Partida Rol por web

Una vez tiene el botín en sus manos, Suk se asoma al exterior de la cocina. Si siguen ahí, esperará el momento propicio para salir y si está el camino despejado se dirigirá directamente donde le espera la mujer.

Bosporus ve al berseker y lo que hace es dejarle paso para que entre por la puerta que a visto cerrada y unos instantes despues abierta. 

Cuando le hablan va contestando sin dar muchas explicaciones - Suk se quedo fuera con Darnor y una chica que salvo. Los mostalis subieron por una cuerda y yo entre solo por aqui, ya que Darnor no puede combatir. Conforme entran los ve pasar uno a uno y los sigue cerrando la marcha con su antorcha y el escudo en un brazo y la espada en el otro.

Cuando Groth sujeta de nuevo su espada con la intención de que le guíe hacia la dirección en la que se encuentran los muertos vivientes más cercanos, en esta ocasión la espada vibra y se mueve apuntando en dirección hacia la puerta que Bosporus parece custodiar, pero en dirección al suelo, dando a entender que hay algún muerto viviente cerca y está en el piso inmediatamente inferior...

Cuando Suk asoma la cabeza por la puerta de la cocina al cabo de un buen rato de cargar el saco con víveres, incluyendo un par de botellas de barro que ha llenado de agua de un cubo, observa que no queda nadie en la entrada. Oye ruidos procedentes de la puerta que conduce al sótano a través de la estrecha escalera de caracol, por lo que supone que han bajado por ahí.

Suk coge la extraña fruta amarilla y curva que dejó la siniestra criatura de pelo blanco y lo echa también al saco, antes de salir por la puerta entreabierta y enfrentarse de nuevo al frío de la noche, cada vez más clara conforme se acerca el amanecer.

Groth se retrasa y deja pasar a Bosporus mientras saca su espada bastarda y se concentra. Gira sobre sí mismo pronunciando una oración en voz baja hasta que apunta a un lugar determinado... del suelo.

- Los muertos vivientes están ahí abajo -musita- Creo que debemos esperar a los mostalis de hierro antes de bajar.

Mira a su alrededor con ansia.

- Y podríamos aprovechar para registrar bien estas plantas -apunta- También quedan hechiceros humanos y puede que se hayan escondido por aquí.

El enano de plata pasa junto a Bosporus dedicándole solamente una breve mirada. Sigue al anciano enloquecido alumbrando justo tras él con su báculo en alto y observando cualquier posible conjuro activo o barrera mágica que pudiera haber...

Con la mano del escudo coje la otra antorcha encendida que hay junto al portón y luego sigue al enano más allá de la puerta. Cuando pasa junto a Bosporus, le susurra:

-Oye, ¿no has visto pasar a uno de los hechiceros? -se le hace algo extraño hablarle directamente, en vez de mediante mensajes mentales...

El viejo, que ya andaba bastante alejado explorando esta planta baja en cabeza del grupo, demuestra tener muy buen oído cuando se vuelve hacia Bosporus tan pronto como éste acaba de hablar y susurra entre dientes con un gruñido:

¿Y Sökendal? – sus ojos están desorbitados y giran extrañamente en sus órbitas – ¿Dónde está mi hermano uroxi?

Aprieta el mango del enorme hacha a dos manos con tal fuerza que sus nudillos se vuelven completamente blancos…

Bosporus no se inquieta por el viejo apretando el mango del hacha y le responde - Pues con los mostalis.... ¿o lo ves por aqui?

Con un tic nervioso que le obliga a guiñar el ojo izquierdo, el furibundo anciano se le acerca y gruñe entre dientes:

- ¿Así que sólo habías olvidado mencionarlo?

Los nudillos están lívidos en torno al largo asta del arma...

La habitación que parece estar vigilando el corpulento mercader resulta ser el acceso al sótano. Una estrecha escalera de caracol desciende a las profundidades, donde probablemente encuentren a los muertos vivientes que Groth menciona. Holguer no se demora mucho más hablando con el mercader cuando escucha al humakti... los enemigos están abajo, así que baja seguido del enano con el báculo brillante...

No se detiene mucho tiempo el viejo, pues en seguida escucha al humakti decir que ha detectado muertos vivientes abajo, y preso de la ira el anciano comienza a bajar los escalones seguido del enano que mantiene el báculo en alto para iluminar el camino.

Bajando temerariamente los escalones de forma apresurada, en unos pocos segundos el viejo Khan de las Tempestades ya está al final de la escalera, seguido muy de cerca por el enano y su báculo. Y apenas ha terminado de descender el último escalón, dos encapuchados se abalanzan sobre él con sus terribles mazas listas para el combate.

Además, una voz siniestra, escuchada antes en la planta superior cuando se enfrentó al gigante acorazado, parece dar órdenes a los encapuchados.

- ¡Ahora, atacad! ¡No deben interrumpir la ceremoina del maestro, el amanecer está cerca!

Y se oye un portazo y una llave girando en una cerradura.

Detrás del enano, que trata de no alejarse de Holguer mientras baja la estrecha escalera, comienza a bajar Vaerles, seguido por Groth, y cerrando la marcha baja Bosporus. El anciano baja deprisa, cegado por la ira y el ansia de encontrar a los enemigos y hacerlos pedazos, pero de repente todos se detienen consecutivamente, incapaces de avanzar. Una voz siniestra, parece dar órdenes allí abajo:

- ¡Ahora, atacad! ¡No deben interrumpir la ceremoina del maestro, el amanecer está cerca!

