Partida Rol por web

Gloria, Fortuna y Muerte.

GA.1: Un hermano, muchas flechas.

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18/02/2015, 09:53
Elatha "El Leñador"

- Vaya, pensaba que me crecería barba - murmuró Elatha, decepcionado. Al fin y al cabo, una bendición de Bargenta tendría que ir acompañada de vello facial, pero, ¿Agrandarle? Si hubiera sido un clérigo...gigante, bueno, pero, ¿Un clérigo enano podía agrandar a la gente? ¿No era algo muy, muy irónico? Qué mal estaba la cosmología. 

Sonrió a los susurros de Edana, agachándose considerablemente para oírla.

- "Bárbaro" es una palabra de la que se abusa mucho - asintió -. Pero no es lo bastante atractivo para ser un hechicero - añadió, pensando en su peligrosa relación con Ariadna

Casi pegó un salto cuando el erizo asomó por la capucha y estuvo a punto de sacarle un ojo. ¡Anda, si la chica con cuernos tenía sentido del humor!

- Me daría pena que unos objetos orcos tan pulcros acabaran apestando a semielfo - sonrió Elatha -. Que los lleven Kroggar y su cabra, a él le encantan los orcos

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18/02/2015, 10:45
Kroggar

Los orcos huían al ver a los dos gigantes. Kroggar sonrió satisfecho,se había encargado de terminar de liquidar el combate y eso le gustaba. Miró sus armas aún en el suelo y su sonrisa se ensanchó. Solo había necesitado los dones de Bargenta . Lo único que echaba de menos era el haberse manchado las manos con sangre orca, motivo por el cual maldijo por lo bajo en lengua enana al ver como Artair liberaba a los orcos. La herida a Rhodita exigía más sangre.

Justo cuando la encontró en su rango de visión, Elatha sugirió que Kroggar cargara los deshechos de los orcos.

Orrejas picudas, no pienso tocarr esa basurra orrca. Y cuida tu lengua o la prróxima vez que te haga crrecerr habrrá algo que no crrezca.

La furia del enano no se había aplacado del todo, por lo que la pulla al semielfo había sonado más serio de lo que realmente era. Quizás consciente de ello, Kroggar se dirigió a Raine con un tono más moderado.

Ven conmigo Rraine. Sujetarré las rriendas con fuerrza, mientrras le quitas la flecha. Apárrtate rrápido cuando lo hayas hecho.

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18/02/2015, 12:49
Artair Allaway

Las posesiones de los orcos eran exiguas. Patéticas incluso. Y muy olorosas. No había nada de valor, excepto algunas monedas y un circón. Artair recogió la piedra y las monedas y las guardó para las emergencias del grupo, como una buena cerveza. Mientras, los orcos huían a través del bosque. No se molestaron en ser silenciosos y el bárbaro era capaz de saber lo lejos que estaban sin mirar.

Volvió con pasos calmados hasta donde sus compañeros, mientras el efecto del conjuro desaparecía. La experiencia de ser un gigante había sido excelente. Al pasar el río, Artair metió su espadón en el agua para limpiarlo y después lo introdujo en la gran vaina que llevaba a la espalda. Estaba de buen humor. Su equipo no había perdido ni una gota de sangre de este desafortunado encuentro. Sin embargo, los ojos de algunos de sus compañeros mostraban cierta decepción por, lo que Artair supuso, haber dejado escapar a los orcos. No dijo nada. La crueldad no era necesaria, y no se sentía mal por haberles dejado escapar. No había gloria ni honor en acabar con unos enemigos indefensos.

He encontrado algunas monedas y un circón. Dijo Artair con una sonrisa. Nos servirá para pagar los gastos comunales. Si os parece bien. Añadió en el último momento.

Después se acercó a Edana y le puso la mano en el hombro. Mirándola a los ojos dijo: Edana, ese conjuro ha sido magnífico. Separando ambos grupos nos has dado un gran empujón hacia la victoria. La felicitación no podía ser más sincera, pues era verdad. El tener que enfrentarse a la mitad de enemigos suponía la mitad de problemas.

Poco después, se acercó al clérigo y a Raine que atendían a la pobre Rhodita. Gracias, Raine. La varita ha funcionado a las mil maravillas. Dirigiéndose después a Kroggar dijo: ¿Puedo ayudar con algo, amigo?

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18/02/2015, 13:05
Edana

—¿Te resultan atractivos los hechiceros? —le preguntó a Elatha, haciendo énfasis en el género masculino. Chasqueó la lengua antes de que su compañero pudiera contestar —. Así que es verdad lo que dicen sobre los elfos. Una lástima.

Soltó una risita mientras apoyaba su peso en el bastón astado. Lo que siguió, en cambio, la desarmó por completo. Edana se movía bien cuando las relaciones con los demás giraban en torno a bromas y pullas. Se jactaba de tener una lengua afilada y un rápido ingenio. Pero era absolutamente incapaz de encajar un halago con gracia. Tenía pánico a las muestras de respeto o afecto, y se puso a rebullir inquieta en el sitio, sin saber muy bien qué hacer con sus pies.

—Sí bueno... es mi trabajo ¿no? —gruñó, mirando a un punto indefinido del suelo.

Se fue a su saco de dormir, pinchando el suelo a su paso con el extremo afilado de su bastón.

—Sacadle la flecha a Rhodita y vayámonos a dormir —propuso la tiefling, para cambiar de tema.

 

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19/02/2015, 21:27
Kroggar

Kroggar se dirigía hacia Rhodita cuando Artair se ofreció a echarle una mano. El enano le hizo un gesto indicándole que no era necesario.

