Partida Rol por web

Como un condenado rayo, Arthur Dryden se acerca corriendo y sosteniendo el atizador como si se tratase de un florete, y al llegar a la altura de Art, le propina un tremendo golpe en el abdómen*. Por lo visto John Rewell ha tenido de dónde sacar sus genes...

No lo he visto venir, se ha movido demasiado rápido, debe ser lo que tiene ver a un desconocido en la habitación de tu hija, abandono cualquier idea anterior, sólo tengo el tiempo justo para intentar protegerme del impacto, por lo menos las partes más vulnerables.

Un golpe mal dado sobre una zona protegida, mientras Elisabeth Dryden, en un pobre intento por coger a su hija para llevársela de ahí, tropieza y ambas caen al suelo. No obstante el siguiente golpe de Dryden es demasiado fuerte y te hace caer inconsciente presa de un terrible dolor...

Cuando vuelves en tí, te encuentras en un sitio completamente distinto... Una única bombilla ilumina un lugar horrible, completamente cerrado...

Las rodillas te duelen horriblemente mientras te incorporas en la cama. Una red de hilos de irritaciones parece surgir de ellas, así como dos enormes hematomas... Es muy posible que tengas las rótulas fracturadas, pues no puedes moverlas de ningún modo... Es inevitable gemir.

Un sonido, como si alguien se alejara de un teléfono, quizás venga de algún altavoz...

- Díganle a los señores Dryden y Schmid que vengan... Se ha despertado...

Parece que hay una bandeja junto a la cama con comida. Algo básico: Vaso de agua, unos ocho nuguets de pollo y unas patatas fritas.

La ostia puta, el dolor es terrible, puta mierda, me han roto las piernas, hijos de puta, no tenía ninguna duda, cierro los ojos, sin apenas fijarme en el lugar en el que estaba, se veía que era una puta celda, y aquella voz, más bien aquel nombre.

Me siento como un gilipollas, atrapado por un hombre que odiaba, y todo por mis reticencias a dañarle, siempre has sido estúpido, pero cada vez me superaba, mi primer instinto es escapar, a pesar de mi estado, podría intentarlo, pero por una vez me mantendré calmado, aunque no se por cuento tiempo.

Si me dejo llevar…si me dejo llevar…diez años…respiro profundamente, intentando buscar algo.

Los altavoces sonaron de nuevo, ésta vez de nuevo con la voz de Arthur Dryden...

- Le habla Arthur Dryden, señor... ¿Es tan amable de decir su nombre y el motivo y método que usó para entrar en mi casa...?

Maldito hijo de puta, cada movimiento era como si estuvieran clavando agujas, oía los huesos, crujir, aprieto los dientes, voy a matarte maldito cabrón, voy a matarte, aprieto los puños, no queriendo aferrarme a nada, te voy a matar, ¿aún tienes los cojones de preguntarme?.

Que te jodan hijo de puta mi nombre no sirve de nada, tu lo mataste, otro más, un desconocido que moría para que Jolene o Donovan tuvieran un nuevos vestido, las lágrimas se agolpan en mis ojos, de dolor y de rabia, pero las contengo.

No me importa lo que había venido a hacer aquí, ni siquiera quería estar aquí, no quiero acordarme de nada, ¡DIOS!, AAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHH un grito de pura rabia y un golpe con todas mis fuerzas a la pared que tengo a mi izquierda, la otra mano en mi cabeza.

CONNOR, HIJO DE PUTA, ME LLAMO CONNOR, Y VENÍA PARA AYUDAR A TUS HIJOS, CABRÓN, A ESO VENÍA el pasado está perfectamente utilizado, ahora quiero matarte, no olvidarás ese nombre.

Un trozo de pared de la que has golpeado se desconcha. Se hace un silencio a través de los altavoces.

- Señor "Connor"... Disculpe si ha habido un mal entendido, comprenderá que no apareció usted de la forma más ortodoxa... - se atrevió a decir, de nuevo. Desde luego era un hombre que entendía de riesgos - ¿Qué tiene usted que ver con mis hijos? Si me aclara los puntos que nos han llevado a ésta escena tan desagradable seguro que podemos llegar a un punto mucho más beneficioso para ambos.

