Partida Rol por web

Cale se quedó mirando el torbellino, podía notar las alteraciones que la magia había causado en el entorno. Lo que quería decir que no era natural.
Lo que significaba que podía deshacerlo.

El magus advirtió a sus compañeros.

Chicos, esto es un conjuro. Voy a interrumpirlo. Sujetaos a algo que puede que esto se muva aun más. Y que alguien avise al capitán.

Jacob se agarró a una gruesa soga que pendía de una vela ya que Cale advertía que podía ser peligroso. 

- Ielenia, ¿como lo llevas? ¿Puedes ver que está sucediendo en la otra embarcación?

Esto no le gustaba nada a Jacob, tanta... mágia, "¿donde quedaron la espada y el sudor de los hombres?"

- Intentan mantenerse alejados de mi, cubiertos. Pero siempre aparece alguno - digo mientras suelto una nueva flecha - Pude dar al capitán varias veces pero supongo que tomó algunas pociones porque no se le ve herido, también estoy manteniendo la ballista libre. No dejo que se le acerquen, aunque a esta distancia he errado algunos tiros.

Cale lanza un hechizo colocándose sobre la borda para desde allí poder ver el torbellino. De repente el torbellino comienza a detenerse lentamente, el agua vuelve a su nivel normal dejando al barco libre para alejarse. La nave da un golpe al volver a su posición normal que hace caer a uno de los hombres de la tripulación, aunque sin daño alguno.

Al momento el capitán comienza a dar órdenes entre los festejos de sus hombres, la tripulación ahora mucho más tranquila se pone a trabajar con ímpetu mientras no deja de lanzar insultos a los piratas y alabanzas al grupo que les salvó.

A medida que avanzan las naves piratas, una ya encendida fuego y la otra moviéndose en perpendicular para buscar a sus compañeros, se hacen cada vez más pequeñas. Una hora más tarde los piratas han desaparecido de la vista y resulta claro que ya no les alcanzarán. El capitán permite que los pasajeros vuelvan a subir a cubierta y sin demora les explica que su salvación se debe a este grupo de aventureros que gracias a Desna han elegido subir en este viaje.

El viaje continúa y ustedes pasan de ser simples pasajeros a los queridos del barco. Tanto pasajeros como tripulantes no dejan de hacerles preguntas sobre sus aventuras previas, dónde han estado, qué han hecho, podrían acaso hacer volar un barco?
Ielenia intenta mantenerse alejada de las preguntas, pasa casi todo el tiempo junto a su montura. Tibur, cegado, se encuentra de mal humor y por tanto también elige evitar las preguntas pasando tanto tiempo como le sea posible solo. Lionit por su parte aprovecha para hacer gala de todas sus capacidades.

Cuando por fin llegan a la isla el capitán se despide de ustedes devolviéndoles el pago por el pasaje y entregándoos un pequeño cofre con dinero que al parecer ha sido reunido entre la tripulación y los pasajeros. Dentro hay monedas, anillos y piedras preciosas que os dan como agradecimiento. Podrán venderlo todo en la isla y repartir el dinero os explica el capitán antes de dejarlos partir.

El puerto es grande pero no hay demasiado movimiento, los viajes son escasos y peligrosos como ustedes mismos pueden asegurar y esto hace que la actividad comercial del puerto sea poca. La mayoría de los barcos son pesqueros o militares y apenas hay otros 3 barcos que no son de esta clase. El vuestro y otros dos barcos más grandes que parecen ser barcos mercantes. Desde allí pueden ver la ciudad de Gorna gobernando el puerto y toda la costa, se encuentra al oeste a unos dos kilómetros sobre una gran colina. Sus murallas son altas e imponentes con una gran torre gobernándola en el centro.

Cale se alegra de que todo haya acabado bien para el barco y sus pasajeros, y la tripulación por supuesto. Y aunque no está acostumbrado a que le tratén de una manera tan agradable, lo agradece e incluso imagina que podría llegar a acostumbrarse.
No escatima en elogios a sus compañeros, en especial al gnomo, ya que fue él quién hundió realmente el barco pirata. E incluso trata de ayudar a Tibur, aunque al no disponer del conjuro adecuado poco puede hacer.

La sorpresa mayor viene cuando llegan a puerto y no sólo les devuelven el dinero del pasaje, sino que les dan una pequeña recompensa. No es mucho claro está, pero el detalle es muy bien recibido.

Una vez en tierra firme, por fin, puede ver algo de la ciudad de Gorna.

Bueno chicos. Creo recordar que alguien más venía a ver a Galio Capablanca por el trabajo ¿verdad? Si es así podemos ir todos juntos. No se nos ha dado mal la batalla anterior, podemos ir como grupo. Si quereis claro está.

