Partida Rol por web

Eva Fameite, y mi padre es Léonard Fameite. ¡Hagan algo por favor! ¡tienen que llegar a tiempo! -suplico al policia

- Nos ponemos en marcha en seguida. Permanezca atenta al teléfono por si la necesitamos - cuelgan.

Un inmenso alivio después de un dolor atroz. La sensación no es nueva: algo parecido había experimentado Taylor tras el funeral de Victoria,

Mi...Victoria...

pero en aquella ocasión el dolor no era físico y el remedio, aunque distinto, produjo los mismos resultados que ahora: paz.

Agua fría y heroína...Qué curioso.- piensa Taylor con los brazos sobre la mampara de la ducha, dejando caer el agua helada. La puta ha gritado algo. ¿A quién coño le importa?. Las rodillas se le aflojan de puro placer.

Es entonces cuando escucha algo. Primero de manera confusa. Ahora de forma más clara: pasos de mujer. Tacones.

Cierra el grifo para escuchar mejor. Se siente recuperado y su cerebro empieza a despertar. No, no es la prostituta.

toc...toc...toc...toc...toc...

Y como si de un metrónomo se tratase, comienza a concentrarse en el acompasado ruido de los tacones golpeando delicadamente contra el parquet. Con ese ritmo metido en su cabeza, con los ojos cerrados y aún dentro de la ducha, chorreando agua templada, susurra:

"Safe in the light that surrounds me...
toc.........toc..........toc..........
Free of the fear and the pain,...
toc.........toc..........toc..........
my subconscious mind starts spinnig through time,
toc.........toc..........toc..........
to rejoin the past once again

La música fluye a borbotones y por el sumidero de la ducha se cuela una mezcla de agua y la sal de sus lágrimas.
Tal como su madre le trajo al mundo, sale del cuarto de baño que tiene en su propia habitación, en busca de esos tacones.
Mientras, sigue componiendo y susurrando...

Nothing seems real.I`m starting to feel
lost in the haze of a dream.
And as I draw near
the scene becomes clear
like watching my life on a screen.

Hello,Victoria. So glad to see you,
my friend.

Adam, por favor, comprueba puertas y ventanas, asegúrate de que todo esta bien cerrado y activa la alarma en la entrada. - Cuando el mayordomo se va, me quedo sentada en el suelo, esperando la llamada de la policía y llorando en silencio.

La mujer, de figura majestuosa, alta, esbelta, vestida con un traje integramente negro de chaqueta, sandalias de tacón y una coleta tirante, gira sus penetrantes y gélidos ojos azules hacia tí... Es preciosa, y se la ve más sana de lo que recuerdas haber estado tú en toda tu vida... Pero su mirada, su gesto, es un auténtico glaciar...
Se mete una mano en el bolsillo interior de la chaqueta y extrae una carta de éste, arrojándola con los dedos índice y corazón a tus pies, con una precisión pasmosa.

- Estás enfermo. Vas a morir - sentencia, como si fuese la mismísima Parca, con voz profunda aunque femenina, clara e imperturbable.

Taylor observa la carta que yace a sus pies y arquea una ceja. Levanta la mirada sin alzar la cabeza...y se encuentra con los ojos de la extraña mujer.
En otro momento, bajo cualquier otra circunstancia o con una persona diferente, Taylor habría dominado la situación.

Ahora no. Ni de coña. Ella,esa mirada...y, sobre todo, sus palabras en esta mañana tan jodida y dolorosamente calurosa, forman un conjunto que le intimida.
Y a pesar de que hace meses que siente el mayor de los desprecios por la vida propia, no puede evitar la curiosidad...por saber si esta mujer y el infierno que sólo ha podido aplacar con una ducha fría tienen alguna relación: lo contrario sería demasiada casualidad...
... y desde luego, no parece una fan del grupo colándose para pedirme un autógrafo.

Vale.- dice, fingiendo hastío. Entras en mi casa y me dices que estoy enfermo y que voy a morir...

Taylor coge un pitillo de la cómoda. Lo enciende. Está completamente desnudo delante de la extraña...y ella no parece turbada en lo más mínimo. Eso le excita.

Cuéntame algo que no sepa, nena.

Sin esperar la respuesta, Taylor da media vuelta y se dirige al baño con parsimonia, cogiendo de camino una botella a la que aún le queda un culín. Cierra la puerta.

Abajo tienes un mueble bar.- dice desde el otro lado, levantando la voz.Sírvete una copa mientras me visto.

Con la espalda apoyada sobre la puerta, Taylor resopla.

Y deja esa carta donde está.

Cita:

Eleva una sonrisa socarrona...