Ahora buenas maneras cabronazo, no puedo pensar, me todo me duele demasiado, entierro la cabeza en mis manos medio incorporado en aquel camastro, tranquilizate, Art, cálmate, si no sales de aquí no podrás matarlo, pero todo en mi interior se removía al hablar con él, quizás estuviera exagerando, probablemente no.

Sus hijos se mueren Dryden, por culpa de hijos de puta como usted, levanto la cabeza, recuperando algo del control, y drogándolos para traerlos de vuelta no le ayudará, ni su puto dinero tampoco, casi deseo que mueran, para que sienta la impotencia.

De nuevo un silencio... Consternación al otro lado de los altavoces... Y el dios se muestra humano de pronto, adquiriendo un tono de total indignación.

- ¿Cómo puede acusarme de algo semejante...? El cabrón que me ha traído así a mi hija me la entregó tal cual después de no saber de ella durante dos años enteros, y me exigió una recompensa millonaria a cambio... No vuelva a insinuar que yo le haría el menor daño a mis hijos, todo lo que he hecho es para y por ellos... - realmente parecía haberle ofendido el comentario... Incluso dolido - Si sabe usted dónde está mi hijo Donovan... Le ruego que me lo diga. No sé qué demonios quiere decir con lo de que se mueren por culpa de "hijos de puta" como yo. Explíquese...

Quizás si que sentía la impotencia...

¿Qué me explique?, ¿por qué tenía que hacerlo?, ¿y por qué iba a creer lo que me decía?, por su tono de voz, no había pena, no había tristeza en sus palabras, le jodía que ÉL fuese puesto en duda, decía la verdad, su egocentrismo era tan grande que incluso en estos momentos era incapaz de pensar en nadie excepto en él.

Que fácil era hablar de no vengarme sentado en una silla con una cerveza en la mano, bonitas palabras que perdían su significado, Insinuaré lo que me salga de los cojones escupo en el suelo, la boca seca, pero no quiero probar nada de este tío No voy a explicarle una mierda, usted, o gente como usted, se regodean en su poder, no merecía la pena seguir hablando, que aprenda lo que es temer perder a alguien, joder, no quiero que le pase nada a Jolene, a pesar de cómo es, me cago en la puta.

No sé nada de Donovan, buscábamos a los dos, pero sólo la he encontrado a ella me detengo un momento, y aquí encerrado no puedo hacer mucho para encontrarlo, y por cierto, también conozco a su otro hijo, a pesar de que lo ha obviado negociar con este hijo de puta, buscar una forma de vengarme, o intenta ayudar a los hijos de los Dryden, Dryden, maldito seas.

- ¿Regodearme en mi poder...? - el hombre hablaba con seguridad, sin sombra de culpabilidad - ¿Porqué debería yo ser menos que un oficinista o un farmacéutico común? La única diferencia entre ellos y yo es que he llegado más lejos, he trabajado más duro y me he ganado mi puesto gracias al esfuerzo y el talento. ¿No tengo derecho a darles a mis hijos lo mejor que pueda? Es lo que hacen todos los padres - suspira un momento - Veo que conoce a John... No me extraña. No sé qué barbaridades le habrá dicho mi hijo, pero es él quien decidió ser olvidado. Yo puse todo mi empeño en que fuese un hombre de éxito, como lo es su hermano...

No hace falta que él me diera ningún motivo para desear terminar contigo digo tranquilidad, lo más templado que he dicho desde que comenzamos a hablar a través de este maldito altavoz.

No deseo discutir sobre temas sociales con usted, aún sin tener razón, estoy seguro de que me ganaría la discusión que le jodan, no conoce de posibilidades, de gente que trabaja más duro que él todos los días, pero por un trozo de comida para sus hijos, no para darle lujos.

