Partida Rol por web

Altes Gestein

Escena I - Buscando la Vieja Roca

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20/01/2012, 19:35
Cristóbal

Cristóbal asintió. Las huellas eran la única pista que tenían, debían seguir adelante, hacia el bosque. El Veneciano miro la masa, imponente, de árboles  que se encontraba a poca distancia de la ciudad. Un escalofrío recorrió su espalda.

“Tranquilo, Otto. Las encontraremos”, dijo, intentando infundir ánimo en su compañero "Continuemos".
 

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20/01/2012, 20:02
Caduceo ex Jerbiton

Tras ponerse en pie y golpear sus ropas con las manos para retirar el polvo que se le había pegado caduceo se percato del poco afortunado gesto que acababa de hacer. Dos niñas estaban desaparecidas, unas criaturas abominables a la vez que asesinas debían estar cerca de su posición, el resto del grupo andaba desperdigado, la selva negra estaba tan cerca... y él se preocupaba por el estado de sus ropas.
Casi por vergüenza empezó a seguir el rastro hasta que se dio cuenta de que lo hacía en dirección contraria, volviendo a la ciudad. Entonces se volvió y evitando dar muestras de su error dijo en voz alta.
- Vayamonos de una vez.

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20/01/2012, 20:21
Otto

-Caduceo...- llamó el anciano -Disculpame... No quise, no fue tu culpa. Es sólo que han sido muchas cosas en poco tiempo. Perdí el temple. Lo siento, de verdad- agregó con tono sincero y sintiéndose algo avergonzado, no por pedir disculpas sino por haber actuado como hizo.

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20/01/2012, 20:31
Caduceo ex Jerbiton

En silencio, observando el semblante de Otto sin expresar nada, así permaneció caduceo durante unos segundos antes de responder.
Ahora no es el momento ni el lugar pero tomo nota mental de lo ocurrido para intentar en el futuro NO volver a hablar en publico delante de oídos indiscretos.

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20/01/2012, 20:52
Khalek ex Bonisagus

 El joven mago miró a su alrededor, preocupado:

 - ¿Vamos bien por aquí?.

 Lo último que faltaba era que se perdieran.

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22/01/2012, 19:55
Tadeus

El monje solo tenía su Fe en estos momentos de incertidumbre. Decidido a recurrir a ella recitó unos versículos de Isaías:
-No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra demi justicia-recitó en voz baja

El tiempo apremiaba para las niñas, y viendo la inutilidad de él mismo en esta situación y unido a la insensatez de estar parados en medio de Schwarzwald decidió proveerse de luz.

Se acercó a los arboles buscando una rama propicia para crear una antorcha, pensaba usar las vendas para crearla. Solo necesitaba crearla y proveerla del fuego de la antorcha de Enelya.

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22/01/2012, 20:49
Nuruk ex Merinita

- En un par de minutos, Enelya - respondió Nuruk, secándose el sudor. Un par de minutos, supuso, es lo que también necesitarían los demás para reunirse con ellos.

Luego se volvió a Ludwig, agradeciéndole con una sonrisa que se ocupara del veneno. Ante su pregunta sus ojos chispearon, pero mantuvo su mirada mientras le mentía. Le costaba mucho. No le gustaba mentir.

- No tardarán.

Sonrió al ver a Tadeus atender al gigante. Se alegró de que no hubiera heridos de gravedad. Tadeus sin duda tenía un don tan poderoso como el suyo, pero la combinación de ambos podría ser desagradable, si alguno de los dos tuviera que atender al otro.

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23/01/2012, 03:08
Johann

Recordando sus días de juventud, cuando solía salir habitualmente de caza con su padre y hermanos, observó como se alejaban las huellas de su posición. La caza no solo te enseñaba a luchar, también te entrenaba para el rastreo y aprender a fijarte en cualquier rastro para localizar a la presa "Que lejos quedan esos días". En esta ocasión no se trataba de un animal lo que perseguían, pero quizás ayudara aquel entrenamiento. Se agacho junto a Cristobal y Examinó las huellas de mas cerca, pudo comprobar entonces que no había signos de arrastre o de oposición alguna.

-Parece que las niñas conocían a sus captores.-Susurró a Cristobal mientras examinaba el resto de huellas- Las niñas estaba junto a nosotros cuando desaparecieron y no creo que fueran hechizadas sin percatarnos ninguno de nosotros. O eso creo.- Se levantó-Nuestros compañeros deben de haber seguido las huellas, en eso estaban cuando Khalex y yo fuimos en vuestra busca.- Giró la cabeza y con una sonrisa miró los palos y telas que allí se encontraban.- Eso lo han tenido que dejar ellos para indicarnos.- 

Reanudaron la marcha y Johann se concentró en todo lo que sucedía a su alrededor en busca de algún peligro, haciendo caso omiso a las conversaciones que surgieron en el grupo mientras marchaban.

