Partida Rol por web

La mañana es fría, todo está nevado y la niebla persiste. Sois siete los que abandonáis Hoke para encaminaros a vuestras respectivas misiones de exploración. Y otros cinco los que salen del refugio para no volver jamás. En Hoke quedan ocho adultos y las dos niñas, menos de la mitad de los que erais ayer.

A los pocos minutos ya no veis Hoke, la niebla os lo impide. Sólo oís vuestras pisadas sobre la nieve, y el lejano rumor de la moto de Luska. Ante vosotros los Montes do Plago, y a dos días de aquí Páramos, vuestro objetivo.

Comenzamos el camino y yo en silencio, pendiente a cualquier cosa que pueda ver, aunque la niebla lo hace bastante difícil. Cuanto más alejados estemos de Hoke más nos adentramos en la zona de peligro, tengo que tener todos los sentidos alerta.

Cuanto más nos alejábamos de Hoke, más rara me sentía. Era extraño, pero me sentía como salir de mi zona de confort. Aunque, a decir verdad, más que por alejarme de Hoke me sentía así por separarme de Gaspar y de Nara. Al menos no iba sola...

Miré de reojo a Declan. Apenas había intercambiado algunas palabras con él. La impresión que me daba era de que se trataba de una persona de pocas palabras... así que, tras varios minutos en silencio, decidí ser yo quien rompiera el hielo.

—Gracias por decidir acompañarme —dije—. Hacer este viaje sola... no es que me dé miedo pero... hubiera sido demasiado solitario. Eso me da más miedo que los zombies en realidad. Puede ser porque... no estoy acostumbrada a estar sola, ¿sabes? Nara y Gaspar son como hermanos para mí, siempre hemos estado juntos. Desde casi que nacimos.

Aunque había iniciado la conversación un poco seria, sonreí cuando hablé de Nara y Gaspar. Aun así, entre frase y frase, observaba atenta a mi alrededor. No creía que fuesen a haber muchos zombies tan cerca del refugio... si no, Vaikus los habría visto cuando exploraba... pero si algo me había enseñado la vida era que nunca había que confiarse.

Caminando sobre la nieve que cruje bajo vuestros pies. Sunhee es ligera como una pluma, y apenas es perceptible su movimiento; sin embargo Declan, al ser más grande e ir más cargado, puede oírse desde la distancia. Lo compensa yendo en silencio.

Apenas a un par de kilómetros del refugio llegáis a un sitio en el que pasó algo. Hay una especie de carro abandonado medio cubierto por la nieve, ramas de árboles rotas alrededor, mochilas abandonadas, y un cuerpo con la cabeza aplastada. La sangre tiñe la nieve que queda a la vista bajo vuestras huellas. ¿Qué pasó aquí? No hace demasiado de esto. El cuerpo parece estar bien conservado, por la nieve, por el frío. Pero todas estas cosas no pueden pertenecer a una única persona, ni tampoco nadie las abandonaría así sin más.

¿Estará esto relacionado con los zombis que llegaron a Hoke hace unas semanas, aquellos zombis "recientes"? Si es así algo, o alguien, les atacó. Si hubiesen sido humanos se habrían llevado todo esto. Si hubiesen sido zombis estarían por aquí, habría huellas o indicios de ellos... ¿y cómo encontraron el camino hasta Hoke sin dispersarse? Algo raro ocurre aquí.

Por los indicios que ves, que son más de los que ve Declan, tienes claro que esas personas eran refugiados que iban a Hoke. Todas estas cosas eran para ayudaros a levantar el refugio. Pero alguien les atacó por el camino, y no dejó a ninguno con vida.

Las palabras de Sunhee son las que me sacan de mi absoluto silencio - De nada, la idea de que hicieras esto sola no la hubiese aceptado. Sabes...yo siempre viajo solo, lo raro es que ahora tenga compañía, es algo a lo que me he tenido que acostumbrar ¿Es que vosotros tres nacísteis en el mismo asentamiento?- agradezco la sinceridad al mostrar su lado más frágil, y me da cierta ternura.

A lo lejos veo algo y en seguida cojo mi garrote casero para estar alerta. Antes de acercarme sopeso las posibilidades de lo que puede ser y la idea de una trampa me ronda - Quédate aquí, me acercaré yo solo por si es una trampa- le digo muy bajito a Sunhee.

