Partida Rol por web

Tu eres el fuerte, así que adelante. Digo dandole el paso.

- Vayamos, pues. Tú, delante. -le corroboro al semiorco. Si hay jaleo, él es el más apropiado para enfrentarlo.- ¡Venga, venga! -animo a los esclavos que parecen atontados, quizás por la extenuación- No tenemos todo el día para alcanzar la libertad.

Mientras van pasando todos por delante mío, me quedo para cerrar la comitiva que se aventurará por la puerta, rumbo a lo desconocido.

Los esclavos os siguen, pero parecen incapaces de hablar, todavía están temerosos. Tras seguir unos pasos por ese nuevo camino, la cueva se abre y llegáis a los muelles de la ciudad.

Estos muelles no son los más grandes del mar de la Luna, pero probablemente sí sean los más organizados y mejor controlados. Ningún barco entra en ellos sin ser examinado y tasado, aunque las tres familias principales cuentan con modos de soslayar el sistema si es necesario. Es posible encontrar inspectores en ellos de día y noche, así como un destacamento especial de soldados, que está bajo el control directo del inspector jefe.

Joder, este es un negocio redondo, no me  sorprendería que más de uno en los muelles les cubra para llevarse la carga, esto esta feo, muy feo. Digo mirando al rededor y buscando la mejor forma de escapar sin ser vistos. En caso dado, les digo a los esclavos, deberan correr y escapar por sus medios, pero antes de eso, les pido prudencia.

Miro a los demás. Si alguno de los secuases pregunta, digan que este cargamento de esclavos esta enfermo, y que no es una buena carga... debemos hacer algo para sacarles.

Si alguno sabe de magia es un buen momento...

- Esto va a ser difícil... -comento al ver las patrullas. Es imposible que pasemos desapercibidos, pero lo vamos a intentar. Si nos paran, ya veremos.

Supongo que liarse a tortazos contra toda la guardia portuaria no será buena idea. Si hay problemas, primero deberíamos agotar vías más diplomáticas.

Aquél debe ser el jefe -digo señalando a uno con pinta de chupatintas que parece que es el que dirige a los soldados y supervisa los desembarques.

¿Vamos? Poned vuestra pose más digna, a ver si no levantamos sospechas. -va a ser imposible, pero mejor que no nos vean intentar escabullirnos. Por mí, pasemos por delante de las mismísimas narices del inspector jefe.

Lúthien tomó aire hinchando el pecho y, pese a los posibles destrozos de su ropa, se las apañó para tomar los dos extremos de la falta rajada y anudárselos a la altura del muslo como si ese hubiera sido el acabado original del traje, dispuesta a pasar de la misma forma con la que había pasado por delante del semiorco rodeado de perros, levantando la barbilla y colocándose el escote para que resultara más convincente la actuación.
Miró al resto de soslayo, como una dama miraría a su servicio y enarcó las cejas como diciendo "vamos, pensad algo mientras nos movemos..¡YA!"

Thokk no podría esconder su mole de cuerpo tan fácilmente y, ligeramente distraído unos segundos cuando la elfa se colocó el escote, siguió el ejemplo de esta. 

Se irguió en toda su estatura, se colocó la espada a la espalda y la siguió como si fuera su escolta. Si alguien le preguntaba le gritaría en la cara, a ver si eran capaces de decirle algo.

Y, sin planear una estrategia, todo pareció salir perfectamente. Lúthien se adelantó, con Thokk a su espalda, haciendo que todo el puerto se girara para verla pasar.

¡Guapa!... ¡Menudo par de melones, no como los que traigo yo!... ¡Ven, que te voy a enseñar una mercancía muy jugosa con la que jugar!...

Entre tantos gritos, Lordo y Reluë consiguen escabullirse con los esclavos, escondiéndose entre cajas y saliendo por diferentes callejones.

Una vez os reunís todos, preguntáis por la tienda Trueques, que os había informado Erryn Whitealciervo. Tas un rato caminando, llegáis. Dentro de esa tienda, está el que os encargó toda esta misión.

¡¿Estais todos bien?!- pregunto a los esclavos- deben esperar un minuto, y conversar con este hombre, luego de eso sereis libres, pero esten pendientes, aún no han salido del lio.

Miro al hombre que nos encargó la misión.

Señor Erryn Whitealciervo, como usted nos lo pidió, investigamos, y estos hombres y mujeres que veis aquí, son esclavos que comercializaban aquél que domina el bar, y es así que sus sospechas son ciertas mi señor, hemos hecho lo que nos ha pedido.

Lordo era desconfiado de por sí, esperaba que no fuera una trampa. En este lugar no se puede confiar en nadie.