No es necesarrio Arrtairr—dijo acompañando con palabras lo que ya había dicho con su gesto—. Crreo que a Rrhodita le asustarrá verr un gigantón salido de la nada.

Cuando llegó junto a la cabra, el enano agarró las riendas con fuerza y empezó a acariciarle la cara para tranquilizar al animal.

Terrminemos con esto Rraine.

 

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22/02/2015, 23:49
-DM-

La maga hizo caso al Enano, cogió con firmeza la flecha aún clavada en la cabra gigante y haló de un solo movimiento sacando la flecha al instante, recordó las palabras del Enano y se apartó rápido, lo suficientemente rápido para esquiver la patada que sucedió el chillido. Afortunadamente estaba su dueño y amigo consolándola y acariciándola mientras le hablaba en su propio idioma para calmarla. Una vez calmada acudió a sus conocimientos de primeros auxilios; Una herida era una herida, tanto si era en un Enano como en un Elfo como en una cabra. Cubrió su herida con una de las bendas que guardaba en su mochila junto a unos brebajes que detenían la infección.

Para el momento en que Kroggar volvía a la tienda de campaña, el sol empezaba a acariciar el cielo, tornándolo de un color gris que iba aclarando con el paso de los minutos, sus compañeros dormían lo que podían, una hora más de sueño servía ya que les esperaba una jornada que podría incluir marcha forzada si decidían llegar al siguiente día a la posada del cruce de caminos, donde su hermano estaría esperándolo con quien sabe cuantos primos y gentes del Clan. Eso sacó una sonrisa inconsciente del Enano que afortunadamente nadie más alcanzó a ver.

Despertaron cuando el sol empezó a calentar el Valle, el clima era frío y el aire que salía de las narices y boca con cada respiración se convertían en vapor visible, como el del agua cuando se pone al fuego. Con las narices frías fueron despertando, Elatha cocinaba mientras observaba a Rodhita echada en el pastizal, juiciosa descansando después de ese susto.

Desayunaron rápidamente antes de seguir el camino, Artair predijo que haría un buen día y no se equivocaría. El día transcurrió igual que el día anterior, el sol brillaba fulminantemente sobre las cabezas, pero no calentaba lo suficiente. Iban a partir, pero Rhodita llevaría menos carga de la que acostumbraba en los días pasados, la pobre cabra tampoco llevaría jinete.

Avanzaron al ritmo que daban las cortas patas del Enano, fue un alivio para todos bajar el ritmo de la marcha, pero Artair empezaba a impacientarse al andar tan despacio, por momentos se adelantaba para otear el camino y luego de un rato volvía hasta que su paciencia se colmara de nuevo. 

El terreno se hacía cada vez menos ondulado y más placentero para viajar, para entonces, el sol empezaba su recta final por el horizonte y aún no habían llegado. Artair advirtió que llegarían de noche, aún sin descansar en todo el día, habían tardado más de lo que esperaba. El guia bárbaro reguntó al grupo si querían pasar la noche o preferían continuar, todos respondieron de la misma manera, algunos por no sentirse tan cansados y otros por voluntad propia aunque sus pies dijeran otra cosa.

La noche cayó y la temperatura empezó a descender rápidamente cuando al horizonte unas luces lejanas llegaron a la vista, todos estaban cansados, algunos más que otros, en especial el par de magas que no acostumbraban a viajar a menudo, y menos esas jornadas. Los pies hinchados y los muslos cansados sintieron placer al escuchar que se acercaban a la posada, una milla más. 

Para ese punto, los pensamientos se enfocaban casi exclusivamente en quitarse las botas, comer un plato caliente y dormir como si lazhander nunca volviera a hacer que el sol saliera. Excepto Elatha, quien pensó con entusiasmo para ver a la pequeña Alhandra ¿Cuánto habrá crecido desde la última vez que la vió?, se emocionó y pensó en todo lo que tendría que contarle, pero inmediatamente una expresión de pesar lo invadió cuando cayó en la cuenta de que la pequeña niña no estaría en el interior de la posada, era temporada de invierno y eso significaba que la pequeña estaría en el monasterio de los quebrantados, junto al Enano y mentor Filban Calashin.

Avanzaron un poco más hasta observar las imponentes murallas de piedra desgastada, la puerta estaba cerrada pero se sabía que tras ella habría un guarda que haría un par de preguntas y que dejaría entrar en el interior del complejo. Las ansias empezaron a apoderarse de Kroggar por ver a su hermano. ¿Cuántos años habrían pasado? no llevaba la cuenta, pero sin duda eran muchos, muchos centímetros de barba habrían crecido desde la última vez.

¿Entrarán al complejo tocando la puerta?¿Derribarán la puerta?¿Les dará pena tocar a esas horas y acamparán afuera?¿Irvin estará congelado en este punto?...

Notas de juego

Noche, 18 Alturiak
Frío y despejado
No hay px por posteo :'(
Proximo Check/Post: Miércoles en la madrugada

Artair (33/33Pg):
Edana (16/16Pg): Recupera sus PC
Elatha (32/32Pg):
Kroogar (27/27Pg): Recupera sus PC
Raine (17/17Pg): 

Todos: -1 Ración de viaje.

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23/02/2015, 09:56
Artair Allaway

Tras el combate, tocaba descansar y así lo hicieron todos de una manera u otra. El sol comenzaba a escurrir sus rayos por entre las cumbres de las colinas circundantes y el cielo comenzaba a pasar de un tono oscuro a uno más grisáceo según la claridad aumentaba. El día sería bueno, penso Artair y se lo comunicó a sus compañeros. Siempre era mejor avanzar con el sol en el firmamento, ya que, de alguna manera, el calor del astro rey sobre la piel de los viajeros (siempre y cuando no sea en un achicharrante desierto como contaban las crónicas de su pueblo en recuerdo a su cruce del Anauroch) siempre subía la moral de estos y les hacía más proclives a avanzar con rapidez.

