Partida Rol por web

«Primer punto cardinal descartado, encanto. Por el este no ha salido» escuchaste decir a Allure «¿Cuál es la siguente apuesta? ¿Norte o sur?»

Por el tono de su voz, aquello parecía divertirla al igual que lo haría un acertijo.

Si quieres puedes poner lo que te dispones a hacer en el resto de la ciudad (lo de cambiar la túnica, comprar alguna cosa más, qué puerta ir primero, etc) y ya te narro yo luego las consecuencias de cada cosa. Si no, puedes "avanzar mientras hablas". Lo que prefieras.

—Cualquier pista, por insignificante que pueda parecerte puede sernos a nosotros de gran utilidad. ¿Qué estaba haciendo ella cuando la viste? 

Lynn miró a Alexei con extrañeza.

—Dijiste que no tuvo ocasión de decirte su nombre, ni tú de agradecerle los servicios que te prestó.

—¿Servicios? ¡Ja!—rió Belgar saliendo de detrás de Gabrielle. El enano era corpulento pero como era un enano... pues era difícil verlo si alguien se le ponía delante—. Si se le da bien "hacer servicios", ¿por qué no empezáis a buscarla por La Perla?

Lynn le dedicó una mirada reprobatoria por lo grosero del comentario pero a él pareció darle igual puesto que fué directo a la mesa de Sion.

—¿A quien hay que noquear para conseguir una de esas?—comentó señalando la cerveza—. Tengo el gaznate reseco de tragar polvo y virutas de serrín en esta condenada ciudad.

-No se trata de esa clase de servicios.-Digo sonriendo.-Aunque lo hubiera preferido, la verdad. Fue algo un poco diferente. En fin... no sirve de nada si no podemos encontrarla.

No entendía nada de nada.Tampoco estaba muy seguro de querer entenderlo o implicarse más de la cuenta. Pero si el mago se había esfumado no había más remedio que meter las narices a husmear. Pero tenia la sensación de que estaban andando en círculos.

Señaló a la barra donde algunas jarras y los restos de otras consumiciones aun se mostraban.

- Allí tienes todo el alcohol que quieras. -

Despachó el resto de su jarra y la apartó a un lateral de la mesa, no le gustaba tener nada que pudiera estorbar los movimientos.

- Creo que a mis dos compañeras les interesan cualquier tipo de detalle, por macabro, diferente, sórdido o fuera de lugar que parezca. Si hay dos personas que se han esfumado del mapa la más mínima brizna de información es necesaria. -

-No fue nada, de verdad.-Digo sonriendo y empezando a sonrojarme.-Me aclaró el camino con fuego, eso es todo. Pero lo imponente del hechizo me dejó un poco asustado en términos de magia. Es la primera vez que veo algo asi.

También es una cuestión comercial. Que un alimento no se estropee rápido hace que pueda venderse, como han hecho ahora, a un viajero. Eso le da unos beneficios al pescador para hacerse con pan, con ropa, o con cualquier otro recurso que necesite para hacer más cómoda su vida. Es el valor del dinero, un avance respecto al trueque, el cambio de unos productos por otros.

 Yo no tengo mucho que ofrecerles, o no algo que pudieran querer aceptar, por tanto, no podría tener este pescado, y no podría salir de la ciudad. Mi libertad se vería coartada notablemente por mis posibilidades.

 Podríamos decir que salar los alimentos me hace más libre. - bromeé mientras aprovechaba para explicarle a Allure lo que significaba "dinero" y porqué existía. Siempre podía seguir preguntando, Dreren era una fuente que parecía no tener intención de agotarse.

 No demoraría más cambiarse de túnica aprovechando que se encontraba en el puerto. Su prioridad ahora era buscar a Ayla, hacer preguntas era arriesgado porque ahora también le seguían la pista a él. Pero disponiendo de la filactería...todo era más sencillo. Sólo pretendía abusar de ella de momento, en cuanto encontrase una pista sólida seguiría a "ciegas", no podía terminar con el polvo de lirio, ni arriesgarse a convertirse en un templario.

Empezaría por buscar en las salidas, todas ellas.

«Cuando yo quiero algo, lo cojo» había respondido Allure con el genuino tono incrédulo de "cuanto jaleo para algo tan simple". No obstante, no preguntó más « ... Mira que os gusta complicaros»

Probaste el método de búsqueda en el resto de puertas... y en la puerta sur ocurrió algo: la gota roja del colgante se iluminaba con un tenue brillo blanco. Fue tenue porque lo más probable fuera que aun os halláseis algo lejos pero lo hizo, y eso te bastó para saber la dirección que había que tomar.

«Por cierto, creo que si pones la mano debajo de la filacteria cuando uses el polvo, podrás recogerlo y no lo perderás, encanto»

Ayla parecía haber salido por la misma puerta por la que habíais entrado. La pregunta era... ¿adónde iba? Podía haber vuelto a tomar el camino o podía haberse salido de él. En tu mano estaba hacer lo mismo solo que con una diferencia: hacerlo a ciegas con un plan propio de dónde podía haber ido o tratar de sacar algo de información de los lugareños, si es que la tenían.

Por off o por narración dime, aparte del pescado en salazón, qué más piensa agenciarse Dreren antes de salir, si piensa preguntar por algo o si va directo a la salida sur.

Lynn se quedó unos segundos mirando a Alexei con una expresión indescifrable, tras los cuales se limitó a suspirar.

—Seguid... aclarando las cosas, yo voy a ir mientras a buscar a Dreren. No puede haber ido muy lejos—dijo disimulando a duras penas el creciente nerviosismo que la corroía—. Vamos, Kando.

