Partida Rol por web

Firefly: El Vuelo del Orfeo

Chap. 3: De Camino a la Perdición

Cargando editor
01/03/2011, 18:48
Director

La nave Orpheus, modelo firefly, sobrevuela el Vacío, a velocidad media, escapando del gran infierno en que se había convertido la skyplex Andromedes, abarrotada por completo de gente y mercancías variadas en dirección hacia el sistema Blue Sun. Pero esta vez se verían obligados a hacer tres paradas en vez de las dos previstas en origen: la primera de todas sería en el planeta Athens, donde los heridos y los feds bajarían y de ahí reportarían al Gobierno para que una nave acondicionada les viniera a buscar. Tras eso podrían dirigirse hacia la luna de Whitefall y finalmente hacia Lilac, su última parada.

El ruido y el ajetreo del interior de la nave contrasta con el silencio frío y calmoso del exterior. Sus habitantes, tras algunos conseguir descansar unas horas, iniciaron una segunda jornada de trabajo intensa, ya que las primeras horas en la Orpheus fueron tremendamente caóticas, la tripulación se vio sobrepasada por las circunstancias, especialmente el Capitán Julian Crautchin que entró literalmente en shock al ver tanta gente y a su nave en semejante estado. Acabó encerrándose en su camarote dejando un "I'll be in my bunk!" como única explicación.

Para Ian, Angel y Bob el sanitario fueron las mejores y las peores horas su vida porque simplemente pasaron a velocidad lumínica, había demasiado trabajo que realizar, incluso siendo tres como eran. Tenían que turnarse para poder tomarse un descanso y no morir en el intento. Había demasiados heridos que atender y había que calcular y racionar los suministros médicos de la nave, incluidos los que la propia Angel traía consigo. Fueron horas frenéticas de no parar de entrar y salir heridos de la enfermería de la nave, y paciente tras paciente, Ian empezó a acuciar no sólo el cansancio si no el "mono", a cada hora que pasaba estaba más cerca del estado de "mataría por un porro o unas setas o lo que sea que me coloque!!". De hecho, empezó a mirar con deseo la botella de éter del maletín de Angel, esa es siempre la última opción de cualquier amante de las drogas pero a veces no queda otra si no hay nada más a mano. La Srta. Drake, por otro lado, no era consciente de ello, estaba demasiado ocupada haciendo números en su cabeza y buscando modos de racionalizar absolutamente todo en la nave, si sólo le dieran permiso para ello, acabaría pronto con el problema! Aunque claro, también si sobrase algo podría redirigirlo para la colonia, que todo el mundo sabe que lo necesitan tanto esos pobres salvajes incivilizados...

Dariel, tras ser el primer paciente en pasar por la enfermería (ser piloto a veces tiene cosas buenas), fue condenado a descansar en el cuarto que comparte con su hermana Ivy. La operación de extracción de bala había sido un completo éxito y apenas le quedaría marca, aunque tendría molestias durante unos cuantos días, y sobre todo, estaba obligado por su médico y su hermana, a descansar y no forzar. Y en eso estaba, acompañado de una botella de whisky y su terminal de cortex, felizmente reposando en la cama. Unas mini-vacaciones para él. Un infierno para el resto.

Tras salvar la vida de Dariel, el siguiente en ser atendido fue Rousseau, por petición de Ivy y de Ashton. Ian salvó su pierna, que a causa del sobreesfuerzo aplicado estaba al borde de una posible gangrena, pero no fue su momento de morir ni de acabar cojo, así que el jugador veterano fue llevado a uno de los cuartos de los pasajeros, con ambas piernas intactas (o casi). De hecho, la cirugía había ido tan bien que apenas le quedaría cicatriz, sólo una finísima línea blanca que apenas se vería. El talento de Ian estaba surgiendo en todo su esplendor, era el héroe del día!

El que no estaba tan feliz era Kratos, cuyo trabajo como Jefe de Seguridad se ha cuadruplicado con tanta gente a bordo, y encima tenía que compartir aire con los feds, que parecían estar pegados a su culo. Aunque también descubrió que Stan, el fed veterano que conocieron en las celdas, era mejor compañía de lo esperado, parecía tener todo bastante bajo control y de hecho, estaba haciendo de intermediario entre ambos bandos. Los feds le obedecían y Stan era lo bastante listo como para no poner en juego su vida de nuevo, y más tras ser salvado de un disparo mortal realizado por aquel niño endemoniado. Le debía lo suficiente a la tripulación como para no tocarles los huevos más allá de lo imprescindible.

Ivy, la otra piloto, ha pasado a ser LA piloto de la nave, con el stress que eso conlleva y más teniendo en cuenta que su querido hermano estaba herido y recuperándose (y emborrachándose) solo en su cuarto y ella no podía ir a atenderle ni mimarle ni tocarle las narices porque tenía que atender al Puente de Mando. Y un montón de zorras desconocidas deambulando por la nave y sin ella poder controlarlas que no se acercaran al camarote donde está su hermano... Eso aún la cabreaba y estresaba más. Y cuando no pilotaba o hacia su turno de vigilancia en el Puente de Mando, tenía que ocuparse del control de los suministros y de las mercancías y casi se había tirado de los pelos cuando no le cuadraron los números. Al final, agotada se rindió por completo. Sólo consiguió hacer una lista de todos los bultos y sus contenidos supuestos, pero sin haber podido revisar nada realmente del interior de las cajas. Había un lío de cajas y más cajas entre las que trajo el armero, las que trajo la zorra de la sonrisa de mosquita muerta, las que subieron a bordo los feds en el desalojo y las mercancías y víveres que la propia Orpheus ya cargaba en su envío.

Pero si entre la tripulación gobernaba cierta desazón, entre los nuevos pasajeros corrían otros aires.

Jack también fue atendido por Ian, por los cortes y contusiones, no fue gran cosa, simplemente le dieron algún analgésico para el dolor de cabeza y le recetaron descanso. Fue conducido a uno de los cuartos de los pasajeros para que descansara y no incordiara, dando saltitos de comando por los pasillos de la nave.

Helena
, como se aburría, decidió usar su talento oculto y firmó una "tregua" con Ashton, pasando ambos a cocinar juntos, ya que el tipo delgaducho era el que se ocupaba de ello, con bastante acierto. Ashton no fue capaz de decir que no, la tuerta le acojonaba demasiado. Así que sí, firmaron la paz, básicamente ella decidió no pegar a Kaplan hasta matarle y éste simplemente se calló y no objetó nada en contra de que ella entrara en la cocina.