Tener a Rhodita herida significaba tener que cargar con más cosas cada uno y que Kroggar no montase sobre ella, por lo que el ritmo de avance se resintió fuertemente. Artair se desesperaba, pero nunca dijo nada ni lo dejó ver en su cara. Demasiado. Cuando su límite de paciencia por el ritmo tan lento, según su parecer, que llevaban era alcanzado, bajo la excusa de explorar el terreno, se adelantaba al grupo y exploraba el camino delante del grupo. Jamás encontró nada que fuese peligroso, pero siempre era un buen momento para recuperar sus niveles de paciencia. Hasta por tres veces durante el día tuvo que recurrir a las escapadas, pero siempre volvía.

El grupo charlaba alegremente durante la marcha, aunque estas conversaciones se fueron diluyendo según pasaban las horas debido al cansancio que comenzaba a acumularse. Artair, viendo a las muchachas sufrir por el peso de sus macutos, se ofreció a ayudarlas en varios momentos con dicha carga, lo cual les daba cierto descanso.

Por fin, cuando empezó a caer la oscuridad sobre el Valle de la Daga de nuevo, se encontraban ya cerca de la taberna destino. Los músculos de todos estaban agotados. Las rozaduras en ingles y otras zonas eran ya una realidad. Las caras de abatimiento por el cansancio eran la norma, pero Artair sabía que estaban cerca. Un poco más, amigos. Ya casi hemos llegado. Dijo, lo cual alegró a sus compañeros que hicieron un último esfuerzo.

Poco después, llegaron a la puerta de la muralla, que estaba cerrada; la noche había caído y el frío día daba paso a una gélida noche. El gigante golpeó las puertas con fuerza. Era de noche, pero no quería pasarla a la intemperie. Mientras esperaban, su mente comenzó a evocar el sabor de la cerveza y el calor de una cama limpia.

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23/02/2015, 10:21
Elatha "El Leñador"

Pasar el duro invierno del Valle de la Daga en el monasterio era probablemente una garantía de supervivencia para Al, pero aún así, a Elatha le daba bastante pena no poder aprovechar para ver a su protegida. Quizá fuera para mejor, no obstante, hablarle de sus aventuras cuando la pequeña estaba empezando a tontear con la idea de lanzarse a los caminos iba a ser contraproducente. En fin, no podría pasar un rato con su chiquilla, pero al menos tendría algún brebaje alcohólico que beber y alguna camarera facilona con la que perder el tiempo. La vida del mercenario.

Acampar fuera con tamaño frío no era una opción, y mucho menos si lo único que perdían era molestar un poco al personal. Se colocó junto al bárbaro cuando este golpeó la puerta.

- Si no contestan, les damos un susto y gritamos "fuego" o "dragón" - dijo guiñando un ojo a Edana, aunque claro, dudaba que la chica cornuda lo viera en la oscuridad

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23/02/2015, 20:45
Edana

Edana había participado de buena gana en las primeras conversaciones del día, e incluso había bromeado sobre unos orcos tan estúpidos como para atacar a un grupo bien armado como el suyo. Pero según iba avanzando el día y amontonándose las horas de caminata, su ánimo se empezó a mostrar más sombrío. Cuando Artair dijo que quedaba poco para llegar suspiró de alivio y decidió que todos supieran lo desgraciada que le hacían sentir aquellas jornadas de viaje a pie.

—¡Bien! Porque no pienso caminar de sol a sol. Tengo más ampollas en el pie que dedos, ¡diablos!. ¡Maldito negrero! Ya puede ser tu hermano la reencarnación del primer Magíster de Mystra que es la última vez que te acompaño a visitarlo.

Edana no sentía nada de lo que había dicho. Salvo lo de las ampollas. Eso sí lo sentía.

La tiefling refrenó el paso cuando se acercaron a la fortificación. Tomó su amuleto en la mano izquierda y recitó un conjuro. Cuando hizo el pase mágico que daba por finalizado el encantamiento, Edana parecía humana a los ojos de todos. Los cuernos, el rabo, y las escamas vestigiales estaban disimuladas por el hechizo. Había dos hermosos ojos verdes en sus ojos normalmente lechosos y, ya puestos a hacer retoques, había incrementado sus senos y hecho su trasero más generoso.

La maga devolvió el amuleto al interior de su túnica antes de girar la cabeza hacia Elatha, para mirarle directamente a los ojos. Lo cierto es que ella veía mucho mejor que el semielfo en aquella oscuridad, y su agudeza era equiparable a la del enano. Pero estaba tan cansada que trastabillaba por todas partes como si no viera ni torta.

—Y cuando salgan de sus murallas nos colaremos en sus casas, nos comeremos su cena y dormiremos a pierna suelta en sus camas. Ese es el plan ¿no?

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24/02/2015, 13:14
Raine

Raine estaba demasiado cansada como para aportar nada a las bromas que se traían sus compañeros. No protestaba, se limitaba a mantenerse en pie, agarrada a su bastón con la espalda algo encorvada mientras pensaba en lo mucho que le gustaría encontrar una silla. La genasí podía tirarse horas y horas nadando sin cansarse un ápice pero por algún motivo absurdo era incapaz de decir lo mismo en cuanto a caminar; en aquel momento no sentía los pies y los agarrotados músculos de sus piernas protestaban clamando por un descanso.

Miró hacia los portones, sus compañeros ya habían llamado así que solo quedaba esperar la respuesta pero el caso es que no las miraba pensando en eso. Raine había viajado abundantemente por el valle, pero por lo que a ella respectaba, era la primera vez que veía aquel lugar; otra cosa es que dicha afirmación fuera cierta. Y otra aún más frustrante, el no saberlo.

