Partida Rol por web

Miré a aquel hombre y negué con la cabeza, como dejándole claro que mi único cometido era avisarles y punto. Si querían hacer algo ahora que sabían quienes serían, que se buscaran la vida para hacer lo mismo que había hecho yo.

- Ni que fuera tan difícil colarse en un sitio sin que te vean ni te oigan.. - Y eso alguien como yo a la que le gustaba ser discreta, si alguien trabajaba en ello habitualmente lo tendría aún más fácil.

En cuanto se fue a acercar a la tienda le hice uno de esos gestos con la mano que venían a decir adiós y me fui de allí tranquilamente, aunque asegurándome de no pasar por delante, tan tranquila como si no hubiera pasado absolutamente nada, pues como ya había pensando antes, no me sentía mejor y tampoco sentía el menor remordimiento por haberles delatado.

- Es curioso lo que piensas que vas a sentir y lo que sientes después de pensar... - Comenzaba con las reflexiones que normalmente acababan en canciones en cuanto cogía mi querido laúd.

Lo que sí que me había sucedido era que se me habían quitado un poco las ganas de mezclarme con más gente, quizás, porque las ganas de ponerme a cantar y a recopilar, quizás, alguna historia, habían desaparecido con lo sucedido.

- Todo el día esperando que llegue la noche para salir y volver a meterme en la tienda. Vaya pérdida de tiempo lo de arreglarme para la ocasión. - Sí, yo era de las mujeres a las que les gustaba mirarse trescientas veces al espejo y salir totalmente arreglada. Me ganaba la vida con mi aspecto.

Me encaminé hacia mi tienda y al llegar a la entrada saqué el laud y me senté en el suelo, en mitad del camino que quedaba entre las tiendas, para tocar unas notas antes de dormir. Una canción lenta improvisada que pudiera llevarme a algo más concreto como un gran éxito a los oídos de todo el que pudiera escucharme en otra ocasión.

Hightower era un individuo madrugador. Su trabajo exigía levantarse temprano. Siempre tenía mucho que hacer.

En un descampado del campamento se deplegaron mesas plegables formando una gran mesa. Alrededor de la msima se reunieron más tarde topógrafos, arquitectos, ingenieros y encargados. Pronto hubo gran cantidad de planos, proyectos y diseños sobre las mesas.

Hightower no hizo demasiado caso al despliegue militar. Aunque fuese un asunto que concerniese a todos los que vivían en el campamento, tenía un día muy largo por delante, y no podía detenerse a pensar en otros asuntos, por muy importantes que fueran.

Lo primero que Hightower tenía ideado era planificar el trabajo diario con los encargados de obra. Quería que la futura canalización que suministrara agua al campamento, el sistema de letrinas y el embarcadero de la playa estuvieran preparados lo antes posible. Cualquiera que pasara cerca de la zona no podía evitar oir la chillona voz del mediano sobre las demás.

Tras dar a cada uno su trabajo, Hightower se centró en los geólogos y topógrafos. Les pidió un estudio, para ver qué zona del terreno en la que se encontraba el campamento sería la más adecuada para unos firmes cimientos. Era el primer paso del proyecto para una catedral en nombre a Lathanter, el dios de los inicios. Al oir la palabra "catedral" hubo muchos -Oes- y -Uuus- entre los presentes, y pronto hubo una oleada de expertos deseando ser elegidos para participar en el proyecto, casi llegando a las manos en algunos casos.

Hightower sabía, sin embargo, que no todo dependería de él. Muchos encargos privados de construcción se realizarían al márgen de su conocimiento, o sin su supervisión. El río precisaría al menos un puente. Nuevos edificios se levantarían, etc... Había otros aspectos en los que el mediano no era un experto, pero que debía tener en cuenta. Por ejemplo, Hightower tenía que consultar a los expertos agrónomos para saber que zonas debían dejarse para cultivo (y, por tanto, impedir que se construyera masivamente sobre ellas). Estos cultivos, además, necesitarían un sistema de canales para irrigación, etc, etc, etc...

El mediano intentó iniciar también un debate entre los expertos para poner en práctica una serie de leyes. Normas mínimas de construcción que todos deberían seguir. Al menos, esperaba consensuar un trazado de la futura ciudad de Aguas Nuevas, que todos respetaran, para que no se empezara a construir de forma caótica. Esto, a pesar de parecer una tontería, fué lo que más discusiones causó, pues había desde los que idearon un sistema de anillos amurallados concéntricos, pasando por los que apoyaban un organizado trazado de cuadrículas, e incluso algún elfo que sugirió un trazado "oroginal, elegante y respetuoso con el medio ambiente"....