Maese Tibur, seguro que de camino podemos encontrar algún templo donde podamos comprar una cura para vuestra ceguera. Y así cambiamos también la recompensa que nos han dado por dinero de aquí. Que seguro que nos viene bien.

Orgulloso y satisfecho de como había salido todo Jacob llevaba consigo una profunda sonrisa no demasiado normal en él. Al menos no últimamente. Todo había salido a pedir de boca, a decir verdad, demasiado bien, tenía la impresión de que algo se les escapaba pero bueno, habían llegado a buen puerto. 

Las ropas de Jacob habían vuelto a cambiar al poco de alejarse de los piratas de nuevo su bastón y su camisa de seda blanca lo acompañaban como si nunca hubiesen dejado de estar ahí. 

- Me parece muy bien que vayamos todos juntos a verlo. Luego, bueno, allí ya veremos que es lo que necesita y que es lo que podemos aportar. Pero es cierto que tal vez como grupo tengamos más oportunidades. Por otra parte Maese Tibur, si quieres apoyarte en mi hombro de camino a un templo te guiaré con gusto claro. - Las palabras del guerrero sonaban ásperas y duras pero eran claramente amables a pesar de ello. Quede espectante para ver si el mago aceptaba la oferta o la declinaba. 

- Deberíamos pues, ir haciendo camino, además hasta que vendamos lo que nos han regalado no creo que nadie se vaya a separar mucho, jajaja- otra estruendosa carcajada terminaron sus palabras. 

Tibur estaba irritado y complacido al mismo tiempo. Normalmente pensaba mucho, pero estar ciego y sin ganas de ir dando tumbos y chocando con el mobiliario le habia dado mucho más tiempo de lo habitual.

El maldito clerigo me vió como la amenaza más importante, deberia estar acostumbrado y haberle prestado más atención.... Esperemos que haya un templo como decís, Cale. Con unos susurros hacia su familiar este salió volando.

Gracias Jacob, es verdaderamente frustrante. Además no me iria mál que miraran mis heridas. ¿Vosotros estais bien?

Normalmente era consciente de lo vulnerable que era, pero esa situación... Aunque le doliera tendria que confiar en otras personas.
 

Lionit disfrutó de los elogios y el trato de preferencia que recibieron en cuanto volvieron al barco, no dudó en alardear y fanfarronear, incluso improvisó un par de perfumes para regalárselos a sus aduladores, tanto Tuco como Bogo, el gato y la serpiente mascotas del gnomo,tuvieron que soportar el exhuberante humor de su amo, lo que quería decir que les "alegraría" la existencia adornándolos con alguna joya nueva, lo cual quería decir que tendrían que aguantar interminables horas mientras su amo probaba diferentes estilos y colores.

Cuando por fin tocaron tierra el gnomo sintió pena por tener que despedirse de sus admiradores, sin embargo aquél sentimiento pronto desapareció en cuanto vio el cofre que habían llenado con oro y joyas, las cuales no tardó en examinar, si alguna le llegaba a gustar estaba dispuesto a pagar por ella, tal vez la podría cobrar como pago si conseguía curar la ceguera del elfo. Antes de pasar por un templo puedes probar con alguna de mis pociones, pero si logro curarte el mal que te afecta exijo una joya como pago, o tal vez prefieras dejarme tu libro para que copie algunas fómulas.

Un tanto confuso por el ofrecimiento del gnomo Tibur piensa unos segundos antes de contestar. Puedes coger el coste de los componentes de mi parte de la recompensa.

Se le hacia raro contar con un grupo tan variopinto, estaba acostumbrado a dar ordenes y que las acataran sin rechistar, exigir un pago era algo normal y lógico, sobretodo si los componentes eran caros, tal vez debería el también a empezar a cobrar por el uso de sus conjuros... Nah, yo no soy un cuentacobres, a menos que sea un componente caro no cobraré por minucias.
 

Vamos Tibur, no es dinero lo que pido, aunque si quieres podemos utilizar nuestra recompensa conjunta para comprar el conjuro que te curaría, así tú lo podrías copiar en tu libro y yo podría copiarlo desde el tuyo.¿Qué te parece? Desde luego si podía decirse algo del gnomo es que era persistente, si podía conseguir copiar algún hechizo de alcance personal podría transformarlo en una poción para que cualquiera pudiera llevarlo, y si llegaba a trabajar con aquél grupo sería una gran baza a su favor, además lo haría imprescindible.