Se acercó a Edana para susurrarle al oído, encogiendo la cabeza con timidez.

—Dana... ¿hemos estado antes aquí?

Lo cierto es que no quería que nadie más la oyera, preguntar algo como eso la hacia sentir un nudo en el estomago producto de la vergüenza y la incomodidad.

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24/02/2015, 13:56
Kroggar

El enano había estado silencioso la mayor parte del día. Por norma generalsóloo hablaba para quejarse o soltar improperios. Ese día lo hacía para lo segundo, cuando el ritmo de la marcha bajaba, se encargaba de espolear a sus compañeros. Hacía mucho tiempo que no veía a su hermano, y con la búsqueda de Raine y los problemas de Artair, el reencuentro se había retrasado demasiado.

La última vez que vi a mi herrmano, tú ni siquierra habías nacido niña—rezongó—. Y ya se ha rretrrasado demasiado este encuentrro, así que sigamos. No queda mucho parra llegarr.

La noche ya había caído y el frío empezaba a hacerse de notar. Por suerte la pesada armadura y los ropajes de abrigo hacían bien su trabajo, por lo que de momento el frío no era preocupante, aunque no podía asegurar lo mismo de sus compañeros. Aunque el clérigo siempre se quejara y hablase con malos modos, sentía aprecio y respeto por todos ellos, y teniendo en cuenta el esfuerzo que estaban haciendo, lo último que quería era que enfermaran por el frío. También, siendo sinceros, a Kroggar no le apetecía tener que tratar un resfriado, era una de las enfermedades más odiosas, contagiosas, desagradables y asquerosas. En la compañía del Troll Decapitado, cada vez que alguien se resfriaba, un tercio de la compañía acababa contagiada, y rara vez los curanderos se salvaban de la catástrofe.

Finalmente, las murallas de piedra estaban a la vista. El clérigo ya tenía calambres en las piernas, por lo que era un alivio llegar por fin al Cruce de Caminos. Era raro ver una posada amurallada, pero teniendo su ubicación entre las ruinas de Tethyamar y las colinas de la Daga, eran una medida de seguridad más que necesaria.

Tras la llamada de Artair, el enano no esperó a que los guardias respondieran. Quería terminar el trámite lo más rápido posible.

¡Abrrid a un grrupo de viajerros que buscan hospedaje!—exclamó.

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24/02/2015, 14:03
Edana

Dana se volvió hacia Raine, y miró a sus compañeros para asegurarse de que nadie había oído que le llamaba "Dana". Claro que podría ser peor. Cuando eran sólo unas jovencitas, la genasí la llamaba Danita. Era una de las pocas cosas de las que se alegraba de la amnesia de Raine.

—Yo nunca había estado tan al Norte —admitió Edana—, pero tú debiste pasar cerca cuando te dirigías al Mar de la Luna. Mantén los ojos y los oídos abiertos. Quizá te hospedaste aquí y alguien te reconozca.

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25/02/2015, 15:39
Raine

Raine se lo pensó un momento manteniendo la mirada en Edana; luego asintió aunque no pudo evitar tragar saliva disimuladamente.

Lo que su "hermana" decía tenía sentido, una chica con el pelo flotante llamaba la atención después de todo, ¿no? Pero al mismo tiempo la inquietaba un poco la sensación de no saber qué decirle a quien supuestamente ya conocía. Fuera lo que fuese, al menos no visitaba sola aquel lugar.

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25/02/2015, 21:43
-DM-

Llegaron a la puerta cerrada con Edana convertida en humana, una humana voluptuosa y bella cuando menos y El Enano se quejaba y echaba la culpa (en su mente) a los demás por la lenta marcha de la jornada, claro, típico de los Enanos. 
Golpear la puerta normalmente generaba el ruido suficiente para llamar la atención del vigía de turno, pero golpearla fuerte con unos brazos como los de Artair seguro lo despertaría hasta de un conjuro de sueño. El llamado fue reforzado por los bramidos del Enano clamando por hospedaje mientras Raine, Molida del cansancio, vivía su propio "momento extraño", reconocía de algún modo aquel lugar, pero no podía evocar exactamente de donde ni en qué momento, lo más seguro es que hubiera estado en ese lugar, pero no recordaba cuando, no recordaba nada.

Un hombre de unos cincuenta abrió una rendija para observar a los viajeros, luego, después de unos sonidos de cerraduras destrancándose, abrió la puerta. Tenía poco pelo de color gris, pero lo llevaba largo hasta los hombros y poseía un gesto como si estuviera constipado en todo momento, iluminó con su lámpara la cara de los recién llegados y gruñó pero no dijo nada y dejó pasar al grupo al interior de las murallas.

El cruce de caminos era un antiguo castillo de un acaudalado hombre ya olvidado, fue abandonado con la caída del imperio Enano y desde entonces fue solo fueron unas ruinas. Para la familia Alba resultaba demasiado caro restaurar y reparar el castillo que ni siquiera poseía una ventaja táctica que soportara la inversión. Un hombre acaudalado y exiliado de Cormyr decidió comprarlo y desde entonces lo convirtió en una de las posadas más grandes y célebres de los valles y las tierras circundantes. Compite en popularidad con la "vieja calavera" del valle de la sombra y ciertamente es más grande e imponente.

El camino que los llevaba hasta el edificio principal era empedrado y bien mantenido, incluso en la noche se podía apreciar la belleza del interior de las murallas. Una capilla, una herrería, establos y algunas otros edificios se erigían como complemento a la torre central que contenía las habitaciones y el salón principal. Un niño de unos 12 años salió de la nada, sorprendiendo al más vivaz -¿Señor Enano, quiere que cuide de su.... gigante....cabra en los establos?, son solo 5 halcones por día y noche -Nunca había visto un animal así y pareció un poco asustado, pero tenía ordenes de atender todo animal.