Sea lo que fuera, era difícil no ver al mediano ocupado, aunque a medida que pasaba la mañana, su adorable esposa pasaba por allí llevando refrescos y almuerzo a su marido; consiguiendo ser la única en endulzar el agrio carácter del mediano.

El gobernador Doranin estaba despierto antes del alba, cuando las tropas empezaron a formar bajo las órdenes de la Defensora. Dio un paseo por el improvisado campamento militar, dejándose ver, aunque no lo suficientemente cerca como para poner nerviosos a los soldados. Sabía que a estos tipos solía incomodarles el poder civil.

Así pues, dejó que fuera la comandante Vanissar la que lo organizara todo, y diera la arenga final a las tropas. Él se limitó a estar ahí, dando su consentimiento tácito a la operación, para que cualquier observador casual no tuviera dudas.

Antes de que partieran, el gobernador pidió hablar un momento a solas con la comandante.

Mientras la comandante acababa de organizarlo todo, Valeus fue a ver al mediano más atareado de todo Aguas Nuevas.

- Por favor, siga, señor Hightower. Por mí no se interrumpa.- dijo irónicamente, al ver que el ingeniero no le hacía ni caso, atareado con un plano topográfico de la zona.

Cuando llegó la Defensora, el gobernador aprovechó para hablar con ambos.

- Comandante, después de esta operación, y si todo sale bien, habría que organizar un encuentro con los líderes nativos. Había pensado en traerlos aquí, pero el estado de nuestra colonia aún es bastante precario. Señor Hightower, ¿para cuándo cree que podemos tener una infraestructura decente y por lo menos una construcción en madera, que pueda servir como salón?

 El elfo solar sabía bien que era bueno tener a sus amigos cerca, por eso evitaba alejarse mucho de la zona en la que se había situado el pequeño gnomo explorador, tampoco había que negar que se esforzaba por mantener un ojo en el carismático Gargun Dun, compañero de periplo y enano por el que guardaba un afecto reconocido. Oropher no olvidaba a aquellos que eran buenos con él, porque en un mundo donde lo más común es morir de un sablazo en el estómago o por una puñalada trapera por la espalda, aquello era más importante de lo que podría parecer a simple vista.

 Para el elfo dormir no había sido nunca demasiado necesario, pero se había cuidado de llenar bien el estómago y de hidratarse adecuadamente. De buena mañana aunque quizás no tanto como parecía dada la situación, buscó un lugar donde darse un buen baño, o en el peor de los casos una cuidada ducha, una lucha constante contra la suciedad, para mantenerse limpio, bien aseado, y con el cabello lo más suave que las condiciones pudieran permitirle.

 Estaba recostado a un lado de la tienda de Orlamm, finalmente no había tenido tiempo de montar su propia tienda, aunque en realidad no le molestaba en absoluto dormir a la intenperie junto con sus escasas pertenencias. Era un explorador, y a pesar de su pulcritud disfrutaba del contacto con la nueva tierra, que por algún motivo, le inspiraba una sensación armónica y relajante, protectora...

 - ¿Y bien? ¿Qué piensas hacer?

 Allá donde fuera el gnomo, sin ánimo de atosigarle, Oropher estaría dispuesto a seguirle para mantener aquella conversación.

 - ¿Ir y combatir?

 No pudo evitar fijarse, en una de las muchas miradas que le dedicaba al campamento en busca de hombres bien dispuestos y pechos turgentes encontrar en su línea de visión al gobernador.

 atractivo...aire misterioso, seguramente adinerado. Puede ser un buen partido...

 Oropher se encontró acariciandose el mentón suavemente mientras lo observaba frunciendo levemente la ceja izquierda y alzando la derecha.

El elfo dorado reparó también en la mujer de Hightower, era curioso, y no lo había visto jamás. Dos medianos unidos por alguna clase de lazo...debía de ser fuerte, o aquella mediana era aún peor que Hightower aunque tuviese una apariencia encantadora.

 Supongo que aunque se hace dificil de entender, después de todo, sólo es un perfeccionista como tú, Oropher.

 El elfo acarició peinando su cabello hacia atrás, tomandose su tiempo para hacerse una trenza en el cabello, aún húmedo. Después comenzaría a equiparse con los guantes de cuero y otras partes indispensables de la armadura, aunque estaba completamente desnudo intentaba no causar un alboroto mostrandose tal y como los dioses lo habían traído a este mundo. Tampoco deseaba quitarle protagonismo a la defensora tan pronto...

