Partida Rol por web

Cruzáis el puente levadizo y atravesáis las enormes puertas que flanquea el zaguán principal de la Fortaleza, seguidos muy de de cerca por las carretas y os detenéis junto a la barbacana. Accedéis a través de la [*]Puerta Fortificada hasta un lugar pavimentado[**]. La multitud de soldados congregados estalla en aclamaciones y vítores. Muchos se lanzan a ayudar a los heridos y ayudan a bajar a los integrantes de la caravana.
- Llevad a los heridos a la Capilla de Valion - dice el que parece el oficial bajando de un salto del caballo.
Uno de los soldados le aguanta las riendas de su caballo y éste realiza un gesto de saludo y cortesía levantando su mano.
- Soy Falkgard Stelon capitán de la Caballería de centuriones de la Fortaleza de la Frontera - se presenta - Os estamos agradecidos por vuestra intervención, me contó el Sargento de la Guardia de la Caravana Peakmelk vuestras hazañas, así que permitidme que os acompañe a la Posada de los Viajeros, la cena y estancia de la primera noche corre de mi cuenta.
El centurión de la Caballería de la frontera os guía rodeando una serie de enormes edificios, con lámparas encendidas repartidas por sus paredes, en dirección suroeste hasta una [+]plaza dominada por edificios funcionales en cuyo centro hay una gran fuente con una escultura que representa a una [#]divinidad. Allí, junto a la esquina más septentrional de la plaza, una puerta de doble hoja cuyo cartel reza: "++Posada de los Viajeros". Allí os deja tras un saludo y unas indicaciones al posadero.

Correspondo al saludo con gravedad.

—Os lo agradecemos también, capitán. El contraataque de los caballeros ha sido providencial.

Miro alrededor con interés mientras le sigo los pasos al capitán de centuriones. Somos varios los que nos agrupamos tras él, una banda curiosa y variopinta. Este lugar parece lleno de posibilidades, al menos como base de operaciones.

No dejo de vigilar con cautela a esa mediana con aspecto de pilluela peligrosa que trota alrededor. 

Relajando sus hombros y cargando su hatillo con sus pertenencias se apiña en el grupo quedando a la altura del Capitán. Su mirada examina el patio de la fortaleza con sus soberbios muros y su inmejorable posición estratégica.

-Gracias por su auxilio, Capitan- intervino el clérigo. Su opinión coincidia con la del mago que caminaba junto a él- Nunca había visto una emboscada de Goblins tan bien organizada y nuestra situación se tornaba harto complicada. Gracias a Velex que hay tan grandes guerreros guardando esta frontera.

Había visto a una Paladín de Velex en durante la emboscada y con disimulo trataba de ubicarlo dentro del grupo, sería importante reunirse con ella para continuar su misión y planificar el establecimiento de una capilla al Dios Guerrero en la fortaleza. En su mente se tornaba algo intolerante la inexistencia de esta.
 

Que gran cimentación... piensa Thalos para sus adentros, mientras recorren la fortaleza y el capitán de la caballería les agradece y les ofrece comida y hospedaje. Los halagos y reconocimientos no significan nada para el bárbaro, pero una comida abundante y un buen vino, reconfortarían su espíritu.

Una gran fuente de imponente presencia corta el paisaje llano de edificios y en su centro se asienta una escultura magnifica. El guerrero se acerca un poco más para observar los detalles e intenta descubrir quien es esa imponente figura, más sus esfuerzos son en vano, no es bueno recordando caras talladas, salvo las que se aventuraron ante su hacha...

-ESPERO QUE EL VINO SEA SUCULENTO...ESTE VIAJE Y LA INESPERADA BIENVENIDA... ¡ME DEJARON SEDIENTO!

Al llegar a la Fortaleza me bajo de la carreta y observo una afectuosa bienvenida por parte del capitán de la guardia, lo que me hace sentir un poco incómoda, ya que no lo hago por obligación, sino por lo correcto que significa proteger a aquellos que no pueden.

