Partida Rol por web

Cafetería Rolando, cerca de las 12 de la mañana

La noche ha sido larga, mucha acción en la ciudad. El incendio está controlado pero no se ha podido salvar el edificio, por lo que ahora los bomberos y demás cuerpos intentan evitar un derrumbamiento. La temperatura en el edificio aún es mayor a 100 grados y en algunos puntos sobrepasa los 300. El acero fundido aún humea considerablemente, otorgando un aire fantasmagórico al esqueleto del rascacielos.

La cafetería Rolando está prácticamente vacía, salvo por el camarero y un par de habituales que leen el periódico en silencio.

Josu llega en primer lugar esperando encontrarse a su contacto, pero todavía no ha llegado. A continuación llega Silvestre, Sonia le ha indicado que su amigo estará allí a las 12 para presentarle al detective privado que les ayudará a conseguir información de lo que ocurrió en el Windsor. Pero de momento nadie se ajusta a la descripción que Sonia te ha dado de su amigo.

Tras una noche con algo de acción Adele se marcha para casa a descansar aunque no por mucho tiempo ya que su jefa ha decidido que la ponga al tanto de lo sucedido a primera hora de la mañana. Por lo que tiene que ir a las oficinas de la empresa y dar parte de lo sucedido en el Windsor la noche anterior. Será un buen momento para abordarla y tratar el tema de ayudar a las esclavas que liberaste la noche anterior.

Cuando tenías previsto salir hacia la oficina recibes un mensaje de tu jefa:

<< Adele, nos reuniremos en mi residencia privada. Ha surgido un tema. Te pondré al tanto en cuanto llegues, perdona las molestias.>>

Sabes donde queda su residencia privada, pero nunca habías sido invitada a ella todavía. ¿Qué tema ha surgido? Eso es algo que te preguntas, porque María suele ser muy callada en cuanto a su vida privada y apenas nadie ha visitado su domicilio debido a ello.

Tras descansar la noche has quedado con Lena para salir a airearte de mañana, ella quería ir de compras pero al final tras un duro tira y afloja decidisteis quedar para desayunar y hablar de algunos temas sobre todo de cierto joven llamado Parkour.

Llegas a la cafetería y Lena te está esperando sentada en una mesa al fondo con un tazón humeante de café. Puedes vislumbrar sus ojeras a distancia, no ha dormido mucho desde que os separasteis a las dos de la mañana.-

- Buenos días Penny..¿qué tal has dormido? Yo casi no pegué ojo...estuve mensajeando con D...con Parkour - se sonrojo al casi decir su nombre. Aunque luego se da cuenta de que sabes quién es su tío y donde trabaja así que también es una tontería ocultar ese dato. - ¿tú qué tal?

La noche anterior me costó mucho coger el sueño. Estaba nerviosa y la idea de que el tío de Parkour me enseñaría a pelear mejor no ayudaba. No tenía miedo de lo duro que fuese, si no más bien de si podría. Es decir, ahora peleaba bien. Había dado unas cuantas palizas, pero de ahí a ser una experta... Necesitaba convertirme en un luchadora. Tenía que ser la mejor.

En cuanto llegué a la cafetería vi a mi amiga.

-Buenos días, Lena. -dije dándole un beso en la mejilla. Luego puse una sonrisa pícara.- Espero que no os enviarais fotos marranas, eh. Ahora en serio, tía. Tendrías que haber descansado un poco. Pasaste por mucho estrés ayer.

Me senté. Miré a uno de los camareros y le señalé el café de Lena, para que me trajese otro igual.

-Yo estoy bien. Hoy me he despertado temprano para hacer el doble de ejercicio que hago de costumbre, para prepararme para el entrenamiento del Tío Pizzero.

Es demasiado temprano, joder.

La gente de bien no se levanta a estas horas. Bueno, la gente de bien sí, pero la gente como yo no. ¿Las doce de la mañana? No son horas, las cosas serias deberían hacerse por la tarde, preferiblemente a partir de las seis más o menos. Sobre todo si tienes que dedicar la noche a estar de parranda buscando códices, que en las películas suelen estar en bibliotecas antiguas pero como yo soy así tengo que ir a buscarlos a bares de alterne llenos de gilipollas.

