Partida Rol por web

Altes Gestein

Escena I - Buscando la Vieja Roca

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12/01/2012, 22:25
Nuruk ex Merinita

El mago azul aceleró el paso, tocando el hombro de Bernardett. Adelantó a la arquera para acercarse a Ludwig. Se sentía más cómodo sabiendo que Enelya los protegería con su arco... a salvo, en la distancia. De un rápido vistazo a Yaun comprobó que, al menos de momento, se defendía bien. Pensó en Cristóbal y en lo bien que le vendría ahora su espada. Ahora, aquello, lo que fuera que fuese, tendría que vérselas con Nuruk al saahir, el brujo.

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12/01/2012, 22:45
Nuruk ex Merinita

"Encontrad a las niñas." Quizá acabara de conocer a Ludwig, pero confiaba plenamente en Bernardett y en su espíritu de supervivencia para poner a salvo a las pequeñas. Además, ¿qué esperanza habría para la muchacha y el cazador, si los dejaba a merced de aquella criatura? ¿Quién sino ellos rastrearían sus huellas?

Notas de juego

Nuruk es mudo, habla en la mente. Espero no matar a Ludwig del susto...

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12/01/2012, 23:12
Nuruk ex Merinita

"Enelya, el único duende bueno... " canturreó.

La arquera percibió esa sonrisa en el rostro de Nuruk cuando se anticipó, dejándola en la retaguardia. La tempestad que a veces sacudía al mago estaba comenzando...

Notas de juego

"El único duende bueno, es el duende ardiendo"

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12/01/2012, 23:13
Nuruk ex Merinita
Sólo para el director

"Bueno, vamos a ver qué eres tú"pensó, mientras trataba de ver a la extraña criatura.

Quizá inocentemente aún tenía la esperanza de que Li se hubiera transformado en aquello, de que la hubieran encontrado y de que sólo necesitara dormir un rato para olvidar toda aquella pesadilla.

Notas de juego

- Si el bicho es amigo, pacífico (por ejemplo, un Ent de buen rollo): a ayudar a Yaunn.
- Si el bicho es amigo, agresivo (por ejemplo, Li transformada en algo) Aroma de las lilas (o su variante si es grande) para afectarla solo a ella.
- Si el bicho es enemigo: ¡¡¡Ariete de aceite!!! ¡¡Quemaaaaaar!!!!

- Si no está claro, pero no ataca: a ayudar a Yaunn y a correr.
- Si no está claro, pero ataca: Ariete de agua. Al menos para sujetarlo hasta que esté claro.

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13/01/2012, 03:15
Johann

La sangre volvió a circular libremente por su cuerpo, sus músculos recuperaron todo su vigor en poco tiempo. Una vez recuperado totalmente, sonrió a Khalek como muestra de agradecimiento y le hizo un gesto con la cabeza para que lo siguiera. Puso la mano derecha sobre la empuñadura de su fiel espada y comenzó a correr hacia sus compañeros. Mientras se acercaba observó con gran disgusto la pequeña escena montada por Otto; se le veía muy afectado. Ya a la altura del mago y sin apartar la mano de su empuñadura le dirigió una fría y dura mirada al desplomado herborista.

-Anciano, guárdate tus acusaciones para los verdaderos culpables y muestra mas respeto hacia el mago -le espetó con dureza. De manera algo mas dulce añadió-: Todos estamos nerviosos por los sucesos acontecidos y no solucionaremos nada enfrentándonos entre nosotros.

El caballero entendía perfectamente la frustración que sentía Otto en aquel momento, comprendía lo que era perder a un familiar en sus mismas narices. Pero aquello no era excusa para acusar y faltar al respeto a Caduceo ex Jerbiton. Después de aquella pequeña escena, Johann cayó en la cuenta de la hechicera y de lo que había soltado por su satánica boca. Giró la cabeza y observó como la mujer se retorcía en el suelo. En aquel momento parecía muchísimo mas mayor, como si el tiempo se hubiera acelerado solo para ella. La señaló.