Puedo ver que la escena del crimen es relativamente reciente y bastante confusa, rápidamente miro alrededor en busca de huellas que me hagan entender por qué solamente hay una persona si hay equipaje de varias y por que no hay restos de zombis. Aparto un poco de la nieve del carro para ver qué hay dentro, tal vez más información me ayude a descifrar el enigma.

Iba a contestarle a su pregunta, sin embargo... antes de poder abrir la boca, vi algo especialmente raro algo más adelante. Era un cuerpo humano con la cabeza aplastada, y carromato. Me quedé absorta mirando el cuerpo... Aquello me recordó a... lo que ocurrió en el convento.

Tardé como un segundo en espabilar de nuevo, tiempo que Declan aprovechó para observar si se trataba de una trampa.

—Declan, estoy segura de que debían ser un grupo que quería venir a Hoke —le dije—. Fíjate en el carro. Traían cosas para mejorar el campamento. Además, eso explica que los zombies que nos atacaron estuvieran sin podrir. Deben ser los muertos a los que no le... aplastaron la cabeza.

Alguien debía haberles atacado. Alguien... ¿que sabe de nuestro campamento y no quiere que recibamos ayuda tal vez? ¿Además de los fráteres, teníamos más enemigos? No sabía bien, pero debía avisar a mis compañeros que se habían quedado en el refugio. Así que, sin perder tiempo, saqué el walkie y pulsé el botón para hablar con Gaspar...

—¡Chicos! ¿Me escucháis? Aquí Sunhee y Declan. ¿Hay alguien ahí?

No es una trampa. No hay nada preparado, ninguna red, ninguna púa o jabalina, ningún lazo. Sólo el cuerpo y el carro, y los indicios de lucha. La nieve cubre gran parte del suelo, así que os es difícil saber nada más sobre lo que sea que les atacó, o quién les atacó, cuántos eran...

En el carro hay materiales de construcción como clavos, tornillos, perfiles de acero, bastante herramientas para trabajar madera, un par de placas solares, una batería, una bomba de agua, cable... no hay nada que os diga de dónde podrían venir, pero está claro que se dirigían a Hoke y que este cargamento es extremadamente valiosos como para abandonarlo aquí. Quien haya sido o no es consciente de su valor o le importa bien poco todo esto.

Me fue muy oportuno que ella pudiera reconocer de quiénes se trataban, porque estaba en el grupo que tuvo el encontronazo con esos zombis y no hacía mucho de aquello.

Mientras Sunhee trataba de contactar con Gaspar, yo le decía antes de oír alguna respuesta - Este cargamento nos vendría muy bien, si no están seguros en venir a por él, que se esperen a que regresemos y les ayudamos-  miraba con entusiasmo todo lo que había, sería perfecto que nadie pasara antes y lo robara.

Tras este echo, todo daba a entender que había cruce de intereses hacia nosotros, estábamos en el punto de mira de dos partes totalmente opuestas.

Es media mañana y aún os queda un largo camino por delante, pero estas cosas os vendrían muy bien en Hoke.

Mientras esperaba la contestación de Gaspar, escuché las palabras de Declan y asentí con la cabeza. Había de todo, y de todo que podíamos aprovechar. ¡Incluso unos paneles de un color azul muy chulo! Aunque, a decir verdad, no sabía muy bien para qué servían, pero... parecían muy valiosos.

—Les diré que vengan a por ellos —le contesté a Declan.

Y así hice en cuanto escuché la voz de Gaspar tras el walkie-talki.

- Acá Gaspar, desde Hoke. ¿Està todo bien?

—Tenemos noticias —dije, justo tras volver a pulsar el botón—. Los zombies del otro día... eran miembros de una caravana que tal vez vinieran a Hoke. Hemos encontrado el carromato junto con materiales valiosos a apenas un par de kilómetros del refugio. Sería bueno que vinierais a por ellos cuanto antes. Creemos que alguien les atacó... porque hay un cuerpo con la cabeza aplastada. Los zombies dan bocados y arañazos pero... no aplastan cabezas, ¿verdad? Tal vez hayan sido los fráteres.

