Partida Rol por web

Gloria, Fortuna y Muerte.

GA.1: Un hermano, muchas flechas.

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23/01/2015, 19:42
-DM-

El día menguaba y el cielo empezaba a tornarse púrpura a medida que el sol perdía intensidad y daba paso al velo de las estrellas.

Aún las piernas y la cabeza les recordaban la fuerte celebración de la noche anterior: Bebiendo y comiendo con los bárbaros del Clan de Artair, unos herederos del norte con una resistencia natural hacia el alcohol, solo el Enano pudo dar la talla y se ganó el respeto del clan cuando Calbhach, hijo de Brian y heredero del liderazgo de los Allaway, le retó a un concurso de bebidas y el Enano salió victorioso, aunque muchos apelan a que Kroogar no se cayó debido a sus cortas piernas de enano que jugaban a su ventaja.
Salieron como grandes héroes después de vencer el mal muerto que había alzado un nigromante contratado por los Zentharims, Artair juró pagar la deuda en nombre del clan y ahora viajaba junto a sus dos amigos y a sus nuevas protegidas.

Los cinco habían emprendido el viaje en dirección a la posada el cruce de caminos, donde Kroogar había quedado de reunirse con su hermano; Él le había enviado un mensaje mencionando un descubrimiento de una reliquia importante para los de su clan. Muchas leguas había viajado ese Enano para encontrarse con Kroogar y después de tantos años sin verlo, por fin tendría noticias de sus hermanos que quedaron atrás en la gran brecha.

Con las cabezas dando tumbos y las piernas cansadas, era hora de descansar y secarse la humedad de los pies. El clima era frío pero no llovía ni nevaba, un fuego podría calentarlos durante la noche, pero podría atraer visita indeseable. 
Guiados por Artair llegaron a una zona del sendero donde discurría un pequeño arroyo, un carromato abandonado años atrás se postraba cubierto de hierbas y matorrales, y detrás había un pequeño claro protegido por dos grandes troncos caídos y algunos árboles y vegetación donde podrían montar un campamento y encender un fuego sin llamar demasiado la atención

Era hora de divagar un poco antes de descansar para iniciar un nuevo día. Según Artair, estaban a una jornada de llegar a la posada del cruce de caminos. ¿Encenderán el fuego? ¿Asignarán turnos de vigilancia? ¿Elatha desenvainará sus grandes dotes.... culinarias esta noche? ¿Artair le prestará sus ollas y cubierteras? ¿Comerán cabra gigante?...

Notas de juego

Ocaso, 17 Alturiak
Frío y despejado
100 px a todos por iniciar (yo los apunto).
Proximo Check/Post: Miércoles en la madrugada

Artair (33/33Pg):
Edana (16/16Pg):
Elatha (32/32Pg):
Kroogar (27/27Pg):
Raine (17/17Pg):

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25/01/2015, 22:37
Edana

Edana había pasado la jornada de viaje sintiéndose miserable. El dolor de cabeza de mil demonios había remitido a una sorda punzada en la sien, pero por más que bebiera agua aún tenía la boca pastosa. Se había prometido no volver a beber jamás. Y esta vez pensaba cumplir su promesa.

Cuando llegaron al arroyo, llenó su odre por enésima vez aquel día, y se enjugó la boca con agua antes de dar el primer trago. Por lo menos ya estaba lo suficientemente despabilada como para poder prescindir del agua en la cara. No hubiera aguantado todo el camino de no ser porque Kroggar había accedido a llevar su mochila en la cabra.

—Bueno, ¿qué? ¿Vamos a acampar aquí o pensáis viajar toda la noche? —gruñó con malhumor.

¿A quién se le había ocurrido la brillante idea de salir al día siguiente a semejante festividad? A Kroggar, claro. Algo acerca de la carta de su hermano se abrió camino desde los brumosos recuerdos de su mente. Maldito enano. Ya podía haberse esperado un día.

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25/01/2015, 22:55
Spin

Spin había dormido durante todo el día y ahora se empezaba a desperezar, pues los erizos eran animales nocturnos. Se arrojó al suelo desde la capucha de la túnica hecho una bola, rodó por el suelo hasta quedarse bocabajo y se volvió a extender con cautela. Olfateó al aire y, sin mediar palabra, se acercó al arroyo para beber agua.