Orlamm, observando el panorama cerca de Oropher, negó con la cabeza, aun mirando a las tropas desde alguna parte con los brazos en jarras.

No he sido llamado a la batalla, así que me imagino que eso significa que me quedaré con la mayoría, aquí. Sinceramente, tampoco creo que "pegase" mucho con ellos, ahora que les veo.

Su lealtad. El gnomo tenía un gran afecto a Aguas Profundas, y un gran respeto por sus leyes. Pero su lealtad era exclusividad del gremio de mercaderes de ultramarinos de Aguas Profundas, que le había abierto las puertas a nuevos horizontes depositando su fe en él. La ciudad, el gobierno, la Nación, eran cosas a las que les podía tener afecto y respeto. No lealtad. De hecho, se le acaba de ocurrir ahora mismo, pues nunca había pensado antes en ello. En cualquier caso la diferencia se le antoja tan sutil, que no cree que valga la pena sacarla a relucir.

Orlamm no tenía pensado arriesgar su vida por un ideal o una nación. Orlamm iría a la batalla a hacer su trabajo de explorador, y a hacer tratos con los nativos y el dragón, que es lo que le interesa. Y a luchar por una cuestión de compañerismo. Pero parece que tendrá que ser en otro momento.

El gnomo ya ha colocado, a estas horas, cuatro rótulos repartidos por la zona más cercana al bosque: "COMPRO ANIMALES VIVOS. PAGO ORO. RAZÓN: TIENDA DE ORLAMM BLIM". Espera poder tener una granjita a no mucho tardar.

Se gira a su compañero. ¿Y tu? ¿Tu no has sido llamado? le comenta dándole conversación mientras se encamina hacia el gobernador.

Buenos días Valeus -Hace una pequeña reverencia y se coloca a su lado. Tengo fe en que Lazhander nos tiene en alta estima, y que aun que nuestros corazones los podamos tener encogidos en un puño por todo el día, el resultado será para bien.

- Buenos días, señor Blim.- contestó el gobernador, con una inclinación de cabeza hacia el gnomo.- De cara a la batalla, yo tengo más fe en nuestra comandante que en Lathander, seguro que no habrá ningún problema.- le sonrió.

Tras pronunciar su 'arenga' les dijo a sus hombres que se prepararan para lo que estaba por llegar y bajó de su posición para dirigirse allí donde el Gobernador la había llamado. - Buenos días a todos. - dijo Brynhildr, haciéndole un gesto de cabeza como saludo a Orlamm y Oropher, para luego ir a hablar con Hightower y Valeus.

La Defensora escuchó las palabras de Doranin y asintió. - Confío en que todo salga bien y comparto su opinión. Contaba con hacer algo así cuando la batalla acabara. Sinceramente, gobernador, quizás no sea tan buena idea traerlos aquí. Para empezar no creo que les importe mucho si les reunimos en una tienda o en un salón, no parecen ese tipo de gente, más bien las que se guían por hechos y acciones. Y para terminar, lo más importante... El dragón como líder para ellos tiene importancia como el que más y obviamente no podemos meterle en un 'salón'. Si quiere hacerlo aquí, creo que debería ser al aire libre. -

Hightower miró al gobernador de soslayo. Parecía contrariado por la petición del Gobernador.

- Pues a menos que la batalla se alarguen en algo parecido a las antiguas Guerras de la Corona Élficas, dudo que un Salón de Actos dignos para esta futura ciudad esté para cuando la Defensora vuelva ... a menos que quieran reunirse en un chamizo, claro está. - Como siempre, las palabras del mediano sonaban malhumoradas. Aunque faltaba la coletilla  - Pero dudo que para un chamizo precisen a un ingeniero ¿verdad? -

Luego se mostró algo más condescendiente y señalo: - Mirén, un verdadero Salón de Reuniones donde los miembros relevantes de la Comunidad pudieran reunirse debería ser el centro de una estructura administrativa. Quiero decir que si sólo quieren un salón, me parece bien. Calculo para eso unas ... dos semanas. Sin embargo, preferiría sugerir que se levantara un "edificio de gobierno", un palacio, o algo similar, con múltiples estancias para ... cuestiones administrativas de la ciudad. Aunque algo así tardaría como un año en edificarse.-

