Partida Rol por web

Enosh desciende y recupera su cuerda.

Jared se detiene en el borde, el patio es demasiado pequeño y no hay sitio para dos personas moviéndose. Ada, que se había agachado a revisar el cadáver que tiene a su lado, está junto a él y como antes con Enosh el conjuro surte efecto. Jared cae dormido al instante.

Con cuidado Enosh logra atar tanto al humano como al gnomo. No llevan demasiadas cosas consigo, algunas pociones, una espada corta en el caso del humano y una daga en caso del gnomo. Además llevan arcos cortos. Ambos tienen varios viales bastante pequeños consigo. Apenas llevan 10 monedas de platino cada uno y unas 20 de oro. El gnomo tiene un brazalete que parece ser valioso así como una capa. El humano lleva una capa de la misma factura. Llevan excelentes armaduras visiblemente mágicas, la del gnomo es notoriamente superior.

Cuando Jared despierta ya han saqueado los cuerpos y atado a los 2 sobrevivientes

Me desperté. Que habia ocurrido? Gnomo y humano estaban atados y los elfos estaban repartiendose el botin. Me incorporé agarrandome la a cabeza.- Eh, que ha pasado? No estoy tan cansado como para caer dormido asi por las buenas... - Me sentia confuso. 

Disculpa, no tenías que haberte acercado tanto a mi, has caído como nuestros adversarios bajo mi conjuro de sueño. hemos recogido las cosas de valor de estos 3, y abogo por llevarnos a los 2 que tenemos atados mediante un teletransporte y dejar el resto de cuerpos a su buena suerte, aunque quizás sería mas prudente meter los cadáveres en nuestras mochilas sin sin fondo, y así no dejar muchas pruebas de lo sucedido. en cualquier caso debemos darnos prisa. 

Parece un plan sensato, si nos puedes llevar Ada, mi capacidad para tele portarnos no nos llevaría muy lejos, a ver si podemos encontrar un lugar tranquilo donde examinar los objetos y donde tenga un cuarto de hora para rezar un poco

"Puñetera magia tramposa..." - No pasa nada Ada, culpa mia. - Dije disculpandome. - No meg usta la idea de meter cadaveres en mi mochila. Pero teniendo en cuenta que me los he cargado yo... Mejor no dejar pruebas. Ya nos desharemos de ellos lanzándoselos como carnaza a los siguientes demonios que encontremos, no? - Dije, con humor negro y empecé la desagradecida tarea de guardar los cadaveres. Al escuchar la palabra "teletransporte" pensé "Oh, no. Mas magia, nunca se cansan..." La magia era muy util y efectiva, pero no tenia porque gustarme. Me encogí de hombros y seguí con mi faena. 

Si vas por los otros, ten cuidado, te esperamos para teleportarnos, y en la casa que rompiste el tejado sería bueno que dejases algunas monedas para las reparaciones -dice a Jared.

Luego a solas con Enosh -está el problema de siempre solo puedo llevar a 3 conmigo, tenemos que meter al uno de estos en la bolsa, ahí tendrá media hora de aire, pero se despertara en el movimiento, así que mejor al humano y al otro lo llevamos de la mano. 

En cualquier caso me prepare para hacer dos viajes hoy, por lo que si resolvemos esto rápido podemos volver por los otros a la taberna o donde sea, aunque yo después de esto he quedado agotada. 

- Descuida, ya lo hice. - Le dije a la elfa con un guiño mientras me alejaba a recoger los cuerpos. 

- No puedo traerlos conmigo, pero mañana volveré y traeré el cinturón y el broche en buenas condiciones. Lo demás quizás puedan venderlo, o podrían dejármelo a mi y cuando logre traer de vuelta a estos dos a la vida les devolveré sus cosas.

Jacob toma el cinturón y la capa de Diomedes

- Si nos encontramos se los devolveré, pero mientras estén muertos no tiene sentido dejarles algo que puede ser usado. Del resto Cale, decide tú. A mi me gustaría recuperar vender algo y hacerme con un nuevo escudo o una armadura. Pero entiendo si quieres dejarlo a Galio, lo extrañarán si vuelven a la vida.

