Partida Rol por web

Pasaron los dos días en los que Anna siguió trabajando junto al capitán aunque en ese tiempo no descubrió nada nuevo. Tan solo tuvo que redactar un par de informes, uno sobre un comportamiento indisciplinado de un soldado y algunas cartas que el capitán le pedía mecanografiar.

Dos días después tras salir de allí se dirigió a la cafetería-restaurante donde Kummer le esperaba. Se fijó de que nadie la siguiera y por si acaso dió un pequeño rodeo, cuando llego a su destino, su contacto ya estaba allí, tomando café y leyendo el periódico.

Anna entró, saludando al camarero, y se fue a sentar a la mesa de Fritz.

Camarero, un café y un croissant, dijo.

Y bien, mon ami, dijo dirigiéndose a su compañero de mesa: ¿Qué hay de nuevo?

El gesto de Kummer era serio y a la vez lleno de esperanzas en sus ojos. Va a ocurrir. Dijo como un susurro. Va a haber una gran ofensiva en Francia. No me han querido decir mucho, pero se va a invadir Francia. Recogió el pedido que Anna había hecho y se lo llevó a una mesa apartada para que la mujer se sentara. Tengo ordenes para usted. 

La mañana del seis de Junio, un grupo de soldados américanos saltará en paracaidas desde un avión de transporte cerca de aquí. El mando quiere que eliminen a Strags. Tendrás que reunirte con ellos en el cruce en el que te dejaron a tí al llegar a la ciudad y después señalarles a quien tienen que eliminar. Es fácil. Tu nombre en clave es Strudel. Dijo en tono de susurro todo el rato. Por cierto, los americanos usan una seña para saber que se trata de amigos, la pregunta es "rayo" y la respuesta "trueno". Recuerdalo bien si no quieres tener problemas graves. No queremos que esto sea un malentendido tonto. ¿Alguna pregunta?

Eso quiere decir que tendré que averiguar previamente dónde va estar Strags esa mañana, o dónde pernocta, reflexiona Anna.

¿A qué hora es la cita?

Kummer torció el gesto. Ellos saltaran antes del amanecer para evitar ser vistos, supongo. Y después, dependiendo del salto se dirigiran hacía el punto de encuentro, si llegan antes esperaran y si es al reves esperalos. No se cuanto tardaran. Puedes estar allí sobre las 7 de la mañana.

Siento el madrugón. Dijo con una sonrisa arqueando las cejas.

A esa hora nadie trabaja en la Komandattur, reflexiona Anna.

Lo ideal sería interceptarlo entre su residencia y la Komandattur, porque en un lugar y en el otro habrá demasiados alemanes. En fin, me toca hacer un montón de averiguaciones, y preparar un par de planes por si acaso.

¿Volveremos a vernos antes de ese día?

No. Solamente en caso de que la misión salga mal nos veremos. Estare toda la mañana aquí en la cafeteria, si ocurriera algo entras por el callejón de atrás y te ocultaríamos o lo que necesitaras. Si la misión sale bien... creeme que nos enteraremos.

De acuerdo: averiguaré dónde va a estar el capitán a partir de las 7, y trazaré un par o tres de planes para interceptarle en cualquiera de los supuestos.

Durante los días siguientes, Anna acudió a su recientemente adquirido puesto como si nada pasara y actuó con normalidad. Se enteró con sutiles preguntas que el capitán era algo rutinario, y que todas las mañanas se levantaba pronto, tomaba un desayuno en la casa que había ocupado en el pueblo, cerca de allí. Salía a dar una vuelta para controlar a las guardias apostadas en las afueras y llegaba puntualmente a su despacho, normalmente lo hacía a la vez que Anna, que también llegaba puntual. Luego sus tardes eran menos rutinarias, cada día tenía un asunto nuevo que requería su atención y muchas veces ni si quiera estaba con ellos.

Asíque Anna pudo deducir que sobre las 7 de la mañana el capitán estaría de camino a una de esas vueltas de control que solía dar.

Una vez averiguado el horario de Strags, Anna se dedicó en su tiempo libre a explorar a distancia los tres lugares más probables en los que interceptar al capitán.