- Y eso sí, lo siento, pero ya le prometí a la señorita Sheliane´e que la pimera construcción importante de la ciudad sería la Iglesia de Lathanther. Con eso sólo quiero decir que, aunque ambos proyectos vayan a la par, el de la Iglesia tendrá prioridad. Mi palabras es mi palabra. -

- A propósito... Estabamos estudiando la estructura de la futura ciudad ... ¿Alguna sugerencia sobre sobre la planificación del trazado de las calles? ¿Qué le parecería, señor gobernador, si , en vez de construir la ciudad de forma desordenada, impusieramos unas normativas a las que todos tuvieran que atenerse a la hora de edificar algo en la ciudad? -

- Algunos enanos han hablado de calles subterráneas, una especie de sub ciudad ¿qué opinan?  -

- Otra cosa. Sepa que no he olvidado de que, ustedes dos, en connivencia, y a mis espaldas, han tomado trabajadores para construir una especie de ... defensa - Hightower mostró una sonrisa de cinismo al decir esto último. - La próxima vez, aunque al finál vayan a hacer lo que les salga en gana, por favor espero que me lo comuniquen. -

- A propósito -  El mediano carraspeó un poco a moideo de disimulo. - En cuanto al asunto aquél de la sorpresita en el barco ¿Ya han encontrado a la compañera del rufián? - Hightower mostró un gesto de preocupación - No me gustaría que mi familia se viese amenazada por haberme involucrado yo en este tema.

Brynhildr iba asintiendo en silencio a las palabras de Hightower. Cuando llegó a la parte del orden de edificios se animó a participar. - Por lo que a mi respecta, me parece más interesante reglar cómo deben edificarse las cosas... por un asunto de aprovechar el espacio que tenemos, más que por otra cosa. No es que nos vaya a faltar sitio aquí en Maztica, pero mejor no despilfarrar lo que tenemos. - comentó la Defensora. - Sobre esa supuesta sub-ciudad... ahí no me meto. -

Entonces el ingeniero les reprochó aquello y Bryn frunció el ceño durante unos segundos, con seriedad. ¿De qué estaba...? Entonces cayó en la cuenta. Y se echó a reir.

- ¡Jajajaja! Amigo mío, me parece que vamos a tener que hablar algún día de dónde empieza su trabajo y dónde empieza el mío. El asunto de la empalizada lo decidió uno de mis oficiales sin preguntarme, porque bueno, era algo bastante obvio y que al ser provisional no necesitaba mucha premeditación. Si le preguntan seguro que dirá que eso es trabajo del cuerpo de defensa de Aguas Nuevas. Disculpe si le ha ofendido, Hightower, daré el aviso a mis hombres de que le notifiquen todas las construcciones que vayan a hacer. Si es que se refería a eso, claro. - dijo la mujer. Por muy cínico y desagradable que aquel mediano pudiera ser, a Brynhildr le caía muy bien. Quizás precisamente por ser como era. - Y... sobre ese asunto... Sí. Sabemos quién es. Tenemos el asunto controlado, aunque... -

Miró directamente al Gobernador. - Supongo que no podemos alargarlo más sin actuar, señor. -

Entonces, por alguna razón, a Brynhildr se le encendió la bombilla. Su mente automáticamente ató cabos y se le ocurrió una idea que podía ser fructuosa.

Oropher. Él podía ser la clave que les permitiría atrapar a Amiël.

A Brynhildr pareció cambiarle la cara durante una fracción de segundo, y se asomó desde su pequeño corrillo de charla con Hightower y el Gobernador para mirar en dirección al gnomo y a su compañero el elfo solar. Alzó la voz lo suficiente como para que la pudieran oir.

- Oropher. No te vayas muy lejos, por favor, cuando acabe aquí tengo un asunto del que hablar contigo. - le dijo al elfo, para volver a hablar con el Doranin y el ingeniero.

 Con el torso aún al descubierto y sin ninguna clase de recelo, Oropher continuó preparandose. no es que tuviese pensado entrar en combate, pero apenas si había terminado de afilar el filo de sus armas, limpiar el metal, pasarle un trapo para pulir la armadura y dejarla completamente impecable...todo eso llevaba tiempo, pero el esfuerzo era reconfortante.

 - Dime estimado amigo - le preguntó a Orlamm - ¿Ha habido algo de suerte con la caza?

 No sería extraño dada la vida que parecía contener Maztica...era un continente poderoso, que tenía algo capaz de estimular el espíritu y la armonía de los que más dificilmente conectaban con la naturaleza. Había algo tras el velo de lo que veían que alimentaba aquellas tierras.