Cale sopesó la situación. La verdad es que podía entender a Jacob, el guerrero no estaba en optimas condiciones para un combate de los buenos. Y se había notado ante la pelea con los demonios, pero entendia que Tibur y Diomedes quisieran sus cosas si volvían a la vida, por lo menos él las querría. Aunque lo cierto es que él ya se había quedado con el libro del mago elfo.

Tal vez puedas usar el escudo de Diomedes, la armadura seguramente no te cabrá.
Si hay algo más que necesites cogelo, pero no para vender, si no para devolverselo si reviven.
Si más adelante sabemos seguro que su viaje en este mundo ha terminado ya podremos venderlos. Pero de momento sería una afrenta a su recuerdo.

Muy bien señor. Le esperamos aquí a primera hora de la mañana, o antes. Y si puede hacer algo para devolvernos allí se lo agradecería. O nos manda usted o usamos un pergamino, si tiene. Si no, tardaremos mucho en volver.

- Muy bien, me quedo con estas cosas entonces - Jacob parece algo decepcionado, aunque por otro lado conseguir objetos como los que había perdido resulta tremendamente complicado. Herreros y magos de la capacidad necesaria para forjar una armadura como la que perdió son excasos y no suelen vender su arte.

- Muy bien, mañana vendré. Puedo llevarlos a algún punto cercano a la ciudad sin necesidad de acompañarles, prepararé el hechizo en la mañana.

Galio desaparece luego de realizar una conjuro de teletransporte, se lleva los cadáveres y las pertenencias de los muertos consigo.

Disculpa haberlo dudado -contesta a Jared. -ya se a donde ir. En cuanto estemos listos damos el salto. Hasta que Jared termine me esconderé en esta aqui cerca. dice a Enosh. 

Una vez el anciano mago se ha marchado Cale se sienta en el suelo a descansar y saca su varita de curación.

Desde luego, está saliendo de lo más rentable esta varita.

Después de curarse él, se encargó de Jacob.

Bueno, ahora deberíamos buscar un lugar donde descansar y prepararnos para mañana. Que imagino que será un día duro. Eso sí, pienso aparecer dentro de la ciudad. Me niego a volver a pasar la cola esa.

La magia de Ada los lleva hasta un pequeño pueblo pesquero, un sitio en la península Kraken. Al ser de día y no tener forma de saber qué encontrarán al llegar, Ada os teletransporta al camino que sale del pueblo. Justo junto a un enorme sauce que da nombre al lugar. Sauce Llorón.

En aquel pueblo vive un viejo amigo, conocido de un pasado en el mar. Un mediano demasiado inquieto para quedarse quieto demasiado tiempo y demasiado enamorado del mar para pasar la vida en tierra. El mediano trabajaba como timonel y carpintero en un barco mercante de Krakenthrog, la mayor ciudad de Península Kraken. Luego de muchos años como marinero y con una pierna y un brazo menos a causa de los piratas decidió instalarse. Bajar los ánimos y vivir en aquel pequeño pueblo, cerca de su ciudad natal y donde aún a pesar de estar tullido logra trabajar como carpintero reparando las embarcaciones y hogares de los pescadores.

El pueblo se haya muy tranquilo, incluso demasiado si se quiere. A esas horas debería de haber al menos algo de actividad, gente preparando las embarcaciones para zarpar, cosiendo redes, cocinando incluso. Sin embargo a medida que se adentran se dan cuenta que el sitio está prácticamente muerto. Casas con las puertas abiertas sin que se vea a nadie, uno, no dos perros muertos recientemente. Y un enorme cobertizo sobre la playa, o sus restos, quemado hasta los cimientos. El olor a carne asada es cada vez más fuerte al acercarse.

Desde allí, en la costa, se puede ver una enorme flota en alta mar. A aquella distancia es imposible distinguir banderas por lo que podrían tratarse de naves de la propia Krakenthrog aunque bien sabe Ada que ver tantas reunidas no es señal de nada bueno. Una flota de guerra sin duda.

La casa del viejo mediano, Gil del Río Yi, está cerca de donde ustedes. Se acercan con cautela, temiendo lo peor.