Bajo la vista levemente.

- Se le agradece Señor Capitán, mas no es por obligación que uno actúa como lo hace, sino que es lo que nuestros dioses esperan que hagamos, para sentirnos bien con nosotros mismos y con el entorno que nos rodea. - dicho eso levanto la vista y comienzo a ver para todos lados observando el esplendor de una fortaleza en medio de una frontera en constante conflicto. Lo que veo no es muy agradable que digamos, pero he visto cosas peores. - Agradezco a sobremanera su invitación, una comida caliente será más que bienvenida después de un viaje a puras raciones de viaje. 

Voy acompañando al grupo hasta la taberna hasta que vi la fuente y me quedé observándola unos momentos, tratando de recordar algo sobre Valion en mi mente. Lo que me recuerda que debo ir a agradecer a Velex personalmente por la batalla de hace unos momentos. Así que me pongo a buscar la iglesia antes de dirigirme a la taberna. 

Bran fue uno de los primeros en descender del carromato. Solo llevaba lo puesto, así que no tuvo que demorarse siguiera un instante en juntar sus petates. Un simple salto lo depositó ligeramente en tierra, aunque no demasiado cerca del grupo de recién llegados que se arracimaba en torno del capitán, mientras el resto de sus compañeros de viaje todavía seguía ocupándose de sus bártulos.

Luego de ello, agradeció con un mudo asentimiento a las palabras y ofrecimientos del tal “Stelon” y se encaminó mansamente tras éste hacia donde fuera que los conducía. Por aquel entonces, en la mente del guerrero solo había lugar para dos únicas sensaciones: un hambre voraz y un asombro como no recordaba haber experimentado en toda su vida.

En verdad, era la primera vez que BRAN ingresaba en una construcción semejante. O que la veía desde la distancia, siquiera. Y ni en sus sueños más delirantes había imaginado que algo así podía ser alzado por la mano del hombre. Ya la vieja empalizada de madera que protegía el alcázar del barón le resultaba francamente imponente…

Por un instante, se preguntó acerca del tipo de enemigos que acechaban ahí afuera, que habían hecho necesario construir semejantes murallas, y su corazón se oscureció de repente.

¡De nuevo en la ciudad!

Rodé por el techo de la carreta y me precipité al suelo cayendo de pie mezcla de azar y habilidad.

- ¡Vaaaaaaya! - exclamé con sorpresa - nunca había venido a recibirme la Guardia a las puertas de la ciudad - dije mientras me llevaba un dedo a la boca, pensativa.

- Excepto quizá aquella ocasión en la que Joseph fue a... ¡oh! y aquella vez en la que Rita me condujo hasta.... ¡ah! y aquél día cuando... - miré entonces a los guardias a mi alrededor y me di cuenta de que quizá era mejor abandonar esa reflexión. 

Cuando llegamos a la altura de la escultura que presidia aquella hermosa fuente, la chica que nos acompañaba sufrió un peligroso ataque de altruismo que había que frenar urgentemente. Corrí para situarme frente a ella casi interrumpiendo su discurso.

- Si.. si... ¡Pero fue peligrosísimo! Yo me creí morir... - fingí pésimamente gesto de terror - hablemos de la recompensa.. - dije cambiando súbitamente el gesto con una pícara sonrisa que intenta parecer honesta y la palma de mi mano abierta hacia arriba.

Cuando al fin llegamos a la Posada de los Viajeros me dirigí al Posadero en cuánto se fue el Oficial.

- ¡Ya le ha oído maese! - hablé con una seguridad totalmente fingida, pues no tenía ni idea de qué narices habían hablado - ¡ésta noche la cerveza no se paga!

