Partida Rol por web

El enano parecia interesado en los caparazones de esas cucarachas, pero Jack preferia estar lo más alejado de ellas mientras pasaba el tiempo y se podían marchar.

Aunque no por ello dejaba de estar atento por si acaso. No pensaba dejar que le pillaran desprevenido.

En otras circunstancias el gnomo se hubiera mostrado más abierto y cordial con la propuesta del mago, sin embargo aún no se le había pasado el mal humor, y en cierta medida el ataque de aquellas criaturas le había irritado más si cabe, por lo que trató de relajarse todo lo posible mientras los segundos, interminables, pasaban uno a uno.

No había mucho más que hacer, y Malickud seguía enfurruñado y con pocas ganas de conversación, o sea que no parecía que intentar sonsacarle información del Nodo ese fuera a servir de nada. Cuando quisiera hablar, ya lo haría.

La propuesta del mago de presentarse también había caído en saco roto. Tampoco era extraño: aquel extravagante personaje no inspiraba mucha confianza, la verdad. En cualquier momento podía olvidársele qué estaba haciendo allí y largarse, o decidir que las cucarachas eran sus amigas, o... cualquier otra cosa igual de peligrosa.

Esperemos, pues. Tarde o temprano se abrirá el camino por el que se han largado los tipos a los que perseguimos. Entonces nos pondremos en marcha de nuevo.

Suponiendo, claro, que fueran a parar al mismo plano de existencia que ellos. Porque nada hacía pensar a Gerald que el Nodo solamente llegara a un sitio: quizás tenía más de un destino y había que indicárselo de algún modo, o quizás era aleatorio, o...

Demasiadas preguntas, y quien tenía las respuestas no quería darlas.

El tiempo habia pasado. De pronto, Malickud se puso en pie, miró a sus compañeros y ¡ZUM!.. desaparecio en el aire.

El tiempo habia corrido. Ya era hora, el nodo debia funcionar.

Bien era cierto que Malickud sabía que debía gastar uno de sus conjuros para activarlo. Pero no le diría nada a los demás. Se iría él y esperaría al otro lado...

¡ZUM! El gnomo desapareció. Notó como el cuerpo se desgarraba, se estiraba, se estrechaba, todo le daba vueltas. Y de pronto apareció al otro lado. O a uno de ellos.

A su alrededor había una oscuridad absoluta. Y un silencio aterrador. Durante unos segundos, deseó no haber hecho lo que habia hecho, estar alli solo era, con diferencia, la sensación más aterradora que había tenido en su vida.

…y como iba diciendo, mordisquitos, al final el ogro, soltó la bandurria y se puso a bailar, lo que quiere decir claramente que la influencia de la metafísica de la remolacha….

PLOOOP

De repente el gnomo había desaparecido. Y sin haber terminado de contar la historia! Pobrecito no se la puede perder! El mago se puso a saltar como un loco llamando al gnomo, MACILÚ, MLICIÚ, MACKIKLÚ! ¿COMO LO HAS HECHO?!

El mago no acaba de creerse que el gnomo fuese un genio de la magia del teletransporte, así iba a ser muy difícil jugar al escondite. Vosotros lo habéis visto, ¡ni siquiera ha contado hasta 10! Vamos a buscarle….

Pasado un buen rato Malickud, cuando vio que el nodo recomponía su poder, en silencio, se puso en pie y se colgó sus cosas. Cuando lo hubo hecho, sin decirle nada especial a nadie, inspiró hondo buscando la concentración necesaria para canalizar las energías mágicas de su alrededor para activarlo. Para ello eran necesarios intrincados gestos de sus manos y  la verbalización de determinadas palabras - INVISIBILITATEM - pronunció en voz alta...

A pesar de los agudos sentidos de su raza, no veía nada ni oía nada. Esperaba escuchar las voces del enano o alguna palabras de sus compañeros pero todo estaba en silencio. Aquello solo podía significar que debía haber tomado en cuenta las características propias de los conjuros teleportadores y haber tocado a sus compañeros para que el efecto también les alcanzase. En fin, que le iba hacer, sabía que cabía la posibilidad de que aquello ocurriera de aquella manera.