Aunque, si eran los fráteres, ¿por qué no nos habían atacado a nosotros?

—Algo extraño pasa, Gaspar. Tened cuidado, ¿vale?

Dejé de pulsar el botón y suspiré. Aquello me daba mala espina en realidad.

—Nosotros deberíamos seguir avanzando...

Al escuchar las palabras de Sunhee sospechando de los fráteres, entendí que lo que íbamos a buscar, tal vez, no fuesen simples podridos. Los fráteres tendrían mucho interés en que ellos fuesen la cabeza de turco de una serie de crímenes realizados para salvaguardar sus creencias y con ello su extenso poder, nosotros éramos un obstáculo del que deshacerse. 

Mientras retomamos nuestro camino le comento - Todo esto no huele nada bien, ¿ y si Clemente no hubiera guardado el secreto de lo que montaba en Hoke, tan bien como pensaba? ¿y si tuviese un espía al lado suyo? Hay muchas coincidencias en el tiempo...no sé...no sé - y hago un gesto de negación con la cabeza.

-Creo que estamos en una situación de bastante desventaja si no nos organizamos bien. Yo empezaría por no fiarme de nadie en absoluto y para ello si nos cruzásemos con alguien, deberíamos dar identidades falsas, ¿te parece?- 

Dejáis el carro tal como lo encontrásteis, y sin perder más tiempo seguís avanzando algunos kilómetros más ladera arriba. No es fácil avanzar con este espesor de nieve y la húmeda niebla mojándolo todo. Ya debe ser cerca de mediodía cuando paráis para descansar un poco, junto donde la ladera escarpada termina y empieza un llano.

A partir de aquí el camino es más horizontal, por la cumbre de los Montes do Plago. Este itinerario es en teoría el más seguro por dos motivos, por un lado discurre lejos de las carreteras, y podréis ocultaros con facilidad de los que las recorren, y por otro los zombis tienden a bajar las laderas y no a subirlas; se dejan llevar por la gravedad y el ahorro de energías si no tienen ningún estímulo que les haga subir. Sin embargo este lugar alto es más húmedo y frío que si caminaseis por el fondo de un valle, y hace más viento. La niebla sigue siendo densa aquí arriba.

La voz de Gaspar tras el walkie no tardó en sonar. Aunque, esta vez, un poco diferente...

– Iremos # investigar cuanto #####. Cuídate #####, los atacantes pueden seguir por allí. No #### los caminos. Esperaré cada noche ## contacto por radio #### que me digas si estás #### y ## cuentes las #########. -

La comunicación parecía entrecortarse. Debíamos estar ya lejos de ellos y quizás el walkie tenía un límite de distancia. Esperaba que no, pero... Bueno, en cualquier caso, intenté prestar atención a lo que decía y completar las palabras que faltaban.

—Creo que ha dicho: «Iremos a investigar cuanto antes. Cuídate mucho, los atacantes pueden seguir por allí. No... los caminos. Esperaré cada noche tu contacto por radio para que me digas si estás bien y me cuentes las novedades.»

Dudé un segundo, y volví a pulsar el botón por última vez.

—Gaspar, creo que el walkie no funciona bien si nos alejamos mucho... Si no tienes noticias mías, puede ser por culpa de eso. No te preocupes. Estaremos bien.

Esperaba que a él le llegara el mensaje correctamente... al menos que le llegara algo con lo que pudiera entender lo que le había dicho. Finalmente, comencé a andar junto a Declan.

—A mí también me da mala espina, Declan —le contesté—. No sé, pero... ¿cómo podían saber que estábamos aquí escondidos? Además, ¿por qué no han atacado el refugio ya si lo sabían?

Suspiré. No quería creer que había un espía en Hoke...

—Sí, nada de decir nuestros nombres verdaderos si nos cruzamos con alguien —acabé por decirle—. Aunque a donde nos dirigimos no creo que vayan a haber muchas personas. Pero, por si acaso, yo me llamo María, ¿vale?

Este tramo del camino está siendo especialmente duro, por lo abrupto y empinado del terreno, además del frío y la niebla, que no facilita que podamos llegar más rápidamente. Aunque todavía queda bastante para que anochezca, yo ya tengo en mente ir observando por si encontramos un buen sitio donde poder refugiarnos para pasar la noche.