El capitán os invita a pasar al salón común de la posada. Parece un lugar acogedor con un gran hogar que caldea la sala. Hay pocos parroquianos, tan sólo algunos soldados que parecen que han terminado su jornada. Las mesas se hallan repartidos en torno a la gran chimenea y la barra se halla en un lateral. Un hombre menudo de mediana edad les muestra una amplia sonrisa:
- Siéntese aventureros, es bueno ver a gente valiente aquí y más en los tiempos que corren con la amenaza constante de criaturas caóticas - señala una enorme mesa cerca de la chimenea.

-Le agradezco por su hospitalidad capitán.Me gustaría saber más sobre esos seres caóticos,pero primero lo primero...balbuceo mientras me dirijo hacia la barra en busca de vino.La sed me esta matando...

- Ya... Ya... Ya... - me senté en la silla antes de el hombre finalizara sus explicaciones.

Sentada e inquieta, moviendo los pies (que no alcanzaban el suelo), esperé a que aquél personaje terminara su breve discurso.

- Es terrible... si, si, totalmente terrible... ¿cuándo comemos? - me muero de hambre.

Acercandose a la Paladín hasta ponerse a su altura, cruzó sus manos a la altura de su pecho en actitud reflexiva mientras caminaba con largas zancadas.

El Señor de las Espadas nos ha bendecido con un ofrecimiento para demostar nuestra valía- dijo con calma, como si no hablase con nadie en concreto. Finalmente se dirigió directamente a la Paladín.- Somos los únicos servidores de la verdadera fé en este alcazar o al menos eso parece.

- Sentaros, sentaros - insiste el posadero, luego bajando la intensidad de su voz hasta un susurro añade como si estuviera haciendo una confidencia: - Se cuenta que no muy lejos de aquí al norte en las montañas hay una cueva enorme que alberga más de una tribu de orcos viviendo liderado por un poderoso mago que los tiene hechizado, ese mago está loco y quiere constistar el Reino Bosque.

Al notar que no logro divisar el templo a Velex, le hago una reverencia a la estatua de Valion y continuo con el grupo... en silencio.

Al llegar a la taberna noto el grito de la mediana y voy estudiando y viendo a mis compañeros. Tomo asiento recién cuando nuestro anfitrión nos los ofrece y hago un asentimiento ante las palabras de Sidar.

Me ubico en el costado izquierdo de la mesa. El lado derecho siempre es para aquellos dignos de confianza para cualquier líder digno, y yo no me creo digna de confianza todavía.

Mientras todos toman cerveza yo solo pido agua mientras espero la comida caliente.

Al escuchar las palabras del posadero lo único que atino a decir es: - Hechicería y magia negra. - en un tono amargo y cargado de negatividad y negación. 

Me pone nervioso que empiecen a hablar de fes y creencias tan a la ligera. Estar rodeados de creyentes enardecidos no es lo que más me atrae en estos momentos de mi vida. Habrá que apechugar, al menos que no tengan nada que ver con esos energúmenos que adoran a dioses chiflados.

Para colmo, le posadero empieza a mencionar a esos apestosos orcos, y eh...

—¿Un poderoso mago has dicho...? ¿Y loco además?

Interesante, en grado sumo, diría yo.

Y cuando la dama Elderane pronuncia las negras palabras, yo añado:

—Y todo un mundo de oportunidades para quien sepa aprovecharlas, muchacha. 

- No necesariamente. - le digo a mi interlocutor, de quien desconozco el nombre - La magia es poder, y el poder corrompe. Solo basta una pequeña probadita y el gusto queda eternamente, y aquellos que saben de esas artes buscan cada vez ampliar más sus conocimientos, y eso lleva a tener más poder, y en sus ansias de ser omnipresentes se desvían del camino. Es mejor mantenerse en la senda de la humildad y el respeto a todos los seres antes que equivocarse de camino y tratar de destruirlos.

Mi tono de voz es calmando y pasible. Si bien soy consciente de mi fe y he de protegerla hasta mi último aliento, no significa que otros puedan opinar distinto a mí. Cada ser tiene su verdad.