Buscó lugares a medio camino entre una guardia y otra, para que la distancia a la que estaría la ayuda (que sin duda acudiría al oír los tiros) fuera máxima, y tomó buena nota tanto de las calles por la circularía el Kübelwagen del oficial, como de los callejones en los que se podrían emboscar los paracaidistas.

La noche del 5 de Junio llegó con Anna habiendo hecho todos los deberes, tenia la sensación de que había cumplido su parte y que gracias a su enorme trabajo pillarían al capitán. Gracias a ella sabían su horario, y el mejor punto para emboscar al capitán, que era entre la puerta y la primera guardia, lugar en el habia mayor distancia entre las guardias.

Se sentía satisfecha de su trabajo y durmió tranquilamente.

Al día siguiente se apresuró en llegar al lugar acordado. Eran algunos minutos antes de las 7 de la mañana, había llegado puntual. La tensión podía palparse en el aire. Escuchó algunos antiaereos lejanos sonar con fuerza y se asustó. Sin embargo continuó esperando en aquel cruce.

Esperar de pie en medio del cruce no era la más sensata de las tácticas, así que se metió en la cuneta, oculta tras unas ramas, con la pistola al alcance de la mano, y se dispuso a esperar.

Pasaron las siete de la mañana y no había aún noticias ni rastro de los soldados a los que estaba esperando. Anna pensó que tal vez se retrasaran, y esperó con impaciencia. Pero media hora después aún no habían dado señales de vida.

Ya se acercaban las ocho de la mañana cuando Anna seguía esperando, no había ni rastro de aquellos hombres a los que estaba aguardando. La joven estaba impaciente y algo nerviosa, no sabía que podría haber pasado, tal vez todo se había echado a perder.

La paciencia es una virtud, pensó Anna mientras esperaba.

Su mente repasó el recorrido de Scrags hasta la Kommandatur, descartando los puestos que ya habría recorrido, y los que ofrecían pocas posibilidades para una emboscada.

¿Dónde estarán los paracas?

Se hicieron las ocho y cuarto de la mañana y Anna seguía esperando. Una patrulla pasó al lado de ella y tuvo la suerte de no ser vista, no hubiera sabido como explicar el qué hacía entre unos matorrales escondida.

Anna pensó que ya llegaba tarde a la oficina y que seguramente el capitán ya estaría allí. Pero... ¿donde estarían los malditos soldados?

Anna no sabía qué hacer: si se marchaba, toda la operación se iba al garete. Y además, sus órdenes eran esperar, por lo que se escondió mejor por si pasaba otra patrulla y siguió esperando.

Los minutos pasaban lentamente, el tiempo se hacía eterno para Anna que deseaba que los hombres con que tenía que reunirse llegaran, pero no lo hicieron en todo ese tiempo. Anna estuvo esperando más de una hora y media y sus piernas comenzaban a entumecerse.

Los únicos que pasaron por allí fueron los soldados de las patrullas de nazis que vigilaban la zona, pasaron varios por el camino sin que ninguno se percatara de su presencia.

Hasta que un grupo de diez soldados pasó por el camino y uno de ellos dió la voz de alarma y comenzó a gritar al verla para llamar la atención de los otros que rapidamente la encañonaron con sus fusiles.

¡Salga de ahí! Ordenó uno de ellos. Lentamente y con las manos en alto.

Anna salió de su escondrijo, con las manos en alto y bien visibles, diciendo en claro alemán: "Nicht schiessen! Ich bin deutscher!*"

Después, recupera la iniciativa preguntándole al que está al mando: ¿Se han ido ya? Mein Gott! ¡Por fin! ¡Qué suerte que hayan llegado! Un grupo de resistentes me ha estado persiguiendo, querían raparme el cabello y emplumarme... o peor. Conseguí despistarles a la salida del pueblo, y luego me escondí aquí para esperar ayuda.

Por el amor de Dios. Dijo el alemán que la había descubierto, que era además el hombre con mayor rango de la tropa. Es una alemana, ayudenla a subir.

Tranquila, tranquila, ya está a salvo. ¿Un grupo de la resistencia francesa dice? El hombre llamó a un soldado de aspecto enjuto. Ve a avisar al capitán. Hay resistentes en la zona. Que den la alarma.

Se volvió hacía Anna con una sonrisa. No se preocupe, les cazaremos y podrá vengarse de ellos.