Y se oye un portazo y una llave girando en una cerradura. Entonces comienzan los gritos de Holguer que parecen expresar a la vez ira y satisfación.

Los encapuchados, que permanecían en una actitud estática a ambos lados de la salida de las escaleras, se disponen a coger sus mazas con ambas manos y combatir contra los enemigos que acaban de irrumpir en el sótano.

Al alcanzar el pie de las escaleras del sótano, Holguer casi se da de bruces con dos de esos engendros momificados envueltos en una negra mortaja provista de capucha. Oye las órdenes que les da una voz siniestra antes de encerrarse cobardemente bajo llave, ve cómo hacen oscilar con su fuerza antinatural esos terribles garrotes metálicos, capaces de destrozar a cualquier ser humano con un solo golpe… y sonríe. Sonríe como un niño de pecho, como un bebé. Una beatífica sonrisa asoma en su fiero y avejentado rostro, llenándolo de la más genuina felicidad.

Pues sabe que hoy es su día, que este es su momento.

Hoy morirá. Y lo hará bien, combatiendo ferozmente al Gran Enemigo, en una de sus formas más manifiestas. Hoy por fin podrá dar respuesta a todas esas voces malintencionadas que cuestionaban el valor y la devoción de un Khan de las Tempestades que llegase a viejo, cuando tantos jóvenes habían caído a su alrededor combatiendo hombro con hombro. Cuando tantos guerreros del clan han hallado un fin prematuro bajo su mando. Holguer siempre ha sido un cazador implacable, que no repara en medios para cobrar una presa, que está dispuesto a hacer el sacrifico supremo… o a asumir la muerte de cuantos le rodean para lograr su objetivo. Y eso le ha granjeado odios ocultos y enemistades subterráneas y mezquinas. Hasta el punto de convertirle en un exiliado de su propio clan.

Pero todo eso se acabará hoy. Por fin tendrá su liberación y se reunirá con Urox en los Grandes Salones del Otro Lado. Finalmente retornará al barro y su alma viajará junto a la de su mujer y sus tres hijos, muertos hace tanto tiempo.

Ahora apenas restan unos fugaces instantes de furia salvaje y de dolor físico. Eso no es nada para él. Lleva toda una vida sufriendo otro tipo de dolor mil veces peor, esto de ahora es simplemente el último paso antes de cruzar el umbral.

Para él es toda una bendición.

El enano aún no ha terminado de descender la escalera báculo en mano y ya puede ver como dos de esas cosas envueltas en vendajes, momias o zombis probablemente, se abalanzan sobre Holguer desde ambos lados.

El viejo no tiene nada que hacer contra los dos, mientras golpea a uno, el otro le machacará con esas mazas enormes que llevan...

Argörath no puede avanzar, pues Holguer está taponando la salida, ni tampoco retroceder, ya que los compañeros vienen tras él por la estrecha escalera, así que decide emplear sus últimas y escasas energías mágicas en intentar al menos ponérselo más difícil a los seres rotos que atacan al viejo. Viendo a Holguer levantar su hacha, identifica cual va a ser el primer blanco de los ataques del anciano y decide actuar contra el otro monstruo, y comienza a conjurar su hechizo de inmediato.

Maldiciendo entre dientes a todos los berserkers de Glorantha, Groth se ve arrastrado escaleras abajo encajado entre el enano y el mercader solar. No le sorprende escuchar los ruidos de pelea ante él y gruñe algo sobre "cuellos de botella" e "imbéciles descerebrados" mientras duda si recurrir a la gran espada bastarda que lleva en la mano o a la espada ancha, más adecuada para lugares estrechos.

También duda si gritar a la retaguardia que busque refuerzos, pero si ahí abajo está lo que él cree, necesitará tanto el Inflamar de Vaerles como la fuerza de Bosporus.

- ¡Preparaos! -brama- ¡Debe haber muertos vivientes vendados ahí abajo! ¡Utilizad fuego!

Y se decide por entrar en tromba y tratar de utilizar la gran espada bastarda de hierro... así tal vez hará el espacio que necesitan para superar por número a sus enemigos.

Al oír la voz siniestra y los gritos de Holguer, Vaerles se vuelve hacia Bosporus para decirle:

-¡Usa tu rayo o mi magia de fuego, Bosporus! ¡Tenemos que ayudarles como podamos!

Le hace un hueco al mercader para que también pueda usar su magia contra los enemigos que se abalanzan contra el bersérker, aunque los dos tengan que agacharse o tenderse en los escalones para poder llegar a ver un resquicio de sus enemigos, y entonces apunta con el dedo a la cabeza de uno de los gigantes vendados.

Vaerles está tan asustado de los engendros vendados como de su compañero Bosporus, así que, con la excusa de hablarle y convencerle de que use su magia de fuego contra las momias, no le quita el ojo de encima. En cualquier momento, Bosporus podría lanzarle ese vómito de su dios maligno o clavarle la espada por la espalda, así que hace todo lo posible para tenerlo a su lado y, poco a poco, situarse detrás de él. Si en algún momento Bosporus hace ademán de vomitarle encima o atacarle como sea, Vaerles intentará usar la magia de Bosporus antes que él a la vez que se protege con su escudo y grita ayuda.