Partida Rol por web

Pronto te quedas algo atrás de tu compañero, aunque afortunadamente no oyes que nadie te persiga. Sin embargo la mala suerte se ceba contigo, y pisas una raíz sobresaliente, y te caes. Al levantarte notas un dolor sordo en el tobillo. Una fractura o un esguince. Correr es imposible. No ves rastro de Edar ni desde aquí oyes ni a celtas, ni a sajones. ¿Qué haces?

Corres como si tuvieras detrás a los diablos y llegas al campamento sólo algunos minutos después que Ahel, acompañado por Briant que te ha acompañado en tu carrera. Te das cuenta que todos los guerreros, salvo unos pocos heridos, han abandonado el campamento, en el que nada más quedan la mayor parte de las mujeres. Al mirar hacia el castillo asediado compruebas que se ha lanzado un ataque contra la fortaleza mientras estabais fuera. 

- LLegué hace un rato y acababan de salir - dice Ahel mientras se te acerca, tras despedir a la chica con el vestido manchado de sangre con la que hablaba- ¿Qué hacemos ahora?

Mientras recupera el resuello te mira igualmente, esperando a ver lo que decides

-¡Inútil!- Me recrimino a mi mismo.

Como si todo esto no fuera suficiente mi torpeza ha acudido a mi rauda. Debería haberme centrado, y en lugar de ello... Pero ya no tiene sentido lamentarse, lo hecho, hecho está.
Miro alrededor y parece que no hay ni aliados ni enemigos, no estoy en condiciones de ayudar a nadi, lo que solo me deja una opción, intentar volver como pueda al campamento, lo más rápido posible...

- vamos, reunir a todos los que hayan quedado en el campamento, debemos evacuar, cientos de enemigos atacarán el campamento. Cada uno por un lado.
dicho esto salgo hacia la primera tienda, para después pasar a la siguiente y asi hasta que hayamos terminado con todas y todos se hayan reunido en el centro.
En cada tienda voy diciendo:- reunión en el centro del campamento, el enemigo se acerca, en 5 minutos con lo que podáis llevar y un arma, rápido por favor.

Ahel ve lo que intentas, y como Gerinat, trata de apoyarte. Al revés que su compañero, y que tú mismo, el carácter jovial del guerrero logra calmar los ánimos (no conviene olvidar que en el campamento sólo quedan mujeres y heridos) y en relativo poco tiempo se prepara una expedición de todos los presentes para unirse a la retaguardia de las fuerzas, y juntarse a ellas, avisándoles de lo que pasa. Del mismo modo un par de pajes salen corriendo para avisar al resto de campamentos cercanos, a fin que todos procedan del mismo modo.

Fue con su hermana, tras el grupo, esperaba poder encontrar su marido, pero cuando el agua ya había mojado todas sus ropas, y estas se hacían heladas e incómodas para continuar, más el  barro en el borde de su ruedo, era mejor seguir, y fijarse la misión bajo la cual estaba. Tomaría la retaguardia, detrás de los hombres y trataría a los heridos, todos los que llegaran a ella, para poder salvar sus vidas. No había otro pensamiento en ella...

Cuando reunimos a la gente gracias a la ayuda de Ahel y se ponen en marcha, digo a mis compañeros:- no debemos dejarlas solas, serian una presa fácil para los soldados enemigos y una perdida irreparable para nuestros señor y nosotros mismos, así que las acompañaremos protegiéndolas de todo mal, marchando los últimos por si nos persiguen, tu Ahel, ya que te han echo caso, iras en vanguardia y les dirigirás por el mejor sitio posible hasta nuestro destino,

¿Cómo puede explicarse esos momentos previos a la muerte? El dolor ha quedado lejos cuando la inconsciencia los ojos del guerrero piadosamente ha cerrado. En su mente hay un maremagnum de cuestiones no resueltas, la posibilidad de un futuro brillante, todas esas conversaciones realizadas durante el largo año que iban a acabar así. 

El olvido como una posibilidad, casi como una certeza. ¿Y detrás de la capa del olvido? De ahí nadie ha vuelto para hablar de lo que se encuentra. Es cuando está su muerte próxima a llegar cuando de forma apresurada unas desconocidas manos de mujer tratan de sacarlo del encuentro de la muerte. Un punto de dolor, de terrible dolor... y en el silencio van apareciendo sensaciones. El picto siente como si unas manos le arrancaran de la muerte. Pero la conciencia está, aún, muy mejor de recuperarse....

Despiertas con frío. No sabes bien donde te encuentras y el cuerpo te duele a horrores. Cuando logras abrir los ojos te resulta imposible ponerte en pie, y menos moverte. Pero ves donde te encuentras, y está aún en el mundo terrenal. Algún tipo de cabaña, de choza de madera. El lugar de una bruja o curandera, lleno de amuletos.

Respiras con dificultad

En ese momento se abre la puerta de madera de la choza y entra una mujer, joven, pero no una adolescente. Guapa, pero no una belleza. Viste ropas de plebeya, desgastadas por el uso, pero mejoradas con pieles para combatir el frío. Al ver que has recobrado el conocimiento te sonríe

- Muchas ganas has mostrado de querer morir, joven guerrero picto. Pero no vas a ver a Bran, ni a Morgaine - se te acerca y te mira a los ojos- Pasarán semanas antes que puedas salir de aquí, meses incluso. Pero te curaré, oh si, te curaré. He visto cosas en el futuro, cosas para ti y tu descendencia. Y alguna vez me pagará esto, tu y tus descendientes - sin darte tiempo a responder se aleja de ti nuevamente y prepara algo en el fuego de su hogar, algún tipo de tintura con la que, más tarde, procede a dibujar tu cuerpo desnudo y malherido, llenándolo de runas. En algún momento vuelves a caer inconsciente