dejare ahi.

 Tu madre debía ser una buena persona... y dime, ¿ya has encontrado a esa muchacha?

Y espero que aun lo siga siendo... De todas formas ni la he encontrado ni estoy por la labor ahora mismo, tengo personas mas importantes a las que encontrar por el momento.

Y cuentame ¿que estudiais en la universidad?

 Sonrío ante mi error.

Oh!, un poco de esto, un poco de aquello, de todo un poco. 

Ethan sube a la carroza que le han asignado y se acomoda lo mejor posible. Cosa que no es muy dificil ya que es bastante lujosa por dentro. Desde luego no tiene nada que ver con los carromatos que suministraban productos al templo ni los palanquines de algunas personas que lo visitaban. Nisiquiera cuando desembarcó en el continente vio carrozas tan comodas. Desde luego era algo a lo que podría acostumbrarse.

Despues observó la extraña maniobra de uno de los ocupantes para recojer sus cosas, y luego cuando se empezaron a presentar se sintió obligado a hacer lo mismo.

Encantado de viajar con ustedes. Mi nombre es Ethan Rand.

Al entablar las otras dos personas una conversación sobre madres, muchachas y estudios se limitó a escuchar.

El joven era una contradicción. Por un lado su ropa era claramente de fuera del continente, y aunque hablaba bien el latín tenía un acento extraño. Pero por otro, tanto su aspecto como su nombre eran de continentales, de la zona de Abel o alrededores. Por lo menos para alguien que se fijara en ello.

 Al ver a un nuevo compañero sonrío  alegrado y le extiendo mi mano.

-Mucho gusto Ethan, ¿puedo llamarte Ethan?. Yo soy Nyphel, Nypehl Byron, y el es Howard Hebel

Ethan estrecha la mano de Nyphel, aunque primero junta el puño derecho a la mano izquierda abierta mientras inclina la cabeza. Despues hace ese gesto también a Howard.

Por supuesto Nyphel. Es mi nombre. No se va a gastar.

Al el saludo de Ethan respondo de la misma manera.

-Hace tiempo que no me saludaba con alguien así. 

¿es acaso usted de Lanet o de Shivat?

¿Lanet? ¿Shivat? ¿Eso son paises muy al este no? En una gran isla si no me equivoco, nunca habia conocido a nadie de allí.

Vaya desde luego es cierto que aqui se junta toda clase de gente.

Entonces.... ¿ninguno sois naturales de Abel?

Estuve un tiempo por la gran isla, aun que no soy de allá...

y amigo mio, no creo que debas decir que nadie es de Abel, ¿acaso podemos saber si nuestros compañeros no son de allí?. EN todo caso, tu tampoco eres de Abel. ¿verdad?