Cassia
, a salvo en su lanzadera con Eileen, trató durante las primeras horas de pasar desapercibida tras la respuesta de Julian a su bienvenida, un gruñido y miradas fulminantes. La dulce acompañante no se atrevió a salir nada más que para ir a buscar la comida para ambas, en un intento fútil de no volver a cruzarse con el capitán Crautchin, al menos en unos cuantos días, cuando se le hubiera pasado el cabreo.

Wladimir tomó posesión de uno de los cuartos de los pasajeros que quedó libre, y por el cual había negociado su pasaje, dando por entendido que estaba todo pactado y cerrado. Al principio procuró pasar desapercibido y no pasearse demasiado por la nave, en especial de no pasar por donde estaban los feds por si a alguno se le encendía la bombilla y le reconocía, nunca se sabe cuando tu pasado puede jugar a tu favor o en tu contra y la memoria es tremendamente selectiva. Decidió no arriesgar, en pro de no estropear su futuro negocio, el que le llevará a las puertas de Whitefall.

Noah el armero, que al principio se sentía algo descolocado en aquella nave, empezó compartiendo el cuarto con los hermanos Lefay (para disgusto de Ivy) hasta que finalmente le dieron permiso para ocupar la otra lanzadera y así poder meter sus cosas allí, dejando algo más de espacio en la zona de carga. Las siguientes horas las pasó instalando su taller de armas en la lanzadera,  donde simplemente perdió la noción del tiempo.

Y como todos estaban demasiado ocupados, nadie se percató de que llevaban un polizonte, Thornfinn, que tras dormir unas pocas horas en el cuarto de los trastos, empezó a hacer sus pequeñas incursiones por la nave, intentando hacerse una idea de lo que había a bordo. Así que era el único en toda la nave que era completamente feliz: estaba vivo, tenía donde dormir y comida en abundancia, que más podía pedir?

Y de este modo, pasó el primer día y medio en la nave, hasta que la situación empezó a calmarse y se vio claramente la necesidad de hacer una reunión de la tripulación para ver el estado de la cuestión: distribución y racionamiento del espacio, suministros y balance de pérdidas y ganancias.

Julian finalmente se vió obligado a salir de su bunker y tomar las riendas de la nave y de todos sus habitantes (bueno, sí, el envío masivo de mensajes vía cortex de Dariel ayudó a ello, para que vamos a engañarnos, el Capi es un hombre tozudo pero su segundo al mando tampoco se queda a la zaga. Eso y los golpes a la pared contigua le acabaron de decidir para salir de su refugio, son tremendamente molestos cuando intentas dormir...). Convocó a la tripulación y allegados.

Julian se asentó en el Comedor y convocó a las siguientes personas: los hermanos Lefay, Kratos, Ian, Cassia y Noah, que a petición e insistencia de Dariel, fue reconocido como miembro de la tripulación (además de entregarle de forma provisional la otra lanzadera) en la función de nuevo "mecánico" ya que habían perdido a Steve por el camino y Dariel no podía asumir él solo el tema, y menos ahora.

Crautchin también les pidió a Miller y Kaplan que estuvieran presentes, ya que habían pasado a ser "secretario" provisional y chef de la nave, respectivamente.

Temas a tratar? El negocio se está yendo a pique. Habían perdido a su mecánico y a dos clientes importantes, pero en cambio tenían toda su mercancía a bordo y una decisión que tomar al respecto, entregar o no dichas cajas a su destinatario, y más teniendo en cuenta que probablemente el Sr. Hong les pediría explicaciones acerca de la desaparición y probable muerte de su esposa e hija, estando a cargo del Capitán de la Orpheus y su tripulación. Después estaba el tema que aunque aún no era urgente pronto lo sería: la comida y el agua. Había que valorar y decidir la política de racionamiento a llevar a cabo.

La distribución de espacio parecía que entre aquella chica, Angel, Ian y el sanitario, con ayuda de Stan el Fed, habían conseguido en relativo poco tiempo (unas pocas horas) redistribuir a todo el mundo de tal manera que se racionalizó el espacio y nadie parecía ya quejarse y no había más gente por los pasillos. Pero había algo molesto en todo ello para la tripulación y los 3 propietarios de la firefly: que había a bordo un montón de pasajeros que estaban viajando gratis y comiendo a cargo de los ahorros y sueldos de todos ellos. Así que no era muy difícil prever las grandes pérdidas que iban a sufrir a no ser que encontraran un medio de que el Gobierno de la Alianza les pagara por el servicio realizado.

Por otro lado, Wladimir, Jack, Rousseau, Helena y Stan el Fed habían empezado una partida de póker en la zona de la Sala Común, adyacente a la zona del Comedor. Como todo formaba parte de la misma pieza sin separadores, la tripulación reunida podía oír de vez en cuando los gritos y comentarios que se lanzaban los jugadores durante la partida.

Angel, como no era parte de la tripulación, pero había estado ayudando a Ian en las tareas médico-sanitarias, había sido dejada en la enfermería de guardia, ya que Bob el sanitario estaba haciendo su turno de descanso e Ian tenía que ir a la reunión. Así que ésta estaba aprovechando para empezar el inventario de suministros médicos e igual, con un poco de suerte, podría ponerse con el de alimentos, aunque tendría que pedir permiso al Capitán, ya que podía revisar las que compró ella pero no las que hay en el almacén de la nave, al estar bajo llave. Y la chica que lleva el tema y tiene la tarjeta magnética que abre el cuarto de los tesoros nutritivos, Ivy LeFay, no está muy por la labor ni parece estar muy predispuesta, tendría que hablar con ella y convencerla de que la dejase ayudarla, por el bien de todos!

Por último, el pequeño Thornfinn, tras explorar el cuarto y los alrededores, descubrió, para su maravilla, que en la nave hay unos conductos del aire fantásticos que le permitirían ir de una punta a la otra de la nave sin tocar el suelo y oh que genialidad! su cuerpecito infantiloide cabe perfectamente por ellos, que casualidad no? Y raudo, como es él, se metió por ellos y empezó a arrastrarse por los pequeños túneles de metal hasta que alcanzó las primeras rejillas: daban a los cuartos de la tripulación. Como no había nada interesante, siguió avanzando hasta dar con la de la Sala Común-Comedor, donde parece que todos se han reunido... Y puso la oreja para escuchar, tampoco es que hubiera muchas más cosas interesantes que hacer en una nave mega-vigilada.

Y así empezaba un nuevo "día" en la Orpheus, con una Junta Urgente de "Vecinos". Llegarían a algún acuerdo o acabarían discutiéndose como cas siempre y no llegando a nada? Quien sabe...