Lo siento, como comprenderás el libro de conjuros es algo que soy reacio a prestar, tal vez cuando haya más confianza. Además, ciego es un poco dificil transcribirlo. Aunque és magia, una disipación apuntada al conjuro de ceguera que me han lanzado debería hacerlo desaparecer, Cale, ¿os queda algún conjuro de este tipo?
 

Tanto interés por su libro no le gustaba y empezaba a hacer que desconfiara del pequeño alquimista. Había mucha gente interesada en su libro, pero normalmente tras una negativa lo dejaban tranquilo, él llevaba dos.
 

Cale escuchaba la conversación sin añadir nada, pues quería ver cómo resolvía el mago elfo la situación. Al final le pidió ayuda a él, lo cual hizo que el humano sonriera. Aunque Tibur no podía verlo debido a su condición de cegado.

Sí. Dispongo de ese conjuro en mi repertorio. Y no, no tengo ningún incoveniente en lanzarlo.

El magus localizó primero el conjuro que quería eleminar, aunque ya había quedado claro que era un ceguera, acto seguido rememoró las palabras del hechizo en cuestión y con un resplandor que envolvió la cabeza del elfo disipó la discapacidad que le había surgido.

Listo.

- Bueno... ¿y bien?- preguntó Jacob todavía algo reacio ante "todos esos palabros y oraciones extrañas que se estaban salmodiando entre ellos, había visto muchos magos antes, bueno, al menos bastantes, al menos ellos no estaban todo el día ahí venga a cojuros para todo. Seguro que tienen conjuros hasta para ir al servicio..."

Al ver que todo parecía solucionado y que finalmente el mago no iba a necesitar su ayuda volvió a intentar focalizar al grupo. 

- ¿Entonces comenzamos el camino si necesidad de parar hasta encontrar a un patrón? Bíen, así me gusta.- dijo en tono interrogante y con una sonrisa, aunque por su media vuelta y sus pasos vigorosos a la vez que movía el bastón parecía que no había mucho lugar a dudas que no era realmente una pregunta. 

Algo decepcionado por no llegar a un trato el gnomo escupió a un lado antes de ponerse a manosear los anillos que llevaba puestos mientras murmuraba maldiciones en el idioma de los gnomos con el ceño fruncido, tal vez como un gesto reprimido de envidia. Estos elfos y su aislacionimo, ojalá les parta un rayo, se creen muy superiores con su magia y su arte pero luego no hacen nada con sus vidas, no respetan a un gnomo como yo, deberían ser estériles.

No tardó mucho en olvidarse del asunto, sobre todo debido a la intervención de Jacob que quería ponerse en marcha lo antes posible, Lionit no tardó en dar su opinión. ¿Y quién va a cargar con el cofe?¿Tú? Creo que será mejor ir a vender esto y comprar algo de utilidad, o al menos algo de ropa, mírate, con esa camisa no pareces el gran guerrero que eres, deberías llevar algo más acorde a tu habilidad y posición, una camisa de manga ancha y un chaleco de cuero te darían un aire más elegante sin renunciar a la comodidad en combate.

Apenas había conseguido dar un par de pasos cuando el gnomo, que parecía que fuera imposible que mantuviera la boca cerrada volvió a hablar. 

- Pues mira sí, has dicho algo inteligente en todo el día- dijo el guerrero con gran sarcasmo y una gran sonrisa a pesar de que el gnomo se lo podría tomar a mal debido a su enorme ego y a que me había metido con su inteligencia. - Yo llevaré el cofre- apoyé el bastón un momento en el suelo, cogí el cofre lo metí bajo el brazo izquierdo, flexioné las piernas de nuevo para coger mi bastón y volví a dar media vuelta - Venga que el señor capablanca dudo mucho que vaya a estar esperando a que vayamos de tiendas solo para prestarnos audiencia. ¿Y que tiene de malo mi camisa? A mí me gusta- iba hablando mientras hacía camino - ¿A vosotros no?- giré la cabeza mirando a Cale y a Tibur. - Además si quisiera parecer el gran guerrero que soy, sencillamente lo haría, pero no sé en que momento de mi vida aprendí a no ir dando el cantazo por ahí, a sí... debío de ser en uno de esos intentos de asesinato, el segundo... o tal vez en quinto ya no me acuerdo. Pero bueno ¿de verdad que no te gusta mi camisa de seda? Por lo dioses, jamás pensé que encontraría a nadie así...