Antes de llegar a la puerta principal, ya se escuchaba el bullicio y la música del interior, si esperaban encontrar una posada deshabitada y callada, se habían equivocado. Incluso en invierno gente de toda clase viajaba y se hospedaba en la célebre posada. Si El Tacaño Enano no había pagado los 5 halcones al niño por cuidar de Rhodita, habían bebederos justo afuera de la entrada principal donde podía dejar a la cabra amarrada y a la intemperie sin que le costara más. un trío de carruajes mercantes estaban aparcados con por lo menos una persona que ofrecía sus mercancías varias a los recién llegados, desde especias exóticas hasta armas y vinos.
El interior estaba iluminado por antorchas colgadas a las paredes de piedra (siempreardientes para el fino ojo arcano de Edana y Raine) y candelabros con velas regulares colgados del techo.
Varias mesas ocupadas albergaban a grupos de toda índole. Nobles emisarios de otros reinos, bribones planeando un golpe, asesinos a la espera, dos grupos de aventureros (a juzgar por sus clérigos y magos), varias mesas de mercenarios a sueldo (a juzgar por sus armas), campesinos locales y un grupo de 8 Enanos bebiendo como los Enanos sabían beber. Los juglares hablaban a toda voz mientras las prostitutas ofrecían sus atributos a todos los clientes, los mercenarios y extranjeros eran los que más peleaban por esos cuerpos. Un bardo de uno de los grupos de aventureros se paró en la tarima y empezó a recitar poesía, pero a nadie le interesaba la poesía en estos tiempos y rápidamente los abucheos, las verduras y algo más duro lo hicieron bajar del escenario. Varias mesas jugaban dados y cartas y reían e insultaban sonoramente cada vez que alguien ganaba.

Los ojos se clavaban en Raine y Edana a medida que caminaban hasta una de las mesas vacías, parecían cervatillos en medio de una jauría de Lobos hambrientos y sonaron varios piropos pasados e improperios dirigidos a los atributos de las chicas, en especial a los grandes atributos de Edana convertida en humana. No sería raro que algún huésped intentase propasarse con alguna de ellas si de repente quedaban solas y el trago seguía fluyendo.

De todas las mesas, una llamó la atención de Elatha, en ella estaba sentado Rogar Kamro, el prometido de Kendra Faywen de cataratas de la daga junto a otros 4 lacayos y esbirros, incluido su escudero. Los chismes de la gente decían que Rogar tenía los cuernos de un Alce y era un estúpido al no darse cuenta del amorío que sostenía su prometida con Elatha leñador. Solo chismes insistía Kendra, pero Rogan aún creyéndole, odiaba a Elatha. Rogar era un caballero del valle e hijo de uno de los hombres más adinerados del Valle, entrar en conflicto con él no era buena idea y Elatha lo sabía, así que prefirió alejarse de su amiga Kendra.

Al fin, tras recorrer un laberinto de miradas e improperios lograron tomar una mesa vacía, una camarera y una prostituta se acercaron a la mesa como cuervos sobre un cadáver.
La primera saludó sin mostrar una sonrisa, pero al detenerse y observar bien a los llegados, su semblante cambió. -Elatha, bienvenido, hace rato no te veía y tus amigos.... -Se detuvo unos instantes y se quedó observando a Raine -No sabía que eras amigo de ella -La señaló mientras un escalofrío recorrió la espina dorsal de la genasi, ¿cómo podía ser que ella la reconociera? -Oye amiguita, bienvenida de nuevo al cruce de caminos, ¿no vienes con tu abuela esta vez? Rió mientras buscaba a uno de sus compañeros con la mirada -Ehh Sama, mira, volvió la del pelo de agua. -Otra camarera se acercó y la observó unos segundos haciendo sentir incómoda a Raine -Oye si es cierto! -Esta pareció menos interesada en ella y se volvió a hacer sus cosas.

Mientras eso ocurría, la prostituta se dirigió a Artair y empezó a acariciar con sus largas uñas el torso desnudo del bárbaro -Uhh, no te imaginas todo lo que haría si todo eso fuera mío! -dijo susurrándole al oído y seguido de un suave mordisco que hizo erizar al descendiente de gigantes. -¿No quieres nada, yo te haría muy feliz papi? -Y guiñó un ojo, a la vez que se dirigía a Elatha. -Por algo adicional puedo permitir que este entre en mi cama y entre ambos me embistan. -Parecía borracha, cansada y usada pero se le abonaba el hecho de que siempre estaba dispuesta a trabajar.

Por su parte, a Kroggar le llamó la atención el nutrido grupo de Enanos que portaban hachas, espadas, escudos y martillos, luego de observar unos instantes, reconoció a uno de ellos y después al resto: Se trataba de Bosk "Yunque" Hojabrillante, el líder de batalla del clan hojabrillante y primogénito del patriarca. Era su amigo y con él compartía el entusiasmo de romper cráneos orcos y su obediencia a Bargenta y Moradín. Bebían como solo los enanos sabían hacer y parecían hablar de algo importante, seguro estarían planeando alguna incursión a las montañas.

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25/02/2015, 23:19
Rogar Kamro

Luego de pedir alimento y bebidas y después de aceptar o rechazar la compañía femenina, los integrantes de la mesa de Rogar se levantaron de su sitio y se dirigieron a la mesa de los recién llegados.