Notas de juego

La relación exacta de suministros y demás se os dará cuando alguno realice una jugada de inventariado. Pero respecto a las pertenencias traídas por cada uno de los pasajeros extras están las siguientes:

5 Cajas del taller de Noah.

10 Cajas de Angel, con un elevador gravitatorio.

5 Cajas y 5 Contenedores de Agua de los Feds.

La distribución de los espacios ha quedado del siguiente modo:

Tripulación:

Julian
Hermanos LeFay
Kratos
Ian
pasa a ocupar el cuarto de Steve

Lanzaderas:

Cassia con Eileen
Noah con sus 4 cajas del taller de armas

Zona pasajeros:

Jack: habitación de Natalie Hong. Lo comparte con Bob el sanitario.
Wladimir: cuarto libre y limpio
Rousseau: cuarto de Amanda Hong
Miller y Kaplan comparten el cuarto de Miller
Helena: el cuarto de Ashton (se lo robó vilmente)
Stan y los feds usan el antiguo cuarto de Ian como cuartel.

Zona de Carga y Enfermería:

15 heridos distribuidos entre ambas zonas

Angel (sólo paga 20 créditos, con lo que sólo tiene dº al suelo del Hangar)

 

PD: Lo siento, no fuí capaz de escribir nada mejor para el inicio del capitulo, estoy muy falta de inspiración, disculpadme ^^u

Cargando editor
18/04/2011, 00:52
Joseph "Pinky" Rousseau

Mucho mas recuperado y con la pierna estupendamente. Tengo que recordar agradecérselo al doctor, pero de momento nada como una partida de poker para celebrar haber sobrevivido con mis dos piernas

Jack es un jugador, ya le gane pero es al que vigilo mas atentamente. Wladimir y Stan, solo dos caras con nombre, no creo que sepan jugar realmente pero no me descuidaré. Y la última en nuestra pequeña timba es Helena, esa zorra tuerta, la recuerdo muy bien y disfrutaré mucho desplumandola.

Pero no dejo que ninguno de estos pensamientos se refleje en mi cara, tan inexpresiva como la de un pez muerto mientras doy un trago a mi whisky

-bien, ya que hay jugadores no profesionales no apostaremos muy fuerte, ¿de acuerdo?-

Cargando editor
18/04/2011, 22:27
Helena Tijeras



[sala común - cocina - comedor]

 Lenta y sinuosamente, dejaba escapar pequeños y perfectos anillos de humo de mis labios, mientras el puro que fumaba se consumía lentamente entre mis dedos (hasta donde podía recordar, no había partida de poker que se preciara sin un puro, una pipa e intenciones perversas, y nadie diria que Helena Tijeras no daba importancia al atrezzo...).

Suspiré, estaba aburrida. No, aburrida no. ¡Estaba mortalmente aburrida!. ¿Miraditas suspicaces y apuestas ridiculas? ¡¿porque nadie se estaba zurrando aun?!, aquella no era la clase de partidas a las que estaba acostumbrada. 

Estiré los brazos desperezandome y bostezando con todo el descaro del mundo, dejé de balancear la silla en la que estaba malamente sentada y bajé los pies de la mesa. -Esto es un coñazo...-murmuré ladeando el puro hasta una de las comisuras de mis labios dejando caer las cartas sobre la mesa. -avisadme cuando dejeis de jugar como abuelitas -concluí apagando los últimos restos del puro en la suela de mi bota antes de, ni corta ni perezosa, largarme y dejarlos plantados sin más.

Tenía que hacer algo para matar el tiempo, no tener nada que hacer solía obligarme a pensar y pensar no solía acarrear nada bueno. Sobretodo porque cuando una tiene tiempo de pensar, no suele hacerlo sobre vanalidades triviales (en esas cosas solo se piensa cuando no se tiene tiempo, paradojas de la vida), suele pensar en esa clase de cosas que solo terminan con algo o alguien más que el tiempo... muerto (más literal que retóricamente). Asique en estos casos, el mantenerme ocupada, podría decirse que era algo por el bien de la humanidad (y de la no-humanidad también).

Asique, silvando una melodía de rock viejo y cascado, bajé las escalerillas metalicas hasta la cocina donde, jugueteando entre fogones y afilados cuchillos con despreocupada aunque febril maestría me puse a improvisar.

Una vez hube terminado sonreí de medio lado, satisfecha. Serví el aromático preparado en los primeros cuencos que encontré y me dirigí felizmente hacia el comedor. Donde la perspectiva de "conversación", para bien o para mal, prometía ser mucho más interesante.

El capi había reunido a toda su tripulación y ahí me presenté yo, con una sonrisa dificil de interpretar y, lo que parecía un plato caliente, listo y apunto. 

Como si estuviera en mi casa y aquello fuera algo que llevara haciendo toda la vida, dejé los cuencos sobre la mesa y con toda naturalidad y descaro del mundo me senté sobre una de las esquinas libres, expectante.

- ¿que? -me encogí de hombros indiferente ante la pregunta que aun no se había formulado pero que flotaba en el aire -estais muy delgados, estoy segura de que no os alimentais como es debido -concluí como si aquello tuviera todo el sentido del mundo, dadas las circustancias.

 

Notas de juego

Master: Liryyyyy no se puede fumar en el interior de la nave, cabrona, que te cuescas la mitad del oxigeno xD

Nota: La cocina, el comedor y la Sala Común están todas juntas como si fuera una cocina americana, no hay separadores, están en la misma sala, la central.

Cargando editor
18/04/2011, 23:58
Julian Crautchin

Tras día y medio en la nave llena de heridos, Feds, y gente que no conozco de nada me decidí a hacer aquella reunión. Aún quedaban muchas cosas por hablar pero aún no había conseguido pillar a Kaplan solo, aunque el tiempo que pasé con Dariel mientras se mejoraba (mas le valía al doctor que así fuera) pudimos llegar a varios acuerdos con respecto a la nave.

Algo que no se me quitaba de la cabeza era el hecho de haber perdido a nuestra mecánica, a Steve. Y la cosa no mejoraba cuando pensaba en que podía haber perdido a Dariel también, o en la clase de situaciones que han vivido los demás mientras yo tenía mi propia cruzada encerrado. Una locura. Una locura que me llevaría tiempo masticar y asimilar.

Entre todas esas cosas, muchos mas problemas que esperaba tratar en esta reunión.

Estaba a punto de comenzar a hablar con mi tripulación (y los nuevos fichajes para la misma), cuando aquella mujer que una vez me había timado (sí, la reconocí en cuanto la vi, no es como si tuviera una apariencia difícil de olvidar) se plantó en el Comedor. Suspiré con pesadez y serio, me acerqué a ella.

- No puedes estar aquí - le dije directo - Es una reunión solo para la tripulación así que... - señalé la puerta - Tienes tu cuarto para comer.

La miro, sé que también me reconocerá aunque no es un tema que vaya a sacar aquí delante de todos. Aparte de eso, es un tema pasado... Y que aún me cabrea cuando lo pienso; prefiero ignorarlo.

