Partida Rol por web

La habitación era grande, espaciosa y con una ventana amplia que daba a una ruidosa calle del centro de la Capital. Enfrente de la ventana estaba la puerta que conducía hacia el resto de la hostería, y en uno de los laterales dos habitaciones. Una era grande,con una cama ancha y cómoda, en la cual dormía Joyce, y la otra era más pequeña y austera, lugar de descanso del séquito de la noble. Del lado opuesto a las habitaciones había un cuarto de baño bastante grande, con una pequeña ventana ovalada.

La habitación principal estaba bien adornada, con alfombras muy trabajadas, un escritorio en un rincón, dos sillones y un sofá grande, que se inundaba de luz solar que entraba por la ventana. 

Habían llegado hace unas horas y habían mantenido el silencio que los atrapó en el viaje, movidos por un impulso instintivo, como de alerta, aunque no tenían idea a qué.

Aun tenían la sensación de frío arrastrada de la noche, pero la luz del sol matutino que se colaba por la ventana templaba el ambiente, haciéndolo agradable.

Se habían aseado y limpiado la sangre. Incluso pudieron descansar un poco. La hermosa Ur-Obun llamada Atma-2 dormía en el sofá, al parecer relajada, luego de ser atendida por el misterioso Borgias. No había recuperado la conciencia aun.

Ahora, Joyce, Boudicca, Marco y el Ingeniero se encontraban en la habitación, pensando. Los acompañaban Balgot el abogado y el Padre Thomas, miembros del séquito de la noble Thana. Darkus estaba descansando en la otra habitación, tratando de recuperarse de la herida. 

Una pregunta rondaba en la cabeza de todos, y nadie la había formulado aun: ¿qué hacer ahora?

Joyce se encontraba sentada, con el mentón apoyado en una mano, cavilando profundamente. No abría la boca, a la vez que esperaba que alguien rompiese el silencio. Su situación era cuanto menos, delicada.

Nadie podría dudar de nuestra humanidad, y eso el Pancreator sabrá verlo en su juicio. Pero ahora todos estamos en peligro: guarecemos a una fugitiva, que a la vez ha sido vejada de manera horrible. Y la justicia no debe tardar en aplicarse, aunque tengamos que hacerla llegar nosotros mismos...

Por fin cambió el curso de su mirada, denotando su regreso al mundo real. Las reflexiones llegarían más tarde, era hora de actuar.

- Bien, parece que todos, y espero no equivocarme, estamos dispuestos a defender a esta criatura... - suspira con profundidad - Ahora hay que pensar en las dimensiones de esa protección, y quién estará dispuesto a llegar hasta el final

Marco busco un espacio solitario en la habitación para recuperar su espíritu y su conexión con el Pancreador. Si bien había matado a aquellos hombres con sus propias manos, despojándolos de la vida que el todopoderoso les había otorgado no se sentía culpable, ni apesadumbrado por aquel hecho. Sabía que sus habilidades le habían sido otorgadas para realizar los designios del destino, y ese destino era manipulado por el creador de la vida y el cosmos.

Al finalizar con sus oraciones se aseó la herida que le habían infringido los maleantes para luego acercarse, ya en paz con sigo mismo, a la Ur-Obun.

- Niña, ya estas a salvo - sabia que la joven aún estaba inconsciente por los maltratos que había sufrido, sin embargo el Pancreador lo guiaba y sabia que su voz llegaría al corazón y al alma de la mujer - Nuestras vidas son ahora tuyas. El Pancreador ha cruzado nuestros caminos poniendo en nuestras manos tu protección de aquel mal que te amenaza.

- Despierta y permítenos ayudarte en esta difícil tarea que afrontas... Despierta y guía la furia del Pancreador contra aquellos herejes que amenazan la vida de tan noble criatura.

Posando delicadamente su mano sobre la frente de la joven, el sacerdote guerrero comenzó a entonar una oración que calmara los males de la Ur, protegiendo su alma de las atrocidades de la oscuridad - estoy aquí para protegerte - le susurro en el oído sin que nadie más pudiera oírlo.

