Partida Rol por web

Enarco una ceja ante la respuesta del desconocido. Lo cierto es que lo que dice guarda cierto sentido, al menos en parte.

Ah, de modo que no eres detective... eres periodista. -Lo digo sin acritud alguna. No tengo nada en contra de los plumillas, he conocido alguno bastante competente cuando se trata de sacar a la luz la verdad. Claro que cada vez son menos a los que les importa el concepto de verdad, sólo miden las audiencias- Josu Bergara, ¿me dices tu nombre o tengo que llamarte "guaperas"?

El tipo parece saber lo que hace, buscando directamente en la papelera y los grifos. Dudo que eso sirva de nada, esto parece un curro demasiado profesional como para que hayan dejado nada útil ahí. Su único fallo ha sido no encontrar el móvil, esa es la clave. Lo saco del bolsillo y comienzo a ojearlo mientras él busca huellas o algo así, pero en ese instante aparece alguien por la puerta. Genial, el camarero.

Claro, espabilado, he sido yo. He venido buscarle después de que me dijeras que llevaba aquí más de media hora y me lo he cargado... -Replico lleno de sarcasmo- Nos lo hemos encontrado así, íbamos a llamar a la poli ahora. Ni soy médico ni le he tomado el pulso, pero parece fiambre. ¿Recuerdas si ha salido alguien del baño después de él? Porque te lo van a preguntar, ¿sabes? De modo que ve haciendo memoria. Y encargate de llamar tú, que yo no tengo tarifa plana y me ahorro la llamada. -Le digo volviendo a ojear el móvil en busca de algo útil.

La Señorita Montalbo no tardó en responderme, dándome acceso al interior y claras explicaciones sobre el lugar donde se encontraba. Sin embargo, algo de lo que me dijo no era precisamente claro.

¿Qué no me asuste? ¿Disfrazada?

No entendía que demonios podría estar pasando y cuanto más lo pensaba más raro me parecía aquello. Que mi jefa me solicitara acudir a su vivienda ya era algo insólito, pero no le di demasiada importancia pudiendo haber mil razones para ello, pero aquello último… Aquello volvía aún más extraña aquella situación.

Seguí sus indicaciones, tomando el ascensor a mano derecha y llegando al sótano que me dijo, viendo varias estancias en ese y dirigiéndome al que había visto que tenía luz. Que no me asustara… ¿Qué podría asustarme en aquel lugar?

Y entonces comprendí qué, aunque sólo en parte, y el susto me duró un segundo; lo justo hasta ver que bajo aquel casco se encontraba la Señorita Montalbo. La acompañaba otra chica, que también cubría en parte su rostro, mientras dos hombres con trajes paramilitares parecían esposados a las sillas.

Ante mi rostro de sorpresa, pues la situación no dejaba de ser demasiado peculiar aunque la presencia de mi jefa me hubiera tranquilizado; esta comenzó a hablarme de un interrogatorio como si fuera la cosa más normal del mundo, presentándome después a la otra chica presente. Antes de que pudiera reaccionar, esta respondió a mi jefa, dando muestra de que se encontraba bastante molesta. Lo dejó aún más claro al manifestar que quería irse de allí, ante lo que sólo acerté a mirar a la Señorita Montalbo con desconcierto.

¿Lo nuestro? ¿Qué pasa aquí?

Mi jefa comenzó a hablar de una misión, en la que al parecer se había topado con la chica. Sus misiones, camiones con algún objeto radiactivo que pretendía robar, una identidad secreta…

- S-señorita Montalbo… - interrumpí con nerviosismo. - ¿Qué es todo esto? ¿P-por qué me ha llamado? – pregunté desconcertada, esperando una explicación para todo eso.

En realidad aquel día estaba tan cabreada, que no tenía muy claro si quería saber más sobre el tema o no. Por un lado, estaba segura de que debería aprender a meterme en mis cosas y no ir a colaborar con todas las llamadas de auxilio que escuchase por la radio y por otro, tenía ganas de pillar a aquel jefecillo, arrancarle las pelotas y metérselas directamente por el culo.

- ¡Maldito gilipollas!

Definitivamente iba a tener que apuntarme a clases de yoga o algo que me ayudara contra la mala hostia que me causaban algunas de las misiones en las que me embarcaba yo sola.