El hombre era alto y atractivo y vestía una armadura semicompleta ornamentada con oro y piedras preciosas, su espada bastarda estaba asegurada en una funda igual de ostentosa a su armadura y llevaba un cáliz de oro en su mano. Otro joven de unos quince vestía una cota de mallas por debajo de su ropa y cargaba las pertenencias de Rogan, su escudero. Otros dos vestían corazas y espadas largas y el cuarto parecía más reservado con ropaje negro y un cuero tachonado.

Al llegar a la altura de Elatha, el caballero del Valle de la daga empezó a hablar, sus ojos y sus palabras evidenciaban su estado de borrachera.

-Vaya vaya vaya -Dijo en tono condecsendiente -Miren a quien nos ha traído tymora, si no es más que un vulgar leñador! -Seguido, derramó el contenido del Cáliz sobre la cabeza de Elatha, bañándolo en vino rojo y espumoso.

En ese instante la posada pareció quedar en silencio y con los ojos clavados en la mesa de los héroes (¿?) del variopinto grupo.

-¿Qué demonios te trae a MI posada en esta noche que era maravillosa para todos?, ¿qué mierda vienes a buscar junto a este feo enano, este bárbaro y estas tres prostitutas? -Solo le atinó a la profesión de una de las mujeres (y quizá a lo feo del Enano). -¿Acaso me buscas a mi? -Se quedó observando a Raine y a Edana en un esfuerzo monumental por intentar enfocar su mirada que se quedó clavada en los pechos generosos de la versión humana de Edana -Ohh por la mano de Helm que aprieta esos pechos, Amigo, si me las prestas esta noche, podemos dejar nuestras diferencias a un lado! -Intentó estirar la mano para agarrar a Raine, pero perdió el equilibrio. Hubiera caído si su escudero no hubiera estado junto a él para atraparlo.

Su escudero parecía preocupado e insistió en irse a dormir, pero el caballero respondió malhumorado y lo empujó fuertemente haciendolo caer al suelo -A la mierda tú crío, vete a dormir con tu madre y mámale las tetas hijodeputa! Largo de aquí perro. -Y lo pateó como si de un perro de la calle se tratara. El pobre no hizo nada más que levantarse y escudarse en los otros sujetos con los que venían

-Creo, amigo Elatha, que tú y yo debemos hablar! Eres todo un maricón hijo de puta! Jajajajajaj -De repente se echó a reír de la nada, como si se hubiera acordado de algo anecdótico -Bajhhh no vale la pena juntarse con hormigas. -Acto seguido escupió al cuerpo del Semielfo. -Hormigas bastardas!

Notas de juego

Noche, 18 Alturiak
Frío y despejado
50 px a todos por posteo
Proximo Check/Post: Domingo en la noche/madrugada

Artair (33/33Pg):
Edana (16/16Pg): -2 PC [disfraz lvl3]
Elatha (32/32Pg):
Kroogar (27/27Pg):
Raine (17/17Pg): 

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26/02/2015, 00:13
Kroggar

Cuando las puertas de la fortaleza se abrieron, el enano fue el primero en pasar acompañado de Rhodita. Mientras se dirigían hacia el edificio principal, un muchacho se acercó a Kroggar, proponiéndole cuidar de su montura.

—Toma muchacho—dijo ofreciéndole las riendas—. Y cuídala bien, tiene una herrida en los cuarrtos trraserros. Como mañana este peorr tu padrre tendrrá que buscarrse un nuevo hijo. O hacerrlo.

Una vez dentro de las posadas las miradas empezaron a fijarse en Edana y en Raine, por lo que Kroggar se llevó la mano al cinto, acariciando la hoja de su hacha, dando a entender que no le importaría empezar a cortar manos.

Cuando la camarera se acercó junto a la prostituta, el enano se mantuvo al margen excepto para pedir una buena comida y una consistente jarra de cerveza. Fue entonces cuando el clérigo reparó en Bosk y los suyos, por lo que dando un grito en su propia lengua, los saludó desde la distancia.

Kroggar estaba a punto de dirigirse a ellos, cuando Rogar Kamro y los suyos se acercaron a la mesa. El caballero empezó a soltar improperio tras improperio y poco a poco una furia empezó a expandirse por las venas del enano como si fuera fuego. Su cabeza empezó a ponerse de un rojo intenso y dos gruesas venas, empezaron a palpitar en su cabeza. Su furia la noche anterior contra los orcos ya había sido terrible, pero esta no sólo no se iba a quedar atrás sino que iba a ser peor.

¡BASTA!—dijo Kroggar con una fría ira al tiempo que golpeaba la mesa con el puño.

El enano se encaró a Rogan, y aunque la diferencia de altura era notable y hacía la imagen cómica, era tal la furia que desprendía, que el detalle quedaba eclipsado.

Malgastas ese orro y esas gemas en esa mierrda de arrmadurra y espada. Me agrravias. Llamas prrostitutas a mis prrotegidas. Intentas abusarr de una de ellas—el tono de voz del clérigo iba en aumento—¡Y encima te atrreves a insultarr al orrejas picudas en mi prresencia!

El enano lanzó un gancho a la entrepierna de Rogan.

¡HOJABRRILLANTE!—exclamó avisando a sus amigos enanos.

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26/02/2015, 00:40
Artair Allaway

Las puertas del castillo-posada se abrieron con un sonido chirriante, mientras el grupo entraba dentro. El hombre que abrió parecía como si estuviese siempre acatarrado, con unos ojos vidriosos y nariz enrojecida, aunque muy diferente de la que tienen los borrachos. El frío se notaba. Mientras nos abrían, Edana lanzó unos de sus conjuros ilusorios y donde estaban sus cuernos y todas sus características no humanas, dejaron paso a unas facciones bonitas y atractivas que sorprendieron a Artair. Pero lo cierto es que el aspecto de Edana le daba lo mismo. Había aprendido a apreciar a la tiefling tal y como era en el poco tiempo desde que se conocieron por primera vez, y le daba lo mismo su aspecto, aunque era consciente de que no todo el mundo era como él. Sonrío durante un segundo pensando en la paradoja que suponía que la gente "civilizada" lo fuese menos que él, un bárbaro.