Seguís caminando un buen rato. El walkie talkie ya no suena, no hay respuesta. Puede que estéis demasiado lejos, o demasiado altos. No lo sabéis con seguridad. La niebla os impide orientaros. Aquí arriba apenas hay árboles, sólo arbustos, rocas y nieve. Será difícil encontrar un lugar en el que guarecerse. Puede que incluso os hayáis perdido. La luz del sol no penetra la gruesa capa de nubes, tampoco hay señales, ni caminos.

Sunhee camina silenciosa, tanto que Declan cree que se ha separado de ella por momentos, pero sigue ahí, manteniendo el ritmo a escasos metros de él. Más adelante podéis distinguir una figura en la niebla. Una silueta de alguien, de un zombi.

Con aquella niebla, era difícil guiarse. No se podía ver el sol, lo que impedía que pudiéramos saber en qué momento del día estábamos y la dirección a la que íbamos. Pero... confiaba en que estábamos siguiendo el buen camino. Sin embargo, eso era una preocupación menor teniendo en cuenta que teníamos a un zombie justo a unos metros.

—Ten cuidado —le susurré a mi compañero—, con esta niebla puede que hayan más zombies cerca y ni lo sepamos... No hagamos ruido, ¿vale?

Así era. Después de todo, no nos habíamos dado cuenta de ese zombie hasta que estábamos a una distancia peligrosamente cercana. En cualquier caso, no se había percatado de nosotros... y yo lo veía como un blanco fácil para mí. Así que saqué mi cuchillo y, tras llevarme el dedo a la boca y luego a los ojos para terminar señalando a los alrededores... (¡vamos! los signos de que estuviera en silencio y atento de toda la vida de dios) me acerqué al zombie sigilosamente.

El movimiento de mi brazo fue rápido y preciso. Un ataque por la espalda con un cuchillazo directo a la sien del zombie. El cráneo no tardó mucho en ceder al afilado acero... y el cuerpo del no-muerto, dejó de moverse de un plumazo. Rápido, silencioso y letal.

Cuando me aseguré de que estaba muerto del todo, miré a mi compañero, alcé el pulgar en señal de que todo estaba bien, y le hice un gesto con la cabeza para que prosiguiéramos. No me atrevía a hablar... pues temía que la niebla nos estuviera ocultando más peligros...

Aquella densa niebla podía ocultar peligros y cuando apareció a lo lejos la silueta de aquel zombi, corroboré mis sospechas.

La ventaja que poseía Sunhee se la debía a su ligereza, era muy sigilosa y se podía acercar a aquel zombi sin que casi la apreciase. Conociendo sus puntos fuertes, fue ella quien tomó la iniciativa de acabar con el podrido, me quedé un poco atrás para que no me detectase. Seguía con mi "arma casera" en las manos, no la iba a soltar hasta que no me sintiera seguro, y para eso creía que aún faltaba.

Admiré los movimientos rápidos y certeros de mi compañera, realmente era pequeñita pero matona. Cuando hubo acabado con el podrido me hizo un gesto y continuamos nuestro camino más sigilosos y atentos aún. A cada paso que daba, temía que apareciesen más, nunca se movían solos.

Seguís caminando en silencio a través de la niebla. El viento es algo más fuerte que antes y desde hace un buen rato no habéis visto ni un sólo árbol. Tan sólo nieve y rocas. Este lugar parece ser la cima del mundo, desolada e inhóspita. Pasáis por unas ruinas de lo que debió ser la casa de alguna familia hace años, o de algún pastor. No tiene techo, las vigas de madera están hundidas dentro, ni puertas ni ventanas, están caídas, medio podridas y enterradas por las piedras desprendidas; sólo quedan en pie algunos muros.

Aún quedan unas horas para que anochezca. Y aunque este lugar parece ser atemporal, la oscuridad puede cogeros desprevenidos, en cualquier momento, en mitad de la nada, y sin refugio. Estos muros pueden ser vuestra mejor opción, aunque si os quedáis aquí tendréis que renunciar a seguir caminando las horas de luz que queden. Por el contrario si decidís seguir adelante puede que tengáis que pasar la noche completamente al raso, y con este viento, la humedad y el frío de la noche puede ser vuestro fin.