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25/01/2015, 23:00
Raine

Raine no había bebido una sola gota de alcohol quella noche. Tanta gente a su alrededor montando jaleo simplemente la aturdía así que que carecía de la resaca que atormentaba a sus compañeros pero aquello tampoco significaba que se lo hubiese pasado precisamente de fábula.

Era incapaz de sentirse cómoda en una fiesta en la que la cerveza corría a raudales mientras que las canciones a voz en grito, las palmas, las sillas arrastrándose y el ruido en general formaban una cacofonía de fondo que esperaba no volver a oír en su vida. Aún no sabía cómo había logrado aguantar el tipo sin que se le notase lo mucho que había deseado salir corriendo de allí.

O al menos esperaba que no se le hubiese notado mucho.

Caminaba agarrada a su bastón y ya no se acordaba de cuándo había dejado de sentir los hombros bajo el peso de la mochila. Pero como ésta no se caía al suelo, debían seguir en su sitio. Fue entonces cuando Edana habló.

—Sí, yo preferiría acampar... —murmuró apartándose un mechón de pelo flotante de la cara.

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25/01/2015, 23:57
Elatha "El Leñador"

Elatha estaba pasando una de sus épicas resacas. Había pasado la mayor parte del día deseando que les atacara algo para poder desquitarse a hachazos, pero no. Era de agradecer, suponía. El ruido de un combate podría ponerle la cabeza como una jaula de grillos. Tenía ganas de llegar al Cruce, siempre había algo que hacer allí, aunque fuera incordiar a Al en la cocina o perseguir a alguna aspirante a aventurera.

Aún no terminaba te creerse que Edana tuviera...bueno, cuernos. La niñita que había conocido había quedado distorsionada por una imagen de cierto toque infernal. No era que se hubiera vuelto fea, no. De ningún modo. De hecho...bueno, estaba seguro de que dentro de aquella cabeza astada estaba la misma chica que había conocido en su día. ¿Lo estaría a todas horas? Quizá tuviera instintos asesinos o malignos. Tyr sabría. Elatha era un soldado, un tipo sencillo que no se hacía preguntas metafísicas demasiado a menudo. Si Edana fuese malvada, no habría luchado contra los muertos vivientes. Seguramente. Probablemente. Más o menos.

Y luego estaba peloflotante. Una chica despampanante, la verdad, pero que no había bebido la noche anterior. Elatha no confiaba en los abstemios, ¿Qué miedo tenían de perder la vergüenza? ¿Acaso si se les soltaba la lengua iban a confesar algún pecado horrible? No como Artair y el enano. Ésos dos eran de fiar, ¿Por qué? Porque cuando acababa la batalla uno podía fiarse de que estuvieran celebrándolo cerca de una cerveza y contando historias. Y el resto venía solo.

Cuando surgió la sugerencia de detenerse, el semielfo se paró en seco. Esperaba no tener a Kroggar detrás. El clérigo le atropellaría sólo por incordiar.

- Bien - dijo -. Si seguimos por la noche corremos el riesgo de pisar el erizo

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26/01/2015, 10:48
Kroggar

Kroggar estaba de buen humor. O al menos de lo que se podía considerar de buen humor para alguien como él. La batalla había sido gloriosa, digna de Bargenta., y la celebración, esa había sido un honor para los Señores Enanos.

Y además estaba el hecho de reunirse con su hermano. El enano no había vuelto a la Gran Brecha desde que se marchó, así que hacía más de 50 años que no se veían. ¿Sería verdad que había encontrado la ubicación del Martilloardiente? Eso sería grandioso.

Esas buenas noticias hacian que la resaca que el enano padecía quedara mitigada. Le dolía la cabeza por supuesto, pero había librado batallas con la Compañía del Troll Decapitado en peor estado. Nada más iba a retrasar que se reencontrara con su hermano.

Sumido en sus pensamientos el enano escuchó como Edana hablaba de acampar cuando de pronto chocó con Elatha. Kroggar gruñó.

Orrejas picudas...—rezongó molesto. A continuación, el clérigo miró a Edana y su expresión se suavizó—. Sí, niña. Crreo que este es un lugarr tan bueno como cualquierr otrro parra acamparr.