- Sí, quiero saberlo pero... - No iba a insistir con eso de que no me sentía demasiado cómoda con el trato que estaba recibiendo, sobretodo, cuando se estaba disculpando, por lo que asentí.

Eché un vistazo al hombre que se removió al escuchar lo de la radiación y sonreí.

- Parece que habla nuestro idioma, aunque su líder tenía acento alemám.

Eso sí, mi vista no tardó en posarse sobre la mujer que acaba de entrar pues parecía que no sabía que su jefa se metía dentro de trajes que valían una pasta en tecnología.

- Curioso.

De todas maneras ahí yo no iba a decir nada, eso eran cosas que tendrían que hablar entre ellas. Total, yo no conocía a ninguna de las dos.

- ¿Dónde quieres que vuelque la imagen de su líder. - Le daría el vídeo hasta las primeras hostilidades. Hasta que al golpearle sentí el campo de fuerza. Tampoco hacía falta hacer partícipe a todo el mundo de mi humillación.

-Solo fue un polvete... -pero me detuve al mirar el móvil. Interesante.- Según dicen, no fue provocado... Creo que iré esta noche a investigarlo.

Me quedé un rato pensativa. Tal vez por la noche seguía habiendo policías, pero tenía que arriesgarme. Me acercaría lo máximo que pudiese.

-¿Crees que Parkour aceptaría ir conmigo esta noche al Windsor? -dije levantando una ceja.- Podría resultar de ayuda.

No creo que sospechen de mi, sería muy torpe de su parte. Creo que la mayoría me conoce y sabrán que solo venía buscando alguna pista. Yo de usted no dejaría salir a nadie, los policias no les gusta que se les marchen los testigos... Advierto al dueño del local.

Miro algo extrañado al tipo que pregunta mi nombre, ya debería saberlo finalmente me encojo de hombros.

Rafael Silvestre, presentador de sucesos y casos de especial relevancia en la TV. Ser periodista no esta reñido con ser detectivo... solo esta mejor remunerado si consigues la suficiente fama. Digo un tanto engreido. Es una pena no poder tocar nada hasta que llegue a la policia aunque tampoco creo que saquen demasiado de un baño publico estará lleno de huellas que no podrán cotejar... Sin embargo ese movil por ahora solo es un telefono sin un dueño confirmado ¿verdad?

- Pregúntaselo, pero no creo que puedas subir al edificio...la temperatura aún es mayor a cien grados. Los que están entrando lo hacen con trajes especiales... - dice Lena - ...pero si vais yo me apunto a echar un vistazo por los alrededores...molaría mazo sentirse una superheroína...

En ese momento Lena recibe un mensaje y te dice:

- Un repartidor que conocemos ha comenzado su jornada laboral...si quieres vamos a visitarlo...y se lo preguntas...

Te acerca un cable USB y le comenta a Elvira que se conecte a un terminal.

- Puedes pasar las imágenes a este terminal...

Puedes ver que es un sistema UNIX y por lo tanto más seguro. Conectas el terminal y pasas las imágenes que deseas mientras María le comenta a su ayudante:

- Ya ves, tu jefa tiene algunos secretos...y te he llamado ya que necesito tu ayuda. El incendio del Windsor y esto puede que estén relacionados...creo que el incendio era una distracción para el ataque al convoy militar...una gran distracción...así que espero que me comentes si has averiguado algo ayer y si alguno de nuestros empleados ha sufrido daños.

Mira para Elvira y te pregunta:

- ¿Hablaban alemán? Interesante...puede que entonces el líder esté fichado en ese país porque no creo que nadie se dedique a esto de un día para otro...

Pasas las imágenes y éstas a su vez empiezan a realizar un reconocimiento facial. Al cabo de un par de minutos llega una alerta y un nombre aparece en la pantalla:

Kruger Ove Weisz

María ve ese nombre y os pregunta:

- Por casualidad no os suena este nombre ¿no?

Accede a su historial y podéis ver que es un antiguo miembro de las Fuerzas Especiales de Austria y luego operativo en los cascos azules. Muchas menciones y medallas, se retiró siendo Capitán tras no ser respaldado tras una acción militar en Sarajevo en la que murieron algunos de sus hombres. Desde aquella no hay datos.

El hombre tartamudea y asiente sin poder decir nada de nada. Luego ante la pregunta de Josu te dice:

- No vi a nadie entrar...pero sí que noté una corriente de aire frío...y se cerró de golpe una puerta...pero no había nadie...y nadie entró...