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23/01/2012, 17:17
Enelya

-¿Dónde diablos habéis dejado a mi señora Gloria y al Oso? – preguntó el explorador.
Enelya se reservó su respuesta ante la contestación de Nuruk. Después del modo tan extraño que se habían comportado Gloria y Kuanstor, la arquera no quería saber nada de ellos.  Esperando que fuera respuesta suficiente, avanzó hasta acercarse al cazador y de la manera mas serena que pudo dijo -Continuemos…-mirándole directamente a los ojos quiso transmitirle su interna desesperación por las niñas perdidas. La joven era consciente de que sin los sabuesos no podrían encontrar un rastro.
 

Notas de juego

En caso de que avanzaran Enelya gritaría el nombre de Liara en busca de alguna respuesta posible.

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23/01/2012, 19:41
Director

Guiados por Johann, los aventureros aceleraron el paso sobre la nieve. Por fortuna, aunque la nevada había ocultado la mayoría del rastro, y ya no podían el rastro de las pequeñas bajo la noche sin estrellas, aun podían rastrear fácilmente las huellas más recientes: las enormes quizás correspondieran a Yaun Elur, y el resto quizás al resto del grupo. Otras huellas, pequeñas y caóticas, debían de ser de los sabuesos de aquel cazador que viajaba con Gloria. Por otro lado, varias ramas con tela marcaban claramente la dirección. A mitad de camino, Johann y Cristóbal sacaron antorchas, una cada uno, y las prendieron hábilmente. Las tenues luces destellaron en la noche, frente al fantasmagórico brillo del cercano bosque: Schwarzwald parecía esperarlos.

Una sensación asfixiante invadía a Otto, cuyos pasos lentos eran seguidos de cerca por Cristóbal, tan preocupado como él por las pequeñas, aunque las oraciones del veterano cruzado también estaban con Enelya y Nuruk, sus antiguos camaradas. Caduceo y Khalek, Jerbiton y Bonisagus, marchaban en silencio, con sentimientos encontrados según se acercaban al bosque que había sido su hogar en algún momento. Pero dónde estaba ese “momento” era difícil de decir, incluso para ellos… Los decididos pasos de Johann eran firmes, igual que el recuerdo de sus Defensores, cruelmente masacrados en la Selva Negra.

Lo primero que oyeron fueron los ladridos. Alzando la vista, e iluminada por el sobrenatural brillo de la Selva Negra y una antorcha, vieron una pequeña arboleda, de no más de una docena de árboles. Distinguieron la enorme figura de Yaun Elur en primer lugar, y luego al resto de sus compañeros. Con pasos ahora más rápidos, se reunieron con ellos.

El gigante estaba levemente herido, pero sobre sus pequeños rasguños brillaba un oloroso ungüento. Cerca de ellos, Nuruk descansaba de rodillas en la nieve, sudando. La antorcha que Enelya sostenía en la mano iluminaba el silencioso rostro de Bernardett, mientras los perros de Ludwig se dejaban acariciar por el cazador. En la arboleda, de la que salió Tadeus con una antorcha de aspecto rústico, un enorme cuerpo de lo que parecían restos calcinados de un wyvern empezaba a ser enterrado por la nieve que caía del cielo. Mirando alrededor, los recién llegados vieron una docena de cadáveres de pequeños wyverns, la mayoría partidos por la mitad.

Al fin, cerca de Schwarzwald, el grupo volvía a estar reunido.

Pero seguía sin haber rastro de Liara, ni de Klara.

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23/01/2012, 19:42
Director

Ludwig miró al mago árabe, y luego a Enelya, pensando en la respuesta recibida, con la silenciosa Bernardett ex Bjornaer y el enorme Yaun Elur cerca del grupo. En el aire aún flotaba el olor a quemado de la criatura, cuyo cuerpo iba enterrándose bajo la nieve que caía desde el cielo. Tras ellos, la Selva Negra seguía con su particular y fantasmagórico brillo, casi invitándoles a entrar bajo sus ramas.

Entonces, Tadeus surgió de la arboleda, portando una antorcha que había preparado toscamente. Y fue el monje el primero en verlos.

Johann llegó encabezando la marcha, con una antorcha en la mano. Tras él, el anciano Otto, el veterano Cristóbal, con su propia antorcha, y los hechiceros Caduceo ex Jerbiton y Khalek ex Bonisagus alcanzaron la arboleda.