Kroggar tiró de las riendas de Rhodita para acercarla al arroyo y que el animal bebiera un poco.

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26/01/2015, 14:57
Artair Allaway

El sol comenzaba a esconderse tras los picos de las Montañas Boca del Desierto, tras las cuales empezaba el temible Anauroch. La temperatura comenzaba a bajar con rapidez y la necesidad de situarse frente a un fuego comenzaba a ser evidente. La luz de las estrellas aún no era suficientemente potente para hacerlas distinguibles, pero las más potentes y hermosas ya podían distinguirse aquí y allá.

La victoria frente a las hordas no-muertas levantadas por un nigromante al servicio de los zhentarim había sido un éxito. Pero desde luego no un dulce final. Muchos de los miembros del Clan Allaway habían caído en la batalla, regando las duras Colinas de la Daga con su sangre de color carmesí. La ayuda por parte de las dos protegidas de Kroggar, el amigo de Artair, había resultado ser determinante en la victoria final. Muchas vidas se habían perdido ese día, pero los supervivientes se esmeraron en darles a los muertos una despedida digna: con un gran banquete, que honraría a los muertos en el más allá y donde, durante toda la noche, los brindis en su honor y las historias referentes a ellos fueron la norma.

Artair bebió hasta caerse al suelo. Sus fieles Elatha y Kroggar estuvieron a su lado en el campo de batalla y en la mesa de celebraciones. Incluso la pequeña Edana, con sus curiosos cuernos que Artair no terminaba de entender de dónde habían salido, se había atrevido a dar rienda suelta a sus ganas de vivir la vida y celebrar la victoria. La otra muchacha, Raine, sin embargo, no pareció feliz de estar ahí. O al menos eso le pareció a Artair al ver que no había tocado su copa de buena cerveza al estilo iluskano. Artair no le dió importancia. Se concentró en beber y en comer, en competir y en cantar, en seducir muchachas junto a su amigo Elatha y ser rechazado o correspondido, o en animar a Kroggar frente a su primo Calbhach. La noche fue larga. La mañana después se antojó más larga aún.

La resaca estaba siendo matadora, incluso a última hora del día, y el hecho de haber salido a primera hora de la mañana, con apenas horas de sueño no ayudó. Artair estuvo de un humor de perros todo el día. Apenas había hablado y sólo intentaba concentrarse en hacer su trabajo como guía del grupo. Con la caída del sol, la resaca parecía estar menguando y su humor mejorando.

Cuando por fin llegaron a un lugar resguardado, Edana propuso acampar, con tono agrio, y Artair asintió cuando la muchacha le miró buscando la aprobación del guía. Era un buen lugar, con varios flancos cubiertos del viento y de enemigos, resguardado por algunos árboles y cerca de un cauce de fresca agua. La elección no podría haber sido mejor, ya fuese por conocimiento o por pura suerte. Eso no importaba. Pronto, como chiquillos, Elatha y Kroggar comenzaron a pelearse por las mismas nimiedades de siempre. La relación de amor-odio entre esos dos siempre le sacaba una sonrisa a Artair. Ese día, fue la primera.

El frío comenzaba a notarse, aunque Artair sólo lo sentía por el frío viento que pegaba en sus mejillas, una de las pocas partes de su cuerpo que no tenía cubierto por la espesa capa de pieles y telas que formaba su vestimenta para el invierno. Mientras dejaba su mochila llena de bártulos, Artair se fijó en que Raine apenas podía andar con su mochila. El bárbaro no se había fijado en ella en todo el día, ni en lo que le debía de pesar la mochila.

Con dos pasos rápidos, se situó junto a la muchacha, aunque lo hizo de frente de manera que ésta no le percibiese como una amenaza. Artair no había perdido de vista que desde que conocía a la chiquilla, esta parecía asustadiza, como temorosa de algo que Artair desconocía. Cuando estuvo junto a ella, le ayudó a quitarse la mochila.

Esta mochila parece muy pesada para tí, ¿quieres que te lleve algo? A mi no me costaría nada y seguro que hace que tu andar sea más cómodo. Dijo el bárbaro con su mejor sonrisa. No era una sonrisa de las que usaba para seducir, tampoco de las que uno muestra cuando está contento o alegre. No. Era una sonrisa bondadosa, de quien se interesa por alguien que parece necesitar ayuda.