Cargando editor
19/04/2011, 13:04
Helena Tijeras

[comedor]

Sonreí ampliamente, sin tapujos. Como había predicho, para bien, o para mal, esto prometía ser mucho más entretenido que aquella partida de poker...

Eché un rápido vistazo al tipo que tenía delante: como se movía, su forma de hablar, su mirada... No hacía falta ser un genio para deducirlo; ¡Era el Capi!

Bajé de un saltito de la mesa y alcanzando una silla me senté a horcajadas sobre la misma, apoyando los brazos cómodamente sobre el respaldo.

-No es para mí -añadí deslizando uno de los boles hacia él. El caso era que me sonaba de algo y ahora me picaba la curiosidad.

-por cierto -volví a examinarlo de arriba a abajo -me alegro de que estés...bien -comenté esbozando una sonrisilla pícara. Aunque no le conociera, sabía que había sido arrestado junto al médico. -supuse que una pequeña distracción sería de ayuda...-añadí encogiendome de hombros inocentemente.

-Oh, pero por mí no os corteis -continué consciente tanto de las miradas expectantes, como de las de mala leche -vosotros seguid con lo vuestro -concluí desviando la mirada hacia Dariel, el chico LeFay, al tiempo que una sonrisilla traviesa se dibujaba en mis labios...

Notas de juego

perdooooon, no sabía la distribución ^^

Bueno, suponed que se ha puesto a preparar algo y luego se acerca a la mesa con todo el morro del mundo ;-)

Prueee!! no se si es porque te conectas poco o que mi msn te odia, pero desde que te cambiaste de dirección no te veo! snif snif

Cargando editor
19/04/2011, 13:12
Wladimir Mehêtabêl Zeev

Había pasado el rato observando a los tripulantes de la nave. Eran todos variados, pero únicamente tres parecían candidatos para ayudarle, y estaba seguro de que todos tenían más inconvenientes que ventajas, pero eso no le preocupaba, al fin y al cabo, su vida siempre había tenido más inconvenientes que ventajas. Lo importante era aprovechar al máximo estas últimas, y eso era algo que se le daba francamente bien.

No había vuelto a ver a Cassia, por lo menos no había tenido la oportunidad de volver a hablar con ella, y bueno, sólo quería decirle que había resuelto la situación de manera aceptable, y que si necesitaba respaldo con el resto de la tripulación podía dárselo, aunque eso no sirviera de mucho, siempre es bueno tener a alguien de tu lado. Había sido fiel a ellos por encima de su propia seguridad, y eso era algo que probablemente nunca sabrían, por lo menos no por ella. A veces las cosas son así, pero lo dejaría claro si el momento llegaba.

Se perdía en las reflexiones y no prestaba atención a la partida, era un juego estúpido, pura estadística y la posibilidad de que un idiota con suerte jodiera a las matemáticas, por lo menos durante una noche, no era su estilo, prefería otro tipo de juegos donde personas más ricas estaban dispuestas a perder más dinero. Pero se había unido a la misma, a pesar de que participara un Fed, para tantear a su primera candidata, y desde luego que estaba respondiendo de manera excelente a las expectativas. Había pensado en su plan y en como apuntaba de manera irremediable a fracaso, por eso estaba ya buscando soluciones.

Durante el juego se había mostrado comedido, cordial, un poco pardillo en definitiva, dejando escapar algún gesto de fastidio y algún otro de alegría, pero perdía continuamente, así que aprovechó para seguir a Helena cuando esta se levantó de la mesa. Murmuró unas disculpas y alegó que estaba cansado de perder, y siguió los pasos de la mujer hasta el lugar donde estaba reunida la tripulación, y donde sabíamos perfectamente que no nos correspondía estar.

Predecible, pero seguramente incontrolable, una bonita paradoja.

La observé sin decir palabra, y escuché la “recomendación” que le daba el capitán de la nave, si todo iba según lo previsto, pronto podía hablar con ella, pero de momento, prefirió mantenerse al margen, aunque se aseguró de que se dieran cuenta de que observaba la escena situándose cerca de la espalda de Helena.

Cargando editor
19/04/2011, 13:28
Kratos Syn

Era un mal día. Normalmente se podía saber mi humor por cómo de dicharachero estuviese. Había pasado de las frases compuestas a las simples, de las simples a las palabras sueltas, de ellas a los monosílabos, y ahora sólo emitía gruñidos. En definitiva, era un muy mal día. Había demasiada gente, todo el mundo haciendo ruido, todos trasteando para arriba y para abajo. Era imposible mantener el control de aquella situación. Al menos no como a mi me gustaría. Las cosas simples estaban mejor hechas. Eran más fáciles de comprender y controlar. Todo aquello se me escapaba de las manos. En un principio pensé en requisar todas las armas, luego pensé en requisárselas sólo a los feds, luego pensé que los feds eran los menos peligrosos de todos los que llevaban armas en aquella nave. Al final opté por que lo mejor sería pegarle un tiro al que diese por culo.

El caos en la Orpheus, la explosión en la Skyplex, la herida de Dariel, el no poder matar a ese crío... todas esas cosas me habían hecho olvidarme de Kaplan y nuestro asunto pendiente. Pero mientras estaba sentado en el comedor, de brazos cruzados y con cara de pocos amigos, apareció el delgaducho. Noté toda la frustración de aquellos dos días juntándose en mi estómago. Algo me decía que hoy debía morir alguien. Apreté los dientes y empecé a mover la mandíbula. Por el sonido que emitía cualquiera diría que estaba masticando piedras. Tuve que concentrarme en mi pequeña Jessy para tranquilizarme y no matar al tirillas.

Y entonces entró ella, si un día podía ser malo, este había tocado fondo. Tenía apenas un recuerdo de ella, de hacía unos cuantos años. No conseguía acordarme del nombre, pero sí sabía que por su culpa me había metido en problemas. Si ella estaba cerca, seguro que el viaje iba a ser un infierno. Y luego se coló el viejo. A ese sí que no le conocía, pero empezaba a haber demasiada gente en esa habitación. Antes de que el capitán hablase me levanté. Despacio, tranquilo, tomando la postura de "no me toques los huevos, que muerdo" que usaba para intimidar.

- Largaos. Privado.

Fue todo lo que me apeteció decir. Sabía que el barbas no opondría mucha resistencia, pero no me fiaba de que la tuerta se marchase tranquilamente sin decir nada. La miré desafiante. Estaba en mi nave, no me iba a achantar.