La noche había sido larga y pesada. Las emociones y el cansancio habían hecho mella en ellos, por eso estaban callados, meditabundos.

Boudicca miró en su interior. El día pasado había estado a punto de dejarse llevar por una furia asesina, rabia que por suerte había logrado calmar a tiempo. Sin embargo eso no la satisfacía. No era una persona violenta. Respetaba todos y cada uno de los caminos del Pancreador, pues allí residía la búsqueda hacia la iluminación. Sin embargo, el dolor y el sufrimiento que reflejaba el hermoso rostro de la Ur-Obun calaban hondo. Era imposible ignorarlos, aceptarlos y mirar para otro lado. Debían averiguar quién el había hecho eso. Quién podía ser tan cruel como para maltratar esa indefensa mujer. Por qué era considerada una fugitiva. Qué ocultaba Boris, o mejor dicho, quién era él en realidad, puesto que la muchacha estaba convencida de que él había montado toda la cadena de sucesos para que ellos terminaran rescatando a Atma-2.

Con pesadumbre dejó de lado sus pensamientos. Necesitaba orar, conectarse con el Pancreador para hallar las fuerzas necesarias y descubrir su guía, más no pudo lograrlo. La visión de aquella chica, el reflejo de su sufrimiento la perturbaban de sobremanera.

Vio como Marco se acercaba a ella en actitud protectora al tiempo que la noble Thana planteaba el problema de fondo.

-Joyce por mi parte ten plena confianza. No sé si este encuentro obedece a mi búsqueda personal o si el Pancreador tiene reservada una tarea especial para mí antes de continuarla, pero esa joven... esa chica necesita ayuda. No podemos permitir que sea capturada y vuelta a torturar. Sé que ahora podemos ser considerados traidores o fugitivos, pero creo que el poder ayudar a tan noble criatura bien vale la pena el riesgo de caer en manos de las autoridades.

 Borgias permaneció sentado cerca del lugar donde Atma-2 descansaba. No tenía pensado dormir, y tampoco lo hubiera conseguido aunque lo hubiese intentado, la emoción era muy grande, lo carcomía la curiosidad, quería despertarla e interrogarla YA. Sin embargo era mejor dejarla descansar, además sus nuevos "compañeros" no lo dejarían, incluso cuando despertara... preferiría hablar a solas con ella pero no parecía muy probable que lo consiguiera... como hacerlo. ¿Qué diablos tramaba Bladis? ¿Las cosas le había salido bien o mal al extraño sujeto? Dudaba mucho que quisiera entregarsela, pero quizás esos matones respondían a otra persona, mmm quizás sin embargo si como dijeron tenían que pasar por el exacto lugar donde marco los encontró quizás todos estuviera planeado... Y ahora tenían una prófuga hospedada en lugar que Bladis probablemente conociera... No le gustaba el asunto. Decidió distraer su mente. Se puso a revisar las heridas de Darkus y a cargar y limpiar obsesivamente su arma.

Un gemido proveniente de la Ur-Obun distrajo a todos de lo que estaban haciendo. La muchacha recuperaba la conciencia, y se incorporó un poco en el sofá. Era hermoso ver los rayos de sol internarse en la habitación e iluminar su rostro, contrastando fuertemente con el color de su cabello.

Atma-2 pareció sorprenderse un poco por despertarse en la habitación, pero no tanto como lo esperaban. Su rostro era algo inexpresivo, aunque sus ojos iban de un lado al otro observando a cada uno. 

"Hola" dijo con una voz suave y baja "Me da un poco de verguenza que me vean así..." arrastró un poco la última palabra, como tratando de deducir que había pasado. "Por cierto"dijo de repente "muchas gracias por ayudarme... ¿quienes son ustedes?"