Dicho esto sale a llamar a la policía como alma que lleva el diablo.

- No sé si era alemán exactamente. No lo hablo, pero me sonaba mucho el acento a un alemán hablando castellano. - Tanto como para estar de vacaciones alguna vez en Canarias y haberme aburrido de escucharlos tratando de hablar español...

Al ver la ficha de aquel hombre en el ordenador me sorprendí, pues la verdad es que era para pensarse cómo un hombre así había acabado asaltando un convoy de aquella manera, pero... no era la primera vez que un militar terminaba trastornado y en una situación muy contraria a la que tenía anteriormente.

- Pues como siga así, va a tener una lista tan larga de asesinatos y robos como de medallas. - Tuve que decir en alto.

A mí el nombre no me sonaba de nada y desde luego, no había escuchado hablar de él, pero no llevaba tanto tiempo "siendo como era ahora" como para que me sonara toda la gente del mundo. Menos mal que existían internet y las bases de datos.

Yo sola no habría caído en que lo del edificio había sido una distracción, pero ahora que lo decía aquella mujer podía haber sido así tranquilamente.

Enarco una ceja cuando el estirado le dice al camarero que todo el mundo le conoce, aunque el tipo parece estar de acuerdo. La indicación acerca de los testigos resulta divertida. No es útil para nosotros, pero mantendrá entretenido al camarero y la poli se sentirá mucho mejor. Saco el móvil y me dispongo a revisarlo, cuando el camarero comenta que no vio a nadie, aunque añadiendo que sintió una corriente de aire frío, lo que me hace echar mano al bolsillo de nuevo, con la otra mano. Un escalofrío recorre mi espalda al recordar la corriente de aire frío de anoche, y la de tantas otras noches antes de esa. No es su estilo, pero podría ser el de alguien más que comparta su poder. En cuanto el camarero sale, hago lo que por lógica debo, aún sabiendo que la presencia podría haberse diluido.

El trajeado se presenta, por fin. Guardo el mechero y mis ojos se ponen en blanco. Televisión, genial, la caja tonta. Vuelvo a bajar la mirada al móvil.

Si aún quedase algo de buen periodismo, seguro que estaría en la prensa escrita. -Murmuro con desgana- Si quedase... -Repito, irónicamente. No queda de eso- Perdona, "Rafa", ni puta idea. No tengo tele, ¿sabes? No dan nada que valga la pena... -Me encojo de hombros, pendiente del móvil. ¿Habrá algo interesante en "vídeos"? Debería comenzar por ahí- Y todos los detectives de España te agradeceríamos que empleases el término "investigador", que es el correcto en tu caso. -Alzo la vista para mirarle de reojo un instante- Eres de letras, ¿no? -La pregunta, cargada de ironía, no me priva de volver a mirar el móvil una vez más. No dispongo de mucho tiempo- En efecto, la procedencia del móvil no está confirmada, pero un par de palabras de ese camarero y la pasma lo exigirá como prueba para que esté en una bolsita transparente hasta que se confirme si era suyo o no. Y entonces será un puto coñazo tratar de acceder a los archivos. -No es imposible, pero colarse en las salas de pruebas de la pasma es un marrón que prefiero evitar si puedo- Así que, si hay algo interesante aquí dentro, prefiero encontrarlo ahora. -Últimos vídeos, últimas imágenes, SMSs, llamadas... en ese orden, a ver si veo algo sospechoso.

Me hubiera gustado presentarme debidamente, pero estaba demasiado conmocionada como para reaccionar de modo adecuado; por no hablar de que aquella chica no parecía de demasiado buen humor. Ella y mi jefa continuaron hablando de aquellos asuntos que me eran ajenos, hasta que la señorita Montalbo me hizo partícipe comentando que lo sucedido la noche anterior podía tener relación con lo que trataba con Elvira.

Me dejó anonadada la normalidad con la que trataba todo aquello, como si la hubiera pillado haciendo macramé en lugar de tener a dos tipos en aquel lugar y pretender descubrir algo tan gordo como para que quemar aquel gran edificio fuera necesario como distracción.