Al poco de entrar, un muchacho se acercó al grupo y pidió dinero por cuidar de Rhodita. Artair esperó a que Kroggar aceptase o denegase la oferta, y cuando el enano aceptó y antes de que el muchacho se fuese, el bárbaro abrió su bolsita donde había guardado el dinero obtenido de los orcos y dejó caer las cinco monedas en la mano del muchacho que, como un rayo, salió disparado con la cabra para hacerse cargo de ella mientras gritaba al clérigo que no se preocupase, que su cabra estaba a buen recaudo.

Tras entrar en el interior del gran edificio que era la posada, Artair comenzó a notar el calor del lugar y se deshizo de la mayoría de su ropa, dejando su poderoso pecho cubierto de tatuajes tribales a la vista de todos. Para su sorpresa, la taberna inclumplía la regla de oro de toda taberna: "alcohol y armas no casan bien", pues nadie les pidió las suyas y no era difícil ver las armas al lado de la mayoría de viajeros. Su cara se tensó cuando algunos de los allí presentes, borrachos, comenzaron a mirar con lascivia a las muchachas de su grupo, cuando no soltando cosas inapropiadas. A más de uno, el bárbaro les propinó un empujón como quien no quiere la cosa al pasar a su lado para que cuidasen su lengua.

Pronto, encontraron un lugar donde sentarse. Observó, durante el camino que un grupo de enanos de un clan amigo del clan de Kroggar estaba presente, dando buena cuenta del alcohol de la taberna; a varias prostitutas siendo alagadas por grupos competidores de mercenarios; grupos varios de aventureros y, finalmente, a unos conocidos de Elatha con los que no parecía llevarse nada bien. Artair se quedó mirándolos mientras avanzaban hacia el lugar donde se sentarían, como marcando el territorio.

Una vez en la mesa, dos mujeres se acercaron. Una era evidentemente una camarera que, por sus palabras conocía a Raine; que se puso roja como un tomate, probablemente avergonzada. La otra, una prostituta que se avalanzó, no con mucho arte, sobre el bárbaro que cortésmente rechazó sus servicios. No era una muchacha desagradable a la vista, incluso se podría decir que era hasta bonita a tenor de lo que fácilmente se veía de ella que apenas iba tapada, pero al bárbaro no le interesaban ese tipo de transacciones. Artair nunca pagaría por yacer con una mujer, ya que lo consideraba innoble.

La mujer seguía insistiendo, cuando el grupo de "amigos" de Elatha vino hasta ellos. Su actitud era camorrista, de eso no había duda, aunque Artair intentó ignorarles mientras daba unos sorbos a la cerveza recién traída. Pero cuando las palabras del grupo de camorristas comenzaron a subir de tono, Artair se levantó de su asiento en toda su corpulencia, con tan mala suerte que casi tiró a la prostituta al suelo. Habían insultado a sus amigos de forma excesiva, especialmente se habían propasado con Edana, y eso no iba a quedar así. Miró a los hombres del que parecía el lider con cara de pocos amigos, con ojos amenazantes, pero se mantuvo calmado. Por el momento.

Pero Kroggar no. Con un rápido movimiento tras dejar más que claro verbalmente que estaba enfadadísimo, el enano lanzó un potente puño contra el lider del grupo de camorristas dejando las palabras atrás. Artair no se quedó quieto, viendo que la pelea era inevitable, y, agarrando por los hombros al hombre más cercano a sí mismo y acercándolo a él con violencia, le propinó un terrible cabezazo. Tal fue la fuerza del mismo, que se pudo oir con claridad el crujido de la nariz del hombre. La sangre de éste corría ahora por la frente del bárbaro.

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26/02/2015, 01:02
Elatha "El Leñador"

Olor a sudor, a bebida, a todo tipo de comida y a mucha gente de los caminos junta en el mismo sitio. Elatha lo consideraba el aroma de su hogar. La luz de la posada le calentaba el alma como las hogueras el cuerpo. Sólo en los campamentos de los soldados de fortuna había encontrado algo tan familiar como el Cruce de Caminos y su ir y venir de gente, chismes y aventuras.

Sonrió de forma culpable a la camarera. No podía recordar su nombre, ¿Qué culpa tenía de estar siempre beodo cuando se lo decía? - Me alegra volver, aunque parece que no andáis escasos de leña que echar al fuego - dijo mirando con malicia a la mesa de Rogar. Lo había reconocido, claro, pero tomó la decisión de la feliz ignorancia. Kendra ya tenía bastante con lo que tenía como para encima añadirle una bronca de taberna entre su futuro y su supuesto. Hizo una mueca afectada a la chica de "vida alegre" cuando propuso el negocio. - ¿Estás de broma, preciosa? ¿Has visto ésos músculos, ésos tatuajes, ésa melena dorada? Seguramente el grandullón nos cobraría el doble

Por supuesto, la decisión de evitar el ridículo a la familia Kamro no parecía ser común. ¿Qué tendría el pobre idiota en contra de su buen nombre para esforzarse tanto en hacer el imbécil en público? Debía darse cuenta de que una taberna atestada de gentuza no era lugar para riñas, y menos para un caballerito emperifollado y su séquito de pimpollos de culo prieto. 