Cogió al mabari del collar, a lo que el perro la miró y emitió un sonido interrogante. Como toda respuesta, ella se limitó a dar un pequeño tirón para indicarle que echase a andar y finalmente el animal soltó un ladrido y se puso a caminar olfateando el suelo.

Lynn: Lynn recordará eso.

Tenia la impresión de que estaban hablando en círculos, aunque su ignorancia sobre muchos detalles no le ayudaba a sacar ninguna información en claro.

De cualquier modo quedarse allí hablando no arreglaría nada en un plazo corto de tiempo, si el mago había desaparecido era menester buscarlo, en una postguerra o mejor dicho postruina no había muchos lugares seguros, y menos en una ciudad arrasada.

- Espera voy contigo por si acaso, hay demasiados tipos como yo en esta ciudad sueltos. -

Es para sobrevivir. Le explicó Dreren sin que le importase demasiado complicarse en adoctrinar a Allure, no deseaba que tuviese una idea concreta de los humanos, pero sí una amplia de como funcionaban las cosas. No era azar o falta de fuerza, de voluntad, se trataba de tradiciones y una cultura con una referencia directa y un sentido de ser.

Los hombres crearon las leyes para eso. Uno no depende de su fuerza o de lo que quiera para tomarlo. Todos somos iguales, más fuertes, más inteligentes, más astutos o más afortunados, pero ningún hombre está por encima de otro, todos somos mortales y a todos se nos puede arrebatar el poder, sino es individualmente es por colaboración en un grupo. Para protegernos existe una instancia mayor, un gobierno que asegura esa igualdad e impide que nos matemos unos a otros por una pieza de pescado. Así todos nos garantizamos poder obtener beneficios, aunque sea a costa de que otros, los más poderosos, no puedan conseguirlo por la fuerza o por alguna estratagema.

 La sociedad de los hombres es compleja, pero su sentido más pleno es el de la supervivencia y asegurar la conservación. - evitar que cualquier venga, te golpee o te mate y te quite lo que es tuyo.

 Aunque como todo, no era una respueta completa. Siempre había más. Todo en aquel mundo era más complicado, más enrevesado.

 Dreren preguntaría cerca de la salida donde la filactería había respondido, se interesaría sin mostras emociones como la curiosidad o el apremio, debía parecer un tranquilo. No forzó la voz, actuó con naturalidad. Algún tendero cercano podría servir, o algún guardia si la salida disponía de su protección.

-¿No será mejor ir todos?-Pregunto al ver como la mujer sale.-Por si acaso. Yo acabo de llegar y tanto me da ayudaros, no tengo nada más que hacer aqui por el momento.

Ciertamente, sin conocer a nadie, tanto daba estar en un sitio o en otro.

—¿Que te aclaró el camino con fuego? —repitió Gabby, enarcando una ceja—. ¿Pero qué...?

Suspiró y hundió los hombros cuando vio que Lynn se daba por vencida. Decidió imitarla y salir en pos de ellos para buscar a Dreren.

Lynn emitió una risa sin alegría, el comentario de Sion le había hecho gracia pero no estaba precisamente de humor como para estallar en carcajadas.

—Eso no tiene sentido—se limitó a decir mientras seguía al mabari fuera del establecimiento

Belgar por su parte, había ido directo a la barra y no parecía dispuesto a renunciar a la pinta que había pedido puesto que os avisó de que os esperaría allí.

Bueno, en realidad lo vociferó y se enteró medio establecimiento, pero la intención era esa.

Kando os condujo hasta donde al parecer el rastro de Lynn y el de Dreren se separaban: la susodicha calle. Era una callecita pequeña y poco o nada transitada que unía dos grandes aunque lo cierto es que distaba de ser un callejón de mala muerte puesto que se encontraba limpia de escombros y agradablemente iluminada.

Empezásteis a caminar, y conforme iba siendo más obvio que la dirección que el perro tomaba se encaminaba al este de la ciudad, Lynn parecía más extrañada, extrañeza que se convirtió en inquietud cuando continuasteis hasta llegar al puerto. Puerto que, al igual que el resto de la ciudad, también se encontraba en proceso de reconstrucción pues de las doce pasarelas para atraque que seguramente debió haber en su día, sólo había dos operativas y se dedicaban exclusivamente a los pesqueros que traían suministros a la ciudad. En aquel momento, de hecho, un par de pequeños botes vaciaban sus redes.

El mabari entró e hizo un pequeño recorrido por la zona hasta que al final se aproximó a un pequeño puesto donde por lo visto se salaba el pescado para poder vender como alimento de viajes largos en lugar de perderlo si el primer día no se vendía en el mercado de Denerim.

—No, Kando, nada de comilonas—le dijo Lynn—. Ya te has zampado la comida de Sion, cuando encontremos a Dreren te compramos algo, ¿vale?

El animal gañó, hizo círculos sobre si mismo y escarbó en el suelo. Luego volvió a levantar la cabeza, ladró un par de veces y volvió a gañir.

Aquello acentuó el desconcierto de su interlocutora que os miró a los demás.

—¿No... quiere seguir?—preguntó—. ¿O qué le pasa exactamente?

Te acercaste a uno de los guardias de la salida sur por la que habíais entrado a preguntarle sobre esta. El hombre no pareció incordiado en sus tareas por tu acercamiento.

—En esta puerta nace el Camino Imperial que lleva hasta Risco Rojo pasando por Lothering—dijo—. Es lo único reseñable, al sur de Denerim tan solo se encuentra el Bosque de Brecilia. Es inmenso y está salpicado de antiguas ruinas tevinteranas pero aparte de eso, no hay ciudad alguna. Como mucho algún que otro campamento dalishiano y de por sí esos elfos son esquivos.