Me froto los ojos antes de entrar en la cafetería. No son lugares que frecuente demasiado, lo mío son más los bares oscuros. Pero entró igualmente, son negocios, y con el sueño que tengo me vendrá bien un café.

Un café sólo, largo, y ahórrate la mierda esa del azucarillo. -Le digo al camarero con desgana, tomando asiento frente a la barra, visiblemente cansado- Pero échale un chorro de Baileys, que tengo hambre.

Y este capullo aún no ha llegado, me hace madrugar para nada...

Entro en la cafetería con mi traje impoluto quitandome las gafas de sol con estilo nada mas entrar.

¿Un colaborador externo? el caso es grande pero no suelen hacerme falta... con que entienda cual es su lugar y no vaya de estrella no debería haber problema. Por suerte Sonia no suele equivocarse en sus recomendaciones. 

Un vermut. Le digo al camarero mientras busco un asiento libre ya que no veo a nadie que encaje en la descripción.

Cuando me sirven la bebida miro mi reloj algo impaciente y luego a la puerta esperando que llegue Sonia con el contacto, Sonia no suele llegar tarde asi que debe ser por culpa de ese tipo...

El tiempo pasa y tras media de hora no da señales de vida vuestro contacto. En ese momento Josu decide llamarlo para saber si va a aparecer o no y en eso momento escucháis un móvil sonar. El sonido va in crescendo a cada tono que da.

Los presentes comienzan a mirar de donde proviene esa melodía y veis que el móvil se encuentra debajo de la mesa. Pero no hay rastro de su dueño...

Decides llamar a Sonia y ésta le contesta somnolienta. 

- Perdona Rafael pero yo no iba a ir a la reunión, sólo mi contacto. Le dije quién eras así que espera a ver si se te acerca y habla contigo. Es un hombre de mediana edad con pelo canoso y viste con gabardina oscura casi siempre. Suele llevar sombrero y un paraguas aunque no llueva. Debe ir con el detective, pero a él no lo conozco.

- Tranquila aún lo estoy conociendo para lo de las fotos...pero quién sabe...¿has visto lo bien que está? - dice con una sonrisa.

Pide algo de bollería para que cojas fuerzas y para ella ya que parece tener hambre.

- Te hará falta coger fuerzas entonces. Dany me comentó como era el entrenamiento con su tío y es duro...muy duro. Como me dijo él, primero te destroza y luego comienza a construirte de nuevo... - te comenta tu amiga - pero bueno eres fuerte así que...no tendrás problemas. ¿Has quedado a alguna hora en pasarte por allí?

Decides seguir al tecnificado y compruebas como os alejáis de Madrid en dirección Noroeste. Notas como zigzaguea varias veces la dirección intentando despistarte, aunque es inútil ya que dispones de GPS o puede que lo haga para comprobar si os están siguiendo pero tus radares no indican nada...aunque puede que él posea otros sistemas.

Pronto visualizas vuestro objetivo, es una mansión sacada de la campiña inglesa pero en la sierra de Madrid. Cerca de una zona boscosa, parece que el tecnificado tiene mucho dinero.

Se para en el aire y te dice con su voz metálica.

- Necesito que desactives todos tus sistemas de armamento para acceder, el perímetro posee sistemas de seguridad que atacarían llegado ese momento. 

Pulsa un botón en su armadura y puedes ver como en la tierra se abre un acceso al subsuelo. Luego desciende hasta el suelo para acceder caminando y espera a ver qué decides realizar...

El café me sienta bien, pero el efecto no dura demasiado, esperando y esperando a que aparezca. Y no aparece. Pido un segundo café, y ya empiezo a mosquearme. He madrugado para esto. Vale, muchos pensarán que esto no es madrugar, pero para mí sí lo es, que me he acostado a las tantas con todo ese rollo del códex de mierda. Y total, para no sacar gran cosa. Como ahora, que parece que tampoco estoy sacando gran cosa de estar aquí esperando. ¿Qué hago, pedir un tercer café?