Pronto tendría que ir a buscar leña para hacer un buen fuego y calentar a todos. El fuego no sólo les calentaría, sino que mantendría a las bestias alejadas. Además, tendrían que organizar guardias, lo cual no le hacía mucha gracia porque esperaba recuperar algo de sueño. Pero las Colinas de la Daga no eran un lugar donde dormir a la intemperie sin consecuencias. Un gran número de criaturas de la zona podrían acabar con un despistado antes de darse cuenta de su error. Y a Artair no le gustaba cometer errores. Menos aún cuando no había saldado su deuda de sangre con sus amigos por la ayuda ofrecida al Clan Allaway.

Notas de juego

Kamro, si no te importa, prefiero que mi primo tenga un nombre irlandés/escocés como el resto del Clan. Así que le he puesto Calbhach que es lo más parecido al nombre que le has puesto tú.

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26/01/2015, 15:59
Raine

Raine parpadeó anecdóticamente cuando un par de manos grandotas que eran el doble que las suyas aparecieron de alguna parte para ayudarla a quitarse la mochila; descubrió que el dueño era el bárbaro cuando levantó la vista para mirarlo con sus grandes ojos azules.

Pues... sí —titubeó a modo de respuesta con tespecto al peso. El ofrecimiento, sin embargo, la hizo esbozar una sonrisa sesgada—. Gracias, Artair.

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26/01/2015, 16:22
Ervin

Una cabecita acuosa se asomó sobre uno de los hombros de la maga, observando con curiosidad al bárbaro.

Seguramente a Ervin le había llamado la atención el alivio que había sentido su dueña gracias al vínculo que compartía con ella y había querido localizar la fuente del mismo.

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26/01/2015, 16:24
Artair Allaway

Las grandes manos del bárbaro habían ayudado a la muchacha a aliviar su carga y lejos de sentir temor, el inicial titubeo y duda pronto se convirtió en una preciosa y dulce mirada azul, profunda como el más profundo de los lagos. Una mirada que embelesaba y que, por primera vez, Artair descubría en la muchacha. Sus ojos se encontraron, mientras el rostro de Raine imitaba una sonrisa de agradecimiento.

De repente, la libertad de movimiento pareció alertar a una criatura en el interior de la capucha de Raine. Una especie de forma animada, acuosa y azulada miraba con pequeños ojos curiosos a Artair que se sintió profundamente curioso por dicho ser. Ignorando durante unos segundos a Raine, Artair alargó su largo y grueso dedo hasta tocar a la criatura, mientras su mirada se tornaba curiosa con el ceño fruncido, que mutó de forma, adaptándose a la nueva forma. Un sonido, parecido a la risa que tendría una gota de agua salió de la misma, como si le hubiese gustado el tacto del dedo del bárbaro o hubiese sentido cosquillas. Artair sonrío y volvió los ojos a Raine que lo miraba ahora más divertida y confiada, aunque tímida, como quien se siente más cómodo cuando alguien en quien confías parece dar el visto bueno a un desconocido.

El bárbaro rompió el silencio poco después. Tengo que ir a recoger leña para hacer un fuego y protegernos del frío y de las criaturas que moran por aquí. Pero después, me gustaría consultarte una duda que tengo. Sé que eres maga o que tienes algunos conocimientos mágicos y quizás me puedas ayudar.

Sin esperar respuesta, Artair cambió su gesto a concentrado de nuevo y se puso a hacer un hato de leña que fue encontrando por el suelo de la arboleda. Pronto anochecería y quería tener un buen fuego listo para entonces. La abundancia de leña en condiciones de ser quemada, es decir, no demasiado húmeda, hizo que el trabajo apenas le llevase unos minutos antes de volver al campamento.

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27/01/2015, 11:02
Edana

Edana apoyó una mano en la cadera, y en sus ojos asomó el peligro.

«¿Y yo que soy, Artair? ¿Una zapatilla?» pensó Edana «Claro que juzgando por la forma en la que frunces el ceño, estás pensado. Y eso te llevará demasiado tiempo y esfuerzo como para repetirlo.»