Cargando editor
19/04/2011, 14:11
Cassia Ren-Shen

|Comedor|

La idea de la reunión que había convocado el capitán no me gustaba absolutamente nada por una serie de razones que incluso llegué a anotar en un papel para que mi mente no se hiciera un lío. Desde que alzamos el vuelo de nuevo lo he hecho bastante; ordenar los pensamientos en papel para recuperar la armonía de mi mente, de la misma forma que ordeno una habitación para el correcto flujo de las energías.

El caso es que mis razones para haber puesto algo de mala cara ante la reunión eran las siguientes:

1. Había que salir de la lanzadera. Con todo el caos y alboroto que había tomado posesión del alma de la Orpheus, mi pequeño santuario de paz y orden se había convertido en mi refugio, y salir de él ya volvía a darme mono de sentarme y meditar con mi mala entre las manos.
2. Julian. Que nos reúna a todos sólo puede significar que la situación le puede (cosa que ya sabía, y no voy a culparle por ello), y el riesgo de ser regañada de forma poco pacífica por culpa del cúmulo aumenta entonces en diez. Ni siquiera es necesario que él tuviera en mente cargar contra mí; es capaz de echarme la culpa por abrir las puertas.
3. Desconcierto. He pasado casi un día entero durmiendo tras haberme automedicado con té y aromaterapia, y de repente estoy sentada en la mesa sin conocer una de las caras que figuran aquí ahora como tripulación (mi querida gente sigue asumiéndome como tripulación, por algún motivo extraño e incomprensible para mí).

El capitán iba a comenzar cuando otra cara que me desconcierta (y me deja intranquila, vamos a ser honestos; no me transmite buenas vibraciones) irrumpe en el comedor tan tranquila. Y tras él el señor Mehêtabêl. Sólo por reconocerle ya puedo sonreír un poco menos inquieta.

Cargando editor
19/04/2011, 15:52
Helena Tijeras

Alcé la mirada, alce la mirada mucho, tanto que casi me desnuco. El tipo que tenia delante era tan alto como un armario, de estos cuyas permanentes facciones de cabreo le vienen a uno ya de serie y al parecer, de pocas palabras (o de las palabras justas, según se mire). Justo el tipo de gente a la que, por algún extraño motivo, solía cabrear. Bueno, para ser sinceros, solía cabrear a todo tipo de gente, pero por alguna razón mística, en estos casos en concreto, tenía un talento especial. Había elaborado una especie de teoría, tenía que ver con eso que algunos llaman tensión sexual no resuelta aunque, yo, por mi parte, lo llamaba tocar las pelotas, así, a secas.

Entrecerré los ojillos suspicazmente. -Kraiton... Klaiton...Krusty...-chasqueé la lengua, a menudo solían pasarme estas cosas, aunque tenía excusa, había amenazado, robado, timado y zurrado a demasiada gente -¡Kratos! -concluí finalmente apretando los puños y tirando de los codos hacia atrás en un gesto universal de triunfo.

Si bien era cierto que la ultima vez que me crucé con aquel tipo le había dejado tirado en una situación un tanto comprometida aquello había sido ya hacía unos cuantos años, ya iba siendo hora de que lo superara. Había quien decía que el rencor mantenido, rumiado y requeterrumiado podía producir cancer.

Tamborileé con los dedos sobre la mesa. -Te noto tenso...-comenté en mi papel de reina de la obviedad, balanceandome distraidamente sobre las patas delanteras de la silla -ten, el secreto es el cilantro-añadí guiñandole un ojo cómplice, acercandole un bol a él también.

Cargando editor
19/04/2011, 16:17
Ian Green

Todo ésto me producía cierto estado de felicidad superlativa sumado a la potencia al cubo de mis ganas de fumar hierba de buena calidad. A cada paciente curado, es un peta más a la lista de éxitos que se deben saborear con un buen happy-hippo. ¡Y ya he curado demasiados sin recibir las mieles de la victoria! Por suerte, tengo la suficiente cantidad de marihuana como para pillar un pedo tremendo en cuanto aterricemos en vete-tú-a-saber.

Aún no había cumplido la promesa que había hecho si salía del lío en el que me había metido, lo reconozco, pero es que lo primero es lo primero.

Pestañeo, recordando que estaba asistiendo a una reunión importante de la tripulación. Y yo soy parte de ella, claro, así que he de asistir. Por supuesto. Qué rollazo. Por suerte, parece ser que la importante charla se ha aplazado por la aparición de una tuerta y un viejo. Ni idea de quiénes son, no han pasado por la enfermería, donde me he pasado encerrado tooodo el rato excepto para mear, cagar, comer y descansar los cinco minutos restantes de tiempo libre.

snif, snif... huele a bulla. Gran encrucijada... ¿Permitir que se maten uno a otro sin hacer nada o permitir que me maten los dos al intentar hacer algo? Oh, ya lo sé.

Cargando editor
19/04/2011, 16:36
Kratos Syn

Ya empezábamos tocando las pelotas. Cinco minutos en la misma sala y ya me había cansado de ella. Ahora empezaba a hacer memoria. Había sido lo de la cacería aquella extraña. El trabajo era bastante sucio, pero la paga muy buena. Y en aquella época lo necesitaba. Y todo se había ido a la mierda por ella.

- Helena... - digo entre dientes.

No era el mejor día para jugar conmigo. No lo entiendo, mis palabras han sido sencillas. La orden ha sido clara. ¿Por qué se empeña en ponerlo difícil? Sólo tiene que levantarse y salir por la puerta. Joder, ¿es que la gente disfruta poniéndomelo difícil? Golpeo la mesa con furia. Unas gotas del líquido del cuenco me salpican la mano. Y me da una idea. Pienso en lanzárselo a la cara. Las cosas claras, con Kratos no se juega. Pero quizá sea una pasajera y haya pagado por estar allí. Es algo que tendré que aclarar luego. Saber a quién puedo golpear y a quién no me va a resultar... un alivio. Así que ante la duda, cojo el cuenco y lo estampo contra el suelo. Con la misma mano, señalo la mesa donde antes estaban jugando y repito remarcando cada sílaba.

- Largaos.

Cargando editor
19/04/2011, 21:28
Jack Wolf

Jack se toma con calma la partida, es una forma de pasar el rato en una nave atestada de gente, además, la compañía no estaba tan mal, después de todo.

Cuando Helena y Wladimir se levantan y se acercan a la zona donde está reunida la tripulación, los mira con curiosidad y algo de fastidio, una partida entre 5 siempre es mejor que entre 3, se encoge de hombros y metiendo la mano en la chaqueta saca la petaca y tras darle un trago se la ofrece a Rousseau, mientras dice:

- Es mejor hacer esto cuando no está Helena, la veo capaz de volver a tirarlo. - Sin dejar de sonreír se gira hacia Stan y dice: - Es un buen whisky, te gustará, no me lo podía permitir estando en el servicio.