Al fin, cerca de Schwarzwald, el grupo volvía a estar reunido.

Pero seguía sin haber rastro de Liara, ni de Klara.

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24/01/2012, 01:42
Caduceo ex Jerbiton

Cuando caduceo vislumbro la imagen del claro con los restos del wyvern junto a sus pequeñas criaturas junto al resto del grupo avanzo rápidamente hacia ellos preocupado por lo que pudiera haber ocurrido y por los posibles heridos.
- ¿Estáis todos bien? ¿Ha acabado el peligro? - preguntaba en voz alta mientras observaba a la criatura, a sus compañeros y finalmente el cielo. ¿Y las niñas?

El hecho de haberse reunido de nuevo eran buenas noticias pero caduceo no podía dejar de pensar en que su conversación en voz alta, delante de oídos indiscretos, es la que había provocado lo sucedido con la desaparición de las niñas. Además de los restos encontrados en las afueras del pueblo donde los soldados habían muerto a manos de las criaturas de la sombra que atacaron la alianza hace ahora... bueno, es algo complicado medir el tiempo cuando has viajado al pasado.

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24/01/2012, 13:27
Cristóbal

El cruzado echó un vistazo a la docena cadáveres, semienterrados por la nieve, de wyverns.  Cristóbal no pudo dejar de pensar que había fallado a sus compañeros: tenía que haber estado allí, ayudando con su espada en la lucha contra aquellas criaturas. Además, la alegría por volver a ver a sus amigos quedaba diluida por la angustia y la fatiga que se palpaba en el ambiente.  Era una sensación agridulce, pues volvía a encontrarse con Nuruk,  y también con Enelya y con su querido amigo Tadeus y con el resto de compañeros...pero no estaban las niñas. El veneciano prefirió no decir nada, el sentimiento de vergüenza por no haberles podido ayudar le oprimía le alma. Bajó la cabeza y se arrodilló junto al Merinita.

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24/01/2012, 18:25
Yaun Elur

El gigante miró a los presentes. A varios había salvado la vida en los pocos días transcurridos desde la caida de la que había sido  alianza de estos. Gruñó entre dientes, aun molesto por las heridas.

- Si las niñas están vivas, el cuervo las encontrará. Pero no tenemos por qué quedarnos aqui esperándole. Si alguien tiene forma de saber por donde se han ido, yo le seguiré - tras estas palabras se arrodilla ante el cadáver de la wyvern y de sus crías y con lentitud y maestría empieza a despellejar a las bestias, salvo que alguien se lo impida

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24/01/2012, 19:45
Tadeus

Tadeus no puedo reprimir una sonrisa al ver aparecer a sus compañeros, pero sobre todo al ver a su buen amigo Cristóbal. El monje conocía lo suficiente el carácter solidario y protector del veneciano para pensar que podía sentirse decaído por no haber estado allí para proteger con su espada a su amigos. El monje decidido a ayudarle se acercó a él y le dijo:

-"Encomienda a Dios tu camino, confía en Él y Él hará", Si el Señor no ha querido que estuvieras con nosotros, ¿Quien eres tu para discutir sus designios?, mi sabio amigo- le recitó mientras que apoyaba la mano en su hombro.

-Levanta y guíanos,sin atisbo de duda, en este momento de desesperación, como ya hicisteis, ahora mas que nunca nosotros te necesitamos- añadió para animarlo.

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24/01/2012, 20:41
Nuruk ex Merinita

- ¿Estáis todos bien? ¿Ha acabado el peligro? - preguntaba Caduceo. - ¿Y las niñas?

Nuruk se tomó su tiempo antes de responder. El olor a especias delató un nuevo hechizo. El merinita sonrió, cansado.

- Estamos todos bien, más o menos - respondió, mirando a Yaunn - Las niñas están al Oeste, en la linde. Si corremos las alcanzaremos en una media hora.

Luego apretó el hombro del cruzado, como si hubiera leído su mente. Él le había pedido que buscara a los demás con la misma confianza como si él mismo lo hubiera hecho; en parte, también, para mantenerlo a salvo. Contra muchas de esas criaturas no servían las espadas.

- Están muy asustadas - añadió, mirando a Cristóbal a los ojos. - Os alcanzaré. Ahora sólo os retrasaría.

Notas de juego

Nuruk está pidiendo que le dejen atrás. Necesita descansar un poco, pero ahora mismo no tenéis tiempo.

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24/01/2012, 21:21
Caduceo ex Jerbiton

Caduceo se sentía en deuda consigo mismo y con el resto del grupo por lo ocurrido así que ante unas directrices sobre como encontrar a las niñas no dudo en ofrecerse voluntario para ir hasta allí aunque hubiera que dejar a nuruk retrasado, aunque confiaba en que no faltarían voluntarios dispuestos a acompañar al merinita.