La tiefling cruzó la mirada con Spin, que la olfateaba inquisitivamente. Sí, estaba cansada. Y tal vez un poco celosa de que se reconocieran las artes de Raine y no las suyas. Pero ni ella ni el bárbaro tenían la culpa. Al menos no había pronunciado aquello en voz alta. Hacía unos años se lo hubiera soltado al bárbaro a bocajarro. Quizá había ganado algo de auto-control, después de todo.

Soltó un gruñido de disgusto y dejó irse el arrebato por donde había venido, igual de rápido.

—Algo que debes recordar cuando tratas con erizos es que, por muchas espinas que te claves al pisarlos, a ellos les duele más que a ti —dijo, poniéndose de cuclillas para acariciar la áspera fila de púas. Spin olfateó la mano de su ama—. Buf, no veo el momento de acampar y tumbarme un rato. ¿Qué vas a hacer de cenar, Elatha?

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27/01/2015, 12:54
Kroggar

Después de asegurarse de que Rhodita bebiera suficiente agua, el enano soltó a la enorme cabra para que se moviera libremente un rato. Cansado, el enano se sentó cerca del arroyo junto a Spin y estiró las piernas. Nunca lo reconocería, pero empezaba a hacerse mayor y las caminatas empezaban a pasarle factura.

Tras acariciar al erizo en el hocico sabiendo que lo haría rabiar, Kroggar comenzó a masajearse las piernas. Acto seguido cogió el odre y echó un trago de agua. En esos momentos lamentaba haber abierto su barril de reserva la noche anterior. Mañana tendría que asegurarse de comprar uno en la posada.

La mente del clérigo comenzó a divagar. Debería celebrar el reencuentro con su hermano con una digna pelea de taberna. Con Elatha y Artair sería incluso más divertido. Durante un par de minutos, en su cabeza solo había sillas astillándose, mesas volcadas y mequetrefes saliendo por las ventanas junto al sonido de los cristales rotos. Una leve sonrisa se dibujó en la barba del enano.

Después de que en su cabeza no quedase nadie en pie, Kroggar se levantó con dificultad, su oronda barriga siempre suponía un problema. El clérigo marchó hacia Rhodita, con la intención de coger su tienda de campaña guardada en las alforjas.

Si tantas ganas tienes de acamparr, échame una mano niña. Cuanto antes terrminemos de montarrlo todo antes podrremos descansarr.

Ya cargado con la tienda de campaña, el enano se dirigió a Elatha con con expresión “amenazante”.

Orrejas picudas, esperro que hagas algo con mucha carrne y poco verrde.

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27/01/2015, 20:45
Elatha "El Leñador"

Al parecer había cierta expectación por ver qué echaba Elatha al caldero. Normal, era un buen cocinero de campaña, su "sopa de sobras" era prácticamente comestible, mucho mejor que el estándar de la receta entre los campamentos. También era famoso su "estofado de cosas" y mas que famoso, infame, su "revuelto". Por culpa de este último, alguien había tenido que perderse una lucha alguna vez, pero sólo porque se había tragado un cacho de carroñero reptante que se había colado. No tenía muy claro qué hacer. No podía hacer nada con el erizo y la cabra, por descontado, pero quizá entre las raciones y algunas hierbas de aderezo que había afanado a los bárbaros...

- Yo lo llamo "trozos" - dijo alegremente - si tenéis algo de pan de ayer, dadme, que se me ha acabado...y necesito agua

Notas de juego

Efectivamente, Elatha puede hacer comestible cualquier cosa, pero no tiene mucha idea de alta cocina xD

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27/01/2015, 21:43
Artair Allaway

Tras un buen rato buscando por los alrededores del campamento, Artair volvió al mismo justo en el momento en el que Elatha se había decidido a cocinar algo. Una sonrisa se le puso en la cara al bárbaro.

Elatha era conocido por algunos como un cocinero capaz de sacar lo mejor de los ingredientes y hacer auténticas delicias de las cosas más extrañas. Ahora bien, los experimentos no siempre le salían bien y Artair había visto a más de uno echar hasta la primera papilla o a otros que no podían levantarse del agujero de los deshechos por miedo a hacérselo por encima. Lo cierto es que Kroggar y Artair debían de tener un estómago de hierro, ya que hasta el momento no habían sufrido ese oscuro destino. Con cierta malicia, el Allaway miró al cielo y le mandó una insonora plegaria a Mielikki para que le siguiese proporcionando esa suerte. O esa protección.