-Deberíamos hacerla callar si no queremos despertar a medio pueblo, y sacarle toda la información que posea -volvió a sostener la empuñadura y esta vez la deslizó ligeramente de su funda mostrando un poco de la hoja, mientras se acercaba a ella con paso precavido. "Randschwarz siempre lista".

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13/01/2012, 15:15
Tadeus

Tadeus contemplaba la escena con impotencia, él no disponía de habilidades para poder derrotar a aquellos seres alados, ni conocía las artes de los herejes para conjurar cosas inimaginables contra lo que fuera que se acercaba entre los arboles.

Él solo tenía su Fe incebrantable en el Señor y en su infinita bondad, y ahora la sentía. Sentía como la bondad del señor le recorría todo el cuerpo. Algo debía hacer.

Y de fondo aquello que hacia retroceder al gran cazador, que por ahora ante los ojos de Tadeus no era mas que ruido y sombra.

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13/01/2012, 16:11
Cristóbal

Será mejor que todos nos calmemos- dijo Cristóbal mientras estiraba el brazo derecho, aun entumecido- Todos estamos nerviosos por lo ocurrido, pero pelearnos entre nosotros no arreglará las cosas. Y sí, Johann, deberíamos sacarle información a la mujer, pero primero tendremos que ocuparnos del pequeño dragón.
El cruzado observó detenidamente al wyvern y añadió: No parece dispuesto a que nos acerquemos a ella, aun así yo diría que ahora el que más asustado está es él. Quizá pueda servirnos de ayuda si lo capturamos vivo...si por el contrario muestra enconada resistencia será mejor acabar con él cuanto antes...esos bichos pueden ser muy peligrosos.

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14/01/2012, 10:26
Khalek ex Bonisagus

 Khalek see quedé sorprendido en su momento por lo que le había pasado a la mujer después del ataque, a lo que solo pudo responder, cuando la vio desplomada:

 - Yo no he sido.

 Luego escuchó a sus compañeros y preguntó finalmente:

 - Exactamente... ¿Que ha pasado aquí?

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14/01/2012, 13:39
Ludwig

Sin dar la espalda a su enemigo, Ludwig se alejó trastabillando entre la nieve. La cosa se ponía realmente fea. Aquel dragón no parecía inmutarse ante sus flechas. Pero el bosque estaba demasiado lejos. Con sólo que se alejaran de allí, una muerte segura les llovería del cielo. No tenían otro remedio que resistir, corretear entre los árboles burlando a sus atacantes. Tal vez si lograban dañar a la madre o si causaban suficientes bajas entre las crías aquellas criaturas se lo pensaran dos veces y decidieran retirarse.

Mientras extraía apresuradamente un nuevo dardo de la aljaba, una voz resonó en su cabeza: “Encontrad a las niñas”. Ludwig titubeó un instante, sorprendido. ¿Qué diablos significaba aquello? ¿Era producto de su imaginación, o algún ser invisible trataba de ayudarles? No podía detenerse a recapacitar. Casi al mismo tiempo un destello de luz asomó en la llanura que habían dejado atrás. Ludwig apretó los dientes, el sabor de la sangre en la boca. ¡Llegaba la ayuda!

-¡Aguanta, amigo, no tienen cojones! –alentó al gigante-. ¡¡¡Ayudadnos!!! –gritó tratando de hacerse oír por encima del tumulto.

Levantando de nuevo el arco, disparó su flecha y una maldición.

-Maldito lagarto piojoso, cómete esto.


 

- Tiradas (2)

Motivo: Ataque con Arco Corto

Tirada: 1d10

Resultado: 5(+7)=12

Motivo: Daño del disparo

Tirada: 1d10

Resultado: 10(+8)=18

Notas de juego

Ludwig no está en condiciones de pararse a pensar en extraños mensajes...

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14/01/2012, 13:49
Director

-¡¡¡Ayudadnos!!! -oyeron todos. El grito procedía de la figura que se movía entre los árboles, en claro peligro.

Notas de juego

No es un nuevo turno, solo os indico algo que está ocurriendo ahora mismo.

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14/01/2012, 13:50
Director

Notas de juego

Te he cambiado los destinatarios, pues a pesar de las palabras en la mente de Nuruk, no sabes si ellos te han visto o no :) Pero tu grito de ayuda si ha llegado a los "nuevos".

