Partida Rol por web

-Lo que me hace suponer que no ha sido de forma voluntaria.-Digo razonando con cierta facilidad.-¿No os parece? ¿Alguien podría querer hacerle algo a vuestro compañero? es posible que por eso a Lynn no le ocurriese más que el golpe que la dejó allí mientras que a vuestro otro compañero se lo llevaran.

—No tengo ningún golpe—refunfuñó Lynn frotándose la cabeza como si por inercia buscase un chichón o algo así—. No me duele nada, sólo estoy mareada. Nada más.

Cogió aire y lo soltó con toda la serenidad que pudo reunir. La hipótesis de Alexei la había puesto nerviosa de modo que tal vez por eso decidió callar y limitarse a acercar una silla para sentarse.

Un mabari asomó la cabeza de debajo de la mesa al escuchar voces. Cuando vió a Alexei, ladró coloquialmente y se acercó a olfatearlo.

El guerrero debió de pasar el análisis perruno puesto que, a los pocos segundos, el animal empezó a mover la cola y enseguida centró su interés en Gabriellem a la que sin miramiento alguno le echó las patas y llenó la cara de babas de un solo lenguetazo (era tan alto como ella de pie) cuando se acercó a Lynn, emitió un gañido.

—¿Nos echaste de menos, Kando?—Lynn se agachó en cuclillas forzándose a esbozar una ligera sonrisa—. No... pasa nada, estamos bien.

Le acarició las orejas al perro y éste le hociqueó la mano a la que terminó por dar otro lametón. Luego simplemente se sentó sobre los cuartos traseros, observando la conversación.

Era divertido ver la resignación con que había pronunciado su nombre. No podía culparla de nada, la habían criado en una repostería toda la vida sin mencionar el detalle que el mundo real no esta hecho de cabello de ángel.

Pero diferencias aparte el asunto no era para tomarlo a la ligera. Ciertamente no era propio del mago ese comportamiento, sobretodo tratándose de cierta compañera.

- Gracias por la ayuda Alexei. - Demasiado miserable suelto pidiendo una buena paliza, al menos algunos la habrían recibido.

- Vamos Kando, necesitamos que olfatees a Dreren. Habrá más comida después. -

Gabby rió descontroladamente cuando Kando le lamió la cara.

Le dedicó unas cuantas caricias antes de plantear su hipótesis.

—Dejar inconsciente a una persona de un golpe es más complicado de lo que la gente cree —apuntó Gabby—. Hace falta un golpe lo suficientemente fuerte para que provocase un dolor tal que nuestro cuerpo prefiriera pasar a la inconsciencia para no hacernos enloquecer. Dicho golpe dejaría una sintomatología y traumatismo visible asociada a un golpe de tal calibre.

Sonrió, ufana por su explicación. Después recordó que no estaba entre escolares y añadió:

—Yo creo que podría tratarse de un hechizo. Probablemente de sueño —señaló, sin entrar en detalles.

Hacedor... le resultaba más fácil entender escritura enana que semejante jerga médica. ¿Hechizos?, había muchas más formas de noquear a alguien, en particular él conocía unas cuantas, solo se trata de saber donde pegar y usar algo lo bastante contundente para ello.

-Imagino que no puedes recordar mucho Lynn.

Kando ¿puedes olfatear a Dreren? -

 Tomaré pertrechos antes de partir. Algo de comida y al menos un odre de agua.

Repasó mentalmente sin restringir a Allure aquellos pensamientos tan mundanos. Siempre podía decirle que era algo aburrido y que sería mejor que la dejase descansar.

 Creo que ira hacia el puerto. Venir hasta tan lejos sólo por las vistas... no continuó, era evidente que la ruina no era ninguna broma, pero allí estaban. en lo que quedaba de una ciudad medio derruída. ¿Conservaba el espíritu? ¿Vivían suficientes habitantes de Denerim como para que se recuperase con algún antiguo esplendor? No parecía que fuese posible.

 Por el momento podemos movernos por la ciudad.

 Sentenció a paso ligero. Ocultaba su cabeza con la túnica, no olvidaba que tenía la de tranquilo, tal vez le fuese útil en el futuro. Su amigo tendría que disculparle, aquella posible reprimenda iba a su cargo. Le devolvería el favor.

