Partida Rol por web

Symon se encontraba al lado de Konrad como siempre haciendo un poco de charla tranquila. Se habia sentido contento cuando habian seleccionado dos de sus hombres para acompañarlos, ya era hora de probar un poco su disciplina y ver si estaban listos.

Cuando Jean habla recuerdo de repente el frio que nos esperaría mas al norte, algo con lo que no estaba acostumbrado. Bastante...dijo con una pequeña sonrisa nerviosa.

Llegando al pueblo empece a examinarlo, aunque rapidamente mi atención quedo en grupo armado en la plaza. Detuve mi caballo y mire a Marcus Si lo deseas puedes quedarte aca para vigilar, nosotros iremos a charlar un poco con los pobladores. le comento, aunque de reojo miraba al resto para ver si estaban preparados.

"Las ingles ya me dolian, los gemelos se me estaban pelando de ir en ese maldito caballo, una túnica no es ropa para ir montado, no si ya lo decía Sir Hector, pero claro, para que iba a hacerle caso yo a un caballero ungido..." Seguía inmerso en mis pensamiento hasta que llegamos al pueblo. 

- Mirad, vamos a tener suerte, parece que hoy hay mercado...- digo para intentar quitarle hierro al asunto - Bueno acerquémonos a ver que pasa, ¿no? - 

Adelanto al hamelgo junto con Sir Symon y los demás hasta llegar al grupo armado de la plaza.

- Buenos días buenos señores... Ejm ejem...- carraspeo puesto que mi tono de voz suele ser demasiado bajo para alzarse lo suficiente - ¿Hay algún problema en este buen día?- digo intentando destensar la situación, evidentemente que tuviesen a todo el pueblo reunido no debía ser demasiado bueno. "Si la verdad que hace frio y está nublado... Las cosas que hay que decir..."

- Tú y tú, quedaos atrás y si sucede algo salid a avisad a los demás- digo girandome ligeramente sobre la silla y señalando a dos soldados de nuestra casa, con voz más autoritaria que de costumbre antes de acercarnos al grupo de la plaza. - Si a Sir Symon le parece bien- digo añadiendo en un tono más bajo, más habitual.

El maestre se encontraba en la plaza cuando el pequeño grupo llegó a la plaza. Había pasado las últimas horas enfangado entre entrevistas para tratar de reconstruir los últimos acontecimientos en el pequeño poblado. Los cascos de los caballos que no trataban en absoluto pasar desapercibidos hicieron que levantara su rostro mientras usaba su mano para evitar ser cegado. -Más desconocidos-. Fueron sus pensamientos a caballo entre la preocupación y la sospecha -Al menos no parecen saber nada.

-¿Quién lo pregunta? -Fue toda la respuesta que pudieron obtener tal vez no era la amabilidad con la que contaban cuando llegaron al lugar.

Con una ligera sonrisa le contesto al hombre que pregunta - Perdonad mis modales mi señor soy Jean Buridan, curandero a su servicio mi señor y el de cualquiera que pueda estar herido, aquí mis compañeros y yo veníamos a buscar algo de comer, para nosotros y nuestras monturas, me acompañan tres caballeros Sir Symon- señalo con el dedo a uno de los más jomenes- Su buen maestro ser Edmund- digo señalando al mayor- y nuestro inseparable Sir Konrad que aunque no habla mucho, al menos no da problemas, no como otros que no nombraré- digo señalando a con la mirada a otros de más atrás - que de lo único que se preocupan es de dormirse en las guardias entre otras cosas... jeje- digo con tono amistoso - ¿Con quien tengo el placer de hablar mi señor?

Asiento a los soldados para que obedecieran, cuando ambos cambiaron su vista él tras las palabras de Jean. Aun me parece mejor si Marcus quedara atras. comento pero al ver que ya los estaba siguiendo, lo dejo pasar.

Seamos cuidadosos. dijo antes de llegar a los ultimos metros que quedaban para el pueblo.

Se quedo callado cuando Jean empezo a presentarlos e inclino su cabeza cuando lo hizo con él. Sonrio antes las ocurrencias del medico mientras vigilaba la situacion en la que se encontraban, cuantos soldados y campesinos habia en la plaza.

Sureños y encima caballeros ungidos...

Fue lo que pensó Robert apenas escucho al curandero presentar a los demás, miro a sus hombres, al parecer ninguno estaba herido, tal como había dicho aquel hombre, los que había recibido heridas ya no estaban entre las filas.

Iba a hablar pero espero que fuera el maestre quien siguiera la conversación o alguno de los caballeros, en estas ocasiones una palabra de mas podría ser la diferencia entre la paz o un conflicto.

Con su vista busco algún estandarte, animal o color que destacara de donde podían venir los hombres... 

Ante las palabras de Symon asiento con la cabeza. - No os preocupéis, os dejare hablar a vosotros. Mientras me quedaré atrás como un soldado más. - Dicho esto ando detrás de la comitiva y arropo bien con la capa para tapar toda insignia que me identificara.

Me mientras estoy atrás me mantengo alerta y debajo de la capa tengo la mano en la empuñadura de la espada por si acaso.

- Y bien Sir...- digo dejando la frase a medias para que la conteste el hombre que parecía al cargo de la expedición. 

-Bienvenidos entonces, mi nombre es Hoster y soy el maestre de la casa Blackwood. -Empezó a presentarse, a continuación tendiendo el brazo en dirección a su compañero le presentó:- Este hombre que me acompaña es Robert, de la casa Wolves leal al Rey en el Norte.

Miro a Robert al escuchar las palabras del maestre, era una buena noticia pero lo mejor seria no parecer demasiado entusiasmado.

Es bueno conocer a Maestre en estos tiempo turbios, aunque no necesitemos de sus servicios medicos comento mientras bajaba de su caballo e iba al encuentro del hombre. Se quedo a una distancia para no alarmar los soldados del Maestre y volvio a hablar. Como dijo nuestro compañero venimos por provisiones a este pueblo. Pero si hubo algun incidente que haya juntado a la gente en la plaza, podemos esperar a que se solucione o si lo desea les ayudaremos como podamos. ofrecio con una sonrisa amable.

Trato de no ver a los otros que seguro, no les agradaria demasiado el ofrecimiento pero asi no pareceriamos tan desalmas al pedir la comida.

-"Pues a decir verdad hace solo unos momentos logramos evitar un saqueo mayor por parte del Pez Sombrío, hay carros con alimentos para aprovisionar al pueblo, lo que comercien ustedes con el mismo ya no es nuestro asunto, pero hay provisiones. Seria mucho preguntar hacia donde se dirigen 3 caballeros y un curandero en estos tiempos tan turbios?"- dije con el mayor de los respetos mientras me acomodaba el arco por encima del hombro, demostrándole a mis hombres que no había porque alarmarse. 

Me incomodo en mi posición ante la insinuación del hombre sobre 3 caballeros. Pensé que al quedarme atrás entre los 5 soldados pasaría como uno más de ellos. Algo se me debe de haber pasado por alto. En cualquier caso no me parece oportuno hacer ningún movimiento y espero a que contesten mis compañeros.