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14/01/2012, 20:52
Enelya

En aquella oscuridad nadie con ojos mundanos podía ver mas allá de los árboles, donde al parecer Ludwig y Yaun Elur estaban siendo atacados por extraños seres. La mente de Enelya buscaba ideas para llamar la atención de la bestia, aquella que tambaleaba los árboles. La arquera pensó en prender sus flechas de fuego. Fue entonces cuando Nuruk, que tan unido estaba a la joven, canturreó dentro de su cabeza:

"Enelya, el único duende bueno... "

“Es el duende ardiendo", se respondió la joven así misma.

Parecía que el mago había leído la mente de la joven, pero lo cierto era que sus largas travesías juntos hacía que coincidieran a menudo en sus pensamientos.

Continuad buscando a las niñas –le dijo Enelya al monje y a Bernardett.

Acercándose a Nuruk, pero manteniéndose en la retaguardia, buscó el lugar idóneo para apuntar a aquella bestia. Clavó la antorcha en el suelo, sacó una flecha de su carcaj y encendió su punta en fuego. Esperó el momento oportuno para lanzar la flecha. Fue entonces cuando la voz, al parecer de Ludwig, resonó pidiendo ayuda.

Enelya no pensó mucho su respuesta.

-¡¡Corred!!

Notas de juego

"El único duende bueno, es el duende ardiendo"

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14/01/2012, 21:54
Director

-¡¡¡Corred!!! -el grito vino del grupo de recién llegados, de una mujer. Los instintos de Yaun y de Ludwig les decían que debían hacer caso a la voz.

Notas de juego

No es un nuevo turno, solo os indico algo que está ocurriendo ahora mismo.

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15/01/2012, 07:46
Bernardett ex Bjornaer

De nuevo Bernardett se encontraba dentro de una situación que sentía ajena a ella… la búsqueda de las chicas fue mas por su espíritu curioso que por la preocupación que le daba, aunque no podía negar que al ver a Nuruk tan preocupado por la niña la hacia sentir lo suficientemente involucrada por ayudarlo. Tampoco podía negar que sentí envidia, tanta atención por parte de todos por esa pequeña era abrumadora, ella jamás gozo de aquel cuidado… y siempre deseo tenerlo….

De nuevo, en medio de aquella selva tan extraña estaban siendo atacados, parecía que la paz en ese lugar era imposible.

Bernardett adelanto el paso para seguir a Nuruk hasta el cazador… estaba a punto de prepararse para enfrentarse a lo que fuese estuviese ahí en medio de los arboles, pero justo Nuruk y la arquera prácticamente al mismo tiempo le dice lo mismo “busca a las chicas”. Bernardett miro a Nuruk directo a los ojos iba a replicar, pero prefirió no decir nada, solo lo miro y dio media vuelta…

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15/01/2012, 08:24
Bernardett ex Bjornaer
Sólo para el director

Aprovechando el caos y el grito de aquel socorro misterioso, Bernardett corre a ocultarse en la oscuridad junto aquellos arboles… no quería alejarse solo quería ocultarse, ella sabia perfectamente que su mejor era permanecer oculta

Notas de juego

espero realmente poder ocultarme en donde sea que este... =S

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16/01/2012, 00:01
Director

La antorcha clavada en la nieve iluminó el decidido rostro de Enelya. Con el arco en la mano y una flecha en la otra, esperó su momento. Vio cómo Nuruk se dirigía resueltamente hacia la pequeña arboleda. Observó a Bernardett correr hacia la derecha de los árboles, y a Tadeus caminar con su Fe hacia la izquierda, ambos en busca de las pequeñas.

A varios metros, Yaun Elur seguía batallando con las criaturas voladoras. Sus correosas alas y sus peligrosas colas destacaban ante la sobrenatural luz del no tan lejano bosque encantado.

Wyverns.

El gigante parecía inmerso en un sanguinolento baile con aquellas crías de no más de un metro de largo; una danza mortífera de negro acero y carne hendida, con demasiadas parejas de baile para Yaun, cuyos extraños ojos verdes destellaban con exceso fulgor en la oscura noche.