Si hubiera querido hacerle daño a su hija, ya estaría muerta, frunzo el ceño, me duelen demasiado las rodillas para seguir hablando, cierro los ojos, dolorido.

- Muy bien. En ese caso no hable. Solo escuche - hace una pequeña pausa reflexiva y continúa - : Le voy a contar una breve historia. No quiero llegar a su corazón con ella porque dudo que lo tenga. Mi única intención es que entienda como es la realidad de mi familia, ya que parece que tiene la visión un poco sesgada...

La voz no le tiembla lo mas mínimo. Una nota de orgullo en sus palabras te lleva a pensar que se siente realizado al estar en la posición en la que se encuentra...

- Mi padre era soldado. Veterano de una guerra que, en palabras suyas, señor "Connor", fue promovida por una panda de "hijos de puta" con unos intereses comerciales demasiado oportunistas y avariciosos como para pensar en las posibles consecuencias de sus actos. Tuvo que criar a sus cinco hijos con una mísera pensión de veterano. Sufrimos muchas carencias, señor "Connor", no crea que siempre he vivido en un palacio de cristal - suspira levemente, con un atisbo de lejana melancolía - ... Mi padre nos quiso inculcar unos valores anticuados sobre honor, valor y compromiso que no servían de nada en el mundo en el que vivíamos. Nos vestíamos con ropa heredada del mayor de nosotros, no nos daba de comer en condiciones ni nos conseguía juguetes u otras diversiones... - asoma ahora la nostalgia, por el nacimiento de su primer hijo - Cuando John Rewell nos bendijo con su nacimiento, aún me esforzaba por mantener a mi familia unida. Era joven, si, pero también era ambicioso. Quería lo mejor para todos. Mi mujer, mi hijo, mis hermanos y mis padres. Hasta el punto de traer a mi padre a vivir a mi casa cuando mi madre nos dejó. Quiero que entienda, que si no me hubiera dado prisa en ascender, que si no me hubiera comido a los peces mas pequeños mientras nadaba entre tiburones mucho mas grandes que yo, mi padre hubiera acabado con sus huesos en un asilo. Porque ninguno de sus otros hijos podía hacer frente a su manutención. Mi familia es lo mas importante en mi vida, señor "Connor", por eso me aseguré de que siempre tuvieran todo lo que desearan. ¿Soy un mal hombre por eso? ¿Por poner a mi familia por delante de todo lo demás...?

Notas un cambio de entonación en su voz llegados a este punto. Te hace pensar en las veces que has visto al mayor de los Dryden amenazar a Balaguer o a cualquiera que atentara contra sus hermanos.

- Por eso, señor "Connor" quiero que entienda un punto muy importante sobre todo este feo malentendido: Usted no le ha hecho daño a mi hija, porque, señor "Connor", de haberlo hecho ahora estaría muerto. Usted y cualquier cosa por la que hubiera sentido un mínimo de aprecio. No sabe hasta que punto puede ser cruel un padre que ha perdido todo por lo que vivía. No tiene ni la mas remota idea. Así que, señor "Connor" si sabe algo del paradero de mi Donovan, le agradecería encarecidamente que me lo revelara. Eso le garantizaría su supervivencia... - concluyó con una vehemencia absoluta en sus palabras, las cuales pronunciaba totalmente seguro de cumplirlas.

Con los ojos cerrados continúo mientras habla ese cabrón, cuando termina, vuelvo a abrirlos, y junto las palmas de mis manos y aplaudo cuatro o cinco veces, el sonido suena extraño en aquella celda, mi rostro muestra una sonrisa irónica, Muy bonito Dryden, una historia enternecedora, seguro que ha escrito un libro con ella sorbo un par de veces por la nariz.

Habla muy bien, pero lo de escuchar a los demás debió haberlo olvidado en algún momento, ya le he dicho que no sé donde está me importaba una mierda sus amenazas, es más, me calmaban, me devolvían a un mundo que conocía mejor que por el que empezaba a tratar, aunque le cueste creerlo, me preocupan, y no son de mi familia, esa ya la perdí hace tiempo un nuevo acceso de rabia y dolor, pero ahora si que puedo controlarlo, ahora si, y eso me alivia, tengo miedo de perderlo.