Cuando el gorila de la nave estampa el cuenco contra el suelo mientras le grita a Helena, Jack fija su atención en el conato de pelea, si fueran sólo el gorila y ella no le importaría, pero hay más gente.

Cargando editor
19/04/2011, 23:26
Angel Drake

Me aburría, me aburría horrores. Y si, vale, el aburrimiento hacía que, de alguna forma retorcida el trabajo pareciera, no sé, menos malo. Al menos hacía algo ¿no? Pero había un límite a mi capacidad de actuar de forma desinteresada. Y no es que fuera a pedir nada o que esperase algo por mi esfuerzo. Lo que sí que necesitaba era un descanso y, ¿por qué no?, relajarme, hacer algo divertido. Casi ni recordaba la última vez que había estado en una fiesta. Una de verdad, no las de mi padre.

Me aparté un mechón de pelo y miré la pantalla. Todos los medicamentos inventariados y una guardia que se me empezaba a hacer eterna. Bostece, mi nivel de aburrimiento no decrecía. Eché un vistazo de reojo a los pacientes. Todos dormidos, de una pieza, a nadie se le había caido ninguna extremidad. Cerré el inventario y abrí otra aplicación, esta era una que usaba para calcular órbitas. Durante un rato estuve entretenida, pero no demasiado y según el reloj, aún quedaba mucho rato. Mucho, demasiado.

Suspiré y me estiré como un gato. Luego giré la cabeza a un lado y otro, intentando deshacer los nudos de la espalda. Luego me dí un ligero masaje en las cervicales. Lucy habría recomendado una meditación, pero estaba demasiado cansada y aburrida para eso, si lo intentaba me quedaría dormida.

Me recosté un poco en la pared y volví a mirar mi aplicación, me habría encantado tener más datos con los que trabajar. Pero sin ellos resultaba casi imposible el pensar siquiera en desarrollar un modelo de detección de sistemas solares nuevos. Suspiré, tal vez debería dedicarme a algo útil, tal vez debería informarme de los mecanismos legales y burocráticos para poder reclamar el pago para este viaje. Claro que incluso mientras me conecta al cortex, sospeché que no se trataba sólo de conocer los canales, se trataba de saber quién y cómo. Me mordí el labio interior en expresión concentrada, tenía mucho que investigar y seguía estando, muy, muy aburrida.

Cargando editor
19/04/2011, 23:27
Noah Gordon

Seguramente Noah era el nuevo inquilino que más suerte había tenido en la nave. Le extrañó que consiguiera que le adjudicasen una de las lanzaderas para él solo. Bueno, para él, para toda su mercancía y su taller ambulante. Quizás tuviera algo que ver que la mecánica de la nave no llegase a embarcar y que él tuviera algunos conocimientos de mecánica... Yu bun duh

Incluso extraño fue que le incluyesen en el grupo de miembros de la tripulación. Ni siquiera conocía al capitán de la nave. Y tenía la intuición que a Ivy, la hermana de Dariel, no parecía caerle demasiado bien... Suerte que pudo marcharse pronto de esa habitación.

Y ahora se encontraba reunido con sus nuevos compañeros, en una asamblea en la que se discutiría... algo. No sabía si era su lugar como nuevo miembro, quizás debían discutir su inclusión como uno más o el que le hayan dado la lanzadera como lugar de hacinamiento.

Pero, espera, ¿ese olor? Sus tripas se movieron. Un gran problema que tenía era que se olvidaba que era humano, y como humano se debía comer de vez en cuando. Las balas se alimentaban de pólvora, los cartuchos de los phasers de una mezcla de nombre impronunciable y él como armero debía alimentarse de comida.

Asistió como un espectador más al cruce de palabras simples de Kratos con las frases algo más desarrolladas de la mujer. Él algo tenso, ella mucho más relajada.

Se acercó a la mesa a coger un bol y una cuchara, antes de volver a su asiento. Él era nuevo ahí, no tenía porque meterse donde no le llamaban. Y bueno, aunque no fuese nuevo, tampoco lo haría.

- Uhm, esto esta riquísimo, ¿orégano?

Cargando editor
19/04/2011, 22:33
Helena Tijeras

[Kratos Syn & Helena Tijeras]

Helena: Observé la trayectoria del bol, como describía a camara lenta una curva en el aire y terminaba estampandose apoteosicamente contra el suelo. 

Volví a alzar la mirada, clavando la oscuridad de mi único ojo en sus pupilas, como un tiro de sal. En mi mente, los lejanos acordes de una guitarra eléctrica retumbaban como un apocaliptico preludio mientras imaginaba como mis piernas se movían, levantándome, dirigiéndome hacia él y, agarrándole por la nuca le obligaba a empotrarse sobre la mesa sin asomo alguno de delicadeza femenina...

Esbocé una sonrisa torcida mientras, con la mayor tranquilidad del mundo, y, sin dejar de mirarle, colocaba la silla en su posición original para aposentar mi culo mucho más cómodamente si cabía que al principio. 

- ¿asique eres tú el poli de la guardería? - pregunté mordiéndome el labio con picardía, de forma sutil e inconsciente. Casi podía sentir el olor a sudor, grasa y pólvora que desprendía su piel...

 

Kratos: Me quedé mirando la desfachatez de la mujer. Con su par de… ¿huevos? ¿Ovarios? Se había atrevido a ignorarme, otra vez. Me miró directamente a la cara, desafiante. Y recordé nuestro último encuentro. Sus últimas palabras. No pude evitar pensar en cobrarme mi deuda. Levantarla por el pelo de esa silla donde se atrincheraba y estamparla contra la mesa, culo en pompa y…

Agarré la silla y tiré, moviendo mueble  y mujer sin demasiado esfuerzo hasta que estuvieron a medio metro de la mesa. Me quedé mirándola. Había escogido un mal momento para hacerse la dura conmigo. Pero algo dentro de mí había suavizado mi humor. ¿O sería dentro de mis pantalones?

- Aquí la única cría eres tú. Largo ahora mismo. O tendré que arrástrate hasta tu cuarto yo mismo. Y no te gustará.

Tenía que esforzarme para mantenerme firme sin ponerme tieso.

Helena: Planté las botas en el suelo, primero para no caerme (habría sido un tanto ridículo a la par que humillante si lo hubiera hecho), segundo para demostrar firmeza, ¿que podía decir? los detalles eran importantes en esta clase de situaciones. -Me encanta cuando me dices guarradas

-sonreí burlona, pasando un brazo tras el respaldo. Ahí, según estaba sobre la mesa, le habría zurrado, le habría zurrado y después le habría recompensado, condicionamiento básico o calentura del momento, cada cual que lo llame como le de la gana. Probablemente algun hilillo de sangre correría por alguna parte y estaría encima suya cuando le saltaran los botones de la camisa. 