En la arboleda, mientras tanto, el baile era otro. Una enorme madre wyvern intentaba alcanzar al cazador y a sus sabuesos. Entre insultos, las flechas volaron sobre la cabeza y el cuerpo draconianos, con Ludwig rodeando troncos y ramas en un desesperado intento de mantenerse a salvo. Por suerte, la criatura no podía volar bajo aquella maraña vegetal. Sin embargo, las fauces estaban cada vez más cerca de alcanzar su objetivo: el cazador convertido en presa, y sus dos fieles compañeros. De reojo, Ludwig vio al monje moverse a un lado de la arboleda, y al otro a la maga que había conocido de vista en la posada. Apoyándose contra el tronco de un árbol, vio a aquel amago de rasgos árabes también, acercándose a él. Y, más allá, la antorcha iluminaba a la joven muchacha de cabellos azabaches. Como él, portaba un arco, y…

-¡¡¡Corred!!!

El grito de la arquera hizo que los músculos de Ludwig reaccionaran. Con un poderoso salto, esquivó la peligrosa cola cargada de veneno de la wyvern y, seguido por sus sabuesos, salió de la arboleda, al tiempo que veía a aquel mago de azules ojos llamado Nuruk gesticular como había visto hacer a Gloria y a Kuanstor el Oso tantas veces.

Yaun Elur, con numerosos cortes en su piel, algunos muy sangrantes, tampoco perdió tiempo en salir de allí. Sus pesados pasos se hundieron en la capa cada vez mayor de nieve, pero por fortuna logró apartarse del hechizo del mago a tiempo. Las crías wyverns dejaron de acosarlo, como si la huida fuera suficiente premio para ellas.

De las manos de Nuruk surgió un poderoso reguero de agua, al tiempo que un destacado olor a especies ponía su fragancia al frío aire de la noche. El líquido golpeó a la madre wyvern con violencia, deteniendo su avance fuera del agrupamiento de árboles. Ludwig y Yaun Elur se detuvieron junto al mago, arco y hachas en mano, listos para cualquier cosa. Enelya esperaba pacientemente varios metros tras ellos. A un lado de la arboleda, Tadeus miraba el hechizo de Nuruk con una mirada difícil de leer. De Bernardett no había rastro, pues había desaparecido entre los árboles más alejados del punto contrario al monje.

El rostro de Nuruk se endureció, llenándose de sudor a pesar de la nieve que caía sobre él. Un segundo después, el manantial que surgía de sus palmas comenzó a transformarse en otro elemento, grasiento… inflamable.

Ahora o nunca.

Las flechas sobrevolaron al mago y a sus dos guardianes, mientras el rugido de la bestia destrozaba el silencio que se sobreentendía en una noche tan anormalmente invernal como aquella. El grupo observó cómo los proyectiles, uno a uno, y prendidos por la antorcha que iluminaba a Enelya, fueron cayendo sobre la wyvern, clavándose sonoramente en su carne. El aceite en el que el agua mágica se había convertido ardió, y la enorme criatura aulló en una deforme bola de fuego, justo al borde de la arboleda. La grasa y las llamas salpicaron ramas y troncos, extendiendo las brasas por la pequeña arboleda.

Con un agónico grito final, la wyvern cayó sobre la nieve, pesada, inerte. Ante ella, Nuruk cayó de rodillas, visiblemente agotado.

No había rastro del resto de los wyverns. El silencio rodeó al grupo, bajo la nevada.

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16/01/2012, 00:03
Director

Caduceo ex Jerbiton apenas podía creer la reacción violenta, y luego sentimental, de Otto. El anciano estaba realmente afectado por todo aquello, como si la situación lo sobrepasara. Las palabras de Johann fueron duras al inicio, pero luego comprensivas, pero Cristóbal no creía que fuera el momento para discusiones. A su lado, Khalek no entendía qué le ocurría a la maga, que gritaba en el suelo de la calle como si algo traspasase su cabeza.