 Las manos del mago acariciaron su capucha colocandola meticulosamente, miraba a los lados sin preocupación para evitar cruzarse con algún conocido. Aquella ciudad se le antojaba pequeña ahora, tanto como para poder coincidir con demasiadas personas.

 Wish estaba inmovil. Era el testigo mudo de lo que había pasado. Ni aquella rana tenía el valor suficiente como para reprocharle nada a Dreren, tal vez porque si pudiese hacerlo, también debería reprochar que había guardado silencio y lo había permitido.

«El que la conoce eres tú» escuchaste decir a Allure con respecto a lo de probar primero en el puerto, ella no parecía tener mucho problema en que siguieras el orden que prefirieses. Tras unos instantes de silencio en los que notaste que simplemente se entretenía viendo los alrededores, añadió desinteresadamente: «A propósito, has pensado ya en cómo zafarte de tus queridos "compañeros" si les da por pedirle a ese chucho que os acompaña que busque tu rastro, ¿verdad?»

—Que si me hubiesen dado un castañazo tendría un chichón en la cabeza—resumió Lynn con voz monocorde antes de que nadie preguntase nada, como si aquello de "traducir" a Gabrielle fuese una rutina estándar del día a día. Aunque tampoco es que pareciera molestarle hacerlo—. O un renegrón de antología en el ojo...

Negó con la cabeza cuando Sion le hizo aquella pregunta en forma de afirmación.

—Iba caminando por la calle con Dreren y... —entrecerró los ojos haciendo un esfuerzo por recordar pero terminó soltando un suspiro frustrado— ...y nada. Sigo sin saber qué pasó después.

Miró entonces al recién llegado, no debía entender ni la mitad de lo que estaba pasando.

—Alexei ha visto a Ayla—dijo—. Y no sé si te estás refiriendo a ella, Gabby, pero un conjuro implica "otro mago" y si por lo que fuera estuviese relacionada con esto, creo que él podría echarnos una mano si lo escuchamos.

 De hecho consideraba la posibilidad de comprar algo con olor fuerte dentro de esos "pertrechos", guardar con ella la túnica y colocarme la de tranquilo.

 Si busca el rastro de Cole el mabari tendrá varios rastros que seguir, dos más débiles, los de su maestro y el mio, y el más fuerte, el del propio Cole. Eso debería darme tiempo suficiente.

Gabrielle dará pronto con la idea. Pero mientras convencen a Sion y el mabari se pone en marcha, en realidad estarán siguiendo un rastro de hace minutos o quizás una hora. Debería funcionar.

 Sólo necesitamos algo con olor fuerte.

 Aseguró Dreren convencido de que encontraría algún encurtido o alguna fruta o alimento con un olor capaz de anular el propio, un olor que, por otra parte, no era muy notorio. El mabari podía ser todo un as en leer rastros, pero con toda una ciudad de maravillosos olores, aquello tendría que servir.

«¡Que gamberrada más deliciosa!» respondió Allure como si la emocionasen aquel tipo de trastadas «Puedes probar en un alquimista. Seguro que tienen algo capaz de taponarle las narices a cualquiera... »

Hizo una pausa pensativa.

«Suponiendo que haya uno en una ciudad a medio construir, claro» añadió más para sí que para ti «Aunque ya que vas al puerto también puedes probar a agregar unos cuantos pescados a la bolsa. Asqueroso, sí, pero te cubre el problema de "algo de comida" y "disimular el olor" de una tacada. Luego siempre puedes lavar la túnica»

Rió entre dientes.

«Estoy divagando... haz lo que prefieras» resumió «¿Piensas probar la filacteria en el puerto para ver si encuentras el rastro de Ayla?»

- El pescado es tan buena opción como cualquier otra. Con algo de salazón podrá aguantar un par de días si está precio, y si lo envuelvo en la túnica seguro que anula cualquier rastro. Es mejor que visitar a un alquimista. Un tranquilo comprando pescado no debería de ser tan sospechoso ni tan digno de recordar.

 Y para eso hacía falta encontrar un lugar suficientemente apartado como para cambiarse la túnica en un momento y colocarse la de tranquilo. No era una ropa muy dificil de quitarse, y no sería tan meticuloso como para cambiarse también la ropa interior. No tenía tanta fe en el mabari, con el pescado debería ser suficiente. Sólo tenían que intentar no permanecer mucho en el puerto.

 - Si. Lo comprobaré después de comprar el pescado y asegurarme de que puedo buscarla con algo más de tiempo y menos preocupaciones.