- Nuestra mayor satisfacción es devolver la libertad a todos estos hombres. De todos modos, señor Ulblyn Negroalciervo, su armónico familiar nos habló de una suma de 150 monedas por cabeza. -le recuerdo, por si acaso.

El servicio ciego al bien y la incansable búsqueda de conocimiento no están reñidos con las pequeñas riquezas materiales, creo yo.

 - Aunque este asunto de los esclavos es algo demasiado sucio. ¿No deberíamos ponerlo en conocimiento de las autoridades locales? -me temo la respuesta, que versará sobre la poca honestidad y la corrupción existente entre las fuerzas del orden de este bendito lugar.

Lúthien se había quedado no traumatizada, pero sí se sentía sucia. No le gustaban ese tipo de palabras cuando iban dirigidas a ella y ahora, que no tenía que seguir fingiendo, iba con la cabeza ligeramente inclinada hacia delante, cubriéndose con la capa procurando no llamar nada la atención. Con ella llegó el semiorco, gigantesco en comparación con la elfa.

-...-Como quien no quiso la cosa se mantuvo ligeramente al margen, con algo de timidez, permitiendo que se arreglara el negocio.

Thokk pensó en ir y ponerles los puntos sobre las íes a los imbéciles de turno, pero con su herida tenía suficiente. Se dejó llevar por sus "ayudantes/rescatadores" y se mantuvo un poco lejos. No tenía ni idea de como había llegado a parar a esa cueva, pero antes o después lo averiguaría.

Escuchó lo de la paga- Ahora somos cuatro, así que tendrá que haber otra paga para mí, pues he hecho mi parte del trabajo -dijo mientras se señalaba la herida de la pierna.

Al entrar en la tienda, Ulblyn os miró mal al principio. Después, se fijó en los esclavos y su rostro mostró asombro. Después hizo una mueca que bien podía pasar por sonrisa.

¡Por las barbas de mi primo! ¡Así que sois vosotros los que contrato! Y veo que hizo una buena elección. ¡Si señor! dijo golpeando la mesa.

Con razón se oían rumores de que Corwyn había cerrado su sucia taberna. ¡Porque vosotros habías entrado en ella y liberado a los esclavos! ¡De puta madre! dijo saliendo desde detrás del mostrador con una bolsa en la mano. Metió la mano y empezó a sacar monedas.

No sólo os pagaré 150 piezas de oro a cada uno, si no que por haber liberado a los esclavos, os daré 50 monedas más, un total de 200 piezas a cada uno djio repartiendo. ¡Y tendréis un descuento del 10% de por vida en mi tienda!

Miro a los esclavos.

Pues ya le oyeron, son libres!... de ahora en adelante tendrán que arreglarselas solos.

Miro al hombre y recibe el dinero.

Siempre es un gusto hacer buenos tratos.

Nunca espere que las cosas se dieran así, 200 monedas es más de lo que he tenido en mucho tiempo.

Thokk cogió su bolsa de dinero- ¿Y qué vende en su tienda? Me gustaría saber de que dispone para saber que comprar aquí -la voz, grave y gutural, que parecía estar más cerca de los ladridos de un perro, no era nada agresiva, aunque si intimidante de por sí, sin contar con la mole de la que procedía.

Mi tienda no solo es una tienda, también sirve de puesto comercial. Entrad por aquí y mirad os indicó una puerta. Al abrirla, pudisteis ver una gran zona al aire libre con bancos para que la gente muestre las mercancías que quiere vender.

Es totalmente legal, no os asustéis añadió con una sonrisa tosca.

Personalmente comercio con armaduras y equipos de combate, pero creo que podría hacerme con cualquier cosa que necesitarais.

Lúthien tomó su bolsita de dinero, ¿qué iba a hacer con tanto?
-Vaya...-musitó guardándosela.
Sentía lástima por aquellos esclavos, aunque era evidente que el ejemplo más claro de esclavo era el semiorco y no parecíaen nada apenado.
De hecho había sacado tajada como quien no quería la cosa.
Se encogió de hombros con sencillez tarareando para distraerse en lo que encontraba algo que le quisiera adquirir o no, basculando su escasa estatura de un pie a otro bailando para ella misma.

Y ahora... dijo Ulblyn con aspecto serio. Tengo otra misión para vosotros.

Corwyn ha cerrado su bar en el momento en que se enteró que alguien había entrado para espiar y se ha ido. Necesito que le sigáis hasta su escondite, está al oeste de Mélvont. Tendréis que llegar hasta su botín e inspeccionar el de los últimos saqueos. Hay que buscar cualquier objeto que tenga la marca que tienen los esclavos en el cuerpo. Os pagaré bien, por supuesto. 1500 piezas de oro para todos, y os doy la mitad por adelantado.