Ah, a la mierda... -Murmuro sacando mi móvil, marcando el número de mi contacto y llamando.

Parpadeo un par de veces, antes de girarme en mi asiento, con gesto incrédulo. Aparto el móvil de mi oído y tuerzo la cabeza, con una sarcástica sonrisa en los labios. ¿En serio...? Me levanto del taburete y camino entre las mesas, con el móvil en alto, siguiendo el sonido hasta una de las mesas, junto a la que clavo una rodilla en el suelo.

Bueno, bueno, bueno... ¿Qué tenemos aquí? -Me pregunto mientras alcanzo el teléfono, poniéndome en pie- Antes, bajo las mesas sólo había colillas, chicles y servilletas usadas. -Bromeo sin ganas, mirando alrededor en busca de alguna pista que aclare todo esto. Tiene que haber algo, testigos, lo que sea. Igual debería hablar lo primero con los camareros...

Me levanté bien temprano, dispuesta a cumplir con las órdenes de la señorita Montero, aunque no sin antes dedicar un buen rato a prepararme y a disfrutar de un buen desayuno. De todas formas no había dormido demasiado bien las horas de sueño que pude permitirme, así que no me importó mucho despertarme antes para poder concederme aquel rato.

Esperaba que esos días fueran más tranquilos con la ausencia de Fred, y es que no podía imaginarme que algo como la noche anterior pudiera sucederme. Además, aquello no había terminado, al menos para mí. Aun quedaba ver qué sucedería con esas chicas, y tenía que tratar de averiguar dónde podían haberse metido aquellos tipos, pero… ¿Cómo?

También estaba el asunto del incendio, por supuesto, pero para ello sabía que contaba con la señorita Montero. Me preguntaba si también podría contar con ella para ayudar a aquellas chicas, pero ni siquiera sabía como plantear el tema para no levantar sospechas.

Pensando en ello tomé mi bolso, dispuesta a dirigirme a la oficina como me había pedido para ponerle al corriente de todo lo referido al Windsor, pero poco antes de salir por la puerta recibí un mensaje. Era ella.

¿En su residencia privada? Con lo celosa que es de su intimidad… Algo grave debe haber pasado.

Tuve que leer el mensaje un par de veces, incrédula, siendo este un lugar no muy frecuentado por lo que sabía. Como su secretaria personal conocía muy bien el paradero de su residencia, pero jamás había estado allí.

Guardé rápidamente el teléfono y salí de casa, cerrando la puerta con rapidez para dirigirme al coche y poner rumbo a casa de la señorita Montero.

Seguí al tecnificado en silencio, aunque en un primer momento no le presté demasiada atención, pues me gustó ver como los dos prisioneros acababan perdiendo el sentido debido al viaje. Una cosa es que no acostumbrara a ir matando a mis prisioneros así sin más y otra, que no me gustara verlos sufrir un rato. Se lo merecían por haberme disparado con lanzacohetes los muy cabrones.

Al darme cuenta de que el hombre que me acompañaba cambiaba de rumbo bastante como di quisiera despistar a alguien, me fijé en si alguien nos seguía.

- No se me refleja nada en el radar. - Le dije para que no estuviera tan preocupado.

Claro que momentos después me di cuenta de que quizás lo estuviera haciendo por mí.

- Y si lo haces por mí, llevo GPS. - Iba a decirle incorporado en el trasero a modo de broma, pero me lo ahorré porque no le conocía de nada y no había parecido precisamente agradable como para hacer coña alguna.

Al ver aquella casa desde el aire silbé sin poder evitarlo.

- Eso por lo menos tendrá SPA ¿no?

Lo de que me dijera que tenía que desactivar mis sistemas de armamento no me gustó demasiado. Podía llegar a entenderlo, pero de todas maneras, me hizo ponerme un poco alerta.

- ¿En la primera cita y ya tengo que quedarme vulnerable? - No pude evitar hacer la coña, pero se podía ver claramente mi reticencia. - Está bien, pero como me sienta amenazada mañana vas a tener que hacer obras ahí dentro.