Muy bien, por fin parece que las cosas nos van bien pero no debemos confiarnos. La selva negra nos rodea y nos atrapa, y es primordial alcanzar a las niñas antes de que otro peligro aparezca. Nuruk, muchas gracias por la información, supongo que alguien se quedará contigo mientras te recuperas y mientras tanto tal vez puedas aprovechar para extraer la vis que quede en estos wyverns. Podría hacernos falta... muy pronto - añade caduceo mientras señala hacía donde cree él que esta el este para marchar tras las niñas.

Notas de juego

Y debido a lo inepto que es caduceo para calcular distancias y sobretodo saber donde están los puntos cardinales podéis haceros una idea de hacía donde esta señalando.

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24/01/2012, 23:39
Ludwig

Ludwig se rascó la barba mientras sopesaba las palabras del sarraceno. Incluso un anciano acababa de llegar acompañando a los otros magos, y sin embargo ni Kuanstor ni Gloria aparecían. ¿Debía dejar a aquellos extraños allí y reunirse con ellos? Sería quizá lo más sensato, y sin embargo el Oso le había dado una orden. “Ve tras ellos. Muéstrales el camino”. Así pues, debía reanudar la búsqueda. Además, no le agradaba la idea de regresar solo a la aldea…

Para entonces, el hombre de la voz mágica anunciaba que las niñas estaban hacia el oeste, y otro mago alto y bien vestido asentía vivamente, aunque no parecía tener muy clara la dirección a seguir.

Ludwig escupió en el suelo con determinación.

-Si hay un rastro lo encontraré como que Dios es Cristo –dijo, mirando a la arquera-. Recuperaremos a las niñas, aunque haya que caminar toda la puta noche por esta mierda de páramo –añadió-. Los que puedan, que vengan conmigo. Dejaremos marcas para los que se queden atrás.

Silbó, llamando a los sabuesos, que brincaban inquietos en torno al gigante y la carroña, y dio una palmada animosa en el hombro de la mujer:

-En marcha.

Y hechó a trotar hacia el oeste, hacia el fantasmagórico resplandor con que los recibía la selva. De nuevo se iba formando en su rostro una sonrisa lobuna, peligrosa. La caza continuaba.

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25/01/2012, 18:35
Cristóbal

Las palabras de Tadeus infundieron ánimo en el alma del cruzado.
“Sí que me conoce bien”, pensó. El joven asturiano tenía razón, pues ¿Quién era él para discutir los designios de Dios? ¿Acaso Dios no le había guiado siempre por el camino correcto? No se podía cuestionar la Providencia divina.


“Gracias, Tadeus. Había olvidado que en los momentos de desesperación debemos mostrarnos fuertes y confiar en el Todopodero”.

Cuando Cristóbal terminó de hablar el merinita apretó el hombro del cruzado, le miró a los ojos y le dijo: “Están muy asustadas. Os alcanzaré. Ahora sólo os retrasaría” . El veneciano asintió, se levantó y dijo:

“Debemos darnos prisa. Las pequeñas nos necesitan” , fue entonces cuando vio que Caduceo emprendía con valentía la marcha, solo que en la dirección equivocada, “Esto...Caduceo, compañero ¿Qué tal si dejamos a Johann o a Ludwig el trabajo de guiarnos?

A Cristóbal no le gustaba la idea de dejar a su amigo Nuruk atrás , pero con el tiempo había aprendido a no cuestionar la voluntad del mago. Además, sabía que el merinita estaría más tranquilo si él iba en busca de las niñas.
 

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25/01/2012, 20:12
Enelya

La joven esperaba la respuesta de Ludwig cuando apareció el resto del grupo, sintió un pequeño atisbo de alivio al ver que todos se encontraban bien, pero cerró los ojos al ver que Gloria y Kuanstor no los acompañaba, el explorador se negaría a ayudarles. Fue entonces cuando el conocido aroma a especias, hizo reaccionar a la arquera, abrió mucho los ojos y escuchó a Nuruk.

"Las niñas están al Oeste, en la linde. Si corremos las alcanzaremos en una media hora."

Nuruk agotaba cada poca energía que tenia en encontrarlas.

-Si hay un rastro lo encontraré como que Dios es Cristo –dijo el explorador-. Recuperaremos a las niñas, aunque haya que caminar toda la puta noche por esta mierda de páramo

A Enelya le parecían palabras sinceras. Emprendió el camino a paso ligero con esperanza hacia el Oeste.