Sacudí la melena, en parte para tratar de despejar el calor que tan repentinamente comenzaba a hacer en aquella jodida habitación, en parte por, ¿que coño?, en parte por joder. -vamos Kratos, ya estas mayor para estas cosas ...-añadí en un instante fugaz de inspiración, recordando nuestro primer intercambio de palabras (porque conversación, conversación, tampoco podría haberlo llamado)

 

Kratos: La situación empezaba a ponerse tensa. Solté un bufido para liberar tensión. Me calmaba, me daba un par de segundos para pensar mientras la gente trataba de saber qué coño significaba. Necesité también un par de gruñidos. Tenía ganas de abofetearla. Ver su cara magullada. Pero no, no era sólo eso, lo que mi cuerpo me pedía era... ¿Cuánto hacía del último? Había sido en aquella luna, hacía meses. La furcia estaba sucia y no era precisamente agraciada. Pero los burdeles eran aburridos, sencillos. Ella… ella era complicada, necesitaba ser domada. Montarla durante horas hasta que se rindiese. Ella era interesante. ¿Viejo? Será zorra.

- El que te dejó tuerta tuvo que quedarse a gusto. Quizá debería tomar ejemplo.

No pensaba ceder a sus idioteces. Ni a sus gestos para intentar ablandarme. Ahora empezaría con un rollo de mujer fatal. Puede que me apeteciese bajarme los pantalones y empalarla allí mismo. Pero todos me estaban mirando, y tenía que ser profesional.

Helena: sonreí, una sonrisa traviesa, torcida y para los más aprensivos un poco tétrica también (bah, exagerados). Me levanté de la silla acercandome a él, nada de lentitudes sinuosas. -¿de verdad quieres saberlo?, ¿quieres saber como perdí el ojo? -susurré al pasar por su lado, mis manos acariciaban deliveradamente una de las fundas de mi cinturón y sin embargo a él ni le había rozado. Habia pasado rodeandole para después, sentarme sobre la mesa de un salto.

Mi pelo se habría deslizado por su torso ya desnudo y sudoroso, y abria mordido, sí, era una de esas zorras que mordían, te zurraban y te sacaban las entrañas y el alma aunque muchos hubieran dado su mano derecha por un viaje al paraiso como aquel.

-Él también se creía un tipo duro -saqué las tijeras de la funda del cinturón. Se habría tirado encima mía y probablemente me habría partido el cuello ahí mismo, pero había terminado por clavar las tijeras sobre la mesa -En la historia también salen unas tijeras...-añadí a modo de aclaración.

 

Kratos: Noté su olor cuando pasó a mi lado. A reto, a peligro, a sexo salvaje. No pude evitar fijarme en su culo mientras pasaba a mi lado. Ni en sus piernas mientras las cruzaba, sentada sobre la mesa. Lo que daría por estar entre ellas ahora mismo. Sentir su cuerpo contra el mío, dominarla, obligarla a gritar de placer y dolor. Tuve que apretar los puños para que no se me notase el temblor en las manos.

Me acerqué amenazante, hasta que pude mirarla desde arriba. Me erguí y puse la mano sobre la funda de mi cuchillo. Solté el botón que lo mantenía fijo en su sitio. No me gustaban un pelo esas tijeras. Si quería jugar duro, no iba a ser menos. El pensar en su sangre corriendo por mis manos me ponía todavía más tenso.

- Me importa una mierda tu historia. Esto ya está durando demasiado. Aire.

[continuará...]

 

 

 

Notas de juego

 blacky!, si te apetece, puedes unirte a la fiesta cuando gustes ;-)

kay!, creo que hemos posteado a la vez y te hemos ignorado vilmente, luego lo arreglooo

Cargando editor
20/04/2011, 00:46
Ian Green

Obvio es, decido observar. Puede ser divertido. Me levanto haciendo el menor ruido posible para no distraer a los dos machos alfas de la manada, sin dejar de mirarlos para no perderme detalle, a la vez que me dirijo como un zombie a ponerme un bol de lo que sea que ha cocinado. Huele bien y tengo hambre, ¿qué importa de lo que sea y quién lo haya hecho? Vuelvo a mi sitio concentrado en no verter el contenido, por lo que cuando vuelvo a mirar con una cuchara en la boca, hay unas tijeras de por medio.

¿Te imaginas que se la corta?

Cucharada y ver cómo Kratos va a coger el cuchillo. Cucharada. A ver quién tiene cojones a pararlos. Cucharada. Y luego todos dirán: Ian, cúrale/a. E Ian dirá, si wana.

Cargando editor
20/04/2011, 10:06
Dariel M. Lefay

Vale, me duele todo. Y me he acabado la botella de whisky, donde está la otra puta botella? Me la habrá escondido Ivy para que no me la beba? Porqueeeeeé no hay más whisky?!

Renegando y tras estampar la botella vacía contra una de las paredes de mi cuarto, me levanté de muy mal humor, con el brazo en cabestrillo para no forzar el hombro afectado por el disparo, me aseé lo que pude, me vestí con mi ropa habitual (pantalones chester negros, botas militares, camiseta negra y sudadera negra ya que sigo sin encontrar mi chaqueta de pseudo-cuero favorita) y me dirigí a la reunión.

"Ta Ma Duh! Como se supone que he de aguantar esa F'n Zse reunión sin whisky?!"

Entré en la Sala Común, donde a un lado estaban los nuevos pasajeros jugando a póker y al otro lado, en la cocina, los dos chefs de la nave. En medio de la Sala, en la mesa del comedor, están el resto de la tripulación sentados, esperando a que mi Capitán inicie la famosa reunión. Suspiré resignado, va ser duro tener que aguantar esto sin una tasa de alcohol elevada en sangre.

Me dejé caer en una silla como pude, en la que hay vacía entre Ian y Noah, el dolor se hizo notar al aterrizar mi culo en el asiento.

-Ai Yah Tien Ah...- reniego por lo bajo.

-Qué hay de nuevo Doc? Mucho trabajo ahí abajo?- le pregunto, más por educación que por querer realmente saber la respuesta. Son días extraños los que estamos viviendo. Me giro hacia Noah.

-Ya te has instalado del todo en la lanzadera, Gordon?- repito mi acción sociable del día. Ya que nadie me pida ninguna más, ya cumplí mi cuota de "buen" chico educado.

Entonces oigo primero a Julian y luego a Kratos como se ponen tensos. Levanto la mirada, con indiferencia, y enarco una ceja al ver a Helena.