Cuando le echó el vino por encima, Elatha se limitó a recostarse. Si conocía un poco a Kroggar, se pondría a berrear de un momento a otro.

- ¿La posada es tuya? - preguntó con tono de conversación -. ¿Y cuando empiezan las obras para subir un poco el techo? Te debes ir dando con todas las vigas con esa cornamenta que tienes

Se escurrió el vino del pelo y sacudió la melena, mojando a las mesas cercanas. Era una forma de animar un poco el cotarro.

- ¿Y por qué iba a venir aquí a buscarte? Aquí beben guerreros, aventureros, no esperaba encontrarte aquí, no es tu sitio

No se molestó en levantarse ante el insulto porque sus cálculos sobre la reacción de Korggar, al parecer, estaban tirados por lo bajo. Después de llamarle a él feo y a sus protegidas rameras, sólo le faltaba intentar agredir sexualmente a la cabra del establo para ganarse una visita al sanador. Aunque si movió la mano por reflejo, aún sentado, para interponerse entre Raine y el pobre necio borracho.

De hecho, iba a responder al comentario de Rogar, pero el enano no le dio tiempo. Ya se había lanzado a la gresca.

- Encantado de haberte conocido - fue todo lo que dijo antes de recostarse aún más y apoyar las piernas en la mesa. El barbudo había llamado a armas, Rogar no iba a aguantar de pie ni tres segundos y se iba a armar una batalla campal. Una en la que no quería participar -. Colgaremos tus cuernos en la pared

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26/02/2015, 13:25
Edana

El ánimo de Edana se transformó en cuanto traspuso el umbral de la taberna. Adoptó el ademán distante y altivo de una mujer de hielo, pero le gustaba más de lo que estaba dispuesta a reconocer lo de levantar entre los hombres ese tipo de comentarios, incluso los soeces. Especialmente los soeces. Le hacía sentir más mujer, y menos monstruo. Claro que no se hacía ilusiones respecto a compartir lecho con ningún fornido mercenario  o con algún curtido aventurero: si descubrían su auténtica apariencia bajo el disfraz mágico lo más probable sería que la atacaran.

De modo que satisfizo su ego dejando que sus compañeros se deshicieran de los moscones, y fingió desinterés. Se sentó junto a sus compañeros y dedicó una mirada interrogante a Raine cuando las camareras la reconocieron. ¿Recordaría su amiga de qué le estaban hablando? Antes de que pudiera preguntarle, se les acercó el caballero beodo, soltando una sarta de sandeces que presumiblemente intentaban provocar a Elatha.

Edana enarcó una ceja cuando la llamaron prostituta. Envió la segunda a hacer compañía a la primera cuando la pidió un revolcón como moneda de cambio para dejar a sus compañeros en paz. Lo cierto era que Rogar le resultaba un hombre apuesto, pero había perdido todo su encanto en cuanto había abierto la boca. Aunque le ponía de los nervios que Elatha hablara de cuernos delante de ella.

—¿Sabrías que hacer con una mujer, especie de eunuco borracho? —le preguntó, fingiendo curiosidad—. ¿O emplearías veinte minutos tratando de desabrocharme el vestido, antes de dormirte en tus propios vómitos?

La tiefling que no parecía una tiefling hubiera seguido arrinconando al Caballero de los Valles con su lengua afilada, pero Kroggar optó por mostrarle una dosis de diplomacia enana. La maga sabía que no podían atacar a un Caballero, pero Tymora mediante, el ilustre gentilhombre no tuviera ganas el día siguiente de informar a sus superiores del inmenso ridículo que había hecho en la posada.

Edana se mantuvo al margen de la pelea. El Arte era su fuerte en combate, y prefería no ejercerlo salvo que sus oponentes desenvainaran primero. Eso sí, se acercó una botella de vino vacía. Si alguien se acercaba a ella, o si alguno de sus amigos parecía en peligro, se la rompería en la cabeza al responsable.

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26/02/2015, 19:51
Raine

Raine ignoró estoicamente los piropos subidos de tono de la gente hasta que hubieron llegado a la taberna, a todo el mundo le gusta que la consideren guapa pero algunas de aquellas exclamaciones elevaban la ordinariez a la categoría de arte. Y estaba demasiado cansada como para invertir energías en tomarlas en serio.

Una vez dentro de la taberna, la cosa ya fue otro cantar; al parecer Edana tenía razón: había pasado por allí... pero ella misma también había acertado en la incomodidad que le provocaba no saber de qué conocía a aquella tipa ni a qué se refería. ¿Y qué demonios era aquello de "pelo de agua"?

—Eh... pues...

«¿Mi abuela?» pensó mientras acercaba unos centímetros su silla a la de Edana y se pasaba una mano por el cabello inconscientemente, pegándolo contra el cuello «Ay, Mystra... ¿de qué habla?»

Estaba aún dándole vueltas a qué se supone que debía responder cuando apareció aquel mojigato a soltar sandeces. La genasí lo miró un instante ysus ojos parecieron tornarse más oscuros como el agua del mar cuando amenaza tormenta, pero no dijo una sola palabra, simplemente lo ignoró. No sabía quien era y no le importaba quien era alguien con tan pésima presencia a la hora de darse a conocer.

Y entonces, como no podía ser de otro modo, Kroggar saltó en defensa de sus amigos devolviéndole la cortesía a la manera enana.

Raine ahogó una exclamación de sorpresa cuando la pelea de taberna estalló de golpe en sus narices. Al igual que Edana, su primera reacción fue mantenerse al margen. No podía decirse que el tal Rogar no se hubiese buscado aquello con todas las de la ley pero ella lo último que necesitaba en aquel momento era más emociones fuertes; por una parte quería que parase pero por otra ni se atrevió a decirlo en voz alta.