Decidí fiarme porque no había visto nada que me resultara amenazante por su parte, pero aún así... Gruñendo un poco y jurando un poco por lo bajé desactivé los sistemas, esperando que al hacerlo no me disparara nada al acercarme a la casa.

Odio que la gente llegue tarde a sus citas soy un hombre ocupado, si decido dar algo de mi tiempo a alguien lo menos que puede hacer es llegar a tiempo... Veo como un tipo de la mesa contigua llama a un teléfono que coge el mismo en otra mesa. Es raro que dos tipos diferentes lleguen tarde a la vez en el mismo sitio...

Sonia, ¿me puedes decir su número de teléfono? Le pregunto para poder confirmar mis sospechas.

Cuando Lena pidió, yo la imité. Hoy era un día especial, así que me permitiría un capricho.

-Creo que no hemos quedado todavía. Suponía que su tío se pondría en contacto con nosotros. -me quedé pensativa. Tal vez debería ir yo a la pizzeria

Pero claro, ¿Dónde entrenaríamos? No creo que encima de una pizzeria fuera el lugar idoneo. En cuanto hablara con ellos les propondría ir a mi base, si resultaba que no tenían instalaciones.

-¿Dónde crees que entrenaremos? ¿Parkour te ha dicho algo al respecto?

Sonia le indica el teléfono y Silvestre llama en cuanto lo recibe...al marcarlo le indica que el teléfono está comunicando. Hay muchas posibilidades de que sea el mismo teléfono.

Uno de los camareros al verte coger el móvil te dice:

- El señor que estaba ahí fue un momento al baño creo, seguramente esté todavía en el excusado... - dice sin parecer preocupado, luego añade -  ...parece que debe encontrarse mal porque lleva más de media hora ahí dentro...

Media hora en el baño, es demasiado tiempo...y además dejándose el móvil en el asiento. Algo huele mal en esta situación...

- No sé donde entrenaréis, pero te imagino saltando tejados...es lo que suele hacer en si tiempo libre cuando no sale a correr...así que espero que estés en buena forma...luego me habló de un viejo gimnasio cerca de la pizzería, ahí es donde suelen quedar... - te comenta Lena - ...y bueno cambiando de tema...¿leíste lo del incendio? El Windsor ardió ayer de noche...dicen que fue provocado...

- No eres tú quien me preocupa. En ese enfrentamiento había varios enemigos que huyeron antes de que llegara podían estar siguiéndonos... - comenta - ...y tranquila no te haré ningún daño pero en caso de que intentes algo no tendré problemas en exterminarte.

Accedéis a su batcueva sin ningún problema. No tiene apariencia de base militar la verdad, el pasillo está bordeado con paneles de manera que le dan un aspecto cálido y que están ocultando lo que hay detrás aunque por lo poco que puedes ver son aparatos de alta tecnología y laboratorios.

Camináis hasta una sala de ordenadores con aspecto aséptico. No hay nadie en ella, aunque por lo que puedes observar está preparada para que varias personas trabajen en ella.

- Ponte cómoda - te dice el tecnificado mientras coge un par de sillas que te acerca para que sientes a los dos mercenarios supervivientes. Luego te pasa un par de esposas y te dice -  Átalos y comenzaremos el interrogatorio...sin ningún miramiento.

Tras atarlos ya estáis preparados para comenzar el interrogatorio. Notáis el miedo en ellos...saben bien lo que les espera.

Tras un viaje de una hora llegas a la residencia privada de tu jefa. Es una casa impresionante, según has escuchado su familia quiso diseñarla según el modelo británico del siglo XIX. Los rumores dicen que mandaron traer las piedras de las canteras de Escocia y Gales.

Al llegar la puerta se abre automáticamente al detectar tu identificador de empleada, parece que la señorita Montero te ha dado acceso a su propiedad. Cuando llegas no hay nadie en casa, parece que tendrás que llamarla para que te abra la puerta de la vivienda ya que aunque estés dentro de la propiedad la puerta de la casa está cerrada.