- No, ¿para qué? Te lo vas a contar tú sólo... - comenta al aire sin mucho entusiasmo, con esa sonrisa críptica pintada en su rostro...

Cita:

No oyes el taconeo de salida. Por lo visto no se ha movido de ahí...

A las horas, la policía vuelve a llamar...

- Señorita Fameite... Lo sentimos... Hemos encontrado el cuerpo de su padre... Ha sido asesinado... Le mandamos un coche para que la traigan al depósito...

De...De...Deacuerdo, les espero aquí - voy a vestirme y a arreglarme, con ropa negra y discreta. Aviso a Adam de que mi padre a tenido un accidente y que ha pasado. En todo momento intento mantener la compostura, esperando a encontrarme sola para derrumbarme.

Espero impaciente la llegada del vehiculo

Llaman a la puerta de la casa. Adam se dirige a tí justo cuando estabas a punto de disfrutar de un momento de tranquilidad...

- Señorita... ¿Abro la puerta...?

No, ya voy yo, vaya a descansar, gracias Adam... - Voy hacia la puerta y miro quién es a traves de [la mirilla de la puerta, el interfono, lo que sea xD]

Una mujer muy elegante, que por su aspecto y sus joyas podría ser incluso más rica que tú... Parece seria. Cuando miras por el visor, la mujer te dedica un saludo relamido abanicando los dedos.

¿Quién es usted? - pregunto sorprendida, intentando encajar la figura que esperaba ver, la de un policía, con la de la mujer.

- ¿Eres la hija de Léonard? Mutante, claro, ya se lo dije a él... Dime una cosa, nena... ¿A que estás enferma? Lo que tú no sabes es que es la propia poli la que te ha dejado huerfanita... Y ahora vendrán a por tí - explica, con una sonrisa tranquila.

Taylor abre el grifo del lavabo. La sensación de calor extremo no ha desaparecido del todo, pero al menos la ducha le ha aliviado.
Juana de Arco, el Hombre Antorcha y hasta el jodido Freddie Kruger seguramente no lo pasaron tan mal.- piensa mientras se echa agua fresca por la cara, el pecho y los brazos. Echa un trago de la botella y lo escupe, asqueado. Le quema por dentro. El pitillo acaba en el inodoro.

Esto no es normal, tipo duro...Estás pero que bien jodido.

Al salir, empapado de nuevo, ve la enigmática carta tirada en el suelo,...pero ella ya no está.

Abre el armario modelo Tokio que ocupa todo un testero de la habitación: la mayoría de las perchas cuelgan desnudas de la barra metálica y abajo, tirado al fondo, un ovillo de ropa se amontona.

Rebuscando, encuentra unas bermudas grises, de tela fina, y unas zapatillas abiertas. Ni siquiera contempla la idea de ponerse una camiseta.

Coge la carta del suelo, la abre y comienza a leer.

Cuando has salido, la joven ya no estaba, y la puerta estaba perfectamente cerrada.
La carta seguía ahí...

Cita:

Una mierda.- dice en voz alta, arrojando el dossier sobre la cama.
Taylor siempre fué consciente de su "sensibilidad" para percibir y preveer acontecimientos, pero lo achacaba a su inteligencia...y se jactaba a menudo de su suerte: aquel número de lotería, la noche en el "Caesar's Palace" de las Vegas un par de años atrás, ese avión que se negó a tomar en el último instante...

¿Metahumano?,¿El Ignea? ¿Qué cojones es todo esto?. Esa mujer..., podría ser cualquiera: una zorra con ganas de sacarme la pasta, por ejemplo.
¿Y que hay del calor, tipo duro? Esa puta...si...la puta de anoche. He dormido casi de un tirón. En cualquier momento pudo inocularme algo. ¡Si, joder! ¡Están las dos en el ajo! .

Además, odio Europa.- susurra para sí, digiriendo la cantidad de información que acaba de recibir, mientras arruga la carta cerrando el puño y la deja caer sobre el parquet de su habitación.

Apresuradamente, sale del dormitorio y baja las escaleras esperando encontrarse aún con esa cerda...y mientras desciende intenta recordar dónde diablos dejó el puñetero móvil.

Empiezo a gritar - ¿¡Cómo puedes estar tan tranquila diciendo esas cosas!? ¡Además, es imposible que la policía haya hecho eso, acabo de hablar con ellos y no sabían nada! y sobretodo ¿¡Cómo sé que quién atacó a mi padre no has sido tú!?*

En este momento he perdido totalmente los nervios, sobretodo ante la frialdad de sus palabras, como si fuese lo más normal del mundo.