Me quedo mirando con evidente sorpresa ante la respuesta de la chica. No dejo de observar su aspecto marcial, la seguridad que destila y su apostura digna y noble. 

—Así es, muy sensatas palabras —inclino levemente la cabeza—, pero discrepo. La magia es poder, algo muy difícil de conseguir, por otra parte. ¿Y que importa si algunos se corrompen por el camino? Es la vida...

Busco con la mirada la complicidad de alguno de los presentes.

—Como ese mago chiflado, por ejemplo, que menciona nuestro amigo el posadero. Pero gracias a la ambición de lograr el poder, el mundo se mueve hacia adelante y no hacia atrás, y no creo que todos se corrompan. E igualmente, se nos presentan las oportunidades...si todo fuese humildad y respeto en esta vida, ¡ahora mismo nosotros mismos estaríamos labrando los campos, recolectando bayas o poniendo ladrillos en una humilde choza! 

Carraspeo, tanto hablar me da sed, de vino a ser posible.

—Nada nada, a mí dadme la oportunidad de perseguir mis metas, así acabe en el arroyo antes que postrado en la miseria de una vida sencilla. Que los pueblerinos se queden con su humildad. 

Después del ataque de los pieles verdes por fin estábamos protegidos por altos muros, y que mejor forma de descansar del duro encuentro que una buena copa de vino y rodeado de gente que seguros podría contar buenas historias de sus cortas vidas, toma asiento en un lado de la mesa pasando desapercibido y escuchando con suma atención la conversación que mantienen el hombre y la joven.

Así es, en la mayoría de las veces el poder tiende a sacar lo peor de nosotros mismos, y es una droga de la cual es difícil salir o controlar, pero sin esa Magia estaríamos a merced de nuestros enemigos que no dudarían en utilizarla contra nosotros, así que no nos queda otra que confiar en que ese poder no nos corrompa y podamos usarlo para el bien de todos.

Observaba asqueado las divagaciones de sus compañeros. El conocimiento es una quimera, un engaño...el sendero siempre es el mismo y las amenazas serán siempre las mismas. Tomó un sorbo de su cerveza, mientras observaba la composición del grupo; Un mago, dos guerreros que podrían ser atraidos hacía la verdad, una presunta delincuente mediana y un dudoso paladín de Velex...esperemos que si tengo que luchar junto a ellos, mi muerte llegue de forma honrosa.

La verdad, el conocer esta sobrevalorado- indicó con hosquedad-Observad a ese mago loco, sin su conocimiento y su poder arcano solo tendríamos enfrente a una horda de orcos...la ley mas simple, la verdad mas irremediable...La fuerza contra la fuerza.

Escrutó al grupo seriamente.

-Mirad los brazos de los guerreros que custodian este alcazar- dijo con cierta vehemencia- Miles de engaños, de quimeras se lanzan al aire en Robleda pero aquellos que hablan de conocimiento oculto solo pueden hacerlo gracias a los aceros que no duermen...tenedlo presente, el unico conocimiento oculto es que siempre negaremos lo que somos...
 

Sentado en la punta de la mesa,el guerrero de músculos fornidos,escucha con atención el debate de sus compañeros "uffff tanto debate me hace doler la cabeza.Afortunado soy al tener esta jarra de vino"...

Cuando al fin su sed sacia,hace conocer su pensar a los demás: -Con magia o sin ella, sangrarán tarde o temprano...¡Yo solo creo en el acero y una mano fuerte! porque en nada de este mundo uno se puede confiar,ni en hombres, ni en mujeres ni en bestias...¡salvo en esto!- Concluye Thalos alzando su hacha.

Haciendo una breve pausa para observar los rostros de los demás aventureros,toma de una manotada al posadero y acercándolo le pregunta:Y dime buen hombre...¿Qué más has oído sobre esa cueva?