Se levanta con velocidad al verla despertar, aquello es sin duda buen signo. Aunque algo extraño, era su preocupación en aquellos instantes. Solo quedaba por recuperarse el pobre Darkus, que sanaría con ayuda del Pancreator

Gracias a las estrellas

Se acerca a la cama cuando es observada y hace una respetuosa reverencia, para indicar parte del alivio que era tenerla allí.

- Afortunados, eso somos, al verte despertar - se reincorpora con un amago de sonrisa - Mi nombre es Joyce de Thana, y hasta que me sea posible, te protegeré con mi vida

"Joyce" dijo la muchacha con voz suave, armoniosa "que lindo nombre." Alzó la cabeza y sus ojos se encontraron con la noble. "Y que hermosa sos"

Sus palabras quedaron en suspenso cuando alzó la mano y acarició, casi por accidente, a Joyce. La noble sintió entonces que su piel se erizaba y que un hormigueo le recorría el cuerpo, terminando en un escalofrío. La mano de la joven era cálida y suave, y su contacto llenó su mente de paz y tranquilidad.

Sorprendida, la joven de Thana dio un paso para atrás. La Ur-Obun sonrió y se incorporó. "Gracias por cuidarme, me tranquiliza un poco. Estoy algo nerviosa, a decir verdad." Entonces su vista se alzó, y miró al resto del grupo: "¿qué es lo que pasó? Apenas tengo recuerdos borrosos..."

 Al ver que la bella joven despertaba un halo de tranquilidad inundo el alma del sacerdote. El Pancreador había obrado protegiéndola a través de sus habilidades marciales y ahora devolviéndole la energía en aquel lugar. La visión de aquella criatura de la creación, tan bella y delicada, con una dulzura y paz desbordante en sus palabras no podían tener maldad alguna.

Marco sentía la necesidad de cuidarla, de protegerla, de permanecer a su lado, como si el mismísimo Pancreador, señor del universo, le estuviese hablando al oído haciendo personalmente aquella petición.

- Señorita, soy Marco Featön. Te ofrezco mis servicios y protección hasta que el mismo Pancreador lo demande - lo cual reforzó haciendo una pequeña reverencia para demostrar su humildad y entera entrega a lo que ahora creía su causa más importante.

- Nuestra comprensión de lo sucedido no es mayor a la vuestra, solo hemos tenido la fortuna, por obra del Creador, de estar en el momento indicado y evitar una tragedia en mano de tan viles delincuentes. Posiblemente... -al percatarse de no conocer el nombre de la Ur-Obun un rasgo de vergüenza marco los ojos del sacerdote - Señorita, disculpe mi falta de cortesía, pero aún no se nos ha develado vuestro nombre, solo sabemos que algunos la han llamado Atma-2, el cual no creo que sea el nombre real de tan hermosa creación del Pancreador.

 Borgias respiró hondamente se rascó la incipiente barba y habló lentamente arrastrando cada letra. Creo que nos estamos apresurando un poco, podríamos oír lo que esta mujer tiene que decir antes de jurarle protegerla con nuestras, que probablemente tengamos que dar ya que todo el Imperio la persigue, no es que sea un gran simpatizante del imperio pero... tiene métodos bastante convincentes.

Niña,- continuó el ingeniero- te encontramos casualmente cuando perseguíamos a un hombre llamado Bladis, tus captores te llevaron en una mochila y dijeron bajo interrogatorio que alguien anonimamente les pagó para que te trasladaran. Quizás fue azar y quizás tus captores querían que diéramos contigo. Esa es toda la información con la que contamos. ¿Puedes aportar algo a nuestras especulaciones?

 Marco alzo la vista hacia aquel que había hablado, cansado de tanto ajetreo y con una mirada casi paternal, como aquella que los sacerdotes usan al dar la catequesis a los más pequeños.

- Entiendo tus preocupaciones, y nadie te está pidiendo que jures tu lealtad hacia nadie, ni mucho menos que arriesgues tu vida por otro ser vivo en todo el universo - tras llenar sus pulmones de aire con un lento y prolongado suspiro que le trasmitió a su vos paz, armonía, pero con una autoridad de propiedades militares - Solo en Pancreador juzgara tus actos y te beneficiara con su perdón o con un castigo apropiado a tu entrega hacia él. Eres libre de seguir tu camino...