 - He estado pensando en unas cuantas trampas para capturarlos vivos.

 Si no vamos a la batalla quizás sea buena idea alejarnos un  poco del campamento para colocarlas.

 Y...creo que tenemos una conversación, quizás con demostración, pendiente. 

 Le dijo, dando por hecho que el gnomo y el elfo ya hacían un equipo, aunque fuese sólo en determinados momentos. Los asuntos que le llevaban a hablar con la Comandante eran...íntimos, y sabía que Orlamm era suficientemente inteligente como para saber, al menos superficialmente, hacia donde se inclinaban las opciones.

El gobernador fue despachando temas conforme se los mencionaban.

- Señor Hightower, efectivamente no esperaba un gran salón, simplemente una edificación temporal donde poder acoger a nuestros invitados. Pero por lo que dice la comandante, si el dragón es tan importante para ellos, por lo visto no será necesario.

- En cuanto al tema del plan urbanístico de Aguas Nuevas, pues deberemos tener una charla más detallada sobre eso. Efectivamente, promulgaré algunas leyes para la construccción, que antes me gustaría consensuar con usted.

En cuanto la comandante y él discutieron sobre la construcción de una empalizada, el gobernador se limitó a dar su opinión.

- No creo que sea necesario un ingeniero para construir una empalizada, igual que no lo es para construir un chamizo, ¿verdad?- sonrió al mediano, para después encogerse de hombros.- Aún así, si prefiere estar informado de todo, le garantizo que para mí es mejor. Si cree que puede con todo el trabajo, adelante.

- Y por lo que respecta al "otro tema"- dijo, refiriéndose al sabotaje.- Como sabe, el culpable ya se encuentra bajo su cargo en pena de trabajos forzados. Por cierto, aprovecho para sugerirle que no tenga el menor reparo en asignarla las tareas más penosas y extenuantes. La otra cómplice se encuentra bajo vigilancia permanente, así que no tiene por qué preocuparse por el bienestar de su familia.- lo tranquilizó.

- Bueno, sabiendo que reconocen su error y me han pedido disculpas, y siendo ustedes dos de los pocos dignos de respeto en este bochornoso campamento, todo lo relativo a la construcción esa defensa queda olvidado y perdonado por mi parte - Dijo con aires de grandeza el mediano, casi poniñendose de puntillas.

- La verdad es que me siento mucho más a gusto sabiendo que esa ... &%$! ... está a buen recaudo. Ahora si que podré dormir a pierna suelta. -

- Buen trabajo, señores (y señora). Espero que tarde o temprano ustedes dos se den cuenta de que lo mejor sería hacer escarmiento y colgar públicamente a esos malandrines del palo más alto, para que todo el mundo vea lo que hacemos con los traidores. Pero bueno, por lo menos tenemos una Cúpula Directiva eficiente entre tanto ... incompetente en este campamento. - Lanza una mirada de soslayo hacia Oropher...

Hightower se detuvo a recapacitar.

- ... bueno, eso que he comentado de dormir a pierna suelta, siempre claro está que que salgamos victoriosos en las batallas por decidir y no suframos una VERGONZOSA derrota. - Lanzó una mirada crítica a Brynhildr.

Bryn volvió a sonreir. No sabía si aquel mediano podía imaginárselo, pero debía agradecer que fueran Valeus y ella los máximos responsables de la colonia. Probablemente de haber sido otras personas no aceptarían tan a la ligera las insinuaciones del ingeniero. - Claro que saldremos victoriosos, puede contar con ello. Y ahora, si me disculpan... tengo que darle órdenes a cierto incompetente. - dijo la Defensora, haciendo una reverencia y apartándose del corrillo.

Brynhildr se apartó del corrillo para dirigirse a Orlamm y Oropher. Le hizo un gesto con la cabeza al primero. - Orlamm. Conste que no he olvidado tu interés por hablar sobre ese asunto de la minería con el dragón. Intentaré no olvidarme de comentarle el asunto cuando acabe la batalla, para que sepa de lo que le vas a hablar la próxima vez que trates con él. Ahora, si me disculpas, necesito hablar con Oropher a solas un momento. - dijo ella, dirigiendo ahora su mirada al elfo solar.

 
Sin más que añadir, Brynhildr, Narina y los soldados marcharon enseguida, con intención de llegar cuanto antes a su cita con la batalla.