- Al acudir al lugar pude hablar con un oficial de emergencias, y este me dijo que el edificio había sido vaciado al 100%, hubo varias comprobaciones por parte del equipo de seguridad incluso. – miré a la chica de las gafas un segundo, devolviendo mi mirada a la señorita Montalbo – Pretendía hablar con los trabajadores, pero aún no me ha sido posible. Surgió algo, y… - comencé a decir, sin estar segura de hablar o no. – Hay algo que quería hablar con usted, pero supongo que puede esperar un poco.

Al mostrarnos la imagen de aquel hombre y su historial, negué con la cabeza, haciéndolo después de forma verbal.

- No, no me suena. – informé a mi jefa. - ¿Q-quiere que me ocupe de algo? – dije aún confusa, sin comprender aún mi presencia allí, si únicamente fuera por lo que la señorita Montalbo me había dicho, podría habérmelo preguntado por teléfono.

Ciertamente por desgracia lo habían  visto coger el movile, esperaba que se olvidaran de ese detalle cuando hablaran con la policia. Decido olvidar su animadversión por la gente de la tele, la opinión de un don nadie no me va a afectar. 

Intenta copiar toda la información a la memoria de tu movil y podremos analizarla con calma despues. Le comento

Hago unas cuantas fotos con mi movil a la escena, no creo que pueda utilizarlas pero quien sabe, una exclusiva es una exclusiva.

¿Alguien invisible? ¿Que opinas? Le pregunto con referencia a la corriente de aire misteriosa.

Revisáis el teléfono y lo que encontráis es lo siguiente:

0 vídeos (ya que el móvil no tiene cámara).

0 citas en el calendario.

3 teléfonos en la agenda guardados (Sonia, Josu y un número que no conocéis pero que aparece guardado como 'Teniente')

1 llamada saliente al número al número del 'Teniente'

La llamada perdida de Josu a ese número.7 SMS (todos de los números de Josu y de Sonia).

Podríais eliminar dichos mensajes y así no quedaría constancia de que habíais hablado con él por ninguna de las dos partes pero sería sospechoso; de todas formas es una decisión que deberíais tomar cuanto antes.

Tu mechero vibra en el cuarto de baño.

- Creo que deberíamos investigar que traman...y sobre todo qué buscaban. Adele, me gustaría que tomases mi agenda...está en mi despacho en el primer cajón de la izquierda y llamases a un viejo amigo mío llamado Antonio Saavedra. Es un viejo general retirado que conocía bien a mi padre y tiene cierto mando todavía...pregúntale por el convoy ya que es importante que sepamos que había en él...y creo que si vas a verlo en persona y ve tu cara cooperará mucho más... - dice sonriendo. - ...luego te necesitaré conmigo, es posible que tenga otro encargo importante y me gustaría que me comentaras en profundidad lo que pasó anoche...intuyo que fue algo importante...

Mira para Elvira y le comenta:

- Elvira, si no te importa me gustaría saber si dispones de un medidor de radiación en tus sistemas. Tu tecnificación es muy avanzada, así que no sería raro que tuvieras un contador geiger incorporado...tengo la teoría de que ese convoy llevaba algo radiactivo...podría buscar alguno pero habría que calibrarlo...

María muestra una clara preocupación de ser cierta su teoría, lo cuál es algo normal ya que un arma nuclear o residuos nucleares podrían ser peligroso si caen en malas manos...

- ¿El tecnificado al que te enfrentaste qué habilidades tenía? Si has luchado contra él puede que lo hayas herido o dañado su armadura...y si necesita reparar algo de cierta tecnología no puede ir a cualquier sitio...

Alzo las cejas y tuerzo los labios hacia un lado, mientras voy revisando el interior de un móvil que debe haberse pillado para la ocasión. ¿Un prepago desechable? Es muy probable. Nadie, y menos alguien como este tipo que cuenta con tantos contactos, tiene solamente tres números.

¿Copiar la información? Podría aprendérmela... -Respondo con resignación a la propuesta de Rafa. Era una buena idea... en circunstancias normales- Aquí no hay una mierda, ni vídeos, ni fotos, sólo tres contactos... Y uno soy yo, así que... -Lanzo un resoplido, sacando mi propio móvil y guardándome los otros dos teléfonos- Sonia y Teniente, son los otros dos. No es mucho, la verdad... -Y desde luego, no es algo como para matar a nadie. Y eso hace que me pregunte...- ¿Donde estará su verdadero móvil? Desde luego, no le buscaban por esta mierda...