"Shuh Muh?! Juh Shi Suh Mo Go Dohng Shee? Que cojones hace aquí la psicópata de Helena? En nuestra nave!!" Me siento realmente confuso, cuando cojones se coló esta tipa en la Orpheus?! "Nada bueno, no está aquí para nada bueno, es evidente. Va detrás de algo, fijo! Me pregunto detrás de qué... o de quien!" sentencio, entrecerrando los ojos y mirándola con suspicacia, mientras la discusión Kratos-Helena va aumentando de tono. Y nadie parece tener cojones a detenerlos, especialmente cuando Helena clava las tijeras en la mesa y Kratos parece estar a punto de arrancarle la cabeza de un mordisco para luego escupirla.

-Rung Tse Song Di Ching Dai Wuo Tzo...- murmuro por lo bajo, mientras me llevo mi única mano libre a la cara, en gesto de exasperación. Julian parece igual de cegado y dispuesto a dejar que se maten en la mesa de la cocina. Con clientes delante y toda la tripulación. No es bueno para el negocio, hablarán mal de nosotros y nos arruinaremos y acabaré teniendo que vender drogas de nuevo a los niños ricos del Núcleo, ta ma duh!

Me levanto de la silla bruscamente, cosa que me hace dar un respingo al notar el latigazo de dolor de la herida de bala, pero aguanto, tratando de ocultar mi gesto de dolor como buenamente puedo.

-Bi Jweh!- les grito a los tres -Joo Koh!- trato de imponerme, con voluntad férrea. Me acerco a Kratos y a Helena con una cara de mala ostia impresionante. Realmente necesito esa botella de whisky, hasta me siento tentado de robar esa petaca que acaba de sacar uno de los pasajeros en la mesa de al lado. Puedo oler el exquisito hedor de los vapores del alcohol desde aquí.

-Tú, coge tus tijeras, respeta el puto mobiliario, esta no es esa nave tuya pocilga- le digo a Helena, mirándola con dureza a los ojos -Y tú- me dirijo a Kratos, mirándole frontalmente -Frena los modales, la señorita es una clienta y pagará "gustosa"- remarco  la palabra con un tono cínico- Su pasaje y hablará maravillas de nuestros servicios, a qué sí, Tijeras?- vuelvo a mirar desafiante y con firmeza a Helena.
 

Notas de juego

F'n Sze: montaña de mierda

Ai Yah Tien Ah: infierno cruel (yo lo prefiero traducir como "menudo infiernazo" xD)

Shuh Muh?! Juh Shi Suh Mo Go Dohng Shee?:  Qué?! Que coño es esta mierda?!

Rung Tse Song Di Ching Dai Wuo Tzo...:  Dios Misericordioso, alejame de aquí 

Bi Jweh: Calláos!

Joo Koh: Dejad de hablar!

Cargando editor
20/04/2011, 12:46
Julian Crautchin

Bufo, agradeciéndole interiormente a Dariel que haya intervenido. Me acerco a Kratos y Helena y cojo a mi chico de armas por un brazo para apartarle.

- Siéntate ¿quieres? - le pido antes de volver y apoyar las manos delante de Helena, mirándola - Es una reunión privada solo para la tripulación - repito intentando aparentar tranquilidad - Así que todo el que no haya sido "invitado" a la misma, tiene que estar fuera. Si te parece bien, bien y si te parece mal... Me la pela. Largo. Es mi puta nave y si quiero hacer una reunión privada, lo mínimo que puedes hacer es respetarlo. Y mas cuando estás fuera de ese infierno gracias a la Orpheus ¿lo captas? Muestra un poco de respeto por la nave y la tripulación que te han sacado de allí, al menos - dicho esto, no me muevo aunque espero que se levante de una puta vez y se largue porque llevo casi dos días tragándome el cabreo para no alterarme y no tengo muy claro cuánto mas me durará la voluntad de aguantar.

Cargando editor
20/04/2011, 12:58
Cassia Ren-Shen

El ambiente se había desequilibrado demasiado como para estar yo tranquila, así que había comenzado a jugar con mis manos por debajo de la mesa, aguantándome las ganas de ponerme a gritar yo también. Se me va a acabar el té hoy mismo, porque pienso volver a drogarme hasta quedar inconsciente otras veintidós horas.

Iba a levantarme ya habiendo agotado mi escaso aguante cuando salta Dariel, controlando sus movimientos con la mirada por si fuera a hacerse daño por bestia, pero no doy un golpe en la mesa con la palma abierta hasta que Julian hace su intento de intervención.

Go hwong tong!-exclamo, mirando después específicamente a Kratos y a la mujer tuerta.-¡¿Queréis acostaros ya?!

Bueno, lo último no estaba previsto que saliera de mi boca. Inspiro una bocanada de aire, vuelvo a esconder las manos bajo la mesa, agacho la cabeza y recito un mantra por lo bajo para calmarme.

Cargando editor
20/04/2011, 21:45
Helena Tijeras

 

uff, aire, sí, eso me iría la mar de bien... ¿era yo, o el termostato de esta nave necesitaba un ajuste?

Iba a responder con otra de mis perlas cuando Dariel y el Capi decidieron que sería muy oportuno entrometerse. 

Sin bajar de la mesa, apoyé las manos sobre el borde comodamente, inclinandome ligeramente hacia atrás, no sin antes obsequiar a kratos con una sonrisita burlona. Ver como ambos cortarollos trataban de ponerle el bozal a su perro era todo un poema: "mal kratos, sit!" 

Con paciencia infinita (notese el gran esfuerzo que aquello me suponía), esperé a que el Capi terminara su discurso meditando en si debía darle una o dos patadas en los huevos (en realidad no era nada personal, esque se ponían en posiciones tan tentativas que claro, una no era de piedra...)

En esas estaba cuando el silencio volvió a reinar en la estancia (habría sido muy apropiado que hubiera grillos), suspiré con aire cansino -¿te refieres a esa tripulación a la que tuve que traer hasta esta, sí, tu nave? -hice un inciso repentino, inclinándome hacia un lado para poder ver a Dariel -por cierto, era chatarra, no pocilga -añadí muy dignamente -ah y tu hermana, muy simpática -aclaré saludando alegremente a Ivy. -o a la razón por la que casualmente la mayor parte de los feds estaban muy ocupados como para vigilar las celdas como es debido?, ¿no eras tu al que le habian puesto el pijama de rayas? -hice una pausa encogiendome de hombros sin hacer mucho caso a las miradas asesinas -a mi modo de ver, alguien me debe pasta -añadí con tranquilidad, tamborileando distraidamente con los dedos sobre la mesa -pero como soy una chica razonable, me conformo con el puesto que -alcé la mirada hacia los fogones -evidentemente se os queda cojo -concluí observando a los únicos que se habían atrevido a probar el contenido de los boles -El secreto es el cilantro chicos -añadí alzando el dedo indice muy solemnemente.