Cuando llegó al centro del campamento, donde sus compañeros ya habían empezado a colocar algunas ramas para hacer un soporte para la olla, dejó el hato de leña a un lado y con mimo, con un poco de hierba seca y unas ramitas, se dispuso a hacer fuego. No era una maniobra difícil, pero si sensible que había que hacer con cuidado, intentando que la llama no ardiese demasiado rápido, pero que tampoco llegase a ahogarse. Con unos golpes de la yesca y el pedernal, las chispas hicieron que la hierba seca que con cariño había colocado comenzase a arder. Comenzó a poner palitos sobre el incipiente fuego y estos empezaron a crepitar. Tras los palitos, vinieron trozos de leña más grande hasta que se hizo una hoguera suficientemente potente. Tendrían calor y defensa durante toda la noche.

Comenzó a sacar de su mochila la cubertería que les serviría para cenar a los cinco y cuando esto estuvo listo, siguió sacando lo necesario para dormir: su saco y su manta de invierno. Esa noche no parecía que fuese a llover o nevar, por lo que descartó sacar la lona para cubrirse. Una vez finalizado todo el ritual, satisfecho con lo que había hecho, se dirigió donde Raine como le había prometido.

¿Tienes un segundo? Dijo con un tono bajo, casi como si lo que fuese a decir fuese secreto, aunque no lo fuese.

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27/01/2015, 21:59
Raine

Raine se había sentado con un suspiro de alivio sobre un pequeño tocón caído cerca de donde había sido instalada la hoguera. Había depositado su bastón en horizontal sobre las piernas cruzadas y pasaba el dedo distraídamente por un nudo de la suave superficie de madera; aquel bastón que le había regalado Elminster hace tanto tiempo, con la hermosa caracola atigrada de nautilus a modo de cabeza de la que pendían sendas cintas de mar que se entrelazaban en torno al asta, engazadas con diminutas conchas nacaradas de diferentes formas.

La voz de Artair la sacó de sus pensamientos haciéndola levantar la vista para localizarlo; el bárbaro era enorme a su lado y no sólo de altura, sino que podían esconderse dos Raines una junto a la otra detrás de él y no se las vería. Pero había resultado ser también bastante amable así que ya no la inquietaba tanto pese a que lo conocía prácticamente desde hace unas horas.

Claro—sonrió ligeramente—. ¿En qué te puedo ayudar?

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27/01/2015, 22:46
Artair Allaway

Cuando Raine levanto los ojos para mirarle dejando de juguetear con el bastón de extrañas formas y objetos que apoyaba sobre sus rodillas, Artair, sin decir nada, sacó del interior de su muda un pequeño objeto alargado, similar a una ramita azulada con runas doradas grabadas sobre la oscura superficie de la misma. Con gesto amable se la cedió a la muchacha que la cogió con curiosidad.

Este objeto lleva en mi Clan desde que llegamos al Valle de la Daga desde nuestro hogar ancestral en el norte. Mi gente no es de estas tierras, o al menos, no lo éramos. Mi Clan es iluskano en origen, aunque tras todo el tiempo que llevamos en este lugar nuestras costumbres se han adaptado al mismo y hemos cambiado nuestro idioma por el khondazhano de la zona.

Los ancianos del Clan afirman que cuando llegamos a estas tierras, mi Clan tenía varias de estas "varitas", dijo el bárbaro con un tono diferente al pronunciar "varita", ya que le resultaba algo extraña esa palabra, que son capaces de hacer que los más fuertes guerreros se vuelvan gigantes. Por desgracia, hace generaciones que mi Clan no ha tenido un mago o alguien con suficientes conocimientos arcanos como para extraer la magia de la misma. Mi propio tío me la entregó para que la usase en mi misión para devolveros la deuda de sangre que tengo con vosotras dos, continuó el bárbaro, haciendo una leve pausa para mirar en dirección de Edana, además de con mis hermanos de armas. Ahora quiero que la tengas tú y la uses sobre mí si es que sabes cómo activarla. A cambio... no sé, podría portar algo de tu mochila si quieres. Terminó Artair con una sonrisa sincera.