La frase quedo flotando en el aire, sin necesidad de finalizarla, el sacerdote esperaba escuchar la voz de la Ur y retirarse cuanto antes de aquella habitación, sin duda que los rastrearían rápidamente.

"Marco" susurró la Obun ausente, como para ella misma. Luego sacudió la cabeza y escuchó a Borgias, luego nuevamente a Marco. Observó a la sacerdotiza Eskatónica que permanecía en silencio en un rincón, con el rostro algo triste. Se incorporó en el asiento.

"No recuerdo demasiado..." cerró los ojos como intentando recordar "solo una habitación con paredes de metal" su cara adquirió una expresión de sufrfimiento "y mucho dolor... y hombres misteriosos, cubiertos con telas blancas... y objetos fríos, de metal, filosos... ... ... " Atma-2 quedó en silencio unos instantes "mucho dolor..."

Entonces, una lágrima se escurrió por su mejilla y cayó al suelo. Todos observaron como caía, viéndola como en cámara lenta, contemplando como brillaba. Cuando la gota cayó al suelo, el tiempo pareció detenerse, y un silencio absoluto se hizo en la habitación. Pudieron escuchar sus propios latidos y en un instante que pareció una eternidad Marco, Borgias, Boudicca y Joyce sintieron un calor en el pecho que se transmitió por todo el cuerpo en forma de escalofrío. Su propia alma ardía y se regocijaba de estar viva, pero al mismo tiempo se conmovía por la situación de aquella extraña joven. Una compasión como nunca había experimentado se adueñó de sus pensamientos mientras observaban la tristeza al parecer infinita de la Ur-Obun cristalizada en esa lágrima.

"Por favor..." dijo ella con un susurro, interrumpiendo sus pensamientos "no dejen que me atrapen." 

Boudicca estaba experimentando cosas muy contundentes en su interior. Adentro suyo, algo se había roto para nunca más volver a existir, aunque eso dio lugar a otras ideas. 

Sin embargo le costaba acostumbrarse a eso, y sobre todo descubrir que es eso nuevo, que daba vueltas en su cabeza.

Estaba sola, apoyada en un rincón de la habitación observando la escena en silencio.

Y cuando vio caer la lágrima y su fuerza interior ardió, la eskatónica se dio cuenta que lo que sea que le esté pasando, estaba directamente relacionado con la extraña muchacha que rescataron. Y recordó entonces la pregunta que le había hecho Marco hacía unos instantes y que ella pareció olvidar:

"Niña" dijo aproximándose hacia la Obun y arrodillándose a su lado "entiendo tu temor, pero hay algo que debemos... que debo saber: ¿cuál es tu nombre?... tu verdadero nombre..."

Tendrá pesadillas durante largos días

Se sume en esos pensamientos mientras espera respuesta. Tiene que haber un nombre, al igual que una historia completa de aquellas escenas que guarda en su memoria. Su sangre hierve de rabia al imaginar que horrible criatura sería capaz de dañar a un ser tan beatífico como ella.

En aquellos instantes, ella amaba la vida, como todos los presentes. Aquel sentimiento se había extendido a todos. Sus recuerdos daban idea del lugar en el que había estado. Pero necesitaban concretar más. Pensaba averiguar en un futuro quien era el responsable directo de todo aquello

¡ Entonces era cierto! Una historia traumática que recordaba a tortura, pero él sabía que los dolores habían tenido un sentido, alguien había metido la mano. Pero ¿por qué? ¿quién? ¿donde? La genética estaba casi extinta. Si esa muchacha era lo que sospechaba no podían haberlo hecho porque sí, era un proyecto demasiado ambicioso para llevarlo a cabo solo para probar que es posible. Algo debieron haber cambiado. Una lagrima lo saco de sus cavilaciones. La muchacha lo enterneció profundamente, algo en su pecho ardió por un momento fue consmiseración, incluso creyó por un momento que Marco tenía razón que la muchacha que había que protegerla, pero el sentimiento pasó rápido, Borgias comprendió que la muchacha tenía ese efecto, pensó en feromonas pero no era el mismo efecto que producían las hormonas... Algo habían cambiando en esa muchacha, algo poderos había escondido en su interior. Todo el ardor que sintió se trasformó en la voluntad irrenunciable de responder una pregunta: ¿Para qué había sido creada, y de qué era capaz? Ese deseo se materializo en imprudentes palabras.