Se sentía inquieto por el entorno inconsciente del porqué, por lo tanto confiado en que el conjuro lanzado hubiera hecho efecto sobre él además de activar el nodo extrajo de su mochila la antorcha mágica que siempre llevaba para que le proporcionara algo de luz en aquella oscuridad y le permitiera vislumbrar lo que realmente había pasado y dónde se encontraba.

Gerald empezaba a estar harto del comportamiento del gnomo. ¿Había decidido no contar a nadie lo que sabía del nodo? Pues muy bien, quizás Gerald también empezaría a guardar sus habilidades solamente para quien se las mereciera.

Oye, ¿por qué no vas tú solo a perseguir a estos tipos, ya puestos? -gritó al aire, sin la esperanza de que nadie le respondiera. Que parece que así te las apañas la mar de bien...

-UY, UY , UY , TENGO UNA IDEA! Grito dando más saltitos todavía. Lo tengo, creo que se como salir de aquí, djio parándose en seco y mirando a sus compañeros. Pero, claro tendréis que confiar en mí.

-Lo se, lo se. Eso, es tan fácil que no vale como condición. ¿Quién no confiaría en alguien como yo?, verdad Jack, querido. Aunque, vete tú a saber donde acabamos,..pero va a ser divertido! Mientras rebuscaba en su bolsa de componentes, extrayendo todo tipo de extraños restos. A ver, a ver… ojo de tirón, pelo de culo de mono….

-Eureka! Y ahora acercaros todos, tengo que un poquito de magia, terminó con una sonrisa de oreja a oreja.

Gerald se acercó al mago razonablemente confiado. Al fin y al cabo, ¿qué era lo peor que les podía pasar? Ya les había atacado un ejército de cucarachas, por ejemplo, y Mali se había largado, dejándoles allí con un palmo de narices. 

De acuerdo, haz lo que creas que tienes que hacer, Guybrush. Pareces el único que, además de tener alguna idea de lo que está pasando aquí, también te animas a compartirla. Y con esto a mí me vale, la verdad.

El clérigo intentó que su voz sonara confiada, pero lo del pelo de culo de mono le hizo dudar de si todo aquello era una buena idea. Pero ya era demasiado tarde para echarse atrás.

Que Iomedae nos pille confesados...

Jack había dejado de escuchar al viejo hacía rato. El tiempo pasaba y se empezaba a poner nervioso, y eso que él nunca se ponía nervioso. Bueno, casi nunca. Y siempre en presencia de Guybrush cuando decía "tengo una idea", o "tengo un plan". Por eso cuando el gnomo desapareció no pudo evitar saltar con el arma a punto.

Cuando fue obvio que se había ido miró al clérigo.

¿Siempre sois así? Me extraña que hayáis llegado tan lejos.

La verdad es que no podían hacer nada al respecto. Nadie sabía cómo seguir al bardo.

-UY, UY , UY , TENGO UNA IDEA!

Jack se puso nervioso. Muy nervioso.

Thognar, se acerco a sus compañeros, mientras sacaba el hacha de batalla enana y el escudo.

- No vale la pena lamentarse, si no buscar soluciones, Guybrush seguro que nos sacara de aquí...Dijo el enano confiado. El mago parecia algo loco, pero hasta el momento, en situaciones difíciles, había demostrado ser muy eficaz. De todas maneras, no entiendo por que se esta comportando así Mali, no tendrá un buen día. Thognar, se quedo un poco pensatibo, no se si será de ayuda, pero antes de irse, le escuche decir unas palabras en voz alta...INVISIBILITATEM....

El mago se concentró y de pronto todo comenzó a fluir a su alrededor. En un segundo notasteis como vuestro cuerpo se desgarraba, se estiraba, se estrechaba, todo daba vueltas. Y de pronto aparecisteis al otro lado del supuesto teletransporte. O al menoa a uno de ellos. Esperabais que fuera el mismo lugar al que habia ido a parar Malickud.

A vuestro alrededor había una oscuridad absoluta. Y un silencio aterrador, quizás la sensación más aterradora que habían tenido en su vida.

Escuchaste un ruido cerca de tí. No sabrías decir de qué era. Buscaste a tientas tu antorcha en la mochila, tardastes un rato en encontrarla. El ruido, parecido a un silbido se hizo más y más fuerte, y de pronto. ¡BAM! Un sonido tremendo que resonó en el eco de la oscuridad.

Encendistes la luz de la antorcha...