Cómo predijo Johann, la ciudad empezó a despertar. A los primeros ladridos de perros le siguió lejanas y cercanas quejas humanas. Se oyeron cierres de ventanas abriéndose, maderas crujiendo al ser empujadas las puertas, pasos descalzos o de botas en casas y calles. La zona occidental de Rottweil volvía a la vida, en plena noche.

El frío de la nevada que caía sobre ellos pareció paralizar al grupo durante un segundo, con el pequeño wyvern observándolos entre siseos. Su cola, delicada y peligrosa, se alzaba sobre la criatura, lista para penetrar carne y enterrar veneno draconiano. Sus alas, correosas, se abrieron, en un intento del wyvern de parecer más grande de lo que era.

Entonces, la mujer de túnica carmesí empezó a arder. Su cuerpo se prendió con llamas tan repentinamente que los aventureros no pudieron evitar saltar hacia atrás, blandiendo sus espadas y varas de viaje como reflejo defensivo. Otto, aún en el suelo, vio el repentino espectáculo a través del velo de las lágrimas. El wyvern, asustado, alzó el vuelo, mientras su ama se consumía, tela, piel y carne, ante la atónita mirada de magos y mundanos.

Y nunca dejó de gritar.

Pasos metálicos indicaron al grupo que pronto estarían acompañados. La guardia de la ciudad no tardaría en llegar.

Y la mujer aún gritaba, en un agónico y literal infierno de llamas.

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16/01/2012, 10:33
Khalek ex Bonisagus

 El joven apenas logró sobreponerse a la sorpresa de ver a la mujer ardiendo antes de proponer a sus compañeros, con un tono de obvio apremio:

 - Creo que lo mejor es marcharnos de aquí o tendremos que dar muchas explicaciones que no creo que estemos en situación de dar...

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16/01/2012, 23:52
Ludwig

El líquido ardía entre los árboles, cuya madera húmeda chisporroteaba contra la negrura del cielo. Ludwig contempló unos momentos cómo las llamas consumían el cuerpo inerte del wyvern, y escupió despreciativamente sobre la nieve. El tembloroso resplandor del fuego iluminaba en su rostro una cruel expresión de lobo satisfecho.

-Cochina lagartija apestosa –dijo a modo de epitafio, sorbiéndose los mocos.

Luego llamó a los perros, que acudieron a él con las rojas lenguas colgando, y acarició sus cabezas y barrigas mientras comprobaba que no habían sufrido heridas de consideración. De alguna bolsa les ofreció unos pedazos de tasajo, y permitió que le cubriesen de babas las ropas, las manos y aun el rostro. Se volvió entonces hacia el mago, que respiraba todavía agitadamente, y le ayudó a alzarse de nuevo.

-Bien hecho, señor –le agradeció parcamente, limpiando con leves manotazos la nieve de sus ropas-. Ese condenado bicho estaba a punto de pincharme el culo. Si queréis, despellejaré para vos lo que quede de esa carroña de mierda. Mmm… aunque habrá que esperar que se apague el fuego –añadió, señalando la escena con un cabeceo.

Se aproximó a Yaun, y le dio un amistoso puñetazo en las costillas.

-Tienes un par de cojones, grandullón –le felicitó-. ¿Te encuentras bien? Deja que eche un vistazo a esos cortes. No tengas miedo, cabronazo, he cosido chuchos de aquí a Nuremberg y todos salieron meneando el puto rabo.

Notas de juego

Ufff...

Gracias, chicos, estaba empezando a pasarlo regular.

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17/01/2012, 01:03
Cristóbal

Cristóbal miraba absorto como el wyvern se alejaba volando en la fría noche de Rottweil. Fueron las palabras de Khalek las que lo sacaron de su ensimismamiento. El joven mago sugería marcharse de aquel lugar y, ciertamente, al cruzado tampoco le apetecía dar explicaciones sobre lo ocurrido a la guardia de la ciudad... sobre todo porque él, como soldado, nunca hubiera creído a un grupo compuesto por magos y gente armada que afirmaban proceder del futuro y que juraban no tener nada que ver con la combustión espontánea de una mujer en las calles nevadas de la ciudad.
“Rápido, salgamos de aquí”,dijo.
Después, Cristóbal se acerco al anciano Otto y le ayudo a levantarse.