El fuego calentaba el ambiente lo suficiente para que el frío se notase mucho menos.
 

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27/01/2015, 23:05
Raine

Raine tomó lo que Artair le tendía para observarlo más de cerca y, por motivos obvios, le bastó un segundo para identificarlo como una varita.

Mientras examinaba las runas con curiosidad, escuchó la explicación del bárbaro; al parecer contenía cargas de un conjuro para aumentar el tamaño de la gente. La sorprendió, aunque gratamente, que un clan de bárbaros del que seguramente serían en su mayoría guerreros, guardase como reliquia un objeto más propio de un mago.

—Por lo que dices debe ser una varita de Agrandar Persona—concluyó—. Creo que puedo activarla sin problema.

La guardó con cuidado en su cinturón.

Si nos encontramos en alguna situación en la que creas que la necesitas, sólo pídemelo—añadió volviendo a mirarlo. Aunque al mover la cabeza un nuevo mechón flotante se interpuso en medio de su cara y lo apartó soplando cómicamente por la comisura del labio—. No hace falta nada a cambio.

Después de todo, a ella no le costaba utilizar aquello. Y era suficiente con los elementos de equipaje que Artair ya se había ofrecido a llevarle como para dejara de sentir el castigo del peso en los hombros.

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28/01/2015, 01:56
Ervin

La pequeña cabeza del elemental de Raine volvió a asomar sobre su hombro. Miró primero hacia abajo como si quisiera identificar lo que acababan de darle a su ama, luego miró a Artair y tras unos segundos se volvió hacia la muchacha.

A Ervin le gusta Artair—dijo con una vocecita que sonaba como el suave susurro de las olas al romper en la playa—. Es bueno con Raine.

Aunque parecía mas correcto afirmar que había "emitido" mas que "dicho" la frase; no se veía nada similar a una boca por ninguna parte en aquella criaturita acuosa.

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28/01/2015, 11:32
Artair Allaway

Gracias, Raine. Dijo Artair de nuevo sonriendo. La muchacha, aunque tímida, era un encanto. Artair se sentía cómodo y protector con ella. Llevaré entonces tus antorchas con las mías. Eso te quitará algo de peso. Si quieres que te lleve algo más, sólo pídemelo.

En ese momento, el ser acuoso emitió un sonido. De hecho, más que un sonido, fue una frase que se pudo entender con claridad. Artair miró a la criatura sorprendido, pero ante las palabras de la misma, se relajó al instante. Miró al ser que respondía al nombre de Ervin y le dijo: A mi también me gustas, Ervin.

Sin añadir más, Artair se dispuso a esperar a que Elatha sirviese la comida que iba a preparar. Cenarían y se repartirían los turnos de guardia. Tras ello, dormirían por los turnos asignados, antes de volver al camino.

Artair aprovechó la espera para recoger las cosas que no iba a necesitar en ese momento y las dejó dentro de la mochila, entre las cuales se encontraban las dos antorchas que Raine le había entregado. Dejó su espadón y las lanzas en posición para poder cogerlas con rapidez en el caso de que algo les intentase sorprender. En las Colinas de la Daga uno no podía relajarse nunca, a menos que quisiera no ver el siguiente día.

El bosque estaba silencioso y las estrellas ya brillaban sobre el despejado firmamento. Hacía frío, pero la hoguera y las mantas les mantendrían la temperatura.

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29/01/2015, 17:02
-DM-

Por la cabeza de Elatha pasó hacer un pernil de cabra asado, acompañado de guiso de erizo hervido en Ervin, pero no pasó de ser un gracioso pensamiento que no materializó con palabras. En su lugar, puso la olla de Artair en el fuego que el bárbaro había preparado y adicionó agua, la hirvió y con los restos de las raciones del día y en menos de nada tenía un gusio de sobras, muy popular. Nada del otro mundo, pero mucho mejor que las raciones secas que venden para los viajeros y aventureros.

El grupo se reunió alrededor del fuego y Artair empezó a contar un poco de sus costumbres y las cosas que habían hecho sus ancestros, allá muy lejos al oeste, cruzando el gran desierto. Cuando todos estuvieron prestos a descansar, Edana se encargó de la primera guardia.