Dejo el móvil junto al lavabo, sabiéndolo inutil, para que la poli haga con él lo que quiera. Sólo tengo esos dos teléfonos para tirar del hilo, aunque esto no sea un caso en realidad. Nadie me ha contratado, y no voy a cobrar. Pero si se cargan a un contacto mío no puedo dejarlo correr.

Y luego está la fuente de todo esto...

¿Invisible? Bueno, es una posibilidad... -Aunque lo que más me preocupa es el medio por el que lo haya logrado- Tengo algo de experiencia con gente que hace cosas como esa, y no es una buena noticia. -Reconozco con desgana- Pero antes de saber cómo lo han hecho, me interesa saber por qué. Y para eso necesito ese móvil... -Medito, tratando de recordar lo que se de este hombre, para ver si puedo localizar su dirección- Y hablar con ese Teniente... ¿Te apuntas, Rafa?

La señorita Montalbo no tardó en darme algo que hacer, obligándome a mantener la sonrisa a pesar de haber conducido largo rato hasta aquella casa para ahora tener que volver en busca de una agenda.

- Como usted diga, me pondré en contacto con ese hombre y trataré de que quede conmigo. – acepté, dirigiendo mi mirada después a Elvira, con quien mi jefa había estado tratando temas referidos a ese traje que utilizaba. – Un placer. – me despedí escuetamente de ella, con una tenue sonrisa, y con una extraña sensación ante tan peculiar situación.

Eché un vistazo a los hombres allí presentes, antes de acercarme a mi jefa y susurrarle.

- ¿Qué pasa con ellos? – pregunté, aunque no estaba segura de ir a recibir una respuesta, ni siquiera estaba segura de si quería saber la respuesta. – Le mantendré informada. – añadí, antes de dirigirme nuevamente al exterior, dispuesta a regresar a la empresa en busca de aquella agenda.

Me quedé al margen mientras la mujer hablaba con su empleada. Estaba claro que la pobre mujer estaba sorprendida de haberse encontrado aquello, aunque claro a mí las armaduras y los juguetitos ya no me sorprendían, como mucho podrían llegar a gustarme si eran "molones".

En cuanto María se dirigió a mí puse cara de no poder ayudarla.

- Lo siento, no dispongo de uno. - La verdad es que tenía muchas chorraditas pero eso no me lo habían incorporado a los sistemas. No iba a poder ayudar con eso.

Eso sí, cuando me preguntó sobre lo que había visto sobre las habilidades del hombre, puse cara de que no me habían gustado ninguna de ellas. Ni siquiera cómo me había tocado los ovarios el muy cabrón.

- Como armas llevaba una espada y un par de pistolas automáticas. Debe de tener una resistencia aumentada de alguna manera, porque a cualquier persona normal le habría roto algo más que los huesos del golpe que le he dado y a él apenas le he despeinado. Llevaba una armadura, de esas que parecen chalecos con cables, que le proveía de un campo de fuerza y no lo he podido traspasar ni a golpes ni con energía. 

Me encogí de hombros. Me parecía que aquello era todo lo que podía decir.

- El muy cabrón vio que no podría hacerle demasiado y dijo que tenía más cosas que hacer que pelear conmigo. Por lo demás, los soldados tenían lanzacohetes y no me apetecía demasiado probarlos todos.

Me crucé de brazos.

- Me tenía que haber quedado en casa. - Pensé al recordar mi triste enfrentamiento con aquel hombre.

Veo el movil para confirmar lo que dice ese personaje y lamentablemente es cierto.

El otro número es el de mi ayudante, hablo con ella para concertar la cita... así que tambien puedes descartarla solo nos queda el Teniente. Apunto el numero de telefono y le envio un SMS a Sonia para que investigue el número. ¿De que conocías a la victima? yo estaba investigando el incendio en el Windsor... Le digo para calibrar su reacción y ver si él puede ser una fuente fiable de información al respecto. Creo que hay gato encerrado en ese incendio. Digo callandome por ahora el por que lo se.

-Oh, sí. Claro que sí. -dije mientra me levantaba.

Metí la mano en el bolso, y saqué un billete.

-Invito yo, tranqui. -dije con un ademan y alcé la mano para llamar al camarero.

En cuanto viniera me pondría en pie rápido, dispuesta a seguir el camino.