Creo que ya es el tercer Dryden que me amenaza por decirle la verdad, ah, y póngase en la cola de los que me quieren matar, y tenga presente, que la mayoría de ellos, también quieren acabar con sus hijos, suspiro, torciendo el gesto al moverme.

- Arthur Dryden nunca hace cola - dice sencillamente, antes de cortar la comunicación. Y jurarías, por su voz, que sonreía.

Si, dudo mucho que la hiciera cola, si pretendía asustarme sinceramente no lo había conseguido, desde que desperté he tenido pocas dudas de mi destino al estar en manos de un hombre como él, pero no pensaba darle nada, nada para que encontrara al resto.

Vuelvo a cerrar los ojos, cansado, nunca he tenido miedo a la muerte, es una parte de la vida, Dryden, estoy satisfecho, hermano, te haré caso, siempre lo he hecho, bueno, por lo menos en lo esencial, puedo intentar salir de aquí, sí, pero simplemente creo que no lo deseo.

El horror que he vivido, todo lo que ha pasado, promesas incumplidas, todo es tan confuso, tan irreal, Kiruna, Jolene y esto, así de repente, ¿es suficiente para dejarse llevar?, vida si, pero no a cualquier precio, siempre lo he pensado, ¿y esa sonrisa?, ¿Cuánto vale?, ¿tiene precio Art?, ¿Cuánto vale una razón?, nadie podría pagarla, sonrío, muevo la cabeza, joder, se hace más amplia, más sincera.

Aún es pronto Connor, aún es pronto, no sin luchar, como siempre, todo lo que tienes dentro, nunca más pensamientos sin usar el corazón, eres experto en batallas perdidas, son tu estilo, Connor, recuerda, “el estilo Connor”, si, ese que siempre termina contigo en una posición delicada, abro los ojos, sin perder la sonrisa, pica firmemente aposentada en el suelo, esperando lo que tenga que venir.

Las horas van consumiéndose... La falta de aire se hace inaguantable y opresora... Una atmósfera de impaciencia se apodera poco a poco del lugar conforme el tiempo pasa...

Esperar…llevo ya tiempo diciendo que un poco más, pero las cosas empiezan a ser bastante exasperantes, el dolor de mis piernas no ha cedido, pero no puedo quedarme esperando a ver que sucede, porque lo único que me espera aquí es la muerte.

Cierro los ojos unos instantes, respirando pesadamente, vamos a intentarlo, no me puedo mover demasiado, eso es obvio, aprieto los dientes mientras me incorporo un poco, hasta quedar sentado, prefiero no mirar el estado de mis piernas, usaré esta maldición, estos poderes, estas mutaciones, estas habilidades, de todas esas maneras las oído nombrar, para mi son sólo una parte más de Art Connor, sólo una más.

Empiezo a golpear con fuerza la pared en el mismo punto en el que había empezado con anterioridad, metódicamente, como si de un martillo se tratara, esperando abrir un pequeño hueco para poder ver el otro lado y teleportarme al mismo, que pase lo que tenga que pasar, Dryden, no me rendiré tan fácilmente.

Poco a poco destrozas lo que parecía el muro de una habitación construída en el laberíntico subsuelo de Londres. Al abrir aquel boquete en la pared, lo que ves es un torrente de aguas fecales corriendo por una canaleta de aspecto antiguo... La iluminación es escasa, todo está en penumbra...

Bueno, el paisaje al otro lado es de todo menos acogedor, pero tampoco tengo demasiadas opciones, mejor en cualquier lado antes que encerrado, de eso no me cabe ninguna duda, venga, no hay dolor, ya sabes, a aguantar con dos cojones.

El parpadeo y busco aferrarme al borde de la canaleta, evitando las aguas todo lo posible, así mis piernas no tendrán que sufrir más de lo necesario.