Pasó sus horas estudiando su libro de magia, releyendo algunos pergaminos y levantándose de tanto en tanto para estirar sus piernas, cada sonido la alertaba, pero no pasaba de ser algún animal nocturno y se distrajo viendo unas hormigas recolectoras de hojas pasando cerca del lugar de descanso, se preguntó como sería la vida de una hormiga y qué pasaría si ella fuera de ese tamaño.

El siguiente turno fue para Kroogar quien se levantó malhumorado y con babas secas adornando su barba, cumplió con su guardia para despertar a 'su manera' al Semielfo.

Ambas guardias pasaron sin sobresaltos, era lo normal, pero era cierto lo que el bárbaro pensaba acerca de no relajarse en una zona donde a pesar de los esfuerzos del Clan Allaway, los orcos y trasgos seguían pululando. Rhodita descansaba cerca, libre de carga y alforjas, el Enano sabía que su fiel cabra podía dejarla sin amarrar y ella permanecería más fiel que el perro de un druida, se alejaba unos metros para pastar y beber, a veces la curiosidad la invadida y se alejaba varios metros, pero su naturaleza asustadiza siempre la hacía volver rápidamente cerca del fuego.

Artair era el penúltimo en hacer guardia y ya para ese punto el bárbaro se sentía completamente descansado y hambriento, repeló la olla y las sobras de la comida, la noche permanecía fría y calmada, su turno estaba a punto de terminar, pero algo llamó su atención.

Era muy oscuro, la fogata apenas iluminaba hasta el arroyo, pero se dio cuenta que Rhodita no estaba cerca, un chillido de la cabra proveniente de más allá del arroyo lo alertó y se levantó con su gran arma en las manos. En menos de un par de segundos, la cabra apareció corriendo, chillando de dolor y despertando a todo el mundo. Pasó cerca del campamento, pero siguió de largo, estaba claramente asustada y su paso dejó ver una flecha clavada cerca de su muslo trasero, Kroogar se iba a poner furioso.

Seguido de la cabra, se empezaron a escuchar algunos gritos a lo lejos, chillidos y gritos de varias voces gruesas. Para ese entonces, todo el grupo permanecía de pie con sus armas listas para ser usadas. Cuando la visión en la oscuridad del Enano y compañía lo permitió, pudieron discernir lo que se venía:

Orcos, varios orcos, quizá una partida de caza que vio en Rhodita una fácil y suculenta presa. Los orcos se detuvieron en cuanto observaron al grupo parado cerca del fuego, venían en dos grupos: Uno desde el este y otro desde el noreste, la sorpresa duró menos de un segundo y los orcos que tenían sus armas dispuestas contra Rhodita, ahora se utilizarían con el propósito de matar invasores para robar lo que quiera que llevaran de valor.

Era hora de defenderse, contra los orcos no se podía dialogar salvo que e encontraran en una posición de desventaja y este no era el caso.

- Tiradas (4)

Motivo: Iniciativa orco bruto

Tirada: 1d20

Resultado: 9(+1)=10

Motivo: Iniciativa orco combatientes veteranos

Tirada: 1d20

Resultado: 11

Motivo: Iniciativa orco combatientes

Tirada: 1d20

Resultado: 1

Motivo: Iniciativa orcos adultos

Tirada: 1d20

Resultado: 12

Notas de juego

lunoscura, 17 Alturiak
Frío y despejado
50 px a todos por postear (yo los apunto).
Proximo Check/Post: Domingo en la noche

COMBATE
- 12 Orco adulto 1
- 12 Orco adulto 2
- 12 Orco adulto 3
- 12 Orco adulto 4
- 11 Orco combatiente veterano 1
- 11 Orco combatiente veterano 2
- 10 Orco bruto
- 1 Orco combatiente 1
- 1 Orco combatiente 2
- 1 Orco combatiente 3

Artair (33/33Pg):
Edana (16/16Pg):
Elatha (32/32Pg) CA11:
Kroogar (27/27Pg) CA11:
Raine (17/17Pg):

Disposiciones especiales:
- Artair no puede ver bien a los orcos, ellos tendrán cobertura contra ataques a distancia por parte de este.
- Elatha y Kroogar han dormido sin armadura (ambos CA 11). Amarrarse el escudo es una acción de movimiento.
- El arroyo es terreno dif'icil

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