Por un instante, Allure se quedó callada, casi como si la sorprendiese que tuvieras en cuenta su sugerencia.

«Ah» fué lo único que dijo finalmente, con cierto ribete de dicha sorpresa ribeteándole la voz.

Te dirigiste hacia el puerto que, como toda la ciudad, estaba en reconstrucción: de las doce pasarelas para atraque que seguramente debió haber en su día, sólo había dos operativas que se dedicaban exclusivamente a los pesqueros que traían suministros a la ciudad. En aquel momento, de hecho, un par de pequeños botes vaciaban sus redes.

Preguntaste a los pescadores y te informaron de que normalmente se llevaba el pescado fresco al Distrito Mercantil pero, tras el primer día, se volvía a traer a un pequeño puesto allí en el puerto donde se salaba y así se podía vender como alimento para viajes largos en lugar de perderlo. Decidiste comprar unas cuantas raciones que te costaron el justo precio de dos halcones de plata.

Sentías la curiosidad de aquella entidad de la gema por los alrededores que seguramente debían de resultarle desconocidos o, como mínimo, nuevos. No había dicho nada hasta que te hiciste con el pescado.

«¿Por qué hacéis eso?» dijo como quien pregunta por algo condenadamente raro. Tras una breve pausa matizó: «Echarle tanta sal a las cosas que os vais a comer»

Pese a que preguntaba totalmente en serio, era evidente la ingenuidad que destilaba la pregunta. Allure podría saber muchas cosas sobre el Velo y sobre magia pero en cuanto al mundo humano era como una niña.

-No creo que os sirva de mucho, la verdad.-Digo rascándome la cabeza.-Lo que vi y nada... Como mucho os puedo ayudar como rastreador, pero creo que el compañero canino se podría ocupar un poco mejor de eso que yo.-Añado sonriendo.

-Creo que se dirigió hacia aqui, hacia esta ciudad, pero no se deciros dónde o cómo o de qué manera. La vi muy de pasada.

- La sal hace que los alimentos se conserven durante más tiempo del que lo harían normalmente. - le explicó - no solemos comerlos con mucha sal.

 He leído que los naufragos que se quedan sin agua beben el agua salada del mar para no morir de sed, pero es ese agua la que los mata. La sal tiene la capacidad de absorber el líquido. - era una explicación sencilla, Dreren no era un erudito ni tan ducho en el tema - los alimentos mojados se pudren con facilidad.

 Por eso también se deja el pescado al sol para que se seque antes de venderlo, o se enfría hasta que se hiele. - esta última opción era algo factible si hablaban de magia. Dreren no dominaba aquel elemento, ninguno en realidad, pero el hielo podía ser más útil de lo que cabría esperar, no sólo podía herir o matar a alguien.

 Con la ayuda de los magos mejoraría la calidad de vida de todo el continente. Pero estaban encerrados y su ayuda no era bien recibida.

 Dreren seguía buscando a su alrededor, aunque Allure le motivó a caminar por cada puesto y muelle, era su precio, verlo todo muy de cerca. El mago estaba dispuesto a instruirla si estaba en su mano o a ayudarla a comprender aquello que escapaba de su comprensión.

 De cualquier forma, no retrasaría el uso de la filactería. Si ella estaba por allí, Allure tendría mucho más tiempo, sino, tendría que conformarse con aquel vistazo general.

Allure pareció analizar tus palabras durante largo tiempo y, a la vez, parecía seguir pendiente de los sitios por los que pasabas. Cómo demonios se las apañaba para conseguir hacer las dos cosas a la vez, lo desconocías.

«Muy listos» concedió finalmente con aire pensativo «Pero tantas molestias sólo para comerse algo tiene que ser un coñazo. Primero echarle la sal, luego quitársela...»

Viniendo de alguien que aparentemente no necesitaba comer, debía parecerlo.

Allure: Amistad (+2)

Tras una ojeada general, buscaste un punto del puerto en el que no llamaras la atención y te decidiste a usar la filacteria tal y como te había dicho Lynn. Espolvoreaste una pizca de lirio sobre la gema delantera del amuleto (la distinguías de la trasera porque acababas de percatarte de que el dibujo del emblema solar trasero era mate y el de delante no) y sentiste una especie de pulsación mágica en el aire al hacerlo.

No obstante, no hubo brillo alguno.