Para evitar que te atrapen debemos dar con ellos antes, el imperio te persigue. No podremos defenderte ni esconderte para siempre ellos cuentan con muchos más recursos que nosotros. Hay que tomar una posición ofensiva y terminar con esto rápido. Para eso necesitamos todo lo que puedas decirnos sobre tus captores.

"¿Mi verdadero nombre?" dijo la muchacha con voz suave, armónica. "Nunca se me había ocurrido que tendría un verdadero nombre..." Se paró de un solo movimiento fluido, demostrando gran agilidad. Dio un paso vacilante.

"Mi nombre..." murmuró para si mientras agachaba la cabeza. Evidentemente la pregunta había despertado ciertos pensamientos y se esforzaba por recordar. "Mi nombre..."

Se paró en seco y alzó la cabeza. Sus cabellos siguieron su movimiento con delicadeza. "Mi nombre es Inanna" dijo con una voz más profunda, como si no saliera del todo de sus labios. De hecho todos dudaron si realmente la escucharon con los oídos o comprendieron el nombre en su mente.  

"Inanna..." repitió la Obun con más suavidad. Sonrió. "Tengo un nombre. Es Inanna." Miró entonces a la noble de Thana "Joyce, mi nombre es Inanna" dijo con ternura. "¿No es lindo?"

Sin embargo, su vista se cruzó con Borgias y dejó de sonreír. "El Imperio me persigue, entiendo. No se muy bien qué es el imperio, pero si me persigue se que no lo quiero demasiado. Sin embargo ya les dije todo lo que recuerdo" de repente se estremeció al recordar "dolor, mucho dolor. Y una habitación de metal, y hombres de blanco."

"¿Inanna?" preguntó la sacerdotiza más para si misma que para el resto. "No se por qué pero me parece familiar, me genera una sensación como de haberlo escuchado en algún otro lado..." 

Se incorporó (estaba aun arrodillada) y comenzó a dar vueltas por la habitación, pensando. Sacudió la cabeza luego de unos instantes, como renunciando a la búsqueda mental. Alzó la cabeza "¿Qué haremos ahora,  compañeros?" dijo preocupada "Tenemos a la famosa Atma-2 con nosotros..."

Inanna...

- Es precioso - susurra Joyce mirando a la pequeña muchacha con una leve sonrisa en los labios. Era una criatura celestial, la inocencia en estado puro. ¿Cómo podían haberla tocado de esa manera? - Mantenerla oculta, o quizás llevarla hacia un lugar donde no se la busque - comenta respondiendo a la pregunta de Boudicca - Tenemos que contar con todas las posibilidades y opciones disponibles... Y también atar bien todos los cabos

Un gran héroe en las guerras de la segunda república dijo, que para que algo salga bien hay que prepararse como si todo lo que pudiera salir mal saliera mal, es decir hay que estar preparado para el peor escenario posible. Dejenme entonces ser un poco paranoico. Todo lo que pasó estaba en los planes de Bladis, nos citó a todos con esas invitaciones, nos conoce bastante bien a todos.  Conoce este lugar. Propongo que alguien se encargue de conseguir un lugar lo más secretamente posible. Yo voy a volver  la taberna, quizás pueda averiguar algo sobre Bladis. Volveré aquí cuando averigüe algo. Creo que es importante también tener bien vigiladas las entradas de este lugar hasta que consigamos uno más secreto.

Terminó de hablar y salió a la calle casi sin dar tiempo a que le contestaran.