Lionit ignoró el sarcasmo del guerrero y comenzó a seguirlo andando velozmente, manteniendo la marcha del guerrero mientras no paraba de gesticular con los brazos a cada palabra que decía. No es una mala camisa, pero me parece demasiado sencilla, algún bordado mejoraría su aspecto sin duda alguna, no creo que vaya a conseguir que llames la atención, no más de lo que lo haga tu nombre, es importante saber vestir bien, sobre todo cuando pretendes hablar con alguien que ostente cierta posición en la sociedad, es bien sabido que a los enanos les encantan los metales, y no he conocido elfo que no aprecie el arte de un buen trabajo de artesanía, de hecho tienen grandes piezas de sastrería, carpintería y otras artes.

Salen del puerto discutiendo sobre moda mientras Ielenia los sigue desde atrás junto a su caballo, sin llegar a montarlo.

El camino desde el puerto a la ciudad es un camino de piedra rodeado de pequeños comercios, tiendas donde en su mayoría se vende comida y bebida pero con algunos que venden joyas, armas, ropa y todo lo que se les pueda ocurrir. Los vendedores no dejan de gritar las bondades de sus artículos y sus bajos precios, cada uno de ellos dice ser el más barato de la isla. Algunos pocos repiten sus gritos en un élfico terrible que de seguro no saben más que por fonética, el idioma usual es el idioma humano.

- El mejor pan! Los mejores quesos! Al mejor precio! - grita uno

- Frutas frescas! Sin bichos y con descuento!

- Sidra de la buena! Cerveza recién llegada de Minas Markhas! Más barata que en la propia capital enana!

- Cuchillos! Espadas! Hachas y escudos! No vuelva a lanzarse al mar sin ir bien apertrechado! No serán mis precios lo que se lo impida!

- Joyas para la señora! Oro! Piedras y metales preciosos! Compre aquí, venda en otro sitio y se enriquecerá! No hay mejores precios!

- Herramientas para marinos! Herramientas para carpinteros! Herramientas para todos! Sea cual sea su oficio yo tengo lo que necesita al menor costo! Herramientas élficas y enanas! Siga avanzando y pagará el doble!

- Embutidos! Salchichas tan frescas que el cerdo aún no se ha dado cuenta! Con estos precios voy a la ruina!

El camino está repleto de gente, gente que en su mayoría se encuentra comprando en la feria pero no tantos yendo de un emplazamiento al otro. Al llegar a la ciudad las puertas se encuentran abiertas, la muralla tiene unos 10 metros de altura y sobre esta se pueden ver grupos de guardias que no dejan de observar a la gente que entra y sale. Dentro hay 4 soldados, hombres vistiendo cotas de malla y alabardas así como hondas que cuelgan del cinto. Cuando entran les miran con cautela pero no se interponen.

Por las miradas de la gente se dan cuenta que la ciudad debe (o debía) de recibir bastantes visitas de elfos y gnomos ya que son pocos los que miran dos veces a Tibur, Ielenia y Lionit.

Una vez resuelta la situación del mago elfo, ya no queda muchas cosas que les retengan. Cale prefiere no entrar en la conversación del atuendo de Jacob, no vaya a ser que se metan también con su ropa.

Bueno, estamos a punto de entrar. ¿Qué hacemos? Yo diría que primero vendieramos el contenido del cofre y después fueramos a ver a Galio. Si tardamos mucho ya lo dejamos para otra ocasión, pero estoy casi convencido que nuestro amigo Lionit sabrá sacarle un buen beneficio a todo este dinero ¿verdad?

Lionit no paraba de dar ideas para la vestimenta de Jacob mientras avanzaban por el mercado, sobre todo cuando llegaron a los puestos de joyas donde se paró durante un buen rato examinando la mercancía, sin embargo no encontró nada de su agrado, cuando finalmente llegaron a las murallas de la ciudad Cale propuso vender el tesoro antes de buscar a Capablanca, lo cierto era que le parecía lo más sensato. Sí, es buena idea deshacernos de todo ese peso, pero debo decir que no soy un vulgar mercader, yo hago arte, para los tratos con los clientes contrato a gente del gremio, supongo que no será muy difíl encontrar a alguien por aquí que nos pueda proporcionar un buen trato.

Encontrar un joyero no les lleva demasiado tiempo, Lionit parece tener algún tipo de sexto sentido para encontrar tiendas de ese tipo y quizás por suerte o por verdadero conocimiento encuentran una tienda 10 minutos después de comenzar a buscar.

El gnomo no es un gran comerciante pero es capaz de reconocer el precio de cada una de las joyas y piedras que están en el pequeño cofre. Finalmente sale de allí cambiando el contenido por 630 monedas de platino, según sus cálculos el comerciante compró las piezas por algo más del 70% de su precio de venta. Esto principalmente por lo complicado que resulta en estos tiempos conseguir mercancía para la gente de la isla.

Luego de repartir el dinero os dirigís a la torre.